viernes, 10 de agosto de 2018

EL SIMPLE ARTE DE BENDECIR


El simple arte de bendecir 



Bendecir significa desear y querer incondicionalmente el bien ilimitado.

Al despertar, bendigan su jornada, porque está ya desbordando de una abundancia de bienes que sus bendiciones harán aparecer. Porque bendecir significa reconocer el bien infinito que forma parte integrante de la trama misma del universo. Ese bien lo único que espera es una señal suya para poder manifestarse.

Al cruzar con la gente por la calle, en el autobús, en su lugar de trabajo, bendigan a todos. La paz de su bendición será la compañera de su camino, y el aura de su discreto perfume será una luz en su itinerario. Bendigan a los que los encuentren, derramen la bendición sobre su salud, su trabajo, su alegría, su relación con Dios, con ellos mismos y con los demás. Bendíganlos en sus bienes y en sus recursos. Bendíganlos de todas las formas imaginables, porque esas bendiciones no sólo esparcen las semillas de la curación, sino que algún día brotarán como otras tantas flores de gozo en los espacios áridos de su propia vida.

Mientras pasean, bendigan su aldea o su ciudad, bendigan a los que la gobiernan y a sus educadores, a sus enfermeras y a sus barrenderos, a sus sacerdotes y a sus prostitutas. En cuanto alguien les muestre la menor agresividad, cólera o falta de bondad, respondan con una bendición silenciosa. Bendíganlos totalmente, sinceramente, gozosamente, porque esas bendiciones son un escudo que los protege de la ignorancia de sus maldades, y cambia de rumbo la flecha que les han disparado.

Bendecir significa desear y querer incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado –para los demás y para los acontecimientos de la vida–, haciéndolo aflorar de las fuentes más profundas y más íntimas de su ser. Esto significa venerar y considerar con total admiración lo que es siempre un don del Creador, sean cuales fueren las apariencias. Quien sea afectado por su bendición es un ser privilegiado, consagrado, entero. Bendecir significa invocar la protección divina sobre alguien o sobre algo, pensar en él con profundo reconocimiento, evocarle con gratitud. Significa además llamar a la felicidad para que venga sobre él, dado que nosotros no somos nunca la fuente de la bendición, sino simplemente los testigos gozosos de la abundancia de la vida.

Bendecirlo todo, bendecir a todos, sin discriminación alguna, es la forma suprema del don, porque aquellos a los que bendicen nunca sabrán de dónde vino aquel rayo de sol que rasgó de pronto las nubes de su cielo, y ustedes raras veces serán testigos de esa luz que ha iluminado su vida.

Cuando en su jornada surja algún suceso inesperado que los desconcierte y eche por tierra sus planes, exploten en bendiciones, porque entonces la vida está a punto de enseñarles una lección, aunque su copa pueda parecerles amarga. Porque ese acontecimiento que creen tan indeseable, de hecho lo han suscitado ustedes mismos para aprender la lección que se les escaparía si vacilaran a la hora de bendecirlo. Las pruebas son otras tantas bendiciones ocultas. Y legiones de ángeles siguen sus huellas.

Bendecir significa reconocer una belleza omnipresente, oculta a los ojos materiales. Es activar la ley universal de la atracción que, desde el fondo del universo, traerá a su vida exactamente lo que necesitan en el momento presente para crecer, avanzar y llenar la copa de su gozo.

Cuando pasen por delante de una cárcel, derramen la bendición sobre sus habitantes, sobre su inocencia y su libertad, sobre su bondad, sobre la pureza de su esencia íntima, sobre su perdón incondicional. Porque sólo se puede ser prisionero de la imagen que uno tiene de sí mismo, y un hombre libre puede andar sin cadenas por el patio de una prisión, lo mismo que los ciudadanos de un país libre pueden ser reclusos cuando el miedo se acurruca en su pensamiento.

Cuando pasen por delante de un hospital, bendigan a sus pacientes, derramen la bendición sobre la plenitud de su salud, porque incluso en su sufrimiento y en su enfermedad, esa plenitud está aguardando simplemente a ser descubierta. Y cuando vean a alguien que sufre y llora o que da muestras de sentirse destrozado por la vida, bendíganlo en su vitalidad y en su gozo: porque los sentidos sólo presentan el revés del esplendor y de la perfección última que sólo el ojo interior puede percibir.

Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Mantengan en sí mismos, por tanto, ese deseo de bendecir como una incesante resonancia interior y como una perpetua plegaria silenciosa, porque de ese modo serán de esas personas que son artesanos de la paz, y un día descubrirán por todas partes el rostro mismo de Dios.

Posdata: por encima de todo, no se olviden de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que son ustedes mismos.



© Pierre Pradervand    

BÚSQUEDA DE DIOS


Búsqueda de Dios




El salterio al comenzar proclama la dicha del hombre que busca a Dios con sinceridad: Dichoso el hombre que, guardando los preceptos del Señor, lo busca de todo corazón (S. 1). Dios no abandona al que lo busca (S. 9). Los ricos empobrecen y pasan hambre, los que buscan al Señor no carecen de nada (S 34). Aprovecha para tu oración estos textos que siguen:

Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío. Tiene sed de Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? (42). Oigo en mi corazón: “Buscad mi rostro”. Tú rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro (27). Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo, mi alma está sedienta de ti, mi carne tiene ansia de ti, como tierra reseca, agostada, sin agua (63). Dichosos los que viven en tu casa, Señor, alabándote siempre. Un solo día en tu casa vale más que otros mil (84). ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios que volverás a alabarlo: "Salud de mi rostro, Dios mío" (42).

“Los salmos son poesía: estados de ánimo, emociones, evocaciones que el poeta quiso comunicar a su pueblo. Las emociones hacia Dios no surgen, si no encuentran un clima adecuado de silencio y de amor en el lector. Los salmos son portadores de una densa carga experimental de Dios”. Alimenta tu oración con este excepcional regalo del Señor.



* Enviado por el P. Natalio

POR QUÉ NOS PERSIGNAMOS AL PASAR FRENTE A UNA IGLESIA?


¿Por qué nos persignamos al pasar frente a una Iglesia?
Es curioso observar cómo la gente al pasar por una Iglesia católica tiene diversas reacciones


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org 




Entre los católicos se acostumbra que cada vez que pasamos frente a una Iglesia nos santiguamos haciendo la señal de la cruz. Pero ¿Qué significa hacer este signo? ¿Es obligación hacerla o no?

Es curioso observar cómo la gente al pasar por una Iglesia católica tiene diversas reacciones, desde aquellos que se detienen por un momento y hacen la señal de la cruz, otros que parecen hacer ciertas muecas como si se avergonzaran de que los vieran y tratan de disimular haciéndolo de manera rápida y sin sentido, finalmente, están los que pasan de largo sin hacer ningún signo.

Hacer la señal de la cruz o santiguarse de manera consciente es una forma de saludo a Dios, de quien decimos que todo templo es su casa, porque allí habita en la forma del pan, en el Santísimo Sacramento del Altar.

Pero no solamente nos santiguamos cuando pasamos frente a un templo, también lo hacemos al levantarnos en las mañanas, al salir de casa, al empezar la jornada de trabajo diaria, antes de recibir los alimentos y al acostarnos por el día que termina.

El Catecismo de la Iglesia Católica refiere en su numeral 2157 que: “El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz, “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades”.

Por tanto, hacemos este signo para recordar nuestra fe en Cristo Jesús que murió por nosotros en la cruz aun siendo pecadores; asimismo, nos reconocemos hijos de Dios a quien invocamos en el misterio de la Santísima Trinidad para ponernos bajo su protección y ayuda.

Cuando nos persignarnos retomamos una tradición apostólica muy antigua. El escritor Tertuliano, escribía: “En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz”.

Para nosotros los católicos la cruz no es símbolo de muerte, sino de salvación, pues ésta es la llave por la que nosotros podemos entrar al Reino. Ya lo dijo Jesús: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mc 8, 34). Por tanto, más que el signo de la cruz y el acto de persignarse, nos recuerdan que queremos ser seguidores de Jesús de una manera total y comprometida.

Hay que decir que fuera de la Misa y de las oraciones, no es obligatorio hacer la señal de la cruz, pero sí es necesario y bueno ya que nos hace ser coherentes con nuestra fe en vida, palabra y actos.

No perdamos esta costumbre de reconocimiento a Dios que se encuentra vivo y presente en el Sacramento del Altar en cada Iglesia que hay en el mundo. ¡No te avergüences! Hagamos la señal de la cruz con amor, devoción y orgullo de sabernos hijos amados por Dios. Recuerda las palabras de Jesús: “Yo les aseguro: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con la Gloria de su Padre rodeado de sus santos ángeles” (Mc 8, 38).

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 10 AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
10 agosto



Al Evangelio no se le pueden subrayar páginas o frases; es todo el Evangelio el que ha de ser subrayado, porque todo él ha de ser vivido en su plenitud, en toda su dimensión, en todas sus variadas vertientes  y aplicaciones vitales.

Si nos ponemos a vivirlo en toda su plenitud, el Evangelio es molesto, por la sencilla razón de que, para cumplirlo debemos esforzarnos, negarnos y siempre resulta molesto negarse a sí mismo, a los propios gustos y conveniencias.

El Evangelio no pasó "en aquel tiempo", sino que debe pasar "en ese tiempo"; no se predicó  "para aquellas gentes", sino que se predica "para nosotros".

El Evangelio no se nos puede caer de las manos; hay que hacer de él "una constante revisión de vida", hasta llegar a "ver, juzgar y actuar" según sus normas y su espíritu.


P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 10 AGOSTO 2018


Lecturas de hoy San Lorenzo
 Hoy, viernes, 10 de agosto de 2018



Primera lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (9,6-10):

El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra generosamente, generosamente cosechará. Cada uno dé como haya decidido su conciencia: no a disgusto ni por compromiso; porque al que da de buena gana lo ama Dios. Tiene Dios poder para colmaros de toda clase de favores, de modo que, teniendo siempre lo suficiente, os sobre para obras buenas. Como dice la Escritura: «Reparte limosna a los pobres, su justicia es constante, sin falta.» El que proporciona semilla para sembrar y pan para comer os proporcionará y aumentará la semilla, y multiplicará la cosecha de vuestra justicia.

Palabra de Dios

Salmo
Sal 111,1-2.5-6.7-8.9

R/. Dichoso el que se apiada y presta

Dichoso quien teme al Señor 
y ama de corazón sus mandatos. 
Su linaje será poderoso en la tierra, 
la descendencia del justo será bendita. R/. 

Dichoso el que se apiada y presta, 
y administra rectamente sus asuntos. 
El justo jamás vacilará, 
su recuerdo será perpetuo. R/. 

No temerá las malas noticias, 
su corazón está firme en el Señor. 
Su corazón está seguro, sin temor, 
hasta que vea derrotados a sus enemigos. R/. 

Reparte limosna a los pobres; 
su caridad es constante, sin falta, 
y alzará la frente con dignidad. R/.



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (12,24-26):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará.»

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy viernes, 10 de agosto de 2018
 CR


Queridos amigos:

La fiesta del diácono y mártir san Lorenzo nos muestra una historia de servicio y de entrega de la vida. La imagen de la fecundidad del grano de trigo sepultado en la tierra nos revela la fecundidad de su vida y de su muerte.

Se atribuye a Francisco de Asís una conocida oración («Haz de mí, oh Señor, instrumento de tu paz»), aunque parece no haber testimonios de esa plegaria anteriores al s. XX. En todo caso, la oración refleja el espíritu del Poverello y nos revela la sabiduría del evangelio. En ella decimos: «Porque es dando como recibimos, olvidándonos como nos encontramos, perdonando como somos perdonados, muriendo como resucitamos a la vida eterna». Lorenzo se recibió dando y dándose, se encontró olvidándose de sí, fue perdonado por medio de su perdón, resucitó a la vida eterna muriendo mártir.

Nos han enseñado que la Iglesia, asentada en la piedra angular que es Cristo y descansando en las columnas o cimientos que son los profetas y apóstoles, se apoya en estos cuatro pilares: el anuncio y testimonio, la liturgia, el servicio, la comunión. Lorenzo vivió el anuncio-testimonio en su forma suprema: el martirio; su vida y muerte fueron liturgia espiritual; sirvió a los pobres desde su ministerio de diácono; la caridad y la fuerza del Espíritu que lo alentaban lo hacían vivir en la comunión y generar comunión. Podemos celebrar su fecundidad eclesial.

San Agustín enseña en la lectura del Oficio divino de este día: «Lo han imitado [a Cristo] los santos mártires hasta el derramamiento de su sangre, hasta la semejanza con su pasión; lo han imitado los mártires, pero no solo ellos. El puente no se ha derrumbado después de haber pasado ellos; la fuente no se ha secado después de haber pasado ellos. Tenedlo presente, hermanos».

BUENOS DÍAS





jueves, 9 de agosto de 2018

EL FLORERO DE PORCELANA


El florero de porcelana   



El maestro de novicios de un monasterio reunió a sus alumnos para la lección del día.

- Voy a presentarles un problema -dijo el Maestro- a ver quién es el más habilidoso entre ustedes.  Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima, puso un florero de porcelana, seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.

- Este es el problema - dice el Maestro -resuélvanlo-.

Los novicios contemplaron perplejos el "problema", y vieron los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?

Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los novicios se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resueltamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

- ¡¡Al fin, alguien que lo hizo!! - exclamó el Maestro- Empezaba a dudar de la formación que les estamos proporcionando este año.

Al volver a su lugar el alumno, el Maestro explicó:

- Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado. Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un lindo amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort...

Sólo existe una manera de lidiar con un problema: atacándolo de frente. En esas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo. Recuerden que un problema es un problema. No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "un problema". Déjalo, hazlo a un lado y continúa disfrutando de lo hermoso y lo que vale la pena en la vida. No huyas de él... acaba con él. 

CONSTRUIR LA PAZ


Construir la paz



A la obra gigantesca de la paz mundial, tú puedes aportar tu sonrisa, la paz de tu propio corazón, porque quien está en paz consigo mismo, la irradia a su alrededor. Además trata de evitar toda intolerancia y discriminación. Ahí tienes un programa, simple y fácil, para ser un constructor eficaz de la paz.

La paz es posible en la medida en que es posible el amor (Mons. Pironio). Sin amor no puede haber paz; pero con amor en cualquier circunstancia, se puede construir la paz. No nos quejemos tanto de que en el mundo no haya paz; pongamos nosotros un poco más de amor y estaremos todos un poco más cerca de la paz (Alfonso Milagro). Si queremos un mundo de paz y de justicia hay que poner decididamente la inteligencia al servicio del amor (Saint Exupery). Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos (Martin Luther King).

Crea en torno a ti sentimientos y actitudes de paz, concordia y convivencia. Perdona las injurias presentes y pasadas, líbrate de las garras del odio, guarda la libertad de tu corazón para amar y comenzar una vida nueva cada día. Desea sinceramente la colaboración, la buena vecindad y el gozo de la fraternidad y del servicio.


* Enviado por el P. Natalio

IMÁGENES DE LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO









CINCO MINUTOS DE JESÚS, 9 AGOSTO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 agosto




El sacerdote es el signo de la presencia de Cristo entre nosotros, es el signo de la Iglesia, como sacramento de salvación, es el hombre que, por amor a Dios y a los hermanos, ha renunciado a lo más entrañablemente arraigado en la humana naturaleza, como es la formación del propio hogar; ha renunciado al natural placer de ser llamado "papá" por unos niños, para que todos lo puedan llamar con verdad: padre.

Ese es su sacerdote, hermanos; recen por él; estén agradecidos a Dios por tener su sacerdote; no todos pueden gozar de lo mismo; háganle la vida agradable; facilítenle su apostolado, que su conducta para con él haga que él se sienta feliz de su apostolado y de su apostolado entre ustedes.


P. Alfonso Milagro

3 PASOS SENCILLOS PARA QUE PUEDAS ORAR


¡A mí, Dios no me escucha!
3 pasos sencillos para que puedas orar


Por: Carlos García Gutiérrez | Fuente: ConMasGracia.org 




Uno de los momentos más hermosos que un hombre puede experimentar, es el entrar en comunicación con Dios, siendo la oración el camino más viable que está a la mano de todos para poder comunicarse con nuestro Padre Dios.

Orar es hablar con Dios, y para hablar con él, tenemos que hacerlo con mucha naturalidad y confiando en que él siempre está ahí, dispuesto a escucharnos como Padre y como amigo. Nunca debemos pensar que Dios es indiferente a nuestras oraciones, jamás lo es, siempre nos escucha y las atiende.

Recordemos que Dios nos habla de muchas maneras, pero de un modo especial lo hace por medio de las Sagradas Escrituras. En Mt 6, 6 nos dice: “Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.

Aquí te resumimos esto, en 3 pasos sencillos para que puedas orar:



Paso 1: Entra en tu aposento 
Entra en un lugar apropiado para orar

Te recomendamos tener un lugar apropiado para hacer tu oración, donde esté alejado del ruido o del bullicio de la vida cotidiana. Si esto se te dificulta por tu ritmo de vida, ocupaciones diarias o espacio en tu casa, no te preocupes, el hablar de un lugar adecuado, es hablar de un lugar donde puedas estar en paz un momento, basta que cierres los ojos, te concentres y comiences a hablarte a tu Padre que te ama y siempre te escucha.


Paso 2: Cerrar la puerta 
Cerrar la puerta a distracciones

En este mundo lleno de ruidos es difícil cerrar la puerta a las distracciones, pero al lograr hacerlo, esto fortalecerá tu oración y la hará más íntima entre Dios y tú. Esfuérzate y apártate de todo que lo que tu sabes que puede ser una distracción, nadie mejor que tú te conoces muy bien.

Deja a un lado por unos instantes los mensajes del celular, las redes sociales o tus ocupaciones en el trabajo o en la casa. El poderte regalar unos minutos para orar sin ningún elemento que pueda interrumpir tu oración, te ayudará a tener una comunicación eficaz con el Padre amoroso que desea escucharte.


Paso 3: Ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto 
Platica con Dios


Parte esencial de la oración es el poder comunicarte con Dios, así que platica con él, como lo que él es, un Padre amorosos, deseoso de escuchar a su hijo. Y como en cualquier relación de Padre e hijo hay sus altas y sus bajas, hay momentos de reclamo, pero también hay momentos de agradecimiento y de mostrar amor mutuo; te invitamos a que no le escondas nada a Dios, ábrele completamente tu corazón.

Sigue estos pasos recomendados por Mateo, y habla con Dios, él siempre estará dispuesto a escucharte. No esperes una contestación inmediata o alguna revelación, Dios siempre buscará la manera de contestarnos a todo lo que le pedimos, ya sea descubriendo las respuestas en el silencio o en las pequeñas grandes muestras que el día a día tiene en nuestras vidas.

AGRADECEN A LA VIRGEN DE LUJÁN VICTORIA DE LA VIDA ANTE ABORTO EN ARGENTINA




Agradecen a la Virgen de Luján victoria de la vida ante aborto en Argentina
Redacción ACI Prensa





Tras el rechazo del proyecto de ley del aborto por parte del Senado de Argentina en la madrugada del 9 de agosto, numerosas personas agradecieron a la Virgen de Luján por el triunfo de la vida.

Lo hicieron a través de Twitter, donde compartieron videos y fotos de la celebración que siguió en distintos puntos del país y del extranjero, luego que el Senado rechazó el proyecto del aborto.

“Gracias Virgen Criolla de Luján! Argentina madre te quiero, demasiado”, expresó el usuario S. Trevisán.

El proyecto buscaba permitir el aborto hasta la semana 14 de gestación, y hasta los nueve meses de embarazo bajo las causales de violación, riesgo de vida y salud de la madre e inviabilidad fetal. Asimismo, prohibía la objeción de conciencia institucional.

 Gracias a DIOS, Gracias Virgen de Lujan, gracias a todos los Santos por su intercesión y gracias a Ustedes por sus oraciones, estamos felices por nuestros hermanos Argentinos. #SiALaVida #VivaLaVida #ArgentinaDefiendeLaVida


Con su rechazo, el proyecto se cierra de forma definitiva por este año legislativo y recién podría volver a abrirse a un debate parlamentario en 2019.

 Gracias Virgen de Luján por proteger la VIDA de todos los argentinos.

Durante los meses de discusión del proyecto, el 8 de julio miles de personas se reunieron en la Basílica de Nuestra Señora de Luján para pedir su intercesión en defensa de la vida y renovar la consagración de Argentina a su Santa Patrona.


ORACIONES A SANTA EDITH STEIN


Plegaria a Santa Edith Stein



Amada Santa Teresa Benedicta de la Cruz
Hija del Día del Perdón
Mártir de Auschwitz 
Maestra de la Iglesia. 
Abrazadora de la Cruz con un amor como el de Cristo, 
Descendiente de Abraham, 
Hija de Nuestra Señora del Monte Carmelo, 
Tú que profundamente te gozas en los corazones del Mesías y de su Madre, 
por favor intercede por mi.  

Amén.




Oración a Santa Edith Stein


Señor, Dios de nuestros padres, 
Tú condujiste a Santa Edith Stein
a la plenitud de la ciencia de la Cruz
al momento de su martirio. 
Llénanos con el mismo conocimiento; 
y, por su intercesión, 
permítenos siempre seguir en búsqueda de ti, que eres la suprema Verdad, 
y permanecer fieles hasta la muerte
a la alianza de amor ratificada por la sangre de tu Hijo 
por la salvación de todos los hombres y mujeres. 
Te lo pedimos por nuestro Señor, 

¡Amén!






SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ (SANTA EDITH STEIN), 9 AGOSTO

Teresa Benedicta de la Cruz, Santa
(Santa Edith Stein)

Memoria Litúrgica, 9 de agosto


Edith Stein nació en Breslau, Alemania, (hoy Broklaw, Polonia) el 12 de octubre de 1891. Fue la última de 11 hermanos de una familia judía devota. Ella murió en una cámara de gas de Auschwitz el 9 de agosto de 1942.

Fue una estudiante brillante, quien en un comienzo se incorporó a la Universidad de Breslau en 1911 y luego se trasladó a la Universidad de Göttingen para continuar sus estudios bajo la tutela del famoso fundador de la fenomenología Edmund Husserl. El filósofo escogió a Edith Stein para ser su asistente de cátedra en la Universidad de Freiburg y declaró que ella era la mejor estudiante de doctorado que nunca había tenido, incluso fue más capaz que Heidegger quien también fue su pupilo al mismo tiempo que Edith. En 1916, culminó su tesis y obtuvo el Doctorado en Filosofía con el grado de summa cum laude.

Luego de que muchos de sus amigos fueran enrolados para servir en la Primera Guerra Mundial, Edith se enroló de voluntaria junto con otras estudiantes mujeres para trabajar en hospitales militares. Así, obtuvo trabajo en hospitales de enfermedades infecciosas y cuidó caritativamente del ejército austríaco, donde campeaba la tifoidea, la disentería y el cólera. Al término de su período como voluntaria en el hospital militar obtuvo la medalla de valor en reconocimiento a su servicio generoso.

Tras retornar de la experiencia de la guerra, retomó su vida de estudiante, pero las dudas profundas, el insaciable hambre de verdad volcado a la filosofía y el testimonio de muchos cristianos comenzaron a socavar en ella su hasta entonces radical ateísmo. Los diálogos con el filósofo Max Scheller -que paradójicamente se había apartado de la Iglesia-, pero sobre todo la lectura de la vida de Santa Teresa de Jesús, terminaron completando la obra que Dios había iniciado en ella: su conversión al catolicismo. El 1 de enero de 1922 recibió el bautismo.

Por este tiempo, Edith dejó su carrera como estudiante y aceptó el puesto de profesora de Alemán en el Colegio de las Hermanas Dominicas en Speyer. Allí, trabajó por 8 años como profesora y dividía su día entre el trabajo y la oración. Era conocida por ser una benévola y servicial profesora que trabajaba duro por trasmitir su material de manera clara y sistemática y su preocupación iba más allá de trasmitir conocimientos, incluía la formación a toda la persona, pues estaba convencida que la educación era un trabajo apostólico.

A lo largo de este período, Edith continuó sus escritos y traducciones de filosofía y asumió el compromiso de dar conferencias, que la llevó a Heidelberg, Zurich, Salzburg y otras ciudades. En el transcurso de sus conferencias, frecuentemente abordaba el papel y significado de la mujer en la vida contemporánea, hablando de temas como: "Ethos de las mujeres que trabajan", "Diferentes vocaciones de hombres y mujeres de acuerdo con Dios y la naturaleza" , "La Espiritualidad de la mujer cristiana", "Los principios fundamentales de la Educación de la mujer", "Problemas en la Educación de la Mujer", "La Iglesia, la mujer y la juventud" " y "El significado intrínseco del valor de la mujer en la vida nacional". Una lectura de sus textos revela claramente su oposición radical al feminismo y su fuerte compromiso al reconocimiento y desarrollo de la mujer, así como al valor de la madurez de la vida cristiana en la mujer como una respuesta para el mundo.

En 1931, Edith deja la escuela del convento para dedicarse a tiempo completo a la escritura y publicación de sus trabajos. En 1932, aceptó la cátedra en la Universidad de Münster, pero un año después le dijeron que debería dejar su puesto por su antecedente judío. Una caritativa universidad de administración le sugirió que trabajase en sus proyectos hasta que la situación de Alemania mejore, pero ella se negó. También recibió otra oferta de América del Sur, pero después de pensar bien la situación, Edith se convenció que había llegado el tiempo de entrar al convento. El 14 de octubre de 1933, a la edad de 42 años, Edith Stein ingresa al convento carmelita en Cologne tomando el nombre de Teresa Benedicta y reflejando su especial devoción a la pasión de Cristo y su gratitud a Teresa de Avila por su amparo espiritual.

En el convento, Edith continuó sus estudios y escritos completando los textos de su libro "La Finitud y el Ser", su obra cumbre.

En 1938 la situación en Alemania empeoró, y el ataque de las temidas S.S. el 8 de noviembre a las sinagogas (la Kristallnacht o "Noche de los Cristales") despejó toda duda acerca del estado verdadero de los ciudadanos judíos. El convento de los priores preparó el traslado de Edith al convento de Dutch en Echt y en Año Nuevo, el 31 de diciembre de 1938, Edith Stein fue llevada a Holanda. Allá en el convento de Echt, Edith compuso 3 hermosos actos de oblación, ofreciéndolos por el pueblo judío, por el evitamiento de la guerra y por la santificación de la Familia Carmelita. Después, reorganizó su vida enseñando Latín a las postulantes y escribiendo un libro acerca de San Juan de la Cruz.

Como la incineración y los cuartos de gas aumentaron en el Este, Edith, como miles de judíos en Holanda, empezó a recibir citaciones de la S.S. en Maastricht y del Consejero para los Judíos en Amsterdam.

Edith pidió una visa a Suiza junto con su hermana Rosa, con quien había vivido en Echt, para ser transferidas al Convento de Carmelitas de Le Paquier. La comunidad de Le Paquier informó a la Comunidad de Echt que podía aceptar a Edith pero no a Rosa.

Para Edith fue inaceptable y por eso se rehusó ir a Suiza y prefirió quedarse con su hermana Rosa en Echt. Decidida a terminar "La Ciencia de la Cruz", Edith usó todo momento para investigar, incluso hasta quedar exhausta.

En la Comunidad Holandesa de Echt, la protección de Edith Stein en contra de la persecución de los judíos fue temporal. Mientras la policía nazi que exterminaba a los judíos era rápidamente implementada cuando Holanda fue ocupada, los judíos que profesaban la fe católica fueron inicialmente dejados en paz. Sin embargo, cuando el Obispo de Netherlands redactó una carta pastoral en donde protestaban severamente en contra de la deportación de los judíos, las reglas nazis reaccionaron ordenando la exterminación de los bautizados judíos.

Por esa razón, el domingo 2 de agosto a las 5 p.m., después de que Edith Stein había pasado su día como siempre, rezando y trabajando en su interminable manuscrito de su libro sobre San Juan de la Cruz, los oficiales de la S.S. fueron al convento y se la llevaron junto con Rosa. Asustada por la multitud y por no poder hacer nada ante la situación, Rosa se empezó a desorientar. Un testigo relató que Edith tomó de la mano a Rosa y le dijo tranquilamente: "Ven Rosa, vamos a ir por nuestra gente". Juntas caminaron hacia la esquina y entraron en el camión de la policía que las esperaba.

Hay muchos testigos que cuentan del comportamiento de Edith durante esos días de prisión en Amersfoort y Westerbork, el campamento central de detención en el norte de Holanda; cuentan de su silencio, su calma, su compostura, su autocontrol, su consuelo para otras mujeres, su cuidado para con los más pequeños, lavándolos y cepillando sus cabellos y cuidando de que estén alimentados.

En medio de la noche, antes del amanecer del 7 de agosto de 1942, los prisioneros de Westerbork, incluyendo a Edith Stein, fueron llevados a los trenes y deportados a Auschwitz. En 1950, la Gazette Holandesa publicó la lista oficial con los nombres de los judíos que fueron deportados de Holanda el 7 de agosto de 1942. No hubo sobrevivientes. He aquí lo que decía lacónicamente la lista de los deportados:Número 44070 : Edith Theresa Hedwig Stein, Nacida en Breslau el 12 de Octubre de 1891, Muerta el 9 de Agosto de 1942.

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 9 AGOSTO 2018


No separar la gloria de la cruz
Santo Evangelio según San Mateo 16, 13-23. Jueves XVIII de Tiempo Ordinario.


Por: H. Jesús Salazar, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, dame la gracia para poder descubrir quién eres para mí.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23
En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas".
Luego les preguntó: "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Jesús le dijo entonces: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo". Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: "No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti". Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: "¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!"
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Cuando invertimos estos minutos a la oración con la Palabra, lo hacemos porque estamos en búsqueda, porque tenemos el anhelo de profundizar y conocer realmente quién es Jesús en nuestra vida.
Todos tenemos una experiencia diferente de Dios. Algunos han sido católicos desde siempre, otros hemos redescubierto la fe, otros hemos tenido una conversión reciente, otros creen en Dios sólo como un ser superior. Sin importar cuál ha sido nuestro camino para buscar a Dios, hoy Jesús nos dice ¡Alto! Si dices que me conoces, ¿quién soy yo para ti? En una verdadera relación no valen las respuestas prefabricadas o los tópicos de lo que dicen los demás. Podríamos parar nuestra meditación aquí y dedicar unos minutos a la contemplación de esta pregunta que quizás nos lleve un tiempo responder; sin embargo, el Evangelio nos da unas luces para poder buscar una mejor respuesta.
En nuestra historia, con nuestros actos buenos y caídas nos puede suceder algo muy similar a Pedro. En ocasiones nos sentimos muy cerca de Dios y somos capaces de decir desde el corazón ¡Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo! Esta respuesta interiorizada, aunque con otras palabras quizás, nos hacen vivir un pedazo de cielo en la tierra; es la revelación del Espíritu Santo en nuestra propia historia después de algún momento fuerte de oración, retiro o apostolado donde tocamos la carne de Cristo en el necesitado.
Por otro lado, debido a nuestra debilidad humana, también podemos tener una respuesta como Pedro cuando se lleva aparte a Jesús; le queremos huir a la cruz y al sufrimiento; nos escuchamos más a nosotros mismos que a Dios. La cruz tiene una razón de ser en nuestra historia de vida, porque ella nos permite ser uno con Cristo, y ayudar en el sacrificio de salvación para que nuestros seres más queridos y muchos más lleguen al cielo.
El cristiano que busca el rostro de Dios, conocer a Cristo profundamente, está afianzado en roca firme y los poderes del infierno no lo podrán vencer.
Pedro reacciona: "¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte", y se transforma inmediatamente en piedra de tropiezo en el camino del Mesías; y creyendo defender los derechos de Dios, sin darse cuenta se transforma en su enemigo (lo llama "Satanás"). Contemplar la vida de Pedro y su confesión, es también aprender a conocer las tentaciones que acompañarán la vida del discípulo. Como Pedro, como Iglesia, estaremos siempre tentados por esos "secreteos" del maligno que serán piedra de tropiezo para la misión. Y digo "secreteos" porque el demonio seduce a escondidas, procurando que no se conozca su intención, "se comporta como vano enamorado en querer mantenerse en secreto y no ser descubierto".
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Dedicaré un tiempo a la reflexión de cómo afronto las cruces en mi vida y qué lugar ocupa Cristo en ella.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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