viernes, 14 de abril de 2017

HACER PENITENCIA ES ANDAR DE RODILLAS O FLAGELARSE?


¿Hacer penitencia es andar de rodillas o flagelarse?




 (ACI).- Una de las prácticas espirituales que los cristianos solemos realizar en Semana Santa es la penitencia, pero también existen otras como el ayuno, la abstinencia, la oración, de las cuales nos hemos ocupado en días anteriores.

La penitencia implica realizar un examen de conciencia y tener un propósito de enmienda para no volver a cometer las mismas faltas.

Después que confesamos nuestros pecados a un sacerdote, él nos impone el cumplimiento de una penitencia.

Según el P. Donato Jiménez, cada penitencia corresponderá a los errores que cometimos. Por ejemplo, en el caso del robo, se tratará de devolver los objetos o dar limosna a los pobres.

De acuerdo con el catecismo de la Iglesia, la penitencia debe expresarse en las obras de misericordia. Podemos ayudar a nuestros amigos o familiares en alguna necesidad que tengan, visitar a los parientes o amistades que están en los hospitales o en asilos, entre otras cosas. También el ayuno y la oración son formas de ayuda espiritual.

ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN DE LOS SACERDOTES


Oración por la santificación de los sacerdotes
Foto: ACI Prensa




 (ACI).-  Jueves Santo, Jesús instituyó el Sacramento del Orden sacerdotal; por lo cual, se celebra el día del sacerdote. Este sacramento del orden es recibido por todos aquellos que se ven llamados por Dios a dedicar su vida a la salvación eterna de sus hermanos.

A continuación una Oración por la Santificación de los Sacerdotes, de Santa Teresita del Niño Jesús:


Oh Jesús que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas
protege a tus sacerdotes (especialmente a: ..............)
en el refugio de tu SAGRADO CORAZÓN.

Guarda sin mancha sus MANOS CONSAGRADAS,
que a diario tocan tu SAGRADO CUERPO,
y conserva puros sus labios teñidos con tu PRECIOSA SANGRE.

Haz que se preserven puros sus Corazones,
marcados con el sello sublime del SACERDOCIO,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.

Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu Santo Amor los proteja de todo peligro.

Bendice Sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el Cielo. Amén.

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY VIERNES SANTO 14 ABRIL 2017


«Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: ‘Todo está cumplido’. 
E inclinando la cabeza entregó el espíritu»




Hoy celebramos el primer día del Triduo Pascual. Por tanto, es el día de la Cruz victoriosa, desde donde Jesús nos dejó lo mejor de Él mismo: María como madre, el perdón —también de sus verdugos— y la confianza total en Dios Padre.

Lo hemos escuchado en la lectura de la Pasión que nos transmite el testimonio de san Juan, presente en el Calvario con María, la Madre del Señor y las mujeres. Es un relato rico en simbología, donde cada pequeño detalle tiene sentido. Pero también el silencio y la austeridad de la Iglesia, hoy, nos ayudan a vivir en un clima de oración, bien atentos al don que celebramos.

Ante este gran misterio, somos llamados —primero de todo— a ver. La fe cristiana no es la relación reverencial hacia un Dios lejano y abstracto que desconocemos, sino la adhesión a una Persona, verdadero hombre como nosotros y, a la vez, verdadero Dios. El “Invisible” se ha hecho carne de nuestra carne, y ha asumido el ser hombre hasta la muerte y una muerte de cruz. Pero fue una muerte aceptada como rescate por todos, muerte redentora, muerte que nos da vida. Aquellos que estaban ahí y lo vieron, nos transmitieron los hechos y, al mismo tiempo, nos descubren el sentido de aquella muerte.

Ante esto, nos sentimos agradecidos y admirados. Conocemos el precio del amor: «Nadie tiene mayor amor que el de dar la vida por sus amigos» (Jn 15,13). La oración cristiana no es solamente pedir, sino —antes de nada— admirar agradecidos.

Jesús, para nosotros, es modelo que hay que imitar, es decir, reproducir en nosotros sus actitudes. Hemos de ser personas que aman hasta darnos y que confiamos en el Padre en toda adversidad.

Esto contrasta con la atmósfera indiferente de nuestra sociedad; por eso, nuestro testimonio tiene que ser más valiente que nunca, ya que el don es para todos. Como dice Melitón de Sardes, «Él nos ha hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida. Él es la Pascua de nuestra salvación».


Rev. D. Francesc CATARINEU i Vilageliu 
(Sabadell, Barcelona, España)

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY VIERNES SANTO 14 DE ABRIL 2017


Lecturas de hoy Viernes Santo
 viernes, 14 de abril de 2017




Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (52,13–53,12):

Mirad, mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho. Como muchos se espantaron de él, porque desfigurado no parecía hombre, ni tenía aspecto humano, así asombrará a muchos pueblos, ante él los reyes cerrarán la boca, al ver algo inenarrable y contemplar algo inaudito. ¿Quién creyó nuestro anuncio? ¿A quién se reveló el brazo del Señor. Creció en su presencia como brote, como raíz en tierra árida, sin figura, sin belleza. Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Él soportó nuestros sufrimientos y aguantó nuestros dolores; nosotros lo estimamos leproso, herido de Dios y humillado pero él fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Nuestro castigo saludable cayó sobre él, sus cicatrices nos curaron. Todos errábamos como ovejas, cada uno siguiendo su camino; y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, voluntariamente se humillaba y no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca. Sin defensa, sin justicia, se lo llevaron, ¿quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo lo hirieron. Le dieron sepultura con los malvados, y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como expiación; verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 30,2.6.12-13.15-16.17.25

R/. Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu

A ti , Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo.
A tus manos encomiendo mi espíritu: 
tú, el Dios leal, me librarás. R/.

Soy la burla de todos mis enemigos,
la irrisión de mis vecinos,
el espanto de mis conocidos;
me ven por la calle, y escapan de mí.
Me han olvidado como a un muerto,
me han desechado como a un cacharro inútil. R/.

Pero yo confío en ti, Señor, 
te digo: «Tú eres mi Dios.»
En tu mano están mis azares;
líbrame de los enemigos que me persiguen. R/.

Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón,
los que esperáis en el Señor. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (4,14-16;5,7-9):

Mantengamos la confesión de la fe, ya que tenemos un sumo sacerdote grande, que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios. No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado. Por eso, acerquémonos con seguridad al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia que nos auxilie oportunamente. Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, cuando en su angustia fue escuchado. Él, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Evangelio segúnto según san Juan (18,1–19,42)
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Juan (18,1–19,42):


C. En aquel tiempo, salió Jesús con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, y entraron allí él y sus discípulos. Judas, el traidor, conocía también el sitio, porque Jesús se reunía a menudo allí con sus discípulos. Judas entonces, tomando la patrulla y unos guardias de los sumos sacerdotes y de los fariseos, entró allá con faroles, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre él, se adelantó y les dijo:
+ «¿A quién buscáis?»
C. Le contestaron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Les dijo Jesús:
+ «Yo soy.»
C. Estaba también con ellos Judas, el traidor. Al decirles: «Yo soy», retrocedieron y cayeron a tierra. Les preguntó otra vez:
+ «¿A quién buscáis?»
C. Ellos dijeron:
S. «A Jesús, el Nazareno.»
C. Jesús contestó:
+ «Os he dicho que soy yo. Si me buscáis a mí, dejad marchar a éstos»
C. Y así se cumplió lo que había dicho: «No he perdido a ninguno de los que me diste.» Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó e hirió al criado del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha. Este criado se llamaba Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro:
+ «Mete la espada en la vaina. El cáliz que me ha dado mi Padre, ¿no lo voy a beber?»
C. La patrulla, el tribuno y los guardias de los judíos prendieron a Jesús, lo ataron y lo llevaron primero a Anás, porque era suegro de Caifás, sumo sacerdote aquel año; era Caifás el que había dado a los judíos este consejo: «Conviene que muera un solo hombre por el pueblo.» Simón Pedro y otro discípulo seguían a Jesús. Este discípulo era conocido del sumo sacerdote y entró con Jesús en el palacio del sumo sacerdote, mientras Pedro se quedó fuera a la puerta. Salió el otro discípulo, el conocido del sumo sacerdote, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La criada que hacía de portera dijo entonces a Pedro:
S. «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?»
C. Él dijo:
S. «No lo soy.»
C. Los criados y los guardias habían encendido un brasero, porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos de pie, calentándose. El sumo sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de la doctrina. Jesús le contestó:
+ «Yo he hablado abiertamente al mundo; yo he enseñado continuamente en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he dicho nada a escondidas. ¿Por qué me interrogas a mí? Interroga a los que me han oído, de qué les he hablado. Ellos saben lo que he dicho yo.»
C. Apenas dijo esto, uno de los guardias que estaban allí le dio una bofetada a Jesús, diciendo:
S. «¿Así contestas al sumo sacerdote?»
C. Jesús respondió:
+ «Si he faltado al hablar, muestra en qué he faltado; pero si he hablado como se debe, ¿por qué me pegas?»
C. Entonces Anás lo envió atado a Caifás, sumo sacerdote. Simón Pedro estaba en pie, calentándose, y le dijeron:
S. «¿No eres tú también de sus discípulos?»
C. Él lo negó, diciendo:
S. «No lo soy.»
C. Uno de los criados del sumo sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro le cortó la oreja, le dijo:
S. «¿No te he visto yo con él en el huerto?»
C. Pedro volvió a negar, y enseguida cantó un gallo. Llevaron a Jesús de casa de Caifás al pretorio. Era el amanecer, y ellos no entraron en el pretorio para no incurrir en impureza y poder así comer la Pascua. Salió Pilato afuera, adonde estaban ellos, y dijo:
S. «¿Qué acusación presentáis contra este hombre?»
C. Le contestaron:
S. «Si éste no fuera un malhechor, no te lo entregaríamos.»
C. Pilato les dijo:
S. «Lleváoslo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.»
C. Los judíos le dijeron:
S. «No estamos autorizados para dar muerte a nadie.»
C. Y así se cumplió lo que había dicho Jesús, indicando de qué muerte iba a morir. Entró otra vez Pilato en el pretorio, llamó a Jesús y le dijo:
S. «¿Eres tú el rey de los judíos?»
C. Jesús le contestó:
+ «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?»
C. Pilato replicó:
S. «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?»
C. Jesús le contestó:
+ «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.»
C. Pilato le dijo:
S. «Conque, ¿tú eres rey?»
C. Jesús le contestó:
+ «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»
C. Pilato le dijo:
S. «Y, ¿qué es la verdad?»
C. Dicho esto, salió otra vez adonde estaban los judíos y les dijo:
S. «Yo no encuentro en él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?»
C. Volvieron a gritar:
S. «A ése no, a Barrabás.»
C. El tal Barrabás era un bandido. Entonces Pilato tomó a Jesús y lo mandó azotar. Y los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le echaron por encima un manto color púrpura; y, acercándose a él, le decían:
S. «¡Salve, rey de los judíos!»
C. Y le daban bofetadas. Pilato salió otra vez afuera y les dijo:
S. «Mirad, os lo saco afuera, para que sepáis que no encuentro en él ninguna culpa.»
C. Y salió Jesús afuera, llevando la corona de espinas y el manto color purpúra. Pilato les dijo:
S. «Aquí lo tenéis.»
C. Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias, gritaron:
S. «¡Crucifícalo, crucíficalo!»
C. Pilato les dijo:
S «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuentro culpa en él.»
C. Los judíos le contestaron:
S «Nosotros tenemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque se ha declarado Hijo de Dios.»
C. Cuando Pilato oyó estas palabras, se asustó aún más y, entrando otra vez en el pretorio, dijo a Jesús:
S. «¿De dónde eres tú?»
C. Pero Jesús no le dio respuesta. Y Pilato le dijo:
S. «¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y autoridad para crucificarte?»
C. Jesús le contestó:
+ «No tendrías ninguna autoridad sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso el que me ha entregado a ti tiene un pecado mayor.»
C. Desde este momento Pilato trataba de soltarlo, pero los judíos gritaban:
S. «Si sueltas a ése, no eres amigo del César. Todo el que se declara rey está contra el César.»
C. Pilato entonces, al oír estas palabras, sacó afuera a Jesús y lo sentó en el tribunal, en el sitio que llaman "el Enlosado" (en hebreo Gábbata). Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia el mediodía. Y dijo Pilato a los judíos:
S. «Aquí tenéis a vuestro rey.»
C. Ellos gritaron:
S. «¡Fuera, fuera; crucifícalo!»
C. Pilato les dijo:
S. «¿A vuestro rey voy a crucificar?»
C. Contestaron los sumos sacerdotes:
S. «No tenemos más rey que al César.»
C. Entonces se lo entregó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el rey de los judíos.» Leyeron el letrero muchos judíos, porque estaba cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato:
S. «No, escribas: "El rey de los judíos", sino: "Éste ha dicho: Soy el rey de los judíos."»
C. Pilato les contestó:
S. «Lo escrito, escrito está.»
C. Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron:
S. «No la rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca.»
C. Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre:
+ «Mujer, ahí tienes a tu hijo.»
C. Luego, dijo al discípulo:
+ «Ahí tienes a tu madre.»
C. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo:
+ «Tengo sed.»
C. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo:
+ «Está cumplido.»
C. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.» Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos, pidió a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. Llegó también Nicodemo, el que había ido a verlo de noche, y trajo unas cien libras de una mixtura de mirra y áloe. Tomaron el cuerpo de Jesús y lo vendaron todo, con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Palabra del Señor

VIERNES SANTO!!








miércoles, 12 de abril de 2017

IMÁGENES DE JUEVES SANTO





















LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS


LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS



Les preguntó un maestro de novicios a sus discípulos:

-¿Que opinión debe importarle más a un hombre?

-La de los otros hombres-respondió uno.

-La de su familia-opinó otro.

-La de sus amigos-aventuró un tercero.

Dijo el maestro:

-Todas esas opiniones son muy importantes, pero ninguna más que la propia opinión. A los demás los podemos engañar, a nosotros mismos no. Tarde o temprano la verdad llega con su luz.

Entonces nos vemos cuales somos y nos juzgamos sin error. Tal es el juicio final.

No importa nada que todos los hombres digan bien de mí si de mí mismo pienso mal. Y nada importa que todo el mundo piense mal de mí si yo aprobé mi examen de conciencia.

Los novicios quedaron en silencio. Entendieron que el tribunal superior lo lleva cada cual dentro de sí.

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 12 - 13 - 14 - 15 - 16 ABRIL


Los cinco minutos de María
12 de abril 



La amistad con Dios y con la Virgen es un tema del que poco se escribe, poco se lee, en el que poco se medita y que, en consecuencia, poco se vive; se piensa que es casi una falta de respeto creer que Dios puede ser nuestro amigo y considerar y sentir a la Virgen María como nuestra mejor amiga.

Ofezcamos a Jesús y a la Virgen sentimientos de una verdadera y purísima amistad, tratémoslos con sencillez y confianza, seguros de que esto es lo que a ellos agrada y esto es lo que ellos quieren y esperan de nosotros.

Madre, Dios nos ha encomendado a tus cuidados maternales. Cumple tu oficio con nosotros y presérvanos de todo mal para ser verdaderos discípulos de tu Hijo.


*Alfonso Milagro


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Los cinco minutos de María
13 abril  

Alfonso Milagro



Otra invocación letánica —"Virgen Prudentísma"— merece nuestra meditación. María mostró su prudencia al analizar la propuesta del ángel antes de aceptarla; al cuidar al Niño Jesús, apartándolo de todo peligro, aunque para ello tuviera que huir a Egipto; al no aparecer en público durante la predicación de Jesús, para no obstaculizar su obra.
La virtud de la prudencia es la que regula todas las demás virtudes, que, si no se viven conforme a la prudencia, dejan de serlo. La prudencia nos señala el cómo, dónde y cuándo se deben realizar las cosas; antes de obrar hay que pensar; no pensemos después de haber obrado, para analizar si hemos obrado bien.

Madre, no permitas que nunca me olvide de que soy tu hijo, y haz que siempre me porte como corresponde a un hijo tuyo.

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Los cinco minutos de María 
14 abril

Alfonso Milagro


El Papa Paulo VI ha llamado a la Virgen "Estrella de la evangelización", porque la evangelización necesita una Luz que oriente e ilumine el camino.
Si evangelizar es dar a conocer a Jesús, María fue la primera evangelizadora, pues ella lo mostró a los pastores de Belén, a los magos de Oriente, a los Apóstoles y primeros discípulos de Jesús.
Ella recorre ahora el mundo acompañando a los misioneros del Evangelio, dándoles fuerza y entusiasmo, concediéndoles hasta las fuerzas físicas que se necesitan. Preside el trabajo de evangelización de la Iglesia; anima las comunidades cristianas; y los cristianos acuden siempre a ella y reciben su ayuda.

Madre, no permitas que nunca me olvide de tí; pero si yo llego a olvidarme de ti, aún entonces tú no te olvides de mí.

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Los cinco minutos de María 
15 abril
Alfonso Milagro




A ninguna criatura ha querido Dios tanto como a su propia Madre, y sin embargo ninguna criatura ha sufrido tanto como ella.
Es que quizá no pueda darse un error tan grande y tan pernicioso como el de pensar que el dolor es un castigo de Dios; nada más erróneo.

Dios permite que sus hijos e hijas sufran para unirlos e identificarlos más con el dolor salvador de Jesucristo. El dolor ofrecido a Dios por amor, sobre todo el dolor del inocente, del que sufre por amar de verdad, salva y purifica al mundo. Sólo quien ama en profundidad conoce el sentido del dolor, e intuye que florecerá en resurrección.

Más aún: cuando el amor ilumina el sufrimiento, éste se convierte en fuente de paz y de comprensión del sufrimiento de los demás.


Madre amable, enséñanos el sentido de sufrir por Dios con amor.


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Los cinco minutos de María 
16 abril
Alfonso Milagro




La página del Evangelio que nos refiere la pérdida del Niño Jesús, y la susbsiguiente búsqueda de su Madre hasta encontrarlo en el Templo, nos está dando las pautas para nuestra búsqueda de Dios.
El hombre es el eterno peregrino que se dirige a Dios, sintiendo su necesidad, buscando su presencia, anhelando su posesión, añorando su amor. Un peregrino que da pasos vacilantes y cansados, pero siempre ordenados a la búsqueda del Señor.
El caminante se apoya en un báculo, que le facilita el caminar; el báculo del cristiano peregrinante hacia la patria celestial ha de ser María; si en ella te apoyas, no caerás; si en ella confías, no te desalentarás; si ella te acompaña, no te perderás.


Madre de Dios, signo de esperanza y de consuelo para el caminante, sé también ahora mi apoyo seguro.

PAPA FRANCISCO: JESÚS SE DEJÓ DESPEDAZAR POR LA MUERTE PARA SALVAR LA HUMANIDAD


Papa Francisco: Jesús se dejó “despedazar por la muerte” para salvar a la humanidad
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: Lucía Ballester / ACI Prensa



VATICANO, 12 Abr. 17 / 04:25 am (ACI).- Para explicar el sentido de la cruz, el Papa Francisco recurrió a la imagen evangélica de la semilla que cae en tierra y muere para que crezca una planta y de fruto: “Jesús vivió el amor hasta el final, dejándose despedazar por la muerte, como una semilla que cae en tierra”.

Durante la Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Santo Padre contrapuso la esperanza terrena a la esperanza de la cruz.


Francisco recordó cómo entró Jesús en Jerusalén “con la aclamación festiva de los discípulos y de mucha gente”, y reflexionó sobre los acontecimientos posteriores que llevaron a la Pasión del Señor.

“¿Quién de aquellos habría imaginado que poco después Jesús sería humillado, condenado y ajusticiado en una cruz?”, se preguntó “La esperanza terrena de aquella gente se rompió delante de la cruz. La esperanza terrena se quebró, pero renació la esperanza nueva, aquella esperanza que dura para siempre. Nosotros creemos que en la misma cruz, nuestra esperanza renació. Es una esperanza diferente la que nace de la cruz. Es una esperanza diferente a la que quebró. ¿De qué esperanza se trata?”

A entender en qué consiste esa esperanza de la cruz “nos puede ayudar aquello que el mismo Jesús dice después de haber entrado en Jerusalén: ‘Si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto’. Podemos pensar en un grano, en una pequeña semilla que cae a la tierra. Si se queda cerrado en sí misma, no sucede nada. Si, por el contrario, germina, se abre, entonces da vida a una espiga, a un brote, y luego a una planta que dará fruto”.

“Jesús ha llevado al mundo una esperanza nueva, y lo ha hecho a la manera de las semillas: se ha hecho pequeño, como una semilla de trigo, ha dejado a un lado su gloria celeste para venir donde nosotros: ‘ha caído en tierra’. Pero todavía no era suficiente”.

El Pontífice explicó que, por ese motivo, la muerte en la cruz era necesaria. “Justo ahí, en el punto extremo de su humillación, que es también el punto más alto del amor, germinó la esperanza. Si alguno de vosotros me pregunta: ‘¿De dónde nace la esperanza?’, la respuesta está en la cruz. Mira la cruz, mira a Cristo crucificado, y de ahí te llegará la esperanza que no se apaga nunca. Aquella que dura toda la vida eterna”.

“Y precisamente germinó por la fuerza del amor, porque el amor, que ‘todo lo espera, todo lo soporta’, el amor que es la vida de Dios, lo ha renovado todo. De esta manera, en la Pascua, Jesús transformó nuestro pecado en perdón, nuestra muerte en resurrección, nuestro miedo en fe. Y lo hizo al cargar con todo ello sobre sus espaldas. Es por esto por lo que allí, sobre la cruz, nació y renace siempre nuestra esperanza. Por eso, con Jesús toda nuestra oscuridad puede transformarse en luz, cada derrota en victoria y cada decepción en esperanza”.

Además, el Papa también subrayó que “cuando elegimos la esperanza de Jesús, descubrimos que la forma victoriosa de vivir procede de esa semilla, de ese amor humilde. No hay otra forma de vencer el mal y dar esperanza al mundo. Podéis decir: ‘No, es una lógica derrotista’. Podría parecerlo, sí, que es una lógica derrotista, porque el que ama, pierde poder. ¿Habéis pensado en esto? El que ama, pierde poder. El que da, se desposee de lo que tiene. Y el amor es un don”.

Por otro lado, advirtió contra la voracidad insaciable de querer cada vez más cosas. “He conseguido algo, pero pronto quiero algo mayor, y así siempre, y no me siento nunca satisfecho. Cuanto más se tiene, más se quiere. Quien es voraz, nunca se siente saciado. Jesús lo dice de una manera clara: ‘Quien ama la propia vida, la perderá’. Es decir, el que se ama a sí mismo y vive por sus intereses, si confía sólo en sí, lo pierde todo, hasta la vida. Quien, por el contrario, acepta, está disponible y sirve, vive a la manera de Dios: entonces es victorioso, se salva a sí mismo y a los demás: se convierte en semilla de esperanza para el mundo”.

En todo este proceso, concluyó el Papa Francisco, el paso por la cruz es ineludible. “Este amor verdadero pasa por medio de la cruz, del sacrificio, de Jesús. La cruz es el paso obligado, pero no es la meta: la meta es la gloria, como nos enseña la Pascua. Y nos ayuda otra imagen bellísima que Jesús dejó a sus discípulos durante la Última Cena. Dice: ‘La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo’”.

“Ahí lo tenemos: dar la vida, no poseerla, da alegría. El amor es el motor que nos hace ir adelante con nuestra esperanza”.

EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 12 DE ABRIL 2017


¿Acaso soy yo,Señor?
San Mateo 26, 14-25. Miércoles Santo.


Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, quiero dejarme amar, estoy cansado de buscar fuera de Ti, Me rindo ante Ti, lléname con tu amor para que yo sea capaz de renunciar a todo por Ti
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 26, 14-25
En aquel tiempo, uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes y les dijo: "¿Cuánto me dan si les entrego a Jesús?". Ellos quedaron en darle treinta monedas de plata. Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregárselo.
El primer día de la fiesta de los panes Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron: "¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?". Él respondió: "Vayan a la ciudad, a casa de fulano y díganle: ‘El Maestro dice: Mi hora está ya cerca. Voy a celebrar la Pascua con mis discípulos en tu casa’". Ellos hicieron lo que Jesús les había ordenado y prepararon la cena de Pascua.
Al atardecer, se sentó a la mesa con los Doce y mientras cenaban, les dijo: "Yo les aseguro que uno de ustedes va a entregarme". Ellos se pusieron muy tristes y comenzaron a preguntarle uno por uno: "¿Acaso soy yo, Señor?". Él respondió: "El que moja su pan en el mismo plato que yo, ése va a entregarme. Porque el Hijo del hombre va a morir, como está escrito de él; pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre va a ser entregado! Más le valiera a ese hombre no haber nacido". Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: "¿Acaso soy yo, Maestro?". Jesús le respondió: "Tú lo has dicho".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Es la pregunta que resuena en cada uno de nuestros corazones al escuchar este Evangelio. Y si no es así, es porque algo no está del todo bien. Es decir, ¿me siento tan seguro de mi amor a Dios que creo ilusoriamente que jamás podría traicionarlo? De hecho, afirmar esto es ya una traición; nuestra vida, tristemente, es un continuo traicionar el amor de Dios al poner otras cosas por delante de su amor.
Traicionamos al Señor por menos que treinta monedas de plata: un buen puesto de trabajo, una buena reputación,un amor desordenado o prohibido, un mejor automóvil, etc. Debemos tener esta conciencia de pobres y débiles pecadores necesitados de la gracia y amor de Dios, pero no con un sentido pesimista y negativo, sino como el niño consciente de su incapacidad para subir las escaleras, que le extiende los brazos a su amado padre para que le cargue y le suba.
Es esto lo que nos pide el Señor, Él conoce el barro del que estamos hechos. Si bien ama nuestro esfuerzo por alcanzar la santidad, ama aún más nuestra miseria cuando, confiando plenamente en Él, la abandonamos en el infinito mar de su Divina Misericordia.
Judas es una oveja descarriada, también nosotros debemos entender a las ovejas descarriadas. También nosotros tenemos alguna cosilla, pequeña o no tan pequeña, de la oveja descarriada. Debemos entender que no es un error lo que hizo la oveja descarriada: es una enfermedad, es una enfermedad que tenía en el corazón. Cuando fue al templo para realizar su doble vida, cuando dio el beso al Señor en el huerto, y después las monedas que recibió de los sacerdotes... No es un error. Lo hizo... estaba en la tiniebla. Tenía el corazón dividido, disociado. Por ello se puede decir que él es la imagen perfecta de la oveja descarriada. Jesús, el pastor, va a buscarlo: "haz lo que debes hacer, amigo", y lo besa. Pero Judas no entiende.
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de diciembre de 2016, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Trataré de contemplar una imagen del Sagrado Corazón recordando todas las gracias y bendiciones que ha derramado a lo largo de mi vida y pidiéndole perdón por las veces que he rechazado su amor.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
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