jueves, 25 de octubre de 2018

EL ESCLAVO Y EL LEÓN


El esclavo y el león




Grande es la bondad de Dios que puso al hombre en medio del escenario maravilloso de su creación. Además de variadísimas especies de plantas, creó los animales, siempre sorprendentes, en todas las zonas y paisajes de nuestro planeta. Tratemos de no “hacer de la Tierra un Infierno para los pobres animales”.

El esclavo Androcles se escapó un día y corrió a ocultarse en el bosque. Mientras caminaba sin rumbo halló a un león acurrucado, que gimiendo le suplicó: —Por favor, ayúdame. Tropecé con una planta y una espina se me enterró en la garra y me duele mucho. El esclavo lo examinó y extrajo la espina. El león lo invitó a su cueva donde compartieron el alimento. Pero días después el esclavo y el león fueron encontrados. Conducido Androcles ante el emperador, fue condenado a ser devorado por los leones. Una vez en la arena, fue soltado un león, y al acercarse a él reconoció a su bienhechor y lo lamió cariñosamente como un gato a su dueño. Sorprendido el emperador por lo que veía y conocida la historia, perdonó al esclavo y liberó en el bosque al león (Esopo).

El filósofo Arthur Schopenhauer escribió: “La compasión con los animales está ligada con la bondad de carácter, de tal suerte que se puede afirmar que, quien es cruel con los animales, no puede ser buena persona. Una conmiseración por todos los seres vivos es prueba firme y segura de la conducta moral”. Admiremos y respetemos la naturaleza.




* Enviado por el P. Natalio

HA HECHO PRODIGIOS


Ha hecho prodigios



La Biblia narra la historia de la salvación humana. Es una historia de bondad y misericordia. La meditación de las obras portentosas del Señor, proclamado una y otra vez en las sagradas páginas autor de maravillas, enciende en el alma el deseo de glorificarlo y bendecirlo. Los salmos con palabras inspiradas cantan las maravillas del Señor en mi favor.

- Bendito el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.
- Bendito el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.

- Bendice, alma mía al Señor, y no olvides nunca sus beneficios.
- Ha hecho por mí, prodigios de misericordia.

- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Bendito el Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia.

El eje de la historia de la salvación empieza con la rebelión y caída del hombre creado por Dios. Desde el primer libro el Señor despliega un plan de redención universal a partir de unas tribus dedicadas a servirlo con una vida honesta. De este pueblo, cuidado paternalmente por Dios con líderes y profetas, saldrá el Mesías redentor que traerá del Cielo la salvación prometida. Es una historia que nos implica a todos y que ofrece lecciones sabias y prudentes: camino de salvación personal y colectiva. Aficiónate a meditar esas palabras que son espíritu y vida 



* Enviado por el P. Natalio

QUÉ NOS GRITA DIOS EN SUS SILENCIOS?


¿Qué nos grita Dios en sus silencios?
Tengo que aprender a creer en Él, incluso cuando calla


Por: Silvia Ordoñez | Fuente: Catholic-link.com 




A lo largo de la historia de la humanidad y en muchos relatos de la Biblia, el hombre ha pasado por duras batallas y largas caminatas por desiertos aparentemente interminables. Es decir, el sufrimiento y la sensación de pérdida siempre han estado presentes. En la vida de cada uno de nosotros también se nos manifiestan, en alguna etapa con mayor intensidad, estas tempestades en las que sentimos que nos ahogamos o nos perdemos sin escapatoria.

Me gusta este video porque nos hace ver que no somos los únicos que pasamos por estos momentos difíciles en los que nos sentimos atrapados dentro de un laberinto sin salida en el que muchas veces nos golpeamos contra las paredes en intentos fallidos por salir con nuestras propias fuerzas. Pero, la pregunta es: ¿qué podemos hacer ante esta situación?



1. Aceptar lo que nos está sucediendo   
El primer paso para superar estas situaciones complejas por las que pasamos es aceptarlo y buscar ayuda en Dios y en los demás. Pensemos que muchas personas (incluyendo la chica del video y yo) hemos pasado por estas adversidades. Es por eso que Jesús, al hacerse partícipe de nuestra condición humana, pudo entender mejor nuestros sufrimientos y tuvo que pasar por lo mismo que nosotros: decepciones, traiciones, blasfemias, e incluso la muerte en la Cruz.

2. Hablar con Dios     
Es bueno que le expresemos a Dios cómo nos estamos sintiendo, que le expliquemos que estamos abrumados y no encontramos su presencia. El mismo Jesús llegó a sentirse de esa manera y en la oración en el Huerto de los Olivos expresó su miedo diciendo: «¡Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz! Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya» (Lc 22, 42) y cerca de la hora de su muerte exclamó: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27, 45-46). Pero su arma más poderosa para el combate de estas tribulaciones fue la oración, así que, siguiendo su ejemplo, oremos mucho, hablemos con Él y contémosle lo que pensamos y cómo nos sentimos.


3. Escuchar a Dios
Así como hablamos con Dios y le pedimos cosas, quizás sea un buen momento para empezar a preguntarnos: ¿qué es lo que Él quiere de mí? A veces sentimos que lo único que viene de Dios son silencios y que no nos ayuda a encontrar respuestas, le rogamos señales y nos quejamos; pero seguramente somos nosotros quienes, al estar tan enfocados en lo que queremos, tapamos nuestros oídos ante los pedidos de Dios y la misión que se nos ha confiado. A través de esa misión, Jesús busca que seamos felices, pero solamente lo lograremos amando también nuestra Cruz.    

4. Vivir con esperanza y humildad
Para poder llevar a cabo aquello que Dios nos pide debemos cultivar dos virtudes principales: la esperanza y la humildad. Se debe ser humildes para aceptar los pedidos del Señor y no perder la esperanza, que como la define el Papa Francisco: «Es tener la certeza de que yo estoy en camino hacia algo que es y no lo que yo quiero que sea». Esa espera «significa e implica un corazón humilde, pobre».  Solo manteniéndonos en la esperanza y perseverando con humildad, será más fácil ampliar nuestros horizontes y volver a soñar.     

5. Tener verdadera confianza en Él
Cuando nos sentimos abandonados por todos, sin esperanza de encontrar algo mejor, es cuando más difícil se nos hace creer y entender qué es lo que Dios quiere para nosotros o qué espera que hagamos.  En este punto, San Josemaría Escrivá, nos propone vivir un camino que él llama “infancia espiritual”, que implica volvernos con Dios como un niño de 2 años que se abandona completamente en las manos de sus padres. Afirma: «siendo niños no tendréis penas: los niños olvidan en seguida los disgustos para volver a sus juegos ordinarios. Por eso, con el abandono, no habréis de preocuparos, ya que descansaréis en el Padre» (Camino, San Josemaría Escrivá, 864).

Si sientes que estás atravesando por un árido desierto o una tormenta torrencial, recuerda que «a veces Dios permite desiertos para enseñarnos, para formarnos y hacernos crecer. Y es en esos desiertos más oscuros dónde terminamos entendiendo más de Él. Dónde terminamos sintiendo su calma, aún en medio de cualquier tempestad. Búscalo, espera y cree. Él está».

PADRES SINODALES PEREGRINAN A SAN PEDRO Y HACEN LA PROFESIÓN DE FE CON EL PAPA FRANCISCO


Padres Sinodales peregrinan a San Pedro y hacen la profesión de fe con el Papa
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa



Esta mañana los Padres Sinodales que participan en el Sínodo de los Jóvenes peregrinaron hasta la tumba de San Pedro e hicieron la profesión de fe ante la tumba del primer Papa.

Los obispos y cientos de jóvenes recorrieron una parte de la llamada “Vía Francígena” (El camino que viene de Francia), una ruta de peregrinación que comienza en la Catedral de Canterbury en Inglaterra, pasando por Francia y Suiza, hasta la Basílica de San Pedro en Roma, y que sigue luego hasta Jerusalén.

Los prelados y los jóvenes recorrieron el último tramo de la etapa 45, desde el Monte Mario hasta la Basílica Vaticana en Roma, donde fueron recibidos por el Papa Francisco.

Durante la peregrinación, todos rezaron el Rosario y las dos plegarias propuestas por el Pontífice para defender a la Iglesia ante los ataques del demonio: la oración Sub tuum presídium (Bajo tu amparo), dirigida a la Virgen María; y la oración a San Miguel Arcángel del Papa León XIII.

Al final de la peregrinación promovida por el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, presidido por el Arzobispo Rino Fisichella, el Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo de los Obispos, presidió una Misa en la que el Papa dirigió la profesión de fe con todos los presentes en la forma de preguntas y respuestas con el contenido de la oración del Credo.

“Hoy deseamos acoger el sentido de esta peregrinación. Estamos celebrando juntos con Pedro el Sínodo de los Jóvenes, hemos profesado nuestra fe y ahora queremos acoger el significado de Pedro. De su vida y vocación. Aquí todo habla de Pedro y pedro nos muestra cómo vivir como cristianos”, dijo Mons. Fisichella en su homilía.

El Arzobispo recordó luego el Evangelio de San Lucas que relata que San Pedro se sorprendió cuando el Señor lo llamó cuando no había pescado nada.

“Pedro no conocía Jesús pero estaba fascinado, ¿cómo podía decirle a un pescador de profesión qué cosa hacer? Pedro estaba cansado y desilusionado (…) pero confió en Él. La confianza que puso en Jesús sin conocerlo. De allí la primera enseñanza: sin mí no pueden hacer nada. Pedro lentamente comprende que necesita la gracia de Dios porque sin Él no podemos hacer nada”.

“Apenas Pedro vio que confiar en Jesús da fruto, tomó consciencia de quien es Jesús. Y Jesús no deja a Pedro pecador, le dice que no tema, que será pescador de hombres, y que siga cercano a Él”.

El Evangelio muestra que “Pedro es generoso como es típico en los jóvenes” porque “deja todo y sigue a Jesús, no duda en seguir al Maestro por tres años”.

A pesar de su traición, pese a haber negado tres veces a su Señor, Pedro “rezará de rodillas ante Dios. Pedro reza y es capaz del don del martirio y con ello cumple su vocación”, concluyó el Arzobispo.

Al final de la Misa el Papa Francisco rezó la siguiente oración:

Padre Omnipotente,

que has iluminado al Apóstol Pedro,

para que te proclamara a ti Dios vivo y verdadero,

y a Cristo tu único hijo,

Tú que lo has unido a su Maestro en la gloriosa pasión,

confírmanos en tu verdad y tu amor

y danos, por su intercesión,

la victoria sobre el pecado y la verdadera libertad de espíritu.

Por Cristo nuestro Señor,

Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 25 OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
25 Octubre



Jesús nos propone tres aspectos, tres grados, tes dimensiones en nuestra relaciones con nuestro prójimo:

- sean misericordiosos... y la misericordia, la compasión, se realiza con el prójimo; el que es misericordioso no se atreverá nunca a hacer sufrir a los demás y cuando ve que los demás sufren, se siente tocado por ese mismo sufrimiento;

- no juzguen: esto es también difícil de practicar; Jesús nos dice que no juzguemos; no estamos en condiciones de hacerlo porque no conocemos la profundidad, las intenciones o los móviles de los demás a los que pretendemos enjuiciar.

- perdonen: no queramos ser jueces, pero tampoco pretendamos ser verdugos.


P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO: CONOCER A CRISTO ES UNA AVENTURA QUE REQUIERE DOS PASOS


Papa Francisco: Conocer a Cristo es una aventura que requiere dos pasos
POR WALTER SÁNCHEZ SILVA | ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




En la Misa que presidió esta mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, el Papa Francisco afirmó que “conocer a Cristo es una aventura en serio” que requiere dos pasos que todo fiel puede realizar.

El Santo Padre explicó que ante la pregunta “¿Quién es Cristo para ti?” es necesario “no contentarse con decir tres o cuatro palabras correctas sobre Jesús” como las que se recita en la oración del Credo, ya que “conocer a Jesús es una aventura, pero una aventura en serio, no una aventura de niños”.

Según informa Vatican News, para explicar los dos pasos que se deben seguir para conocer al Señor, el Papa puso de ejemplo a San Pablo y dijo que la pregunta sobre Cristo puede ser difícil de responder porque “nos avergüenza un poco” ya que para responderla “debo llegar a mi corazón”, es decir partir de la experiencia.

Ante la pregunta, San Pablo dirá que Cristo “Me amó y se entregó por mí”. “El primer paso para el conocimiento de Cristo, para entrar en este misterio, es el conocimiento del propio pecado, de los propios pecados”.

San Pablo experimentó esta realidad “que necesita ser redimida” ya que cada uno debe “pagar el derecho de decirse ‘hijo de Dios’. Todos lo somos, pero es necesario decirlo, sentirlo, era necesario el sacrificio de Cristo”.

En el sacramento de la Reconciliación, continuó Francisco, “decimos nuestros pecados, pero una cosa es decir nuestros pecados” y otra es reconocerse pecadores “capaces de hacer cualquier cosa, reconocerse sucios”.


El segundo paso es el de la contemplación, la oración. “Hay una oración bella de un santo: ‘Señor, que Te conozca y me conozca’. Conocerse uno mismo y conocer a Jesús”.

“El mismo San Pablo lo dice: ‘Él tiene todo el poder de hacer mucho más de cuanto podemos preguntar o pensar. Tiene la potencia de hacerlo pero debemos pedirlo. ‘Señor, que yo te conozca, que cuando yo hable de ti, no diga palabras de papagayo sino palabras nacidas de mi experiencia' y como San Pablo pueda decir ‘Me amó y se entregó por mí’, y que pueda decirlo con convicción”, dijo el Papa.

“Esta es nuestra fuerza, este es nuestro testimonio. Cristianos de palabra tenemos muchos, también nosotros lo somos muchas veces. Esta no es la santidad. La santidad es ser cristianos que obran en la vida lo que Jesús nos ha enseñado y lo que Jesús ha sembrado en el corazón”.

Entonces, concluyó el Santo Padre, “el primer paso es conocerse uno mismo: pecadores. Sin este conocimiento y sin esta confesión interior de que soy un pecador no podemos ir adelante. El segundo paso: la oración al Señor que con su potencia nos hace conocer este misterio de Jesús que es el fuego que Él ha traído a la tierra. Será una bella costumbre si todos los días, en cualquier momento, podemos decir: ‘Señor, que te conozca y me conozca’. Y así ir adelante”.

Lectura meditada por el Papa Francisco

Efesios 3:14-21

14 Por eso doblo mis rodillas ante el Padre,

15 de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra,


16 para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior,

17 que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor,

18 podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad,

19 y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios.

20 A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros,

21 a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones y todos los tiempos. Amén.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 24 OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
24 Octubre




El precepto más difícil que nos impone Jesús es quizá éste de amar a nuestros enemigos; pero es que el precepto va más allá: si amamos a nuestros enemigos, nadie tiene propiamente por enemigo al que verdaderamente ama; luego, el precepto del Señor apunta no sólo a no odiar, sino a amar positivamente y, aún más, a no tener a nadie como enemigo.

Ese es el cristiano; y si el cristiano a nadie tiene como a enemigo, aun a aquellos que lo persiguen y molestan y le causan un poco mal, el cristiano a todos ama, a todos procura toda clase de bienes, por todos reza, a todos bendice y a todos desea las mejores bendiciones de Dios.

No es que el cristiano nos sienta el mal que le hace o el odio con que lo persiguen; el cristiano tiene un corazón humano sensible y acusa el impacto que recibe; pero aunque lo sienta, el cristiano ama a los que le producen mal, reza por los que lo persiguen, desee el bien a todos cuantos le desean mal.



P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 25 OCTUBRE 2018


Lecturas de hoy Jueves de la 29ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, jueves, 25 de octubre de 2018



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (3,14-21):

Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria, os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 32,1-2.4-5.11-12.18-19

R/. La misericordia del Señor llena la tierra

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,49-53):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy jueves, 25 de octubre de 2018
Carlos Sánchez


Hola, amigos y amigas:

Qué diferente el Jesús del Evangelio de hoy con tantas predicaciones que insisten en presentar la imagen de un Jesús tan dulce y tan suave, que “no mata ni una mosca”. El Jesús del Evangelio es un hombre apasionado por el Reino de su Padre y un hombre que no ha venido a traer un mensaje adormecedor a sus seguidores, sino a despertarlos a la fuerza irrefrenable y transformadora del amor. Por supuesto que Jesús no quiere la división de las familias ni de la sociedad, pero sabe que, cuando una persona se encuentra de verdad con Él, no queda indiferente: su vida se transforma y sus valores le llevan a luchar por lo que considera valioso, al punto de cuestionar incluso tradiciones y lazos que perecían tan sagrados e incuestionables como son los familiares. El Evangelio es una luz que todo lo ilumina; su claridad trae nuevos criterios de vida y, si los tomamos en serio, se convierten en un fuego que nos purifica de lo que no sirve y enciende en nosotros procesos de vida abundante al servicio del Reino de Dios

¿Has sentido ese fuego dentro de tu vida? No se puede ser cristianos de verdad sin estar poseídos por este fuego, y no me refiero a un carácter apasionado o a un temperamento impulsivo que muchas veces arrasa con la vida de las personas provocando daño y división sin más. Me refiero al fuego del amor que tiene su origen en el perdón que recibimos, en la alegría de saber que Dios nos busca cuando nos creíamos perdidos, en la confianza de saber que Él nunca nos ha abandonado y en la fortaleza de contar con el amor de Aquel que se entregó hasta el extremo por nosotros. Cuando este fuego enciende su llama en nuestro interior se convierte en luz para nuestros pasos y deja al descubierto todo aquello que se opone al Reino de Dios para denunciarlo y transformarlo. No se trata de un fuego violento y vengativo, sino de un fuego que ofrece calor, luz y aliento de vida a toda costa.

¿Quieres vivir encendido en ese fuego? No olvides la frase de los discípulos de Emaús: “¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?” (Lc 24, 32). Deja que la escucha de su Palabra encienda ese fuego en tu corazón.

Un saludo fraterno
Carlos Sánchez Miranda, cmf.

FELIZ JUEVES




martes, 23 de octubre de 2018

TESTIMONIO DE UN TAXISTA


Testimonio de un taxista



Me sorprendió gratamente. En un mismo día de trasiego por Madrid, en el que hube de tomar varios taxis, vi que en dos de ellos había colgado un rosario en lugar preferente y muy visible. Pregunté a los taxistas por qué llevaban allí el rosario. Las respuestas no se hicieron esperar:

¿Dónde quiere usted que lo lleve? me dijo uno.

No, si me parece muy bien. Pero sospecho que esto le habrá costado aguantar alguna que otra sonrisita irónica, le contesté.

Pues mire qué le digo. Ciertamente, algunos gamberros han comentado entre sí en el asiento de detrás mi ocurrencia. Piense que lo llevo ahí más de diez años, y en tanto tiempo han subido al taxi miles de personas, de todas las ideologías y educaciones. Pero le aseguro que si alguno me hubiera dicho a mí directamente algo contra el rosario o contra la Virgen, se hubiera acordado para toda su vida. No me gusta que se juegue con las cosas sagradas y tengo derecho a pensar como quiera y a no esconder mi fe y mi devoción a la Virgen. Yo no me meto con nadie. Y el que se meta conmigo por mi fe, «no le arriendo las ganancias». Lo menos que haría sería decirle: bájese usted y tome otro taxi que no lleve rosario. ¿Ofendo yo a alguien con llevarlo?

Así me gusta, hombre. Que la Virgen acoja con su bondad de Madre el buen corazón y la valentía que demuestra.

El otro taxista me explicó que se había encontrado el rosario en la parte trasera del coche, sin duda olvidado por algún cliente. Y lo puso en el lugar de honor del taxi. Así, si alguna vez vuelve a subir el que lo perdió, lo reconocerá y se lo podré restituir. Y mientras tanto, ahí va haciendo algún bien: a mí me recuerda muchas cosas buenas y, a los que suban, les dice que en este taxi se ha de respetar al Señor y a la Virgen. Ah, y conste que por esto no soy más santo que los demás. Pero, esto sí, ganas no me faltan y por lo menos doy testimonio de mi fe.


Fr. José A. M. Puche, O.P.

LAS MODAS


LAS MODAS




Jacinto tenía un viejo teléfono móvil. Como el celular le daba el servicio necesario, no le preocupaba que estuviera pasado de moda. Sin embargo, sus colegas lo molestaban y se burlaban cuando extraía su "pisapapeles" del maletín. Llegó a sentirse tan avergonzado que hace poco lo cambió por un Iphone 6.

Dice así el Dr. Alejandro Morton: la crisis en el mundo se debe, entre otras cosas, a la inseguridad que las personas tienen sobre ellas mismas; su continua necesidad de comprar jamás será satisfecha porque esperan que la satisfacción personal venga de lo comprado, y jamás será así.

A nivel social, no nos hemos dado cuenta de que ese impulso descontrolado por comprar es, en el fondo, la causa profunda de la crisis económica que ha cundido ya por todo el mundo, alimentada por un sistema financiero insaciable que facilitó recursos para que compraran quienes no tenían con qué".

Pocas cosas hay más estresantes que tratar de mantenerse a la moda en ropa, calzado, accesorios, tecnología, viajes, comidas, restaurantes, casas, muebles, autos y todo lo añadible. Quien tiene dinero en exceso puede comprar, usar y desechar, pero quienes vivimos sujetos a un presupuesto debemos cuidar qué compramos y entender por qué y para qué lo compramos.

En efecto, la presión social existe, pero debemos preguntarnos cuánto nos presiona y cuánto nos dejamos presionar.

¿Cuál es el problema de que se rían de nuestro viejo teléfono móvil? La risa es buena y si no les gusta el móvil, pueden bromear a costa de él y criticar el aparato, a su dueño o a ambos. El problema es de ellos, no del dueño del teléfono móvil, a menos que éste lo acepte.

Desafortunadamente, hoy día uno se refiere a las personas por sus posesiones: "Es el chico del descapotable rojo" o "La señora que usa ropa de marca y tiene una casa enorme" o "Es el director que siempre va a la moda". Es decir, su personalidad no emana de lo imprescindible, sino de lo prescindible. Lo primero no se compra en ningún lado; lo segundo en cualquiera, si se tiene los medios para hacerlo.

Un amigo muy cercano es multimillonario, pero nosotros lo averiguamos por accidente tras años de conocerlo. Es sencillo, generoso, adaptable a todo y disfruta lo disfrutable. Jamás presume y nunca hace alarde de nada porque tiene muy claro qué cosas son importantes en su vida. Las trampas de la presión social siempre han estado ahí. Caen en ellas quienes no se conocen a sí mismos y tienen una escala de valores centrada en lo social y en su desarrollo han tenido carencias afectivas.

El vacío personal no lo llena ni los armarios repletos, ni los automóviles lujosos, ni las joyas exclusivas, ni los accesorios de lujo.

La satisfacción de los consumidores insaciables no viene de poseer las cosas, sino de presumirlas ante los demás.

¿Tiene usted un teléfono móvil del que sus "amigos" se ríen cuando lo usa?. Ríase con ellos y úselo hasta que guste. ¿Le duelen las burlas? Entonces cambie de amigos, no de teléfono móvil...

FRENTE AL SEMÁFORO: ANÉCDOTAS Y VIDA DE SAN JOSÉ MARELLO - SEMÁFORO 17


FRENTE AL SEMÁFORO
Semáforo 17
PARECE SAN LUIS



“Si practicamos la misericordia, no tendremos nada que temer delante del tribunal de Dios, porque quien practica la misericordia, obtendrá también misericordia”. (San José Marello)



Fue exactamente en la escuela de su obispo donde José Marello se modeló en un nuevo molde, molde de bondad, aprendiendo a controlar sus impulsos, aquellos empujones muy fuertes que saliendo un corazón y de una mente llena de ideas y tensiones apostólicas, pero a veces muy poco evangélicas en la manera de expresarse.

Se sabe que los jóvenes les gustan las cosas hechas con rapidez, a la carrera, inmediatamente, también en el apostolado, cambiar el mundo, cambiar la sociedad utilizando la energía atómica.
José Marello era un sacerdote de ese tipo. Fue en a la escuela de Mons. Savio, escuela de ejemplos, donde pudo hacerse como lo conocemos: un modelo excepcional de bondad y amabilidad.
Su cara presentaba una agradable expresión de bondad que tan más fácilmente los valores sinceros y naturales.

El canónigo Carpignano nos cuenta: “Cuando Mons. Savio vino a Solio para la visita pastoral lo acompañaba el secretario José Marello. Los jóvenes del pueblo se quedaron admirados de su modestia angelical y sonriente.

- ¡Mira que linda presencia tiene ese sacerdote!, decía. Sí, parece un San Luis. Yo iré a confesarme con él. Pienso que es muy bueno.
Y así ya desde entonces se presentaba con su apariencia característica de suavidad y bondad. Más tarde de Obispo la gente viéndolo pasar quedaba boquiabierta y decía: ¡Parece el Señor !

EN TU GETSEMANÍ, JESÚS ESTÁ CONTIGO - TESTIMONIO SOBRE LA SOLEDAD


En tu Getsemaní, Jesús está contigo
Un profundo y conmovedor testimonio sobre el dolor de la soledad


Por: Marigina Bruno | Fuente: Catholic-link.com 




Hace un par de años viví uno de los tiempos más difíciles de mi vida. Por varios motivos (situaciones de dolor y por mi personalidad nerviosa) desarrollé un ligero trastorno de ansiedad. Digo «ligero» porque sé de casos mucho peores que el mío, donde la persona sufre muchísimo al punto de no poder realizar ni las actividades más básicas.

No entraré en mucho detalle, pero empezó con palpitaciones del corazón y tensión muscular hasta llegar a ataques de ansiedad periódicos. Pasé casi todos los días durante aproximadamente seis meses convencida de que algo estaba mal con mi corazón y que en cualquier momento me iba a morir, a pesar de que los exámenes médicos decían lo contrario.

Los que padecen de un desorden de ansiedad saben a lo que me refiero. Me volví obsesiva y me convencí a mí misma que el sufrimiento nunca se iba a acabar, que estaba condenada a vivir así. Me costaba trabajar, casi no salía, las cosas que antes amaba hacer se habían vuelto toda una tarea. Me tomaba la presión al menos una vez al día y googleaba obsesivamente los síntomas de un infarto para cerciorarme que lo que estaba sintiendo era ansiedad y no un ataque al corazón.

¿Me estaba volviendo loca?
¿Quién me iba a querer así? ¿Cómo iba a vivir con esto? ¿Iba a perder mi trabajo? ¿Cómo iba a salir adelante? Me hacía estas preguntas constantemente, abriendo una herida en mi corazón que cada vez se hacía más grande.

Gracias a Dios y a terapia psicológica, hoy estoy mejor. La ansiedad ya no me paraliza, he aprendido a entenderla, controlarla y a vivir con ella. Esto es algo que muchos saben, no es algo que oculto y sé que le pasa a muchísimas personas.

Hoy veo atrás y me doy cuenta que, durante ese tiempo, mi experiencia era de miedo y frustración, de constante tensión ante algo que, aparentemente, no podía controlar. Pero, más allá de esto, tenía la sensación de una profunda soledad.

En lo más hondo de mi ser me sentía incomprendida, como si nadie en este mundo pudiese entender lo que estaba atravesando. Y no porque estuviese sola, pues mis padres estaban siempre allí, mis amigas me escuchaban y me alentaban, sabía que Dios me acompañaba, pero aún así tenía una especia de vacío en mi interior.


Una soledad que quema
Esto me ha pasado muchas veces, particularmente en aquellos momentos de gran sufrimiento. Y es que existe un lugar en nuestro corazón que nadie ve y que nadie puede alcanzar. Allí donde la soledad se vuelve tan profunda que te hace sentir desahuciado, abandonado, una soledad que duele y quema y ante la cual parece no haber consuelo alguno.

Venía meditando en esto desde hace algunos días, cuando me topé con una carta llamada Dancing in Gethsemane: A letter about hope (Bailando en Getsemaní: Una carta sobre la esperanza) por Anthony D’ Ambrosio. En ella, él relata su experiencia con respecto a los abusos y escándalos de la Iglesia Católica.

Todo el texto me fascinó y comparto la mayor parte de su sentir. No voy a ahondar sobre el tema de los abusos, porque eso merece todo un artículo aparte. Más bien, quiero centrarme en lo esencial del texto, particularmente en un fragmento que verdaderamente me tocó el corazón, al punto de echarme a llorar frente a mi computadora mientras lo leía.

Anthony cuenta la experiencia de sentirse enojado y perdido ante las noticias de los escándalos y recordaba una época de particular sequía espiritual, donde acababa de terminar con su novia debido a que la ansiedad que padecía había consumido toda su vida. Esto lo había llevado incluso a dudar de la existencia de Dios y a sentirse desconsolado ante tan gran dolor:

«Era primavera y el nuevo follaje aún era de color verde lima. Durante la cena familiar, sumergimos perejil en un plato hondo con agua, que simboliza las lágrimas de los israelitas durante la esclavitud. Comimos cordero con mermelada de menta y fuimos a la parroquia de rito maronita a la que asistíamos cuando era niño. Al final de la misa, los encargados crearon un “jardín” en la iglesia que simbolizaba el Monte de los Olivos y hubo adoración eucarística y confesiones hasta las 2 de la mañana.

No tenía cómo volver a casa, entonces me senté en la iglesia con mis audífonos puestos mientras escuchaba a Sigur Ros (una banda musical islandesa), y me imaginé a Jesús en el jardín, sufriendo hasta que sus poros sangraron por la ansiedad.

Veía como su ministerio llegaba a su fin, cómo sus amistades se terminaban, el rechazo, el fracaso e incluso la distancia entre Él y Dios. Escuché las palabras que dijo en ese momento: “Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Y luego, escuché el silencio ensordecedor. No había siquiera el consuelo de un “No”. Solo se escuchaban los ronquidos de sus amigos, quienes no fueron capaces de velar con Él, y, finalmente, el saludo de su traidor.

Mientras pensaba en estas cosas sentí -por primera vez desde que enfermé- que alguien al fin me entendía. Él conocía el rechazo que yo experimentaba, el silencio de Dios, la destrucción de sus aspiraciones. En este momento, le dije al Señor en oración: “No sé si estaré enfermo para siempre, o si alguna vez tendré una vida luego de eso, pero acepto el cáliz del sufrimiento como tú lo hiciste y elijo vivir el resto de mi vida sin maldecirlo”.

Empecé a llorar, porque, aunque no sabía si Jesús realmente era Dios, en ese momento no importaba. Solo sabía que no estaba solo; alguien me comprendía, en mi agonía y soledad más profundas. Cuando todos a mi alrededor estaban “dormidos” ante lo que me estaba pasando, alguien me veía y me entendía».

Y es que en nuestro Getsemaní, el Señor está allí, junto a nosotros. Él entiende el dolor más profundo, la soledad más grande, esa que nadie puede tocar. Él esta allí en lo más hondo de tu humanidad, en tu herida abierta, pues Él la ha sentido en carne propia. En ese lugar que nadie parece alcanzar, allí está Él, buscando darte el consuelo que tanto anhelas.

Sea cual sea tu sufrimiento hoy y por más oscuro que parezca, recuerda mirar a Jesús. Recuerda que Él ha prometido quedarse contigo hasta el fin del mundo. Atesora esta hermosa verdad con amor, esperanza y gratitud y, en esos momentos de mayor dolor, no olvides que en tu propio huerto, Jesús te ofrece su dulce compañía.

Termino con una oración que, para mí, es una de las más hermosas que he escuchado. Es un Himno de la Liturgia de las Horas que te puede servir en los momentos de soledad:


Estáte, Señor, conmigo
siempre, sin jamás partirte,
y cuando decidas irte,
llévame, Señor, contigo;
porque el pensar que te irás
me causa un terrible miedo
de si yo sin ti me quedo,
de si tú sin mí te vas.

Llévame, en tu compañía
donde tu vayas, Jesús,
porque bien sé que eres tú
la vida del alma mía;
si tú vida no me das
yo sé que vivir no puedo,
ni si yo sin ti me quedo,
ni si tú sin mí te vas.

Por eso, más que a la muerte
temo, Señor, tu partida,
y quiero perder la vida
mil veces más que perderte;
pues la inmortal que tú das,
sé que alcanzarla no puedo,
cuando yo sin ti me quedo,
cuando tú sin mí te vas. Amén.

7 SUGERENCIAS PARA CELEBRAR A LOS SANTOS Y OLVIDARSE DE HALLOWEEN


7 sugerencias para celebrar a los Santos y olvidarse de Halloween
Redacción ACI Prensa





Alejandra María Sosa Elízaga del Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME) propone siete prácticas para festejar en familia, en grupo o con la comunidad parroquial la víspera de la Solemnidad de Todos los Santos el miércoles 31 octubre.

‘Halloween’ es visto como “algo normal e incluso divertido” “pero pensándolo bien, desde el punto de vista cristiano, ¿Qué tiene de divertido disfrazar a los niños o decorar la casa con personajes que representan el mal, la tiniebla, lo opuesto a Aquél que es la Luz del mundo, enemigos del Señor en quién creemos?”, explica Sosa.

No obstante, Sosa sugiere organizar “un festejo sencillo, divertido, en el que estén presentes las dos cosas que más gustan del Halloween a los niños: disfrazarse y recibir dulces, pero dándoles un giro, para que no sea una fiesta pagana y mucho menos anti cristiana”.


Aquí 7 sugerencias prácticas para una buena celebración:

1. Disfraces de santos
Que todos, niños y adultos, vayan disfrazados de santos y cada uno platique por qué eligió ese disfraz, qué es lo que le gusta de ese santo o santa.

2. Dulces con estampitas
A los niños que toquen a la puerta pidiendo dulces, no darles golosinas decoradas para Halloween, sino golosinas normales a las que se les dibujen caritas sonrientes con aureola, y regalar también estampitas de santos.

3. Realizar actividades por equipos
Dividir a los asistentes a la fiesta en equipos, darles material (papel crepé, de china, cuerdas, etc.) para que se diviertan elaborando un disfraz de santo para disfrazar a algún miembro del equipo, y que cada equipo explique por qué eligió ese santo, y cuente lo que sepa de su vida. Y a todos darles premio por su ingenio y esfuerzo.

4. Tomar fotografías de los asistentes con “aureolas”
Recortar aureolas de papel y pegarlas en la pared a diferentes alturas, para que los asistentes se paren delante de la pared y se les tome foto y parezca que tienen aureola. Quedan muy simpáticas las fotos de todos convertidos en ‘santitos’.

5. Festival de videos
Organizar un mini festival de videos de vidas de santos.

6. Frases de santos por toda la casa
Poner entre los avisos de la iglesia o en alguna pared de la casa, papeles con frases favoritas de diversos santos, sobre todo del santo patrono de esa iglesia particular.

7. Participar en Misa y leer el Catecismo
Asistir juntos el 1 de noviembre a la Misa de la Solemnidad de todos los Santos y leer lo que enseña el Catecismo de la Iglesia Católica acerca de los santos (entre los numerales del 956 al 957).

EL PAPA FRANCISCO EXPLICA EN QUÉ CONSISTE LA ESPERANZA CRISTIANA


El Papa Francisco explica en qué consiste la esperanza cristiana con esta curiosa imagen
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media



Durante la Misa celebrada este martes 23 de octubre en Casa Santa Marta, el Papa Francisco explicó que el encuentro con Jesús será la herencia de los cristianos, el motivo de la esperanza cristiana.

El Santo Padre dedicó su homilía a reflexionar sobre la esperanza, y la describió con la imagen de una mujer embarazada que espera alegre el encuentro con su hijo que va a nacer, y todos los días pone sus manos sobre la barriga para acariciar al niño. De la misma manera, el cristiano vive la esperanza del encuentro con Jesús.

Al hablar de esperanza, el Papa explicó que “se me viene a la cabeza esa imagen de la mujer embarazada, la mujer que espera a un niño, que va al médico que le hace ver la ecografía y ¡está alegre. Todos los días se toca la barriga para acariciar a ese niño. Está a la espera del niño, vive esperando a ese hijo”.

Esa imagen “puede ayudarnos a comprender qué es la esperanza: vivir para el encuentro. Esa mujer imagina cómo serán los ojos del hijo, cómo será su sonrisa, si será rubio o moreno. Imagina el encuentro con el hijo”.

El Pontífice explicó que fe, esperanza y caridad son un mismo regalo. Al mismo tiempo, puso el acento en que tanto la fe como la caridad son fáciles de comprender, “pero la esperanza, ¿qué es?”, preguntó.

“Vivir en esperanza es caminar hacia un premio, hacia la felicidad que no tenemos aquí pero que la tendremos allí, en el cielo. Es una virtud difícil de entender. Es una virtud humilde, muy humilde. Es una virtud que nunca decepciona: si tú esperas, nunca serás decepcionado. Nunca, nunca”.

La esperanza “también es una virtud concreta”, señaló. Pero, “¿cómo puede ser concreta si yo no conozco el cielo o aquello que me espera?”, planteó el Santo Padre.

“Esa herencia nuestra que es la esperanza hacia algo…, es un encuentro. Jesús siempre subraya esta parte de la esperanza, ese mantenerse en espera…, encontrar”.

El Papa regresó a la imagen de la madre embarazada que imagina al hijo que va a nacer: “¿Espero así, de esa forma concreta, o espero un poco gnósticamente? La esperanza es concreta, es de todos los días porque es un encuentro. Y cada vez que encontramos a Jesús en la Eucaristía, en la oración, en el Evangelio, en los pobres, en la vida comunitaria, damos un paso hacia ese encuentro definitivo”.


Se trata de “la sabiduría de saber disfrutar de los pequeños encuentros de la vida con Jesús, preparando ese encuentro definitivo”, concluyó el Papa.

Evangelio comentado por el Papa Francisco:

Lucas 12:35-38
35 «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,
36 y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.
37 Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.
38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 23 OCTUBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
23 Octubre



La oración más que un acto, un momento, unos minutos, es un ambiente en el que se debe desarrollar la actividad del hombre cristiano; es el respirar del alma que no puede suspenderse, que en su espirar e inspirar tiene presente a Dios, es un mirar fijamente y con dulzura el rostro de Dios y no apartar la vista del rostro de Dios en ninguna circunstancia por amarga y contraria que se le quiera suponer.

Pero si la oración es un ambiente, el hecho y el ejemplo que nos da Jesús de retirarse a orar, nos convence de que es preciso dedicar a la oración determinados momentos en el día y en la semana, en los que te dediques a la oración, a la meditación de la Palabra de Dios de un modo consciente y profundo e intenso.

Cuanto mayores sean los problemas que te preocupen y las angustias que te apenen, tanto más debes rezar y tanto mejor debes ser tu oración. Sé hombre de oración y serás hombre espiritual.



P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 23 OCTUBRE 2018


Lecturas de hoy Martes de la 29ª semana del Tiempo Ordinario
 Hoy, martes, 23 de octubre de 2018



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (2,12-22):

Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el mundo no teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Espíritu. Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo. Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 84,9ab-10.11-12.13-14

R/. Dios anuncia la paz a su pueblo

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.

La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.

El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,35-38):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos.»

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy martes, 23 de octubre de 2018
Carlos Sánchez


Hola, amigos y amigas:

Tanto hoy como mañana, las lecturas evangélicas nos invitan a la vigilancia en el seguimiento del Señor. La vigilancia es una actitud cristiana indispensable: un cristiano que deja de vigilar fácilmente se convierte en un cumplidor rutinario o, en el peor de los casos, en un creyente mediocre o disipado. No se trata de una vigilancia al estilo de muchos de los actuales medios de comunicación que se fijan detenidamente en la vida de los demás para criticarles o para cotillear, tampoco de una vigilancia exhaustiva de nuestros propios actos ya sea por miedo a la condenación o por afán de perfeccionismo. Jesús nos invita a otro tipo de vigilancia; veamos dos detalles del texto de hoy que convierten a la vigilancia en una actitud de fe capaz de renovar la vida del creyente.

El primer detalle es la manera como se debe vigilar: “Tened ceñida la cintura y las lámparas encendidas”; esto nos recuerda la noche pascual, en la cual Dios sacó a su pueblo de la esclavitud de Egipto y en la que pidió a los israelitas que durante la cena estén atentos a su paso y listos para emprender el camino liberador hacia la Tierra prometida. Los cristianos esperamos la Palabra de cada día con el cinturón puesto y con la lámpara encendida, listos para descubrir las llamadas de Dios que nos sacuden de la somnolencia, de la rutina y de la mediocridad y nos abren caminos nuevos, que nos sacan de los miedos, los pesimismos y las esclavitudes para hacernos resucitar y vivir con mayor coraje, amor y esperanza.

El segundo detalle es que los criados esperan que su amo regrese de una boda. El tema de la boda tiene para nosotros una fuerte resonancia pascual y escatológica: la boda del cordero es la fiesta de la unión plena de Cristo con su Iglesia, con la humanidad, con nosotros. Me llama la atención que en el texto se resalte dos veces la dicha o la felicidad de los criados que están listos para servir a su señor. Ellos tendrán la dicha de ser servidos por su señor. Sorprende cómo Lucas entreteje magistralmente en este pequeño texto el servicio, la espera, la vigilancia y la dicha. No tenemos otra manera de esperar como seguidores de Jesús: estar atentos a los que necesitan nuestro servicio, nuestra espera, nuestro cariño, nuestro esfuerzo, nuestro sacrificio; seguro que allí encontraremos nuestra felicidad, nuestro gozo porque descubrimos que en ese servicio misteriosamente somos servidos por el Señor.

Un saludo fraterno
Carlos Sánchez Miranda, cmf.
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