lunes, 9 de julio de 2018

5 TIPS DE CÓMO SANTIFICAR TU TRABAJO DE CADA DÍA


5 Tips de cómo santificar tu trabajo de cada día
Los frutos del trabajo dependerán de la visión con que nosotros tomemos el don de trabajar


Por: Alonso Ramirez | Fuente: Catoliscopio.com 




El trabajo es el acto que siempre ha acompañado la existencia del ser humano, para muchos es una maldición que cayó sobre el hombro de Adán. Para otros, trabajar es tal y como dice Gibran “Trabajáis para poder seguir el ritmo de la Tierra y del alma de la Tierra” por ello los frutos del trabajo dependerán de la visión con que nosotros tomemos el don de trabajar. Así que te presentamos 5 Tips de cómo santificar tu trabajo que el mismo Gibran cita en su afamado libro.


1 Ofrendarlo a Dios
El trabajo es el fruto de tu esfuerzo, haz todo con el deseo de que tu fruto sea una ofrenda agradable a los ojos de Dios, despierta con esa convicción y esa oración en tus labios y será la convicción que dominará tu día. Como dice san Agustín: Ora como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti

2 Valorarlo
Cierto momento he escuchado a personas ir por su salario y expresarse de ello como ir a recoger “esa cochinada” ¿Así valoras todo tu esfuerzo? Como algo tan simple o sin valor. Si tú mismo no lo valoras ¿Cómo esperas que otros valoren tu trabajo? Así que antes de recoger esa “cochinada” ve y recoge la bendición de tus frutos laborales.

3 Trabajar con amor
Ya decía el proverbio, quien trabaja en lo que ama no trabaja nunca, y si no cuentas con la suerte de trabajar en lo que amas, pues ama en lo que trabajas, porque es el barco en el que pasas tu vida y puedes amarlo haciendo cada labor como si fuera para alguien a quien amas

Y cuando trabajáis con amor, os integráis a vosotros mismos, y el uno al otro, y a Dios.



¿Y qué es trabajar con amor?

Es tejer la tela con los hilos sacados de vuestro corazón, como si vuestro bienamado debiera vestirla.

Es construir una casa con afecto, como si vuestro bienamado debiera habitar en ella.

Es sembrar granos con ternura y recoger la cosecha con alegría, como si vuestro bienamado debiera comer sus frutos. 
Gibran

4 Trabajar con orgullo
No es una maldición que cargamos el tener que trabajar, esto independientemente de cual sea tu labor. Algunos creen que es más honrosa una profesión a otra, pero todas realizadas con orgullo y amor dignifican a todo hombre. Leamos a Gibran

A menudo os he oído decir, como si hablarais en sueños:
“Quien trabaja el mármol y haya la forma de su alma en la piedra, es más noble que aquél que labra la tierra. Y quien alcanza el arco iris y lo extiende sobre la tela a semejanza del hombre, es más que aquél que hace sandalias para nuestros pies”

Pero yo digo, no en sueños sino en pleno despertar del mediodía, que el viento no habla con más dulzura a la gigantesca encina que a la más ínfima de las hierbas del bosque.


5 Vive para trabajar y no trabajes para vivir
Que el trabajar sea para dignificarte y no para esclavizarte, que ames trabajar pero no que sea lo único que ames hacer. Ya decía Facundo, el conquistador por cuidar su conquista termina esclavo de lo que conquistó. Así que adelante hazlo con el orgullo con que Beata Madre Teresa de Calcuta bañaba a sus pobres, con la alegría con que san Francisco salía a Predicar, con el deseo de hacerlo bien con que san Martín de Porres barría el monasterio, pero sobre todo con el amor con que Jesús cumplió su misión aun siendo una dura misión.

CUÁNTO DURA LA PRESENCIA DE CRISTO EN LA EUCARISTÍA


¿Cuánto dura la presencia de Cristo en la Eucaristía?
Asimismo, cuando lo recibimos en la comunión ¿cuánto tiempo permanece Cristo dentro de nosotros?


Por: Daniel Alberto Robles Macías | Fuente: ConMasGracia.org 




Sabemos que en el altar, al momento de la consagración, la hostia y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Pero ¿cuánto tiempo permanece su presencia en ellos? Asimismo, cuando lo recibimos en la comunión ¿cuánto tiempo permanece Cristo dentro de nosotros? Vamos a responder estas preguntas.


En cada pedazo de la hostia consagrada y en cada gota del vino consagrado está Cristo completo, es decir, todo su Cuerpo, su Sangre, alma y divinidad. Por lo tanto, cada que comulgamos, recibimos al mismo Cristo vivo y resucitado. Así lo confirma el Catecismo de la Iglesia Católica al decir: “En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía están “contenidos verdadera, real y substancialmente el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y la divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y, por consiguiente, Cristo entero” (1374).

De tal manera que al fraccionar la Hostia consagrada no es que se divida a Cristo, ya que hasta en la más pequeña partícula de la Hostia está Cristo con todo su Cuerpo y su Sangre. Lo mismo al recibir el vino en el cáliz, no es solamente la Sangre de Cristo, sino que es el Señor en toda su persona divina. “Cristo está todo entero presente en cada una de las especies y todo entero en cada una de sus partes, de modo que la fracción del pan no divide a Cristo” (CCE 1377).

Ahora bien, la presencia real de Cristo en la Eucaristía permanece desde la consagración del pan y del vino, hasta que duren las especies que sirvieron para su ofrecimiento. Es decir, que cuando las especies del pan y del vino se alteran por el tiempo o se disuelven a través del estómago, la presencia física de Jesús deja de estar.


Se pudiera decir que son aproximadamente entre 10 y 15 minutos los que dura la presencia física de Jesús dentro de nosotros. El que ya no esté en su presencia real y verdadera, no quiere decir que Cristo nos abandone. Sigue presente en nuestra alma, habita en nosotros, en unión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo de manera real.





Al reconocer que es Cristo en cuerpo y alma a quien recibimos, es necesario que preparemos también nuestro cuerpo ya que no es un alimento ordinario. Por lo tanto, por respeto a su presencia dentro de nosotros, el Código de Derecho Canónico nos dice cómo debemos prepararnos: “Quien vaya a recibir la santísima Eucaristía, ha de abstenerse de tomar cualquier alimento y bebida al menos desde una hora antes de la sagrada comunión, a excepción sólo del agua y de las medicinas” (919). Asimismo, no debemos comer ningún alimento de manera inmediata luego de haber comulgado, hasta que haya pasado el tiempo prudente para que se disuelva totalmente la Hostia dentro de nuestro organismo.

Qué triste es ver a tantos que después de recibir a nuestro Señor permanecen como si hubiesen recibido un simple trozo de pan. Hagamos el compromiso de vivir con piedad y cuidado ese momento de la comunión. Deleitemonos en comerlo, platiquemos con Él desde el corazón.

Al comulgar al Señor nos convertimos en sagrarios vivientes, dentro de nosotros está el mismo cielo; por lo tanto, debemos aprovechar ese momento tan especial para adorar y conversar con aquel que nos ama y que ha decidido vivir en ti y en mí. La presencia de Cristo Eucaristía permanece para siempre, para toda la eternidad. ¡Cuida tu gracia y no te prives de este alimento que da la vida eterna!

UNA MUCHACHA EN LA FLOR DE LA EDAD


Una muchacha en la flor de la edad
El Señor de la Vida y de la Muerte


Por: José Luis Martín Descalzo | Fuente: dominicos.org 




El suceso fue muy llamativo. Ocurrió en Cafarnaún, una ciudad grande, y con la hija de un personaje muy conocido, llamado Jairo y que era jefe de una de las sinagogas de la ciudad. Jesús acababa de regresar de la otra orilla del lago y la fama de la curación del endemoniado de Gerasa había corrido más que él. En Cafarnaún le esperaban impacientes, pero más que nadie Jairo, cuya hija de doce años estaba agonizante. Doce años eran la flor de la edad para una muchacha de aquel tiempo. Era entonces cuando se prometían, y muy poco después se casaban. Tal vez los padres tenían ya buscado partido a la pequeña. Y ahora llegaba a desposarla la muerte.

En cuanto la barca de Jesús atracó, el padre angustiado corrió a él. Y esta vez él no se resistió y se puso en camino. Fue entonces cuando ocurrió la escena de la hemorroísa. Para Jairo esta detención fue, al mismo tiempo, una angustia —¡la muchacha podía morirse de un momento a otro!— y una gran esperanza: si Jesús curaba a aquella mujer con sólo tocar la orla de su manto, mucho más podría detener la enfermedad de su hija.

Pero, apenas su corazón se había embarcado en esta esperanza, llegó la amarga noticia: «No molestes más al Maestro: tu hija ha muerto». Jesús oyó la noticia y miró a Jairo. ¿Cómo hablar? ¿Qué decir? Había pasado tan rápido del entusiasmo a la más cruel amargura, que ni las lágrimas llegaban a sus ojos. Fue Jesús quien habló: «No temas. Cree solamente y será salva».

Jairo no entendía nada. Sabía que la enfermedad podía curarse. Pero estimaba imposible que alguien pudiera regresar desde el otro lado de la muerte. ¿O quizá...? Recordó las lecturas de Elías y Elíseo, que más de una vez habían glosado en su sinagoga. Y se agarró a aquel clavo ardiendo.

Cuando llegaron a la casa, oyeron esa algarabía oriental que tanto contrasta con el silencio con que nosotros rodeamos hoy a los muertos. Las plañideras mercenarias —que estaban como cuervos esperando la muerte de la muchacha para ganar unos denarios— habían acudido y mesaban sus cabellos entre gritos, como si tuvieran el corazón realmente desgarrado. Entonaban letanías de elogios a la pequeña. Todos los textos bíblicos parecían haberse escrito para ella. Los tañedores de flauta hacían oír sus aires estridentes y lúgubres.

Apenas se hizo un momento de silencio al ver aparecer en la puerta al apenado padre. Jesús aprovechó este silencio para hablar. «¡Retiraos!», dijo a plañideras y flautistas, que vieron, por un momento, en peligro sus esperadas ganancias. «La niña, añadió, no está muerta, sino dormida». Ahora saltaron las carcajadas de burla. Aquella frase les pareció a todos una broma de mal gusto. El famoso taumaturgo debería tomarse, al menos, la molestia de ver a la muchacha antes de hablar. Lo sabrían ellos, que la habían amortajado con su blanco vestido de novia.

Pero Jesús no se inmutó ante las risas. Con sereno ademán de autoridad, hizo salir a todos de la casa y se quedó solo con los padres de la pequeña y con tres de los suyos. Se acercó entonces al lecho donde la niña «dormía». La tomó de la mano. Jairo pensó que tal vez se tendería, como Elíseo, sobre ella. Pero Jesús nada de eso hizo. No prorrumpió en largas oraciones y conjuros. Simplemente se dirigió a la muchacha en arameo, la lengua familiar de todos ellos, y le dijo: «¡Talitha qumi». Los evangelistas nos han conservado el sonido original de las palabras. Era una llamada en lenguaje cariñoso: Chiquilla, levántate (muñeca, levántate, traducen algunas versiones).

Todo fue así de sencillo. No hubo aspavientos ni gestos dramáticos. Fue como despertar a una persona dormida. La niña se incorporó, y se puso a andar. También esta vez los padres vacilaron un momento. Pero, luego, los abrazos parecían no concluir. Jesús debió de sonreír al ver la escena. Y, entre sonrisas, interrumpió los abrazos. ¡La muchacha estaba tan débil y pálida! «¡Dadle de comer!», dijo. Sólo ahora se dio cuenta de ello la madre. ¿Quién pensaba en eso cuando acababa de recobrarla de la muerte? Pero corrió a preparar algo. Y la muchacha miraba a todos, asombrada, mientras volvía a hacer esa cosa desacostumbrada que era el comer.

«¡Guardad silencio sobre esto!», pidió a los padres. Sabía que no le harían caso. Pero quería que, al menos, le dejaran salir tranquilo de la casa. Pero la multitud que, mientras tanto, se había acumulado a la puerta, entendió, sólo con ver su rostro al salir, que algo enorme había ocurrido allí dentro.

Aquella noche en Cafarnaún la gente tardó mucho tiempo en dormirse. No entendían. Desde hacía meses estaban ocurriendo en su alrededor tales cosas que empezaban a no saber qué era la vida y qué la muerte. Sabían, sí, que aquel extraño predicador era más que lo que parecía. Recordaban a Elías y Elíseo y comparaban. Éste hacía los prodigios con una naturalidad sorprendente. Y no explicaba nada. Les plantaba ante los hechos y se iba. Empezaban a sospechar que por sus calles caminaba alguien que era el Señor de la vida y de la muerte. Y esto les parecía tan hermoso que no se atrevían a creerlo.

Por José Luis Martín Descalzo

ARGENTINOS CLAMAN POR LA VIDA Y RENUEVAN CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN DEL PILAR


Argentinos claman por la vida y renuevan consagración a la Virgen de Luján 
Redacción ACI Prensa




Una multitud de fieles participó este domingo 8 de julio en una Misa en la que renovaron la consagración de Argentina a su patrona, la Virgen de Luján, y en la que clamaron por el respeto a toda vida humana ante la amenaza de la legalización del aborto en el país.

El pasado 14 de junio la Cámara de Diputados de Argentina aprobó el proyecto de ley del aborto por 129 votos contra 125. El texto ahora debe ser debatido por el Senado.


La iniciativa permite el aborto libre hasta la semana 14 de gestación; y hasta los nueve meses de embarazo bajo las causales de violación, riesgo de vida y salud de la madre e inviabilidad fetal. Asimismo, no contempla la objeción de conciencia.

En la Misa que este domingo presidió Mons. Oscar Ojea, Obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal de Argentina (CEA), participaron miles de jóvenes y familias, que comenzaron a llegar al Santuario Mariano de Luján desde el sábado por la noche.


Una “ola celeste” se formó alrededor de la basílica, donde muchos jóvenes portaron los pañuelos de ese color con la frase “Salvemos las dos vidas”, el lema con el que muchos argentinos defienden el derecho a vivir de los niños por hacer y sus madres.

“Convocados por nuestra Madre hemos venido desde muchos rincones del país para ponernos bajo su mirada en este momento tan delicado para nuestra Patria. Estamos perplejos y doloridos ante la posibilidad de que se sancione la ley de despenalización del aborto”, dijo Mons. Ojea en su homilía.

“Sería la primera vez que se dictaría en la Argentina y en tiempos de democracia, una ley que legitime la eliminación de un ser humano por otro ser humano”, lamentó.

El Obispo explicó luego que “la Virgen conoce este desamparo y esta tristeza, los conoce por experiencia propia al pie de la cruz”.

“Allí, Jesús la hizo Madre de todos los hombres y ante esta querida imagen de Luján que ha sabido recibir las penas y las alegrías de todo el pueblo argentino a lo largo de su historia, queremos encontrar en su tierna mirada el calor de hogar, la serenidad del corazón, la luz de la sabiduría y las fortalezas necesarias para aportar lo mejor de nosotros en este momento”, agregó.

Tras destacar que la vida “es puro don de Dios, y por eso es sagrada”, el prelado precisó que “no somos sus dueños. Somos administradores de este gran bien. Ella es el bien primero y fundamental, un bien que está más allá de nosotros. Un bien que no ‘fabricamos’ aunque tengamos la maravillosa posibilidad de transmitirlo cooperando con el Creador”.

También agradeció a “tantas madres que han sabido superar circunstancias muy complejas optando por cuidar y defender al niño que llevan consigo”.

“Los varones no podemos sentir en nuestro cuerpo la presencia de otro ser humano que crece. No podemos experimentarlo en nosotros. Son las mujeres las que nos transmiten este coraje y esta entrega por el compromiso corporal que tienen con la vida y por su cercanía con ella”.

El presidente de la CEA también alentó a que le pidan a la “Virgencita aprender a ser servidores de la vida, es decir a crear circunstancias aptas para su venida y su desarrollo. Aquellos que decimos que defendemos la vida desde  la concepción hasta su término natural pasando por todas las etapas de su crecimiento, no podemos quedarnos en enunciados y en palabras”.

“Es necesario encontrar soluciones nuevas y creativas para que ninguna mujer busque recurrir a  un desenlace que no es solución para nadie”, resaltó.

“En este Santuario se han depositado los secretos del corazón de tantas personas, especialmente de tantas madres que han encontrado descanso en la mirada misericordiosa de María. Volvamos a detenernos ante esa mirada y pidámosle que nos de su bendición”.

Para concluir, Mons. Ojea exhortó a pedirle a la Virgen que “a través nuestro mire a todos los hogares del país, especialmente a nuestros jóvenes, a nuestros niños y niñas que crecen en el vientre de sus madres y que son nuestra mayor riqueza, nuestro mayor tesoro”.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 9 JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 julio


Jesús es el indefinible, porque abarca y comprende todas las realidades humanas y divinas.

Así prefirió no responder con palabras, sino con hechos y después de curar enfermos, dar vida a los ciegos echar los espíritus malignos de los poseídos, les dice a los enviados de Juan: Vayan a contar a Juan lo que han visto y oído.

Jesús se define por su obrar, su respuesta son las obras.

El testimonio de las obras será una característica del auténtico discípulo de Jesús; cuando a él le pregunten quién es, deberá responder como su Maestro: "Miren lo que hago, cómo vivo, de qué manera obro y así podrán deducir si mi misión es la de Jesús o no."


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 8 JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
8 julio



Dice el Señor Jesús en su Evangelio que el que no se niega a sí mismo no puede ser mi discípulo; y negarse a sí mismo es destruir en sí mismo el propio egoísmo; y esto es posibilitar la construcción de Dios en sí mismo.

Por eso el darse es algo tan sublime y tan meritorio. Por eso es tan difícil. Difícil, he dicho, pero no imposible.

Ahora bien, pretender solamente lo posible y lo fácil es condenarse a la mediocridad; en cambio, el que ama, el que ama de veras, no reconoce ni límites, ni fronteras, ni dificultades, ni imposibles. Algo exagerada, pero muy sabia aquella afirmación: "hacer lo que es posible, lo hacen hasta los tontos; esforzarse por hacer hasta lo imposible, es propio sólo de los que aman".

Tenemos en Cristo nuestro mejor modelo: él se dio a sí mismo por nosotros y se dio sin límites ni retaceos y, porque se dio así, consiguió nuestra redención y la gloria del Padre.


P. Alfonso Milagro

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 9 JULIO 2018


Lecturas de hoy Lunes de la 14ª semana del Tiempo Ordinario
Hoy, lunes, 9 de julio de 2018



Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (2,16.17b-18.21-22):

Así dice el Señor: «Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Aquel día –oráculo del Señor–, me llamará Esposo mío, no me llamará ídolo mío. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 144

R/. El Señor es clemente y misericordioso

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.

Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,18-26):

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.» 
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría. 
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.» 
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy lunes, 9 de julio de 2018
 CR


Queridos amigos:

¿Timidez o inhibición? ¿Respeto o indiferencia? ¿Prudencia o desinterés? O, dicho de otra manera: ¿por qué no “tocamos” la realidad? ¿Por qué no “entramos en contacto” con la gente?

En medio de la multitud, una mujer le toca el manto y queda curada. En medio del alboroto del duelo funerario, Jesús toca a la niña y le da la vida. En medio de nuestra vida ajetreada ¿cuántos “toques cariñosos”, cuantos “contactos que dan vida” realizamos al cabo del día?

También nosotros estamos acostumbrados a tocar, en entrar en contacto. Pero habitualmente lo hacemos con aquellas realidades que nos son agradables, conocidas. Nos cuesta más “tocar” a otros, a los que no son de nuestro círculo; y, sobre todo, nos cuesta mucho “dejarnos tocar” por ellos, por los pobres, por los que no nos van a aportar cariño o satisfacción inmediata con su abrazo.

Jesús entra en contacto con los excluidos de la sociedad, con los leprosos, con los abandonados. Nosotros mantenemos una “prudente distancia” con aquellas situaciones o personas que nos pueden alterar la vida, que nos pueden complicar la existencia. ¿Qué mejor forma de comunicar la vida que llevamos dentro que “entrar en contacto” con los que más necesitan un gesto de cariño, una palabra de vida, un abrazo de consuelo o de ánimo?

Que la inhibición, la indiferencia o el desinterés no nos impidan tocar la realidad, entrar en contacto con las personas. Daremos vida, como Jesús en este Evangelio. Y recibiremos vida, como la mujer enferma, porque en los necesitados también encontraremos la fuerza de la Gracia, si sabemos llegar hasta ella.

FELIZ SEMANA





sábado, 7 de julio de 2018

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DEL DOMINGO 8 JULIO 2018


Comentario al Evangelio de hoy domingo, 8 de julio de 2018
Fernando Torres cmf



Sabrán que hubo un profeta en medio de ellos

      De entrada, no es profeta el que predice el futuro. Los adivinadores no son profetas. Además, la mayor parte de las veces se suelen equivocar. El profeta no dice lo que va a suceder sino que vive y actúa de manera que las cosas sucedan de otra forma. Tiene un estilo de vida diferente y provocativo. Su palabra conecta con realidades que tenemos olvidadas. Ante él sentimos que el terreno se mueve bajo nuestros pies, que lo que nos parece normal, a lo que estamos acostumbrados, no es tan normal. Y que no deberíamos acostumbrarnos a ello. El profeta no predice el futuro sino que nos abre a un nuevo futuro y nos invita a entrar en él. En nuestras manos está el escuchar y entrar por ese camino nuevo o rechazarlo. Pero siempre, por el terremoto que suscitó su palabra y su presencia en nuestra vida, sabremos que hubo un profeta entre nosotros. 

      Así fue profeta Jesús. Cuando volvió a su pueblo, la gente no hacía más que preguntarse y admirarse. Algo nuevo había en aquel hombre al que todos habían conocido de niño. Las palabras de Jesús estaban dichas con autoridad. Traían la novedad consigo. Hablaba de Dios como quien lo conocía de cerca y lo trataba en la intimidad. Ofrecía una esperanza nueva para los que vivían en una lucha diaria simplemente por llegar al día siguiente. Pero escuchar sus palabras obligaba a salir de esa vida rutinaria y habitual. Las palabras de Jesús sacaban de sus casillas a la gente que le escuchaba. Les hacía sentirse incómodos. Los de su pueblo prefirieron encasillarlo, pensar que estaba loco, que lo que decía no tenía sentido, que era imposible que dijese algo con sentido el que no era más que el hijo de María, el carpintero. Por eso Jesús no pudo hacer allí ningún milagro. No se abrió ningún futuro nuevo para los habitantes de Nazaret. Ellos mismos se cerraron el camino. 

      Hoy no faltan profetas. Otra cosa diferente es que les escuchemos. Tampoco los aceptamos como tales. Sencillamente porque les conocemos. Utilizamos el mismo argumento que usaron los paisanos de Jesús. Y nos cerramos a las nuevas posibilidades, caminos y esperanzas que Dios nos abre a través de ellos. Porque los profetas son hombres y mujeres animados por el Espíritu de Dios. Marcan diferencias, nos sacan de lo habitual y nos hacen intuir formas nuevas de vivir, más humanas, más fraternas, más libres, más justas. En ellos reside la fuerza de Cristo, la fuerza de Dios. Ciertamente tienen sus debilidades. No son santos de altar. Pero, como dice Pablo en la segunda lectura, casi seguro que han aprendido a vivir con ellas y a gloriarse en Cristo y no en sí mismos. Por ellos habla el Espíritu. Si no los escuchamos, ¡peor para nosotros!



Para la reflexión

      ¿Quiénes son hoy profetas para ti? Da algunos nombres, pueden ser personajes importantes o gente de tu entorno más cercano. ¿En qué medida los escuchas? ¿Sientes que, si los escuchases, podrías vivir de otra manera? ¿Ser más feliz? ¿Más libre? ¿Más justo? ¿Más solidario?

EL EVANGELIO DEL DOMINGO 8 JULIO 2018


Lecturas de hoy Domingo 14º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
 Hoy, domingo, 8 de julio de 2018



Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (2,2-5):

En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: «Hijo de Adán, yo te envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: "Esto dice el Señor." Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 122

R/. Nuestros ojos están en el Señor,
esperando su misericordia

A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R/.

Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R/.

Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos. R/.


Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,7b-10):

Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad.» Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Palabra de Dios



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,1-6):


En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. 
Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es ésa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?» 
Y esto les resultaba escandaloso. 
Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa.» 
No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.

Palabra del Señor

VEINTE REGLAS DE VIDA


Veinte reglas de vida 




El Instituto Francés de Ansiedad y Estrés, en París, trazó veinte reglas de vida. Dicen los expertos que si usted consigue asimilar diez de ellas, con seguridad aprenderá a vivir con calidad interna:

1. Haga una pausa de 10 minutos por cada 2 horas de trabajo, a lo máximo. Repita estas pausas en su vida diaria y piense en usted, analizando sus actitudes.

2. Aprenda a decir no, sin sentirse culpable, o creer que lastima a alguien. Querer agradar a todos es un desgaste enorme.

3. Planee su día, pero deje siempre un buen espacio para cualquier imprevisto, consciente de que no todo depende de usted.

4. Concéntrese en apenas una tarea a la vez. Por más ágiles que sean sus cuadros mentales, usted se cansa.

5. Olvídese de una vez por todas que usted es indispensable en el trabajo, casa, o grupo habitual. Por más que eso le desagrade, todo camina sin su actuación, a no ser usted mismo.

6. Deje de sentirse responsable por el placer de los otros. Usted no es la fuente de los deseos, ni el eterno maestro de ceremonia. 

7. Pida ayuda siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a las personas correctas.

8. Separe problemas reales de los imaginarios y elimínelos, porque son pérdida de tiempo y ocupan un espacio mental precioso para cosas más importantes.

9. Intente descubrir el placer de cosas cotidianas como dormir, comer y pasear, sin creer que es lo máximo que puede conseguir en la vida.

10. Evite envolverse en ansiedades y tensiones ajenas, en lo que se refiere a ansiedad y tensión. Espere un poco y después retorne al diálogo y a la acción.

11. Su familia no es usted, está junto a usted, compone su mundo pero no es su propia identidad.

12. Comprenda qué principios y convicciones inflexibles pueden ser un gran peso que evite el movimiento y la búsqueda.

13. Es necesario tener siempre a alguien a quien le pueda confiar y hablar abiertamente. No sirve de nada si está lejos.

14. Conozca la hora acertada de salir de una cena, levantarse del palco y dejar una reunión. Nunca pierda el sentido de la importancia sutil de salir a la hora correcta.

15. No quiera saber si hablaron mal de usted, ni se atormente con esa basura mental. Escuche lo que hablaron bien de usted, con reserva analítica, sin creérselo todo.

16. Competir en momentos de diversión, trabajo y vida entre pareja, es ideal para quien quiere quedar cansado o perder la mejor parte.

17. La rigidez es buena en las piedras pero no en los seres humanos.

18. Una hora de inmenso placer sustituye, con tranquilidad, tres horas de sueño perdido. El placer recompensa más que el sueño. Por eso, no pierda una buena oportunidad de divertirse.

19. No abandone sus tres grandes e invaluables amigas: Intuición, Inocencia y Fe.

20. Entienda de una vez por todas, definitivamente y en conclusión que usted es lo que usted haga de usted mismo.

ORACIÓN DE PROTECCIÓN


Oración de protección



Te ofrezco una oración de protección, compuesta por el Papa León 13º (1878-1903), quien ordenó rezarla al final de la Misa. Así se hizo hasta la reforma del Misal de san Pío V (1570), sustituido por el actual misal posconciliar del Papa Pablo VI (1969). En la oración pedimos el amparo de san Miguel Arcángel contra las insidias del Maligno.

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla: sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del Demonio. “Reprímale Dios”, pedimos suplicantes: y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

“El Evangelio es el primer texto de la antigüedad, donde el demonio se presenta como un enemigo al que se puede vencer. Uno de los grandes éxitos del cristianismo, en su primera difusión, se basó en el poder de los exorcistas cristianos sobre el demonio. La iglesia primitiva vivió esta certeza de vencer al “fuerte”, en nombre del “más fuerte”, Cristo”.


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO Y LOS PATRIARCAS ORIENTALES VENERAN JUNTOS LAS RELIQUIAS DE SAN NICOLÁS DE BARI


El Papa y los Patriarcas Orientales veneran juntos las reliquias de San Nicolás en Bari
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco llegó a la ciudad italiana de Bari en la mañana de este sábado 7 de julio para participar en el encuentro con los líderes de las Iglesias y de las comunidades cristianas de Oriente Medio.

Tras su aterrizaje, el Santo Padre se trasladó a la Basílica Pontificia de San Nicolás donde recibió a los Patriarcas delante de la Basílica, a los que saludó individualmente.


A continuación, el Pontífice y los Patriarcas descendieron a la cripta de la Basílica, donde veneraron juntos las reliquias de San Nicolás y encendieron la lámpara “uniflamma”, la ‘lámpara de una sola llama’, símbolo de la unicidad de la Iglesia.

Tras la veneración de los restos de San Nicolás, el Papa y los Patriaras se dirigen hacia el paseo marítimo de Bari, donde celebrarán el encuentro de oración conjunta.

Al finalizar el encuentro de oración, el Santo Padre y los Patriarcas regresarán a la Basílica de San Nicolás, donde mantendrán un diálogo a puerta cerrada.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 7 JULIO 2018

Vino nuevo, odres nuevos
Santo Evangelio según San Mateo 9, 14-17. Sábado XIII de Tiempo Ordinario.


Por: H. Rubén Tornero, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por este momento de intimidad que puedo tener contigo. Abre mi corazón. Toca mi alma y haz que experimente de tal manera tu amor, que sea capaz de abrirte mi corazón, y contarte, con la sencillez propia de un niño, todo lo que pasa en mi interior. Jesús, sáname el alma, consuela mi corazón herido y haz que llore de rodillas frente a Ti. A Ti, divino médico, a Ti, que sabes bien quién soy verdaderamente, te pido la gracia de mirarme como Tú me ves y de amar a los demás, como Tú los amas. Amén.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 9, 14-17
En aquel tiempo, los discípulos de Juan fueron a ver a Jesús y le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, mientras nosotros y los fariseos sí ayunamos?". Jesús les respondió: "¿Cómo pueden llevar luto los amigos del esposo, mientras él está con ellos? Pero ya vendrán días en que les quitarán al esposo, y entonces si ayunarán.
Nadie remienda un vestido viejo con un parche de tela nueva, porque el remiendo nuevo encoge, rompe la tela vieja y así se hace luego más grande la rotura. Nadie echa el vino nuevo en odres viejos, porque los odres se rasgan, se tira el vino y se echan a perder los odres. El vino nuevo se echa en odres nuevos y así las dos cosas se conservan".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús, hoy en el Evangelio, me dices que a vino nuevo, odres nuevos. Me invitas a cambiar de vida, a renacer en Ti. Sabes que soy un odre que ha pasado por muchas circunstancias; he intentado muchas veces contener un vino que no era el mío; vivir una vida que no es la mía, sea porque he buscado que parezca perfecta metiéndome una máscara delante de mis heridas, sea abandonándome a ellas como si nada ni nadie pudiera cambiarlas... he querido vivir vidas que no eran la mía, sueños pasajeros, placeres y amores con fecha de caducidad, que en lugar de añejarse y dejar su buen olor en mí, me han llenado de insatisfacción y del hedor propio de la hipocresía.
No más Señor, te lo ruego. No quiero seguir intentando llenarme de los estereotipos que imagino, de esa supuesta felicidad de comercial que pretende que todo sea perfecto… Basta.
Quiero amarte como soy, servirte con todas mis heridas, con todas mis ganas de amar y ser feliz. Crea en mí, Jesús, un corazón puro, un odre nuevo, capaz de recibir tu amor, madurarlo en lo interior, para luego llegar a gozar con los demás del vino propio de la alegría del Evangelio.
¿Qué significa esto: que cambia la ley? ¡No!. Significa que la ley está al servicio del hombre, que está al servicio de Dios, y para esto el hombre tiene que tener el corazón abierto. La actitud de los que dicen: "Siempre se ha hecho así..." nace de un corazón cerrado. Jesús nos dijo: "Voy a enviar al Espíritu Santo y él os conducirá a la verdad plena". Por lo tanto, si tú tienes el corazón cerrado a la novedad del Espíritu, nunca llegarás a la verdad plena. Y tu vida cristiana será una vida a medias, parcheada, remendada de cosas nuevas, pero sobre una estructura que no está abierta a la voz del Señor: un corazón cerrado, porque no eres capaz de cambiar los odres.
(Homilía de S.S. Francisco,18 de enero de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy buscaré vivir la caridad en mi vida cotidiana ayudando a alguien de manera oculta.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 7 JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
7 julio




Para el creyente, la fe se ha convertido en el motor que impulsa su vida y en la explicación que da sentido a su existencia. Es que ya la fe ha dejado de ser algo -como pudieron ser los dogmas, las verdades, las creencias- para convertirse en alguien, que es Cristo. Y ya la fe no es una mera creencia en esa persona viviente, que es Cristo, sino que ha pasado a ser la aceptación lisa y llana, la aceptación incondicional de ese Cristo que no sólo es viviente, sino también vivificante.

El cristiano se puso frente a ese Cristo, tal como es él; y se abrazó  con él, lo aceptó, se entregó a él y todo eso lo hizo por amor; y al amor no hay que pedirle razones; el amor no ama por que tenga razones para amara; el amor ama porque siente que es atraído por alguien; en este caso, el cristiano ama a Cristo porque, profundizando en su fe, lo ve, lo conoce y se siente irresistiblemente atraído por él.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 6 JULIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
6 julio



Hay quienes piensan que meditar el Evangelio es poco menos que perder el tiempo.

Otros piensan que su meditación está ya pasada de moda o que ya no se hallan en él las pautas que necesita el hombre moderno.

No caen en la cuenta de que el Evangelio más que un somnífero, es una dinamita, que siempre guarda la potencialidad de su virtud.

Unos hacen depender su fe de la fe de los demás...; por eso se parecen a la caña que mueve el viento, o a la enredadera que sube, apoyada en la pared. Se derrumba la pared y cae la planta.

No hay más que apoyo que pueda sustentar debidamente: Cristo.


P. Alfonso Milagro
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