domingo, 31 de mayo de 2020

HOY ES PENTECOSTÉS, SOLEMNIDAD DEL ESPÍRITU SANTO Y NACIMIENTO DE LA IGLESIA



Hoy es Pentecostés, Solemnidad del Espíritu Santo y nacimiento de la Iglesia [VIDEO]
Redacción ACI Prensa




Hoy se celebra la Solemnidad de Pentecostés, que conmemora la Venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles, cincuenta días después de la Resurrección de Jesucristo.

El capítulo dos del libro de los Hechos de los Apóstoles describe que “de repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo”.

San Juan Pablo II al reflexionar sobre este acontecimiento en su encíclica "Dominum et Vivificantem" señaló que “el Concilio Vaticano II habla del nacimiento de la Iglesia el día de Pentecostés. Tal acontecimiento constituye la manifestación definitiva de lo que se había realizado en el mismo Cenáculo el domingo de Pascua”.

“Cristo resucitado vino y ‘trajo’ a los apóstoles el Espíritu Santo. Se lo dio diciendo: ‘Recibid el Espíritu Santo’. Lo que había sucedido entonces en el interior del Cenáculo, ‘estando las puertas cerradas’, más tarde, el día de Pentecostés es manifestado también al exterior, ante los hombres”.

Posteriormente, el Papa de la familia cita el documento conciliar “Lumen Gentium”, en el que se resalta que “el Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Co 3,16; 6,19), y en ellos ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Ga 4,6; Rm 8,15-16 y 26). Guía la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16, 13), la unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1 Co 12,4; Ga5,22)”.

EL PAPA PONE EN MANOS DE LA VIRGEN MARÍA A LA HUMANIDAD GOLPEADA POR EL COVID












El Papa pone en manos de la Virgen a la humanidad golpeada por el coronavirus
Redacción ACI Prensa





El Papa Francisco presidió este sábado 30 de mayo el rezo del Rosario desde la gruta de Nuestra Señora de Lourdes, que se encuentra en los Jardines Vaticanos, para pedir a la Virgen por el fin de la pandemia de coronavirus y rezar por los enfermos, los fallecidos y sus familiares, así como por todos los profesionales y voluntarios que luchan contra la enfermedad.

A la iniciativa se han sumado 50 santuarios marianos de todo el mundo que se han conectado con el Santo Padre en la gruta de Nuestra Señora de Lourdes por vía telemática.

Entre esos santuarios marianos están el de Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora de Lourdes, Nuestra Señora de la Concepción de Aparecida o la Santa Casa de Loreto. Entre las televisiones que han retransmitido el evento en directo está EWTN.

La gruta de los Jardines Vaticanos es una réplica de la del Santuario de Lourdes inaugurada en 1905 durante el Pontificado de Pío X.

El Pontífice llegó a la gruta a las 05:30 p.m. (hora local de Roma) y, mientras sonaba el canto de inicio, cruzó la reja de la gruta y ofreció un ramo de flores a la Virgen. Después se dirigió a su puesto y rezó la primera parte de la oración mariana por él mismo escrita antes de empezar el rezo del Rosario.

“Oh María, tú resplandeces siempre en nuestro camino como un signo de salvación y esperanza. A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos, que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús, manteniendo firme tu fe…”, comienza esta oración compuesta de forma especial por Francisco para el mes de mayo. En ella pide auxilio a María para ayudar a la humanidad a superar la grave crisis sanitaria, económica y social desatada por la pandemia de coronavirus.

El rezo del Rosario comenzó con la exposición de la intención: “Nos ponemos bajo el manto materno de la Virgen María para confiar al Señor, por medio de su intercesión, a la humanidad entera sometida duramente a prueba durante este período de pandemia”.

Después comenzó la recitación de los Misterios Gloriosos del Rosario: “la resurrección del Señor”, “la ascensión del Señor al cielo”, “la venida del Espíritu Santo”, “la Asunción de la Virgen María al cielo”, “la coronación de María como Reina del cielo y de la tierra”.

Cada misterio se ofreció por los médicos, enfermeros y todo el personal sanitario; por los militares, fuerzas de seguridad, bomberos y voluntarios; por los sacerdotes y consagrados que han llevado los sacramentos y el consuelo cristiano a los enfermos; por los moribundos y los difuntos y sus familias; y por aquellas personas que se encuentran necesitadas de fe y esperanza, en especial por los desempleados, las personas que están solos y por los niños recién nacidos.


El rezo del Rosario lo dirigirán 14 personas diferentes: un neumólogo del Hospital San Felipe Neri de Roma, una enfermera, un voluntario de Protección Civil junto con su mujer y su hija, superviviente del coronavirus, el capellán del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas Lazzaro Spallanzani, la Superiora General de las Hijas de San Camilo (también superviviente del virus), una farmacéutica, la hija de una víctima del virus, un periodista vaticanista, un matrimonio que ha tenido un hijo durante la pandemia y su hija mayor.

Tras la recita de todos los Misterios Gloriosos del Rosario, el Papa Francisco rezó la segunda parte de la oración mariana que compuso para el mes de mayo antes de impartir la bendición final y concluir con el cántico del Ave María de Fátima.

Antes de despedirse, el Papa Francisco se dirigió en español a los santuarios de América Latina: “Me dicen que hay muchos santuarios de América Latina y quisiera dar un saludo en español: A todos ustedes, los santuarios de América Latina, veo Guadalupe, y tantos otros que están comunicados en la oración. En mi lengua materna los saludo y gracias por estar cerca de todos nosotros. Que nuestra Madre de Guadalupe nos acompañe”.

ESTA ES LA ORACIÓN QUE HIZO EL PAPA FRANCISCO A LA VIRGEN MARÍA EN ROSARIO POR FIN DE CORONAVIRU


Esta es la oración que hizo el Papa a la Virgen María en Rosario por fin del coronavirus
Redacción ACI Prensa





Durante el rezo del Rosario en la gruta de Nuestra Señora de Lourdes de los Jardines Vaticanos este sábado 30 de mayo para pedir por el fin de la pandemia de coronavirus, el Papa Francisco recitó la oración que presentó a comienzos del mes de mayo dirigida a la Virgen María.

La oración está dividida en dos partes, y el Pontífice rezó una antes de iniciar el Rosario y la otra al concluir.

A continuación, las oraciones rezadas por el Papa Francisco:

Oración 1:

Oh María,
tú resplandeces siempre en nuestro camino
como un signo de salvación y esperanza.
A ti nos encomendamos, Salud de los enfermos,
que al pie de la cruz fuiste asociada al dolor de Jesús,
manteniendo firme tu fe.

Tú, Salvación del pueblo romano,
sabes lo que necesitamos
y estamos seguros de que lo concederás
para que, como en Caná de Galilea,
vuelvan la alegría y la fiesta
después de esta prueba.


Ayúdanos, Madre del Divino Amor,
a conformarnos a la voluntad del Padre
y hacer lo que Jesús nos dirá,
Él que tomó nuestro sufrimiento sobre sí mismo
y se cargó de nuestros dolores
para guiarnos a través de la cruz,
a la alegría de la resurrección. Amén.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios,
no desprecies nuestras súplicas en las necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

Oración 2:

«Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios».

En la dramática situación actual, llena de sufrimientos y angustias que oprimen al mundo entero, acudimos a ti, Madre de Dios y Madre nuestra, y buscamos refugio bajo tu protección.

Oh Virgen María, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos en esta pandemia de coronavirus, y consuela a los que se encuentran confundidos y lloran por la pérdida de sus seres queridos, a veces sepultados de un modo que hiere el alma. Sostén a aquellos que están angustiados porque, para evitar el contagio, no pueden estar cerca de las personas enfermas. Infunde confianza a quienes viven en el temor de un futuro incierto y de las consecuencias en la economía y en el trabajo.

Madre de Dios y Madre nuestra, implora al Padre de misericordia que esta dura prueba termine y que volvamos a encontrar un horizonte de esperanza y de paz. Como en Caná, intercede ante tu Divino Hijo, pidiéndole que consuele a las familias de los enfermos y de las víctimas, y que abra sus corazones a la esperanza.

Protege a los médicos, a los enfermeros, al personal sanitario, a los voluntarios que en este periodo de emergencia combaten en primera línea y arriesgan sus vidas para salvar otras vidas. Acompaña su heroico esfuerzo y concédeles fuerza, bondad y salud.


Permanece junto a quienes asisten, noche y día, a los enfermos, y a los sacerdotes que, con solicitud pastoral y compromiso evangélico, tratan de ayudar y sostener a todos. Virgen Santa, ilumina las mentes de los hombres y mujeres de ciencia, para que encuentren las soluciones adecuadas y se venza este virus.

Asiste a los líderes de las naciones, para que actúen con sabiduría, diligencia y generosidad, socorriendo a los que carecen de lo necesario para vivir, planificando soluciones sociales y económicas de largo alcance y con un espíritu de solidaridad.

Santa María, toca las conciencias para que las grandes sumas de dinero utilizadas en la incrementación y en el perfeccionamiento de armamentos sean destinadas a promover estudios adecuados para la prevención de futuras catástrofes similares.

Madre amantísima, acrecienta en el mundo el sentido de pertenencia a una única y gran familia, tomando conciencia del vínculo que nos une a todos, para que, con un espíritu fraterno y solidario, salgamos en ayuda de las numerosas formas de pobreza y situaciones de miseria. Anima la firmeza en la fe, la perseverancia en el servicio y la constancia en la oración.

Oh María, Consuelo de los afligidos, abraza a todos tus hijos atribulados, haz que Dios nos libere con su mano poderosa de esta terrible epidemia y que la vida pueda reanudar su curso normal con serenidad.

Nos encomendamos a Ti, que brillas en nuestro camino como signo de salvación y de esperanza. ¡Oh clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María! Amén.

IMÁGENES DE PENSAMIENTOS DE SAN JOSÉ MARELLO









SAN JOSÉ MARELLO VIALLE, 30 DE MAYO,FUNDADOR DE LOS OBLATOS DE SAN JOSÉ


😇 30 DE MAYO 
San José Marello Vialle fue un obispo italiano, fundador de la Congregación de los Oblatos de San José.



Nació en Turin el 26 de diciembre de 1844. Su vocación precoz y su devoción a la Virgen María, lo llevaron a entrar al seminario de Asti, en contra de los deseos de su padre quien queria que Jose estudiara negocios. En diciembre de 1863 José se contagió de tifo y le hizo la promesa a María bajo la advocación de Nuestra Señora de la Consolata, que si sobrevivia se ordenaria sacerdote. El 20 de septiembre de 1868 estaba celebrando su primera misa como sacerdote.

Fue amigo de San Juan Bosco y de San Leonardo Murialdo.
Fundó los Oblatos de San José el 14 de marzo de 1878, dedicados a la educación de niños y adolescentes de bajos recursos y a asistir a los obispos en lo que a bien necesitaran.

Como obispo de Acqui en Italia, visitó todas las parroquias en su diócesis y escribió 6 cartas pastorales para sus sacerdotes sobre la paz, sobre su visita apostólica, sobre la penitencia,la educación cristiana y el catecismo.

Murió de una hemorragia celebral el 30 de mayo de 1895.

BIENVENIDOS!!!




viernes, 29 de mayo de 2020

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 29 DE MAYO DE 2020


Lecturas de hoy Viernes de la 7ª semana de Pascua
Hoy, viernes, 29 de mayo de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (25,13-21):

En aquellos días, el rey Agripa llegó a Cesarea con Berenice para cumplimentar a Festo, y se entretuvieron allí bastantes días.
Festo expuso al rey el caso de Pablo, diciéndole: «Tengo aquí un preso, que ha dejado Félix; cuando fui a Jerusalén, los sumos sacerdotes y los ancianos judíos presentaron acusación contra él, pidiendo su condena. Les respondí que no es costumbre romana ceder a un hombre por las buenas; primero el acusado tiene que carearse con sus acusadores, para que tenga ocasión de defenderse. Vinieron conmigo a Cesarea, y yo, sin dar largas al asunto, al día siguiente me senté en el tribunal y mandé traer a este hombre. Pero, cuando los acusadores tomaron la palabra, no adujeron ningún cargo grave de los que yo suponía; se trataba sólo de ciertas discusiones acerca de su religión y de un difunto llamado Jesús, que Pablo sostiene que está vivo. Yo, perdido en semejante discusión, le pregunté si quería ir a Jerusalén a que lo juzgase allí. Pero, como Pablo ha apelado, pidiendo que lo deje en la cárcel, para que decida su majestad, he dado orden de tenerlo en prisión hasta que pueda remitirlo al César.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 10,4-7

R/. El Señor puso en el cielo su trono

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

El Señor puso en el cielo su trono,
su soberanía gobierna el universo.
Bendecid al Señor, ángeles suyos,
poderosos ejecutores de sus órdenes. R/.

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (21,15-19):

Habiéndose aparecido Jesús a sus discípulos, después de comer con ellos, dice a Simón Pedro:
«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?»
Él le contestó: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»
Él le contesta: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero.»
Él le dice: «Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?»
Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.»
Jesús le dice: «Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.»
Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios.
Dicho esto, añadió: «Sígueme.»

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy viernes, 29 de mayo de 2020
Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf



«¿Me quieres más que...?»


       Parece que en el corazón de Pedro hay un problema que dificulta sus futuras responsabilidades comunitarias. Lo podríamos llamar «el-más-que». Es como una herida mal curada, que tiene que ver en parte con su orgullo personal, derivado de haber sido elegido por el Señor como «piedra» de su comunidad, y en parte con una mala comprensión de su autoridad o responsabilidad en ella. Y Jesús, con una infinita ternura y discreción, procura sanarlo y hacerle comprender su verdadera misión. Es una tentación siempre acechante para los pastores y responsables del Pueblo de Dios (clérigos y laicos), porque nos aleja del estilo y las opciones de Jesús.

       Resulta que Jesús -siendo el Hijo de Dios- nació en una cueva: fue «menos que» los demás, que sí habían encontrado acomodo en la posada o en algún otro lugar digno. Jesús en su primera noche en la tierra, y después tantas otras veces, fue"menos que" otros que sí tenían «dónde reclinar la cabeza». Y en el punto final de su vida, en la dura experiencia de la cruz,  «muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre». «Menos-que» un hombre.

       Los discípulos, nada menos que en plena última cena, discutían «quién era el más importante». Jesús les preguntó:  ¿Quién es el más importante, el que se sienta a la mesa o el que la sirve? No es acaso el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre vosotros como el que sirve (Lc 22,27), como el menos importante, el «menos-que». 

       Podemos recordar también aquella parábola del fariseo y el publicano que suben al templo a orar. El fariseo no era como los demás, era «más-que», era «mejor que» el pobre desgraciado publicano que oraba en el último banco. Y su oración no fue escuchada. 

     Y sin olvidar que Jesús se rodeó durante su vida de los que «menos» importaban a los ojos de la sociedad y de la religión de entonces: prostitutas, leprosos, publicanos, cojos, ciegos...



      Pedro, en su impulsividad, había dejado salir una desagradable autosuficiencia, al considerarse «más-que» el resto de los discípulos: «Aunque todos te abandonen, yo no. Estoy dispuesto a dar mi vida por ti». O sea: «Yo más valiente y fiel que los demás». Pero a la hora de la verdad ni estaba tan dispuesto como pensaba, ni fue «más-que» ni mejor que los demás.

     Fue en el momento del lavatorio de pies cuando Pedro rechazó abiertamente la opción de Jesús por el «menos-que». Aquel gesto de lavar los pies, propio de esclavos, pretendía corregir la idea de «Maestro y Señor» que tenían los Doce: «Si yo, que soy el Maestro y Señor, os he lavado los pies»... Haced vosotros lo mismo. Poneos a los pies de los demás, servid, aliviad, cuidad... Sabéis que ningún esclavo es más importante (el «más-que») que su amo, y que ningún mensajero es más importante que quien lo envía. Si entendéis estas cosas, hacedlas. (Jn 13, 13-17. 37-38).Pero Pedro parece que no terminaba de entenderlo.

    Y Jesús decide ayudarle a bajarse de su «pedestal» antes de confirmarle en sus tareas como jefe del colegio apostólico. Empieza por preguntarle: «¿Me amas más que éstos?». Formula la pregunta hasta tres veces. Y por tres veces, cuando Pedro le responde (sin aludir a los demás, sin afirmar su «más que»), Jesús le dice: «pastorea, apacienta» a mis ovejas. Lo que necesito de ti no es que seas «más-que»  nadie, ni mejor que los demás, sino que aprendas que el Buen Pastor es el que da la vida por sus ovejas, el que está pendiente de ellas, el que ni se mira a sí mismo, ni se compara con nadie, ni se considera más digno. Es decir: Pedro, ya que dices que me amas... que se te note en lo que yo te mando: que ames a los míos. Que, al igual que yo he guardado a los que me han sido encomendados por el Padre, ahora tú, Pedro (y luego el resto de apóstoles) tenéis la tarea de guardar y cuidar, apacentar un rebaño que es suyo, y al que tenemos que servir como si fuéramos el mismo Jesús. Sólo así puede entenderse la misión de Pedro, y de todo pastor o agente de pastoral. 

       Esta encomienda de Jesús debiera afectar mucho más a nuestro modo de estar con, entre y al servicio de la ovejas. Con menos «dignidades, distinciones, distancias, títulos....» y mucho más pendientes del rebaño, a pesar de todas nuestras fragilidades, y precisamente partiendo de ellas, porque eso nos hará más compasivos, más servidores, más humildes, más «pastores según el corazón de Dios».

Enrique Martínez de la Lama-Noriega, cmf

5 AFIRMACIONES QUE TODO CATÓLICO DEBE SABER SOBRE EL ESPÍRITU SANTO


5 afirmaciones que todo católico debe saber sobre el Espíritu Santo
Redacción ACI Prensa






Espíritu Santo. Crédito: Waiting for the Rules (CC-BY-2.0)
En Pentecostés los cristianos recuerdan la visita del Espíritu Santo a los discípulos, luego que Jesús ascendiera al cielo.

El hecho llenó de aliento a los apóstoles, quienes salieron a las calles de Jerusalén y comenzaron a predicar el Evangelio tal como lo relata Hechos 2:41 "los que acogieron su Palabra fueron bautizados. Aquel día se les unieron unas tres mil almas". 


A continuación se presentan algunos puntos para comprender quién es el Espíritu Santo.

1. El Espíritu Santo es una persona
El Espíritu Santo no es una "cosa" o un "qué", el Espíritu Santo es un "Él" y un "quién". Él es la tercera persona de la Santísima Trinidad, y aunque pueda parecer más misterioso que el Padre y el Hijo, es tan persona como ellos.

2. El Espíritu Santo es Dios
Que el Espíritu Santo sea la "tercera persona de la Trinidad" no significa que sea inferior que el Padre o el Hijo. Las tres personas, incluyendo el Espíritu Santo, son totalmente Dios y “tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad”, como dice el Credo de Atanasio.

3. El Espíritu Santo siempre ha existido
Aunque aprendemos la mayoría de cosas sobre Dios-Espíritu Santo (así como de Dios-Hijo) en el Nuevo Testamento, Éste siempre ha existido. Dios existe eternamente en tres personas. Así que, cuando lea acerca de Dios en el Antiguo Testamento, recuerde que se trata de las tres personas de la Trinidad, entre ellos el Espíritu Santo.

4. Así se recibe el Espíritu Santo 
El Espíritu Santo puede estar activo en el mundo de formas misteriosas y que no siempre se comprenden. Sin embargo, una persona recibe el Espíritu Santo de una manera especial por primera vez en el Bautismo y luego es fortalecido en sus dones en la Confirmación.

5. Los cristianos son templos del Espíritu Santo
Los cristianos tienen al Espíritu Santo que habita en ellos de una manera especial, y por lo tanto, existen graves consecuencias morales, como explica San Pablo:

“Huyan de las relaciones sexuales prohibidas. Cualquier otro pecado que alguien cometa queda fuera de su cuerpo, pero el que tiene esas relaciones sexuales peca contra su propio cuerpo ¿No saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que han recibido de Dios y que está en ustedes? Ya no se pertenecen a sí mismos. Ustedes han sido comprados a un precio muy alto; procuren, pues, que sus cuerpos sirvan a la gloria de Dios”. (1 Cor 6:18-20)



Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en ChurchPop.

10 CONSEJOS PARA RECIBIR LA SANTA COMUNIÓN BIEN PREPARADO


10 consejos para recibir la santa comunión bien preparado
Es necesaria una buena preparación para recibir ferviente y dignamente a nuestro Señor Jesucristo en la Sagrada Comunión


Por: Fr. Ed Broom | Fuente: Catholic Exchange // Pildoras de Fe




Para recibir la Santa Comunión debemos prepararnos de la mejor manera posible.

El éxito de un partido, depende de la preparación anterior; el éxito deportivo depende de la preparación, calentamiento, actitud mental y disciplina; un noviazgo amoroso y bueno, termina con un buen matrimonio, duradero y lleno de amor.

Lo mismo aplica a una recepción ferviente y digna de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo en la Sagrada Comunión.

Otra analogía es la de recibir a un invitado. Hay muchas maneras de recibir a alguien en nuestro hogar, aquí algunos ejemplos.

Podrías recibir a un invitado en contra de tu voluntad, a veces debido a las circunstancias, porque no queda de otras. Puedes recibir al invitado con resistencia y de mala gana, o puedes hacerlo de buen agrado y con las puertas de tu casa abiertas.

Más aún, puedes recibirlo preparándote desde la noche anterior, con gran alegría, para recibirlo como alguien que quieres que se quede por largo tiempo y compartiendo una comida con él.

Por último, si sabes que viene un invitado especial, limpias la casa el día anterior, preparas una comida y si es posible la que sabes que es la favorita de tu invitado; pones la música de fondo que a tu huésped le gusta escuchar, decoras tu hogar con globos y pancartas alegres.

Son distintas formas de recibir a un invitado, desde el peor escenario hasta el mejor de todos.

Esta analogía de recibir a un invitado, puede ser fácilmente aplicada a recibir a Jesús en nuestras almas. Examina tu consciencia: ¿Qué tipo de recepción le das al Señor Jesús cuando lo recibes en la casa de tu alma en la Sagrada Comunión?, ¿Cómo es recibido?

Acepta el reto de examinar cómo recibes la Eucaristía ¿Por qué? Porque es la acción más importante que puedes hacer en tu vida.

Por ello, TODOS debemos hacer un esfuerzo consciente por mejorar y actualizar la eficacia de la recepción de Cristo en la Eucaristía. Entonces ¿cómo podemos prepararnos de la mejor manera para recibir al Señor del Universo en lo más recóndito de nuestras almas?

Aquí te damos diez consejos prácticas que pueden ser de gran ayuda para recibir la comunión de una mejor manera

1. Mucha Fe
Que fácil es declinar nuestra fe, que se haga débil o incluso que desaparezca. Es triste decir que el mayor grupo de religiosos de EE.UU. son católicos “no practicantes”. Oremos con fervor:

"Señor, creo, pero aumenta mi fe".

La fe es como una semilla plantada en el suelo. Permitamos que nuestra fe crezca, florezca y prospere hasta llegar a los cielos.

2. Agradecimiento
En las relaciones, especialmente en los matrimonios, uno de los mayores peligros permanentes es dar al cónyuge por sentado, eso puede ser letal para el matrimonio.

Lo mismo puede suceder en nuestra relación con el Señor en la Eucaristía: podemos acostumbrarnos a la Misa y a la Santa Comunión diaria, y empezar a dar al Señor por sentado.

En el Diario de la Misericordia de Santa Faustina, Jesús se queja de que hay almas que lo reciben sin amor como si fuera un mero objeto. Jesús declara que Él prefiere no ser recibido, a ser recibido como un mero objeto y por mera rutina, mecánicamente.

Hay letreros con estas palabras en muchas sacristías, que sirven como un recordatorio a los sacerdotes para celebrar cada misa con fe y fervor:

"Sacerdote, hombre de Dios, celebra esta Misa como si fuera tu primera Misa, tu última Misa y tu única Misa".

Deberíamos recibir cada Comunión como si fuera nuestra primera, nuestra última, y nuestra única Comunión en toda nuestra vida

3. Limpiar la casa
Hacer una buena confesión sacramental. Los Santos y la Iglesia nos enseñan que mientras más limpia y pura esté el alma, más abundantes son las gracias que se reciben con la Santa Comunión.

Un cristal sucio impide que el sol entre totalmente en la habitación, del mismo modo, un alma sucia o manchada bloquea la completa presencia del Señor Eucarístico inundando el alma.

4. Llega temprano
Dudo que vayamos tarde al último juego de la Serie Mundial, o nuestra ceremonia de graduación, o a una cara y exquisita cena en un costoso restaurante.

¿No deberíamos entonces llegar temprano para recibir al Rey de Reyes y Señor de Señores en nuestros corazones?, ¿Qué piensas?

Llegar tarde a Misa perturba a los demás, perturba al sacerdote y disminuye nuestra propia participación en la Misa.

5. Reverencia
A Moisés le fue ordenado quitarse sus sandalias ante el arbusto ardiente, y ese era un mero símbolo de la presencia de Eucarística.

Isaías se quejaba de que él era impuro entre los impuros y que sus labios debían ser purificados con brasa ardiente. ¿Cuánta mayor reverencia debemos mostrar en frente de la Presencia Real de Nuestro Señor Jesucristo en la Eucaristía?

¡No es un símbolo, ES UNA PERSONA REAL! Si un rey terrenal amerita la mayor reverencia y respeto, ¿Cómo debe ser con el Rey del Universo presente en la Eucaristía?

6. Intenciones
El Párroco por lo general tiene sus intensiones específicas en cada misa. Esto no quiere decir que no puedas tener tus propias intenciones privadas.

Tres sugerencias para ayudarte a vivir una misa más intensamente:

a) Ofrece la Misa por una persona fallecida
Quizás, esta persona esté en el Purgatorio. Pide para su rápida liberación o al menos el alivio de su sufrimiento.

b) Conversión de los pecadores
Todos tenemos en mente miembros de nuestras familias, parientes, amigos, compañeros de trabajo que parecen haberse olvidado de Dios, o que están molestos con Dios, y que por diferentes razones se han apartado de la Iglesia.

Ofrece tu Santa Misa y tu Sagrada Comunión para que regresen. Estas ovejas perdidas pueden retornar a Jesús, el Buen Pastor, si haces el esfuerzo de rezar por ellos y colocarlos en el altar de la Santa Misa.

c) La conversión personal
Todos luchamos con nuestra carne; todos luchamos con nuestros propios demonios; todos peleamos con la seducción del mundo y sus engañosas y atractivas tentaciones.

En la Santa Comunión, pidamos al Señor Jesús que nos otorgue la gracia de un verdadero trasplante de corazón. De hecho, recibes el Cuerpo y la Sangre de Jesús.

Eso significa que lo recibes completamente, y eso incluye su corazón. Pídele a Jesús que te otorgue su Sagrado Corazón, y que las desbordantes llamas de amor que lo envuelven, consuman todo lo que esté en tu corazón que desagrade a Dios.

La Comunión ferviente y frecuente es el atajo a la santidad.

7. Participa
En la misa no estamos llamados a ser observadores pasivos, como si fuera una obra de teatro, un espectáculo o una ópera.

Por el contrario, somos llamados a participar plenamente, de forma activa y consciente. (Vaticano II, Sacrosantum Concilium, Constitución dogmática sobre la Liturgia) estamos llamados a escuchar atentamente la Palabra de Dios, responder a la Palabra y cantar con todo nuestro corazón en alabanza y adoración al Señor.

Y en los momentos que se nos invita al silencio, recordemos que es en el silencio profundo en donde nos encontramos con Dios. Como el profeta, recuerda:

"Haz silencio y reconoce que yo soy el Señor".

8. El corazón de María y el tuyo
Al acercarse la Sagrada Comunión debemos humildemente pedir a la Santísima Virgen María, como nos recuerda la Beata Madre Teresa de Calcuta, que nos preste su Inmaculado Corazón, para que así podamos recibir a Jesús con la máxima pureza, humildad y amor ardiente.

Esa es la verdadera clave para actualizar y mejorar nuestras comuniones, recibir la Sagrada Comunión a través del corazón de María.

San Juan Pablo II, hace un hermoso paralelo, al comparar el “Sí” o “fiat” de la Virgen María en la Anunciación, con nuestro “Amén” cuando recibimos a Jesús en la Sagrada Comunión.

El resultado es el mismo: recibir a Jesús en nuestros corazones. El “Sí” de Nuestra Señora, resultó en la concepción de Jesús en su seno.

Nuestro “Amén” en la Eucaristía, resulta en la presencia de Jesús echando raíces en nuestro corazón, mente y alma.

9. Acción de gracias
Después de la Santa Comunión debemos pasar un tiempo dando las gracias a Jesús por ese gran don: su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad en la Sagrada Comunión. ¡No hay mayor regalo!

En una visita a un hogar y a una comida agradable, el huésped que tiene algo de modales, da las gracias a sus anfitriones por invitarlo. ¿No deberíamos abundar en agradecimiento hacia Jesús por humillarse y descender a nuestra mísera casa interior que es nuestra alma?

Unamos nuestros corazones, mentes y voces con el salmista, aclamando:

"Dad gracias al Señor porque es bueno, porque para siempre es su misericordia".

De hecho, Dios se regocija en un corazón agradecido. ¡Cultivemos esa gratitud!

10. Conviértete en un Apóstol Eucarístico
Teniendo en cuenta que te has encontrado el más grande tesoro de tu vida, la perla de infinito valor ¡Debes sentirte completamente motivado a llevar a Jesús a los demás y traer a otros a Jesús!

Toma a Nuestra Señora como un ejemplo. Después de concebir a Jesús en su seno, en la Anunciación, fue de prisa a llevar a Jesús a su prima Isabel, quien estaba embarazada en su vejez. María se apresuró a llevar a Jesús a los demás.

Después de que has recibido a Jesús en la Sagrada Comunión y le has dado una digna acción de gracias, es momento de convertirte en un ferviente apóstol, y llevar al Señor Jesús a otros.

Predica con tu ejemplo y también con tus palabras. Invita a otros a la Iglesia, a la confesión, a la Misa y a la Sagrada Comunión. ¡Conviértete en un misionero! La mies es mucha y los obreros pocos.

Ahora eres llamado a trabajar en la viña junto al Señor; eres llamado a pescar con Él para salvar almas.

Una de las herramientas más eficaces para salvar almas es ayudar a la oveja descarriada, a los católicos apartados de la Iglesia, a regresar a ella, a hacer una buena Confesión Sacramental y luego recibir al Señor Jesús en la Sagrada Comunión.

El Venerable Arzobispo Fulton Sheen lo expresó de esta manera: "¡Primero vengan y después vayan!", primero debemos ir a recibir a Jesús con gran fervor, fe y amor; y luego debemos ir por todo el mundo, llevando esta buena noticia de salvación a todos los seres vivos.


Conclusión
Debemos estar desbordantes de alegría y gratitud por el regalo más sublime, la Santa Eucaristía, que es substancialmente el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del Señor Jesús.

No hay una acción más grande que podamos hacer en nuestra vida terrena, que recibir dignamente la Eucaristía.

La promesa que Jesús nos hace al recibirlo frecuente y dignamente debe llenarnos de alegría y esperanza. Jesús nos consuela con estas palabras:

"Yo soy el pan de la vida… El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tendrá vida eterna y yo lo resucitaré el último día” (Discurso del Pan de la Vida: Juan 6,22-71)

¡El cielo es nuestro si aquí en la tierra recibimos a Jesús con fe y amor!

¿QUÉ SIGNIFICA PONERSE DE RODILLAS CUANDO SE REZA?


¿Qué significa ponerse de rodillas cuando se reza?
Rezar significa sentir el sentido del mundo fuera del mundo, hacerlo de rodillas es declarar nuestro límite.


Por: Papa Benedicto XVI, audiencia general de 11 de Mayo de 2011 | Fuente: PildorasDeFe.net




Rezar de rodillas no es un símbolo de esclavitud ni indigencia sino una manera de reconocer los propios límites y la necesidad de Dios. 

El hombre por naturaleza es religioso
Así es, es homo religiosus, como es homo sapiens y homo faber. El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre.

Los hombres de todas las épocas, desde la era digital hasta las cavernas, han buscado a Dios en la oración para dar sentido a sus vidas.

El hombre lleva en sí una sed de infinito, una nostalgia de eternidad, una búsqueda de belleza, un deseo de amor, una necesidad de luz, que lo empuja hacia lo Absoluto; el hombre lleva en sí mismo el deseo de Dios.

¿Cómo definimos la oración?
La oración, antes que una práctica o fórmula, es una postura interior, antes un acto de culto o unas palabras, es un modo de ser ante Dios... Rezar significa sentir el sentido del mundo fuera del mundo.

"La dinámica de orar de rodillas significa postrarse declarando nuestro límite y manifestando la necesidad de Dios."

En la experiencia de la oración, la criatura humana expresa toda su conciencia de sí mismo y a la vez dirige toda su persona hacia el Ser delante el cual se está.

La oración, que es apertura y elevación del corazón de Dios, se convierte en relación personal con el Señor

PAPA FRANCISCO: QUE SAN PABLO VI ANIME A ABRAZAR CON GENEROSIDAD LOS IDEALES DEL EVANGELIO


Papa Francisco: Que San Pablo VI anime a abrazar con generosidad los ideales del Evangelio
POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



El Papa Francisco recordó la memoria litúrgica de San Pablo VI, que se celebra cada año el 29 de mayo, e invitó a que el ejemplo del Papa Montini “anime a todos a abrazar generosamente los ideales del Evangelio”.

“Que el ejemplo de este Obispo de Roma, que ha alcanzado las cimas de la santidad, anime a todos a abrazar generosamente los ideales del Evangelio”, dijo el Santo Padre durante la Audiencia General del miércoles de esta semana.

No es la primera vez que el Papa Francisco habla del legado que San Pablo VI dejó para la Iglesia Católica.

Por ejemplo, durante la Misa matutina en casa Santa Marta del pasado 16 de abril, el Pontífice animó a “ser evangelizadores alegres'' y recordó las palabras de San Pablo VI en la Exhortación Apostólica sobre la Evangelización Evangelii nuntiandi.


En esa ocasión, el Santo Padre destacó la importancia de ser “cristianos alegres” e indicó la importancia de esta Exhortación Apostólica papal publicada el 8 de diciembre de 1975.

“Recuerdo los últimos números, los últimos párrafos de la Exhortación Evangelii nuntiandi” de San Pablo VI, “cuando habla de cristianos alegres, evangelizadores alegres, y no de aquellos que siempre viven decaídos”, advirtió el Papa.


En esta línea, el Santo Padre señaló también durante la homilía de esa Eucaristía que el pasaje del Evangelio de San Lucas (Lc 24, 25-48) es “uno de sus preferidos”, por lo que aprovechó para recordar la importancia de la alegría cristiana que “que no es ser alegre, positivo” sino que “es la plenitud de la presencia del Señor”.

San Pablo VI
Giovanni Battista Montini fue canonizado por el Papa Francisco el 14 de octubre de 2018 en la plaza de San Pedro junto a Mons. Oscar Romero, las religiosas Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús March Mesa y María Caterina Kasper, los sacerdotes Francesco Spinelli y Vincenzo Romano, y el laico Nunzio Sulprizio.

 La biografía de San Pablo VI tiene todavía numerosos datos poco conocidos. En un artículo publicado por el diario oficial de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, han sido publicadas algunas de sus consideraciones epistolares.

Varios ejemplos, desde consideraciones espirituales que el joven sacerdote escribió en 1922 a su director espiritual, P. Paolo Caresana, o incluso, algunas frases de una carta que escribió a un amigo cuando aún era seminarista, ocho días antes de su ordenación diaconal.


En esas misivas personales, el joven seminarista Montini confiaba cuánto era importante para él la oración del Magnificat pronunciada por María y que San Lucas describe.

En este sentido, L’Osservatore Romano resalta que el amigo de Pablo VI, Jean Guitton, destacó que “escuchando hablar al Santo Padre sobre el sacerdocio con tal conmoción” se preguntó si la oración del Magnificat podría ser “su secreto, su misma substancia. Ya que el resto de las cosas que el Papa hacía no eran más que una ‘expansión’ de su vocación, de su ser sacerdote”.

“San Pablo VI fue el primer Papa que escribió una Exhortación sobre la alegría cristiana, Gaudete in Domino, a la mitad del Año Santo de 1975”, se lee en el artículo “ser sacerdote para ser santo” escrito en italiano en que la autora comenta que San Pablo VI “confiará siempre en su íntima alegría pascual, que debe animar sobretodo la vida de los ministros de Dios, para difundirse entre los hombres”.

Por último, esta nota de L’Osservatore Romano subraya que la aspiración de San Pablo VI fue la de “un ministerio cercano a los hombres de su tiempo” el cual “permanecerá constante en su reflexión espiritual” tal como el mismo San Pablo VI escribió en algunos apuntes que “habría deseado una vida sacerdotal como ‘un vice-párroco o un párroco humilde, sabio’”.
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