domingo, 17 de septiembre de 2017

PERDONAR? SÍ, PERO CUÁNTO?


¿Perdonar? ¡Sí! Pero ¿cuánto?   



El domingo pasado nos quedábamos en una comunidad de hermanos que se aman, se necesitan y se perdonan. Y, como siempre, todo tiene un límite: la paciencia cuando se resquebraja, las personas cuando nos desbordamos, el vaso que rebosa de agua, el río que se sale de madre, el sol cuando calienta abundantemente y… el  perdón cuando nos parece un lujo.

Todos hemos tenido la experiencia de haber ofrecido el perdón y, a la vez, habernos quedarnos con una sensación de fracaso. Parece como si, aquel que perdona y olvida, es el que da su brazo a torcer. Pero Jesús, aun siendo Dios, nos enseña que la grandeza del hombre está en su capacidad perdonadora. El truco, o  mejor dicho, el secreto, está en cerrar en más de una ocasión los ojos y, abrir con todas las consecuencias, el corazón.

El amar sin límites de San Pablo, se complementa con el perdonar sin límites del evangelio de este domingo.

Muchas veces solemos decir aquello de “perdono pero no olvido”. El perdón se hace más real y más puro cuando se desea para el otro todo lo mejor. El perdón, además de desatarnos de nuestros propios dioses, nos hace comprender, vivir,  gustar y entender el gran amor que Dios siente por cada uno de nosotros.  ¿Perdonas? Estás cerca de Dios. ¿No perdonas? Tu corazón no está totalmente  ocupado por Dios.

El “sin límites” puede suponer en nuestra vida cristiana un imposible y un buscar justificaciones. A veces corremos el riesgo de creer, que Dios, entra en ese juego  que nosotros mismos nos montamos. Como si se tratara de un partido de futbol donde, los hinchas de uno o de otro, pretenden que Dios les ayude frente al  contrario.

En este domingo, Jesús, nos propone a las claras que nos dejemos de evasivas y que practiquemos aquello que emana del corazón de Dios por los cuatro costados: yo os perdono… haced también vosotros lo mismo.

Si muchas heridas permanecen abiertas y sangrando (en nuestras familias, sociedad, iglesia, comunidades, parroquias, política, etc.,) es en parte por la  pobreza de nuestra fe. Por la falta de comunión con Dios. Por mirarnos demasiado a  nosotros mismos y también cuando dejamos tirados en la cuneta a muchas personas que han hecho tanto por nosotros.

Cuando se vive íntimamente unido a Él, no hay obstáculo insalvable ni ofensa gigantesca. Es como aquel peregrino que, deseando llegar hasta el final de su trayecto, se dedicaba constantemente a mirar a su izquierda y a su derecha perdiendo ritmo, fuerzas e ilusión. Un compañero se le acercó y le dijo: si miras al  horizonte te irá mucho mejor y llegarás antes.

Con el perdón ocurre algo parecido. Mirando a Dios, vemos a los que nos rodean con ojos de hermanos. Olvidando a Dios, surge un cierto aire de insatisfacción de todo y de todos. No podemos ir en solitario. Apostar por la Iglesia, por la comunidad, por la parroquia, por ser cristiano… nos exige y nos empuja a entrar por debajo del dintel del perdón. ¿Que muchas veces es imposible? ¡No si miramos a Dios! ¡Ay… si nos  miramos a nosotros mismos!


© P. Javier Leoz

ERES INCAPAZ DE PERDONAR AL OTRO? ESTO ES LO QUE DICE EL PAPA FRANCISCO EN EL ÁNGELUS


¿Eres incapaz de perdonar al otro? Esto es lo que dice el Papa Francisco en el Ángelus
Por Álvaro de Juana
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa




VATICANO, 17 Sep. 17 / 05:16 am (ACI).- El protagonista del rezo del Ángelus este domingo fue el "perdón", que no se puede dar si uno cierra su corazón al amor a los demás y si uno es incapaz de sentirse perdonado, según explicó el Papa Francisco.

El Papa afirmó que el Evangelio del día “nos ofrece una enseñanza sobre el perdón, que no niega el mal inmediatamente pero reconoce que el ser humano, creado a imagen de Dios, es siempre más grande que el mal que comete”.

Francisco recordó las palabras de Jesús con las que afirma que se debe perdonar hasta setenta veces siete. “A Pedro le parece ya lo máximo perdonar siete veces a una misma persona, y quizás a nosotros nos parece ya demasiado hacerlo dos veces, pero Jesús le responde ‘setenta veces siete’”.

La parábola que pone de ejemplo Jesús del rey misericordioso y del siervo despiadado muestra hasta donde se debe perdonar. “El rey es un hombre generoso que, lleno de compasión, perdona una deuda enorme a un siervo que lo suplica. Pero este mismo siervo, apenas encuentra otro siervo como él que le debe cien denarios, se comporta de modo despiadado, haciendo que le metan en prisión”.

El Pontífice explicó que “el comportamiento incoherente de este siervo es también el nuestro cuando rechazamos el perdón a nuestros hermanos”. “Mientras, el rey de la parábola es la imagen de Dios que nos ama con un amor tan rico en misericordia que nos acoge, nos ama y nos perdona continuamente”.

“Desde nuestro bautismo Dios nos ha perdonado, condonándonos una deuda insoluble: el pecado original. Después, con una misericordia sin límites, Él nos perdona todas las culpas apenas mostremos aunque sea solo un pequeño signo de arrepentimiento”.

El Santo Padre invitó por otro lado a que cuando “estamos tentados a cerrar nuestro corazón a quien nos ha ofendido y nos pide perdón” nos “acordemos de las palabras del Padre celeste al siervo despiadado: ‘Yo te he perdonado toda la deuda porque me lo has rogado. ¿No deberías también tú tener piedad de tu compañero, así como yo he tenido piedad de ti?’”.

El Papa observó que “quien ha experimentado la alegría, la paz y la libertad interior que viene de ser perdonado, puede abrirse a su vez a la posibilidad de perdonar”.

Recordó también como en el Padrenuestro se pide: “perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

“El perdón de Dios es el signo de su desbordante amor por cada uno de nosotros; es el amor que nos deja libres para que nos alejemos, como el hijo pródigo, pero que espera cada día nuestro regreso; es el amor del pastor por la oveja perdida; es la ternura que acoge a cada pecador que llama a su puerta”.

“El Padre celeste está lleno de amor y quiere ofrecérnoslo, pero no lo puede hacer si cerramos nuestro corazón al amor por los otros”, concluyó.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 17 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 17




Quien se precie de amar a María, debe acudir a “su escuela” para aprender a orar. Ella, la Virgen orante, es la Maestra ideal que podrá enseñarnos estas celestiales lecciones de hablar con nuestro Padre y de escucharlo con atención.

María vivía abierta a lo infinito, atenta a descubrir los planes de Dios, para acogerlos y realizarlos; vivía escuchando a Dios.
Ser cristiano no es sino convertirse en una honda y plena respuesta a la voz del Señor.

Nuestra Señora del encuentro, que yo me encuentre con el Señor y viva siempre junto a Él.


* P. Alfonso Milagro

sábado, 16 de septiembre de 2017

LECTURAS BÍBLICAS Y MEDITACIÓN DEL DOMINGO 17 SEPTIEMBRE 2017


Domingo 24º del Tiempo Ordinario – Ciclo A
Domingo 17 de Septiembre de 2017

“Me perdonas siempre. No hay mancha en mi corazón que no puedas limpiar ¡GRACIAS!“



Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (27,33–28,9):

Furor y cólera son odiosos; el pecador los posee. Del vengativo se vengará el Señor y llevará estrecha cuenta de sus culpas. Perdona la ofensa a tu prójimo, y se te perdonarán los pecados cuando lo pidas. ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? No tiene compasión de su semejante, ¿y pide perdón de sus pecados? Si él, que es carne, conserva la ira, ¿quién expiará por sus pecados? Piensa en tu fin, y cesa en tu enojo; en la muerte y corrupción, y guarda los mandamientos. Recuerda los mandamientos, y no te enojes con tu prójimo; la alianza del Señor, y perdona el error.

Palabra de Dios

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Salmo

Sal 102,1-2.3-4.9-10.11-12

R/. El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia

Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R/.

No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre sus fieles;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R/.

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Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (14,7-9):

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; en la vida y en la muerte somos del Señor. Para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de vivos y muertos.

Palabra de Dios

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Lectura del santo evangelio según san Mateo (18,21-35):

En aquel tiempo, se adelantó Pedro y preguntó a Jesús: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Y a propósito de esto, el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El empleado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo.” El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el empleado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes.” El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré.” Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo pediste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?” Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre del cielo, si cada cual no perdona de corazón a su hermano.»

Palabra del Señor

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Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 18,21-35

VIVIR PERDONANDO

Los discípulos le han oído a Jesús decir cosas increíbles sobreel amor a los enemigos, la oración al Padre por los que los persiguen, el perdón a quien les hace daño. Seguramente les parece un mensaje extraordinario, pero poco realista y muy problemático.

Pedro se acerca ahora a Jesús con un planteamiento más práctico y concretoque les permita, al menos, resolver los problemas que surgen entre ellos: recelos, envidias, enfrentamientos yconflictos. ¿Cómo tienen que actuar en aquella familia de seguidores que caminan tras sus pasos? En concreto: «¿Cuántas veces he de perdonar a mi hermano cuando me ofenda?».

Antes de que Jesús le responda, el impetuoso Pedro se le adelantaa hacerle su propia sugerencia: «¿Hasta siete veces?». Su propuesta es de una generosidad muy superior al clima justiciero que se respira en la sociedad judía. Va más allá incluso de lo que se practica entre los rabinos y los grupos esenios, que hablan como máximo de perdonar hasta cuatro veces.

Sin embargo, Pedro se sigue moviendo en el plano de la casuística judía, donde se prescribe el perdón como arreglo amistoso y reglamentado para garantizar el funcionamiento ordenado de la convivencia entre quienes pertenecen al mismo grupo.

La respuesta de Jesús exige ponernos en otro registro. En el perdón no hay límites: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete». No tiene sentido llevar cuentas del perdón. El que se pone a contar cuántas veces está perdonando al hermano se adentra por un camino absurdo que arruina el espíritu que ha de reinar entre sus seguidores.

Entre los judíos era conocido el «Canto de venganza» de Lámec, un legendario héroe del desierto, que decía así: «Caín será vengado siete veces, pero Lámec será vengado setenta veces siete». Frente a esta cultura de la venganza sin límites, Jesús propone el perdón sin límites entre sus seguidores.

Las diferentes posiciones ante el Concilio han ido provocando en el interior de la Iglesia conflictos y enfrentamientos a veces muy dolorosos. La falta de respeto mutuo, los insultos y las calumnias son frecuentes. Sin que nadie los desautorice, sectores que se dicen cristianos se sirven de Internet para sembrar agresividad y odio, destruyendo sin piedad el nombre y la trayectoria de otros creyentes.

Necesitamos urgentemente testigos de Jesús que anuncien con palabra firme su Evangelio y que contagien con corazón humilde su paz. Creyentes que vivan perdonando y curando esta obcecación enfermiza que ha penetrado en su Iglesia.

EL CAPELLÁN


El capellán



El capellán se acercó al soldado herido, en medio del fragor de la batalla, y le preguntó:
— ¿Quieres que te lea la Biblia?
— Primero dame agua, que tengo sed, dijo el herido.  El capellán le convidó el último trago de su cantimplora, aún sabiendo que el agua distaba kilómetros.
— ¿Ahora?, preguntó de nuevo.
— Antes dame de comer, suplicó el herido. El capellán le dio el último mendrugo de pan que guardaba en su mochila.
— Tengo frío, fue el siguiente clamor; y el hombre de Dios se despojó de su abrigo de campaña, pese al frío que calaba, y cubrió al lesionado.  
— Ahora sí, le dijo el herido al capellán. Háblame de ese Dios que te hizo darme tu última agua, tu mendrugo y tu único abrigo. Quiero conocerlo.

QUÉ VES?


¿Qué ves?



Cierto día, hace muchísimos años, un comerciante rico y avaro, acudió a un sabio sacerdote anciano en busca de orientación. Éste lo llevó ante una ventana y le dijo:

— Mira a través de este vidrio y dime: ¿qué ves?
— Gente -contestó el rico comerciante.
— Mírate en este espejo. ¿Qué ves ahora? 
— Me veo a mí mismo -le contestó al instante el avaro-.
— He ahí, hermano, -le dijo entonces el santo varón- en la ventana hay un vidrio y en el espejo también. Pero ocurre que el vidrio del espejo está cubierto con un poquito de plata, y en cuanto hay un poco de plata de por medio, dejamos de ver a los demás y sólo nos vemos a nosotros mismos

No te encierres en ti mismo: mira a tu alrededor y, como Jesús, pasa haciendo el bien. Recuerda que él dijo: “hay más alegría en dar que en recibir”



* Enviado por el P. Natalio

LAS COMPUTADORAS Y EL CANSANCIO OCULAR


Computadoras y cansancio ocular



El cansancio ocular por usar una computadora no sólo es cosa de adultos. Los padres tienen dos tareas más para añadir a su lista de responsabilidades: una evaluación visual para sus hijos y una revisión de su computadora para detectar causas posibles del cansancio visual.

Uno de cada dos niños pasa más de cuatro horas al día frente a la pantalla de una computadora, según la American Optometric Association (AOA). La asociación añade que, sin embargo, apenas el 16 por ciento de los adultos se preocupa por que los ojos de sus hijos podrían verse afectados por pasar tanto tiempo frente a la computadora.

La asociación advierte que muchos niños podrían estar desarrollando el síndrome de visión de computadora debido a un uso prolongado de ésta.

"El uso de las computadoras es una fuente creciente de problemas visuales y los niños podrían experimentar muchos de los mismos síntomas que los adultos. Demasiado tiempo frente a una pantalla de computadora puede llevar a incomodidad de los ojos, fatiga, visión borrosa y dolores de cabeza", afirmó en una declaración preparada el optómetra Leonard Press, un especialista en aprendizaje de la visión de la AOA. "Sin embargo, algunos aspectos únicos sobre cómo usan los niños las computadoras podrían hacerlos aún más susceptibles que los adultos a estos problemas".

Según la asociación, los padres deben ser conscientes de que una estación de trabajo de computadora para adultos podría no ser apropiada para un niño, quien tal vez tenga que elevar la vista a un ángulo más alto que un adulto. Los padres también deben invertir en una silla que pueda ajustarse a la estatura de un niño. La distancia recomendada entre el monitor y los ojos para los niños es de entre 18 y 28 pulgadas (entre 46 y 71 centímetros).

Los niños podrían jugar o trabajar en una computadora con mucho resplandor por un periodo largo de tiempo sin disminuir las luces en la habitación para reducir el resplandor. Los padres pueden buscar las fuentes del resplandor sentándose frente a la computadora. Las ventanas y otras fuentes de luz no deberían ser directamente visibles cuando se sienten frente al monitor. Sostener un espejo pequeño frente a la pantalla puede ayudar a señalar cualquier fuente de luz que se refleje por encima o detrás.

Al mismo tiempo, los ojos de los niños podrían perder su capacidad para enfocar otros objetos debido al tiempo prolongado de uso de la computadora. La asociación recomienda que los niños tomen un descanso de al menos 20 segundos por cada 20 minutos de tiempo frente a la computadora.

La asociación recomienda que los padres lleven a sus hijos para un examen visual anual y discutan el uso de la computadora con su oftalmólogo. Según el College of Optometrists in Vision Development, casi uno de cada cuatro niños en edad escolar tiene problemas de la visión, pero sólo el 14 por ciento de los niños que entran en primer grado se somete a un examen visual.

La asociación también recomienda que padres y profesores estén atentos a señales de cansancio visual en los niños, como ojos rojos, frotarse los ojos, voltear la cabeza, quejas de visión borrosa o fatiga ocular, o atención limitada en las tareas visuales. Los datos entregados por la asociación indican que casi la mitad de los padres no sabe que los problemas conductuales pueden ser señal de impedimentos de la visión.

LA NECESIDAD DEL DISCERNIMIENTO


La Necesidad del Discernimiento
Siempre es de mucha utilidad el discernir y el proyectar la vida de acuerdo a la profunda experiencia que haga de Cristo.


Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net 




En la vida podemos tener varias opciones, pero sólo cuando ponemos con claridad a Cristo como la primera opción, entendemos el sentido de la vida y podemos discernir las diferentes situaciones con que nos tenemos que enfrentar. JC es el único punto de referencia que puede guiarnos a la felicidad. Así como a veces nos perdemos en el coche y buscamos un punto de referencia, así la brújula, el punto de orientación (que puede ser un edificio o algo más) eso lo que nos regresa al camino. De la misma manera Jesús y sus criterios deben ser el único punto de referencia.

Hacer lo contrario significa poner otros criterios por delante de los evangélicos para juzgar nuestra realidad, y entonces poco a poco desvirtuamos nuestra misma persona. ¿Qué criterios quedan cuando quitamos los criterios del evangelio que nacen de la experiencia personal de Cristo? Pueden quedar los criterios derivados de modo diverso del egoísmo con todas sus implicaciones pero también con todo el vacío interior y el dolor inmenso que deja en el alma de cada uno y en el alma de los demás. ¿Quién puede decir que no es vencido en ocasiones por los defectos que tiene?
Cuántos males hay en el mundo a causa de los principios equivocados con que enfrentamos la vida… Qué difícil es enfrentar el matrimonio, la educación de los hijos, la vida de cada uno desde otros criterios diferentes a los criterios del evangelio. Muchas veces nos arrepentimos de lo que hablamos o lo que decimos. Preguntarnos si en mi vida voy o no siguiendo los criterios de JC.

Jesús en el evangelio de san Mateo tras terminar su enseñanza, lo que podríamos llamar los principios evangélicos, nos regala dos parábolas. La primera para que aprendamos a distinguir y la segunda para que sepamos sobre qué base tenemos que distinguir.


La parábola de la necesidad del discernimiento

Mt. 7,15-20
15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?
17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos malos.
18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir frutos buenos.
19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.
20 Así que por sus frutos los reconoceréis.

Esta parábola nos invita a distinguir, a discernir. 

Todos tenemos siempre la tentación de seguir el camino más fácil, o el más brillante, o el que parece darnos más satisfacción. En esta cultura en la que vivimos no podemos restarnos a ello. Estamos acostumbrados a demasiadas comodidades. Nos hacemos dependientes y creemos que no podemos vivir.

Sin embargo Cristo nos avisa con gran claridad sobre la necesidad de ir un poco más allá de lo inmediato, de atrevernos a preguntarnos por lo que quizá no se ve a simple vista.

Por ejemplo, en el cuento de los 3 cochinitos los 2 primeros prefieren cantar y bailar antes de construir la casa firme, y (en el cuento original), acaban siendo comidos por el lobo. El de la cigarra y la hormiga, el de la liebre y la tortuga, etc. Dentro de estos cuentos esta la sabiduría y la ética del ser humano. Podemos ser personas que vivan al día y no pensemos en el fruto del mañana. Si quiero uvas, no puedo sembrar espinas. Si quiero higos no puedo sembrar abrojos.

Si habrá épocas difíciles, en las que quiero cosechar, hay que prepararse. No es posible que viviendo en la cultura de la comodidad tengamos frutos de esfuerzo.

Pensemos también en nuestros hijos. No pueden dar sacrificio si están acostumbrados a darse gusto en todo. ¿Cómo serán fieles en sus matrimonios si ven pornografía? ¿Si tienen relaciones muy sensibles, epidérmicas? ¿Cómo serán responsables si no les enseñamos a asumir las consecuencias de los actos? Viven en la cultura de “no pasa nada”

La vida es una y se vive una sola vez. La vida no se puede jugar con superficialidad, no se puede gastar con inconsciencia. Si me equivoqué no hay botón de “reset”, de volver a comenzar. Los principios que elegimos para que rijan nuestra existencia son tan importantes, porque en ellos nos jugamos los frutos de nuestra misma existencia.
¿Qué frutos estoy dando? ¿Qué frutos darán mis hijos? ¿Cómo los estoy formando?

Jesús, a diferencia del mundo que nos rodea, y que nos invita a no preocuparnos en exceso por las decisiones que tomamos, nos propone la urgencia de fijarnos bien en nuestras elecciones, en el modo en que enfrentamos la vida, en los frutos que queremos obtener. Planear, predecir. Lo que elegimos para hacer, nos dará ciertos frutos. Si la semilla que elijo para plantar es de abrojos ¿Cómo me va a dar higos? Y esta en mí, hacer la elección de lo que planto.

El mundo procura no mostrarnos las consecuencias de nuestras elecciones. El ejemplo del HOLA…Britney Spears…es una tragedia humana…con éxito, y aparentemente todo. Pero en que ha quedado? ¿Qué tanto nos avisó el mundo de lo que le iba a pasar? ¿Qué tanto nos advirtió? Pero si es una consecuencia lógica!!

Ciertamente que siempre puede parecer más sencillo el buscar el placer inmediato y presente, en contra de una visión de frutos para el futuro y para la trascendencia. La experiencia repetida una y otra vez es la misma, no podemos tomar a la ligera los frutos que queremos obtener de nuestra vida, y una existencia basada en la superficialidad, en lo inmediato, lleva a la frustración y a la muerte. Y esto no es filosofía abstracta. Del árbol malo, frutos malos, del árbol bueno, frutos buenos. 

Esto es la realidad que palpan cotidianamente tantos matrimonios que se rompen, tantos padres que pierden a sus hijos en los caminos de la droga o del desorden sexual, tantos hombres y mujeres maduras que constatan demasiado tarde lo vacío de la existencia que llevaron con más carcajada y exceso, que alegría y serenidad. Y parece que no pasa nada.


La parábola de la necesidad de saber sobre qué (quién) se construye.
M 5, 21-29
21 «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
22 Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?"
23 Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!"
24 «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca.
26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».
28 Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba asombrada de su doctrina;
29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.

¿Sobre que construyo? ¿En que me baso para discernir?

Jesús avisa con claridad que no se puede ir por la vida de cualquier manera. Hay un modo de ir por la vida, el de quien busca la voluntad del Padre celestial. Esta voluntad no es algo ajeno al ser humano. Al contrario, constituye su esencia más interior, porque constituye la identidad con la que fue creado para ser feliz para siempre.

La voluntad de Dios no es ajena a la mía, es mi propia felicidad.
Por eso solo es feliz quien hace la voluntad de Dios. El ser humano puede creer que busca la felicidad, pero la realidad es la que dice si en efecto la está buscando y se constata en la medida en que la vida se construye o se derrumba delante de Dios.

Ejemplo. Supongamos que un niño está viendo la tele y llega el hermano y le dice: mamá dice que te pongas a hacer la tarea. Podemos pensar que haya dos voluntades diversas:….la del niño que quiere ver la tele, y la de la mamá que quiere que haga la tarea. Pero la mamá sabe mejor que le conviene al niño. En el caso de la voluntad de Dios, lo que quiere para nosotros es solo que seamos felices para siempre, que nos ganemos el cielo, porque por eso nos ha creado. Confiar!

Fui creado solo por que Dios quiere que sea feliz. “Solo entrará en el reino de los cielos el que quiera ser feliz, el que cumpla con la voluntad de mi Padre”.
Ciertamente que a nadie le toca juzgar más que a Dios, pero los principios sobre los que construimos la vida, van siendo lo que nos conducen a la felicidad o a la desgracia. Por eso el ser humano tiene que basarse sobre la roca de la que Jesús habla en su parábola. Esta roca es el mismo Cristo. El que hizo la casa sobre arena, no quería que se cayera, pero el hecho es que se cayó…Por tanto dirigir nuestra vida desde la experiencia de Cristo.

Para ser hombre o mujer de principios, es necesario partir de la experiencia de Cristo. Los principios nacen de la capacidad de interiorizar en uno mismo y de descubrir el misterio de la propia vocación y de la voluntad de Dios sobre uno.

¿Cuáles son estos principios fundamentales para el ser humano?

Dios al crear al ser humano nos da dos principios creadores:

a) la decisión de Dios de hacer al ser humano a su imagen y semejanza
b) el espíritu divino como inicio de la vida del ser humano. El aliento o soplo de Dios, el Espíritu Santo que es el amor.

Ambos relatos del libro sagrado se complementan: Dios mismo, su Espíritu, y el amor de Dios y su decisión, nos hacen parecidos a Dios: Dios es amor.

El primer principio, el origen y el fin del ser humano es por lo tanto el amor. De ahí brotan todos los otros principios de la vida humana. El amor es principio esencial del ser humano y eje rector de todos los comportamientos y juicios que la persona hace sobre si misma y la realidad que la rodea. Nada puede ir en contra del amor, nada puede ir por encima del amor.

Pero ¿en qué consiste este amor? El amor no es un sentimiento lleno de romanticismo, sino que el amor es la entrega real y cotidiana de la propia vida por el otro.

Este es el ejemplo que el mismo Cristo nos da al definirnos con su existencia la esencia del amor. El amor que brota de Cristo es la roca de todos nuestros principios y el principio de nuestra felicidad. Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único…

Ser hombre de principios es por lo tanto y por encima de todo, ser una persona que ama y que ilumina todas las realidades de su existencia desde el amor al estilo de Cristo.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY SÁBADO 16 SEPTIEMBRE 2017


Lecturas de hoy Sábado de la 23ª semana del Tiempo Ordinario



Primera lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo 
(1,15-17):

Podéis fiaros y aceptar sin reserva lo que os digo: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero. Y por eso se compadeció de mí: para que en mí, el primero, mostrara Cristo Jesús toda su paciencia, y pudiera ser modelo de todos los que creerán en él y tendrán vida eterna. Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 112,1-2.3-4.5a.6-7 

R/. Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre

Alabad, siervos del Señor, 
alabad el nombre del Señor. 
Bendito sea el nombre del Señor, 
ahora y por siempre. R/.

De la salida del sol hasta su ocaso, 
alabado sea el nombre del Señor. 
El Señor se eleva sobre todos los pueblos, 
su gloria sobre los cielos. R/.

¿Quién como el Señor, Dios nuestro, 
que se abaja para mirar al cielo y a la tierra? 
Levanta del polvo al desvalido, 
alza de la basura al pobre. R/.

__________

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,43-49):

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol sano que dé fruto dañado, ni árbol dañado que dé fruto sano. Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se cosechan higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El que es bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque lo que rebosa del corazón, lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo? El que se acerca a mí, escucha mis palabras y las pone por obra, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificaba una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo tambalearla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó y quedó hecha una gran ruina.»

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy domingo, 
17 de septiembre de 2017


El perdón de Dios, tan grande como su misericordia

      Jesús dice que tenemos que perdonar hasta setenta veces siete. Es una forma de hablar exagerada. Para que lo entendamos bien. Significa simplemente que hay que perdonar siempre. Nadie ha tenido la posibilidad de perdonar a otra persona esa enorme cantidad de veces. La exageración continúa en la parábola. La deuda que el empleado tiene con el rey, diez mil talentos, es en la práctica imposible de pagar por lo enorme. Pensemos que las rentas anuales del rey Herodes el Grande no llegaban a los mil talentos en los tiempos de Jesús. Para el empleado no hay salida. Lo sorprendente es que el rey le perdone. Y más sorprendente todavía es que el empleado se preocupe de recuperar cien denarios de su compañero, una miseria de deuda si pensamos que un talento equivalía a seis mil denarios. 

      Todas estas exageraciones nos llevan a un dato fundamental: la misericordia de Dios es tan enorme que no podemos siquiera imaginarla. Casi se podría decir que todas nuestras ideas sobre lo bueno y lo malo, sobre el pecado, etc desaparecen frente a la misericordia de Dios. El amor de Dios por sus criaturas es tan grande que ni siquiera se habla de perdón. Es simplemente un amor que lo cubre todo, que nos envuelve totalmente. Como dice Pablo en la segunda lectura: “en la vida y en la muerte somos del Señor”. Al lado de ese amor, de esa inmensa misericordia, queda claro que cualquier cosa que nos haga uno de nuestros hermanos es nada. Por heridos y dolidos que nos sintamos. 

      Pero tendríamos que ir un paso más allá. ¿No es mucha soberbia pensar que puedo perdonar a mi hermano o hermana? Cuando hago eso, me estoy situando en el lugar del rey de la parábola. Superior a mi hermano. Me arrogo el derecho de determinar, a juzgar, no sólo que me ha ofendido y me ha herido sino que además lo ha hecho voluntariamente y, por eso, es culpable. ¿Desde cuándo me han nombrado juez de mi hermano? ¿Desde cuándo sé lo que pasa por su corazón? Eso pertenece a su intimidad y a Dios que seguramente lo verá como un hijo y lo atenderá como tal. Por mi parte, ¿no será mejor que trate de usar con mi hermano un poco de la misericordia que tiene el rey de la parábola o, mejor, de la inmensísima misericordia con que Dios me mira y compadece? Situado en esa perspectiva, es difícil que llegue a tener que “perdonar” alguna vez en mi vida a mi hermano. 



Para la reflexión

¿Cuántas veces he experimentado en mi corazón el perdón enorme y misericordioso de Dios? ¿Qué ha sido lo que he sentido? Es posible que sepa también del rencor y del deseo de revancha contra mis hermanos. ¿Qué he sentido en esos momentos? ¿Cuándo me he sentido mejor? ¿Al reconciliarme o al mantenerme en el rencor? 

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 16 SEPTIEMBRE


Los cinco minutos de María
Setiembre 16


Cada bautizado ha de ser una encarnación de Jesús; este proceso de reproducción de los rasgos de Cristo en nosotros lo realiza el Espíritu mediante la colaboración de María; nadie se ha dejado modelar con tanta perfección  como ella.
Ningún molde mejor para que nosotros vayamos haciéndonos cristianos que el regazo maternal en el que el mismo Espíritu formó la naturaleza humana de Jesucristo.
Virgen purísima, que elevaste siempre los ojos al cielo y juntaste tus manos en oración, haz que mi vida no te pierda de vista, ni a ti, ni a tu cielo.



* P. Alfonso Milagro

FELIZ FIN DE SEMANA





viernes, 15 de septiembre de 2017

EL TURISTA Y EL SABIO


El turista y el sabio


Se cuenta que un turista americano fue a El Cairo, Egipto, para visitar a un famoso sabio. Se sorprendió mucho el turista al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno de libros. Los únicos muebles que había eran una cama, una mesa y un banco.

— ¿Dónde están sus muebles? – preguntó el turista. Y el sabio rápidamente también preguntó:
— ¿Y dónde están los suyos?
— ¿Los míos? – se sorprendió el turista.
— Pero, si yo estoy aquí de paso.
— Yo también, concluyó el sabio.

La vida sobre la tierra es solamente temporal. Sin embargo algunos viven como si fueran a quedarse aquí eternamente. Mientras tengas tiempo haz buenas obras. Con ellas te asegurarás una mansión eterna en el cielo.


* Enviado por el P. Natalio

CÓMO LLEVARTE BIEN CON TU FAMILIA POLÍTICA?


¿Cómo llevarte bien con tu familia política?
Te damos algunos tips para mejorar la relación con la familia polítíca


Por: Lucía Legorreta de Cervantes | 




Cuando una persona toma la decisión de compartir su vida en pareja, no sólo lo hace con el ser amado. Quiérase o no, también la relación incluirá a la familia política.

Convivir con estos familiares es inevitable y, en gran medida, la buena o mala relación con ellos, determinará el rumbo de la pareja. Esto incluye el trato con suegros, suegras, cuñados e incluso tíos y tías.

A veces estos familiares pueden contribuir a terminar una relación en su afán por consolidarla, pero con los métodos equivocados.

Establecer, por ejemplo, esas famosas tradicionales reuniones “en casa de mis papás”, como si fueran una obligación ineludible, es bastante serio y atenta contra la flexibilidad y la espontaneidad de la relación de pareja. Pero, sobre todo, atenta contra la posibilidad de construir un modo de comunicación único e intransferible que le sirve a una pareja y nada más. Empiezan las tensiones, porque la hija o hijo político se siente obligado, más que inclinado a ir y, por lo tanto, no va a gusto.

Otras prácticas que desembocan en conflictos seguros son:

- Pedir prestado dinero.

- Demostrar a los suegros falta de apoyo por parte de la pareja (“él o ella no me entiende ni me apoya”).

- Cuando los suegros tratan de resolver los conflictos de la pareja.
- En la pareja, comparar a la esposa con la madre.

- Delegar a los suegros el papel de educadores de los hijos (es algo que está sucediendo mucho en México).

Comparto contigo algunas reglas que pueden ayudarte:

- Quiere a tus suegros, pero recuerda que no son tus padres. No los uses como confidentes hablándoles mal de tu marido o esposa, ni les llames para quejarte, llorar o reclamar cuando él o ella se porta mal. No es un niño o niña chiquita.

- Ten atenciones para con ellos y procura siempre recordar los cumpleaños y fechas importantes para felicitarlos o tener algún buen detalle.

- Si tu pareja está alejada de ellos, incentiva su reconciliación o acercamiento.

- No andes con chismes; la discreción es una virtud que no debes olvidar.

- No acuses a tu suegra con tu marido o con tu esposa. Si tienes alguna diferencia con ella, es mejor aclararla de manera diplomática.

- Comídete cuando vayas a casa de ellos. No se trata de que seas servil o te humilles, sino que ayudes y te solidarices en tareas sencillas como recoger la vajilla, lavar algún traste o poner la mesa.
- Si tienes hijos, jamás les hables mal de sus abuelos paternos o maternos.

- Nunca te pelees ni faltes el respeto a tu suegra o suegro. Recuerda que es la mamá o el papá de tu cónyuge y que también los quiere. Si la relación es insoportable, antes de perder el estilo, mejor aléjate.

- Las diferencias entre tu cónyuge y tú sólo competen a ustedes, no hagan escenitas frente a los familiares.

El padre, la madre y los hermanos de la pareja nunca van a dejar de serlo, y como tal hay que asumirlo. La realidad en nuestro país demuestra que uno de los principales motivos de consulta psicológica es precisamente los conflictos de pareja, y un aspecto que lo provoca es una mala relación con los familiares políticos.

El “estudio sobre el origen de los conflictos en la familia política” realizado en el 2011 por el Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social arrojó que en el caso de las mujeres la relación más conflictiva no es, como pudiera pensarse, con la suegra, sino con los cuñados. En cambio, en los varones la interacción más problemática sí es con la suegra, seguida por su padre político.

Debemos aceptar esta realidad, tener una relación sana con ellos es sinónimo de salud emocional, que seguramente robustecerá la vida en pareja.


Los roles adecuados serían los siguientes:

- Que los suegros respeten el espacio de la pareja.
- Mostrar independencia económica y emocional.
- Tener una vida afectiva satisfactoria.
- Que los suegros respeten las decisiones de pareja y resuelvan solos sus conflictos.
- Que la pareja asuma su rol de padres cuidando a sus hijos.

EL SEÑOR DEL MILAGRO DE SALTA, 15 SEPTIEMBRE


El Señor del Milagro de Salta
15 de Setiembre


Señor del Milagro es una advocación católica, venerada en la ciudad de Salta, provincia de Salta, norte de la República Argentina. Aproximadamente diez años después de la fundación de la ciudad de Salta, el 19 de junio de 1592, se divisaron dos grandes cajones flotando sobre las aguas del Océano Pacífico, en las cercanías del puerto del Callao en Perú. Uno de los cajones traía grabado a fuego la frase «Una virgen del Rosario para el convento de predicadores de la ciudad de Córdoba», hoy Convento de Santo Domingo, y el otro «Un Cristo crucificado para la iglesia matriz de la ciudad de Salta», imágenes barrocas (de la Escuela Castellana) que eran enviadas por el antiguo Obispo del Tucumán Fray Francisco de Victoria, que estuvo presente en la fundación de la ciudad. Jamás se supo qué embarcación las trajo desde España ni qué fue del mismo.

Una vez transportadas en procesión hasta Lima, la capital de Perú, el virrey García Hurtado de Mendoza ordenó que se cumpliera el mandato y la voluntad del Obispo Vitoria. De modo que las imágenes fueron cargadas a lomo de mula y transportadas aproximadamente 2800 km por el viejo Camino del Inca, dejando en Salta el Cristo correspondiente y continuando la peregrinación con destino a la ciudad de Córdoba. En Salta, la imagen cuya autoría se atribuyen a Juan Martínez Montañés, fue recibida con entusiasmo en el llamado desde entonces Campo de la Cruz y, luego de un solemne oficio religioso, ubicaron el Cristo crucificado en el altar de las ánimas —o sacristía de la iglesia matriz— donde fue olvidado por largo tiempo.

Luego de 100 años de la llegada de la imagen a Salta, exactamente a las 10 de la mañana del 13 de septiembre de 1692, un gran temblor sacudió la ciudad de Esteco, que quedó definitivamente arruinada, por lo que poco más tarde sería despoblada. El sismo fue también percibido en Salta, donde causó grandes daños, aunque no tan graves como en Esteco.

En la Iglesia Matriz de Salta se encontraba una imagen de la Inmaculada, que posteriormente se llamaría «Virgen del Milagro». Cuenta la tradición, que los asustados salteños pensaron que su ciudad sería destruida, pero los daños no fueron tan graves; en cambio, el templo había sufrido graves daños. Al ingresar al templo, se encontró la imagen de la Virgen en el suelo, a los pies del Cristo, como si lo mirara en actitud orante, sin que sufriera ningún daño en su rostro ni manos, pese al gran tamaño de la imagen y la altura desde la cual había caído. Los colores del rostro habían cambiado, quedando pardo y macilento. Este hecho fue interpretado como una súplica e intercesión de la Virgen ante su Hijo, con el resultado de los escasos daños sufridos por la ciudad.

La imagen fue llevada a la casa del donde fue exhibida toda la noche y rodeada de orantes. Al día siguiente, la imagen fue colocada en el exterior de la Iglesia Matriz. Allí se confirmó que los colores del rostro seguían cambiando.

Los temblores de tierra continuaron, aunque con menos intensidad. Uno de los Padres de la Compañía de Jesús, José Carrión, afligido por la situación sintió una voz, con toda claridad, que le decía «mientras no sacasen al Cristo en procesión, no cesarían los terremotos». El sacerdote se dirigió urgentemente a comunicar el mensaje recibido. Los padres jesuitas recordaron la imagen enviada por Vitoria, entraron al templo y bajándola con mucha dificultad la acomodaron en andas que sirvieron para sacarla al atrio de la derruida iglesia, liberando del encierro la imagen luego de un siglo entero. La colocaron frente a la iglesia que la Compañía de Jesús tenía en el centro de la ciudad, y el pueblo acudió al templo con antorchas encendidas. Las campanas llamaron a penitencia y la imagen fue sacada en procesión por los fieles salteños, con el ruego de que cesaran los temblores.

Al amanecer del día 15 la tierra dejó de temblar, aunque volvió a estremecerse a la noche, en medio de procesiones y rogativas. Al cesar los estremecimientos, el día 16 renació la calma y con ella se comenzó a hablar del «milagro». Días más tarde se tuvo noticias de la destrucción de Esteco, lo cual aumentó la magnitud del «milagro» obrado por la Virgen y el Señor de la iglesia de Salta.

Una nueva historia empezaba para esta sencilla imagen y para los salteños, que conservan hasta hoy su culto y su devoción.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES 15 SEPTIEMBRE 2017, NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES


Lecturas de hoy Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores
15 septiembre



Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (5,7-9):

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna. 

Palabra de Dios

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Salmo
Sal 30,2-3a.3b-4.5-6.15-16.20

R/. Sálvame, Señor, por tu misericordia

A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí. R/.

Ven aprisa a librarme,
sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R/.

Sácame de la red que me han tendido,
porque tú eres mi amparo.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

Pero yo confío en ti, Señor,
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares:
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para tus fieles,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R/.

________________

Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (19,25-27):

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.

Palabra del Señor

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Comentario al Evangelio de hoy viernes, 15 de septiembre de 2017


Después de contemplar la Cruz de Jesús, la liturgia nos propone contemplar a la Madre que "está junto a la Cruz" ("Stabat Mater iuxta crucem"). Hoy hacemos memoria de Nuestra Señora, la Virgen de los Dolores. Os propongo, en primer lugar, contemplar su imagen serena, tal como la reflejó la pintura de El Greco. En palabras de Cristina Kaufmann, la carmelita que meditó hondamente sobre este cuadro, "María lleva en sus ojos todo el martirio de su corazón y al mismo tiempo aflora en su mirada todo el sufrimiento de Jesús. Lo interior de María y lo exterior se han totalmente encontrado en el espejo de sus ojos, convertidos en un lago insondable de amor y de dolor".

De este hermoso y sereno cuadro os propongo saltar ahora a un cuadro contemporáneo, en el que la figura de la Madre Dolorosa se multiplica en los rostros de las madres que han vivido en carne propia los horrorres de la guerra, las madres refugiadas que huyen con su familia. No es necesario que busquemos pongamos aqui un rostro concreto, en los medios de comunicación aparecen muchas todos los días.

El evangelio nos propone el "triángulo joánico": Jesús, la madre, y el hijo. Es la nueva comunidad universal que nace con la muerte de Jesús. Solo superamos las barreras que nos dividen, el dolor que nos desgarra, cuando "estamos junto a la cruz de Jesús" y acogemos en nuestra casa a su madre.
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