lunes, 15 de marzo de 2021

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 15 DE MARZO DE 2021



 Lecturas de hoy Lunes de la 4ª semana de Cuaresma

Hoy, lunes, 15 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (65,17-21):

ESTO dice el Señor:

«Mirad: voy a crear un nuevo cielo

y una nueva tierra:

de las cosas pasadas

ni habrá recuerdo ni vendrá pensamiento.

Regocijaos, alegraos por siempre

por lo que voy a crear:

yo creo a Jerusalén “alegría”,

y a su pueblo, “júbilo”.

Me alegraré por Jerusalén

y me regocijaré con mi pueblo,

ya no se oirá en ella ni llanto ni gemido;

ya no habrá allí niño

que dure pocos días,

ni adulto que no colme sus años,

pues será joven quien muera a los cien años,

y quien no los alcance se tendrá por maldito.

Construirán casas y las habitarán,

plantarán viñas y comerán los frutos».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 29,2.4.5-6.11-12a.13b


R/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado


V/. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

Señor, sacaste mi vida del abismo,

me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.


V/. Tañed para el Señor, fieles suyos,

celebrad el recuerdo de su nombre santo;

su cólera dura un instante;

su bondad, de por vida;

al atardecer nos visita el llanto;

por la mañana, el júbilo. R/.


V/. Escucha, Señor, y ten piedad de mí;

Señor, socórreme.

Cambiaste mi luto en danzas.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (4,43-54):

EN aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había atestiguado:

«Un profeta no es estimado en su propia patria».

Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues también ellos habían ido a la fiesta.

Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino.

Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún. Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verlo, y le pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose.

Jesús le dijo:

«Si no veis signos y prodigios, no creéis».

El funcionario insiste:

«Señor, baja antes de que se muera mi niño».

Jesús le contesta:

«Anda, tu hijo vive».

El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro diciéndole que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora había empezado la mejoría. Y le contestaron:

«Ayer a la hora séptima lo dejó la fiebre».

El padre cayó en la cuenta de que esa era la hora en que Jesús le había dicho: «Tu hijo vive». Y creyó él con toda su familia. Este segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.


Palabra del Señor




«Jesús partió de Samaría para Galilea»

Rev. D. Ramon Octavi SÁNCHEZ i Valero

(Viladecans, Barcelona, España)



Hoy volvemos a encontrar a Jesús en Caná de Galilea, donde había realizado el conocido milagro de la conversión del agua en vino. Ahora, en esta ocasión, hace un nuevo milagro: la curación del hijo de un funcionario real. Aunque el primero fue espectacular, éste es —sin duda— más valioso, porque no es algo material lo que se soluciona con el milagro, sino que se trata de la vida de una persona.

Lo que llama la atención de este nuevo milagro es que Jesús actúa a distancia, no acude a Cafarnaúm para curar directamente al enfermo, sino que sin moverse de Caná hace posible el restablecimiento: «Le dice el funcionario: ‘Señor, baja antes que se muera mi hijo’. Jesús le dice: ‘Vete, que tu hijo vive’» (Jn 4,49.50).

Esto nos recuerda a todos nosotros que podemos hacer mucho bien a distancia, es decir, sin tener que hacernos presentes en el lugar donde se nos solicita nuestra generosidad. Así, por ejemplo, ayudamos al Tercer Mundo colaborando económicamente con nuestros misioneros o con entidades católicas que están allí trabajando. Ayudamos a los pobres de barrios marginales de las grandes ciudades con nuestras aportaciones a instituciones como Cáritas, sin que debamos pisar sus calles. O, incluso, podemos dar una alegría a mucha gente que está muy distante de nosotros con una llamada de teléfono, una carta o un correo electrónico.

Muchas veces nos excusamos de hacer el bien porque no tenemos posibilidades de hacernos físicamente presentes en los lugares en los que hay necesidades urgentes. Jesús no se excusó porque no estaba en Cafarnaúm, sino que obró el milagro.

La distancia no es ningún problema a la hora de ser generoso, porque la generosidad sale del corazón y traspasa todas las fronteras. Como diría san Agustín: «Quien tiene caridad en su corazón, siempre encuentra alguna cosa para dar».

MEDITACIÓN DE CUARESMA, DÍA 27, 15 DE MARZO

 



MEDITACIÓN DE CUARESMA

 Día 27º. Lunes 15 de Marzo.


No aceptar un "no". "En septiembre de 1980 -cuenta la Madre Teresa de Calcuta-, estuve en el Berlín Oriental, donde íbamos a abrir nuestra primera casa en un país bajo gobierno comunista. Llegué de Berlín Occidental con una hermana que debía quedarse allí para iniciar la labor. Habíamos solicitado el correspondiente visado, pero como no nos lo habían concedido todavía, le dijeron que sólo podría permanecer en el Berlín Oriental durante 24 horas; son muy estrictos en eso... Así pues, nos pusimos a rezar "Acordaos" a la Virgen, y al cabo de un rato, sonó el teléfono; no había nada que hacer: la hermana tendría que volverse conmigo... Pero como nunca aceptamos un "no" por respuesta, seguimos rezando y, al octavo "Acordaos", volvió a sonar el teléfono y una voz dijo: "Enhorabuena. Le han concedido el visado. Puede quedarse..." Le habían concedido un visado de seis meses, lo mismo que a otras hermanas. Al día siguiente, regresé a Berlín Occidental, dándole gracias a la Virgen".

Madre mía, auméntame la fe y que me dé cuenta de que las cosas que son para bien de Dios o de los demás, el "no" quiere decir "sigue rezando". Tú siempre nos escuchas.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.

AÑO DE SAN JOSÉ, DÍA 15 DE MARZO



 Año de San José 

San José, hombre justo y modelo de virtudes,

es el Patrono Universal de la santa Iglesia,

y por lo tanto de todos nosotros.

Es el santo que tuvo en la tierra

la misión más grande y noble:

proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.

 

Marzo 15

Acuérdate esposo de María virgen y amable protector nuestro San José que nunca sucedió que alguno que haya invocado tu protección o implorado urgentemente tu auxilio, haya sido defraudado por vos; ayúdanos en nuestras necesidades. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)

VATICANO RECHAZA LA BENDICIÓN A UNIONES HOMOSEXUALES



 Vaticano rechaza la bendición a uniones homosexuales

Redacción ACI Prensa

 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



La Congregación para la Doctrina de la Fe rechazó que la Iglesia disponga de poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo y declaró “ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer” dichas uniones.

Así lo indicó en un “responsum” (respuesta) -un texto oficial- firmado por el prefecto, Cardenal Luis Ladaria, con fecha del 22 de febrero y difundido este lunes 15 de marzo, al “Dubium” (duda) que planteó la pregunta: “¿La Iglesia dispone del poder para impartir la bendición a uniones de personas del mismo sexo?” a la cual la Congregación respondió con firmeza: “Negativamente”.

En la nota explicativa que acompaña al “Responsum” se señaló que “en algunos ambientes eclesiales se están difundiendo proyectos y propuestas de bendiciones para uniones de personas del mismo sexo”, refiriéndose, entre otros, a la reciente propuesta de algunos prelados alemanes.

El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que “no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.

La nota vaticana reconoce que “no pocas veces, estos proyectos están motivados por una sincera voluntad de acogida y de acompañamiento de las personas homosexuales, a las cuales se proponen caminos de crecimiento en la fe”, se recuerda también que “no es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo”.

“La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial, porque tales elementos se encuentran al servicio de una unión no ordenada al designio de Dios”, se argumenta en el “Responsum”.

Además, “ya que las bendiciones sobre personas están en relación con los sacramentos, la bendición de las uniones homosexuales no puede ser considerada lícita, en cuanto sería en cierto modo una imitación o una analogía con la bendición nupcial, invocada sobre el hombre y la mujer que se unen en el sacramento del Matrimonio”.

Asimismo, se remite a las palabras expresadas por el Papa Francisco en Amoris laetitia: “No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”.

En el texto de la Congregación para la Doctrina de la Fe se explica que las bendiciones pertenecen “al género de los sacramentales, definidos en la Constitución Sacrosanctum Concilium como “signos sagrados creados según el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de carácter espiritual, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida”.

Se hace hincapié también en que el Catecismo de la Iglesia Católica especifica que “los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo a la manera de los sacramentos, pero por la oración de la Iglesia preparan a recibirla y disponen a cooperar con ella”.

Mediante las bendiciones, continúa el “Responsum”, la Iglesia “invita a los hombres a alabar a Dios, los anima a pedir su protección, los exhorta a hacerse dignos, con la santidad de vida, de su misericordia”, como se indica en el Ritual Romano, donde también se especifica que las bendiciones “instituidas imitando en cierto modo a los sacramentos, significan siempre unos efectos, sobre todo de carácter espiritual, pero que se alcanzan gracias a la impetración de la Iglesia”.

En consecuencia, “para ser coherentes con la naturaleza de los sacramentales, cuando se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas se necesita –más allá de la recta intención de aquellos que participan– que aquello que se bendice esté objetiva y positivamente ordenado a recibir y expresar la gracia, en función de los designios de Dios inscritos en la Creación y revelados plenamente por Cristo Señor”.

Por tanto, “son compatibles con la esencia de la bendición impartida por la Iglesia solo aquellas realidades que están de por sí ordenadas a servir a estos designios”.

Sin embargo, “la declaración de ilicitud de las bendiciones de uniones entre personas del mismo sexo no es por tanto, y no quiere ser, una discriminación injusta, sino reclamar la verdad del rito litúrgico y de cuanto corresponde profundamente a la esencia de los sacramentales, tal y como la Iglesia los entiende”, subraya la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Además, afirma que “la comunidad cristiana y los pastores están llamados a acoger con respeto y delicadeza a las personas con inclinaciones homosexuales, y sabrán encontrar las modalidades más adecuadas, coherentes con la enseñanza eclesial, para anunciarles el Evangelio en su plenitud”.

“Estas, al mismo tiempo, están llamadas a reconocer la cercanía sincera de la Iglesia –que reza por ellas, las acompaña, comparte su camino de fe cristiana– y a acoger las enseñanzas con sincera disponibilidad”.

También se explica que “la respuesta al ‘dubium’ propuesto no excluye que se impartan bendiciones a las personas individuales con inclinaciones homosexuales, que manifiesten la voluntad de vivir en fidelidad a los designios revelados por Dios así como los propuestos por la enseñanza eclesial, pero declara ilícita toda forma de bendición que tienda a reconocer sus uniones”.

En este caso, “de hecho, la bendición manifestaría no tanto la intención de confiar a la protección y a la ayuda de Dios algunas personas individuales, en el sentido anterior, sino de aprobar y fomentar una praxis de vida que no puede ser reconocida como objetivamente ordenada a los designios revelados por Dios”.

“Mientras tanto, la Iglesia recuerda que Dios mismo no deja de bendecir a cada uno de sus hijos peregrinos en este mundo, porque para Él”, como dijo el Santo Padre en una Audiencia General el 2 de diciembre de 2020, “somos más importantes que todos los pecados que nosotros podamos hacer”.

“Pero no bendice ni puede bendecir el pecado: bendice al hombre pecador, para que se reconozca como parte de su designio de amor y se deje cambiar por Él. Él, de hecho, ‘nos toma como somos, pero no nos deja nunca como somos’”.

El “Responsum” concluye señalando que “por estos motivos, la Iglesia no dispone, ni puede disponer, del poder para bendecir uniones de personas del mismo sexo en el sentido anteriormente indicado”, y destaca que el Papa Francisco ya fue informado del contenido del “Responsum” y dio su asentimiento.


Antecedentes 

En diciembre de 2019, los Obispos alemanes anunciaron, al inicio del “Camino Sinodal”, su intención de realizar una “nueva evaluación” de las enseñanzas de la Iglesia tanto sobre moralidad como sobre los sacramentos del orden sacerdotal y del matrimonio.

El actual presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Georg Bätzing, pidió en diciembre de 2020 introducir cambios en la sección sobre homosexuales en el Catecismo de la Iglesia Católica porque consideraba necesario introducir un cambio.

Los obispos alemanes que hasta el momento han expresado públicamente su respaldo a la bendición de uniones entre personas del mismo sexo en la Iglesia católica son el Arzobispo de Munich y Freising,  Cardenal Reinhard Marx; el Obispo de Limburgo, Mons. Georg Bätzing; el Obispo de Osnabrück, Mons. Franz-Josef Bode; y el Obispo de Dresde-Meissen, Mons. Heinrich Timmerervers.

El 23 de febrero de 2020, el Obispo de Mainz, Mons. Peter Kohlgraf, apoyó la publicación de un libro sobre la bendición y ritos para las uniones homosexuales.

A este libro le siguió otra publicación en Austria en mayo de 2020 donde se defendía que las parejas homosexuales podrían recibir una bendición litúrgica formal. Mons. Kohlgraf afirmó que no se puede esperar que todos los católicos con inclinaciones homosexuales vivan castamente.

El llamado a introducir bendiciones litúrgicas a parejas del mismo sexo forma parte de un impulso más amplio para cambiar las enseñanzas de la Iglesia universal en varias cuestiones.

CNA Deutsch, la agencia en alemán del grupo ACI, informó que recientemente Mons. Bätzing propuso la celebración en Roma de una nueva asamblea del Sínodo de los Obispos que permita adoptar en la Iglesia universal las reformas establecidas en el proceso sinodal desarrollado en Alemania.

Para leer el texto completo del Responsum, acceda  AQUÍ.

FELIZ SEMANA





 

domingo, 14 de marzo de 2021

DIOS ESTÁ CONMIGO, DIOS ESTÁ CONMIGO



Jesús está conmigo, Dios está conmigo

Cuarto domingo de Cuaresma. Reflexionar si nuestro corazón está realmente puesto en Dios o en nuestros criterios humanos.

Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net


Cuando Jesús habla de los contrastes tan profundos que hay entre el modo de entender la fe por parte de sus contemporáneos, y la fe que Él les está proponiendo, no lo hace simplemente para que nosotros digamos: ¿Cómo es posible que esta gente teniendo tan claro no entendiesen nada? Jesús viene a fomentar en todos nosotros un dinamismo interior que nos permita cambiar de comportamiento y hacer que nuestro corazón se dirija hacia Dios nuestro Señor con plenitud, con vitalidad, sin juegos intermedios, sin andar mercadeando con Él.

La mentalidad de los fariseos, que también puede ser la nuestra, se expresa así: “Yo soy el pueblo elegido, por lo tanto yo tengo unos privilegios que recibir y que respetar”. Sin embargo, Jesús dice: “No; el único dinamismo que va a permitir encontrarse con la salvación no es el de un privilegio, sino el de nuestro corazón totalmente abierto a Dios”. Éste es el dinamismo interior de transformarme: orientándome hacia Dios nuestro Señor, según sus planes, según sus designios.

Esto tiene que hacer surgir en mi interior, no el dinamismo del privilegio, sino el dinamismo de humildad; no el dinamismo de engreimiento personal, sino el dinamismo de ser capaz de aceptar a Dios como Él quiere.

Una conversión que acepte el camino por el cual Dios nuestro Señor va llevando mi vida. No es un camino a través del cual yo manipule a Dios, sino un camino a través del cual Dios es el que me marca a mí el ritmo.

Lo que Jesús nos viene a decir es que revisemos a ver si nuestro corazón está realmente puesto en Dios o está puesto en nuestros criterios humanos, a ver si nosotros hemos sido capaces de ir cambiando el corazón o todavía tenemos muchas estructuras en las cuales nosotros encajonamos el actuar de Dios nuestro Señor.

Más aún, podría ser que cuando Dios no actúa según lo que nuestra inteligencia piensa que debe ser el modo de actuar, igual que los contemporáneos de Jesús, que “se llenan de ira, y levantándose lo sacan de la ciudad”, o cuando nuestro corazón no convertido encuentra que el Señor le mueve la jugada, podríamos enojarnos, porque tenemos un nombramiento, porque nosotros tenemos ante el Señor una serie de puntos que el Él tiene que respetar. Si pretendemos que se hagan las cosas sólo como yo digo, como yo quiero, ¿acaso no estamos haciendo que el Señor se aleje de nosotros?

Cuando nosotros queremos manejar, encajonar o mover a Dios, cuando no convertimos nuestro corazón hacia Él, poniendo por nuestra parte una gran docilidad hacia sus enseñanzas para que sea Él el que nos va llevando como Maestro interior, ¿por qué nos extraña que el Señor se quiera marchar? Él no va a aceptar que lo encajonen. Puede ser que nos quede una especie de cáscara religiosa, unos ritos, unas formas de ser, pero por dentro quizá esto nos deje vacíos, por dentro quizá no tenemos la sustancia que realmente nos hace decir: “Jesús está conmigo, Dios está conmigo.”

¿Realmente estoy sediento de este Dios que es capaz de llenar mi corazón? O quizá, tristemente, yo ando jugando con Dios; quizá, tristemente, yo me he fabricado un dios superficial que, por lo tanto, es simplemente un dios de corteza, un dios vacío y no es un dios que llena. Es un dios que cuando lo quiero yo tener en mis manos, me doy cuenta de que no me deja nada.

Debemos convertir nuestro corazón a Dios, amoldando plenamente nuestro interior al modo en el cual Él nos quiere llevar en nuestra vida. Y también tenemos que darnos cuenta de que las circunstancias a través de las cuales Dios nuestro Señor va moviendo las fichas de nuestra vida, no son negociables. Nuestra tarea es entender cómo llega Dios a nuestra existencia, no cómo me hubiera gustado a mí que llegase.

Si nuestra vida no es capaz de leer, en todo lo que es el cotidiano existir, lo que Señor nos va enseñando; si nuestra vida se empeña en encajonar a Dios, y si no es capaz de romper en su interior con esa corteza de un dios hecho a mi imagen y semejanza, «un dios de juguete», Dios va a seguir escapándose, Dios va a continuar yéndose de mi existencia.

Muchas veces nos preguntamos: ¿Por qué no tengo progreso espiritual? Sin embargo, ¡qué progreso puede venir, qué alimento puede tener un alma que en su interior tiene un dios de corteza!

Insistamos en que nuestro corazón se convierta a Dios. Pero para esto es necesario tener que ser un corazón que se deja llevar plenamente por el Señor, un corazón que es capaz de abrirse al modo en el cual Dios le va enseñando, un corazón que es capaz de leer las circunstancias de su vida para poder ver por dónde le quiere llevar el Señor.

Dios no nos garantiza triunfos, no nos garantiza quitar las dificultades de la vida; los problemas de la existencia van a seguir uno detrás de otro. Lo que Dios me garantiza es que en los problemas yo tenga un sentido trascendente.

Que el Señor se convierta en mi guía, que Él sea quien me marque el camino. Es Dios quien manda, es Dios quien señala, es Dios quien ilumina. Recordemos que cuando nosotros nos empeñamos una y otra vez en nuestros criterios, Él se va a alejar de mí, porque habré perdido la dimensión de quién es Él, y de quién soy yo.

Que esta Cuaresma nos ayude a recuperar esta dimensión, por la cual es Dios el que marca, y yo el que leo su luz; es Dios quien guía en lo concreto de mi existencia, y soy yo quien crece espiritualmente dejándome llevar por Él.

DIOS AMA AL MUNDO - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY 14 DE MARZO 2021- IV DOMINGO DE CUARESMA



 Dios ama al mundo

No es una frase más. Palabras que se podrían eliminar del evangelio sin que nada importante cambiara. Es la afirmación que recoge el núcleo esencial de la fe cristiana. «Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único». Este amor de Dios es el origen y el fundamento de nuestra esperanza.

«Dios ama el mundo». Lo ama tal como es. Inacabado e incierto. Lleno de conflictos y contradicciones. Capaz de lo mejor y de lo peor. Este mundo no recorre su camino solo, perdido y desamparado. Dios lo envuelve con su amor por los cuatro costados. Esto tiene consecuencias de la máxima importancia.

Primero. Jesús es, antes que nada, el «regalo» que Dios ha hecho al mundo, no solo a los cristianos. Los investigadores pueden discutir sin fin sobre muchos aspectos de su figura histórica. Los teólogos pueden seguir desarrollando sus teorías más ingeniosas. Solo quien se acerca a Jesús como el gran regalo de Dios puede ir descubriendo en él, con emoción y gozo, la cercanía de Dios a todo ser humano.

Segundo. La razón de ser de la Iglesia, lo único que justifica su presencia en el mundo, es recordar el amor de Dios. Lo ha subrayado muchas veces el Vaticano II: la Iglesia «es enviada por Cristo a manifestar y comunicar el amor de Dios a todos los hombres». Nada hay más importante. Lo primero es comunicar ese amor de Dios a todo ser humano.

Tercero. Según el evangelista, Dios hace al mundo ese gran regalo que es Jesús, «no para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él». Es peligroso hacer de la denuncia y la condena del mundo moderno todo un programa pastoral. Solo con el corazón lleno de amor a todos podemos llamarnos unos a otros a la conversión. Si las personas se sienten condenadas por Dios, no les estamos transmitiendo el mensaje de Jesús, sino otra cosa: tal vez nuestro resentimiento y enojo.

Cuarto. En estos momentos en que todo parece confuso, incierto y desalentador, nada impide a cada uno introducir un poco de amor en el mundo. Es lo que hizo Jesús. No hay que esperar a nada. ¿Por qué no va a haber en estos momentos hombres y mujeres buenos que introducen en el mundo amor, amistad, compasión, justicia, sensibilidad y ayuda a los que sufren...? Estos construyen la Iglesia de Jesús, la Iglesia del amor.


(P. José Antonio Pagola)

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 14 DE MARZO DE 2021- CUARTO DOMINGO DE CUARESMA


Lecturas de hoy Domingo 4º de Cuaresma - Ciclo B

Hoy, domingo, 14 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura del segundo libro de las Crónicas (36,14-16.19-23):

En aquellos días, todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, según las costumbres abominables de los gentiles, y mancharon la casa del Señor, que él se había construido en Jerusalén. El Señor, Dios de sus padres, les envió desde el principio avisos por medio de sus mensajeros, porque tenía compasión de su pueblo y de su morada. Pero ellos se burlaron de los mensajeros de Dios, despreciaron sus palabras y se mofaron de sus profetas, hasta que subió la ira del Señor contra su pueblo a tal punto que ya no hubo remedio. Los caldeos incendiaron la casa de Dios y derribaron las murallas de Jerusalén; pegaron fuego a todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos. Y a los que escaparon de la espada los llevaron cautivos a Babilonia, donde fueron esclavos del rey y de sus hijos hasta la llegada del reino de los persas; para que se cumpliera lo que dijo Dios por boca del profeta Jeremías: «Hasta que el país haya pagado sus sábados, descansará todos los días de la desolación, hasta que se cumplan los setenta años.»

En el año primero de Ciro, rey de Persia, en cumplimiento de la palabra del Señor, por boca de Jeremías, movió el Señor el espíritu de Ciro, rey de Persia, que mandó publicar de palabra y por escrito en todo su reino: «Así habla Ciro, rey de Persia:

"El Señor, el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra. Él me ha encargado que le edifique una casa en Jerusalén, en Judá. Quien de entre vosotros pertenezca a su pueblo, ¡sea su Dios con él, y suba!"»


Palabra de Dios



Salmo

Sal 136,1-2.3.4.5.6


R/. Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti


Junto a los canales de Babilonia

nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;

en los sauces de sus orillas

colgábamos nuestras cítaras. R/.


Allí los que nos deportaron

nos invitaban a cantar;

nuestros opresores, a divertirlos:

«Cantadnos un cantar de Sión.» R/.


¡Cómo cantar un cántico del Señor

en tierra extranjera!

Si me olvido de ti, Jerusalén,

que se me paralice la mano derecha. R/.


Que se me pegue la lengua al paladar

si no me acuerdo de ti,

si no pongo a Jerusalén

en la cumbre de mis alegrías. R/.



Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,4-10):

Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los pecados, nos ha hecho vivir con Cristo –por pura gracia estáis salvados–, nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir. Pues somos obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él nos asignó para que las practicásemos.


Palabra de Dios


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,14-21):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.»


Palabra del Señor



«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único»

Rev. D. Joan Ant. MATEO i García

(Tremp, Lleida, España)


Hoy, la liturgia nos ofrece un aroma anticipado de la alegría pascual. Los ornamentos del celebrante son rosados. Es el domingo "laetare" que nos invita a una serena alegría. «Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis...», canta la antífona de entrada.

Dios quiere que estemos contentos. La psicología más elemental nos dice que una persona que no vive contenta acaba enferma, de cuerpo y de espíritu. Ahora bien, nuestra alegría ha de estar bien fundamentada, ha de ser la expresión de la serenidad de vivir una vida con sentido pleno. De otro modo, la alegría degeneraría en superficialidad y majadería. Santa Teresa distinguía con acierto entre la "santa alegría" y la "loca alegría". Esta última es sólo exterior, dura poco y deja un regusto amargo.

Vivimos tiempos difíciles para la vida de fe. Pero también son tiempos apasionantes. Experimentamos, en cierta manera, el exilio babilónico que canta el salmo. Sí, también nosotros podemos vivir una experiencia de exilio «llorando la nostalgia de Sión» (Sal 136,1). Las dificultades exteriores y, sobre todo, el pecado nos pueden llevar cerca de los ríos de Babilonia. A pesar de todo, hay motivos de esperanza, y Dios nos continúa diciendo: «Que se me pegue la lengua al paladar si no me acuerdo de ti» (Sal 136,6).

Podemos vivir siempre contentos porque Dios nos ama locamente, tanto que nos «dio a su Hijo único» (Jn 3,16). Pronto acompañaremos a este Hijo único en su camino de muerte y resurrección. Contemplaremos el amor de Aquel que tanto ama que se ha entregado por nosotros, por ti y por mí. Y nos llenaremos de amor y miraremos a Aquel que han traspasado (Jn 19,37), y crecerá en nosotros una alegría que nadie nos podrá quitar.

La verdadera alegría que ilumina nuestra vida no proviene de nuestro esfuerzo. San Pablo nos lo recuerda: no viene de vosotros, es un don de Dios, somos obra suya (Col 1,11). Dejémonos amar por Dios y amémosle, y la alegría será grande en la próxima Pascua y en la vida. Y no olvidemos dejarnos acariciar y regenerar por Dios con una buena confesión antes de Pascua.

MEDITACIÓN DE CUARESMA, DÍA 26, 14 DE MARZO



MEDITACIÓN DE CUARESMA

 Día 26º. Domingo 14 de Marzo.



Dolor de los pecados. ¿Qué crimen tan brutal ha cometido este hombre, que ha tenido que pagarlo con una muerte tan horrorosa?, preguntó un mahometano a un sacerdote refiriéndose a un crucifijo que tenía en la mesa. -Él no cometió ningún crimen -respondió éste-; era completamente inocente.

-Pues, ¿Quién lo clavó en este madero?

-Fuimos nosotros los hombres quienes lo hicimos con nuestros pecados -exclamó con tristeza el sacerdote.

-Ahora comprendo -añadió lleno de compasión el mahometano- por qué tienes siempre la imagen del crucificado.

¿Has pensado alguna vez que el pecado supone volver a crucificar al Señor? El Señor espera, una vez que nos ha redimido, que le amemos con obras. Y amar a Dios supone también decirle muchas veces: ¡lo siento! Procura, cuando vayas a preparar tu confesión, pedir mucho perdón a Jesús por los pecados, y también pídele que te dé dolor por ellos, dolor de amor.

Si tienes a mano un crucifijo ahora, puedes hablar con Jesús en la Cruz comentando esto; Jesús, que no me acostumbre a verte crucificado; cada vez que vea un crucifijo trataré de acordarme de decirte: ¡Te amo!

Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.

AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 14 DE MARZO 2021



Año de San José


San José, hombre justo y modelo de virtudes,

es el Patrono Universal de la santa Iglesia,

y por lo tanto de todos nosotros.

Es el santo que tuvo en la tierra

la misión más grande y noble:

proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.

 

Marzo 14

Haz glorioso San José que todos los cristianos seamos como dijo Jesús, sal y luz. Sal del mundo que nos Revenga de la corrupción del pecado, y luz que a todos ilumine el camino del cielo. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf) 

CUARESMA 2021: PAPA FRANCISCO INVITA A LA ALEGRÍA Y A RECIBIR EL PERDÓN DE DIOS


 

Cuaresma 2021: Papa Francisco invita a la alegría y a recibir el perdón de Dios

Redacción ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



En el cuarto domingo de Cuaresma, el Papa Francisco invitó a estar alegres y recibir la misericordia de Dios para encontrar “el gozo verdadero” gracias al “perdón de Dios que regenera y da vida”.

Así lo dijo el Santo Padre este 14 de marzo antes del rezo del Ángelus que dirigió ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

El Papa recordó que este cuarto domingo de Cuaresma es conocido como “el domingo ‘Laetare’, es decir, ‘Alégrate’” por lo que la liturgia eucarística comienza con esta invitación “Alégrate, Jerusalén...” y añadió que el motivo de esta alegría está explicado en el Evangelio de San Juan de este domingo que dice “tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna”.

“Este mensaje gozoso es el corazón de la fe cristiana: el amor de Dios ha encontrado la cima en el don del Hijo a una humanidad débil y pecadora”, advirtió.

En esta línea, el Santo Padre explicó que “quien camina en la luz, quien se acerca a la luz, no puede hacer nada más que obras buenas”.

“Es lo que estamos llamados a hacer con mayor empeño durante la Cuaresma: acoger la luz en nuestra conciencia, para abrir nuestros corazones al amor infinito de Dios, a su misericordia llena de ternura y bondad, a su perdón. No se olviden que Dios perdona siempre, siempre, si nosotros con humildad pedimos el perdón. Basta solamente pedir el perdón, y Él perdona. Así encontraremos el gozo verdadero y podremos alegrarnos del perdón de Dios que regenera y da vida”, afirmó.

Al comentar el pasaje del Evangelio que describe el diálogo nocturno entre Jesús y Nicodemo (Jn 3,14-21), el Santo Padre destacó tres aspectos de Jesucristo como mesías: el “Hijo del hombre” exaltado en la cruz; el del “Hijo de Dios” enviado al mundo para la salvación; y el de la “luz” que distingue a los que siguen la verdad de los que siguen la mentira.

El Pontífice recordó que El “Dios Padre ama a los hombres hasta el punto de ‘dar’ a su Hijo: lo dio en la Encarnación y lo dio al entregarlo a la muerte. El propósito del don de Dios es la vida eterna de los hombres: en efecto, Dios envía a su Hijo al mundo no para condenarlo, sino para que el mundo se salve por medio de Jesús” y subrayó que “la misión de Jesús es misión de salvación, para todos”.

Luego, el Santo Padre indicó que “la venida de Jesús al mundo provoca una elección: quien elige las tinieblas va al encuentro de un juicio de condenación, quien elige la luz tendrá un juicio de salvación. El juicio es la consecuencia de la libre elección de cada uno: quien practica el mal busca las tinieblas, quien hace la verdad, es decir, practica el bien, llega a la luz”.

“Que María Santísima nos ayude a no tener miedo de dejarnos ‘poner en crisis’ por Jesús. Es una crisis saludable, para nuestra curación; para que nuestra alegría sea plena”, dijo el Papa antes de la oración mariana.

A continuación, el Evangelio comentado por el Papa Francisco:

San Juan 3,14-21

14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga por él vida eterna.

16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.

17 Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.

18 El que creee en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.

19 Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

20 Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. 21 Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.

MEDITACIÓN DE CUARESMA, DÍA 25, 13 DE MARZO



MEDITACIÓN DE CUARESMA

 Día 25º. Sábado 13 de Marzo.


Saludar Sagrarios. Muchos decían a Santa Teresa que les hubiese gustado vivir en los tiempos de Jesús. Ella les respondía que no entendía bien por qué, pues poca o ninguna diferencia había entre aquel Jesús y el Jesús que está en el Sagrario.

Dale gracias por haberse quedado. Pero dáselas con obras. Cada vez que haces una genuflexión delante del Sagrario, que la hagas bien y diciéndole por dentro: ¡Te amo, Jesús; gracias! Que comulgues bien preparado y muchas veces, siempre que te sea posible. Que le visites todos los días...

Si cuando realizas un viaje en coche, en metro, en autobús, te fijaras en la cantidad de iglesias que dejas por el camino, te darías cuenta de que el Señor está en muchos sagrarios que te pasan desapercibidos. Pero no hace falta irse de viaje. Tenemos al Señor muy cerca de nosotros: en el oratorio del colegio, en la iglesia que podamos tener al lado de casa...

Te recomiendo un propósito: cada vez que pases cerca de una iglesia dile al Señor en el sagrario: ¡Jesús, sé que estás ahí!; o le puedes rezar una comunión espiritual: Yo quisiera, Señor, recibiros, con aquella pureza, humildad y devoción con que os recibió vuestra Santísima Madre; con el espíritu y fervor de los santos.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras.

AÑO DE SAN JOSÉ - DÍA 13 DE MARZO



 Año de San José

San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.

 

Marzo 13

Yo soy el camino, la verdad y la vida, nos aseguró el divino Maestro, el mismo que en su infancia quiso estar bajo sus órdenes; pues si Él es el camino, San José haz que siempre caminemos en pos de Él, y si es la verdad, que siempre sigamos las verdades del evangelio, y si Él es la vida, que siempre vivamos de Él, recibiéndolo frecuentemente en la Eucaristía. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)

FELIZ DOMINGO




 

viernes, 12 de marzo de 2021

JESÚS, LA MEJOR OPCIÓN DE TU VIDA



 Jesús, la mejor opción en la vida

Viernes tercera semana Cuaresma. A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net



La Escritura habla constantemente de la presencia de Dios como el único, como el primero en el corazón del pueblo de Israel, y usa la imagen del escuchar, del oír para indicar precisamente esta relación entre Dios y su pueblo.

Cuando a Jesús le preguntan ¿cuál es el primero de todos los mandamientos?, para responder Jesús emplea las palabras de una oración que los israelitas rezan todas las mañanas: "Escucha Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor, no tendrás otro Dios delante de ti".

Dentro del camino de la Cuaresma -que es el camino de conversión del corazón-, la escucha, el llegar a oír, el ser capaces de recibir la Palabra de Dios en el corazón es un elemento fundamental que se mezcla en nuestro interior con el elemento central del juicio, que es nuestra conciencia.

El profeta Oseas decía: "Ya no tendré más ídolos en mí". Es necesario aprender a no tener más ídolos en nosotros; hacer que nuestra conciencia se vea plena y solamente iluminada por Dios nuestro Señor, que ningún otro ídolo marque el camino de nuestra conciencia. Podría ser que en nuestra vida, en ese camino de aprendizaje personal, no tomásemos como criterio de comportamiento a Dios nuestro Señor, sino como dirá el Profeta Oseas: "a las obras de nuestras manos". Y Dios dice: "No vuelvas a llamar Dios tuyo a las obras de tus manos; no vuelvas a hacer que tu Dios sean las obras de tus manos". Abre tu conciencia, abre tu corazón a ese Dios que se convierte en tu alma en el único Señor.

Sin embargo, cada vez que entramos en nosotros mismos, cada vez que tenemos que tomar decisiones de tipo moral en nuestra vida, cada vez que tenemos que ilustrar nuestra existencia, nos encontramos como «dios nuestro» a la obras de nuestras manos: a nuestro juicio y a nuestro criterio. Cuántas veces no hacemos de nuestro criterio la única luz que ilumina nuestro comportamiento, y aunque sabemos que es posible que Dios piense de una forma diferente, continuamos actuando con las obras de nuestras manos como si fueran Dios, continuamos teniendo ídolos dentro de nuestro corazón.

La Cuaresma es este camino de preparación hacia el encuentro con Jesucristo nuestro Señor resucitado, que, vencedor del pecado y de la muerte, se nos presenta como el único Señor de nuestro corazón. La preparación cuaresmal nos tiene que llevar a hacer de nuestra conciencia un campo abierto, sometido, totalmente puesto a la luz de Dios.

A veces nuestras decisiones nos llevan por otros caminos, ¿qué podemos hacer para que nuestra conciencia realmente sea y se encuentre sólo con Dios en el propio interior? Recordemos el ejemplo tan sencillo de una cultura de tipo agrícola que nos da la Escritura: "Volverán a vivir bajo mi sombra". Dios como la sombra que en los momentos de calor da serenidad, da paz, da sosiego al alma. Dios como el árbol a cuya sombra tenemos que vivir.

Tenemos que darnos cuenta de que esta ruptura interior, que se produce con todos los ídolos, con todas las obras de nuestras manos, con todos los criterios prefabricados, con todos los criterios que nosotros hemos construido para nuestra conveniencia personal, acaban chocando con el salmo: "Yo soy tu Dios, escúchame". Él es nuestro Dios, ¿escuchamos a nuestro Dios? ¿Hasta qué punto realmente somos capaces de escuchar y no simplemente de oír? ¿Hasta qué punto hacemos de la palabra de Dios algo que se acoge en nuestro corazón, algo que se recibe en nuestro corazón? Nunca olvidemos que de la escucha se pasa al amor y de la acogida se pasa a la identificación.

Éste es el camino que tenemos que llevar si queremos estar viviendo según el primero de los mandamientos y si queremos escuchar de los labios de Jesús las palabras que le dice al escriba: "No estás lejos del reino de Dios". Solamente cuando el hombre y la mujer son capaces de hacer de la palabra de Dios en su corazón la única luz, y cuando hacer la única luz se concreta a una escucha, a un amor identificado con nuestro Señor, es cuando realmente nuestra vida empieza a encontrarse próxima al reino de Dios. Mientras nosotros sigamos teniendo los ídolos de nuestras manos dentro del corazón, estaremos encontrarnos alejados del reino de Dios, aunque nosotros pensemos que estamos cerca.

En nuestra conciencia la voz de Dios tiene que ser la luz auténtica que nos acerca a su Reino. Siempre que recibamos la Eucaristía, no nos quedemos simplemente con el hermoso sentimiento de: "¡qué cerca estás de mí, Señor!". Busquemos, pidamos que la Eucaristía se convierta en nuestro corazón en la luz que va transformando, que va rompiendo, que va separando del alma los ídolos, y que va haciendo de Dios el único criterio de juicio de nuestros comportamientos.

Solamente así podremos escuchar en nuestro corazón esas palabras tan prometedoras del profeta Oseas "Seré para Israel como el rocío; mi pueblo florecerá como el lirio, hundirá profundamente sus raíces. Como el álamo y sus renuevos se propagarán; su esplendor será como el del olivo y tendrá la fragancia de los cedros del Líbano. Volverán a vivir bajo mi sombra." Que la luz de Dios nuestro Señor sea la sombra a la cual toda nuestra vida crece, en la cual toda nuestra vida se realiza en plenitud.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 12 DE MARZO DEL 2021


 

Lecturas de hoy Viernes de la 3ª semana de Cuaresma

Hoy, viernes, 12 de marzo de 2021



Primera lectura

Lectura de la profecía de Oseas (14,2-10):

ESTO dice el Señor:

«Vuelve, Israel, al Señor tu Dios,

porque tropezaste por tu falta.

Tomad vuestras promesas con vosotros,

y volved al Señor.

Decidle: “Tú quitas toda falta,

acepta el pacto.

Pagaremos con nuestra confesión:

Asiria no nos salvará,

no volveremos a montar a caballo,

y no llamaremos ya ‘nuestro Dios’

a la obra de nuestras manos.

En ti el huérfano encuentra compasión”.

“Curaré su deslealtad,

los amaré generosamente,

porque mi ira se apartó de ellos.

Seré para Israel como el rocío,

florecerá como el lirio,

echará sus raíces como los cedros del Líbano.

Brotarán sus retoños

y será su esplendor como el olivo,

y su perfume como el del Líbano.

Regresarán los que habitaban a su sombra,

revivirán como el trigo,

florecerán como la viña,

será su renombre como el del vino del Líbano.

Efraín, ¿qué tengo que ver con los ídolos?

Yo soy quien le responde y lo vigila.

Yo soy como un abeto siempre verde,

de mí procede tu fruto”.

¿Quién será sabio, para comprender estas cosas,

inteligente, para conocerlas?

Porque los caminos del Señor son rectos:

los justos los transitan,

pero los traidores tropiezan en ellos».


Palabra de Dios





Salmo

Sal 80,6c-8a.8bc-9.10-11ab.14.17


R/. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz


V/. Oigo un lenguaje desconocido:

«Retiré sus hombros de la carga,

y sus manos dejaron la espuerta.

Clamaste en la aflicción, y te libré. R/.


V/. Te respondí oculto entre los truenos,

te puse a prueba junto a la fuente de Meribá.

Escucha, pueblo mío, doy testimonio contra ti;

¡ojalá me escuchases, Israel! R/.


V/. No tendrás un dios extraño,

no adorarás un dios extranjero;

yo soy el Señor, Dios tuyo,

que te saqué del país de Egipto. R/.


V/. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo

y caminase Israel por mi camino!

Los alimentaría con flor de harina,

los saciaría con miel silvestre». R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):


EN aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Respondió Jesús:

«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”. El segundo es este: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que estos».

El escriba replicó:

«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:

«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


Palabra del Señor




«No existe otro mandamiento mayor que éstos»

Rev. D. Pere MONTAGUT i Piquet

(Barcelona, España)


Hoy, la liturgia cuaresmal nos presenta el amor como la raíz más profunda de la autocomunicación de Dios: «El alma no puede vivir sin amor, siempre quiere amar alguna cosa, porque está hecha de amor, que yo por amor la creé» (Santa Catalina de Siena). Dios es amor todopoderoso, amor hasta el extremo, amor crucificado: «Es en la cruz donde puede contemplarse esta verdad» (Benedicto XVI). Este Evangelio no es sólo una autorrevelación de cómo Dios mismo —en su Hijo— quiere ser amado. Con un mandamiento del Deuteronomio: «Ama al Señor, tu Dios» (Dt 6,5) y otro del Levítico: «Ama a los otros» (Lev 19,18), Jesús lleva a término la plenitud de la Ley. Él ama al Padre como Dios verdadero nacido del Dios verdadero y, como Verbo hecho hombre, crea la nueva Humanidad de los hijos de Dios, hermanos que se aman con el amor del Hijo.

La llamada de Jesús a la comunión y a la misión pide una participación en su misma naturaleza, es una intimidad en la que hay que introducirse. Jesús no reivindica nunca ser la meta de nuestra oración y amor. Da gracias al Padre y vive continuamente en su presencia. El misterio de Cristo atrae hacia el amor a Dios —invisible e inaccesible— mientras que, a la vez, es camino para reconocer, verdad en el amor y vida para el hermano visible y presente. Lo más valioso no son las ofrendas quemadas en el altar, sino Cristo que quema como único sacrificio y ofrenda para que seamos en Él un solo altar, un solo amor.

Esta unificación de conocimiento y de amor tejida por el Espíritu Santo permite que Dios ame en nosotros y utilice todas nuestras capacidades, y a nosotros nos concede poder amar como Cristo, con su mismo amor filial y fraterno. Lo que Dios ha unido en el amor, el hombre no lo puede separar. Ésta es la grandeza de quien se somete al Reino de Dios: el amor a uno mismo ya no es obstáculo sino éxtasis para amar al único Dios y a una multitud de hermanos.

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