miércoles, 20 de junio de 2018

IMÁGENES DE SANTOS Y SANTAS PARA COLOREAR





 Beata María de Jesús







Catalina Demaría Rodríguez





 San Juan Bautista De La Salle




Madre Mazzarello




San Agustín Roccelli






San Alfonso María Ligorio






San Antonio Abad




San Bacilio Magno




San Bernardo














San Cristobal









San Fernando









San Idelfonso 




San Isidoro de Sevilla




San Isidro Labrador





San José Cupertino





San José María Escrivá



























San Pedro Nolasco
















Santa Ángela Merci









 Santa Bárbara





Santa Catalina Laboure









Santa Filomena














 Santa Rafaela María





SABER ORAR


Saber orar




Cuentan que un humilde zapatero tenía la costumbre de hacer siempre sus oraciones en la mañana, al mediodía y en la tarde. Se servía de un libro de plegarias porque no se sentía capaz de dirigirse al Creador con sus pobres palabras. Un día, se sintió muy mal porque, estando de viaje, olvidó su libro.

Nuestro buen zapatero le dijo entonces a Dios: "Perdóname, Dios mío, porque necesito orar y no sé cómo. Ahora bien, ya que Tú eres un Padre de amor voy a recitar varias veces el alfabeto desde la a hasta la z, y Tú que eres sabio y bueno podrás juntar las letras y sabrás qué es lo que yo te quiero decir".


Cuenta la historia que ese día Dios reunió a sus ángeles en el cielo y les dijo conmovido que esa era la más sincera y la más bella de las oraciones que le habían hecho en mucho tiempo. Una oración con las cualidades de la plegaria que hace milagros, cierra heridas, ilumina, fortalece y acerca los corazones, es decir, una plegaria humilde, confiada, sincera y amorosa. ¡Cuánta necesidad tenemos de estas oraciones!


Todos debemos aprender a orar con el corazón, a alabar, a bendecir, a perdonar, a agradecer. Y, claro, a tener bien presente que la oración se ve en la acción, en los buenos frutos y en un compromiso por la justicia y por la paz. En efecto, actuar sin orar es desgastarse y orar sin actuar es engañarse. Por eso comparto con ustedes este comentario al Padre Nuestro, esperando deje valiosas inquietudes en su espíritu:


Di Padre, si cada día te portas como hijo y tratas a los demás como
hermanos.

Di Nuestro, si no te aíslas con tu egoísmo.

Di que estás en los cielos, cuando seas espiritual y no pienses sólo en lo material.

Di santificado sea tu Nombre, si amas a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todas tus fuerzas.

Di venga a nosotros tu Reino, si de verdad Dios es tu rey y trabajas para que Él reine en todas partes.

Di hágase Tu voluntad, si la aceptas y no quieres que sólo se haga la tuya.

Di danos hoy nuestro pan, si sabes compartir con los pobres y con los que sufren.

Di perdona nuestras ofensas, si quieres cambiar y perdonar de corazón.

Di no nos dejes caer en tentación, si de verdad estás decidido a alejarte del mal

Di líbranos del mal, si tu compromiso es por el bien.

Y di Amén si tomas en serio las palabras de esta oración.

SALTAR AL VACÍO


Saltar al vacío
Autor: P. Miguel Segura | Fuente: Catholic.net




Hay quienes pasan la vida buscando métodos de oración novedosos y de todo tipo pero, en el momento, no hablan con Dios.




Cada vez que veía fotos de hombres lanzándose desde un avión, el joven sentía la necesidad interior de estar entre ellos. Quería ser paracaidista.

-¿Por qué ellos sí y yo no? -se decía.

Lo primero que hizo fue conseguir un instructivo sobre diversos tipos de paracaídas. Después inició y concluyó un estudio comparativo de aviones modernos. Como se dio cuenta de que ignoraba muchas cosas, decidió estudiar también un master en caída de cuerpos, atracción de masas y fricción. Concluyó su preparación con un año de estudios meteorológicos y movimientos de corrientes de aire.

Por fin, cuando se sintió preparado, eligió cuidadosamente el avión. Era un bimotor que aún seguía en uso y tenía buen aspecto.

Al despegar le dijo al piloto que se dirigiera al punto que, ya antes, le había señalado en el mapa con una regla y un compás. El momento se acercaba y al elevarse el avión, el joven sentía más y más el vértigo entusiasmante de volar.

Por fin, cuando se encontraban a la altura perfecta se levantó del asiento, abrió la escotilla y sintió el viento helado en la cara. Permaneció allí unos instantes llenando los pulmones con el puro azul del cielo...

Pero no saltó.

Cerró la escotilla y mandó aterrizar. Había olvidado que para saltar hace falta una cosa más. Ser un valiente.

Conozco a quienes pasan la vida preparándose para orar; buscan métodos de oración novedosos y consejeros de todo tipo pero, llegado el momento, no hablan con Dios. Y es que para hablar con Dios hay que ejercitar la fe y olvidan que para vivir de fe hace falta... ser un valiente; o sea, pedirla.

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 20 JUNIO


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
20 junio



Jesús nos promete su paz y nos la da, pero claramente nos advierte que no debemos confundir la paz que él nos da con la paz que da el mundo.

En efecto, la alegría y la paz del mundo son pasajeras: una sonrisa, una carcajada, una fiesta con baile y música, copiosas libaciones, mucho ruido hasta altas horas de la mañana;  todo esto y cosas semejantes, que vemos en la vida mundana, pueden ocultar grandes y profundas tristezas y, con frecuencia es difícil que produzcan lacerantes desilusiones.

La paz que Cristo nos da es una paz más bien íntima, profunda, paz del alma, que luego rebosa hacia el exterior, pero que se manifiesta no bullanguera, sino mansamente.


P. Alfonso Milagro

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, 20 JUNIO


Nardo del 20 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, Corazón del Supremo Amor!

Meditación: Oh Señor, todo se ha consumado, todo nos has dado...la tierra ha crujido cual grito dado por la creación. Ha muerto el Salvador, el Hijo de Dios, lo hemos matado. Tú, mi Amado, mi Buen Jesús todo enllagado, con Tu Cuerpo destrozado te encuentras colgado, Tus Ojos se han cerrado...el cruel suplicio ha terminado. Te bajan de la Cruz, y Tu Pobre Santa Madre, desgarrada, te recibe en sus Brazos. Con gemidos y llanto, se ha atravesado su Santo Corazón por una espada de dolor. Parece acunarte como lo hacía en las claras mañanas de Belén, Ella te besa y te acaricia, tratando de devolverte la vida. Señor, permíteme besarte y acariciarte como lo hace Tu Madre, porque Tú por mí te entregaste. Permíteme dar todo por mis hermanos, aunque tenga que pasar por un calvario. Permíteme estar contigo, aún cuando no lo merezco, pues he dejado que mi corazón se ponga duro y maltrecho. Permíteme acompañarte en el dolor, porque así es el Verdadero Amor: compartir el sufrimiento y ser consuelo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Meditemos sobre los últimos momentos de la Pasión del Señor y el dolor de Su Santa Madre.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 20 JUNIO 2018

Mi Padre ve lo secreto
Santo Evangelio según San Mateo 6, 1-6. 16-18. Miércoles XI de Tiempo Ordinario


Por: H. Rubén Tornero, L.C. | Fuente: missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por estar aquí; por regalarme este momento de encuentro contigo. Sabes que quiero creer más en Ti. ¡Aumenta, por favor, mi fe! Deseo abandonarme en tus brazos amorosos igual que un niño pequeño en los brazos de su mamá. ¡Aumenta mi confianza en Ti! Anhelo ser para Ti un lugar de descanso, una morada donde todos puedan encontrarte. ¡Aumenta mi amor! En tus manos Jesús pongo todo mi corazón con todos mis anhelos y problemas, confiando en que acoges mi súplica y me darás hoy y siempre aquello que más necesito.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Tengan cuidado de no practicar sus obras de piedad delante de los hombres, para que los vean. De lo contrario, no tendrán recompensa con su Padre celestial.
Por lo tanto, cuando des limosna, no lo anuncies con trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, para que los alaben los hombres. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. En cambio, cuando tú des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes hagan oración, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora ante tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará.
Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como esos hipócritas que descuidan la apariencia de su rostro, para que la gente note que están ayunando. Yo les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sepa la gente que estás ayunando, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo secreto, te recompensará".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Hoy, Jesús, me dices que el Padre mira lo secreto. ¡Dios me mira! El Todopoderoso, creador del universo entero, cuyo poder no puedo imaginar, me mira y sonríe.
Es como si el jefe, de un trabajo muy importante, al llegar a casa por la noche entra en la habitación de su bebé, se acerca a la cuna, y no hace otra cosa que mirarlo allí, plácidamente dormido.
O como si este importante empresario fuera a un festival del Día del Padre y viera a su pequeño hacer cientos de piruetas arriba de una tarima. Todos verían a un niño que hace más o menos bien los movimientos... El padre de ese niño vería todo el esfuerzo que su hijo a puesto, y sería consciente que su hijo lo hace todo por agradarle y agradecerle... Y el papá de ese niño no podría más que sonreír.
¿Y si el niño rompe una ventana y se acerca con lágrimas en los ojos a pedir perdón? Este buen padre, por más intransigente que sea con sus empleados, quizá lo reprendería, pero no por ello dejaría de mirar a su hijito con amor.
Así imagino tu mirada, Señor. No es la mirada del juez inmisericorde que busca complacerse en el sufrimiento de los demás, de ninguna manera. Sé que me miras siempre como Padre… aunque yo no siempre me comporte como hijo.
Padre, perdóname por no haberme comportado siempre como un verdadero hijo tuyo, por haber pasado tantas veces indiferente ante mi hermano que sufre pidiendo limosna por la calle o que me ha reclamado un poco de atención y cariño en mi propio hogar. Enséñame a ser un verdadero hijo tuyo, un hermano de mi hermano, también - y, sobre todo - en lo secreto de mi corazón.
El Buen Pastor tiene el deber de guiar a su grey, de conducirla hacia verdes prados y a las fuentes de agua. No puede dejarse arrastrar por la desilusión y el pesimismo: "Pero, ¿qué puedo hacer yo?". Está siempre lleno de iniciativas y creatividad, como una fuente que sigue brotando incluso cuando está seca. Sabe dar siempre una caricia de consuelo, aun cuando su corazón está roto. Saber ser padre cuando los hijos lo tratan con gratitud, pero sobre todo cuando no son agradecidos. Nuestra fidelidad al Señor no puede depender nunca de la gratitud humana: "Tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará".
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de abril de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Al terminar mis actividades me daré el tiempo para hacer un balance o examen de mis actitudes ante Dios y los demás, si el amor no es mi motivación, poner el remedio.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

BUENAS NOCHES




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