lunes, 30 de noviembre de 2020

PIDEN ORACIONES POR QUERIDO SACERDORE INFLUENCER CON CÁNCER TERMINAL



 Piden oraciones por querido sacerdote influencer con cáncer terminal

POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa


Los fieles y sacerdotes de la parroquia Santa María de Huachipa en Perú pidieron oraciones por el P. Emmanuelle Cueto Ramos, un sacerdote influencer que el martes 1 de diciembre cumplirá 31 años de edad y a quien le detectaron un cáncer terminal, lo que le generó la pérdida de la vista y un pronóstico de entre siete a ocho meses de vida.

El P. Emmanuelle, miembro de los Apóstoles de la Palabra y creador de la página de Facebook Memes Católicos Recargado Mex, que cuenta con más de 150 mil seguidores, llegó de México a Perú en noviembre de 2019, como lo recuerda en un comunicado el P. Teófilo Pérez Julca, que sirve en la parroquia Santa María de Huachipa en la Diócesis de Chosica.

En el texto del 17 de noviembre, el sacerdote explica que al P. Cueto, que también tiene una cuenta de Tiktok con unos 280 mil seguidores, le detectaron en febrero un tumor en el ojo derecho, por lo cual tuvo que ser atendido en el Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) en Lima.

Luego estuvo internado dos meses en el Hospital Arzobispo Loayza donde le realizaron dos cirugías mayores y una menor. Por la agresividad del tumor, el P. Emmanuelle perdió la vista en ambos ojos: en marzo el derecho y en septiembre el izquierdo.

“El P. Emmanuelle ha aceptado como un regalo de Dios esta enfermedad que al principio con los diversos análisis fue considerado un tumor benigno, sin embargo cambió luego a tumor maligno y cáncer de grado 3”, explica el P. Teófilo Pérez.

“El P. Emmanuelle llegó a Perú sin ninguna sospecha de tumor. Ha vivido y experimentado un proceso doloroso como asociado a la pasión de Cristo. Su familia carnal y espiritual y quienes conocemos al padre nos damos cuenta de la cercanía y presencia de Dios en su vida. Admiramos la fortaleza del Padre Emmanuelle y cómo ha ido asumiendo y aceptando el vía crucis que Dios le ha permitido experimentar día a día”, prosigue.

El cáncer se ha extendido y ya no puede ser operado por haber llegado a un lugar de muy difícil acceso en la cabeza.

“Los milagros existen. Dios sabe a quienes, por qué y para qué los concede. Después del alta y de realizarle unos análisis, escuché por primera vez: ‘denle calidad de vida al Padre Emmanuelle’. Cuando informamos a unos médicos sobre la evolución del padre escuché ‘Así inicia el desenlace’. ‘denle calidad de vida’. En el INEN: ‘es delicado y no podemos hacer más, debido a la zona del tumor. Le daremos radiación paliativa, no curativa’”, continúa el P. Teófilo.

El sacerdote afirma además que estos “han sido días de interrogantes: ¿Cuál es el plan de Dios? ¿Qué quiere Dios del P. Emmanuelle? No es fácil entender los planes de Dios. Por eso decimos ‘Señor no entendemos tus planes y tu voluntad, pero danos la fortaleza y la sabiduría para aceptar tu voluntad, aunque no la comprendamos y no estemos de acuerdo’”.

Tras agradecer a todos los que ayudado ante esta situación y a Mons. Norberto Strottman, Obispo de Chosica, el sacerdote alentó a seguir “orando por el P. Emmanuelle y por las personas que le apoyan. Que se haga la voluntad de Dios”.

Asimismo circula en redes un petitorio para elevar plegarias a Dios por el P. Emmanuelle, “un defensor de la liturgia”, “un sacerdote con cáncer y sin cura, que nos ofrece esperanza y testimonio” y que es “consciente de que el sufrimiento es el camino más corto para llegar al Cielo”.

En sus últimos tuits publicados en julio, el P. Emmanuelle Cueto escribió que “para alguien que quiera ser santo, sufrir no es opcional, sino un supuesto esencial, es oportunidad para santificarse y salvarse. Y la muerte, vista con la mirada cristiana es esperada; pero cuando la muerte es vista con la mirada humana, ésta es temida”.

“¿Quieres ser bueno? Genial Cara sonriente. ¿Quieres ser santo? Entonces: Prepárate para la prueba”, escribió también.

En una reciente entrevista, el P. Cueto contó que en 2013, cuando ingresó a Facebook, vio que la red social eliminó temporalmente la página Memes Católicos, creada y administrada por Yhonatan Luque Reyes, con quien ha entablado una buena amistad. Esto suscitó en el sacerdote la idea de crear algo similar: Memes Católicos Recargado Mex.

En declaraciones a ACI Prensa, Yhonatan Luque contó que comenzó a seguir el apostolado del P. Emmanuelle por su contenido apologético, al ser parte de la Familia de los Apóstoles de la Palabra fundada por el P. Flaviano Amatulli Valente, “quien siempre hizo hincapié en la necesidad de defender la fe”.

El P. Amatulli, que falleció en 2018, fundó en México a los Apóstoles de la Palabra. Publicó además decenas de libros y folletos en defensa de la fe y de la Iglesia frente al creciente número de sectas.

“Creo que su principal característica es su capacidad para evangelizar con entusiasmo y mucho sentido del humor pero sin 'licuar la fe'. También su profundo amor por la Santa Misa la cual sigue celebrando incluso ahora que ha perdido la visión”, agregó Luque sobre el P. Emmanuelle.

Finalmente, el creador de Memes Católicos dijo que el joven sacerdote “es un ejemplo para todos los que quieren evangelizar en Internet. En todas las redes sociales en las que ha incursionado ha sabido dejar huella, también en la cuenta de TikTok que abrió este año y en la que ya tiene videos con millones de vistas”.

Emmanuelle Cueto Ramos nació en la Ciudad de México 1 de diciembre de 1989. Es hijo de Roberto Cueto López y Alba Rosa Morales y creció en la ciudad de Acapulco.

Aunque fue monaguillo desde muy pequeño, comenzó a beber y a probar drogas a los 11 años. Hizo parte de una pandilla y era grafitero. Sin embargo, un retiro al que asistió pensando que también iría la muchacha que le gustaba, cambió su vida.

Ingresó a los Apóstoles de la Palabra el 15 de abril de 2002. En 2003 ingresó al departamento del Voluntariado Misionero. En 2004 fue enviado a realizar su etapa de promesa en Xoxocotla, estado de Morelos; y en junio del mismo año ingresó al Seminario Menor Apóstoles de la Palabra, en Acayucan, estado de Veracruz.

En 2008 fue enviado a Chilapa, estado de Guerrero, donde fue coordinador diocesano de los Apóstoles de la Palabra de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa mientras hacía el curso introductorio o Propedéutico.

Entre 2009 y 2011 estudió en la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia de México hasta 2011. En junio de ese año fue enviado a realizar su noviciado como coordinador nacional de los Apóstoles de la Palabra en El Salvador.

En agosto de 2012 regresó a México para estudiar teología en la Universidad Lumen Gentium (Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos). Entre 2015 y 2016 sirvió en Guatemala.

Fue ordenado diácono el 3 de septiembre de 2016 en la Diócesis de San Andrés Tuxtla. Fue ordenado sacerdote el 14 de abril de 2018 en Acapulco. Hasta antes de viajar al Perú fue vicerrector y prefecto de estudios en el Curso Introductorio en la Ciudad de México.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 30 DE NOVIEMBRE DEL 2020

 



Lecturas de hoy Fiesta de San Andrés apóstol

Hoy, lunes, 30 de noviembre de 2020



Primera lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿Cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿Cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿Cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿Cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿Quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»


Palabra de Dios





Salmo

Sal 18,2-3.4-5


R/. A toda la tierra alcanza su pregón


El cielo proclama la gloria de Dios,

el firmamento pregona la obra de sus manos:

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo susurra. R/.


Sin que hablen, sin que pronuncien,

sin que resuene su voz,

a toda la tierra alcanza su pregón

y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.


Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 30 de noviembre de 2020

Rosa Ruiz

Queridos amigos y amigas:


Hoy celebramos a San Andrés, apóstol.  La tradición lo recuerda como el primer llamado, junto a Juan, cuando aún eran discípulos del Bautista. Emocionado con este Jesús que le cambió la vida, enseguida fue a compartir con su hermano Pedro que había conocido a alguien que merecía la pena. Por lo que nos cuenta el Evangelio, Pedro le hizo caso y aunque ambos hermanos seguían con sus obligaciones habituales (pescar, en este caso), empezaron a escuchar al Maestro. Y como nos ocurre a todos, llega un momento en que tienes que elegir. Sólo se elige cuando uno de los “dos amores” pide dedicación exclusiva, cuando notas que -sin querer- te ocupa todo el corazón y todas tus fuerzas.

Algo así, quizá, vivió Andrés aquella mañana en que Jesús les invitó a dejar sus redes (su agenda habitual, sus costumbres, su sustento, su modo cotidiano de proceder…) y hacerse pescadores de hombres. Cuando San Gregorio Magno comenta este pasaje (Homiliae in Evangelia, 5, 1), dice: “El reino de Dios no tiene precio: vale tanto cuanto tienes”.


Y creo que es verdad: el Reino de Dios no es barato ni caro, no tiene precio, no cuesta mucho ni poco. Vale lo que tienes y lo que eres. Para unos esta llamada implicará un giro radical en su vida; para otros se traducirá en alguna decisión concreta que no pide un cambio “de agenda” pero sí de estilo, de modo, de corazón. Para unos, ser apóstoles conllevará el peso y el servicio de ser cabeza, como Pedro, el hermano de Andrés. Y para otros, como Andrés, aun habiendo sido llamados primero, el Reino de Dios y ser pescador de hombres se traduce en ser un buen y fiel “segundo”. No importa. Eso es lo de menos. La cuestión es encontrar el sentido de tu vida, atreverte a quedarte con él, contarlo a otros porque es tan bueno que no puedes guardártelo y, a partir de ahí, vivir…. El Dios del Reino nos irá llevando si nos dejamos llevar. Como Andrés.


Vuestra hermana en la fe, Rosa Ruiz

PLAZA DE SAN PEDRO EN EL VATICANO RECIBE EL ÁRBOL DE NAVIDAD DE ESTE AÑO 2020


 

Plaza de San Pedro en el Vaticano recibe el árbol de Navidad de este año

Redacción ACI Prensa

 Foto: Alberto Basile / ACI Prensa



El tradicional árbol de Navidad natural que decora la Plaza de San Pedro del Vaticano llegó en la madrugada del 29 al 30 de noviembre.

Este año, el árbol de Navidad es un abeto de 28 metros de altura y 70 centímetros de diámetro que procede de la región de Kočevje en Eslovenia.

La ceremonia de iluminación del árbol será el 11 de diciembre.

El pesebre, también conocido como belén o nacimiento, estará compuesto por estatuas de cerámica de tamaño mayor al natural que serán colocadas sobre una plataforma luminosa de casi 125 metros cuadrados que rodeará el obelisco central de la Plaza de San Pedro.

Las decoraciones navideñas -árbol y pesebre- serán visibles en la Plaza de San Pedro a partir del 11 de diciembre hasta el 10 de enero de 2021, día en que concluye el tiempo de Navidad con la fiesta del Bautismo del Señor.

Según informó la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, el tradicional espacio dedicado a la Navidad en la Plaza de San Pedro “pretende ser un signo de esperanza y confianza para todo el mundo” y quiere “expresar la certeza de que Jesús viene entre su pueblo para salvarlos y consolarlos. Un mensaje importante en este tiempo difícil debido a la emergencia sanitaria por el COVID-19”.

En 2018, el Papa Francisco deseó que “el pesebre y el árbol, símbolos fascinantes de la Navidad, puedan llevar en las familias y en los lugares de reunión un reflejo de la luz y de la ternura de Dios, para ayudar a todos a vivir la fiesta del nacimiento de Jesús”.

Sobre el árbol de Navidad con sus luces, el Santo Padre explicó entonces que “nos recuerda que Jesús es la luz del mundo, es la luz del alma que aleja las oscuridades de las enemistades y hace espacio al perdón”.

5 CONSEJOS PARA VIVIR EN FAMILIA EL ADVIENTO 2020



5 consejos para vivir en familia el Adviento

Redacción ACI Prensa



El Adviento está lleno de hermosas y antiguas tradiciones únicas del cristianismo que los padres pueden compartir con sus hijos durante el tiempo de preparación para celebrar la Navidad.

Aunque la pandemia del coronavirus ha modificado algunas de nuestras costumbres personales y familiares, siguen vigentes estos 5 consejos prácticos para crecer en familia durante el Adviento, ofrecidos por el National Catholic Register.


1. Corona de Adviento sobre la mesa 

Esta tradición milenaria no puede guardarse solo para el día domingo en la iglesia, sino también puede realizarse por las noches a la hora de la cena. De hecho, ahora que se hace más complicado asistir a Misa en los templos, cobra aún más relevancia en cada hogar.

La corona de Adviento simboliza más que las cuatro semanas de Adviento; pues también pueden representar los 4 mil años que el hombre estuvo en la tierra antes de que naciera el Salvador. Por otro lado, los niños pueden turnarse para prender y soplar las velas.

Se puede recitar una oración diciendo antes la siguiente jaculatoria: "Ven, Señor Jesús, nace en nuestros corazones".


2. Hacer obras de misericordia

Es importante preparase espiritualmente durante el Adviento para el nacimiento de Jesús.

Una sugerencia para lograrlo es armar un pequeño pesebre en algún lugar de su casa y cada vez que algún miembro de la familia realice una obra de misericordia, dentro o fuera de la casa, puede poner un hilo de heno en el pesebre.

Es una bendición ver cada día más lleno el pesebre para Jesús cuando se acerca el día de su natividad. Recuerde no colocar la imagen del Niño Jesús hasta la víspera de Navidad.


3. No olvidar al verdadero San Nicolás

Según varios historiadores, el popular Santa Claus es la distorsión –primero literaria y luego comercial– de San Nicolás, el generoso Obispo de Myra, patrono de los niños, navegantes y cautivos.

La leyenda de Santa Claus deriva directamente de la figura de San Nicolás, quien según la tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su día se reparten dulces y regalos. Es representado como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasa de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños.


4. Enseñar a los niños

Animar a los niños en este tiempo de preparación para la Navidad a orar por los demás, ayudar en casa, compartir los bienes con quien más necesite, cumplir las tareas sin quejarse, hacer un sacrificio, leer algún pasaje de la Biblia, dar gracias a Dios, saludar cariñosamente, no pelear con sus hermanos, entre otros.

La pandemia nos ha recordado que la vida es frágil, que la eternidad nos espera en cualquier momento. Eso también es algo que podemos enseñar de a pocos a nuestros hijos, de acuerdo a su edad y sin infundirles temor sino esperanza. La esperanza que solo da el Señor.

Es importante no solo que los niños se comprometan a realizar buenas acciones para el nuevo año que se aproxima, sino también que los padres enseñen a sus hijos el verdadero sentido del Adviento.

Es decir, que mediten sobre la venida final del Señor, así como del nacimiento de Jesús y su irrupción en la historia del hombre en Navidad. Además, mostrarles el significado de las coronas de Adviento, las velas y el color morado para la liturgia que significa preparación espiritual y penitencia.


5. Crecer espiritualmente

En este tiempo se puede añadir un tiempo de oración breve como la lectura de la Biblia cada mañana o un Rosario. Cualquiera podría convertirse en un gran hábito.

Ahora que en algunos lugares el ingreso de los niños a las iglesias no se permite, se genera una ocasión más urgente incluso de rezar con ellos, siempre algo de acuerdo a su edad.

El objetivo final siempre será que la Navidad traiga un nuevo celo y un amor más profundo por Cristo este año, que no nos deja solos a pesar de todo.

IMÁGENES DE TARJETAS DE FELIZ NAVIDAD - 2020



















 

domingo, 29 de noviembre de 2020

TIEMPO DE VIGILANCIA - MEDITACIÓN DE HOY I DOMINGO DE ADVIENTO 2020



 Tiempo de vigilancia


¿No se puede decir que el mundo ya está en espera de su salvador? Hoy en día todos anhelan la salvación en forma de una vacuna para Covid. Están cansados de cubrir sus caras, de limitarse a la casa, y de sospechar a cada desconocido como portador del virus. Sin embargo, la vacuna será un mesías falso. Aunque nos salve del Covid, nos volverá al mismo egoísmo y codicia que han predominado en nuestro tiempo.

Primero, que reconozcamos cómo la pandemia ha revelado algunas faltas en nuestro estilo de vida. Con el confinamiento, las familias han pasado más tiempo juntos con el resultado que los adolescentes sienten menos ansiedad. Las muchas actividades de cada miembro de la familia habían producido el sentido de estar solos enfrentando los retos de la vida. También, por tomar clases con Zoom, los muchachos no han tenido que levantarse temprano en la mañana. Más sueño ha reducido el estrés. Esto no es a decir que la pandemia es cosa buena y la vacuna no será provechosa. Solamente tenemos que reconocer que la vacuna no nos entregará de nuestros problemas más graves.

La primera lectura hoy es de la tercera parte del libro del profeta Isaías. Fue escrita hace 2500 años, pero suena como pudiera haber escrita el año pasado. La gente se ha alejado de los mandamientos de Dios. Donde Dios ha dicho “no matarás”, el aborto es cada vez más aceptable. Donde ha dicho “mantendrás santo el día del Señor”, la asistencia en la misa sigue disminuyendo. No es necesario comentar sobre las violaciones contra el sexto y noveno mandamientos en nuestro tiempo. La lectura tiene su dedo en el pulso de nuestro tiempo cuando pregunta al Señor: “¿Por qué… dejas endurecer nuestro corazón hasta el punto de no temerte?” Por esta razón ello pide a Dios que se presente aunque significa que rasgue los cielos y estremezca a las montañas.

Creemos que Dios hizo caso al grito del profeta. En la segunda lectura San Pablo cuenta cómo Jesucristo murió y resucitó para dar a sus seguidores los “dones divinos”. Tenemos la gracia del Espíritu Santo para vivir por Dios y solo entonces por nosotros mismos.

Antes de su muerte Jesús dijo que iba a volver para llevar a sus discípulos a la vida eterna. En anticipación de este evento, Jesús nos dice en el evangelio hoy que velemos y nos preparemos. Esto no quiere decir que dejemos a trabajar para velar como un marinero en un nido de cuervo. Más bien Jesús quiere que velemos para él como alumnos esperando la visita del director de la escuela. Eso es, quiere que estemos ocupados avanzando en la verdad, el amor, y la bondad.

Adviento siempre tiene dos objetivos. En el principio de la temporada queremos recordar la promesa de Jesús para venir de nuevo. Vino una vez en carne y hueso para salvarnos del pecado. Al fin del tiempo vendrá en la gloria para llevar a sus discípulos a la vida eterna. El segundo objetivo es prepararnos para la Navidad. El misterio de la Encarnación abruma nuestra imaginación. Dios, el Creador y Soberano, ¡quería humillarse para mostrarnos el extendido de su amor! Vale un mes de confinamiento para prepararnos a celebrar este gran evento.

 

Padre Carmelo Mele O.P.

¿QUÉ ES LA CORONA DE ADVIENTO?


  La Corona de Adviento

La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad.

Fuente: Catholic.net



La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.

Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es La corona o guirnalda de Adviento, es el primer anuncio de Navidad.


Origen:

La corona de adviento encuentra sus raíces en las costumbres pre-cristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura. Lo viejo ahora toma un nuevo y pleno contenido en Cristo. El vino para hacer todas las cosas nuevas.


Nueva realidad:

Los cristianos supieron apreciar la enseñanza de Jesús: Juan 8,12: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.». La luz que prendemos en la oscuridad del invierno nos recuerda a Cristo que vence la oscuridad. Nosotros, unidos a Jesús, también somos luz: Mateo 5,14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte."

En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el adviento: Aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.

La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son violeta, una es rosa. El primer domingo de adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento encendemos una vela mas hasta llegar a la Navidad. La vela rosa corresponde al tercer domingo y representa el gozo. Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto lo hacemos en las misas de adviento y también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay velas de esos colores aun se puede hacer la corona ya que lo mas importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.


La corona de adviento encierra varios simbolismos:

La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las cuatro velas: Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.

Las manzanas rojas que adornan la corona: Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.

El listón rojo: Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN LA MISA DEL I DOMINGO DE ADVIENTO CON LOS NUEVOS CARDENALES



 Homilía del Papa Francisco en la Misa del I Domingo de Adviento con los nuevos cardenales

Redacción ACI Prensa




El Papa Francisco presidió este domingo 29 de noviembre en el altar de la Cátedra de la Basílica de San Pedro del Vaticano, la celebración de la Misa del Primer Domingo de Adviento, concelebrada junto con los cardenales creados en el Consistorio Ordinario Público celebrado ayer sábado 28.


A continuación, el texto completo de la homilía del Papa Francisco:

Las lecturas de hoy sugieren dos palabras clave para el tiempo de Adviento: cercanía y vigilancia. La cercanía de Dios y vigilancia nuestra. Mientras el profeta Isaías dice que Dios está cerca de nosotros, Jesús en el Evangelio nos invita a vigilar esperando en Él.

Cercanía. Isaías comienza tuteando a Dios: «¡Tú eres nuestro padre!» (63,16), y continúa: «Nunca se oyó [...] que otro dios fuera de ti actuara así a favor de quien espera en él» (64,3). Vienen a la mente las palabras del Deuteronomio: ¿Quién «está tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros, siempre que lo invocamos?» (4,7).

El Adviento es el tiempo para hacer memoria de la cercanía de Dios, que ha descendido hasta nosotros. Pero el profeta supera esto y le pide a Dios que se acerque más: «¡Ojalá rasgaras los cielos y descendieras!» (Is 63,19). Lo hemos pedido también en el Salmo: “Vuelve, visítanos, ven a salvarnos” (cf. Sal 79,15.3). “Dios mío, ven en mi auxilio” es a menudo el comienzo de nuestra oración: el primer paso de la fe es decirle al Señor que lo necesitamos, necesitamos su cercanía.

Es también el primer mensaje del Adviento y del Año Litúrgico, reconocer que Dios está cerca, y decirle: “¡Acércate más!”. Él quiere acercarse a nosotros, pero se ofrece, no se impone. Nos corresponde a nosotros decir sin cesar: “¡Ven!”. Nos corresponde a nosotros. Es la oración del Adviento: “¡Ven!”. El Adviento nos recuerda que Jesús vino a nosotros y volverá al final de los tiempos, pero nos preguntamos: ¿De qué sirven estas venidas si no viene hoy a nuestra vida? Invitémoslo.

Hagamos nuestra la invocación propia del Adviento: «Ven, Señor Jesús» (Ap 22,20). Con esa invocación finaliza el Apocalipsis: «Ven, Señor Jesús».

Podemos decirla al principio de cada día y repetirla a menudo, antes de las reuniones, del estudio, del trabajo y de las decisiones que debemos tomar, en los momentos importantes y en los difíciles: Ven, Señor Jesús.

Es una pequeña oración, pero nace del corazón. Digámosla, repitámosla en este tiempo de Adviento: «Ven, Señor Jesús».

De este modo, invocando su cercanía, ejercitaremos nuestra vigilancia. El Evangelio de Marcos nos propuso hoy la parte final del último discurso de Jesús, que se concentra en una sola palabra: “¡Vigilen!”. El Señor la repite cuatro veces en cinco versículos (cf. Mc 13,33-35.37). Es importante estar vigilantes, porque un error de la vida es el perderse en mil cosas y no percatarse de Dios.

San Agustín decía: «Timeo Iesum transeuntem» (Sermones, 88,14,13), “Tengo miedo de que Jesús pase y no me dé cuenta”. Atraídos por nuestros intereses y distraídos por tantas vanidades, corremos el riesgo de perder lo esencial. Por eso hoy el Señor repite «a todos: ¡estén vigilantes!» (Mc 13,37).

Pero, si debemos vigilar, esto quiere decir que es de noche. Sí, ahora no vivimos en el día, sino en la espera del día, en medio de la oscuridad y los trabajos. Llegará el día cuando estemos con el Señor. Vendrá, no nos desanimemos. Pasará la noche, aparecerá el Señor; Él, que murió en la cruz por nosotros, nos juzgará. Estar vigilantes es esperar esto, es no dejarse llevar por el desánimo, es vivir en la esperanza.

Así como antes de nacer nos esperaban quienes nos amaban, ahora nos espera el Amor mismo. Y si nos esperan en el Cielo, ¿por qué vivir con pretensiones terrenales? ¿Por qué agobiarse por alcanzar un poco de dinero, fama, éxito, todas cosas efímeras? ¿Por qué perder el tiempo quejándose de la noche mientras nos espera la luz del día?

¿Porqué buscar ‘padrinos’ para hacer una promoción, crecer y hacer carrera? Todo pasa. Vigilad, dice el Señor.

Mantenerse despiertos, sin embargo, es difícil. De hecho, es algo muy difícil. Por la noche es natural dormir. No lo lograron los discípulos de Jesús, a quienes Él les había pedido que velaran “al atardecer, a medianoche, al canto del gallo, de madrugada” (cf. v. 35). Y precisamente a esas horas no estuvieron vigilantes.

Al atardecer, en la última cena, traicionaron a Jesús; por la noche se durmieron; al canto del gallo lo negaron; de madrugada dejaron que lo condenaran a muerte. No vigilaron. Se quedaron dormidos. Pero sobre nosotros puede caer el mismo sopor.

Hay un sueño peligroso: el sueño de la mediocridad. Llega cuando olvidamos nuestro primer amor y seguimos adelante por inercia, preocupándonos sólo por tener una vida tranquila.

Pero sin impulsos de amor a Dios, sin esperar su novedad, nos volvemos mediocres, tibios, mundanos. Y esto carcome la fe, porque la fe es lo opuesto a la mediocridad: es el ardiente deseo de Dios, es la valentía perseverante para convertirse, es valor para amar, es salir siempre adelante.

La fe no es agua que apaga, sino fuego que arde; no es un calmante para los que están estresados, sino una historia de amor para los que están enamorados. Por eso Jesús odia la tibieza más que cualquier otra cosa (cf. Ap 3,16). Se ve el desprecio de Dios por los tibios.

Y entonces, ¿Cómo podemos despertarnos del sueño de la mediocridad? Con la vigilancia de la oración. Rezar es encender una luz en la noche. La oración nos despierta de la tibieza de una vida horizontal, eleva nuestra mirada hacia lo alto, nos sintoniza con el Señor.

La oración permite que Dios esté cerca de nosotros; por eso, nos libra de la soledad y nos da esperanza. La oración oxigena la vida: así como no se puede vivir sin respirar, tampoco se puede ser cristiano sin rezar. Y hay mucha necesidad de cristianos que velen por los que duermen, de adoradores, de intercesores que día y noche lleven ante Jesús, luz del mundo, las tinieblas de la historia.

Hay necesidad de adoradores. Hemos perdido un poco el sentido de la adoración, de estar en silencio ante el Señor, adorando.

Esta es la mediocridad, la tibieza, pero hay también un segundo sueño interior: el sueño de la indiferencia. El que es indiferente ve todo igual, como de noche, y no le importa quién está cerca. Cuando sólo giramos alrededor de nosotros mismos y de nuestras necesidades, indiferentes a las de los demás, la noche cae en el corazón.

Comenzamos rápido a quejarnos de todo, luego sentimos que somos víctimas de los otros y al final hacemos complots de todo. Lamentos, victimismo, y complot. Es una cadena, es lo mismo. Hoy parece que esta noche ha caído sobre muchos, que exigen sólo para sí mismos y se desinteresan de los demás.

¿Cómo podemos despertar de este sueño de indiferencia? Con la vigilancia de la caridad. Para dar luz a aquel sueño de la mediocridad, de la tibieza, está la vigilancia de la oración, para despertarnos de este sueño de la indiferencia está la vigilancia de la caridad. La caridad es el corazón palpitante del cristiano. Así como no se puede vivir sin el latido del corazón, tampoco se puede ser cristiano sin caridad.

Algunos piensan que sentir compasión, ayudar, servir sea algo para perdedores; en realidad es la apuesta segura, porque ya está proyectada hacia el futuro, hacia el día del Señor, cuando todo pasará y sólo quedará el amor.

Es con obras de misericordia que nos acercamos al Señor. Se lo pedimos hoy en la oración colecta: «Aviva en tus fieles […] el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene, acompañados por las buenas obras». Jesús viene y el camino para ir a su encuentro está señalado: son las obras de caridad.

Rezar y amar, he aquí la vigilancia. Cuando la Iglesia adora a Dios y sirve al prójimo, no vive en la noche. Aunque esté cansada y abatida, camina hacia el Señor.

Invoquémoslo: Ven, Señor Jesús, te necesitamos. Acércate a nosotros. Tú eres la luz: despiértanos del sueño de la mediocridad, despiértanos de la oscuridad de la indiferencia. Ven, Señor Jesús, haz que nuestros corazones distraídos estén vigilantes: haznos sentir el deseo de rezar y la necesidad de amar. 

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