martes, 24 de enero de 2017

20 FRASES DE SAN FRANCISCO DE SALES

20 frases de San Francisco de Sales



• La prueba de un predicador es cuando su congregación no sale diciendo "qué sermón más bonito", sino "haré algo".

• No mantengas amistad alguna más que con aquellos que puedan compartir contigo cosas virtuosas; cuanto más excelsas sean las virtudes que cultivéis más perfecta será vuestra amistad.

• Antes de juzgar al prójimo, pongámosle a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y a buen seguro que será entonces nuestro juicio recto y caritativo.

• Dios prefiere nuestra fidelidad en las cosas pequeñas que nos encomienda, mucho más que el ardor por las grandes que no dependen de nosotros.

• Jesús en el pesebre. He aquí una buena lección para aprender que todas las grandezas de este mundo son ilusión y mentira.

• No debemos corregir nunca dejándonos llevar por nuestros sentimientos, sino únicamente por nuestra caridad.

• Quien dice que ama a Dios, a quien no ve, y no ama a sus hermanos, a quienes ve, ese es un mentiroso.

• No nos lamentemos, esforcémonos por someternos mansamente a la voluntad de Dios cuando lleguen "esas pequeñas molestias diarias".

• Las mismas miserias de la vida se convierten en delicias celestiales si sabemos encontrar en ellas el placer de cumplir la voluntad de Dios.

• Ninguno diga: Dispongo sólo de un talento, no puedo lograr nada. También con un solo talento puedes obrar de modo meritorio.

• Tenemos que permanecer en la barca en que estamos mientras dura el trayecto de esta vida a la otra. Y debemos hacerlo de buen grado y con amor; porque, aunque algunas veces no haya sido la mano de Dios la que nos ha puesto allí, sino la de los hombres, una vez en la barca, estamos allí porque Dios lo quiere, por lo que debemos seguir en ella de buena gana y con gusto.

• En mayor o menor medida todos perseguimos la amistad con Dios, pero únicamente las almas generosas -y, por supuesto, en muy diversos grados- penetran en la intimidad de Dios. ¡Qué diferencia a este respecto, entre un cristiano corriente, que vive en estado de gracia pero con tibieza, y el santo que pone en sus obras un gran amor!

• Las riquezas son verdaderas espinos; ellas punzan con mil espinos al adquirirlas, con muchas inquietudes conservándolas, con muchas disgustos gastándolas, y con muchas pesares perdiéndolas.

• La Cruz es de Dios, y no debemos sólo mirarla sino conformarnos con ella, como haríamos con una persona con la que nos viéramos obligados a convivir. Sin pensarlo más, hay que cargar con ella dulcemente, tomando las cosas con sencillez, como venidas de la mano de Dios, sin más reflexiones. Desnudez y pura simplicidad de espíritu.

• Soportad con toda dulzura las pequeñas ofensas, las ligeras molestias y privaciones que sufrís a diario, pues con todas estas menudas ocasiones, si las aprovecháis con amor y dilección, ganaréis enteramente su Corazón y será todo vuestro.

• En esta vida la paciencia ha de ser el pan de cada día; pero la necesitamos en particular para nosotros, porque nadie se nos hace tan pesado como nosotros mismos.

• Esta vida es breve, la recompensa por lo que aquí hagamos será eterna. Practiquemos el bien, unámonos a la voluntad de Dios. Que sea ella la estrella que guíe nuestros ojos en esta travesía. Es la manera cierta de que lleguemos con bien.

• Las penas, consideradas en sí mismas, ciertamente no pueden ser amadas, pero consideradas en su origen, es decir, en la Providencia y Bondad divina que las ordena, son infinitamente amables.

• Nadie llega jamás a la inmortalidad sino por el camino de la aflicción, y he aquí un gran motivo de consuelo para todo en nuestras penas.

• No te detengan los juicios humanos; descarga tu conciencia y no temas sino a Dios.

PAPA FRANCISCO: AL SEÑOR LE GUSTA LE DIGAMOS LAS COSAS


Al Señor le gusta que nos enfademos y le digamos las cosas a la cara, dice el Papa
Por Miguel Pérez Pichel
Foto: L'Osservatore Romano




VATICANO, 24 Ene. 17 / 06:05 am (ACI).- “A Dios le gusta discutir con nosotros”, aseguró el Papa Francisco en la Misa celebrada en la Casa Santa Marta, en el Vaticano. “Algunos me dicen: ‘Padre, hay tantas veces en que, cuando voy a rezar al Señor, me enfado con Él…’. ¡Pero es que eso es la oración! ¡A él le gusta cuando te enfadas y le dices a la cara aquello que sientes, porque es Padre!”, destacó el Santo Padre.

“¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!”. A partir de estas palabras de la Carta a los Hebreos, reflexionó sobre nuestra aceptación de la voluntad del Señor, sobre nuestro consentimiento a lo que Él nos pide, sobre nuestro “aquí estoy para hacer tu voluntad”.


El Papa, señaló que “la Historia de la Salvación es una historia de ‘aquí estoy’, de estoy dispuesto”, como demostraron Abraham, Moisés, Elías, Isaías, Jeremías y, finalmente, la Virgen María con su gran “aquí estoy”.


“El Señor dialoga siempre con aquellos que invita a hacer el camino y decir ‘aquí estoy’”, señaló, y destacó que el Señor “tiene mucha paciencia. Cuando leemos en el Libro de Job, todas esas palabras de Job, que no entiende, y el Señor le responde, el Señor le explica, le corrige…, y finalmente, ¿cuál es el ‘aquí estoy’ de Jacob?: ‘Ah, Señor, Tú tienes razón. Yo te conocía sólo por lo que había oído decir de ti; ahora mis ojos también te ven’. Ese ‘aquí estoy’, cuando hay voluntad…, ¿verdad?”.

El Pontífice insistió en que “la vida cristiana es eso, un ‘aquí estoy’, un ‘aquí estoy’ continuo para hacer la voluntad del Señor. Es bello leer la Escritura, la Biblia, buscando la respuesta en la persona del Señor. ‘Aquí estoy yo para hacer Tú voluntad’”.

En este sentido, reflexionó sobre las diferentes actitudes que podemos adoptar ante la petición de Dios: “¿Acaso voy a ocultarme, como Adán, para no responder? ¿Voy a ocultarme, cuando el Señor me llama, en vez de decir ‘aquí estoy’ o ‘qué quieres de mí’? ¿Huyo como Jonás que no quería hacer aquello que el Señor le pedía? ¿O pretendo hacer la voluntad del Señor, pero sólo externamente, como los doctores de la Ley que Jesús condena duramente? ¿O miro hacia otro lado como hacían el levita y el sacerdote delante de aquel pobre hombre herido, apaleado por los ladrones, y que dejaron tirado medio muerto? ¿Qué respuesta le doy yo al Señor?”.

“Cada uno de nosotros puede responder: ¿Cómo es mi ‘aquí estoy’ al Señor para hacer su voluntad antes que la mía?”, dijo el Papa.


Lectura comentada por el Papa Francisco:

Hebreos 10:1-10
1 No conteniendo, en efecto, la Ley más que una sombra de los bienes futuros, no la realidad de las cosas, no puede nunca, mediante unos mismos sacrificios que se ofrecen sin cesar año tras año, dar la perfección a los que se acercan.
2 De otro modo, ¿no habrían cesado de ofrecerlos, al no tener ya conciencia de pecado los que ofrecen ese culto, una vez purificados?
3 Al contrario, con ellos se renueva cada año el recuerdo de los pecados,
4 pues es imposible que sangre de toros y machos cabríos borre pecados.
5 Por eso, al entrar en este mundo, dice: Sacrificio y oblación no quisiste; pero me has formado un cuerpo.
6 Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron.
7 Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad!
8 Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley -
9 entonces - añade -: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer el segundo.
10 Y en virtud de esta voluntad somos santificados, merced a la oblación de una vez para siempre del cuerpo de Jesucristo.

ESPÍRITU SANTO Y MARÍA


Espíritu Santo y María
El Padre Nicolás nos invita a reflexionar sobre la relación entre el Espíritu Santo y la Virgen María.


Por: Padre Nicolás Schwizer | Fuente: Retiros y homilías del Padre Nicolás Schwizer 




Quisiera meditar con Uds. algunos momentos en la vida de María.

La Encarnación. No hay duda de que la vida de la Sma. Virgen estaba, desde su inicio, bajo la fuerte influencia del Espíritu de Dios. La Virgen es la “Todasanta” porque desde el primer momento de su existencia fue “sagrario del Espíritu Santo”.

Pero su gran encuentro con el Espíritu fue la Anunciación del ángel que culminó con la encarnación. Allí María tuvo su primer Pentecostés: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el Poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lc 1, 35). A partir de ese acontecimiento, Ella es llamada sagrario, tabernáculo, santuario del Espíritu. Con ello se indica la inhabitación del Espíritu Santo en María de un modo del todo singular y superior al de los demás cristianos. Como en todo ser humano, el Espíritu de santidad quiere actuar en la Virgen y a través de Ella.

Pero aquí hay algo más, algo nuevo y único: el Espíritu Santo quiere actuar junto con la Virgen. ¿Y para qué? Quiere unirse y atarse a María para que de Ella nazca Jesucristo, el Hijo de Dios. Y quiere que la Sma. Virgen diga su Sí totalmente voluntario y libre, para entregarse al Espíritu de Dios, para convertirse en Madre de Dios.

Su crecer en el orden del Espíritu. No debemos pensar que la Virgen haya entendido todo desde el primer momento. Evidentemente comprendió mucho más que nosotros. Porque tenía, como dice Santo Tomas de Aquino, la luz profética que le regaló un conocimiento mayor de las cosas de Dios.

Sin embargo, como ser humano, Ella crecía en sabiduría y desarrollaba su entendimiento a lo largo de la vida. Por eso dice el Padre Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt, que María iba adentrándose crecientemente en el orden del Espíritu.

¿Y que quiere decir eso? María tenía que ir comprendiendo, paso a paso, lo que quería Jesús y lo que debía hacer Ella a su lado. Tenía que entrar progresivamente en ese mundo de su Hijo Divino, en el que sólo el Espíritu Santo podía introducirla.

En diálogo con el Espíritu de Dios, tenía que recorrer su propio camino de fe. Pensemos en la pérdida de Jesús, al cumplir los doce años. Cuan difícil fue para Ella cuando su Hijo los abandonó y después les dijo:

“¿No saben que tengo que preocuparme de los asuntos de mi padre?” (Lc 2, 49). Como agrega el texto, María no entendió lo que Jesús acababa de decirles. Pero seguramente se dio cuenta de que su Hijo llevaba en su interior otro mundo, el mundo del Padre, en el cual también Ella tenía que adentrarse de un modo más perfecto.

Otro momento difícil surgió en las bodas de Cana. “Mujer, Tú no piensas como yo: todavía no ha llegado mi hora” (Jn 2.4). El pensar de María es todavía muy humana: quiere ayudar a los novios en su necesidad. Jesús mira más allá, piensa en su gran Hora, la hora de la Cruz. Y, sin embargo, cumple el deseo de su Madre.

Y cuando llegó la gran Hora, sobre el monte Calvario, ya callan en Ella los deseos y necesidades naturales. Todo queda sujeto a la voluntad del Padre. Ya no quiere otra cosa que cumplir perfectamente con su rol en el plan de salvación.

Cumbre de ese insertarse en el orden del Espíritu fue la espera de Pentecostés. Allí María se convirtió en instrumento perfecto del Espíritu Santo. Condujo a los apóstoles y discípulos a la sala del Cenáculo. Les transmitió su anhelo profundo por el Espíritu Divino. E imploró con ellos la fuerza de lo alto sobre toda la Iglesia reunida.

En Pentecostés se colmó su ansia por el Espíritu de Dios. Allí quedó completamente compenetrada y transformada por El. Ya en su vida tuvo un cuerpo espiritualizado, es decir, transformado por el Espíritu, de modo que no podía ser destruido. Y así ya quedó preparada para su último y definitivo paso: la asunción en cuerpo y alma al cielo.

Creo que también en nuestra propia vida debe existir un insertarnos paulatinamente en el orden del Espíritu.

Preguntas para la reflexión
1. ¿ Cómo cultivo mi relación con el ES?
2. ¿Sentimos cómo el Espíritu Santo nos capta e introduce en el mundo de Dios?
3. ¿Es la Virgen mi compañera en la oración?

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 24 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 24



El grito de “¡Crucifícalo!” que resonó en el pretorio del gobernador romano (Lc 23,31) señaló el comienzo de la pasión de Jesucristo, e inició también los sufrimientos de María. Aquel grito resonó en la profundidad de su corazón de Madre.

Que el Señor no permita que seamos irresponsables e indiferentes ante este misterio de dolor y entrega de Jesús y de su Madre. Unidos a María al pie de la cruz debemos asumir nuestra cruz como signo de amor al Señor y a nuestros hermanos.

María, ayúdanos a purificar el corazón y crecer en el amor asumiendo el misterio de la cruz y renovando la esperanza en la resurrección a una vida siempre nueva.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ MARTES


lunes, 23 de enero de 2017

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 23 DE ENERO DEL 2017


El más allá y la Providencia
Marcos 3, 22-30. III Lunes de Tiempo Ordinario. Ciclo A.


Por: H. Cristian Gutiérrez LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por el don de la fe que me permite ponerme en contacto directo contigo. Bien sabes que confío en Ti, pero ayúdame a confiar más en Ti, a poner mi esperanza solamente en Ti. Te amo, Señor, pero quiero amarte más. Te pido perdón por mis faltas y pecado. Dame la gracia de no volver a ofenderte. Enséñame a orar como enseñaste a tus discípulos. Dame un celo apasionado por la salvación de las almas.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 3, 22-30
En aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén, decían acerca de Jesús: "Este hombre esta poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera."
Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Solo así podrá saquear la casa.
Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno". Jesús digo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
El mundo de hoy me empuja a vivir toda mi vida en un plano simplemente natural. El «más allá» ha pasado a ser sólo un pensamiento descabellado que algunos pocos siguen. En otros casos el «más allá» se relaciona con el movimiento de las estrellas, la posición de las constelaciones, la alineación de los planetas o las energías que vagan por el universo. La visión sobrenatural de la vida tiene poco espacio en el mundo actual.
Sin embargo, en el Evangelio de hoy me invitas a ver mi vida y todo lo que en ella sucede con una visión sobrenatural. Una visión que va más allá de las reglas de la física, de las fórmulas químicas, de las operaciones matemáticas. Una visión que va justamente «más allá» de las estrellas, planetas o energías siderales.
Era lo que pasaba a los fariseos de tu tiempo. Al ver que expulsabas a los demonios, y no tener una solución posible al fenómeno, se quedaban en la visión natural del suceso. Peor aún, a una acción divina, atribuyen una acción diabólica. Su visión de este acto concreto que realizas, al ser incomprensible en sus esquemas, lo empañan de superstición.
Tu respuesta echa abajo todos sus pensamientos. Y así, me dejas una enseñanza para vivir sabiendo descubrir tu mano providente que actúa en mi vida para llevarme hacia el bien. Todo lo que sucede en ella lo permites para que yo crezca, madure, me forme, te conozca más y mejor, a fin de cuentas, llegue a Ti y te amo. Hoy más que de suerte, de superstición, me hablas de Providencia. Una Providencia que, guiada por el amor, actúa de forma concreta en mi día a día. ¿Cómo he percibido esta Providencia en mi vida?
Dame la gracia, Señor, de descubrir tu mano que actúa en las cosas sencillas y concretas de la vida diaria. De no creer que todo pasa en mi vida de manera casual, automática, sin sentido… sino descubrir tu acción amorosa en mi vida.
«Hay una diferencia entre cantidad y plenitud. Tú puedes tener tanto dinero, pero ser una persona vacía. No hay plenitud en tu corazón. Pensad esta semana en la diferencia que hay entre cantidad y plenitud. No es cosa de billetera, sino de corazón. Hay diferencia entre billetera y corazón… Hay enfermedades cardíacas que hacen que el corazón se baje hasta la billetera… ¡Y esto no va bien! Amar a Dios “con todo el corazón” significa confiar en Él, en su providencia, y servirlo en los hermanos más pobres, sin esperar nada a cambio.»
(Ángelus de S.S. Francisco, 8 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscaré agradecer a Dios diciendo una jaculatoria cuando me suceda algo de mi agrado en este día.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

SÉ LUZ EN EL MUNDO


Sé luz en el mundo


El Señor te ha regalado la luz de la fe para que la irradies a tu alrededor, con el ejemplo y con la palabra. Jesús te anima a hacer brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ti (Mateo 5, 13-15). Cada uno tiene posibilidades distintas, pero no menos importantes aunque parezcan restringidas. Dios ha dispuesto que las almas vayan iluminando otras almas, como si fueran antorchas.                   

Si puedes ser una estrella en el cielo, sé una estrella en el cielo.
Si no puedes ser una estrella en el cielo, sé una hoguera en la montaña.
Si no puedes ser una hoguera en la montaña, sé una lámpara en tu casa.

Esto me hace recordar un aviso para cierta celebración, cuya ambigüedad  hizo sonreír a todos los presentes: “El párroco encenderá su vela en la del altar. El diácono encenderá la suya en la del párroco, y luego encenderá uno por uno a todos los fieles de la primera fila”. Ojalá que todos fuéramos antorchas vivientes de Cristo Jesús “luz del mundo”, para iluminar a tantos que todavía “yacen en tinieblas y en sombras de muerte”. Que Dios, que “es luz y en quien no hay tiniebla alguna”, te bendiga e impulse a tu misión.


* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 23 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 23


El Concilio nos dice que la Madre excelsa del Redentor y humilde servidora del Señor, padeciendo con su Hijo cuando moría en la cruz, cooperó en forma extraordinaria a la obra del Salvador con la obediencia, la fe, la esperanza y la ardiente caridad con el fin de restaurar la vida de amistad con Dios en sus hijos. Por eso es nuestra Madre en el orden de la gracia (LG 61).

Si hemos tenido la desgracia de ofender a Dios acudamos a María y roguémosle que nos consiga el perdón que necesitamos.

Y así como Dios nos perdona a nosotros, así nosotros debemos perdonar, entender y justificar a los demás.

Madre, cuida con amor de tus hijos para que no pierdan la vida que brota de la muerte y resurrección de Jesús.


* P. Alfonso Milagro

UNA PALABRA


Una palabra…


El apóstol Santiago en su carta nos recomienda vigilar la lengua que, a pesar de ser un miembro pequeño del cuerpo, puede provocar desastres, lo mismo que una chispa puede originar un incendio pavoroso. Amado Nervo, conocido poeta mejicano (1870-1919), brevemente explica el poder que tiene una sola palabra, ya sea acertada o fatal.

“Una palabra cualquiera puede ocasionar una discordia. Una palabra cruel puede destruir una vida. Una palabra amarga puede crear odio. Una palabra brutal puede golpear y matar. Una palabra agradable puede suavizar el camino. Una palabra a tiempo puede ahorrar un esfuerzo. Una palabra alegre puede iluminar el día. Una palabra con amor y cariño puede curar y bendecir”.

San Pablo recomendaba a los cristianos de Éfeso: “No profieran palabras inconvenientes; al contrario, que sus palabras sean siempre buenas, para que resulten edificantes cuando sea necesario y hagan bien a aquellos que las escuchan”. Palabras edificantes son las que construyen la paz, la alegría y la unión de los corazones. Nos encontramos aquí mañana. El Señor te bendiga.


* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO: LOS QUE BLASFEMAN ESTÁN CERRADOS AL PERDÓN


Papa Francisco: Los que blasfeman están cerrados al perdón
Por Álvaro de Juana
Foto: L'Osservatore Romano


VATICANO, 23 Ene. 17 / 05:44 am (ACI).- En esta ocasión, el Papa Francisco reflexionó durante la homilía en la Misa de la Casa Santa Marta sobre el sacerdocio de Cristo y aseguró que la persona que blasfema está cerrada al perdón de Dios.

Francisco recordó que mientras los sacerdotes de la Antigua Alianza tenían que ofrecer cada año sacrificios, “Cristo se ofrece a sí mismo, una vez para siempre, para el perdón de los pecados”. Así “nos ha llevado al Padre”, “ha recreado la armonía de la creación”.

El Papa también recordó que Jesús “ora por nosotros”. “Mientras nosotros rezamos aquí, Él ora por nosotros, por cada uno de nosotros”.


“Cuántas veces, en efecto, se pide a los sacerdotes que recen porque sabemos que la oración del sacerdote tiene una cierta fuerza”, señaló.  Otra “maravilla” es cuando Cristo regrese para “hacer el Reino definitivo”.

“Existe esta maravilla, este sacerdocio de Jesús en 3 etapas: en la que nos perdona los pecados, una vez, para siempre; en la que intercede ahora por nosotros; y la que sucederá cuando Él vuelva”.

“Nosotros sabemos –continuó– que el Señor perdona todo si nosotros abrimos un poco el corazón. ¡Todo! Los pecados y también todas las blasfemias que dirán, pero quien blasfema contra el Espíritu Santo no será perdonado en eterno”.

A este punto, el Papa explicó que la “blasfemia es imperdonable”. “Jesús como Sumo Sacerdote ha recibido una unción. ¿Y cuál ha sido esta unción? La carne de María con la obra del Espíritu Santo. Y el que blasfema sobre esto, blasfema sobre el fundamento del amor de Dios, que es la redención, la re-creación; blasfema sobre el sacerdocio de Cristo. ‘Pero que malo el Señor, ¿no perdona?’. ¡No! ¡El Señor perdona todo! Pero quien dice estas cosas está cerrado al perdón. ¡No quiere ser perdonado! ¡No se deja perdonar!”.

“Esto es lo feo de la blasfemia contra el Espíritu Santo: no dejarse perdonar, porque reniega de la unción sacerdotal de Jesús, que ha hecho el Espíritu Santo”. Y “no es porque el Señor no quiera perdonar todo, sino porque este está tan cerrado que no se deja perdonar: la blasfemia contra esta maravilla de Jesús”.


Por último, el Pontífice manifestó: “hoy nos hará bien durante la Misa pensar que aquí en el altar se hace memoria viva, porque Él estará presente ahí, desde el primer sacerdocio de Jesús cuando ofrece su vida por nosotros; está también la memoria viva del segundo sacerdocio porque Él orará aquí; pero también, en esta Misa –lo diremos después del Padrenuestro– está el tercer sacerdocio de Jesús, cuando Él regresará y la esperanza nuestra de la gloria”.

“Pidamos al Señor la gracia de que nuestro corazón no se cierre, que no se cierre jamás a esta maravilla, a esta gran gratuidad”, terminó.

TESTIMONIO DEL SANTO ROSARIO



TESTIMONIO SOBRE EL SANTO ROSARIO


Cuando en 1945 se tiró la bomba atómica sobre Hiroshima, de una pequeña comunidad de ocho sacerdotes jesuitas, situada en una casa parroquial distante sólo ocho manzanas del lugar de la explosión de la bomba, todos quedaron ilesos junto con la casa, mientras que no se salvó ninguna persona en el radio de un kilómetro y medio del centro de la explosión.

El Padre Schiffer contó en el Congreso Eucarístico de Filadelfia, en 1976, cuando aún vivían los ocho miembros supervivientes, que 200 científicos y expertos investigaron durante varios años las causas científicas por las cuales la casa parroquial y sus habitantes no habían sido tocados en medio de la destrucción de toda clase de vida… Él decía que en aquella casa había una cosa distinta a las demás que fueron destruidas: se rezaba el Rosario diariamente en comunidad…

LOS CINCO MINUTOS DE MARÍA, 22 DE ENERO


Los cinco minutos de María
Enero 22



María es la Reina de los apóstoles. La formadora y Maestra de los apóstoles de ayer y de hoy.
Ella, desde su amoroso Corazón, impulsa y anima a todos cuantos se consagran al apostolado en las formas más diversas, ayudándolos a crecer en fidelidad al Evangelio, para poder comunicarlo a los demás. ¡Qué  importante es que los apóstoles de hoy trabajen primero su fe y su fidelidad para que sus obras sean realmente evangelizadoras!
De María dice el Evangelio que fue feliz porque no solamente escuchó la palabra de Dios, sino que la cumplió.
María, “corazón” de la comunidad apostólica y orante, enséñanos a abrirnos al Espíritu santo de Dios para que su luz siempre nos guíe.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ SEMANA


domingo, 22 de enero de 2017

NOVENA A SAN JUAN BOSCO, DEL 22 AL 30 DE ENERO


Novena a San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud
22 al 30 de enero


 (ACI).- “Dios no abandona a ninguno; quien a Él recurre con el corazón limpio del pecado y con la oración bien hecha, obtendrá todo lo que necesite”, decía San Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, cuya fiesta se celebrará el próximo 31 de enero.


Cercanos a esta gran festividad, aquí una novena en honor al Santo de los jóvenes y fundador de la Familia Salesiana:


Primer Día de la Novena a San Juan Bosco

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el primer día

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor ardiente que tuviste a Jesús Sacramentado y por el celo con que propagaste su culto, sobre todo con la asistencia a la Santa Misa, con la Comunión frecuente y con la visita cotidiana; alcánzanos la gracia de crecer cada vez más en el amor y práctica de tan santas devociones, y de terminar nuestros días fortalecidos y confortados por el celestial alimento de la Divina Eucaristía. Amén.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.



Segundo Día de la Novena a San Juan Bosco


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el segundo día

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor ternísimo que tuviste a María Auxiliadora, vuestra Madre y Maestra; alcánzanos una verdadera y constante devoción a tan dulcísima Madre, a fin de que, como hijos suyos devotísimos, podamos merecer su valioso patrocinio en esta vida y de un modo especial en la hora de nuestra muerte.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.



Tercer Día de la Novena a San Juan Bosco



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el tercer día

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor filial que tuviste a la Santa Iglesia y al Sumo Pontífice, a quien defendiste constantemente; alcánzanos la gracia de ser siempre dignos hijos de la Iglesia Católica, y de amar al Papa y venerar en él al Infalible Vicario de Nuestro Señor Jesucristo.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.




Cuarto Día de la Novena a San Juan Bosco


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el cuarto día

¡Oh Don Bosco Santo! Por el amor grande con que amaste a la Juventud y le hiciste de Padre y Maestro, y por los heroicos sacrificios que sobrellevaste por su salvación; haz que también nosotros amemos con un amor santo y generoso a esta porción elegida del Sagrado Corazón de Jesús, y que en todo joven contemplemos la persona adorable de nuestro divino Salvador.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.





Quinto Día de la Novena a San Juan Bosco



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el quinto día

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que a fin de continuar y extender siempre más tu santo apostolado, fundaste la Sociedad Salesiana y el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora; haz que los miembros de estas dos Familias Religiosas estén siempre llenos de tu espíritu y sean fieles imitadores de tus heroicas virtudes.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.



Sexto Día de la Novena a San Juan Bosco


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el sexto día

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que a fin de obtener en el mundo más abundantes frutos de fe práctica y ternísima caridad, instituiste la Unión de los Cooperadores Salesianos; haz que éstos sean siempre modelos de las virtudes cristianas y providenciales ayudantes de tus obras.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.



Séptimo Día de la Novena a San Juan Bosco



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el séptimo día

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que amaste con amor inefable a todas las almas, y que para salvarlas enviaste a tus hijos hasta los últimos confines de la tierra; haz que también nosotros pensemos continuamente en la salvación de nuestras almas y cooperemos con todos los medios posibles a salvar tantos pobres hermanos nuestros.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.



Octavo Día de la Novena a San Juan Bosco

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el octavo día

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que amaste con un amor de predilección la bella virtud de la pureza, y la inculcaste con el ejemplo, con la palabra y con los escritos; haz que también nosotros, enamorados de tan indispensable virtud, la practiquemos constantemente y la difundamos con todas nuestras fuerzas.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.



Noveno Día de la Novena a San Juan Bosco



En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Oración inicial

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco. Le diste un corazón lleno de amor y tan dilatado como las orillas de los mares. En él, millares de hombres y mujeres han podido descubrir que eres tú, Dios del amor, el que estás presente como origen, fuente y meta de todo.

Te damos gracias, Señor, porque has visitado a tu Iglesia con hombres santos como Juan Bosco. Él ha encendido una llama y otros la conservan prendida, para que en el mundo los jóvenes y los niños vean y sientan tu presencia de Dios cercano, de Dios amigo.

Te damos gracias, Señor, por Juan Bosco, padre y maestro de la juventud, profeta de la educación en los tiempos nuevos, amigo entrañable de los jóvenes, que decía: "Me basta que seáis jóvenes para que os quiera". Bastan testigos así para que muchos creamos que Tú eres el Dios del amor. Amén.

Oración para el noveno día

¡Oh Don Bosco Santo! Tú que fuiste siempre tan compasivo hacia las humanas desventuras, dirige una mirada hacia nosotros tan necesitados de tu auxilio. Haz descender sobre nosotros y sobre nuestras familias las maternales bendiciones de María Auxiliadora; alcánzanos todas aquellas gracias espirituales y temporales que necesitamos: intercede por nosotros en vida y en muerte, a fin de que podamos cantar eternamente las divinas misericordias en el Paraíso Celestial. Así sea.

Oración para obtener una gracia

Oh Don Bosco Santo, cuando estabas en esta tierra no había nadie que acudiendo a ti, no fuera, por ti mismo, benignamente recibido, consolado y ayudado. Ahora en el cielo, donde la caridad se perfecciona ¡cuánto debe arder tu gran corazón en amor hacia los necesitados! Mira, pues, mis presentes necesidades y ayúdame obteniéndome del Señor… (Pídase la gracia).

También tú has experimentado durante la vida las privaciones, las enfermedades, las contradicciones, la incertidumbre del porvenir, las ingratitudes, las afrentas, las calumnias, las persecuciones y sabes qué cosa es sufrir.

Por eso, oh Don Bosco Santo, vuelve hacia mí tu bondadosa mirada y obtenme del Señor cuanto te pido, si es ventajoso para mi alma; o si no, alcánzame alguna otra gracia que me sea aún más útil, y una conformidad filial a la divina voluntad en todas las cosas, al mismo tiempo que una vida virtuosa y una santa muerte. Amén.

Se reza un Padrenuestro, Avemaría, Dios te Salve y Gloria.

Oración a Don Bosco

Padre y Maestro de la juventud,
San Juan Bosco,
que, dócil a los dones del Espíritu y abierto a las realidades de tu tiempo
fuiste para los jóvenes, sobre todo para los pequeños y los pobres,
signo del amor y de la predilección de Dios.
Se nuestro guía en el camino de amistad con el Señor Jesús,
de modo que descubramos en Él y en su Evangelio
el sentido de nuestra vida
y la fuente de la verdadera felicidad.
Ayúdanos a responder con generosidad
a la vocación que hemos recibido de Dios,
para ser en la vida cotidiana
constructores de comunión,
y colaborar con entusiasmo,
en comunión con toda la Iglesia,  
en la edificación de la civilización del amor.
Obtennos la gracia de la perseverancia
al vivir una cota alta de vida cristiana,
según el espíritu de las bienaventuranzas;
y haz que, guiados por María Auxiliadora,
podamos encontrarnos un día contigo
en la gran familia del cielo. Amén.


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