martes, 15 de septiembre de 2020

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 15 DE SEPTIEMBRE, NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES


Lecturas de hoy Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores
Hoy, martes, 15 de septiembre de 2020



Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (5,7-9):

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. 

Palabra de Dios


Salmo
Sal 30,2-3a.3b-4.5-6.15-16.20

R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí. R/.

Ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (19,25-27):

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy martes, 15 de septiembre de 2020
CR


Nuestra Señora de los Dolores

Antes de subir al Calvario –somos frágiles y pequeños- vamos a verla en la calle, una tarde del Viernes Santo. ¡Cómo la retrata la piedad popular! Virgen de los Dolores, de la Soledad, de la Piedad; siete puñales le atraviesan el corazón o, al menos la espada de la que le habló el anciano Simeón. Casi siempre un manto negro la cubre.  Su rostro, aun lleno de llanto y dolor, logra un tono sereno, como penetrado por la fe.

María es la Madre del Crucificado. Está asociada, por sus dolores, a la muerte del Redentor. La mujer, esclava del Señor por su fe, está junto a su hijo que se hizo obediente hasta la muerte y muerte de cruz. La que había estado alejada en los momentos de la gloria de los milagros  y la seducción de la palabra, acude ahora, presurosa, en la hora del supremo dolor y de la muerte. Está aquí, como estuvo en todos los momentos difíciles, a lo largo de la vida de Jesús; en la pobreza del pesebre al nacer, en la persecución y exilio con Herodes, cuando abandonaba su familia para predicar el Reino, cuando sufre el rechazo de los jefes políticos y religiosos.

Es que María va a ser, otra vez, Madre. Las palabras de Cristo en la cruz cobran una eficacia casi sacramental. “Mujer, he ahí a tu hijo”. En el discípulo amado hemos sido constituidos hijos de María. Algunos hacen constar que no se lo dice a Pedro sino a otro discípulo. ¿A Juan? Aquí, la maternidad no va en el plano jerárquico sino en el de la intimidad, en el de las relaciones individuales y filiales. Sólo nos queda,  como apunta el evangelio, recibirla en nuestra casa. La Iglesia es la casa de María; la Iglesia tiene una Madre.

Como Jesús, hemos de sentir cerca a María en los momentos de dolor. Ella es la madre querida de tantos hijos crucificados por la injusticia, la opresión y el desamor. Es más, no solamente nos beneficiamos de su cercanía cuando nos aguijonea un padecimiento. Con ella, queremos ir al encuentro de los que sufren. El cristiano ha de combatir el dolor, luchar contra las causas del dolor. Más aún, los creyentes tenemos muchos resortes para transformar y trasfigurar el dolor; el saber escuchar, el llevar consuelo, el infundir esperanza, el rezar con oportunidad, el estimular desde nuestra fe y tantos recursos, ayudan a hacer más buenas, más esperanzadas a las personas sufrientes.

Ya que nos entra por los ojos la presencia de María junto al dolor de su hijo, ella puede ser un modo de sacramento que nos haga visible y nos diga más claro que Dios sufre siempre al lado de sus hijos. Cosa que ya sabíamos.


IMÁGENES DE LOS 7 DOLORES DE LA VIRGEN MARÍA






ORACIÓN POR LAS VOCACIONES A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES - PATRONA DE LAS VOCACIONES OSJ


HOY LA IGLESIA CELEBRA A NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

Hoy la Iglesia celebra a Nuestra Señora de los Dolores
Redacción ACI Prensa




Un día después de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, la Iglesia conmemora a Nuestra Señora de los Dolores. Esta advocación mariana viene desde muy antiguo, desde los orígenes de la Iglesia católica, cada vez que los cristianos recordaban los dolores de Jesús, que estuvieron asociados a los de su Madre. A inicios del siglo XIX, en 1814, fue instituida como Fiesta por el Papa Pío VII, quien dispuso que se celebre cada 15 de septiembre.

Esta hermosa devoción ha sido alentada por muchos santos, con el patrocinio directo de la Santísima Madre de Dios.

Es así que, la Virgen María se le presentó a Santa Brígida de Suecia (1303-1373) y le comunicó lo siguiente: “Miro a todos los que viven en el mundo para ver si hay quien se compadezca de Mí y medite mi dolor, mas hallo poquísimos que piensen en mi tribulación y padecimientos...Por eso tú, hija mía, no te olvides de Mí que soy olvidada y menospreciada por muchos. Mira mi dolor e imítame en lo que pudieres. Considera mis angustias y mis lágrimas y duélete de que sean tan pocos los amigos de Dios”.

La Madre de Dios prometió, a través de la Santa, que concedería siete gracias a aquellas almas que la honren y acompañen diariamente, rezando siete Ave Marías mientras meditan en sus lágrimas y dolores.

Por su parte, San Alfonso María de Ligorio (1696-1787) cuenta que Jesucristo reveló a Santa Isabel de Hungría que Él concedería cuatro gracias a los devotos de los dolores de su Santísima Madre.

Nuestra Señora de los Dolores, ruega por nosotros.




Historia de la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores


La devoción a Nuestra señora de los dolores viene desde muy antiguo. Ya en el siglo VIII los escritores eclesiásticos hablaban de la “Compasión de la Virgen” en referencia a la participación de la Madre de Dios en los dolores del Crucificado.

Pronto empezaron a surgir las devociones a los 7 dolores de María y se compusieron himnos con los que los fieles manifestaban su solidaridad con la Virgen dolorosa.

La fiesta empezó a celebrarse en occidente durante la Edad Media y por ese entonces se hablaba de la “Transfixión de María”, de la “Recomendación de María en el Calvario”, y se conmemoraba en el tiempo de Pascua.

En el siglo XII los religiosos servitas celebraban la memoria de María bajo la Cruz con oficio y Misa especial. Más adelante, por el siglo XVII se celebraba el domingo tercero de septiembre.

El viernes anterior al Domingo de Ramos también se hacía una conmemoración a la Virgen Dolorosa, festividad conocida popularmente como “Viernes de los Dolores”.

Benedicto XIII extendió universalmente la celebración del “Viernes de Dolores” en 1472 y en 1814 el Papa Pío VII fijó la Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores para el 15 de septiembre, un día después a la Exaltación de la Santa cruz.

ASÍ PUEDES REZAR EL ROSARIO DE LOS 7 DOLORES DE LA VIRGEN


Así puedes rezar el Rosario de los 7 dolores de la Virgen y obtener sus milagrosas promesas
ChurchPOP 



¿Has rezado alguna vez el Rosario de los Siete Dolores? La oración se remonta a la Edad Media, pero Nuestra Señora de Kibeho reintrodujo el Rosario de los Siete Dolores a la visionaria Marie-Claire Mukangango en Kibeho, Ruanda en la década de 1980.

Los mensajes de la Virgen a Marie-Claire se centraron en un “llamado urgente al arrepentimiento”: “¡Arrepentíos, arrepentíos, arrepentíos! Convierta mientras todavía hay tiempo“.

Muchas gracias son el resultado de la oración esta devoción, sin embargo, no debe sustituir el tradicional rosario. Nuestra Señora pide a los fieles que recen el Rosario de los Siete Dolores los martes y viernes .



He aquí cómo rezar el Rosario de los Siete Dolores:
Señal de la Cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración introductoria:
Dios mío, te ofrezco este Rosario para tu gloria, para que pueda honrar a tu Santa Madre, la Santísima Virgen, para que pueda compartir y meditar sobre su sufrimiento. Te ruego humildemente que me des un verdadero arrepentimiento por todos mis pecados. Dame sabiduría y humildad, para que pueda recibir todas las indulgencias contenidas en esta oración.

Acto de contrición: “Pésame Dios mío…”

3 Ave Marías en Honor a las Lágrimas de Nuestra Señora

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

1) La primera espada del dolor: la profecía de Simeón
 (Lucas 2: 22-35)
Reza 1 Padre Nuestro y 7 Avemarías.

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

2) La segunda espada del dolor: la huida a Egipto
 (Mateo 2: 13-15)
Reza 1 Padre Nuestro y 7 Avemarías.

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

3) La tercera espada del dolor: la pérdida de Jesús en el templo (Lucas 2: 41-52)
Reza 1 Padre Nuestro y 7 Avemarías.

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

4) La cuarta espada del dolor: María se encuentra con Jesús en el camino al Calvario (Lucas 23: 27-31)
Reza 1 Padre Nuestro y 7 Avemarías.

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

5) La quinta espada del dolor: María está al pie de la cruz (Juan 19: 25-27)
Reza 1 Padre Nuestro y 7 Avemarías.

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

6) La sexta espada del dolor: María recibe el cadáver de Jesús en sus brazos (Juan 19: 38-40)
Reza 1 Padre Nuestro y 7 Avemarías.

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

7) La séptima espada del dolor: el cuerpo de Jesús es colocado en la tumba (Juan 19: 41-42)
Reza 1 Padre Nuestro y 7 Avemarías.

“Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús”.

Oración final: Reina de los mártires, tu corazón sufrió tanto. Te ruego, por los méritos de las lágrimas que derramaste en estos tiempos terribles y dolorosos, obtengas para mí y para todos los pecadores del mundo la gracia de la completa sinceridad y arrepentimiento. Amén.

María, que fue concebida sin pecado y que sufrió por nosotros, ruega por nosotros.
María, que fue concebida sin pecado y que sufrió por nosotros, ruega por nosotros.
María, que fue concebida sin pecado y que sufrió por nosotros, ruega por nosotros.

Señal de la Cruz:  En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


Las promesas de Nuestra Señora a quienes rezan el Rosario de los Siete Dolores, según las visiones de Marie Claire:

1) Con el rezo del Rosario de los Siete Dolores, los corazones más duros cambiarán, si lo rezas por ti o por los demás.

2) Por el rezo del Rosario de los Siete Dolores, serás liberado de obsesiones y adicciones.

3) Este Rosario cuando se dice de corazón, nos hará ganar el verdadero arrepentimiento de nuestros pecados y liberará nuestras almas de la culpa y el remordimiento.

4) Aquellos que lo dicen a menudo, especialmente como lo recomienda Nuestra Señora a Marie Claire, los martes y viernes, obtendrán una comprensión clara de sus debilidades y defectos que los hacen pecar y las cosas que no nos gustan de nosotros mismos y pensamos que eran un parte de nuestro carácter, cambiará.

5) Conseguirás lo que pidas a través de este rosario, rezando este rosario de corazón.

6) Más que nunca, el mundo necesita el Rosario de los Siete Dolores.

Madre Misericordiosa, recuérdanos siempre los Dolores de tu Hijo Jesús.

SANTORAL DE HOY MARTES 15 DE SEPTIEMBRE DE 2020

Ladislao (Wladyslaw) Miegon, BeatoLadislao (Wladyslaw) Miegon, Beato
Sacerdote y Mártir, 15 de septiembre
Nicomedes, SantoNicomedes, Santo
Mártir, 15 de septiembre
Antonio María Schwartz, BeatoAntonio María Schwartz, Beato
Sacerdote y Fundador, 15 de septiembre
Mariano Alcalá Pérez, BeatoMariano Alcalá Pérez, Beato
Sacerdote y Mártir, 15 de septiembre
Giuseppe "Pino" Puglisi, BeatoGiuseppe "Pino" Puglisi, Beato
Sacerdote y Mártir, 15 de septiembre
Nicetas el Godo, SantoNicetas el Godo, Santo
Mártir, 15 de septiembre
Pablo Manna, BeatoPablo Manna, Beato
Presbítero y Fundador, 15 de septiembre
Juan Bautista y Jacinto de los Ángeles, BeatosJuan Bautista y Jacinto de los Ángeles, Beatos
Catequistas Mártires, 15 de septiembre
Catalina (Fieschi) de Génova, SantaCatalina (Fieschi) de Génova, Santa
Viuda, 15 de septiembre
Rolando de Medici, BeatoRolando de Medici, Beato
Ermitaño, 15 de septiembre
Nuestra Señora de los DoloresNuestra Señora de los Dolores
Memoria Litúrgica, 15 de septiembre

BUENOS DÍAS!!!





lunes, 14 de septiembre de 2020

LAS TRES HIJAS DEL REY


Las tres hijas del rey




La justicia con amor te hace justo, sin amor te hace duro. La bondad con amor te hace amable, sin amor te hace hipócrita. La inteligencia con amor sirve a la justicia, sin amor te hace cruel. La agudeza con amor te hace capaz de adquirir la verdad, sin amor te hace agresivo. La autoridad con amor te hace guía y protector, sin amor te hace déspota.

Un rey tenía tres hijas, y a cada una le pidió una explicación del valor de su amor por él. La mayor dijo que lo quería tanto como el pan; la segunda, tanto como el vino, y la tercera, tanto como la sal... El rey se enojó con su hija menor por haber elegido la sal, y la desterró de su presencia. La hija permaneció desheredada, hasta que un día el cocinero del palacio le dio un valioso consejo... Preparó a su padre una de sus comidas favoritas, pero sin sal, totalmente insípida. Cuando el monarca probó aquel manjar, nada apetecible porque carecía de sal, comprendió que no podía vivir sin la sal, y recibió con gusto a su hija, al entender la profundidad de su amor.

La amistad con amor te hace generoso, sin amor te hace interesado. La alegría con amor te ayuda a ver a Dios en todo, sin amor te hace un bufón. Tus éxitos con amor te hacen crecer, sin amor te hacen orgulloso. La vida con amor, lo es todo,  tiene sentido; sin amor, no vale nada” En verdad, el amor es como la sal: da sabor y gusto a la vida.


* Enviado por el P. Natalio

VENCER LA TENTACIÓN


Vencer la tentación



1) Para saber
La envidia, le decía Don Quijote a Sancho Panza, es raíz de infinitos males: “Todos los vicios, traen un no sé qué de deleite consigo, pero la envidia no trae sino disgustos, rencores y rabias”.

Una persona puede tener tentaciones de envidia, mas no por ello ya es envidiosa. Sólo quien acepta la envidia, es envidiosa. El Papa Francisco lamentó que muchas veces comenzamos a dialogar con la tentación, dialogamos con el diablo que nos presenta tentaciones y entonces perdemos. Exhortó a no dialogar nunca con el diablo. Jesús nos dio ejemplo cuando fue tentado por el diablo: no dialogó y lo venció con la palabra de Dios, rechazándolo enérgicamente: “¡Apártate, Satanás!”.

También hoy Satanás sigue en su intento de hacernos caer, a través de otras personas, trata de convencernos de que no son malas algunas obras que sí lo son. Nos invitan a experimentar la emoción de la transgresión. Hemos de tener la claridad para discernir aquello que nos perjudica, aunque nos cause atracción.

2) Para pensar
Una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo fue el Templo de Artemisa (foto), construido en Éfeso hacia el año 550 a.C. Artemisa era considerada por el mundo griego como la diosa de la caza, los bosques, los animales, los nacimientos y protectora de la virginidad. En el mundo romano tomó el nombre de Diana.

Dicho templo era muy famoso y centro de adoradores. Pero hubo un pastor envidioso llamado Eróstrato que quiso apropiarse de la fama del templo. Y lo hizo de una forma muy ruin: incendiarlo y destruirlo. Cuando lo apresaron, el rey Artajerjes, antes de ordenar su muerte, lo sometió a tortura para saber los motivos de tan vil acto y así supo que era dejar su nombre en la memoria de todos, incluso después de muerto.

Entonces se intentó borrar su nombre de la historia; se prohibió bajo pena de muerte el mencionarlo. No se logró y aún se le recuerda en la historia, aunque sea por su mala acción. Sigue habiendo magnicidas y otros sujetos que son capaces de cualquier cosa por sus cinco minutos de gloria. Pensemos si a veces nuestros actos no estarán movidos por nuestra envidia o vanidad.

3) Para vivir
En un ámbito psicológico, bajo el nombre de “Complejo de Eróstrato” se define el trastorno de intentar sobresalir a toda costa. Hoy en día difícilmente se está a salvo, sobre todo en las redes sociales en que se expone ingenuamente la intimidad por un simple “Me gusta” ("like"). Así, el tal Eróstrato, sigue siendo actual contagiando a multitudes.

Importa saber detectar las tentaciones, pues suelen presentarse como amigas que nos ofrecen un bien, pero son traicioneras. La tentación invita a recorrer caminos alternativos a los de Dios, caminos que nos dan una sensación de autosuficiencia, de disfrute de la vida por uno mismo. No obstante, dice el Papa Francisco, “todo ello es una ilusión: bien pronto nos damos cuenta de que cuanto más nos alejamos de Dios, más nos sentimos indefensos e inermes ante los grandes problemas de la existencia”.

Para adquirir la fuerza necesaria para rechazar la tentación, ayuda mucho la práctica de renuncias que fortalecen la voluntad. Si acudimos además a la protección divina, la victoria estará de nuestro lado.


(Pbro. José Martínez Colín)

FIESTA DE LA EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ, 14 DE SEPTIEMBRE


Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. 
El triunfo de la Cruz




En la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz Recordamos con cariño y veneración la Cruz porque en ella murió nuestro Señor Jesucristo

La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, también llamada Elevación de la Santa Cruz, o el Triunfo de la Santa Cruz, es una fiesta de la Iglesia Católica es donde se hace la veneración a las reliquias de la Cruz de Cristo en Jerusalén, tras ser recuperada de manos de los persas por el emperador Heráclito. En esta fecha gloriosa, todos en la Iglesia Católica celebramos tanto el descubrimiento como la recuperación de la Verdadera Santa Cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Fecha celebración: 14 de septiembre.

Nosotros recordamos con mucho cariño y veneración la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz porque en ella murió nuestro Redentor Jesucristo, y con las cinco heridas que allí padeció pagó Cristo nuestras inmensas deudas con Dios y nos consiguió la salvación.


Fiesta de la exaltación de la Santa Cruz.
La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, celebra tres grandes acontecimiento para nuestra vida cristiana: el descubrimiento de los verdaderos fragmentos de la Santa Cruz por Santa Elena, la dedicación de la Basílica junto con el Santuario construidos en el Calvario por su hijo el Emperador Constantino, y además, el triunfo de la cruz por la cual nuestro Señor Cristo venció a la muerte, derrotó el pecado, concediéndonos el donde la salvación.

La verdadera Santa cruz fue considerada uno de los preciados tesoros de la Iglesia Católica y se convirtió en un objeto muy venerado por los fieles. En la fiesta se honra con la Exaltación de la Santa Cruz, o Elevación de la Cruz y se ha celebrado continuamente hasta este día.

La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz se celebra el 3 de mayo en el antiguo calendario romano (fecha de su descubrimiento), y el 14 de septiembre en Jerusalén y en el nuevo calendario romano (fecha en que se hizo la dedicación a la iglesia).

Historia de la Santa Cruz.
Hacia el año 320 la Emperatriz Elena de Constantinopla encontró la Vera Cruz, la verdadera Santa Cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo. La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia. Le pusieron por nombre la basílica de la "Resurrección".

La consagraron el 14 de septiembre. Como consecuencia, este día se eligió para celebrar la fiesta que se llama la "Exaltación de la preciosa y vivificadora Cruz", lo que hoy conocemos como Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

El rey Cosroes II de Persia, en el año 614 invadió y conquistó Jerusalén y se llevó la Cruz poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo. Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo, recuperó la Cruz y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año.

Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Santa Cruz,  la Exaltación de la Vera Cruz.

El regreso de la Santa Cruz.
Al llegar de nuevo la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en solemne procesión, pero vestido con todos los lujosos ornamentos reales, y de pronto se dio cuenta de que no era capaz de avanzar.

Entonces el Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo: "Es que todo ese lujo de vestidos que lleva, están en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles". Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y de su corona de oro, y descalzo, empezó a recorrer así las calles y pudo seguir en la piadosa procesión. Esto fue una pequeña muestra de lo que sería la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz para el mundo cristiano.

Los fragmentos de la Santa Cruz se encontraban en el cofre de plata dentro del cual se los habían llevado los persas, y cuando el patriarca y los clérigos abrieron el cofre, todos los fieles veneraron las reliquias con mucho fervor, incluso, su produjeron muchos milagros.

Para evitar robos, la Santa Cruz fue partida en varios pedazos. Uno fue llevado a Roma, otro a Constantinopla, un tercero se dejó en un hermoso cofre de plata en Jerusalén. Otro se partió en pequeñísimas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero, que se llamaron "Veracruz" (verdadera cruz).

Celebrando la Fiesta de la exaltación de la Cruz.
La fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, también conocido como Elevación de la Santa Cruz, a pesar de que obviamente tuvo un origen político, goza hoy de gran significado en la Iglesia. Es un día en el que recordamos que la Santa Cruz en la que entregó su vida nuestro Señor Jesucristo, es el único signo o símbolo digno de toda nuestra lealtad. Y que nuestra salvación viene, no por ninguna clase de victoria terrenal, sino por la única verdadera y duradera victoria de la Crucifixión de Cristo y nuestra co-crucifixión con Él.

Cuando realizamos la Elevación de la Santa Cruz y nos postramos ante ella en veneración y en adoración a Dios, proclamamos que pertenecemos al Reino que no es de este mundo, y que nuestra única ciudadanía verdadera, que perdura por siempre, es con los santos en la "ciudad de Dios". (Efesios 2,19; Hebreos 11,10; Apocalipsis 21-22)

Así, en la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, los cristianos vuelven a dedicarse al Señor crucificado y prometen su lealtad absoluta a Él, mediante su veneración de la Vivificadora Cruz y su adoración de Cristo Crucificado. Esto es el significado que tiene esta fiesta eclesiástica, día de ayuno y arrepentimiento, en la Iglesia hoy día.

Meditación: "La Cruz, extremo de Amor".
La fiesta de la exaltación de la Santa Cruz nos muestra el doloroso y glorioso camino del amor de Nuestro Señor hacia nosotros. La Santa Cruz es trono para Nuestro Señor Jesucristo. Tan noble Rey venció en ella al pecado y la muerte, no al modo humano, sino al misterioso modo divino. El odio de los hombres combatió contra su mismo Redentor, pero venció el Amor de Jesús por los hombres. Estos se unieron para atormentar a Jesús e irrumpieron contra Él. Y Él soportó todo tormento y se sometió a la misma muerte, con la mansedumbre de un cordero. Su Cuerpo divino, llagado de amor, no encontró otro descanso que la Cruz.

Mientras Jesús sufría, amaba. Nos devolvió con amor tanta ofensa. Tanta ofensa hecha por cada uno de nosotros día a día. Y es en virtud de ese amor unido al sufrimiento que Él gustaba una gran felicidad: la de salvar el género humano. Se sometió a la muerte para darnos vida. Fue en la Cruz donde nos conquistó el perdón de su Padre. Celebrar la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz es celebrar estos méritos inmerecidos por la humanidad, pero que, en su misericordia, Dios supo regalarnos.

¿Por qué Señor tanta mansedumbre, tal gozo entre tantos expertos de muerte? Precisamente se debe a que el cáliz de la Pasión Él lo tomó no de la mano de sus enemigos, sino de las del Padre; y por consiguiente lo tomó con amor infinito. He aquí el secreto de padecer con mérito y con gloria: recibir las tribulaciones, no de las manos de los hombres, sino de las de Dios.

Secreto del amor: Exaltación de la Santa Cruz.
El dolor en esta tierra es inevitable y no se puede evitar siempre; pero también está claro que el amor tiene su precio: y siempre resulta un precio amable. Este es el secreto del amor de Dios por los hombres, y del mismo modo puede ser el secreto del gozo de los mártires. También será el gozo de cualquier cristiano que reciba un aumento del amor de Dios. En la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz recordamos este misterio de amor de Dios por nosotros.

Del mismo modo que vale la pena gastarse por un amigo, un familiar, una persona querida, a los que aman a Dios les resulta fácil "gastarse" (o sacrificarse) por Él.

Cuando rápidamente decimos que sí a lo que nos cuesta es porque amamos sinceramente a esa persona. Con Dios sucede otro tanto. A veces le ofrecemos a Dios sacrificios que nos parece le gustarán, y otras es Él mismo quien golpea a nuestra puerta pidiéndonos algo: a través de otras personas o directamente.

Jesús cargó con la Cruz y nos invita a que cada uno de nosotros lo imitemos también en esto. No hay camino sin Cruz. Dios regala la Cruz a quienes ama, a quienes quiere regalar también con muchos otros bienes. Ese es el sentido de las palabras del Apóstol: "No quiero otra cosa que Jesús y Jesús crucificado."

En la fiesta de la exaltación de la Santa Cruz, unimos nuestros corazones en esa Cruz gloriosa para encontrarnos y unirnos a Jesucristo. Busquémoslo siempre allí. Él, con sus brazos extendidos, nos espera para regalarnos el abrazo de su infinito amor.

Eventos sobre la Exaltación de la Santa Cruz.
Año por año, recordamos entonces los eventos que suscitaron la celebración de la Santa Cruz a la que rendiremos gran veneración en la Iglesia.

Año 326 D.C.: Santa Elena descubre la verdadera cruz en Jerusalén el 3 de mayo.
Año 335 D.C.: Constantino dedica la Iglesia del Santo Sepulcro el 14 de septiembre. (Celebramos entonces la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz).
Año 614 D.C.: Jerusalén es invadida por los persas que roban la Verdadera Cruz.
Año 629 D.C.: La Verdadera Cruz es recuperada y traída de vuelta a Jerusalén el 14 de septiembre.
En la Iglesia Católica venerar la entrega de Neustro Señor Jesucristo a través de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz es también una tradición litúrgica durante la Semana Santa, sobre todo el viernes Santo cuando se le rinde veneración. Es la razón por la que los católicos y cristianos orientales mantienen cruces y crucifijos en sus casas. 

Si no tiene una cruz o un crucifijo en su casa, considere elegir uno en este día de la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, una fecha especial. Hágala bendecir y colóquela en un lugar prominente de su casa donde sea honrada y venerada.


Oración por la Santa Cruz.
Señor, Dios nuestro, que has querido salvar a los hombres por medio de tu Hijo en la cruz, te pedimos, ya que nos has dado a conocer en la tierra la fuerza misteriosa de la Cruz de Cristo, que podamos alcanzar en el cielo los frutos de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.

PAPA FRANCISCO: EL CRUCIFIJO ES EL GRAN LIBRO DE DIOS


Papa Francisco: El Crucifijo es el gran libro del amor de Dios
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco señaló este 14 de septiembre, día en que la Iglesia celebra la Exaltación de la Cruz, que el Crucifijo “es el gran libro del amor de Dios”.

Así lo indicó el Santo Padre en un mensaje escrito en su cuenta oficial de Twitter @Pontifiex_es en el que destacó que “la revelación del amor de Dios por nosotros parece una locura” pero añadió que “cada vez que miramos el Crucifijo encontramos este amor”.

En esta línea, el Papa Francisco exhortó en la Audiencia General del miércoles de la pasada Semana Santa a “abrir todo el corazón en la oración” con el Crucifijo y el Evangelio.

“Dejemos que fije su mirada en nosotros” para comprender que “no estamos solos, sino que somos amados, porque ¡el Señor no nos abandona y no se olvida de nosotros, nunca!”, indicó el Papa el 8 de abril de 2020.

Además, el Santo Padre invitó en el Ángelus del 12 de marzo de 2017 a contemplar “devotamente la imagen del Crucifijo” porque es “el símbolo de la fe cristiana, es el símbolo de Jesús, muerto y resucitado por nosotros”. 

En este sentido, el Papa explicó que la cruz “es el signo más desconcertante” porque es “realmente una revelación de Dios al revés” ya que “precisamente a través de la cruz, Jesús alcanzará la gloriosa resurrección” y que será definitiva.

“Jesús transfigurado en el monte Tabor quiso mostrar a sus discípulos su gloria, no para evitarles pasar por la cruz, sino para indicar a dónde lleva la cruz. El que muere con Cristo, con Cristo resucitará. Y la cruz es la puerta de la resurrección. Quien lucha junto a Él, con Él triunfará”, afirmó.

Por último, el Santo Padre advirtió en aquella ocasión que “la cruz cristiana no es un utensilio de la casa o un adorno para llevar, sino la cruz cristiana es un recordatorio del amor con que Jesús se sacrificó para salvar a la humanidad del mal y del pecado”.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 14 DE SEPTIEMBRE DE 2020, EXALTACIÓN DE LA SANTA CRUZ


Lecturas de hoy Exaltación de la Santa Cruz
Hoy, lunes, 14 de septiembre de 2020


Primera lectura
Lectura del libro de los Números (21,4b-9):

En aquellos días, el pueblo estaba extenuado del camino, y habló contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos has sacado de Egipto para morir en el desierto? No tenemos ni pan ni agua, y nos da náusea ese pan sin cuerpo.»
El Señor envió contra el pueblo serpientes venenosas, que los mordían, y murieron muchos israelitas. Entonces el pueblo acudió a Moisés, diciendo: «Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti; reza al Señor para que aparte de nosotros las serpientes.»
Moisés rezó al Señor por el pueblo, y el Señor le respondió: «Haz una serpiente venenosa y colócala en un estandarte: los mordidos de serpientes quedarán sanos al mirarla.»
Moisés hizo una serpiente de bronce y la colocó en un estandarte. Cuando una serpiente mordía a uno, él miraba a la serpiente de bronce y quedaba curado.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 77,1-2.34-35.36-37.38

R/. No olvidéis las acciones del Señor

Escucha, pueblo mío, mi enseñanza,
inclina el oído a las palabras de mi boca:
que voy a abrir mi boca a las sentencias,
para que broten los enigmas del pasado. R/.

Cuando los hacía morir, lo buscaban,
y madrugaban para volverse hacia Dios;
se acordaban de que Dios era su roca,
el Dios Altísimo su redentor. R/.

Lo adulaban con sus bocas,
pero sus lenguas mentían:
su corazón no era sincero con él,
ni eran fieles a su alianza. R/.

Él, en cambio, sentía lástima,
perdonaba la culpa y no los destruía:
una y otra vez reprimió su cólera,
y no despertaba todo su furor. R/.

Puede sustituirse por la siguiente lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,6-11):

Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Palabra de Dios




Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (3,13-17):

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 14 de septiembre de 2020
CR
Exaltación de la Santa Cruz

“La señal del cristiano es la santa cruz”, repetíamos en el viejo catecismo. Por eso vemos esta señal, al bautizar a los niños, en los “cruces” de los caminos, en la cabecera de la cama, en la delantera de los coches, en el recuerdo de los muertos, al salir de casa, y en mil momentos. También abusamos de ella. Cuando hacemos la cruz de una manera mágica u ostentosa; cuando la llevamos –cruz de pasión e infamia- como adorno precioso o señal de dignidades. 

La cruz es la cruz de nuestro Señor. Es el instrumento de nuestra redención. La muerte en cruz era el suplicio reservado sólo para los esclavos, tan cruel como lleno de ignominia. ¿Cómo se podía pensar que la redención podía venir de la impureza de un cadáver?  Sin embargo ahí está la paradoja. Un hombre inocente carga con todos los pecados de la humanidad. Condenado, no condena. En el mayor dolor brilla el mayor amor.  La cruz de Jesús, dando muerte al pecado, es causa de reconciliación. Reconciliación de los hombres con Dios. Pero también de gentiles y judíos, de la economía de la ley y de la economía de la fe. 

Pero aún sorprendemos otra paradoja que da nombre a la fiesta de hoy. Este condenado, sometido a la máxima humillación, envilecido, desnudo, es exaltado, elevado como la serpiente en el desierto, en signo de salvación para cuantos le contemplan. Es la exaltación del amor: “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo”. La Pasión de San Juan que leemos el Viernes Santo contempla a Cristo en la Cruz, lleno de majestad.

Que bien estaría que en este día nos parásemos a contemplar la santa cruz. Y, después de un silencio de asombro, podríamos recitar textos tan bellos, y al alcance de todos, sobre Cristo crucificado. Por ejemplo: “Delante de la Cruz los ojos míos” (Sánchez Mazas). “Pastor que tus silbos amorosos” (Lope de Vega). “El Cristo de Velázquez” (Unamuno).

Luego vendrían los buenos propósitos de no abusar o frivolizar con el signo de la cruz. Nada de adornos con crucifijos lujosos, no hacer la señal de la cruz repetidamente de manera que se banalice, etc. Por supuesto, y en un orden muy distinto, no he visto a ningún maestro espiritual que enseñe el victimismo, el dolorismo y todos espiritualismos que busquen el dolor por sí mismo para parecerse más a Jesús. Jesús nos dice que tomemos “nuestra” cruz y le sigamos. Pues, venga, tomemos nuestra cruz, amemos como Jesús nos mandó, perdonemos y bendigamos a los que nos maldicen, estemos dispuestos a ser perseguidos por la justicia. Si amamos, siempre encontraremos la cruz. Entonces, sí que podremos repetir con San Pablo: “Lejos de mí gloriarme sino en la cruz de Cristo”.
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