miércoles, 13 de enero de 2021

365 DÍAS CON SAN JOSÉ - MEDITACIONES DIARIAS DE PADRE FLORENTIN BRUSA CMF - AÑO DE SAN JOSÉ - 1 DE ENERO AL 12 ENERO 2021


San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.


 Enero 1

Glorioso patriarca san José, esposo de María Virgen: Dios ha querido que los fieles te veneren como protector universal de la santa Iglesia; te rogamos que  muestres tu poder y gloria concediéndonos lo que necesitamos para vivir como buenos hijos de Dios. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)




Enero 2

Por tu poder y tu amor glorioso san José, ten compasión de nosotros y líbranos de tantos males que nos aquejan en este mundo ya desde nuestro nacimiento. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)


Enero 3

San José, ayúdanos a que reine en las familias el espíritu religioso de nuestros mayores. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)



Enero 4

Glorioso patriarca bendice a las mujeres cristianas como lo hiciste con María Virgen, para que ellas puedan acompañar y estar dedicadas enteramente a la buena formación en la fe de sus hijos. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)



Enero 5

San José, padre de Jesús, te pedimos que los niños y jóvenes sean iluminados por tu amor de Padre, para que ellos puedan resistir las tentaciones que el mundo les ofrece. Así sea.

(P. Florentín Brusa, cmf)


Enero 6

San José, aparta de nosotros toda clase de epidemias o enfermedades peligrosas para que podamos entender mejor las cosas de Dios, y proteger a todos nuestros hermanos necesitados. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf) 


Enero 7

Laborioso san José, que no falten en nuestros campos manos fuertes que trabajen, y que con benéficas lluvias den los mejores frutos, para que así todos tengamos el alimento suficiente para vivir. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)

Enero 8

Tutor y guía de Jesús y María, convierte con tu poder de intercesión a los pecadores para que atraigan sobre la tierra santas bendiciones. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)


Enero 9

Escucha, padre adoptivo de Jesús, el clamor de toda la Iglesia que está bajo tu patrocinio, y te pide denodadamente envíes operarios a la mies, porque necesitamos de su oración y testimonio. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)


Enero 10

Glorioso patriarca san José, por tus grandes dolores, gozos y alegrías, tan parecidos a los de María, alegra el cielo y santifícanos, sacando de nuestro corazón el pecado, causa de todos los males. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)

Enero 11

Por tus dolores, gozos y alegrías, consuela a los afligidos y fortalece a los tentados otorgándoles la perseverancia en el bien hasta el fin. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)


Enero 12

Puesto que tienes al Niño Dios en tus brazos, ilumina y protege a los que gobiernan las naciones para que colaboren para tener un mundo mejor. Amén.

(P. Florentín Brusa, cmf)

¿QUÉ ES EL TIEMPO ORDINARIO?



 TIEMPO ORDINARIO



El tiempo del Año litúrgico que no tiene un carácter propio (Adviento Navidad, Cuaresma y Pascua) recibe el nombre de Tiempo ordinario, que abarca 33 ó 34 semanas.

El Tiempo ordinario comienza el lunes siguiente al domingo posterior al 6 de enero (Epifanía) y dura hasta el martes anterior al Miércoles de Ceniza, que da inicio a la Cuaresma.

Ahí se interrumpe para reiniciarse desde el lunes siguiente a Pentecostés hasta las vísperas del primer domingo de Adviento,  con el cual se inicia el Nuevo Año litúrgico.

Al inicio del tiempo ordinario: conocer a Jesús, adorar a Jesús y seguir a Jesús.

La vida cristiana es sencilla, no se necesitan cosas extrañas o difíciles; basta poner a Jesús en el centro de nuestras elecciones cotidianas. Así lo expresaba el Papa Francisco hace un año en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta al inicio del Tiempo Ordinario.

Después de la Navidad, con el comienzo del nuevo tiempo litúrgico, en el centro de la vida cristiana – observó el Papa – está siempre Jesús, que es la primera y la última Palabra del Padre, “el Señor del universo”, el “Salvador del mundo. No hay otro, es el único”: “Este es el centro de nuestra vida: Jesucristo. Jesucristo que se manifiesta, se hace ver y nosotros estamos invitados a conocerlo, a reconocerlo, en la vida, en todas las circunstancias de la vida; reconocer a Jesús, conocer a Jesús… ¿El centro de mi vida es Jesucristo? ¿Cuál es mi relación con Jesucristo?”.


Tres tareas para hacer que Jesús esté en el centro de la vida:


1. CONOCERLO PARA RECONOCERLO

El Papa Bergoglio indicó tres tareas “para asegurarnos que Jesús esté en el centro de nuestra vida”: ante todo conocerlo para reconocerlo. Y recordó que en su tiempo, muchos no lo reconocieron: “Los Doctores de la ley, los sumos sacerdotes, los escribas, los saduceos y algunos fariseos”. Es más – prosiguió diciendo Francisco – “lo persiguieron, lo mataron”. De ahí la necesidad de preguntarse: “¿A mí me interesa conocer a Jesús? ¿O quizás tengo más interés por las telenovelas o las charlas; o las ambiciones, o por conocer la vida de los demás?”… “Para conocer a Jesús está la oración, el Espíritu Santo”, pero también está el Evangelio, que hay que llevar siempre consigo para leer un pasaje todos los días: “Es el único modo de conocer a Jesús”. Y “el Espíritu Santo hace después el trabajo. Ésta es la semilla que hace germinar y crecer, es el Espíritu Santo”.



2. Segunda tarea: ADORAR

La segunda tarea es adorar a Jesús. No sólo pedirle cosas y agradecerle. El Pontífice se refirió a dos modos de adorar a Jesús: “La oración de adoración en silencio” y “después quitar de nuestro corazón las otras cosas que adoramos, que nos interesan más. No, sólo Dios”. “Las otras cosas sirven, sirven si yo soy capaz de adorar sólo a Dios”: “Hay una pequeña oración que nosotros rezamos; el Gloria: ‘Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo’, pero tantas veces la decimos como loros. Pero esta oración ¡es adoración! ‘Gloria’: yo adoro al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Adorar, con pequeñas oraciones, con el silencio ante la grandeza de Dios, adorar a Jesús y decir: ‘Tú eres el único, tú eres el principio y el fin, y contigo quiero permanecer toda la vida, toda la eternidad. Tú eres el único’. Y expulsar las cosas que me impiden adorar a Jesús”.


3. Tercera tarea: PONER A JESÚS EN EL CENTRO DE NUESTRA VIDA: SEGUIRLO

La tercera tarea – subrayó el Pontífice – es la que propone el Evangelio del día en que Jesús llama a los primeros discípulos a seguirlo. Significa poner a Jesús en el centro de nuestra vida:

“La vida cristiana es sencilla, es muy simple, pero tenemos necesidad de la gracia del Espíritu Santo para que despierte en nosotros este deseo de conocer a Jesús, de adorar a Jesús y de seguir a Jesús. Por esto hemos pedido al Señor, al inicio, en la oración Colecta, conocer lo que debemos hacer y tener la fuerza para hacerlo. Que en la sencillez de cada día – porque para cada día para ser cristianos no son necesarias cosas extrañas, cosas difíciles, cosas superfluas, no, es sencillo – el Señor nos dé la gracia de conocer a Jesús, de adorar a Jesús y de seguir a Jesús”.

Celebremos el Tiempo Ordinario, este tiempo se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios

El Tiempo Ordinario tiene su gracia particular que hay que pedir a Dios y buscarla con toda la ilusión de nuestra vida: así como en este Tiempo Ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misión que le encomendó su Padre, le vemos crecer en edad, sabiduría y gracia delante de Dios su Padre y de los hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombres…así también nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santísima de Dios. Esta es la gracia que debemos buscar e implorar de Dios durante estas 33 semanas del Tiempo Ordinario.

Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece, se estanca, se enferma y muere. Debemos crecer en nuestras tareas ordinarias: matrimonio, en la vida espiritual, en la vida profesional, en el trabajo, en el estudio, en las relaciones humanas. Debemos crecer también en medio de nuestros sufrimientos, éxitos, fracasos. ¡Cuántas virtudes podemos ejercitar en todo esto! El Tiempo Ordinario se convierte así en un gimnasio auténtico para encontrar a Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecer en santidad…y todo se convierte en tiempo de salvación, en tiempo de gracia de Dios. ¡Todo es gracia para quien está atento y tiene fe y amor!

El espíritu del Tiempo Ordinario queda bien descrito en el prefacio VI dominical de la misa: “En ti vivimos, nos movemos y existimos; y todavía peregrinos en este mundo, no sólo experimentamos las pruebas cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues esperamos gozar de la Pascua eterna, porque tenemos las primicias del Espíritu por el que resucitaste a Jesús de entre los muertos”.

Este Tiempo Ordinario se divide como en dos “tandas”. Una primera, desde después de la Epifanía y el bautismo del Señor hasta el comienzo de la Cuaresma. Y la segunda, desde después de Pentecostés hasta el Adviento.


Por: P. Antonio Rivero, L.C. | Fuente: Catholic.net

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 13 DE ENERO DEL 2021 - TIEMPO ORDINARIO

 



 Lecturas de hoy Miércoles de la 1ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, miércoles, 13 de enero de 2021



Primera lectura

Lectura de la carta a los Hebreos (2,14-18):

LO mismo que los hijos participan de la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos.

Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo. Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son tentados.


Palabra de Dios



Salmo

Sal 104,1-2.3-4.6-7.8-9


R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.


V/. Dad gracias al Señor, invocad su nombre,

dad a conocer sus hazañas a los pueblos.

Cantadle al son de instrumentos,

hablad de sus maravillas. R/.


V/. Gloriaos de su nombre santo,

que se alegren los que buscan al Señor.

Recurrid al Señor y a su poder,

buscad continuamente su rostro. R/.


V/. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;

hijos de Jacob, su elegido!

El Señor es nuestro Dios,

él gobierna toda la tierra. R/.


V/. Se acuerda de su alianza eternamente,

de la palabra dada, por mil generaciones;

de la alianza sellada con Abrahán,

del juramento hecho a Isaac. R/.



Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39):


EN aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


Palabra del Señor





«De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración»

Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM

(Barcelona, España)



Hoy vemos claramente cómo Jesús dividía la jornada. Por un lado, se dedicaba a la oración, y, por otro, a su misión de predicar con palabras y con obras. Contemplación y acción. Oración y trabajo. Estar con Dios y estar con los hombres.

En efecto, vemos a Jesús entregado en cuerpo y alma a su tarea de Mesías y Salvador: cura a los enfermos, como a la suegra de san Pedro y muchos otros, consuela a los tristes, expulsa demonios, predica. Todos le llevan sus enfermos y endemoniados. Todos quieren escucharlo: «Todos te buscan» (Mc 1,37), le dicen los discípulos. Seguro que debía tener una actividad frecuentemente muy agotadora, que casi no le dejaba ni respirar.

Pero Jesús se procuraba también tiempo de soledad para dedicarse a la oración: «De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración» (Mc 1,35). En otros lugares de los Evangelios vemos a Jesús dedicado a la oración en otras horas e, incluso, muy entrada la noche. Sabía distribuirse el tiempo sabiamente, a fin de que su jornada tuviera un equilibrio razonable de trabajo y oración.

Nosotros decimos frecuentemente: —¡No tengo tiempo! Estamos ocupados con el trabajo del hogar, con el trabajo profesional, y con las innumerables tareas que llenan nuestra agenda. Con frecuencia nos creemos dispensados de la oración diaria. Realizamos un montón de cosas importantes, eso sí, pero corremos el riesgo de olvidar la más necesaria: la oración. Hemos de crear un equilibrio para poder hacer las unas sin desatender las otras.

San Francisco nos lo plantea así: «Hay que trabajar fiel y devotamente, sin apagar el espíritu de la santa oración y devoción, al cual han de servir las otras cosas temporales».

Quizá nos debiéramos organizar un poco más. Disciplinarnos, “domesticando” el tiempo. Lo que es importante ha de caber. Pero más todavía lo que es necesario.


MIÉRCOLES DE CENIZA 2021: VATICANO INDICA CÓMO DISTRIBUIR CENIZAS SIN CONTAGIAR COVID-19



 Miércoles de Ceniza 2021: Vaticano indica cómo distribuir cenizas sin contagiar COVID-19

Redacción ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



La Santa Sede difundió una nota con indicaciones sobre cómo se impondrá la ceniza el próximo Miércoles de Ceniza, el 17 de febrero, para garantizar la seguridad de fieles y sacerdotes ante la pandemia de coronavirus.

La nota, elaborada por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y firmada este martes 12 de enero por el Cardenal Robert Sarah, prefecto del dicasterio, establece que “pronunciada la oración de bendición de las cenizas y después de asperjarlas, sin decir nada, con el agua bendita, el sacerdote se dirige a los presentes, diciendo una sola vez para todos la fórmula del Misal Romano: ‘Convertíos y creed en el Evangelio’, o bien: ‘Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás’”.

A continuación, “el sacerdote se limpia las manos y se pone la mascarilla para proteger la nariz y la boca, después impone la ceniza a cuantos se acercan a él o, si es oportuno, se acerca a cuantos están de pie en su lugar. El sacerdote toma la ceniza y la deja caer sobre la cabeza de cada uno, sin decir nada”.






BUENOS DÍAS!!!

 





 

lunes, 11 de enero de 2021

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 11 DE ENERO DEL 2021 - TIEMPO ORDINARIO



 Lecturas de hoy Lunes de la 1ª semana del Tiempo Ordinario

Hoy, lunes, 11 de enero de 2021




Primera lectura

Comienzo de la carta a los Hebreos (1,1-6):

EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.

En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás:

«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»;

y en otro lugar:

«Yo seré para él un padre,

y él será para mí un hijo?».

Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice:

«Adórenlo todos los ángeles de Dios».


Palabra de Dios



Salmo

Sal 96,1.2b.6.7c.9


R/. Adorad a Dios todos sus ángeles


V/. El Señor reina, la tierra goza,

se alegran las islas innumerables.

Justicia y derecho sostienen su trono. R/.


V/. Los cielos pregonan su justicia,

y todos los pueblos contemplan su gloria.

Adoradlo todos sus ángeles. R/.


V/. Porque tú eres, Señor,

Altísimo sobre toda la tierra,

encumbrado sobre todos los dioses. R/.


Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,14-20):

DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:

«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.

Jesús les dijo:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.


Palabra de Dios



«Convertíos y creed en la Buena Nueva»

Rev. D. Joan COSTA i Bou

(Barcelona, España)


Hoy, el Evangelio nos invita a la conversión. «Convertíos y creed en la Buena Nueva» (Mc 1,15). Convertirse, ¿a qué?; mejor sería decir, ¿a quién? ¡A Cristo! Así lo expresó: «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí» (Mt 10,37).

Convertirse significa acoger agradecidos el don de la fe y hacerlo operativo por la caridad. Convertirse quiere decir reconocer a Cristo como único señor y rey de nuestros corazones, de los que puede disponer. Convertirse implica descubrir a Cristo en todos los acontecimientos de la historia humana, también de la nuestra personal, a sabiendas de que Él es el origen, el centro y el fin de toda la historia, y que por Él todo ha sido redimido y en Él alcanza su plenitud. Convertirse supone vivir de esperanza, porque Él ha vencido el pecado, al maligno y la muerte, y la Eucaristía es la garantía.

Convertirse comporta amar a Nuestro Señor por encima de todo aquí en la tierra, con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Convertirse presupone entregarle nuestro entendimiento y nuestra voluntad, de tal manera que nuestro comportamiento haga realidad el lema episcopal del Santo Padre, San Juan Pablo II, Totus tuus, es decir, Todo tuyo, Dios mío; y todo es: tiempo, cualidades, bienes, ilusiones, proyectos, salud, familia, trabajo, descanso, todo. Convertirse requiere, entonces, amar la voluntad de Dios en Cristo por encima de todo y gozar, agradecidos, de todo lo que acontece de parte de Dios, incluso contradicciones, humillaciones, enfermedades, y descubrirlas como tesoros que nos permiten manifestar más plenamente nuestro amor a Dios: ¡si Tú lo quieres así, yo también lo quiero!

Convertirse pide, así, como los apóstoles Simón, Andrés, Santiago y Juan, dejar «inmediatamente las redes» e irse con Él (cf. Mc 1,18), una vez oída su voz. Convertirse es que Cristo lo sea todo en nosotros.

EL PAPA FRANCISCO DA ACCESO A LAS MUJERES A LOS OFICIOS DE LECTOR Y ACÓLITO



 El Papa Francisco da acceso a las mujeres a los oficios de Lector y Acólito

Redacción ACI Prensa

 Foto: Vatican Media



El Papa Francisco abrió a las mujeres los oficios del Lector y del Acólito, dos ministerios reservados a los varones en virtud de lo establecido en el Código de Derecho Canónico (CIC) pero que en la Iglesia latina ya se había dado acceso a las mujeres en virtud de otro canon del CIC.

Esta nueva disposición se ha establecido mediante la aprobación el 10 de enero, por parte del Santo Padre, del Motu Proprio Spiritus Domini que modifica el canon 230 § 1 del Código de Derecho Canónico sobre el acceso de las mujeres al ministerio instituido del lectorado y acolitado.

Hasta ahora, el canon 230 § 1 establecía que “los varones laicos que tengan la edad y condiciones determinadas por decreto de la Conferencia Episcopal, pueden ser llamados para el ministerio estable de lector y acólito, mediante el rito litúrgico prescrito; sin embargo, la colación de esos ministerios no les da derecho a ser sustentados o remunerados por la Iglesia”.

De ahora en adelante, de acuerdo con el Motu Proprio Spiritus Domini, el canon 230 § 1 quedará redactado del siguiente modo: “Los laicos que tengan la edad y los dones determinados por decreto de la Conferencia Episcopal podrán ser asumidos establemente, mediante el rito litúrgico establecido, en los ministerios de lectores y acólitos; sin embargo, tal atribución no les da derecho al sustento ni a la remuneración por parte de la Iglesia”.

Es decir, se elimina la referencia a “los varones laicos” abriendo el lectorado y acolitado a todos los bautizados, incluidas las mujeres.

En cualquier caso, recuerda el Papa, se trata de una práctica ya consolidada en la Iglesia latina en virtud de lo establecido en el canon 230 § 2: “Por encargo temporal, los laicos pueden desempeñar la función de lector en las ceremonias litúrgicas; así mismo, todos los laicos pueden desempeñar las funciones de comentador, cantor y otras, a tenor de la norma del derecho”.

Esta decisión, según afirma el mismo Pontífice en el Motu Proprio, se produce tras escuchar las recomendaciones de “algunas Asambleas del Sínodo de los Obispos”.

Tradicionalmente, señala el Papa, “la recepción de los ministerios laicales precedía a la recepción del Sacramento del Orden a modo de preparación, aunque dichos ministerios se les concediera a otros fieles idóneos de sexo masculino”. Esa práctica quedó regulada en virtud del Motu Proprio Ministeria quaedam del 17 de agosto de 1972 durante el Pontificado de San Pablo VI.

Sin embargo, continúa el Santo Padre, “algunas Asambleas del Sínodo de los Obispos han evidenciado la necesidad de profundizar doctrinalmente en el tema, de forma que responda a la naturaleza de dichos carismas y a las exigencias de los tiempos”.

En su argumentación con la que abre el Motu Proprio, el Papa diferencia entre los ministerios que responden al Orden sagrado, como el sacerdocio, de los ministerios laicales, que no se instituyen en virtud de un sacramento.

Francisco explica que el Espíritu Santo “distribuye a los miembros del pueblo de Dios los dones que permiten a cada uno, de forma diferente, contribuir a la edificación de la Iglesia y al anuncio del Evangelio”. Esos dones, recuerda el Pontífice, reciben el medio de “ministerios”.

Los ministerios pueden ser de dos tipos. El primero es el que se refiere al Orden sagrado: “En algunos casos, dicha contribución ministerial tiene su origen en un sacramento específico, el Orden sagrado”.

El segundo se refiere a otras funciones que a lo largo de la historia “se han instituido en la Iglesia y confiados mediante un rito litúrgico no sacramental a personas individuales en virtud de una particular forma de ejercicio del sacerdocio bautismal y en ayuda del ministerio específico de obispos, presbíteros y diáconos”.

De hecho, hace hincapié en que “en los últimos años se ha llegado en los últimos años a una elaboración doctrinal que ha puesto de relieve cómo determinados ministerios instituidos por la Iglesia tengan como fundamento la condición común de ser bautizados y el sacerdocio real recibido en el sacramento del Bautismo”.

Esos ministerios “son esencialmente distintos del ministerio ordenado recibido en el sacramento del Orden”.

En ese sentido, insiste en que ya existe “una práctica consolidada en la Iglesia latina” según la cual “esos ministerios laicales, al estar basados en el sacramento del Bautismo, pueden ser confiados a todos los fieles idóneos, sean de sexo masculino o femenino”.


Funciones del Lector y del Acólito

Según el Motu Proprio Ministeria quaedam, del 17 de agosto de 1972, firmado por el Papa San Pablo VI, el ministerio del Lector tiene como función “leer la palabra de Dios en la asamblea litúrgica”.

El lector “proclamará las lecturas de la Sagrada Escritura, pero no el Evangelio, en la Misa y en las demás celebraciones sagradas; faltando el salmista, recitará el Salmo interleccional; proclamará las intenciones de la Oración Universal de los fieles, cuando no haya a disposición diácono o cantor; dirigirá el canto y la participación del pueblo fiel; instruirá a los fieles para recibir dignamente los Sacramentos”.

Por su parte, el Acólito, según lo establecido en dicho Motu Proprio de San Pablo VI, “queda instituido para ayudar al diácono y prestar su servicio al sacerdote”. 


Lea el Motu Proprio Spiritus Domini AQUÍ.

¡FELIZ SEMANA!

 






domingo, 10 de enero de 2021

BAUTISMO DE JESÚS


Bautismo del Señor

10 de enero. Fiesta, con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad

Por: P. Juan Pablo Esquivel | Fuente: Catholic.net



Normalmente el domingo que sigue a la fiesta de la Epifanía es dedicado a celebrar el bautismo de Cristo, este año se celebra el domingo 13 de enero y señala la culminación de todo el ciclo natalicio o de la manifestación del Señor. Es también el domingo que da paso al tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.


Cuando Cristo se metió en la cola para esperar su turno de ser bautizado, seguramente San Juan Bautista no sabía que hacer. Llegó el Mesías delante de él y pidió el bautismo. El Bautista exclamó: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿tú vienes a mí?” (Mt 3,14). El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde de Cristo en el n.536:


Hay una diferencia importante entre los dos bautismos:

El de Juan: con agua, exterior, signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.

El de JESÚS: con Espíritu Santo, renovación interior que nos hace "partícipes de la naturaleza divina”

"No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia..." trabajo reservado al más inútil de los esclavos... Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús...

¿Porqué entonces Jesús se hace bautizar por Juan? [es una escena tan impresionante, que podría resultar incomprensible, y hasta escandalosa]...

Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente el "modo" que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia... Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios... así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente...

Pero el bautismo que recibió Jesús fue muy "especial": ciertos hechos nos indican que con Él comienza un nuevo bautismo:

El cielo abierto (ya nunca más cerrado por los pecados, como hasta este momento) Es decir, comienza una nueva etapa de relación entre Dios y los hombres: el Cielo viene a nosotros, y nosotros vamos allá: viene con Cristo y el Espíritu Santo. Llega todo, porque Dios mismo viene, y Él será para nosotros y nos dará todo. Estamos frente al comienzo de una nueva humanidad, divinizada.

En la proposición que San Marcos hace en su Evangelio, el Padre no "presenta" a su Hijo (“Éste es mi Hijo amado”), sino que se dirige a Él (“Tú eres mi Hijo...”): Cristo nos representa a todos, que desde ese momento pasamos a ser hijos amados, complacencia del Padre... Cuando somos bautizados, esta vocación eterna se verifica efectivamente, verdaderamente: somos una nueva creación. Por lo tanto, nuestra dignidad, nuestra gloria, y nuestro compromiso pasa por VIVIR NUESTRO BAUTISMO...


"Éste es mi Hijo" (Evang.)... "Éste es el servidor sufriente" (Iª lect.)...

Sigamos a Cristo por la Cruz a la Luz.

IMÁGENES DEL BAUTISMO DE JESÚS
























 

LA EFICACIA DE LA PACIENCIA



LA EFICACIA DE LA PACIENCIA

Santa Teresa de Ávila


 Nada te turbe,

Nada te espante,

Todo se pasa,

Dios no se muda.

La paciencia

Todo lo alcanza;

Quien a Dios tiene

Nada le falta:

Sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,

Al cielo sube,

Por nada te acongojes,

Nada te turbe.

A Jesucristo sigue

Con pecho grande,

Y, venga lo que venga,

Nada te espante.

¿Ves la gloria del mundo

Es gloria vana;

Nada tiene de estable,

Todo se pasa.

Aspira a lo celeste,

Que siempre dura;

Fiel y rico en promesas,

Dios no se muda.

Ámala cual merece

Bondad inmensa;

Pero no hay amor fino

Sin la paciencia.

Confianza y fe viva

Mantenga el alma,

Que quien cree y espera

Todo lo alcanza.

Del infierno acosado

Aunque se viere,

Burlará sus furores

Quien a Dios tiene.

Vénganle desamparos,

Cruces, desgracias;

Siendo Dios su tesoro,

Nada le falta.

Id, pues, bienes del mundo;

Id, dichas vanas;

Aunque todo lo pierda,

Sólo Dios basta.

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