lunes, 2 de diciembre de 2019

NO SOY DIGNO


No soy digno
Si se entiende bien, ante este tipo de dificultades para responder a la vocación diría que se puede pasar por alto la incompetencia, pero no la pusilanimidad: alma encogida, insuficiencia moral, desmoralización. Me explicaré -espero- de modo que se compre


Por: Juan Manuel Roca | Fuente: Fluvium.com




Si se entiende bien, ante este tipo de dificultades para responder a la vocación diría que se puede pasar por alto la incompetencia, pero no la pusilanimidad: alma encogida, insuficiencia moral, desmoralización. Me explicaré -espero- de modo que se comprenda, trayendo a nuestra consideración un conocido pasaje del Evangelio.

San Lucas relata que Jesús se subió un día a la barca de Pedro para predicar desde allí a la multitud y, al terminar, pidió a Pedro que llevara la barca mar adentro (es el Duc in altum!, ¡mar adentro!, que nos ha repetido Juan Pablo II como consigna para el tercer Milenio cristiano) y echara las redes para pescar. Pedro le respondió que habían estado toda la noche bregando y no habían pescado nada, pero añadió: "sin embargo porque tú lo dices echaré la red". Así lo hizo y quedó atónito, impresionado, al ver que casi no podían sacar la red del agua de tantos peces como habían cogido. Entonces se echó de rodillas a los pies de Jesús, con la cabeza inclinada hasta el suelo, y le dijo: "apártate de mí, Señor, que soy un hombre pecador" (Lc 5, 1-11).

Al ver el prodigio que había hecho Jesús contando con su obediencia, Pedro se asustó, porque se consideraba indigno de servir de instrumento a tales milagros. Pero Jesús le dijo: "no temas. Desde ahora serán hombres lo que tendrás que pescar". No sólo no considera que la indignidad de Pedro sea un obstáculo, sino que se apoya en su humildad para hacerle capaz de atraer a Dios a una muchedumbre incontable de hombres y mujeres, como sucedió ya durante su vida.

Por supuesto que somos indignos de que Dios nos elija para servirse de nosotros como instrumentos: sería grotesco que no nos diéramos cuenta. Pero ya hemos dicho que Dios no nos llama por nuestros méritos (Pedro, con toda su experiencia y su dominio del oficio, había estado toda la noche faenando en vano), sino porque quiere; por eso basta que reconozcamos nuestra indignidad y le hagamos caso, fiándonos de Él, para dar con nuestra vida obediente un fruto maravilloso.

Me parece muy lúcida esta manera de explicar cómo la indignidad y la humildad de los santos hacen que Dios se luzca en los frutos: "Un santo es un avaricioso que va llenándose de Dios, a fuerza de vaciarse de sí. Un santo es un pobre que hace su fortuna desvalijando las arcas de Dios. Un santo es un débil que se amuralla en Dios y en Él construye su fortaleza. Un santo es un imbécil del mundo -stulta mundi- que se ilustra y se doctora con la sabiduría de Dios. Un santo es un rebelde que a sí mismo se amarra con las cadenas de la libertad de Dios. Un santo es un miserable que lava su inmundicia en la misericordia de Dios. Un santo es un paria de la tierra que planta en Dios su casa, su ciudad y su patria. Un santo es un cobarde que se hace gallardo y valiente, escudado en el poder de Dios. Un santo es un pusilánime que se dilata y se acrece con la magnificencia de Dios. Un santo es un ambicioso de tal envergadura que sólo se satisface poseyendo cada vez más y más ración de Dios... Un santo es un hombre que todo lo toma de Dios: un ladrón que le roba a Dios hasta el Amor con que poder amarle. Y Dios se deja saquear por sus santos. Ése es el gozo de Dios. Y ése, el secreto negocio de los santos" (P. Urbano, El hombre de Villa Tevere).

Ya se ve que lo decisivo aquí es el amor impresionante de Dios por el hombre, que nos da motivos para esperarlo todo de Él. El quid de la santidad es una cuestión de fe, de confianza: lo que el hombre esté dispuesto a dejar que Dios haga en él. No es tanto el "yo hago", "yo lo haré", como el "hágase en mí" de aquella muchacha desconocida de Nazaret a la que Dios comunicó que la había elegido para ser Madre de su Hijo.

Las realidades grandes empiezan con humildad: "No te elegí porque seas grande, por el contrario eres el más pequeño de los pueblos; te he elegido porque te amo" dice el Señor al Pueblo de Israel en el Antiguo Testamento. Ciertamente, Dios no nos elige por nuestra grandeza; al contrario, la grandeza de Dios entra en nuestra vida cuando nos abrimos humildemente a sus planes amorosos, como nos enseña la Virgen María, que después de haber concebido en su seno purísimo al Hijo de Dios, canta, llena de humilde alborozo: "Mi alma glorifica al Señor, y mi espíritu se llena de gozo en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la pequeñez de su esclava. Desde ahora me llamarán bendita todas las generaciones, porque el Todopoderoso ha hecho obras grandes en mí" (Lc 1, 46-49).

ASÍ PUEDES AYUDAR A LOS CRISTIANOS EN ORIENTE MEDIO A NO PERDER LA ESPERANZA


Así puedes ayudar a los cristianos en Oriente Medio a no perder la esperanza
Redacción ACI Prensa
 Crédito: Open Doors



Open Doors lanzó la campaña internacional “Esperanza para Oriente Medio” para que, a través de la creación de Centros de Esperanza,  se puedan mantener a los cristianos y a las personas más necesitadas de estos países que sufren en sus vidas las consecuencias de la guerra. 

Oriente Medio lleva viviendo una situación límite desde los últimos ocho años. Para llamar la atención sobre esta crisis, Open Doors inició la campaña internacional “Esperanza para Oriente Medio”, con la que presentaron más de 800 mil firmas ante la oficina del secretario general de la ONU, además de la recogida de “millones de dólares destinados a la ayuda humanitaria, reconstrucción de las ciudades, desarrollo económico”. 

Aunque la estabilidad total no se ha conseguido todavía en la zona, el Estado Islámico está prácticamente erradicado y por eso millones de refugiados han vuelto para reconstruir sus casas. 


Por ello Open Doors comenzó la iniciativa “Centros de Esperanza” en donde las iglesias se convirtieron en “puntos neurálgicos de ayuda humanitaria, asistencia al trauma, consejería y formación”. 

Además se repartieron paquetes de alimentos y enseres de primera necesidad para más de 17 mil familias cada mes, sosteniendo a “personas solas, enfermas, ancianas o familias numerosas sin posibilidad de sustento”. 

Jina es una de las cristianas iraquíes que se ha beneficiado de estos Centros de Esperanza en Alepo. Su esposo, Rober, fue secuestrado por el Estado Islámico en 2013 por el simple hecho de ser cristiano. 

Otros que fueron secuestrados junto a Rober fueron liberados tras pagar un rescate y le contaron a Jina que su esposo fue torturado para que rechazara su fe y se convirtiera al islam. Sin embargo Rober sólo repetía: “Tengo a mi Dios, eso es todo”. 

Aunque la vida de Jina y su hijo no es fácil, al menos están cubiertos con paquetes de ayuda y gasolina que reciben del Centro de Esperanza en Alepo. El responsable de este Centro de Esperanza y de la Iglesia de la Alianza en Alepo, el pastor Abdallah, explicó que una de las ayudas que suelen prestar es el apoyo a comenzar “pequeños negocios mediante recursos como la capacitación y formación laboral, asesoramiento o prestación de microcréditos”. 

“Tres veces a la semana tenemos actividades para niños, los cuales pertenecen a la generación más dañada por la guerra. Queremos ir más allá en el apoyo psicológico para poder eliminar en la medida de lo posible los efectos de la guerra en ellos”, precisó el pastor Abdallah.

De esta manera pretenden que se abran cada vez más Centros de Esperanza para poder “dar asistencia postraumática a las víctimas del conflicto; dar ayuda humanitaria a desplazados internos y refugiados iraquíes; realizar programas de generación de empleos; así como la concesión de microcréditos para la creación de negocios y propiciar así la reconciliación entre confesiones religiosas”.

Más información sobre cómo colaborar con la creación de nuevos Centros de Esperanza en todo Oriente Medio AQUÍ.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 2 DE DICIEMBRE




LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
2 de Diciembre



La luz de Jesucristo, porque él es la verdad. Él mismo nos lo afirma, al decirnos: Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida
 (Jn 8,12).

Es verdad que repetidas veces se nos dice que también nosotros debemos ser luz: Ustedes son la luz del mundo (Mt 5,14). Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor (Ef 5,8); pero no somos la luz por nosotros mismos, sino en cuanto poseemos a Jesús, la luz de Jesús, la doctrina de Jesús, el espíritu de Jesús; todo eso debe estar en nosotros como en una lámpara, ése debe ser el aceite que alimente la llama de esa lámpara que, según el Evangelio, arde y resplandece.

No sólo Juan el Bautista estuvo llamado a ser lámpara, sino todo cristiano que a su alrededor y con el brillo de sus obras debe desterrar las tinieblas del error y de la maldad; cuando las obras no son claramente buenas, cuando las actitudes no aparecen notoriamente correctas, lejos de dar luz, aumentan las tinieblas.


P. Alfonso Milagro

ADMIRABLE SIGNUM: 10 DATOSDE LA CARTA DEL PAPA FRANCISCO SOBRE EL VALOR DEL PESEBRE EN NAVIDAD


Admirabile signum: 10 datos de la carta del Papa sobre el valor del pesebre en Navidad
Redacción ACI Prensa





Ayer 1 de diciembre el Papa Francisco firmó durante su visita a Greccio (Italia) la carta apostólica Admirabile signum sobre el significado y el valor del belén en Navidad, una tradición con cerca de ocho siglos de antigüedad que ayuda, de una manera “dulce y exigente”, a transmitir la fe de padres a hijos.

La carta ha sido firmada el día en que comienza el tiempo de Adviento como una invitación del Santo Padre a alentar esta hermosa tradición iniciada por San Francisco de Asís en la Navidad de 1223 en Greccio.


“Es realmente un ejercicio de fantasía creativa, que utiliza los materiales más dispares para crear pequeñas obras maestras llenas de belleza. Se aprende desde niños: cuando papá y mamá, junto a los abuelos, transmiten esta alegre tradición, que contiene en sí una rica espiritualidad popular. Espero que esta práctica nunca se debilite; es más, confío en que, allí donde hubiera caído en desuso, sea descubierta de nuevo y revitalizada”, alentó el Papa.

En ese sentido, para acoger la invitación del Papa Francisco a apreciar el valor del pesebre, te presentamos 10 puntos para comprender la carta apostólica Admirabile signum:

El pesebre es como un Evangelio vivo: El Papa Francisco recuerda que la escenificación del nacimiento de Jesús “surge de las páginas de la Sagrada Escritura” para invitar a los hombres a ponerse en camino atraídos por Cristo, que se “ha hecho hombre para encontrar a cada hombre”. El evangelista Lucas narra que María “dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada”.
San Francisco quería “contemplar” la fragilidad del Niño Jesús: Quince días antes de la Navidad de 1223, el santo le expresó a un hombre de nombre Juan que deseaba “celebrar la memoria del Niño que nació en Belén y quiero contemplar de alguna manera con mis ojos lo que sufrió en su invalidez de niño, cómo fue reclinado en el pesebre y cómo fue colocado sobre heno entre el buey y el asno”. El hombre cumplió con el deseo del santo y el 25 de diciembre, junto a frailes y personas de distintos lugares, San Francisco encontró el pesebre con el heno, el buey y el asno. Las personas “mostraron frente a la escena de la Navidad una alegría indescriptible, como nunca antes habían experimentado”. “Después el sacerdote, ante el Nacimiento, celebró solemnemente la Eucaristía, mostrando el vínculo entre la encarnación del Hijo de Dios y la Eucaristía. En aquella ocasión, en Greccio, no había figuras: el belén fue realizado y vivido por todos los presentes”.
En 1223 uno de los presentes “vio” a Jesús en el pesebre: El Papa recuerda en su carta que “el primer biógrafo de San Francisco, Tomás de Celano, recuerda que esa noche, se añadió a la escena simple y conmovedora el don de una visión maravillosa: uno de los presentes vio acostado en el pesebre al mismo Niño Jesús. De aquel belén de la Navidad de 1223, ‘todos regresaron a sus casas colmados de alegría’”.
El pesebre manifiesta la ternura de Dios: “¿Por qué el belén suscita tanto asombro y nos conmueve?”, pregunta el Papa en su carta. Y señala que es porque “manifiesta la ternura de Dios”, que siendo Creador del universo, “se abaja a nuestra pequeñez”. Además, el belén “es desde su origen franciscano una invitación a ‘sentir’, a ‘tocar’ la pobreza que el Hijo de Dios eligió para sí mismo en su encarnación” y “una llamada a encontrarlo y servirlo con misericordia en los hermanos y hermanas más necesitados”.
En el belén la creación participa en la fiesta de la venida de Jesús: En Admirabile signum, el Papa Francisco repasa los elementos que componen el nacimiento que se arma en los hogares, como el cielo estrellado, los paisajes, los animales y los pastores. Ellos, afirmó, recuerdan lo que habían anunciado los profetas, “que toda la creación participa en la fiesta de la venida del Mesías”. Además, “los ángeles y la estrella son la señal de que también nosotros estamos llamados a ponernos en camino para llegar a la gruta y adorar al Señor”; asimismo, “los pastores se convierten en los primeros testigos de lo esencial, es decir, de la salvación que se les ofrece”.
María es la madre que contempla a su hijo: Al llegar a la Virgen María, el Papa destaca que en el pesebre su figura la muestra como la madre que contempla a su hijo y lo muestra a cuantos vienen a visitarlo. “Vemos en ella a la Madre de Dios que no tiene a su Hijo sólo para sí misma, sino que pide a todos que obedezcan a su palabra y la pongan en práctica”, afirma Francisco.
Representa a San José como custodio de la familia: Luego, el Pontífice afirma que “junto a María, en una actitud de protección del Niño y de su madre, está San José”, representado con el bastón en la mano y, a veces, sosteniendo una lámpara. “Él es el custodio que nunca se cansa de proteger a su familia” y que no duda en ponerse en camino ante la amenaza de Herodes. Fue el primer educador de Jesús niño y adolescente; “y como hombre justo confió siempre en la voluntad de Dios y la puso en práctica”.
¿Y las otras figuras del pesebre?: En su carta, el Papa también se refiere a la costumbre de colocar “en nuestros belenes muchas figuras simbólicas, sobre todo, las de mendigos y de gente que no conocen otra abundancia que la del corazón”, pero que “están cerca del Niño Jesús por derecho propio, sin que nadie pueda echarlos o alejarlos de una cuna tan improvisada que los pobres a su alrededor no desentonan en absoluto”. Pero también están otras figuras “que parecen no tener relación alguna con los relatos evangélicos”. Sin embargo, “esta imaginación pretende expresar que en este nuevo mundo inaugurado por Jesús hay espacio para todo lo que es humano y para toda criatura. Del pastor al herrero, del panadero a los músicos, de las mujeres que llevan jarras de agua a los niños que juegan..., todo esto representa la santidad cotidiana”.
Nos pone ante el gran misterio de la vida: Francisco asegura en Admirabile signum que cuando en Navidad colocamos la figura del Niño Jesús “el corazón del pesebre comienza a palpitar”. “Dios se presenta así, en un niño, para ser recibido en nuestros brazos”. Dios Creador esconde su poder “en la debilidad y en la fragilidad” de un niño cuyo nacimiento “suscita alegría y asombro, porque nos pone ante el gran misterio de la vida”. “Viendo brillar los ojos de los jóvenes esposos ante su hijo recién nacido, entendemos los sentimientos de María y José que, mirando al niño Jesús, percibían la presencia de Dios en sus vidas”, afirma el Papa.
Los Reyes Magos nos recuerdan nuestra misión evangelizadora: El Papa también recuerda que cuando llega la fiesta de la Epifanía está la costumbre de colocar las tres figuras de los Reyes Magos que llegan de Oriente para contemplar al Niño y ofrecerle los dones de oro, incienso y mirra. Esta escena llama “a reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser evangelizador”. Además, los Magos, hombres sedientos de lo infinito, “enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para llegar a Cristo”. Además “no se dejan escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y adorarlo”; y cuando retornan a sus países, “habrán contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del Evangelio entre las gentes”.
El Papa Francisco invita en su carta apostólica a recordar cuando se era niño y se esperaba con impaciencia el tiempo para empezar a construir el belén. “Estos recuerdos nos llevan a tomar nuevamente conciencia del gran don que se nos ha dado al transmitirnos la fe; y al mismo tiempo nos hacen sentir el deber y la alegría de transmitir a los hijos y a los nietos la misma experiencia”, aseguró.

“No es importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida. En cualquier lugar y de cualquier manera, el belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su condición”, expresa el Santo Padre en Admirabile Signum.

La carta completa puede leerse AQUÍ.

LECTURAS BÍBLICAS DEL LUNES 2 DE DICIEMBRE DE 2019 - ADVIENTO


Lecturas del Lunes de la 1ª semana de Adviento
Lunes, 2 de diciembre de 2019


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (2,1-5):

VISIÓN de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios

______________

PRIMERA LECTURA (opcional para el año A) Is 4, 2-6

Lectura del libro de Isaías.

AQUEL día, el vástago del Señor será el esplendor y la gloria, y el fruto del país será orgullo y ornamento para los redimidos de Israel.
A los que queden en Sion y al resto de Jerusalén
los llamarán santos: todos los que en Jerusalén están inscritos para la vida.
Cuando el Señor haya lavado la impureza de las hijas de Sion
y purificado la sangre derramada en Jerusalén,
con viento justiciero, con un soplo ardiente,
creará el Señor sobre toda la extensión del monte Sion y sobre su asamblea
una nube de día, un humo y un resplandor de fuego llameante de noche.
Y por encimo, la glora será un baldaquino
y una tienda, sombra en la canícula,
refugio y abrigo de la tempestad y de la lluvia.

Palabra de Dios.


Salmo
Sal 121,1-2.4-5.6-7.8-9

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

V/. Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/.


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (8,5-11):

EN aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio del lunes, 2 de diciembre de 2019
ImprimirJavier Goñi, cmf


Ayer Isaías, San Pablo y el propio Jesús nos daban la señal de salida en el camino del Adviento: “caminemos a la luz del Señor”; “andemos como en pleno día … revestidos del Señor Jesucristo”; … “estad en vela … estad preparados”. Llamadas a la conversión y a la esperanza que resuenan con fuerza en nuestros corazones, tentados de tristeza y desesperanza en medio de tanta oscuridad como nos rodea.

Hemos comenzado el Adviento, y este primer lunes nos sorprende, como sorprendió a Jesús, el testimonio de un extranjero: “Os aseguro que en Israel no he encontrado tanta fe”. Aprender a confiar en el amor incondicional y fiel del Señor quizás sea el primer paso de conversión que hemos de dar para estar atentos a su venida.

En nuestro contexto cultural europeo y occidental, el de los países ricos y poderosos de hoy, mantener esa confianza radical en el amor de Dios encarnado no es fácil. Nuestras sociedades “desarrolladas” o se han olvidado de Dios, o lo han reducido a un falso dios que justifica el lujo y el consumo desmedido a costa de la desigualdad creciente, del injusto empobrecimiento de muchos y de la destrucción de la Naturaleza. Pero también hoy nos encontramos a veces con testimonios sorprendentes de fe.

No hace mucho, una hondureña me confesaba entre lágrimas que creía haber perdido su fe: estaba hundida por la pobreza y la violencia sufridas por su familia, por las injusticias y humillaciones padecidas en sus esfuerzos por emigrar, por las duras condiciones de vida y de trabajo para los que lo conseguían. “¿Cómo puede Dios permitir todo esto?; No lo entiendo: ¿por qué?”. Sin saber muy bien cómo consolarla, le pregunté por qué había venido a misa y a confesarse si había perdido la fe. La cara se le iluminó con una sonrisa: “Viera, Padre: cuando siento a Jesús cerquita todo se ilumina. He venido porque confío en Él, porque sé cuánto nos ha amado y cuánto nos ama”.

Dejémonos sorprender. Cuando menos lo esperamos, alguna inmigrante, algún discapacitado, algún sintecho, algún enfermo terminal, … a pesar de su pequeñez o su dolor, nos puede dar una verdadera lección de fe.

Javier Goñi (fjgoni@hotmail.com)

FELIZ SEMANA




domingo, 1 de diciembre de 2019

1 DE DICIEMBRE . DÍA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA EL VIH SIDA - ORACIÓN DEL ENFERMO


Oración del enfermo



Un golpe inesperado nos duele, un revés de fortuna nos abate, una enfermedad grave nos desconcierta, y nosotros nos quejamos amargamente a Dios. Si prestásemos atención entonces a una voz que percibimos en nuestro corazón, oiríamos: “¿Y tú, hijo mío, por qué me has olvidado? ¿Por qué estabas adormecido en el bienestar de una vida sin sentido?”.

Señor tú conoces mi existencia, conoces mi dolor. Has visto mis ojos llorar, mi rostro triste, mi cuerpo doliente y mi alma atribulada. Seguiré tus pasos, Señor, porque “Tu yugo es suave y tu carga es ligera”. Hazme comprender tus sufrimientos, tu amor hacia los hombres. Sé que estoy cumpliendo en mi vida lo que falta a tu dolorosa pasión. Ayúdame a sufrir, con paz y alegría, sin quejarme. Ayúdame a sufrir con amor. Te pido por todos los que sufren, los pobres, los que no reciben ni siquiera un poco de cariño. Señor, sé que transformarás en rosas todas mis espinas, sé que todo, también el dolor, lo dispones para el bien de los que te aman. Te amo Jesús mío. Amén.

La escuela del dolor ayuda a ejercitarse en virtudes heroicas. Las pruebas que cayeron sobre Job, lo hicieron perfecto; la ceguera formó y santificó a Tobías; la calumnia inmortalizó a José; la persecución purificó a David; los leones dieron a conocer la virtud de Daniel. “Tus dolores son como astillas de la cruz de Cristo; no está bien que adorando esa cruz, maldigas sus astillas”.



* Enviado por el P. Natalio

UNA LUZ DE NOCHE


"Una luz en la noche"



Imagínate que vas de viaje por de noche y por un camino desconocido. Te basta ver una luz o una casa para sentirte seguro. Es lo mismo que cuando pasas periodos difíciles. Buscas una luz en la noche. En las tres lecturas de hoy se habla del sueño, la noche y la luz.

“¡Vamos, dice el profeta Isaías, marchemos a la luz del Señor.” Y san Pablo escribe: “Ha llegado la hora de despertar del sueño... La noche ha terminado y se acerca el día...” Jesús añade: “Estad preparados: es hora que penséis en la venida del Hijo del hombre.” Y para subrayar la importancia de este mensaje, propone tres ejemplos en los que la gente no se preocupa de nada, siendo así que se le viene encima un acontecimiento desastroso.

En la narración del Génesis, se plantea una situación extraordinaria que va a acabar con la humanidad, salvo una persona llamada Noé.

Junto a él, la gente se casa y bebe como si no fuera a ocurrir nada. Noé, sin embargo se sube en un barco en pleno campo. Hay que saber que era ya muy anciano y sin duda la gente se divertía viendo lo que hacía. Jesús añade: “La gente no dudaba de nada hasta que el diluvio universal se le vino encima. Así pasará con la venida del Hijo del hombre.”

¿Qué pasará? Dos hombres estarán en el campo haciendo su trabajo ordinario: “uno se toma y al otro se deja.” Dos mujeres estarán en el molino trabajando duro moviendo la piedra. Y de nuevo dice Jesús: “una se toma y otra se deja.”

¿Pero qué acontecimiento nos va a venir a nosotros? ¿Por qué hay que despertarse de nuestro sueño y tener que ir a buscar la luz?

Basta, para comprenderlo que nos preguntemos: ¿qué retiene nuestra atención? Muchos se instalan lo mejor que pueden en el mundo que pasa. La comodidad proporciona sin duda un gran bienestar, pero la vida pasa y nada es más frágil que las promesas de este mundo actual. Tenemos que despertarnos: ¡el Señor viene!

Tenemos que ajustarnos a la venida próxima del Reino de Dios.
Padre Felipe Santos SDB

REORIENTAR NUESTRA VIDA

REORIENTAR NUESTRA VIDA



No siempre es fácil poner nombre a ese malestar profundo y persistente que podemos sentir en algún momento de la vida. Así me lo han confesado en más de una ocasión personas que, por otra parte, buscaban «algo diferente», una luz nueva, tal vez una experiencia capaz de dar color nuevo a su vivir diario.

Lo podemos llamar «vacío interior», insatisfacción, incapacidad de encontrar algo sólido que llene el deseo de vivir intensamente. Tal vez sería mejor llamarlo «aburrimiento», cansancio de vivir siempre lo mismo, sensación de no acertar con el secreto de la vida: nos estamos equivocando en algo esencial y no sabemos exactamente en qué.

A veces, la crisis adquiere un tono religioso. ¿Podemos hablar de «pérdida de fe»? No sabemos ya en qué creer, nada logra iluminarnos por dentro, hemos abandonado la religión ingenua de otros tiempos, pero no la hemos sustituido por nada mejor. Puede crecer entonces en nosotros una sensación extraña: nos hemos quedado sin clave alguna para orientar nuestra vida. ¿Qué podemos hacer?

Lo primero es no ceder a la tristeza ni a la crispación: todo nos está llamando a vivir. Dentro de ese malestar tan persistente hay algo muy saludable: nuestro deseo de vivir algo más positivo y menos postizo, algo más digno y menos artificial. Lo que necesitamos es reorientar nuestra vida. No se trata de corregir un aspecto concreto de nuestra persona. Eso vendrá tal vez después. Ahora lo importante es ir a lo esencial, encontrar una fuente de vida y de salvación.

¿Por qué no nos detenemos a oír esa llamada urgente de Jesús a despertar? ¿No necesitamos escuchar sus palabras?: «Estad en vela», «daos cuenta del momento que vivís», «es hora de despertar». Todos hemos de preguntarnos qué es lo que estamos descuidando en nuestra vida, qué es lo que hemos de cambiar y a qué hemos de dedicar más atención y más tiempo.

Las palabras de Jesús están dirigidas a todos y a cada uno: «Vigilad». Hemos de reaccionar. Si lo hacemos, viviremos uno de esos raros momentos en que nos sentimos «despiertos» desde lo más hondo de nuestro ser.

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt (24,37-44)

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS - 1 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
1 de Diciembre




Juan vino a dar testimonio de la verdad y cumplió con esa su misión. Admirable figura del cristiano, que está llamado también a ser testigo de la verdad, a ser testigo de la Palabra de Jesús; ésa es su misión: ser la palabra viviente de Jesús; y el cristiano, como Jesucristo, debe poder afirmar: "Mis obras dan testimonio de mí."

¿Son tus obra siempre testimonio? ¿Son pruebas que convencen de la autenticidad de tus creencias? No lo olvides: tú, como Juan, estás llamado a "dar testimonio de la verdad" y la verdad es Jesús.


P. Alfonso Milagro

EL PAPA FRANCISCO ADVIERTE DEL PELIGRO DEL CONSUMISMO: ES UN VIRUS QUE INFECTA LA FE


El Papa advierte del peligro del consumismo: “Es un virus que infecta la fe”
Redacción ACI Prensa




El Papa Francisco advirtió contra el peligro del consumismo y afirmó que es “un virus que infecta la fe desde la raíz.

“El consumismo es un virus que infecta la fe desde la raíz, porque te hace creer que la vida depende sólo de aquello que tiene, y así te olvidas de Dios que viene al encuentro y de quien tienes a tu lado. El Señor viene, pero en cambio sigues los apetitos que te llegan; el hermano llama a tu puerta, pero a ti te molesta porque interrumpe tus planes”.

El Santo Padre habló así en su homilía de la Misa celebrada este domingo 1 de diciembre en la Basílica de San Pedro del Vaticano por el rito zaireño, con motivo del 25 aniversario de la fundación de la Capellanía Congoleña de Roma.

Francisco explicó que “en el Evangelio, cuando Jesús señala los peligros para la fe, no se preocupa de enemigos poderosos, de hostilidades y de persecuciones. Todo eso lo ha habido y lo habrá, pero no debilita la fe. El verdadero peligro, por el contrario, es aquel que anestesia el corazón: depender del consumismo, y cargar el corazón con necesidades”.

“Entonces se vive de cosas y no se sabe para qué; se tienen muchos bienes, pero no se hace el bien; las casas se llenan de cosas, pero se vacían de hijos; se pierde el tiempo en pasatiempos, pero no se dedica tiempo a Dios y a los demás”.

Advirtió que “cuando se vive para las cosas, las cosas no bastan nunca, la codicia crece y los demás parecen obstáculos en el camino, y así se termina por sentirse amenazados e insatisfechos siempre, y enfadados, se eleva el novel del odio”.

“Lo vemos hoy allí donde impera el consumismo: cuánta violencia, aunque sólo sea verbal, cuánta rabia y necesidad de buscar un enemigo a toda costa. Así, mientras el mundo está lleno de armas que provocan muertos, no nos damos cuenta de que continuamos armando nuestros corazones con ira”.

El Papa Francisco subrayó que Jesús quiere despertar al pueblo de este consumismo, y “lo hace con el verbo ‘vigilad’. Vigilar era el trabajo del centinela, que vigilaba permaneciendo despierto mientras los demás dormían. Vigilar es no ceder al suelo que atrapa a todos”.

“Para poder vigilar se necesita tener una esperanza segura: que la noche no durará para siempre, que pronto llegará el alba. Y así también nosotros: Dios viene y su luz iluminará hasta las tinieblas más oscuras”.

“A nosotros nos toca hoy vigilar: vencer la tentación de que el sentido de la vida sea acumular, desenmascarar el engaño de que se es feliz si se tienen muchas cosas, resistir las luces resplandecientes del consumismo que brillan por todos sitios durante este mes, y creer que la oración y la caridad no son tiempo perdido, sino los tesoros más grandes”.

Adviento

Por otro lado, el Papa Francisco reflexionó sobre el significado del Adviento. “Jesús viene: el Adviento nos recuerda esta certeza ya en su nombre, porque la palabra Adviento significa ‘venida’. El Señor viene: he ahí la raíz de nuestra esperanza, la seguridad de que ante las tribulaciones del mundo viene a nosotros el consuelo de Dios, un consuelo que no necesita palabras, sino presencia, su presencia que viene en medio de nosotros”.

“El Señor no nos deja solos. Vino hace dos mil años y volverá a venir al final de los tiempos, pero también viene hoy a mi vida, a tu vida. Sí, a esta vida nuestra, con todos sus problemas, con sus angustias y con sus incertezas”.

El Papa Francisco se dirigió a los fieles congoleños: “Habéis venido de lejos”, les dijo. “Habéis dejado vuestra casa, afectos y cosas queridas. Juntos aquí habéis encontrado acogida junto con dificultades e imprevistos. Pero para Dios siempre seréis invitados bienvenidos. Para Él, nunca somos extranjeros, sino hijos esperados. Y la Iglesia es la casa de Dios: aquí, por lo tanto, os sentís siempre en casa. Aquí venimos para caminar juntos hacia el Señor”.

Sin embargo, “frente a las luces del Señor se pueden preferir las tinieblas del mundo. Al Señor que viene y a su invitación a caminar con Él se le puede responder que no. Con frecuencia, no se trata de un no directo, insolente, sino sutil. Es el no del que nos advierte Jesús en el Evangelio al exhortarnos a no hacer como en los días de Noé”.

“¿Qué es lo que sucedía en los días de Noé? Sucedía que, mientras algo nuevo y perturbador estaba a punto de llegar, nadie le hizo caso, porque todos pensaban sólo en comer y en beber. En otras palabras, todos reducían su vida sólo a sus necesidades, se contentaban con una vida plana, horizontal, sin impulso. No había espera de nadie, sólo la pretensión de tener algo para sí mismo, algo para consumir”, concluyó.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 1° DE ADVIENTO - 1 DE DICIEMMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 1º de Adviento - Ciclo A
Hoy, domingo, 1 de diciembre de 2019



Primera lectura
Lectura del Profeta Isaías 2,1-5.

VISIÓN de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.
En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.
Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.
Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».
Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.
De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.
No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.
Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5. 6-7. 8-9

R/. Vamos alegres a la casa del Señor.

V/. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

V/. Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

V/. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

V/. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor,
nuestro Dios, te deseo todo bien. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos 13,11-14.

HERMANOS:
Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe. La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz.
Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo Evangelio según San Mateo 24,37-44.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.
En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.
Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy domingo, 1 de diciembre de 2019
Fernando Torres cmf


¡Estad preparados!

      Hay personas que viven toda la vida en el mismo lugar, en la misma ciudad. A veces ni siquiera salen del barrio. Dicen de un filósofo alemán que durante muchísimos años los vecinos ponían los relojes en hora cuando lo veían salir de su casa a dar su paseo de todas las tardes. No es así la vida del cristiano. Nosotros sabemos que estamos de paso. Hemos puesto nuestras tiendas aquí por un momento pero llegará otro momento en el que tendremos que partir. ¿Cuándo? Cuando venga el Señor. Y, ¿cuándo va a ser eso? Pues no lo sabemos. Pero sabemos que debemos estar siempre preparados porque en cualquier momento llegará el Señor a nuestras vidas. Justo entonces debemos saber acogerle y seguirle a donde nos invite a ir. Este es el significado del Adviento que hoy comenzamos. Nos preparamos para celebrar la venida del Señor en la Navidad, pero también nos preparamos para la otra venida, la futura, la definitiva, la que no nos podemos perder porque perderíamos la oportunidad de nuestra vida. 

      El Evangelio nos dice que la venida del Señor romperá todas las actividades habituales, aquello en lo que se nos van ordinariamente los días. Se dejará de hacer pan, de cultivar los campos, de ir al trabajo, de casarse. Porque ese día empezará algo radicalmente nuevo. Algo tan nuevo que es posible que sigamos haciendo pan y cultivando los campos y yendo al trabajo, pero todo tendrá un sentido nuevo y diferente porque el Señor estará en medio de nosotros. Su presencia curará nuestras heridas y hará que la justicia y la paz reinen entre las personas y los pueblos. Su presencia hará que nuestra vida sea diferente. Por eso, hay que estar atentos. No podemos dejar que la presencia del Señor nos encuentre despistados o sin preparar adecuadamente. 

      Es tiempo de hacer caso a lo que nos dice san Pablo en la carta a los Romanos. Ya es hora de despertarse porque la salvación está cerca. No sabemos cómo, dónde ni cuándo vendrá Jesús, pero sí sabemos que tenemos que estar preparados. Y para estar preparados, él nos da los mejores consejos: vamos a dejar de lado las obras de la oscuridad, las veces en que nos dejamos llevar por la envidia, la codicia y el desamor. Vamos a vivir como si Jesús ya estuviera aquí, que no hay mejor forma de estar preparados. Se trata de vivir a la luz del Evangelio, dejándonos llevar por el amor de Dios que cuida de sus hijos, de su familia, de nosotros. Volvamos los ojos hacia aquellos con los que vivimos. Con ellos, nunca sin ellos ni contra ellos, es como construiremos la solidaridad y la justicia que harán que nuestro Señor nos encuentre preparados cuando llegue. 



Para la reflexión

      Si el Señor llegase hoy a mi casa, ¿estoy ya preparado para su venida? ¿Qué cosas tendría que quitar de mi vida? ¿Qué cosas tendría que mejorar en mi vida? ¿Que habría que hacer en mi vida de familia, en mi relación con los amigos y en el trabajo? ¿Hay ahí cosas que cambiar o mejorar?

SACERDOTE EXPLICA CUÁL ES EL SENTIDO CRISTIANO DEL ÁRBOL DE LA NAVIDAD - VIDEO


Sacerdote explica cuál es el sentido cristiano del árbol de Navidad
Redacción ACI Prensa



El P. José de Jesús Aguilar, canónigo de la Catedral Metropolitana de México y subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, explicó cuál es el sentido cristiano del tradicional árbol de Navidad.

En un video, el sacerdote mexicano destacó que si bien “todos los árboles y animales son maravillosas creaciones de Dios”, debido a “algunas características particulares, algunos de ellos se han llenado de simbolismo”.

“Por ejemplo, la paloma se ha convertido en símbolo de paz. El roble en símbolo de fuerza y longevidad. El olivo, en símbolo de victoria. O el ciprés, por su forma que parece apuntar al cielo, simboliza la unión entre el cielo y la tierra”.

El P. Aguilar indicó que “también el pino adoptó varios simbolismos, porque a diferencia de los demás árboles, que durante el otoño e invierno se quedan sin hojas y parecen morir, el pino aún en medio de la nieve permanece siempre verde”.

“Esto hizo que en muchas culturas e convirtiera en símbolo de inmortalidad”, dijo, y destacó que “el mundo cristiano lo adoptó como signo de Cristo, que al hacerse hombre, morir y resucitar por la humanidad, nos ofrece la inmortalidad, la vida eterna”.

“También se usó para recordar la profecía de Isaías, que anuncia que Cristo nacería del árbol genealógico de Jesé, padre del Rey David. Así dice el texto: ‘una rama saldrá del tronco de Jesé, un brote surgirá de sus raíces, sobre él reposará el Espíritu de Dios. Espíritu de Sabiduría e Inteligencia, Espíritu de Prudencia y Valentía, Espíritu para conocer a Dios y para respetarlo y para gobernar según Sus preceptos’”.

El sacerdote mexicano indicó que “este tema se representó mucho en el arte cristiano con el título de árbol de Jesé, árbol de David, o árbol genealógico de Jesús, en donde en la cumbre del árbol aparece Jesús o María con el Niño Dios”.

“Finalmente algunos asociaron el pino a Cristo, contrastando el árbol que dio origen al pecado de Adán con el árbol de la Cruz por el que Cristo nos redime del pecado”.

El P. José de Jesús Aguilar señaló que si bien “no podemos negar que para muchos el pino sea un simple adorno”, es verdad que “para muchos más, el árbol de Navidad puede ser un elemento que enriquezca estas fiestas que nos recuerdan el nacimiento de Cristo”.

MEDITACIONES DE ADVIENTO: EL SUEÑO DE LA VIRGEN MARÍA


El sueño de la Virgen María




José, anoche tuve un sueño muy extraño, como una pesadilla. La verdad es que no lo entiendo. Se trataba de una fiesta de cumpleaños de nuestro Hijo.

La familia se había estado preparando por semanas decorando su casa. Se apresuraban de tienda en tienda comprando toda clase de regalos. Parece que toda la ciudad estaba en en lo mismo porque todas las tiendas estaban abarrotadas. Pero algo me extrañó mucho: ninguno de los regalos era para nuestro Hijo.

Envolvieron los regalos en papeles lindísimos y les pusieron cintas y lazos muy bellos. Entonces los pusieron bajo un árbol. Si, un árbol, José, ahí mismo dentro de su casa. También decoraron el árbol; las ramas estaban llenas de bolas de colores y ornamentos brillantes. Había una figura en el tope del árbol. Parecía un angelito. Estaba precioso.

Por fin, el día del cumpleaños de nuestro Hijo llegó. Todos reían y parecían estar muy felices con los regalos que daban y recibían. Pero fíjate José, no le dieron nada a nuestro Hijo. Yo creo que ni siquiera lo conocían. En ningún momento mencionaron su nombre. ¿No te parece raro, José, que la gente pase tanto trabajo para celebrar el cumpleaños de alguien que ni siquiera conocen? Me parecía que Jesús se habría sentido como un intruso si hubiera asistido a su propia fiesta de cumpleaños.

Todo estaba precioso, José y todo el mundo estaba tan feliz, pero todo se quedó en las apariencias, en el gusto de los regalos. Me daban ganas de llorar que esa familia no conocía a Jesús. ¡Qué tristeza tan grande para Jesús - no ser invitado a Su propia fiesta!Estoy tan contenta de que todo era un sueño, José. ¡Qué terrible si ese sueño fuera realidad!

UNA ORACIÓN FAMILIAR PARA EL PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO


Una oración familiar para el Primer Domingo de Adviento
Redacción ACI Prensa






Para vivir la oración familiar del Primer Domingo de Adviento, que se celebrará este domingo 1 de diciembre, se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá, y seguir la oración que se presenta a continuación:

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

TODOS: Que hizo el cielo y la tierra.

MONITOR: Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la vida y la esperanza que Él nos ha venido a traer.

LECTOR: Lectura tomada del libro del profeta Isaías: "Levántate, brilla, Jerusalén; que llega tu luz y la gloria del Señor amanece sobre ti. Pues mira cómo la oscuridad cubre la tierra, y espesa nube a los pueblos, mas sobre ti amanece el Señor y su gloria sobre ti aparece".

MONITOR: (Con las manos juntas) Nos recogemos unos instantes en silencio e inclinando nuestras cabezas vamos a pedir que el Señor bendiga esta corona de Adviento.

Oremos.

La tierra, Señor, se alegra en estos días,
y tu Iglesia desborda de gozo
ante tu Hijo, el Señor Jesús,
que se avecina como luz esplendorosa,
para iluminar a los que yacemos en las tinieblas,
de la ignorancia, del dolor y del pecado.
Lleno de esperanza en su venida,
tu pueblo ha preparado esta corona
con ramos del bosque y la ha adornado con luces.
Ahora, pues, que vamos a empezar
el tiempo de preparación
para la venida de tu Hijo,
te pedimos, Señor,
que, mientras se acrecienta cada día
el esplendor de esta corona, con nuevas luces,
a nosotros nos ilumines
con el esplendor de Aquel que,
por ser la Luz del mundo,
iluminará todas las oscuridades.
Te lo pedimos por Él mismo
que vive y reina por los siglos de los siglos.
TODOS: Amén.

MONITOR: Vamos a encender ahora la primera vela de nuestra corona mientras cantamos la primera estrofa del canto “Hoy se enciende una llama” (o también puede ser algún canto apropiado).


Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo.

1. Un primer lucero se enciende
anunciando al Rey que viene,
preparad corazones, allánense los senderos.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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