martes, 8 de enero de 2019

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 8 DE ENERO 2019


Lecturas de hoy 8 de Enero. Feria de Navidad
 Hoy, martes, 8 de enero de 2019



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (4,7-10):

Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación para nuestros pecados.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 71,1-2.3-4ab.7-8

R/. Que todos los pueblos de la tierra 
se postren ante ti, Señor

Dios mío, confía tu juicio al rey, 
tu justicia al hijo de reyes, 
para que rija a tu pueblo con justicia, 
a tus humildes con rectitud. R/.

Que los montes traigan paz, 
y los collados justicia; 
que él defienda a los humildes del pueblo, 
socorra a los hijos del pobre. R/. 

Que en sus días florezca la justicia 
y la paz hasta que falte la luna; 
que domine de mar a mar, 
del Gran Río al confín de la tierra. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,34-44):

En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma. 
Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado, y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer.» 
Él les replicó: «Dadles vosotros de comer.» 
Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?»
Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver.»
Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces.» 
Él les mandó que hicieran recostarse a la gente sobre la hierba en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de ciento y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy martes, 8 de enero de 2019
Alejandro, CMF
Queridos hermanos, paz y bien.

Sigue el discurso del amor que escuchábamos ayer. Se ve que cuesta entrar en esa dinámica, y hay que dar martillazo tras martillazo para remachar el mensaje. Y seguimos en la dinámica de “decir + hacer”. Si se habla de amor cristiano, se debe traducir en obras. “Dadles vosotros de comer”. Seguramente los Discípulos pusieron cara de “pero qué nos estás contando, Maestro”. Es posible que ellos también tuvieran lástima de la gente, como Jesús. Pero les faltó la segunda parte, el poner medidas, actuar, obrar, moverse. Es necesaria la intervención de Jesús, para que todo se arregle. Comieron hasta saciarse, y sobraron doce cestos. Con Dios hay de todo, para todos.

Nosotros solemos ser, por lo general, empáticos. Nos entristece el sufrimiento ajeno, sobre todo el de los niños y ancianos. Vemos la tele, oímos la radio y las catástrofes naturales nos ayudan a abrir el monedero y hacer algún donativo. Se trata de seguir en esa línea. Y no nos olvidemos de los que sufren cerca de nuestra casa. Que sepamos salir hacia los que nos necesitan.

Con las palabras de un himno de laudes de este tiempo de Navidad:

Poner paz en tanta guerra,
calor donde hay tanto frío,
ser de todos lo que es mío,
plantar un cielo en la tierra.

¡Qué misión de escalofrío
la que Dios nos confió!
¡Quién lo hiciera y fuera yo!

Amén.

Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C. M. F.

BUENOS DÍAS





lunes, 7 de enero de 2019

UN RATITO CON EL ESPÍRITU SANTO: EL ESPÍRITU SANTO ES DIOS


UN RATITO CON EL ESPÍRITU SANTO.
UNGIDOS PARA SONREÍR
El Espíritu Santo es Dios




Nosotros creemos que Dios es Uno y Trino. En efecto, Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo. No son tres dioses, sino tres personas divinas, pero un solo Dios. Jesús nos enseña con claridad esta verdad. Así, por ejemplo, al enviar a sus Apóstoles les dice: "Vayan, pues y hagan discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mt 28,19).

El Espíritu Santo es tan Dios como el Padre y el Hijo. San Pablo afirma la divinidad del Espíritu Santo cuando enseña que solo el Espíritu conoce la profundidad de Dios. Por ello, nos dice: "Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios (1Co 2,11). En otras palabras, dado que el Espíritu Santo es Dios, puede conocer a Dios.

Los Católicos adoramos al Padre, al Hijo, y al Espíritu Santo. Y decimos con frecuencia: "Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén".


P. Carlos Rosell De Almeida

EL BAUTISMO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO


El bautismo de Nuestro Señor Jesucristo
Escuchar al Enviado, porque por nuestro propio bautismo nosotros somos enviados, a nuestro mundo, a salvarlo por él, siendo nosotros mismos salvados con él y en él.


Por: P. Alberto Ramírez Mozqueda | Fuente: Catholic.net 




Cuántas cosas quedaban atrás, en Nazaret. Habían pasado para Cristo los largos momentos de oración, en la montaña y en la casa, el aprendizaje reverente de los Salmos, los Corridos de Israel, el trabajo duro y viril en el taller de José, los gozosos momentos de conversación con aquellos padres encantadores que Dios había puesto cerca de él, con la ternura y la delicadeza de María, sus cuidados por los enfermos y los pobres, y con la reciedumbre de José, su fortaleza y su profunda alegría.

Pero ahora tendría que marcharse, y emprender un largo, largo camino para encontrarse con todos los hombres y conducirlos a la luz. La despedida fue tierna, pero llena de fe. Jesús se arrodilló frente a su madre, pidió la bendición como lo haría cada que salía de casa para internarse en la oración. Y María se arrodilló ante Cristo para ser bendecida por él, ahora que ya no le tendría a su lado. Y así se marchó. Así comenzó el sendero de luz y de esperanza para la humanidad.

Y Jesús encamina sus pasos en primer lugar, a un encuentro muy especial. Por esos días había aparecido en las márgenes del Río Jordán, un hombre muy especial, vestido de una manera estrafalaria aún para sus contemporáneos, alimentado con los escasos recursos del desierto, y predicando la necesidad de conversión y un bautismo de penitencia y purificación. Eran grandes multitudes las que se reunían en torno suyo. Anunciaba la llegada inminente del Reino, y predicaba la cercanía del Altísimo, pero como amenaza, como el fuego que purifica y como la hoz que corta la mala hierba. En cambio Cristo traía otro anuncio, también la llegada del Reino, pero como luz, como liberación, como el Reino de la Salvación.

Podemos imaginarnos la escena. Cristo formado en la fila de los pecadores, él que no tenía pecado, pues desde su concepción, fue santo y consagrado por el Padre. Formado en las filas de una humanidad asediada constantemente por el pecado. Cuando le llegó el turno, y Juan levantó los ojos hacia él, hubo un momento de desconcierto. Juan se arrodilló delante de Jesús, reconociendo que él debía ser bautizado por Cristo, y Cristo se arrodilló ante Juan, pidiéndole que cumpliera con el encargo que el Padre le había dado desde su nacimiento, ser el precursor, el que lo daría a conocer ya presente entre los hombres, como el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo.

Después del momento de desconcierto, Juan se percata de su misión, comprende lo que el Padre quiere realizar, y sumerge profundamente a Cristo en las aguas del Jordán, para que éstas pudieran quedar santificadas al contacto con el Salvador del mundo. Cristo sale triunfante y victorioso de las aguas del Jordán, aunque su propio bautismo vendría después, un bautismo de sangre en lo alto del Calvario. Las aguas estarán listas desde entonces, para purificar y santificar las conciencias de los hombres, haciéndoles de paso el gran regalo, ¡ser hijos de Dios y serlo para siempre!

Nada le añadió el bautismo de Juan a Cristo. Pero era la ocasión propicia para que el Mesías comenzara su verdadera misión entre los hombres. Anunciar el Reino a todos los mortales.

Y a eso le ayudará la presencia del Padre y la del Espíritu Santo. Apenas saliendo Cristo de las aguas, en medio de todos los circundantes, el Santo Espíritu de Dios se hace presente, posándose en la persona de Cristo en forma de paloma, al mismo tiempo que se formaba una nube misteriosa y de entre ella una voz encantadora, la del Padre de todos los cielos rebosante de complacencia amorosa, que presenta a su Hijo: “ESTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN TENGO TODAS MIS COMPLACENCIAS. ESCÚCHENLO”.

Ahora sí, todo estaba listo, el Padre y el Espíritu Santo, presentando al Amado, al predilecto, al Enviado, al Misionero, al Salvador. Habrá que escuchar al Salvador, como lo hizo María que escuchaba y escuchaba, aunque no entendiera muchas cosas, pero todas las guardaba en su corazón. Escuchar al Enviado, porque por nuestro propio bautismo nosotros somos enviados, a nuestro mundo, a salvarlo por él, siendo nosotros mismos salvados con él y en él.
Ahora nos toca decir como los Apóstoles que fueron interrogados sobre el bautismo doloroso a que él tendría que someterse, que sí podemos y sí queremos ser sus seguidores, sus testigos, sus compañeros, sus enviados y sus mensajeros.

Gracias, Padre por bautismo de tu Hijo, gracias Oh Espíritu Santo, por anidar en nosotros como anidaste al Hijo de Dios en el seno de María Santísima, y gracias a ti, amado Jesucristo, porque en nuestro Bautismo hemos sido santificados y testigos de la luz, testigos del Amor y testigos de la Paz.


Misterios de Luz

1. El bautismo de Nuestro Señor Jesucristo
2. Las bodas de Caná
3. El anuncio del Reino de Dios
4. La Transfiguración
5. La institución de la Eucaristía

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 7 DE ENERO 2019


Lecturas del 7 de Enero. Feria de Navidad
 Lunes, 7 de enero de 2019


Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan (3,22–4,6):

Cuanto pedimos lo recibimos de Dios, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y que nos amemos unos a otros, tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio. Queridos: no os fiéis de cualquier espíritu, sino examinad si los espíritus vienen de Dios, pues muchos falsos profetas han salido al mundo. Podréis conocer en esto el espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa a Jesucristo venido en carne es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús no es de Dios: es del Anticristo. El cual habéis oído que iba a venir; pues bien, ya está en el mundo. Vosotros, hijos míos, sois de Dios y lo habéis vencido. Pues el que está en vosotros es más que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan según el mundo y el mundo los escucha. Nosotros somos de Dios. Quien conoce a Dios nos escucha, quien no es de Dios no nos escucha. En esto conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 2,7-8.10-12a

R/. Te daré en herencia las naciones

Voy a proclamar el decreto del Señor; 
él me ha dicho: «Tú eres mi Hijo: 
yo te he engendrado hoy. 
Pídemelo: te daré en herencia las naciones, 
en posesión, los confines de la tierra.» R/.

Y ahora, reyes, sed sensatos; 
escarmentad, los que regís la tierra: 
servid al Señor con temor, 
rendidle homenaje temblando. R/.


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,12-17.23-25):

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret, se estableció en Cafarnaún, junto al lago, en el territorio de Zabulón y Neftalí. Así se cumplió lo que había dicho el profeta Isaías: «País de Zabulón y país de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte, una luz les brilló.»
Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» 
Recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo. Su fama se extendió por toda Siria y le traían todos los enfermos aquejados de toda clase de enfermedades y dolores, endemoniados, lunáticos y paralíticos. Y él los curaba. Y le seguían multitudes venidas de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Trasjordania.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio del lunes, 7 de enero de 2019
Alejandro, cmf
Queridos hermanos, paz y bien.

Seguimos el camino de la Navidad hacia el Bautismo de Jesús. Y lo hacemos acompañados de una Palabra que sigue confrontándonos con nosotros mismos. Se trata de decir y de hacer. De decir que somos de los de Jesús, de los que creen que vino al mundo para encarnarse, “acampó entre nosotros”, de los de Dios. Y, como nos recuerda la primera lectura, guardamos sus mandamientos, en especial, el Mandamiento del Amor.

Sabemos que no es fácil. Tenemos muchas “enfermedades y dolencias” que nos no dejan cumplir con nuestras obligaciones. Y, además, hay muchos “falsos profetas” que hablan de cosas más atractivas para nuestros pobres oídos. Es difícil no seguir las modas, hacer lo que hacen todos, vivir como viven muchos.

Por eso, debemos pedir continuamente a Dios que nos dé el espíritu de discernimiento, para saber qué hacer y cómo hacerlo. Hay decisiones intrascendentes, como elegir un vestido u otro, o decidir el menú de la comida. Pero en lo que se refiere al amor, la cosa se complica. Decidir a quién amamos y a quién no. A qué personas ayudamos y a quién no. Con quién nos relacionamos y con quién no. Somos señores de nuestra vida.

Y se nos olvida que hay mucha gente que vive en tinieblas, que no sabe que es posible ser feliz en medio de los problemas, que ha perdido por completo la esperanza. Y debería darnos vergüenza tener el mayor de los regalos, al mismo Hijo de Dios con nosotros, y no ser capaces de compartirlo. O compartirlo con los más próximos, o con los que ya lo conocen.

Conviene revisar siempre el estado de nuestra capacidad de amar. Ver cómo es de grande el círculo de nuestras relaciones, y a quién tenemos en la “lista negra”, esos que ya están perdidos, con los que no nos dignamos. Jesús predicaba en las sinagogas, y no distinguía entre amigos y enemigos. Si somos de los de Dios, hay que abrir el grifo del amor, y derramar esa agua viva entre los sedientos. “Tú eres del mundo la luz; tú eres del mundo la sal”, decía hace años una canción. Que se note.

Vuestro hermano en la fe,
Alejandro, C. M. F.

EPIFANÍA DEL SEÑOR: PAPA FRANCISCO EXPLICA LOS REGALOS DE LOS REYES MAGOS AL NIÑO JESÚS


Epifanía del Señor: Papa Francisco explica los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez (ACI Prensa)



El Papa Francisco presidió este 6 de enero en el Vaticano la Misa por la Solemnidad de la Epifanía del Señor, en la que explicó el significado de los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús y donde exhortó a los fieles a seguir la luz de Dios y no las luces del mundo del éxito y del poder.

Desde la Basílica de San Pedro, el Pontífice recordó que la palabra “epifanía” indica “la manifestación del Señor” a todas las gentes “representadas hoy por los Magos”. “Se desvela de esa manera la hermosa realidad de Dios que viene para todos: Toda nación, lengua y pueblo es acogido y amado por él. Su símbolo es la luz, que llega a todas partes y las ilumina”, afirmó en su homilía.

Francisco indicó a los fieles que “hoy estamos invitados a imitar a los Magos” que del Oriente viajaron a Belén para postrarse ante el Niño Jesús, dispuestos a tomar otros caminos y a tener una “una apertura radical a Él, una implicación total con Él". “De hecho, los Magos van al Señor no para recibir, sino para dar. Preguntémonos: ¿Hemos llevado algún presente a Jesús para su fiesta en Navidad, o nos hemos intercambiado regalos solo entre nosotros?”, preguntó.

“Si hemos ido al Señor con las manos vacías, hoy lo podemos remediar”, aseguró Francisco. “El evangelio nos muestra, por así decirlo, una pequeña lista de regalos: oro, incienso y mirra. El oro, considerado el elemento más precioso, nos recuerda que a Dios hay que darle siempre el primer lugar. Se le adora. Pero para hacerlo es necesario que nosotros mismos cedamos el primer puesto, no considerándonos autosuficientes sino necesitados”, explicó.

“Luego está el incienso, que simboliza la relación con el Señor, la oración, que como un perfume sube hasta Dios. Pero, así como el incienso necesita quemarse para perfumar, la oración necesita también ‘quemar’ un poco de tiempo, gastarlo para el Señor. Y hacerlo de verdad, no solo con palabras”, señaló.


“A propósito de hechos –añadió el Pontífice–, ahí está la mirra, el ungüento que se usará para envolver con amor el cuerpo de Jesús bajado de la cruz. El Señor agradece que nos hagamos cargo de los cuerpos probados por el sufrimiento, de su carne más débil, del que se ha quedado atrás, de quien solo puede recibir sin dar nada material a cambio. La gratuidad, la misericordia hacia el que no puede restituir es preciosa a los ojos de Dios”.

En su homilía, el Santo Padre también recordó la sorpresa que produce la cómo Dios se manifiesta ante los hombres, pues no lo hizo en el palacio de Herodes en Jerusalén, a donde acuden primero los Reyes Magos, sino “en una humilde morada de Belén”.

Así como en Navidad los poderosos de ese tiempo, el emperador Augusto y el gobernador Quirino, no se dieron cuenta que “el Rey de la historia nacía en ese momento”; Jesús se manifestará públicamente a los 30 años precedido por Juan el Bautista y no sobre los grandes de entonces como el emperador Tiberio, Poncio Pilato, Herodes, Filipo, Lisanio, o los sumos sacerdotes Anás y Caifás.

“No sobre alguno de los grandes, sino sobre un hombre que se había retirado en el desierto. Esta es la sorpresa: Dios no se manifiesta ocupando el centro de la escena”, afirmó Francisco.

El Papa advirtió a los fieles que “al oír esa lista de personajes ilustres, podríamos tener la tentación de ‘poner el foco de luz’ sobre ellos. Podríamos pensar: habría sido mejor si la estrella de Jesús se hubiese aparecido en Roma sobre el monte Palatino, desde el que Augusto reinaba en el mundo; todo el imperio se habría hecho enseguida cristiano. O también, si hubiese iluminado el palacio de Herodes, este podría haber hecho el bien, en vez del mal. Pero la luz de Dios no va a aquellos que brillan con luz propia. Dios se propone, no se impone; ilumina, pero no deslumbra”.

El Santo Padre señaló que siempre es grande “la tentación de confundir la luz de Dios con las luces del mundo. Cuántas veces hemos seguido los seductores resplandores del poder y de la fama, convencidos de prestar un buen servicio al evangelio”.

“Pero así hemos vuelto el foco de luz hacia la parte equivocada, porque Dios no está allí. Su luz tenue brilla en el amor humilde. Cuántas veces, incluso como Iglesia, hemos intentado brillar con luz propia. Pero nosotros no somos el sol de la humanidad. Somos la luna que, a pesar de sus sombras, refleja la luz verdadera, el Señor: Él es la luz de mundo; Él, no nosotros”, advirtió.


Asimismo, dijo que “es necesario levantarse” como alentó el profeta Isaías y “disponerse a caminar” como hicieron los Reyes Magos, y no “como los escribas consultados por Herodes, que sabían bien dónde había nacido el Mesías, pero no se movieron”.

Luego, señaló que es necesario revestirse todos los días de Dios, que sencillo como la luz, “hasta que Jesús se convierta en nuestro vestido cotidiano”, pero para eso “es necesario despojarse antes de los vestidos pomposos, en caso contrario seríamos como Herodes, que a la luz divina prefirió las luces terrenas del éxito y del poder”.

Además “para encontrar a Jesús hay que plantearse un itinerario distinto, hay que tomar un camino alternativo, el suyo, el camino del amor humilde. Y hay que mantenerlo”. Recordó que tras adorarlo, los Reyes Magos “se retiraron a su tierra por otro camino”, distinto al de Herodes. “Solo quien deja los propios afectos mundanos para ponerse en camino encuentra el misterio de Dios”, afirmó.

Francisco señaló que no basta saber que Jesús nació “si no lo encontramos”. “Hoy estamos invitados a imitar a los Magos. Ellos no discuten, sino que caminan; no se quedan mirando, sino que entran en la casa de Jesús; no se ponen en el centro, sino que se postran ante él, que es el centro”.

“En este tiempo de Navidad que llega a su fin, no perdamos la ocasión de hacer un hermoso regalo a nuestro Rey, que vino por nosotros, no sobre los fastuosos escenarios del mundo, sino sobre la luminosa pobreza de Belén. Si lo hacemos así, su luz brillará sobre nosotros”, culminó.

BUENAS TARDES





domingo, 6 de enero de 2019

IMÁGENES DE LA EPIFANÍA DEL SEÑOR - 6 DE ENERO
















LOS REYES MAGOS SON EJEMPLO DE BÚSQUEDA SINCERA DE LA VERDAD


Los Reyes Magos son ejemplo de búsqueda sincera de la verdad
Así lo señala Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba.


Por: n/a | Fuente: ACI Prensa 




Mons. Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba (España) asegura que la Epifanía es una fiesta misionera porque quienes se han encontrado con Jesús no se guardan la noticia, sino que la difunden, como es el caso de los catequistas, quienes sostienen la evangelización, y de los Reyes Magos, que fueron a adorar al Niño superando las dificultades, como “ejemplo de la búsqueda sincera de la verdad”.

“La Navidad concluye con la manifestación universal de Jesús, pues Él he venido para salvar a todos los hombres. La epifanía del Señor es una fiesta misionera, una fiesta de expansión de una luz que alumbra a todo el que se acerca. Dejémonos iluminar por él”, alienta el Prelado.

En la Epifanía, según explica, “son tres los misterios de la vida de Jesús que se actualizan: la adoración de los Magos venidos de Oriente, el bautismo en el Jordán y las bodas de Caná. Como si los tres tuvieran una conexión interna en la manifestación de Jesús al mundo”.  

La adoración de los Magos, además de reyes que traen los regalos al Niño Jesús y los reparten a todos los demás, son “un ejemplo de búsqueda sincera de la verdad, esa búsqueda que todo hombre lleva en su corazón”.

Mons. Fernández afirma que los Magos “superan una dificultad tras otra hasta encontrarse con Jesús en los brazos de María su madre. Y lo superan atraídos por la estrella que tiene sus momentos de esplendor y sus momentos de ocultamiento, como pasa en la vida de cada persona”.

Ya que, apunta, “no todo es luz y claridad en la vida, también hay momentos de oscuridad, donde se nubla todo, hasta lo que un día vimos con plena claridad. Es momento entonces de perseverar en la búsqueda, y aparecerá de nuevo la estrella atrayente que ilumina los pasos que hemos de seguir dando en el camino hasta que veamos a Dios cara a cara en el cielo”.

El bautismo de Jesús en el Jordán supone el comienzo del ministerio público de Jesús, “sumergido en lo más hondo de la tierra y emergiendo con ánimo renovado por la unción del Espíritu Santo, que le conducirá durante toda su vida hasta la entrega suprema en la cruz y el fuego renovador de la resurrección”.

“La unción del Espíritu Santo en el bautismo del Jordán ha capacitado la carne de Cristo para ser plataforma de la gloria de Dios. En él se muestra Dios y su amor a los hombres, cubierto por el velo de una carne humillada, todavía no glorificada”, precisa y explica que al entrar Jesús en el Jordán y ser llenado del Espíritu Santo, “ha incendiado las aguas y las ha dotado de capacidad para engendrar la nueva vida de nuestro bautismo”.

Por último, con las Bodas de Caná, Jesús elige ese escenario “para expresarnos que ha venido para que la alegría del amor que viven los esposos no se agote nunca. Él es el verdadero esposo de nuestras almas, y si Él está presente el vino de la alegría no se acabará”.

La Virgen María tiene un papel fundamental en este misterio, “pues es la madre atenta a las necesidades de sus hijos”.

Mons. Fernández explica que estos tres acontecimientos constituyen “una epifanía, manifestación del Señor”, ya que Jesús “ha venido para todos, judíos y paganos, creyentes y agnósticos. Cuando una persona se encuentra con Jesús, su vida cambia”.

“Por eso, la epifanía es una fiesta misionera, porque si has conocido a Jesús, vas a comunicarlo a los demás, no te lo guardas”, asegura el Prelado y ha agradecido la labor que realizan miles de catequistas en todo el mundo que sostienen la evangelización y especialmente los catequistas nativos, “aquellos en los que la fe ha prendido y los convierte a su vez en testigos del Evangelio para sus coetáneos”, un trabajo “imprescindible en la transmisión de Evangelio a todas las naciones, a todas las culturas, a todas las lenguas”.

RELATO DESCONCERTANTE - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 6 ENERO 2019, EPIFANÍA DEL SEÑOR


RELATO DESCONCERTANTE


Ante Jesús se pueden adoptar actitudes muy diferentes. El relato de los magos nos habla de la reacción de tres grupos de personas. Unos paganos que lo buscan, guiados por la pequeña luz de una estrella. Los representantes de la religión del Templo, que permanecen indiferentes. El poderoso rey Herodes que solo ve en él un peligro.

Los magos no pertenecen al pueblo elegido. No conocen al Dios vivo de Israel. Nada sabemos de su religión ni de su pueblo de origen. Solo que viven atentos al misterio que se encierra en el cosmos. Su corazón busca verdad.

En algún momento creen ver una pequeña luz que apunta hacia un Salvador. Necesitan saber quién es y dónde está. Rápidamente se ponen en camino. No conocen el itinerario preciso que han de seguir, pero en su interior arde la esperanza de encontrar una Luz para el mundo.

Su llegada a la ciudad santa de Jerusalén provoca el sobresalto general. Convocado por Herodes, se reúne el gran Consejo de «los sumos sacerdotes y los escribas del pueblo». Su actuación es decepcionante. Son los guardianes de la verdadera religión, pero no buscan la verdad. Representan al Dios del Templo, pero viven sordos a su llamada.

Su seguridad religiosa los ciega. Conocen dónde ha de nacer el Mesías, pero ninguno de ellos se acercará a Belén. Se dedican a dar culto a Dios, pero no sospechan que su Misterio es más grande que todas las religiones, y que tiene sus caminos para encontrarse con sus hijos e hijas. Nunca reconocerán a Jesús.

El rey Herodes, poderoso y brutal, solo ve en Jesús una amenaza para su poder y su crueldad. Hará todo lo posible por eliminarlo. Desde el poder opresor solo se puede «crucificar» a quien trae liberación.

Mientras tanto, los magos prosiguen su búsqueda. No caen de rodillas ante Herodes: no encuentran en él nada digno de adoración. No entran en el Templo grandioso de Jerusalén: tienen prohibido el acceso: La pequeña luz de la estrella los atrae hacia el pequeño pueblo de Belén, lejos de todo centro de poder.

Al llegar, lo único que ven es al «niño con María, su madre». Nada más. Un niño sin esplendor ni poder alguno. Una vida frágil que necesita el cuidado de una madre. Es suficiente para despertar en los magos la adoración.

El relato es desconcertante. A este Dios, escondido en la fragilidad humana, no lo encuentran los que viven instalados en el poder o encerrados en la seguridad religiosa. Se les revela a quienes, guiados por pequeñas luces, buscan incansablemente una esperanza para el ser humano en la ternura y la pobreza de la vida.

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt (2,1-12)

QUÉ SIGNIFICA LA ROSCA DE REYES?


ORACIÓN PARA CELEBRAR EN FAMILIA LA EPIFANÍA DEL SEÑOR


Oración para celebrar en familia la Epifanía del Señor
Redacción ACI Prensa





En el marco de la Fiesta de la Epifanía del Señor que se celebra el 6 de enero en Roma y muchas diócesis del mundo, aquí una oración para rezar en familia, comunidad, grupo o de manera personal.

Todos alrededor del pesebre o nacimiento dicen: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.

Himno

Reyes que venís por ellas,
no busquéis estrellas ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Mirando sus luces bellas,
no sigáis la vuestra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aquí parad, que aquí está
quien luz a los cielos da:
Dios es el puerto más cierto,
y si habéis hallado puerto
no busquéis estrellas ya.

No busquéis la estrella ahora:
que su luz ha oscurecido
este Sol recién nacido
en esta Virgen Aurora.


Ya no hallaréis luz en ellas,
el Niño os alumbra ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas.

Aunque eclipsarse pretende,
no reparéis en su llanto,
porque nunca llueve tanto
como cuando el sol se enciende.

Aquellas lágrimas bellas
la estrella oscurecen ya,
porque donde el sol está
no tienen luz las estrellas. Amén.

Lectura Bíblica: Mt. 2, 1-12

“Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo».

Al enterarse, el rey Herodes quedó desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué lugar debía nacer el Mesías.

En Belén de Judea, –le respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi pueblo, Israel"».

Herodes mandó llamar secretamente a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles: «Vayan e infórmense cuidadosamente acerca del niño, y cuando lo hayan encontrado, avísenme para que yo también vaya a rendirle homenaje».

Después de oír al rey, ellos partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía, hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Cuando vieron la estrella se llenaron de alegría, y al entrar en la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, le rindieron homenaje. Luego, abriendo sus cofres, le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. Y como recibieron en sueños la advertencia de no regresar al palacio de Herodes, volvieron a su tierra por otro camino".

Si se desea, en este momento tres miembros de la familia colocan las imágenes de los reyes magos en el pesebre junto al Niño Jesús.


Reflexión de San Juan Pablo II

“En esta fiesta de la Epifanía del Señor, el evangelio de san Mateo habla de una misteriosa estrella, que guió a los Magos primero hasta Jerusalén y después hasta Belén, donde adoraron al Niño Jesús (cf. Mt 2, 2. 7. 9. 10).

La estrella que conduce a los Magos hacia Cristo evoca la rica simbología de la luz, muy presente en la Navidad. Dios es luz, y el Verbo hecho hombre es "luz del mundo" (Jn 8, 12), luz que guía el camino de las gentes”.

Oración

Señor Jesús: que a imitación de los Magos de Oriente
vayamos también nosotros frecuentemente
a adorarte en tu Casa que es el Templo
y no vayamos jamás con las manos vacías.

Que te llevemos el oro de nuestras ofrendas,
el incienso de nuestra oración fervorosa,
y la mirra de los sacrificios que hacemos para permanecer fieles a Ti,
y que te encontremos siempre junto a tu Madre Santísima María,
a quien queremos honrar y venerar siempre
como Madre Tuya y Madre nuestra.
Amén.

Se pueden añadir también algunas peticiones y para concluir se reza un Padrenuestro, un Avemaría y tres veces el Gloria.

Todos concluyen diciendo: “En el Nombre del Padre y del Hijo Y del espíritu Santo. Amén”.

EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 6 DE ENERO 2019, EPIFANÍA DEL SEÑOR


Lecturas de hoy Epifanía del Señor
Hoy, domingo, 6 de enero de 2019



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (60,1-6):

¡LEVÁNTATE y resplandece, Jerusalén,
porque llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!
Las tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti amanecerá el Señor,
y su gloria se verá sobre ti.
Caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen hacia ti;
llegan tus hijos desde lejos,
a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, y estarás radiante;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti,
y a ti llegan las riquezas de los pueblos.
Te cubrirá una multitud de camellos,
dromedarios de Madián y de Efá.
Todos los de Saba llegan trayendo oro e incienso,
y proclaman las alabanzas del Señor.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 71

R/. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos dé la tierra.

V/. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R/.

V/. En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

V/. Los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
postrense ante él todos los reyes,
y sirvanle todos los pueblos. R/.

V/. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R/.

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3,2-3a.5-6):

Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (2,1-12):

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenia que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
“Y tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel”».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo, 6 de enero de 2019
Fernando Torres cmf


Entre el triunfo y la traición

      “Epifanía” significa manifestación. Se refiere a la manifestación de una gloria que estaba oculta. Hoy es la fiesta de la Epifanía porque celebramos la manifestación del Salvador a toda la humanidad. La fiesta de hoy es la culminación de la Navidad. El niño nacido en una cuadra y recostado en un pesebre es reconocido como el Salvador, el Mesías esperado, en primer lugar por los pastores. Fueron los primeros que se acercaron a adorarle. Los pastores representan al pueblo de Israel. Ellos “glorificaron y alabaron a Dios” por haber visto al niño. Hoy son unos magos de Oriente los que se acercan a visitar al niño. Provienen de tierras lejanas. Han hecho un largo viaje guiados por una estrella. Quieren adorar al rey de los judíos que, dicen, acaba de nacer. 

      La tradición ha puesto nombres a estos magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Además les ha hecho pertenecer a las tres razas principales de la tierra: blanco, amarillo y negro. Los transformó de magos en reyes. Y así la tradición interpretó perfectamente, y adornó, la intención del evangelista. De una forma tan plástica y tan clara, nos decía que los magos eran los representantes de todos los pueblos y razas de la tierra que llegaron a Belén para adorar no sólo al rey de los judíos sino al que reconocían como rey y señor de toda la humanidad. Los regalos que le llevaron: oro, incienso y mirra, son una muestra de ese reconocimiento. Son regalos propios de un rey, que en ningún caso se hacían a otra persona. 

      Pero en esta gran ceremonia de reconocimiento del salvador por todos los pueblos de la tierra hay un dato importante a tener en cuenta. El Salvador de todos los pueblos, el que es adorado como rey, es apenas un niño que está en una cuadra y recostado en un pesebre. No es un rey al estilo de los demás reyes. Es muy diferente. Habrá que estar atento a cuando crezca para ver cómo va a ser su reinado. 

      Además, también un dato importante, en este momento de epifanía, de manifestación ante todos los pueblos del salvador, está ya presente la traición. Herodes teme que el nuevo rey le vaya a quitar su poder. A pesar de ser un niño indefenso, Herodes se siente amenazado. Está ya aquí presente en germen la traición que llevará a Jesús a la cruz. 

      También nosotros reconocemos en Jesús al salvador de nuestras vidas, al que nos devuelve la esperanza. Con los magos le adoramos y le confesamos como nuestro Salvador.



Para la reflexión

      Hoy es día de alegría, de celebrar en familia nuestra fe en Jesús. Sería bueno que en algún momento del día nos reuniésemos en familia e hiciésemos una breve adoración al Jesús recién nacido. ¿Quizá al momento de abrir los regalos?

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