viernes, 4 de febrero de 2022

COLABORAR EN PROYECTO DIVINO



 Colaborar en proyecto divino


1)  Para saber

El gran inventor y científico Thomas Alba Edison, no fue muy buen estudiante, pero sus ganas de trabajar, su curiosidad bien orientada y su talento, lo llevaron al éxito. Inventó el telégrafo, mejoró el teléfono, creó el fonógrafo y la lámpara eléctrica, y muchos otros artefactos. Cuando le preguntaban cómo llevó a cabo todo ello, decía que la genialidad consiste en uno por ciento de inspiración y de 99 por ciento de trabajo. Hay que trabajar mucho, y eso es lo que hecho durante mi vida, concluía.

 

En sus acostumbradas Audiencias del miércoles, el Papa Francisco ha querido dedicar varias a reflexionar sobre San José. Comentaba que los evangelistas se refieren a él como el “carpintero” u “obrero de la madera”, quienes en los tiempos de Jesús también fabricaban arados y ayudaban en la construcción de las casas. Oficio duro y no bien remunerado. Jesús, que aprendió y ejerció el oficio de su padre, elevó y dignificó el trabajo humano.

 

2)  Para pensar

Louis Kahn, llamado el “Arquitecto de la luz”, de origen estonio, es uno de los arquitectos que más influyó en el siglo XX. Dedicó parte de su vida a la enseñanza. En sus clases, teniendo a su espalda imágenes de grandes construcciones, sostenía en su mano un ladrillo mientras preguntaba a sus alumnos: “¿Qué es esto?” Ante la respuesta de sus alumnos, les decía: “Incluso un ladrillo quiere ser algo más. Tiene ambiciones. Un simple y ordinario ladrillo quiere ser algo mejor que esto. Así debemos ser todos”. Grandes y hermosas construcciones son gracias a humildes y comunes ladrillos. Bastaría admirar los ladrillos maravillosamente dispuestos en el bosque de columnas de la Sala Hipóstila de la Gran Mezquita de Córdoba.

 

Nuestro trabajo o actividad, sea cual fuere, por humilde y común que sea, tiene una gran dignidad, pues como afirma San Josemaría Escrivá: “el trabajo es un don de Dios… es testimonio de la dignidad del hombre… es ocasión de desarrollo de la propia personalidad. Es vínculo de unión con los demás. Fuente de recursos para sostener a la propia familia; medio de contribuir a la mejora de la sociedad, en la que se vive, y el progreso de toda la Humanidad” (Es Cristo que pasa, n. 47).

 

3)  Para vivir

El trabajo es un componente esencial en la vida humana, y también camino de santificación. No se debe permitir que se convierta en motivo de injusticia social. El Papa Francisco mencionó que es hermoso pensar que Jesús mismo trabajó y aprendió este arte propio de san José. Nos invita a preguntarnos con qué espíritu lo hacemos, qué sentido le damos, cómo afrontamos el esfuerzo, si sabemos verlo como un servicio y ayuda a los demás.

 

Siempre será necesario recuperar el valor del trabajo, para que sea un derecho y deber fundamental de la persona, que expresa e incrementa su dignidad. El Papa quiso manifestar su solidaridad rezando por quienes sufren a causa del trabajo, personas explotadas o que no encuentran un trabajo digno. Invitó a recuperar el sentido del trabajo, como elemento esencial que dignifica al hombre y coopera a su santificación. Trabajar como lo hicieron José y Jesús, para que nos permita colaborar en un proyecto que, a fin de cuentas, es el proyecto de Dios.



(Pbro. José Martínez Colín)

PAPA FRANCISCO: LA MISERICORDIA DE DIOS ES MÁS GRANDE QUE NUESTROS LÍMITES Y PECADOS



Papa Francisco: La misericordia de Dios es más grande que nuestros límites y pecados

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa

 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco afirmó este viernes 4, en un encuentro con una fundación que atiende a personas marginadas, que “la misericordia de Dios es más grande” que los límites, errores y pecados que puede tener cada ser humano.

El Pontífice participó en el Vaticano este 4 de febrero en un conmovedor encuentro con un grupo de personas de la fundación “Casa del Espíritu y de las Artes” que impulsa proyectos a favor de las personas marginadas, entre ellas, en el mundo de la prisión, los migrantes y los jóvenes artistas.

“Gracias por ser una semilla de esperanza. Ustedes dan señales que se oponen a la cultura del descarte, que por desgracia está muy extendida. Por el contrario, están tratando de ‘construir, con las piedras descartadas’, una casa donde se respire un clima de amistad y fraternidad social”, dijo el Santo Padre.

En concreto, el Pontífice saludó y agradeció en particular a los refugiados que realizan trabajos de sastrería; a las personas con discapacidad que ayudan a preparar las hostias y construir violines; a las madres con sus hijos; a los músicos de una orquesta multiétnica y a un grupo de detenidos acompañados por el personal de la prisión.

“Los felicito por su trabajo. Son actividades artesanales y también tienen un valor simbólico cristiano: la preparación de las hostias para la celebración eucarística; la construcción de instrumentos musicales con maderas rescatadas de las barcas de los emigrantes; la carpintería, como San José y Jesús; la producción de vino, que es el símbolo de la fiesta, ¡recordemos las bodas de Caná!”, señaló el Papa.

Sin embargo, el Santo Padre reconoció que “no todo es fácil” porque “cada uno de nosotros tiene sus límites, sus errores y sus pecados. Todos nosotros”, pero recordó que “la misericordia de Dios es más grande, y si nos acogemos como hermanos y hermanas, Él nos perdona y nos ayuda a seguir adelante”.

“Gracias de nuevo y los animo a seguir su camino. Que la Virgen y San José los acompañen. Que siempre tengan entre ustedes y sus talleres el espíritu de la casa de Nazaret. Los bendigo con afecto. Y ustedes, por favor, no se olviden de rezar por mí. Gracias”, concluyó el Papa.

En enero de 2018, el Santo Padre bendijo las actividades de esta fundación que definió como “un único proyecto de misericordia”.

Según describe su web oficial, entre los proyectos que esta fundación promueve se encuentran talleres de producción de hostias en varios países del mundo, comedores para familias pobres, la construcción de instrumentos musicales con restos de barcas y una red de pequeñas orquestas. 

ORACIONES PARA EL PRIMER VIERNES DE FEBRERO 2022, SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

 




 PRIMER VIERNES DEL MES DE FEBRERO 
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque: "Es tanta mi satisfacción al contemplar tu corazón, hija mía, que quisiera ponerme en su lugar y servirte Yo mismo de corazón.... Te irás, pues, sin corazón; el tuyo no saldrá jamás de aquí. Lo he de llenar con un bálsamo precioso, que alimentará el fuego del amor. Y todo cuanto sufras por mi causa, ponlo en mi Sagrado Corazón, a fin de que, por mi gracia, sirva de aceite de esa lámpara, y seas eternamente consumida, de esta suerte, por mi amor"





ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 

Yo te suplico, Jesús mío, que no  me hagas conforme a la vida (la cual, según nuestros sentidos, es vida de muerte) que llevas en el Santísimo Sacramento, donde te haces obediente hasta el aniquilamiento a la sola voz del Sacerdote. Haz, Salvador mío, que en honra de tu obediencia y anonadamiento, sea yo también humilde y obediente por amor y para gloria de tu Sagrado Corazón.

Por Ti, Jesús, sacrifico mi libertad y mi propia voluntad a la tuya, y esto sin reservas. Detesto de todo corazón y renuncio  los respetos, repugnancias y desabrimientos que me sugiera  el amor prohibido, en cuanto me sea mandado o prohibido.

Este es el contrato que mi corazón hace con el tuyo,  !Oh Divino Jesús!, de obrar en todo por amor y con humildad, pues quiero vivir y morir en este ejercicio de amor perfecto. Suplícote que te hagas dueño de mi corazón y de cuanto pueda darte gloria en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

(Santa Margarita María de Alacoque.)


SEGUNDA PROMESA:
"Les daré mucha paz en sus familias"


(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)

Bendigamos a Jesús por esta preciosa promesa, y  pidámosle la cumpla con todos sus apóstoles, recitando las Letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.


UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS ASOCIADOS: "Así como Jesús está celoso de vuestro corazón, estadlo también vosotros del suyo ternísimo, amándole, como a nadie, en la tierra; y para probárselo, no perdaís jamás una sola Comunión, lo que regocijará grandemente al Amado, entristeciendo y confundiendo mucho al enemigo"

(UN PADRE NUESTRO Y AVEMARÍA POR LOS AGONIZANTES Y PECADORES)




ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros. 

BIENVENIDOS!!!





 

jueves, 3 de febrero de 2022

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 3 DE FEBRERO DE 2022



Jueves 4 del tiempo ordinario

Jueves 3 de febrero de 2022



1ª Lectura (1Re 2,1-4.10-12): Estando ya próximo a morir, David hizo estas recomendaciones a su hijo Salomón: «Yo emprendo el viaje de todos. ¡Ánimo, sé un hombre! Guarda las consignas del Señor, tu Dios, caminando por sus sendas, guardando sus preceptos, mandatos, decretos y normas, como están escritos en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todas tus empresas, dondequiera que vayas; para que el Señor cumpla la promesa que me hizo: ‘Si tus hijos saben comportarse, caminando sinceramente en mi presencia, con todo el corazón y con toda el alma, no te faltará un descendiente en el trono de Israel’».

David fue a reunirse con sus antepasados y lo enterraron en la Ciudad de David. Reinó en Israel cuarenta años: siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén. Salomón le sucedió en el trono, y su reino se consolidó.



Salmo responsorial: 1Cron

R/. Tú eres Señor del universo.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel, por los siglos de los siglos.

Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder, la gloria, el esplendor, la majestad, porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra.

Tú eres rey y soberano de todo. De ti viene la riqueza y la gloria.

Tú eres Señor del universo, en tu mano está el poder y la fuerza, tú engrandeces y confortas a todos.


Versículo antes del Evangelio (Mc 1,15): Aleluya. Se ha acercado el Reino de Dios; creed al Evangelio. Aleluya.


Texto del Evangelio (Mc 6,7-13): En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.





«Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos (...) Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran»

+ Rev. D. Josep VALL i Mundó

(Barcelona, España)



Hoy, el Evangelio relata la primera de las misiones apostólicas. Cristo envía a los Doce a predicar, a curar todo tipo de enfermos y a preparar los caminos de la salvación definitiva. Ésta es la misión de la Iglesia, y también la de cada cristiano. El Concilio Vaticano II afirmó que «la vocación cristiana implica como tal la vocación al apostolado. Ningún miembro tiene una función pasiva. Por tanto, quien no se esforzara por el crecimiento del cuerpo sería, por ello mismo, inútil para toda la Iglesia como también para sí mismo»

El mundo actual necesita —como decía Gustave Thibon— un “suplemento de alma” para poderlo regenerar. Sólo Cristo con su doctrina es medicina para las enfermedades de todo el mundo. Éste tiene sus crisis. No se trata solamente de una parcial crisis moral, o de valores humanos: es una crisis de todo el conjunto. Y el término más preciso para definirla es el de una “crisis de alma”.

Los cristianos con la gracia y la doctrina de Jesús, nos encontramos en medio de las estructuras temporales para vivificarlas y ordenarlas hacia el Creador: «Que el mundo, por la predicación de la Iglesia, escuchando pueda creer, creyendo pueda esperar, y esperando pueda amar» (san Agustín). El cristiano no puede huir de este mundo. Tal como escribía Bernanos: «Nos has lanzado en medio de la masa, en medio de la multitud como levadura; reconquistaremos, palmo a palmo, el universo que el pecado nos ha arrebatado; Señor, te lo devolveremos tal como lo recibimos aquella primera mañana de los días, en todo su orden y en toda su santidad».

Uno de los secretos está en amar al mundo con toda el alma y vivir con amor la misión encomendada por Cristo a los Apóstoles y a todos nosotros. Con palabras de san Josemaría, «el apostolado es amor de Dios, que se desborda, con entrega de uno mismo a los otros (...). Y el afán de apostolado es la manifestación exacta, adecuada, necesaria, de la vida interior». Éste ha de ser nuestro testimonio cotidiano en medio de los hombres y a lo largo de todas las épocas. 

IMÁGENES DE JESÚS EUCARISTÍA















 

ORACIONES PARA LA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES, DEL 2 AL 10 DE FEBRERO



Novena a Nuestra Señora de Lourdes

Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad 

(2 al 10 de febrero)


Por: Devocionario católico | Fuente: www.devocionario.com



Tiempo atrás apenas era conocida en el mundo una población situada en la falda de los Pirineos; nadie la nombraba, permaneciendo en la oscuridad del olvido y entre las nieves que coronan sus montañas.

Pero ¡qué cambio más asombroso se ha verificado! Hoy su nombre corre de boca en boca, ha traspasado los montes, ha salvado las distancias, y es pronunciado con entusiasmo y amor en América como en Europa, en África como en Asia, y en la dilatada Oceanía, y singularmente en Filipinas. ¿Qué prodigio se ha obrado?

Era el once de febrero de mil ochocientos cincuenta y ocho, cuando una sencilla y humilde niña, por nombre Bernardita, al intentar pasar el Gave que corre al oeste de Lourdes para recoger, como su hermana María y otra amiga de ésta, un poco de leña, entre las sinuosidades de las rocas de Massabielle, oyó un ruido como de suave brisa, que lentamente agitaba las ramas de los árboles. Levanta su vista, y sus ojos no distinguen objeto alguno; se reproduce la agitación en las ramas y vuelve a mirar; a sus ojos aparece entonces una visión celestial. Una Señora rodeada de una claridad que brilla más que el sol, pero que ni daña ni ofusca como éste, sino que por el contrario atrae y admira; una Señora de incomparable hermosura, cubierta con un velo blanquísimo, mas que la nieve que se halla en la cima de las próximas colinas, y ceñida con un cinturón azul. Los pies de tan admirable hermosura descansan en la roca, rozando ligeramente el ramaje de un rosal silvestre, dejando ver sobre cada uno de ellos una rosa de oro. Sus manos cruzadas tenían un rosario, cuyas cuentas de alabastro, engarzadas con cadena de oro, se deslizaban entre sus dedos, guardando, sin embargo, un silencio misterioso. Los ojos de la excelsa Señora se habían fijado llenos de benignidad en la niña, que se hallaba asombrada, extasiada y como fuera de sí. Aquella hizo la señal de la cruz, y la niña entonces tomando su rosario, empezó a rezarlo, durando la visión celestial hasta que lo terminó; y concluido, la celestial Aparición volvió a la eterna morada, de donde había venido, dejando en pos de sí un rayo luminoso, que al poco tiempo también se desvaneció.




ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, creador y redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido, y propongo firmemente nunca más pecar, confesarme, cumplir la penitencia que me fuere impuesta y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos. Os ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

Rezar la oración del día correspondiente 

DÍA PRIMERO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. Reina Inmaculada que, apareciendo personalmente cual majestuosa Señora en la gruta de Lourdes, honrasteis con vuestra benigna mirada y con la comunicación de vuestros secretos a la pobre y enfermiza Bernardita, tanto menos estimada de los hombres por la falta de toda cultura, cuanto más acepta a Vos por el candor de su inocencia y el fervor de su devoción; obtened para nosotros la gracia de que, poniendo siempre nuestra gloria en hacernos gratos al Señor con una vida enteramente conforme a nuestros deberes, nos hagamos al mismo tiempo merecedores siempre de vuestras especiales bendiciones. Amén

Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén.    


DÍA SEGUNDO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen de Lourdes, escogida por Dios para ser Madre de Jesús, Tesorera de las divinas gracias, refugio y abogada de los pecadores! Postrado humildemente a vuestros pies os suplico seáis mi guía y salud en este valle de lágrimas, porque nada puedo ni debo hacer sin Vos. Alcanzadme de vuestro divino hijo el perdón de mis pecados, la perseverancia en el bien y la salvación de mi alma, para ser eternamente feliz y dichoso en vuestra dulce compañía en las mansiones da la gloria. Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 


DÍA TERCERO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen de Lourdes y Madre mía, vida y esperanza de los huérfanos, áncora de los náufragos, salud de los enfermos y consuelo de los que agonizan y mueren! ¡Oh Madre mía! Después de Dios, Tú eres y serás. mi única esperanza en las tentaciones y peligros, en la vida y en la hora de mi muerte. No me dejes, ¡oh María! Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 


DÍA CUARTO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen purísima de Lourdes, vida de mi alma, alivio de mis penas, suavidad y dulzura de mis aflicciones! A las puertas de vuestro corazón, ¡oh Madre mía!, llama este pecador enfermo, cuyo dolor, en este momento, es tan grande como sus pecados; compadeceos de él, no le desechéis, miradle con ojos de compasión. Sanadle, como Jesús a los leprosos. Curadme para que alabe a Dios eternamente. Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 


DÍA QUINTO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen de Lourdes y Reina de los ángeles, en cuyos ojos centellea la fe que abrasa vuestro espíritu! Enseñadme a creer; pero a creer obrando, porque la fe sin obras es muerta; y llenos de creyentes, que no obraron conforme a sus creencias, están los calabozos del infierno. Ayudadme a creer la palabra divina y a obrar como Dios y la Iglesia me mandan creer y obrar; pues la fe es luz y antorcha que ilumina mi alma y la conduce por la senda de la eterna bienaventuranza. Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 


DÍA SEXTO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen de Lourdes y Virgen de las vírgenes, azucena candidísima, tórtola inmaculada, paloma sin hiel! Vos, que fuisteis concebida sin pecado; Vos, que tanto amáis la castidad y tanto queréis a vuestros hijos, tened compasión de mí y libradme de esta ponzoñosa concupiscencia que me sumerge en un mar de pecados. Alcanzadme de vuestro Hijo la gracia de la castidad para vivir en la tierra como los ángeles del cielo. Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 


DÍA SÉPTIMO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen de Lourdes y soberana Emperatriz de los cielos, que, por amor a la pobreza, os sujetasteis a todas las privaciones y escaseces de los pobres de espíritu!, enseñadme a despreciar las demasías y regalos, e inspiradme amor y compasión a los pobres para conseguir con la limosna el reino de los cielos. Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 


DÍA OCTAVO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen de Lourdes, ejemplar sublime de obediencia, que hacíéndoos esclava del Señor y humillándoos hasta vivir sin propia voluntad, merecisteis os llamasen bendita todas las generaciones! Enseñadme y ayudadme, como a la niña Bernardita, a ser obediente hasta la muerte, porque la obediencia es mejor que los sacrificios, y el que sigue obedeciendo a Dios conseguirá llegar hasta el cielo. Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 


DÍA NOVENO

Por la señal… Señor mío Jesucristo…


ORACIÓN. ¡Oh Virgen de Lourdes, Reina de los mártires y consuelo de los afligidos! Por la heroica paciencia que resplandeció en todos los actos de vuestra vida mortal, desde Belén al Calvario, desde la Profecía de Simeón hasta que os arrancaron de los brazos el cadáver ensangrentado de vuestro divino Hijo, tened misericordia de mí y ayudadme a sobrellevar con cristiana resignación el peso de las cruces que el Señor tenga a bien enviarme, para labrar mi eterna felicidad en la gloria y vivir en vuestra dulce compañía por todos los siglos. Amén.


Tres Avemarías y un Gloria. Pedir la gracia que se desea obtener con esta novena. Terminar con la oración final para todos los días.


ORACIÓN FINAL PARA CADA DÍA

Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!

V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!

R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.

 ¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén. 

CATEQUESIS DEL PAPA FRANCISCO SOBRE LA COMUNIÓN DE LOS SANTOS



Catequesis del Papa Francisco sobre la comunión de los santos

Redacción ACI Prensa

El Papa Francisco. Crédito: Daniel Ibáñez (ACI)




El Papa Francisco explicó qué es la comunión de los santos en su catequesis pronunciada en la Audiencia General de este 2 de febrero que se llevó a cabo en el Aula Pablo VI del Vaticano.

“Los santos no realizan los milagros, solamente Dios, la gracia de Dios que actúa a través de una persona santa y una persona justa. Esto es claro, hay gente que dice: ‘no creo, no creo en Dios, creo en este santo…’ Está equivocado, el santo es un intercesor, es uno que reza por nosotros, y nosotros le rezamos, y es el Señor quien realiza la gracia, a través del santo”, señaló el Papa.


A continuación, la catequesis pronunciada por el Papa Francisco:


Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En estas semanas hemos podido profundizar en la figura de San José dejándonos guiar por las pocas, pero importantes, noticias que dan los Evangelios, y también de los aspectos de su personalidad que la Iglesia a lo largo de los siglos ha podido evidenciar a través de la oración y la devoción.

A partir precisamente de este “sentir común” que en la historia de la Iglesia ha acompañado la figura de San José, hoy quisiera detenerme sobre un importante artículo de fe que puede enriquecer nuestra vida cristiana y puede también enmarcar de la mejor forma nuestra relación con los santos y con nuestros seres queridos difuntos: hablo de la comunión de los santos.

Muchas veces nosotros decimos creo, creo en la comunión de los santos. Pero si alguien pregunta ¿qué es la comunión de los santos? Yo recuerdo que de niño respondía inmediatamente: los santos hacen la comunión, es algo que no entendemos qué decimos, qué significa la comunión de los santos. No es que los santos reciban la comunión, es otra cosa.

A veces también el cristianismo puede caer en formas de devoción que parecen reflejar una mentalidad más pagana que cristiana. La diferencia fundamental está en el hecho de que nuestra oración y nuestra devoción del pueblo fiel no se basa en la confianza en un ser humano, o en una imagen o en un objeto, incluso cuando sabemos que son sagrados. Nos recuerda el profeta Jeremías: «Maldito sea aquel que fía en hombre [...]. Bendito sea aquel que fía en Yahveh» (17,5-7). Incluso cuando nos encomendamos plenamente a la intercesión de una santo, o más aún en la Virgen María, nuestra confianza tiene valor solamente en relación con Cristo. Como si el camino hacia este santo o hacia la Virgen no terminara allí. No, sino que está en relación con Cristo. Y el vínculo que nos une a Él y entre nosotros tiene un nombre específico: “comunión de los santos”. No son los santos los que realizan los milagros, ‘este santo es muy milagroso…’ Detente, los santos no realizan los milagros, solamente Dios, la gracia de Dios que actúa a través de una persona santa y una persona justa. Esto es claro, hay gente que dice: ‘no creo, no creo en Dios, creo en este santo…’ Está equivocado, el santo es un intercesor, es uno que reza por nosotros, y nosotros le rezamos y es el Señor que realiza la gracia, a través del santo.

Entonces ¿Qué es la “comunión de los santos”? El Catecismo de la Iglesia Católica afirma: «La comunión de los santos es precisamente la Iglesia» (n. 946). Mira qué bonita definición. «La comunión de los santos es precisamente la Iglesia». ¿Qué significa esto? ¿Qué la Iglesia está reservada a los perfectos? No. Significa que es la comunidad de los pecadores salvados. La Iglesia es la comunidad de los pecadores salvados. Linda esta definición. ¿Ninguno puede ser excluido de la Iglesia? Todos somos pecadores salvados.

Nuestra santidad es el fruto del amor de Dios que se ha manifestado en Cristo, el cual nos santifica amándonos en nuestra miseria y salvándonos de ella. Siempre gracias a Él nosotros formamos un solo cuerpo, dice San Pablo, en el que Jesús es la cabeza y nosotros los miembros (cfr 1 Cor 12,12). Esta imagen del cuerpo, Cristo la imagen del Cuerpo, nos hace entender enseguida qué significa estar unidos los unos a los otros en comunión. Escuchemos a San Pablo qué dice: «Si sufre un miembro, todos los demás sufren con él. Si un miembro es honrado, todos los demás toman parte de su gozo. Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y sus miembros cada uno por su parte» (1 Cor 12,26- 27). Esto dice Pablo, somos todos un cuerpo, todos unidos por la fe en el Bautismo, todos en comunión, unidos en comunión con Jesucristo y esta es la comunión de los santos.

Queridos hermanos y queridas hermanas, la alegría y el dolor que tocan mi vida concierne a todos, así como la alegría y el dolor que tocan la vida del hermano y de la hermana junto a nosotros me concierne a mí. Yo no puedo ser indiferente a los otros porque todos somos un cuerpo, en comunión.

En este sentido, también el pecado de una única persona concierne siempre a todos, y el amor de cada persona concierne a todos. En virtud de la comunión de los santos, de esta unión, cada miembro de la Iglesia está unido a mí de forma profunda, no al Papa, sino a cada uno de nosotros, está unido, está unido de forma profunda y esta unión es tan fuerte que no puede romperse ni siquiera por la muerte, ni siquiera por la muerte.

De hecho, la comunión de los santos no concierne solo a los hermanos y las hermanas que están junto a mí en este momento histórico, o que viven este momento histórico, sino que concierne también a los que han concluido la peregrinación terrena y han cruzado el umbral de la muerte. También ellos están en comunión con nosotros.

Pensemos, queridos hermanos y hermanas: en Cristo nadie puede nunca separarnos verdaderamente de aquellos que amamos; porque el vínculo es un vínculo existencial, un vínculo fuerte, en nuestra naturaleza, cambia solo la forma de estar junto a ellos, pero nada ni nadie puede romper esta unión.

Padre, pensemos en quienes han negado la fe, son apóstatas, que son los perseguidores de la Iglesia, que han negado su Bautismo. ¿También ellos están en casa? Sí, también ellos. Todos. ¿Los que blasfeman? Sí. Todos. Somos hermanos, esta es la comunión de los santos. La comunión de los santos mantiene unida la comunidad de los creyentes en la tierra y en el Cielo. Sobre la tierra los santos y los pecadores, todos.

En este sentido, la relación de amistad que puedo construir con un hermano o una hermana junto a mí, puedo establecerla también con un hermano o una hermana que están en el Cielo. Los santos son amigos con los que muy a menudo tejemos relaciones de amistad. Lo que nosotros llamamos devoción a un santo, soy muy devoto a este santo, a esta santa, esto que nosotros llamamos devoción es en realidad una forma de expresar el amor a partir precisamente de este vínculo que nos une.

También en la vida de todos los días se puede decir ‘esta persona tiene mucha devoción por sus padres’. Es un modo de amor, es una expresión de amor.

Y todos nosotros sabemos que a un amigo podemos dirigirnos siempre, sobre todo cuando estamos en dificultad y necesitamos ayuda. Y nosotros tenemos amigos en el Cielo. Todos necesitamos amigos; todos necesitamos relaciones significativas que nos ayuden a afrontar la vida. También Jesús tenía a sus amigos, y a ellos se ha dirigido en los momentos más decisivos de su experiencia humana.

En la historia de la Iglesia hay constantes que acompañan a la comunidad creyente: sobre todo el gran afecto y el vínculo fortísimo que la Iglesia siempre ha sentido en relación con María, Madre de Dios y Madre nuestra. Pero también el especial honor y afecto que ha rendido a San José. En el fondo, Dios le confía a él lo más valioso que tiene: su Hijo Jesús y la Virgen María. Es siempre gracias a la comunión de los santos que sentimos cerca de nosotros, sentimos cerca a los santos y a las santas que son nuestros patronos, por el nombre que tenemos, por ejemplo, por la Iglesia a la que pertenecemos, por el lugar donde vivimos, etc. Y también por una devoción personal. Y esta es la confianza que debe animarnos siempre al dirigirnos a ellos en los momentos decisivos de nuestra vida.

No es una cosa mágica, no es una superstición la devoción a los santos, es simplemente hablar con un hermano, con una hermana que está delante de Dios, que ha recorrido un camino justo, una vida santa, una vida ejemplar, que está delante a Dios y le pido su intercesión por las necesidades que tengo.

Precisamente por esto me gusta concluir esta catequesis con una oración a San José al cual estoy particularmente unido y que recito cada día desde hace muchos años, desde hace más de 40 años, una oración que encontré en un libro de oraciones de las hermanas de Jesús María, de finales de 1700, es muy bonita, más que una oración, es un desafío, a este amigo, a este padre, a este protector que es San José. Sería lindo que ustedes puedan aprender esta oración y puedan repetirla. La leeré:


Glorioso patriarca San José,

cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles,

ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad.

Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una feliz solución.

Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti, toda mi confianza está puesta en ti.

Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder, -y termina con un desafío, esto es desafiar a San José- como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder.

Esta es una oración con la cual me confió todos los días a San José con esta oración. Desde hace más de cuarenta años.

Hemos escuchado hace unos minutos a una persona que gritaba, gritaba, que tenía algún problema. No sé si físico, psíquico, espiritual. Un hermano nuestro en dificultad. Yo quisiera terminar rezando por él, por nuestro hermano que sufre, pobrecito, si gritaba es porque sufre, tiene alguna necesidad, no sean sordos a la necesidad de este hermano. Recemos juntos a la Virgen por él.

Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor está contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.  Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén

Adelante y fuerza en esta comunión de todos los santos que tenemos en el cielo y en la tierra, el Señor no nos abandona. Gracias.

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