martes, 25 de abril de 2017

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 25 DE ABRIL DEL 2017


El Evangelio se escribe con la vida
San Marcos 16,15-20. II Martes de Pascua



Por: H. Javier Castellanos LC | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Permíteme encontrarte, Señor Jesús. Tú, que me has dado una misión en la Iglesia y en la sociedad, dame tu luz para saber qué debo hacer. Concédeme también tu gracia y apoyo para realizar tu voluntad. Gracias, Señor, por haberme llamado a ser tu testigo y confiar en mí. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 16,15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: "Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrogarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos".
El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La oración es un encuentro personal con Cristo. Y hoy le debemos este encuentro a san Marcos. Él pudo acompañar a Pedro y Pablo en sus viajes apostólicos. Escuchó atentamente su anuncio de la Buena Nueva y puso todo en un libro, el Evangelio.San Marcos nos ha dejado un maravilloso testimonio de Jesús. Y dos mil años después seguimos nutriéndonos con lo que escribió.
A nosotros nos toca escribir también un Evangelio para transmitir a las generaciones que vienen; pero no en papel, ni en formato electrónico, sino con la propia vida. Así fue el Evangelio que predicó san Pedro y el resto de los Apóstoles: dejaron su casa en Galilea para estar con el Señor. Tres años después, son testigos de su pasión, muerte y resurrección. Se encontraron así con aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida. Y no podían callar este encuentro; a los cincuenta días de la Pascua salieron a las plazas y las calles de Jerusalén para anunciar la salvación que nos trajo Cristo.
Como su maestro, curaron paralíticos, expulsaron demonios, resucitaron muertos. Pero, sobre todo, fundaron la Iglesia, un signo ante el mundo de "un solo corazón y una sola alma" (He 4, 32). Años más tarde, incluso en Roma se hablaba de los cristianos: "Mirad cómo se aman". Como dice el Papa Francisco: "Todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio,portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy." (Homilía, 3 de abril 2016)
Es tarea personal, sí, pero ¿depende todo de nuestras fuerzas? Ciertamente que no, y por eso le pedimos todos los días, "¡Venga tu Reino!" Nos dice el Evangelio de hoy: "El Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban". Y siempre lo hace, si somos dóciles a su acción.
"Todos estamos llamados a ser escritores vivos del Evangelio, portadores de la Buena Noticia a todo hombre y mujer de hoy. Lo podemos hacer realizando las obras de misericordia corporales y espirituales, que son el estilo de vida del cristiano. Por medio de estos gestos sencillos y fuertes, a veces hasta invisibles, podemos visitar a los necesitados, llevándoles la ternura y el consuelo de Dios. Se sigue así aquello que cumplió Jesús en el día de Pascua, cuando derramó en los corazones de los discípulos temerosos la misericordia del Padre, exhaló sobre ellos el Espíritu Santo que perdona los pecados y da la alegría."

(S.S. Francisco, 3 de abril del 2016).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy daré una limosna para ayudar a los pobres.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

SALMO 88: CANTARÉ ETERNAMENTE TUS MISERICORDIAS, SEÑOR


Sal 88,2-3.6-7.16-17

R/. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor



Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades. 
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad.» R/. 

El cielo proclama tus maravillas, Señor, 
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles. 
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios? 
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/. 

Dichoso el pueblo que sabe aclamarte: 
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro; 
tu nombre es su gozo cada día, 
tu justicia es su orgullo. R/.

LA PARADOJA DE LA VIDA


La paradoja de la vida




Dicen que Dios creó al burro y le dijo: serás burro, trabajarás de sol a sol, cargarás sobre tu lomo todo lo que te pongan y vivirás 30 años.

El burro contestó: Señor, seré todo lo que me pidas, pero 30 años es mucho............ ¿porque no mejor 10 años?
Y Dios creo al burro

Después creó al perro y le dijo..... serás perro, cuidarás las casas de los hombres, comerás lo que te den y vivirás 25 años.
El perro contestó: Señor, seré todo lo que me pidas, pero 25 años es mucho ¿porque no mejor 10 años?
Y Dios creó al perro.

Luego Dios creó al mono y le dijo... serás mono, saltarás de árbol en árbol, harás payasadas para divertir a los demás y vivirás 15 años.

El mono contestó: Señor, seré todo lo que me pidas, pero 15 años es mucho ¿porque no mejor 5 años?
Y Dios creó al mono.

Finalmente Dios creó al hombre y le dijo... Serás el más inteligente.... dominarás el mundo.......... y vivirás 30 años.
El hombre contestó: Señor........ seré todo lo que me pidas, pero 30 años es poco ¿por qué no me das los 20 que no quiso el burro, los 15 que rechazó el perro, y los 10 que no aceptó el mono?
Y Dios creó al hombre.

Así es como el hombre vive 30 años como hombre... luego se casa y vive 20 años como burro, trabajando de sol a sol y cargando con la familia...luego se jubila y vive 15 años como perro... cuidando la casa, comiendo lo que le den... y termina viviendo 10 años como mono... saltando de casa en casa de los hijos y haciendo payasadas para divertir a los chicos.

Esta es la paradoja de la vida.

TEST DE AUTOVALORACIÓN


 Test de autovaloración



Diseñado por el doctor Robert Spitzer, jefe de investigación biométrica del Instituto Psiquiátrico del Estado de Nueva York, la prueba PRIME-MD puede realizarse sin ayuda de un médico.

Contestar:

a. casi nunca
b. varios días
c. más de la mitad de los días
d. casi cada día

Pregunta: Durante las dos últimas semanas, ¿con qué frecuencia se ha visto incomodado por lo siguiente?

1. ¿Poco interés o placer por las cosas?
2. ¿Se ha sentido abatido, deprimido o sin esperanza?
3. ¿Ha tenido problemas para quedarse dormido o para dormir, o ha dormido demasiado?
4. ¿Se ha sentido cansado o con poca energía?
5. ¿Tiene poco apetito o ha comido en exceso?
6. ¿Se siente mal consigo mismo, piensa que es un fracasado o se ha dejado abatir por su familia?
7. ¿Tiene problemas para concentrarse, como en la lectura de diarios o en ver la televisión?
8. ¿Se mueve o habla tan lentamente que otras personas se han dado cuenta? O bien lo contrario: ¿se siente tan nervioso o inquieto que se mueve bastante más de lo habitual?
9. ¿Alguna vez ha pensado en las dos últimas semanas que estaría mejor muerto, o en hacerse daño a sí mismo de alguna forma?

Diagnostico

• Si ha contestado afirmativamente a la pregunta 9, debe consultar de inmediato a un buen psiquiatra, que le examinará más meticulosamente para determinar si su actitud es realmente suicida u homicida.

• Si ha contestado a la pregunta 1 ó 2 con “casi cada día” y a cinco o más preguntas desde la 2 hasta la 8 con “casi cada día”, es probable que está sufriendo de una gran depresión. Si eso le sorprende, recuerde que, la mayor parte de la gente con depresión clínica permanece sin diagnosticar o recibe un diagnóstico incorrecto. De hecho, el 20 por ciento de la población sufre actualmente de depresión y esa cifra es muy probable que aumente. Lo mejor es que consulte con un buen profesional y analice con su médico los beneficios que le pueden aportar la psicoterapia y la terapia farmacológica.

• Si ha contestado “varios días” a dos o más de la preguntas anteriores, sufre de un estado de ánimo bajo. Así pues, le resultará difícil pensar positivamente sin variar antes su estado de ánimo. John Ratey, de la Universidad de Harvard, a acuñado la expresión "depresión en la sombra" para referirse a alguien que cuenta con menos de los criterios necesarios para que se le diagnostique una depresión clínica, a pesar de lo cual sufre verdaderas dificultades para afrontar los desafíos de la vida y se acusa a sí mismo de sus fracasos sociales, académicos y profesionales. El doctor Spitzer va incluso más lejos al decir que la depresión se produce a lo largo de un espectro, de un modo muy similar a los que sucede con el colesterol elevado o la presión arterial alta. El hecho de que la elevación sea suave no significa que no se la pueda tratar. Si no está deprimido, pero su estado de ánimo es bajo, quizá desee consultar con su médico la cuestión de la psicoterapia o la terapia farmacológica.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 25 DE ABRIL


Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
25 de abril 




La misión profética de la Madre de Jesús no consistió sólo en traerlo físicamente a este mundo, sino en mostrar su verdadero espíritu, aquel espíritu de Cristo que Él imprimió fuertemente y con exquisitez en el alma de su Madre.

La misión profética que por el bautismo ha descendido sobre todo cristiano, debe cumplirse hacia afuera, después de haberla grabado interiormente en nuestro espíritu; el cristiano ha de compenetrarse del Mensaje que debe profetizar, proclamar, transmitir.

Y una vez que ese Mensaje se ha hecho carne en su espíritu y en su vida, la profecía sale en sus palabras, en sus obras y en su vida.

Madre de la Iglesia, que yo cobre conciencia de que debo hacer Iglesia allí donde Dios me ha puesto.

TENEMOS MIEDO DE LAS SORPRESAS DE DIOS... ÉL NOS SORPRENDE SIEMPRE


Tenemos miedo de las sorpresas de Dios ... Él nos sorprende siempre


¿Estamos cansados, decepcionados, pensamos no lo podemos conseguir? No nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas.


Por: SS Francisco | Fuente: Catholic.net 



Queridos hermanos y hermanas

(...) Las mujeres habían seguido a Jesús. Lo habían escuchado, se habían sentido comprendidas en su dignidad, y lo habían acompañado hasta el final, en el Calvario y en el momento en que fue bajado de la cruz.

Podemos imaginar sus sentimientos cuando van a la tumba: una cierta tristeza, la pena porque Jesús les había dejado, había muerto, su historia había terminado. Ahora se volvía a la vida de antes. Pero en las mujeres permanecía el amor, y es el amor a Jesús lo que les impulsa a ir al sepulcro.

Pero, a este punto, sucede algo totalmente inesperado, una vez más, que perturba sus corazones, trastorna sus programas y alterará su vida: ven corrida la piedra del sepulcro, se acercan, y no encuentran el cuerpo del Señor. Esto las deja perplejas, dudosas, llenas de preguntas: «¿Qué es lo que ocurre?», «¿qué sentido tiene todo esto?» (cf. Lc 24,4).

¿Acaso no nos pasa así también a nosotros cuando ocurre algo verdaderamente nuevo respecto a lo de todos los días? Nos quedamos parados, no lo entendemos, no sabemos cómo afrontarlo. A menudo, la novedad nos da miedo, también la novedad que Dios nos trae, la novedad que Dios nos pide.

(...)

Tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Queridos hermanos y hermanas, en nuestra vida, tenemos miedo de las sorpresas de Dios. Él nos sorprende siempre. Dios es así.

Hermanos y hermanas, no nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas. ¿Estamos acaso con frecuencia cansados, decepcionados, tristes; sentimos el peso de nuestros pecados, pensamos no lo podemos conseguir? No nos encerremos en nosotros mismos, no perdamos la confianza, nunca nos resignemos: no hay situaciones que Dios no pueda cambiar, no hay pecado que no pueda perdonar si nos abrimos a él.

(...) las mujeres, encuentran la tumba vacía, el cuerpo de Jesús no está allí, algo nuevo ha sucedido, pero todo esto todavía no queda nada claro: suscita interrogantes, causa perplejidad, pero sin ofrecer una respuesta. Y he aquí dos hombres con vestidos resplandecientes, que dicen: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado» (Lc 24,5-6). Lo que era un simple gesto, algo hecho ciertamente por amor – el ir al sepulcro –, ahora se transforma en acontecimiento, en un evento que cambia verdaderamente la vida. Ya nada es como antes, no sólo en la vida de aquellas mujeres, sino también en nuestra vida y en nuestra historia de la humanidad. Jesús no está muerto, ha resucitado, es el Viviente. No es simplemente que haya vuelto a vivir, sino que es la vida misma, porque es el Hijo de Dios, que es el que vive (cf. Nm 14,21-28; Dt 5,26, Jos 3,10). Jesús ya no es del pasado, sino que vive en el presente y está proyectado hacia el futuro, Jesús es el «hoy» eterno de Dios.

Así, la novedad de Dios se presenta ante los ojos de las mujeres, de los discípulos, de todos nosotros: la victoria sobre el pecado, sobre el mal, sobre la muerte, sobre todo lo que oprime la vida, y le da un rostro menos humano.

Y este es un mensaje para mí, para ti, querida hermana y querido hermano. Cuántas veces tenemos necesidad de que el Amor nos diga: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? Los problemas, las preocupaciones de la vida cotidiana tienden a que nos encerremos en nosotros mismos, en la tristeza, en la amargura..., y es ahí donde está la muerte. No busquemos ahí a Aquel que vive.

Acepta entonces que Jesús Resucitado entre en tu vida, acógelo como amigo, con confianza: ¡Él es la vida!

1. Si hasta ahora has estado lejos de él, da un pequeño paso: te acogerá con los brazos abiertos.

2. Si eres indiferente, acepta arriesgar: no quedarás decepcionado.

3. Si te parece difícil seguirlo, no tengas miedo, confía en él, ten la seguridad de que él está cerca de ti, está contigo, y te dará la paz que buscas y la fuerza para vivir como él quiere.

(...) Las mujeres se encuentran con la novedad de Dios: Jesús ha resucitado, es el Viviente. Pero ante la tumba vacía y los dos hombres con vestidos resplandecientes, su primera reacción es de temor: estaban «con las caras mirando al suelo» – observa san Lucas –, no tenían ni siquiera valor para mirar. Pero al escuchar el anuncio de la Resurrección, la reciben con fe. Y los dos hombres con vestidos resplandecientes introducen un verbo fundamental: Recordad. «Recordad cómo os habló estando todavía en Galilea... Y recordaron sus palabras» (Lc 24,6.8).

Esto es la invitación a hacer memoria del encuentro con Jesús, de sus palabras, sus gestos, su vida; este recordar con amor la experiencia con el Maestro, es lo que hace que las mujeres superen todo temor y que lleven la proclamación de la Resurrección a los Apóstoles y a todos los otros (cf. Lc 24,9). Hacer memoria de lo que Dios ha hecho por mí, por nosotros, hacer memoria del camino recorrido; y esto abre el corazón de par en par a la esperanza para el futuro. Aprendamos a hacer memoria de lo que Dios ha hecho en nuestras vidas.

(...) Pidamos al Señor: 

1. Que nos haga partícipes de su resurrección: nos abra a su novedad que trasforma, a las sorpresas de Dios, tan bellas;

2. Que nos haga hombres y mujeres capaces de hacer memoria de lo que él hace en nuestra historia personal y la del mundo;

3. Que nos haga capaces de sentirlo como el Viviente, vivo y actuando en medio de nosotros;

4. Que nos enseñe cada día, queridos hermanos y hermanas, a no buscar entre los muertos a Aquel que vive.

Fragmento de la Homilía del Papa en la Misa de la Vigilia Pascual Basílica Vaticana. Sábado Santo 30 de marzo de 2013. 

MENOR PROTAGONISTA DEL MILAGRO DE PASTORCITOS DE FÁTIMA ESTARÁ EN CANONIZACIÓN


Menor protagonista del milagro de pastorcitos de Fátima estará en canonización
Crédito: Daniel Ibañez (ACI Prensa)




FÁTIMA, 24 Abr. 17 / 05:41 pm (ACI).- El menor que fue curado por intercesión de los Beatos Francisco y Jacinta Marto, los videntes de la Virgen de Fátima, estará presente en la canonización de ambos que presidirá el Papa Francisco el próximo 13 de mayo en Portugal.

La información fue dada a conocer por el sitio oficial de la visita del Papa, que indicó además que esta persona, cuya identidad, sexo y edad aún no ha sido divulgada, estará presente en la Misa acompañado de su familia.

“El día 11 de mayo, la familia va a hacer una declaración en Fátima sobre el milagro, y estará disponible para hablar con los comunicadores, y asistirá, el día 13, a la canonización de los pastorcitos”, informa el comunicado en el sitio web.

“Hasta entonces, la familia no va a dar entrevistas ni hacer declaraciones, porque desean que su testimonio sea hecho en el Santuario de Fátima”, agrega la nota.

Asimismo señalan que “la identidad del menor y los detalles exactos de la curación están en reserva, no pudiendo ser divulgados por la postulación de la Causa de Canonización de los Santos”.

El milagro aprobado por el Papa, según indica Radio Vaticano, tuvo como protagonista a una persona que quedó en coma luego de caer desde una altura de siete metros, lo que exigió una delicada cirugía.

Los médicos esperaban que, si sobrevivía, esta persona quedaría con graves secuelas, pero tres días después de ingresar al hospital fue dada de alta sin ninguna complicación.

El milagro fue aprobado por el Papa Francisco el 23 de marzo, y hace unos días se anunció que la ceremonia canonización de los pastorcitos se celebrará el 13 de mayo en Portugal.

BUENOS DÍAS!!




lunes, 24 de abril de 2017

LA MURALLA DE NIEVE

LA MURALLA DE NIEVE





Cuando comenzó el año 1814, las tropas de suecos, cosacos, alemanes y rusos estaban a media hora de marcha de la ciudad de Sleswick. Cada día, llegaban noticias terribles desde el campo sobre el comportamiento de los soldados. Se pensaba que el ataque final llegaría la medianoche del 5 de enero, que se acercaba.

En las afueras de la ciudad, en el lado por donde venían los enemigos, había una casa solitaria, y en ella había una anciana creyente, que estaba orando seriamente con las palabras de un antiguo himno, para que Dios levantase una muralla alrededor de ellos, de forma que el enemigo no pudiera atacarles. En esa misma casa vivían su hija, viuda, y su nieto, un joven de 20 años. Él oyó la oración de su abuela, y no pudo evitar decir que no comprendía cómo ella podía pedir algo tan imposible como que un muro se construyera alrededor de la casa para librarlos del enemigo. La anciana añadió:
- "Sin embargo, ¿piensas que si fuera la voluntad de Dios construir una muralla alrededor de nosotros, sería imposible para Él?

Llegó la terrible noche del 5 de enero y a la medianoche, los soldados empezaron a entrar en todos lados. La casa de la que hablábamos estaba cerca de la carretera, y era mayor que las casas que estaban cerca, que eran solo casas muy pequeñas. Sus habitantes miraban con ansias o temor cómo los soldados entraban en una y otra casa para pedir lo que quisieran; pero todos pasaron de largo de su casa.

Durante todo el día había habido una terrible nevada (la primera del invierno) y hacia la noche la tormenta se hizo tan violenta que apenas se reconocía con otros años.

Al final cuatro partidas de cosacos llegaron, porque la nieve no los dejaba entrar antes en la ciudad por otro camino. Esta parte de las afueras estaba un poco lejos de la ciudad misma. Las casas cercanas a donde vivía la anciana se vieron así llenas con 50 o 60 de estos hombres salvajes. Fue una noche terrible para los que vivían en esa parte de la ciudad, llena a rebosar con tropas enemigas. Pero ni un solo soldado entró en la casa de la abuela; y en medio de los gritos de alrededor ni siquiera se oyó un golpe en la puerta para asombro de la familia.

A la mañana siguiente, cuando salió el sol, vieron la causa. La tormenta había descargado una cantidad tal de nieve entre la carretera y la casa que no se podía llegar allí.

- "¿Ves ahora, hijo mío," -dijo la anciana- "que fue posible para Dios levantar una muralla alrededor de nosotros?".

LA TRISTEZA, COSA NEFASTA


La tristeza, cosa nefasta
La tristeza, un enemigo oscuro y sórdido que corroe, de manera taimada, lo mejor que hay en el hombre


Por: Estanislao Martín Rincón | Fuente: Catholic.net 




A poco que uno entre en contacto con la Pascua, aparece como rasgo distintivo, como santo y seña de este tiempo, la cuestión de la alegría. Y aparece también, por contraste, su contrario, la tristeza, a la cual me ha parecido conveniente dedicar alguna reflexión.

Recuerdo que hace ya muchos años llamó mucho mi atención un artículo del sacerdote y escritor José Luis Martín Descalzo titulado “El pecado de la tristeza” y recuerdo también que la primera reacción fue una cierta sensación de incomodidad ante el título, una mezcla de extrañeza y enfado a la vez. Me sentí molesto solo con el título porque a mi parecer la expresión por sí sola encerraba injusticia.

- “Pues es lo que le falta a quien está triste, que encima le digan que está pecando -pensé-. Como si no tuviera bastante con su propia aflicción”.

Tras el desconcierto inicial del título, la lectura del artículo iba despejando dudas a medida que el autor se explicaba con su claridad y sensatez acostumbradas. Traigo a colación esta cuestión de la tristeza porque me parece que conviene volver sobre ella una y otra vez, me parece que es de lo más actual y considero muy útil hablar de ello. He llegado al convencimiento de que tenemos en la tristeza un tóxico generalizado y escurridizo, un enemigo oscuro y sórdido que corroe, de manera taimada, lo mejor que hay en el hombre; una especie de carcoma del corazón y a la vez, un elemento de disgregación social. Así habla de ella la Vulgata: “Como la polilla al vestido y la carcoma a la madera, así la tristeza daña el corazón del hombre” (Prov 25, 20).

Aunque la tristeza es un fenómeno tan común y tan corriente que no necesitamos definirlo, sí me ha parecido oportuno ponerlo al lado de su contrario, la alegría, para entenderlo en sus verdaderas dimensiones. En nuestra mejor tradición se define a la alegría como “la complacencia en el bien poseído o esperado”. La idea de alegría está necesariamente unida al bien. La alegría no es otra cosa que la respuesta global de la persona humana ante un bien. No hay alegría, ni posibilidad de ella, si el bien no entra en escena. Esta es la cuestión: el bien. Aquí está la clave para encarar el problema de la tristeza.

Es evidente que el mal está muy extendido. El mal es amplio, abundante y campa a sus anchas, ciertamente. Y me atrevería a decir más: el mal es mucho más abundante y está mucho más extendido de lo que podemos llegar a captar. Yo barrunto que no tenemos capacidad para hacernos una idea cabal de la extensión del mal que hay en el mundo. Ni de su extensión ni de su “intensión” (perdónese el neologismo). Aunque tengamos noticia de muchas manifestaciones del mal, al mal no lo vemos, lo que vemos son sus expresiones concretas. Si son muchas las que nos llegan es porque hay muchas más. Cada noticiario no es sino una apretada dosis de las más llamativas desgracias y perversidades acaecidas en cualquier lugar del mundo cada día. Si de manera tan resumida es mucho el mal del que se nos informa, eso significa que hay mucho más todavía. Todo esto es cierto, pero no es casual, no es así por azar porque en los grandes medios de comunicación nada ocurre al azar, nada hay fuera de control. Cabe concluir, por tanto, que la divulgación de la maldad humana responde a una estrategia diseñada y puesta en práctica con toda intención. Y cabe concluir también que detrás de la propagación del mal no puede estar de  manera interesada sino el propio mal.

Pues bien: no podemos hacer el juego a esta estrategia. No podemos tener ojos solo para el mal. No podemos poner el acento, solo ni preferiblemente, en lo mal que está todo porque cada vez que lo hacemos nos convertimos en peones y colaboradores de esa estrategia perversa. Quien ve mal por todas partes no tiene ninguna posibilidad de complacerse en nada. La cosa tiene más gravedad de lo que pudiera parecer, porque es un asunto que nos atañe no solo de manera individual, y aunque tiene un componente afectivo importante, no es principalmente una cuestión afectiva. El mal engendra tristeza, la tristeza conduce al odio y el odio recae siempre sobre los demás. El odio, como el amor, necesita siempre de otro; el odio como el amor, exige siempre alteridad porque nadie se odia a sí mismo. Uno puede reconocer cosas que le gustan de sí mismo, pero no puede odiarse porque nadie de carne y hueso puede odiarse a sí mismo. “Nadie odia su propia carne” (Ef 5, 29). Cuando esta cadena maléfica (mal-tristeza-odio) echa raíces en el alma, el hombre entra en una espiral de opacidad y de negrura más que peligrosa. Lo diré con mayor claridad y contundencia: La tristeza puede prender en el alma, pero quien no la afronta con decisión para erradicarla, se deja deslizar por una rampa que acaba en el infierno. Quizá ahora podamos entender el mandato bíblico que escribió San Pablo: “Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres” (Flp 4,4). Y quizá ahora podamos entender por qué los autores espirituales han hablado de la tristeza como pecado.

¿Qué clase de pecado? Una variante de la pereza que consiste en la modorra y el torpor para salir de la oscuridad de uno mismo. Porque este es uno de los grandes efectos demoledores de la tristeza: que mete al hombre en sí mismo y lo incapacita para salir de sus angustias. Lo encierra en sí mismo, lo ofusca y lo va asfixiando cada vez más, lo recuece en su propio jugo y lo paraliza; impide ver las necesidades ajenas (bastante tiene con las propias) y obstaculiza la apertura a los demás.

Pensando en ti, lector querido, se me ocurre que tal vez me hagas la siguiente objeción: todo lo dicho está muy bien, pero solemos ver el mal concreto como en un tablero de ajedrez, vemos sus causas y sus consecuencias, sus agentes y sus responsables y vemos también qué se podría hacer para evitarlo. Dicho de otro modo, tenemos razón. Pues bien, este es el segundo rasgo hacia el que deseo fijar tu atención: el hecho de tener razón. ¡Cuánto nos gusta y de qué poco sirve! ¡Tenemos tantas razones para abonar la tristeza, tantas para instalarnos en ella! Este es el gran problema, que nadamos en aguas de tristeza y de abatimiento cargados de razón. Le llamo problema porque lo es. Tener razón es quizá el mayor ejercicio de inmanencia al que estamos acostumbrados porque tener razón es algo que no trasciende, no escapa de nosotros mismos ya que surge en nuestro interior y en nuestro interior se queda. Y por eso precisamente nos vuelve hacia nosotros, nos enroca metiéndonos en nosotros mismos, nos empuja a dar vueltas a nuestro propio yo una y otra vez. Si te das cuenta, lector, esto es justamente lo contrario de lo que hace en nosotros el amor, que es sacarnos de nuestras fronteras acercándonos a los demás, hacer que nos preocupemos de cómo les van las cosas a los otros, volcarnos hacia afuera.

El tener razón nos ensimisma, el amar nos lleva a dedicarnos a los problemas del prójimo. Lo primero nos constriñe, lo segundo nos dilata; aquello nos empequeñece, esto otro nos hace grandes; la tristeza generada por la búsqueda de tener razón nos “egoistiza”, la alegría que procede del amor nos lleva a darnos. ¿Ves por qué no se nos ha dicho que busquemos tener razón y en cambio sí se nos ha mandado -como único precepto- amar a los demás?

Por ser enemiga del bien, mala es la tristeza, y peor aún si se ayunta con el tener razón. Cosa bien distinta es el dolor. También conviene dejarlo claro, porque el dolor sí es compatible con el bien. Y no solo compatible, sino fuente de él.

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 24 DE ABRIL DEL 2017


Identidad
San Juan 3, 1-8. II Lunes de Pascua



Por: H. Iván Yoed González, L.C. | Fuente: www.missionkits.org 





En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a recordar las tantas veces en que he podido ver tu bondad en mi vida. Aumenta esa confianza que me une a Ti. Regálame la sencillez para poder mirarte con simple gratitud. Aumenta mi simplicidad y ponme frente a Ti en este instante. Quiero estar contigo.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 3, 1-8
Había un fariseo llamado Nicodemo, hombre principal entre los judíos, que fue de noche a ver a Jesús y le dijo: "Maestro, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces, si Dios no está con él".
Jesús le contestó: "Yo te aseguro que quien no renace de lo alto, no puede ver el Reino de Dios". Nicodemo le preguntó: "¿Cómo puede nacer un hombre siendo ya viejo? ¿Acaso puede, por segunda vez, entrar en el vientre de su madre y volver a nacer?".
Le respondió Jesús: "Yo te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne, es carne; lo que nace del Espíritu, es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: 'Tienen que renacer de lo alto'. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Fue de noche a ver a Jesús. Nicodemo, pobre hombre. Se movía entre los suyos pero ya no se sentía parte de ellos. Alguien había llegado a su vida; alguien había cambiado sus planes; o al menos no dejaba de interpelarlo para que lo hiciera. Cristo había pasado por su vida y él ya no podía resistir mucho más. Sin embargo, tenía miedo. Quería estar con el Señor, quería expresarle su buena voluntad; quería compartirle que tenía una pobre fe, pero que la tenía.
Sin embargo, aún no cogía valor suficiente. Estaba caminando con "prudencia"… quizá demasiada. Valiente fue a ver a Jesús, pero fue de noche. ¿Qué habría pasado si hubiese ido a encontrarlo de día? Es peligroso de verdad mostrar tu fe frente a la gente. Si el mundo no se cae, al menos tu fama, tu previa imagen, aquella por la que trabajaste tanto tiempo y por la que trabajas en cada instantepuede caer. Ahora me aprecian, me valoran, tengo una personalidad que, si bien no es querida por todos, al menos simpatiza con algunos. Y no sé qué haría si se me pidiera mostrar mi fe. En otras palabras, no sé qué pasaría si la gente supiera que creo en Ti.
Podemos pensar que Nicodemo estaba recorriendo un camino de conversión. Que el encuentro de hoy sería un paso de un futuro cambio. Pero el cambio, al final de cuentas, tendría que darse. Y si el cambio no se diera, mucho habría sido en vano… ¿tal vez todo?
¿En qué aprovecha creer a medias?, ¿no es lo mismo que no creer? Existe una cosa que se llama identidad. Ella da libertad; pero sólo si existe plenamente. Si creo en Ti, Señor, entonces ¡te pido que sea desde que mis ojos se abren por la mañana hasta cuando los cierro por la noche! Dame autenticidad; dame fuerzas. Estoy disponible. Estoy verdaderamente abierto a tu gracia.
"El verdadero protagonista de todo esto es el Espíritu Santo. Cuando Jesús habla de "nacer de nuevo", nos hace entender que es el Espíritu el que nos cambia, el que viene de cualquier parte, como el viento: escuchemos su voz. Solo el Espíritu es capaz de cambiar nuestra actitud, de cambiar la historia de nuestra vida, cambiar nuestra pertenencia."

(Homilía de S.S. Francisco, 13 de abril de 2015, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré hacer una oración antes de comenzar a cumplir mis tareas de cada día, para ponerme en las manos del Señor y permanecer en ellas.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.

Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

TRAS MIS HUELLAS Y A MI LADO


Tras mis huellas y a mi lado
Tras mis huellas, a mi lado, Dios me sigue. Con respeto a mi libertad, con misericordia y ayuda.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




Estoy en camino. Con mis decisiones escojo la meta y el modo de alcanzarla. El futuro avanza entre seguridades y misterios. La vida continúa sin descanso.

Cada paso marca el camino. Parece que mucho depende de mí, aunque también mucho está en las manos de otros.

Tras mis huellas, a mi lado, Dios me sigue. Con respeto a mi libertad. Con deseos de mi cariño. Con ofrecimientos de misericordia y de ayuda.

¿Por qué insiste en Su Amor? ¿Por qué no deja al hombre decidir su presente y su futuro? Porque un Padre lo es siempre: no puede abandonar a cada uno de sus hijos.

Me sorprende este Dios tan humilde y tan potente. Podría obligarme a amar, pero prefiere mis opciones libres. Así arriesga mucho, pero consigue mucho más: amor.

Porque sólo una creatura llega a amar si vive libremente. Y Dios no quiere esclavos, sino hijos que aman y se dejan abrazar por Su cariño.

Tengo ante mí un nuevo día. Pienso en tantas cosas que debo hacer o que me gustaría llevar a cabo. El tiempo no es elástico. Hay que ponerse a trabajar.

Entre mis pensamientos, Dios se asoma con respeto. Llama a la puerta. Desea que le mire, que descubra su pasión de enamorado.

Si le abro, entrará, y habrá cena y fiesta (cf. Ap 3,20). Entonces mi jornada tendrá una luz maravillosa, brillará ya ahora con una belleza y una frescura que salta hasta la vida eterna (cf. Jn 4,14).

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 24 DE ABRIL


Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
24 de abril




Cuando hablamos del mundo, ordinariamente hablamos de la humanidad, de los hombres, y cuando invocamos a María como reina del mundo, la estamos llamando Reina y Señora de todos los hombres, sean cuales fueren las circunstancias históricas en que desarrollan su vida.
María se preocupa de todas esas circunstancias que afectan a sus hijos, los hombres redimidos: sufre con los que sufren, trabaja con los que trabajan, se angustia con los oprimidos, protege a los enfermos, los ancianos y los huérfanos, goza con los que se sienten felices, camina con los peregrinos y caminantes, está al lado de los moribundos y recibe a los niños que vienen a este mundo.

Madre y maestra, no te apartes de mi lado en ningún momento de la vida, pero sobre todo en la hora de mi muerte.

FELIZ SEMANA!!

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