martes, 20 de diciembre de 2016

ANUNCIAD A TODOS LOS PUEBLOS, DIOS VIENE, NUESTRO SALVADOR


Anunciad a todos los pueblos: Dios viene, nuestro Salvador.
¡Despierta! ¡Recuerda que Dios viene! ¡No vino ayer, no vendrá mañana, sino hoy, ahora!


Por: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net 




La liturgia invita a la Iglesia a renovar su anuncio a todos los pueblos y lo resume en dos palabras: Dios viene. Esta expresión tan sintética contiene una fuerza de sugestión siempre nueva.

Detengámonos un momento a reflexionar: no usa el pasado--Dios ha venido-- ni el futuro, --Dios vendrá--, sino el presente: Dios viene. Si prestamos atención, se trata de un presente continuo, es decir, de una acción que siempre tiene lugar: está ocurriendo, ocurre ahora y ocurrirá una vez más. En cualquier momento, «Dios viene».

El verbo «venir» se presenta como un verbo «teológico», incluso «teologal», porque dice algo que tiene que ver con la naturaleza misma de Dios. Anunciar que «Dios viene» significa, por lo tanto, anunciar simplemente al mismo Dios, a través de uno de sus rasgos esenciales y significativos: es el Dios-que-viene.

El Adviento invita a los creyentes a tomar conciencia de esta verdad y a actuar coherentemente. Resuena como un llamamiento provechoso que tiene lugar con el pasar de los días, de las semanas, de los meses: ¡Despierta! ¡Recuerda que Dios viene! ¡No vino ayer, no vendrá mañana, sino hoy, ahora! El único verdadero Dios, el Dios de Abraham, de Isaac y Jacob» no es un Dios que está en el cielo, desinteresándose de nosotros y de nuestra historia, sino que es el Dios-que-viene.

Es un Padre que no deja nunca de pensar en nosotros, respetando totalmente nuestra libertad: desea encontrarnos, visitarnos, quiere venir, vivir en medio de nosotros, permanecer en nosotros. Este «venir» se debe a su voluntad de liberarnos del mal y de la muerte, de todo aquello que impide nuestra verdadera felicidad, Dios viene a salvarnos.

Vivamos pues este nuevo Adviento --tiempo que nos regala el Señor del tiempo--, despertando en nuestros corazones la espera del Dios-que-viene y la esperanza de que su nombre sea santificado, de que venga su reino de justicia y de paz, y que se haga su voluntad así en el cielo como en la tierra.

Dejémonos guiar en esta espera por la Virgen María, madre del Dios-que-viene, Madre de la Esperanza, a quien celebraremos dentro de unos días como Inmaculada: que nos conceda la gracia de ser santos e inmaculados en el amor cuando tenga lugar la venida de nuestro Señor Jesucristo, a quien, con el Padre y el Espíritu Santo, se alabe y glorifique por los siglos de los siglos. Amén.

Extracto de la homilía que pronunció Benedicto XVI durante la celebración de las vísperas del primer domingo de Adviento. Diciembre 2006

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 20 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 20



Son muchas las cosas que en los días de Navidad los hombres pedirán al cielo; a ese Dios que, sin dejar de ser Dios, se quiso hacer hombre, por amor al hombre, para salvar al hombre.
Pero indudablemente hay algo que está en las plegarias de todos: todos esperamos y pedimos que el Niño de Navidad nos traiga la paz.

Tú, que eres el camino, la verdad y la vida; tú, que todo lo sabes y lo puedes todo, que un alma eterna diste a nuestro ingrato lado y amasaste el martillo que te crucificó, no mires las miserias, no mires los pecados. Recuerda solamente que somos desdichados y que este barro nuestro la vida te costó.

Escucha nuestro ruego, que se une a la plegaria de tanta madre triste y esposa solitaria, de tanto niño pálido de su contraída faz; y, abriendo los dos brazos de tu misericordia sobre este mundo mísero, de luto y de discordia, Señor omnipotente, concédele la paz.

“Y junto con el ángel, apareció una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres amados por Él” (Lc 2,13-14). Es Cristo el que vino a traernos la paz, desde el momento en que vino a restablecer la paz entre Dios y nosotros.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ MARTES!!!


lunes, 19 de diciembre de 2016

JESÚS BUSCA TU AMOR


Jesús busca tu amor


Antes de que existiera la cercanía de Dios en la Eucaristía, el hombre debía tener la iniciativa y buscar a Dios. En todos los pueblos había templos para orar o lugares sagrados, pero sin la presencia viva de Dios. Ahora Dios nos ama tanto que ha querido ser Él quien nos busque y nos espere.

Un día visitó al señor Fremiot un protestante, antes católico, que  criticó la fe de los católicos en la Eucaristía. Decía que cómo era posible que Dios convirtiera una hostia en el cuerpo de Cristo. De repente se oyó la vocecita de la pequeña (santa) Juana Fremiot de Chantal, con  solo ocho años, que le preguntó: —¿Sabe usted el credo? —¡Claro que sí!, respondió el caballero. —Pues bien, dígalo. Y el protestante comenzó a decirlo. —Creo en Dios, Padre todopoderoso… Al punto la niña lo interrumpió. —¡Pare! ¿No dijo usted, que Dios es todopoderoso? —Sí, ¿por qué?, contestó el hombre. —Porque si Dios no puede hacer que una hostia se convierta en el cuerpo de Jesucristo, ya no es todopoderoso. El hombre no fue capaz de responderle.

Dios todopoderoso ha querido vivir entre los hombres con un corazón humano. Y Jesús te sigue diciendo desde el sagrario: Dame, hijo mío, tu corazón y que tus ojos hallen deleite en mis caminos (Prov 23, 26). Jesús sólo busca tu cariño y tu amor. ¡Cuán consoladores y suaves son los momentos pasados con este Dios de bondad! 


* Enviado por el P. Natalio

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 19 DE DICIEMBRE 2016


Nunca poner «peros» al Señor
Lucas 1, 5-25. IV Lunes de Adviento, Ciclo A. Anuncio a Zacarías


Por: H. Hiram Galán LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a vivir el momento presente en plenitud, que las preocupaciones del futuro no perturben mi paz y los errores del pasado sepa abandonarlos en tu infinita misericordia, pues no puedo cambiarlos en nada.Quiero confiar más en ti, Señor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
Hubo en tiempo de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una descendiente de Aarón, llamada Isabel. Ambos eran justos a los ojos de Dios, pues vivían irreprochablemente, cumpliendo los mandamientos y disposiciones del Señor. Pero no tenían hijos, porque Isabel era estéril y los dos, de avanzada edad.
Un día en que le correspondía a su grupo desempeñar ante Dios los oficios sacerdotales, le tocó a Zacarías, según la costumbre de los sacerdotes, entrar al santuario del Señor para ofrecer el incienso, mientras todo el pueblo estaba afuera, en oración, a la hora de la incensación.
Se le apareció entonces un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y un gran temor se apoderó de él. Pero el ángel le dijo: "No temas, Zacarías, porque tu súplica ha sido escuchada. Isabel, tu mujer, te dará un hijo, a quien le pondrás el nombre de Juan. Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor; no beberá vino ni licor y estará lleno del Espíritu Santo, ya desde el seno de su madre. Convertirá a muchos israelitas al Señor; irá delante del Señor con el espíritu y el poder de Elías, para convertir los corazones de los padres hacia sus hijos, dar a los rebeldes la cordura de los justos y prepararle así al Señor un pueblo dispuesto a recibirlo".
Pero Zacarías replicó: "¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo ya soy viejo y mi mujer también es de edad avanzada». El ángel le contestó: "Yo soy Gabriel, el que asiste delante de Dios. He sido enviado para hablar contigo y darte esta buena noticia. Ahora tú quedarás mudo y no podrás hablar hasta el día en que todo esto suceda, por no haber creído en mis palabras, que se cumplirán a su debido tiempo". 
Mientras tanto, el pueblo estaba aguardando a Zacarías y se extrañaba de que tardara tanto en el santuario. Al salir no pudo hablar y en esto conocieron que había tenido una visión en el santuario. Entonces trató de hacerse entender por señas y permaneció mudo.
Al terminar los días de su ministerio, volvió a su casa. Poco después concibió Isabel, su mujer, y durante cinco meses no se dejó ver, pues decía: "Esto es obra del Señor. Por fin se digno a quitar el oprobio que pesaba sobre mí".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
«Tú te llenarás de alegría y regocijo, y otros muchos se alegrarán también de su nacimiento, pues él será grande a los ojos del Señor»
Nuestra naturaleza nos hace emitir un juicio, casi de manera natural en contra de Zacarías. Sí, al leer este pasaje evangélico, juzgamos a Zacarías por haber dudado del ángel. Pero, era bastante lógica su duda, pues su esposa y él eran viejos. Pero ¿será ésa la verdadera inquietud de Zacarías?, ¿o también era el contenido del mensaje?
Creo que hoy, son pocas las personas que de verdad se sentirían completamente felices y no pondrían ningún obstáculo si el Señor les pidiese un hijo para consagrarlo a su servicio.
Porque, aunque estamos en el camino del servicio del Señor, oramos y tratamos de ser buenos creyentes como lo era Zacarías, al momento de tener que ofrecer un hijo a Dios empezamos a poner «peros», más aún, cuando ese hijo ha sido tan esperado, anhelado o simplemente tenemos puestas todas nuestras ilusiones en él. Pero ¿por qué, si amo a Dios de verdad, al que me lo dio todo, no se lo entrego? Señor, creo que nunca te he ofrecido a mis hijos de corazón, a mis seres queridos; creo que el sólo pensar en que me los pudieras pedir, me da miedo. Veo que en verdad no confió en Ti.
Mi confianza es muy humana aún, considero que Tú no los puedes hacer totalmente felices, que no podrían vivir una vida sin familia y, además, entregada de lleno al servicio a los demás. No, hoy en día ya no vale la pena que se hagan monjas, sacerdotes o matrimonios consagrados y entregados a Dios, porque sufren mucho…
Señor, enséñame a entregarte incluso a aquellos que más amo en esta vida, porque sólo así podrás cuidarlos y obrar en ellos para hacerles felices.
Sea al sacerdocio, a la vida consagrada o al matrimonio, te consagro a mis hijos y seres queridos para que en Ti encuentren su plenitud y felicidad.
«El objetivo ha de ser lograr inserirse en el diálogo con los hombres y mujeres de hoy, para comprender sus expectativas, sus dudas, sus esperanzas. Son hombres y mujeres a veces un poco desilusionados con un cristianismo que les parece estéril, que tiene dificultades precisamente para comunicar incisivamente el sentido profundo que da la fe. En efecto, precisamente hoy, en la era de la globalización, estamos asistiendo a un aumento de la desorientación, de la soledad; vemos difundirse la pérdida del sentido de la vida, la incapacidad para tener una “casa” de referencia, la dificultad para trabar relaciones profundas. Es importante, por eso, saber dialogar, entrando también, aunque no sin discernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer visible una presencia, una presencia que escucha, dialoga, anima. No tengan miedo de ser esa presencia, llevando consigo su identidad cristiana cuando se hacen ciudadanos de estos ambientes. ¡Una Iglesia que acompaña en el camino, sabe ponerse en camino con todos!»
(Mensaje de S.S. Francisco, 21 de septiembre de 2013).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Haré un acto de entrega y consagración de mis seres queridos, poniendo en las manos de Dios y de mi Madre María, sus vidas para que encuentren la felicidad y la paz verdaderas que sólo Tú les puedes dar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EL CONSEJO DEL PAPA FRANCISCO PARA VIVIR LA ALEGRÍA CUANDO PARECE QUE TODO VA MAL


El consejo del Papa Francisco para vivir la alegría cuando parece que todo va mal
Por Walter Sánchez Silva
Foto L'Osservatore Romano




VATICANO, 19 Dic. 16 / 06:50 am (ACI).- Al recibir esta mañana a una delegación de la Acción Católica Italiana para saludarlos por Navidad, el Papa Francisco alentó a los jóvenes a ser apóstoles de la alegría del Evangelio anunciando el amor y la ternura de Jesús.

En la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico, el Santo Padre explicó que cuando los ángeles anuncian la llegada del Redentor, se refieren a “una ‘gran alegría’, originada del descubrir que Dios nos ama y, a través del nacimiento de Jesús, se ha hecho cercano a nosotros para salvarnos”.

A continuación y luego de resaltar que “somos amados por Dios. ¡Qué cosa maravillosa!", el Papa dio a los presentes este consejo: "cuando estamos un poco tristes, cuando parece que todo va mal, cuando un amigo o una amiga nos decepciona –¡o cuando nos decepcionamos a nosotros mismos!– pensemos: ‘Dios me ama’, ‘Dios no me abandona’”.


“Sí muchachos, nuestro Padre nos es siempre fiel y no deja un instante de querernos, de seguir nuestros pasos e incluso de buscarnos cuando nos alejamos un poco. Por esto en el corazón del cristiano siempre está la alegría. ¡Y esta alegría se multiplica compartiéndola! La alegría acogida como un don pide ser testimoniada en todas nuestras relaciones: la familia, la escuela, la parroquia, en todo lugar”.

El Papa se refirió luego al lema de este año de la Acción Católica: “‘CIRCUndados de alegría’. Es sugerente esta metáfora del circo, que es una experiencia de fraternidad, de alegría y de vida ‘nómade’”.

“La imagen del circo –continuó el Pontífice– puede ayudarles a sentir la comunidad cristiana y el grupo en el que están insertados como realidades misioneras que se mueven de país en país, de calle en calle, ‘circundando’ de alegría a cuantos encuentran cada día. Anunciando a todos el amor y la ternura de Jesús, se convierten en apóstoles de la alegría del Evangelio. ¡Y la alegría es contagiosa!”

El Papa dio luego a los jóvenes una tarea que ya ha encomendado en otras ocasiones: “esta alegría contagiosa se comparte con todos, pero en modo especial –y esta es la tarea– con los abuelos. Hablen seguido con sus abuelos, también ellos tienen esta alegría contagiosa”.

“Pregúntenles muchas cosas, escúchenlos, ellos tienen la memoria de la historia, la experiencia de la vida, y para ustedes será un gran don que los ayudará en su camino. También ellos necesitan escucharlos, entender sus aspiraciones, sus esperanzas. Esta es la tarea: hablar con los abuelos, escuchar a los abuelos. Los ancianos tienen la sabiduría de la vida”.

Para concluir, el Papa Francisco deseó a todos “de corazón una feliz y santa Navidad. Extiendo estos saludos a sus familias y a toda la Asociación que está en todas las diócesis de Italia. Que el Señor los bendiga y la Virgen los proteja. Y por favor, no se olviden de rezar por mí”.

ORACIÓN DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL DE NAVIDAD


Rito de bendición del árbol de Navidad en familia


 (ACI).- En muchas familias se acostumbra colocar el árbol navideño en un lugar visible de la casa y adornarlo con luces, estrellas y regalos, pero ¿qué significado cristiano tiene hacer esto? Entérate aquí del mensaje que encierra y cómo bendecirlo en familia.

EL ÁRBOL mismo nos trae a la memoria el árbol del Paraíso (cf. Gn 2, 9 - 17) de cuyo fruto comieron Adán y Eva desobedeciendo a Dios. El árbol entonces nos recuerda el origen de nuestra desgracia: el pecado. Y nos recuerda que el niño que va a nacer de Santa María es el Mesías prometido que viene a traernos el don de la reconciliación.

LAS LUCES nos recuerdan que el Señor Jesús es la luz del mundo que ilumina nuestras vidas, sacándonos de las tinieblas del pecado y guiándonos en nuestro peregrinar hacia la Casa del Padre.

LA ESTRELLA. Así como en Belén hace dos mil un años una estrella se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño Jesús, sirviendo de guía a los Reyes Magos (ver Mt 2, 9 - 10); hoy una estrella corona el árbol recordando que el acontecimiento del nacimiento de Jesús ha traído la verdadera alegría a nuestras vidas.

LOS REGALOS colocados a los pies del árbol simbolizan aquellos dones con los que los reyes magos adoraron al Niño Dios. Además, nos recuerdan que tanto amó Dios Padre al mundo que le entregó (le regaló) a su único Hijo para que todo el que crea en Él tenga vida eterna.



RITO DE BENDICIÓN DEL ÁRBOL NAVIDEÑO

Todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

El padre de familia dice:

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Que nos ha llenado con toda clase de bendiciones espirituales. En los cielos, en Cristo.
Todos responden: Bendito sea el Señor por los siglos.

LECTURA

Uno de los presentes lee el siguiente texto de la Sagrada Escritura:

Escuchemos con atención la lectura del profeta Isaías:


"Vendrá a ti, Jerusalén, el orgullo del Líbano, con el ciprés y el abeto y el pino, para adornar el lugar de mi santuario y ennoblecer mi estado".


ORACIÓN DE BENDICIÓN

Luego el padre de familia, con las manos juntas, dice la oración de bendición:

Oremos. Bendito seas, Señor y Padre nuestro, que nos concedes recordar con fe en estos días de Navidad los misterios del nacimiento del Señor Jesús. Concédenos, a quienes hemos adornado este árbol y lo hemos embellecido con luces con la ilusión de celebrar la Navidad del nuevo milenio, que podamos vivir también a la luz de los ejemplos de la vida plena de tu Hijo y ser enriquecidos con las virtudes que resplandecen en su santa infancia. Gloria a Él por los siglos de los siglos.
Todos responden: Amén.

Al final, todos los presentes, santiguándose, dicen: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

JESÚS O EMMANUEL?


¿Jesús o Emmanuel?
El nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal


Por: P. Miguel Ángel Fuentes, I.V.E. | Fuente: El Teólogo Responde 




¿Por qué si el Ángel "instruye" para que al Mesías se le llame Emmanuel nunca se le llamó así a Jesús?

Con dos versículos de diferencia, San Mateo indica dos de los nombres que recibirá el Niño nacido de la Virgen: Le pondrás por nombre Jesús... Se le pondrá por nombre Emmanuel (Mt 1,21.23).

Como dice Manuel de Tuya, O.P., no hay oposición entre ambos nombres, “porque el nombre que se anuncia en Isaías (Emmanuel) es el nombre profético de Cristo, y el nombre de Jesús es su nombre propio y personal. El nombre profético sólo indica lo que significará para los hombres, en aquel momento, el nacimiento de este niño. Será “Dios con nosotros” de un modo particular. Así, se lee en el mismo Isaías, cuando dice a Jerusalén: ‘Desde ahora te llamarás ciudad del Justo, ciudad Fiel’ (Is 1,26), no porque hubiese de llamarse así materialmente, sino porque tenía desde entonces una cierta conveniencia a causa de la purificación que en ella haría Yahvé. O, como dice a este propósito San Jerónimo, ‘significan lo mismo Jesús que Emmanuel, no al oído, sino al sentido’” (Profesores de Salamanca, “Biblia Comentada”, tomo II, B.A.C., Madrid 1964, p. 30).


1. Emmanuel

Expresa la naturaleza, la personalidad del Hijo de María. El nombre se contiene en la profecía que Isaías proclama ante el desconfiado Acaz, cinco siglos antes del advenimiento del anunciado en ella: He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarán su nombre Emmanuel, Dios con nosotros (Is 7,14). “Emmanuel”: Dios con nosotros. Jesús es Dios; el Dios adorable que hizo el cielo y la tierra, que gobierna los astros y a quien sirven los ángeles. Pero sin dejar de ser Dios ni perder su Gloria, se “hunde” en nuestra historia y en nuestro mundo para convivir con los hombres que Él ha creado, con la hechura de sus manos: Se hizo ver en la tierra y conversó con los hombres (Ba 3,38). Emmanuel expresa quién es el que nace: es Dios que se hace carne. Por eso el ángel dijo a María: lo que nacerá de ti será santo, será llamado Hijo de Dios (Lc 1,35).


2. Jesús

Le pondrás por nombre Jesús porque Él salvará a su pueblo de sus pecados (Mt 1,21). Tales las palabras del ángel a José. Este nombre expresa la misión del Hijo de Dios al encarnarse. Revela el motivo de la encarnación. Jesús en lengua hebrea se dice Yehoshuah y quiere decir Yahvéh salva, Dios salva; quiere decir, pues, Salud-dador. El que viene a dar la salud al alma, que es donde mora la enfermedad del pecado. ¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?, se preguntan los enemigos de Cristo, escandalizados no sólo porque ha curado a un paralítico en Cafarnaúm sino, especialmente, porque se ha anunciado la remisión de sus pecados (cf. Mc 2,7). Han entendido que de esta manera se iguala a Dios, y no se equivocan: sólo Dios puede perdonar los pecados de los hombres. Por eso los perdonaba Cristo, porque era Dios, y para eso se había encarnado. Esto es lo que nos revela con su nombre. Muchos hebreos se llamaron Jesús por casualidad, decía Maldonado en el siglo de oro español, “Cristo, en cambio, por determinado consejo, no humano sino divino. Aquellos que lo llevaron antes que Él no fueron verdaderos salvadores, y Cristo lo es más todavía de lo que el hombre acierta a significar. Para ellos era nombre común y vulgar; para Cristo fue peculiar y, según el profeta había predicho, propio y singular, porque de la manera que de Cristo se dijo, a nadie le conviene más que a Él, ya que no hay en otro alguno salud” (Juan de Maldonado, Comentarios a San Mateo, B.A.C., Madrid 1950, p. 133).

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 19 DE DICIEMBRE



LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 19



Ya hace días que todos estamos pensando en la próxima Navidad;  estamos pensando en ella y la estamos esperando; como espera el niño el día de fiesta o el paseo; con la ilusión de la novia que sueña en el momento de la consagración de su amor ante el altar de Dios.
Y es que la fiesta de Navidad es para todos los cristianos todo eso: es una fiesta, un paseo, una entrega de Dios al hombre.

La fiesta de Navidad llena de ilusiones a todos: a niños y a adultos. Todos esperamos a ese Niño que siendo niño atrae a los adultos, y siendo adulto se rodea de niños.

Siempre lo sentimos nuestro, muy nuestro y muy cerca de nosotros. Todos, sin excepción, en el día de la Navidad pareciera que nos sentimos más buenos, porque nos sentimos más niños.  Y, al sentirnos más niños, recordamos las palabras que dijo el Niño que nació en Belén: "El Reino de los Cielos es de aquellos que se hacen como niños: sencillos, humildes, inocentes".

“La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa Dios con nosotros” (Mt 1,23). Cristo nos viene por María; nosotros vamos a Cristo por María; no sigamos distinto camino del que Él siguió al venir a nosotros, porque no estaremos seguros de llegar hasta Él.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ LUNES!!!


domingo, 18 de diciembre de 2016

DECISIÓN VALIOSA


Decisión valiosa


Comienza con lo que tienes, no con lo que te hace falta. Tú ya tienes todo lo que necesitas para comenzar a crear tu futuro. Sin embargo, a veces te encuentras diciendo: si tan sólo tuviera esto, si al menos esto fuera distinto, si tuviera más dinero... No exageres la importancia de las cosas que no tienes. Empieza con lo que tienes.

Un día decidí no esperar las oportunidades, sino ir a buscarlas yo mismo. Y así después de tantos años, un día como cualquiera decidí triunfar... Decidí ver cada problema como una oportunidad para encontrar una solución. Decidí ver cada desierto como una oportunidad para encontrar un oasis. Decidí ver cada día como una nueva oportunidad para ser feliz. Descubrí que mi único rival, no eran más que mis propias debilidades y que, en éstas, está la única y mejor forma de superarme. Aquel día dejé de lado el temor a perder. Descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui. Me dejó de importar quién ganara y quién perdiera. Ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Es maravilloso el número de cosas difíciles que la gente decidida logra realizar. Tú deberías formar parte de ese equipo. No dejes las tareas de hoy para mañana. La demora que te ha retrasado fue efecto del temor. El secreto para disipar el temor está en proceder sin vacilación. Afronta los desafíos de cada día con valentía.

* Enviado por el P. Natalio

MARÍA, LA MUJER DEL ADVIENTO



María, la mujer del Adviento



Poco margen tenemos, en el presente año, entre el IV Domingo de Adviento y la Natividad del Señor. Pero, incluso en ese corto espacio, María emerge como la gran figura de esta liturgia que nos llevará, mañana ya, a la Solemne Misa del Gallo.

No podía faltar, María Madre de Dios, como aquella que nos trae al Salvador en este tiempo de Adviento que es periodo de espera y de esperanza.

Y, con María, llegó la expectación. ¡Todo está a punto de cumplirse! El “sí” de aquella mañana en Nazaret, nos traerá en las próximas horas al Dios con nosotros. Creyó, esperó y se brindó a todo lo que Dios le pidió. ¿Se puede aguardar más de una mujer que fue un cheque en blanco para el Señor?

María, la mujer que se vació totalmente para Dios, está llena a rebosar del Espíritu. Colmada de las promesas que nuestros antiguos confiaban en ver. Seremos nosotros los que en el día de Navidad, contemplemos cara a cara lo que ha germinado en el interior de una Virgen.

A Ella, y no lo olvidemos, le debemos la primera Navidad. ¿Cómo celebrar cristianamente estos próximos días? ¿En dónde poner el acento? ¿Cómo conseguir que Dios siga naciendo en nosotros?

No lo dudemos, en María, tenemos la respuesta. Sus actitudes, su forma de ser, su personalidad y su figura, nos dan el tono para desarrollar la melodía que a Dios más le gusta.

No lo dudemos, en María, se dan una serie de virtudes y de gracias que, al imitarlas, a la fuerza damos con el secreto y en el clavo para complacer a Dios y para hacer el Evangelio realidad.

¡Sí! Con María llegó la esperanza. No podemos dejar de lado a ninguna de las dos: ni a Maria, porque es fuente de esperanza, ni a la esperanza, porque es la mejor radiografía de una mujer que amó en su corazón y con locura a Dios, mucho antes que recibirlo en sus propias entrañas.

¡Qué gran pórtico el de la Navidad! ¡María Virgen! Celebremos con gozo santo estos próximos días. Dejémonos guiar por esta estrella que ilumina los senderos que conducen a Belén. Miremos a esta mujer que, siendo pequeña, es grande y confidente en cuanto que nos enseña a renovar nuestras personas para que Dios pueda también en nosotros nacer.

Miremos hacia el cielo ¿No la veis? ¿Quién ha dicho que solo aparecerá una estrella en el amplio universo? Hoy, en este cuarto domingo de Adviento, María es también un destello que marca los compases del caminante que quiere marchar sin detenerse hacia Belén.

Que apuremos estas últimas horas. Preparemos, por supuesto, el encuentro familiar: la mesa, los dulces, el calor, el belén o el árbol. Pero, que entre todo ello, no olvidemos lo más importante. Dios para nacer necesita de un corazón bien dispuesto. Que cuando llegue en las próximas horas encuentre también una oración en nuestras casas. Que los villancicos sean un distintivo musical de estas jornadas, que además de familiares, son días de fe. En definitiva, ya que Dios sale a nuestro encuentro en un Niño que se mueve en los fondos de Santa María, que salgamos también nosotros alegres, llenos de fe, preparados, convertidos y dispuestos a que sean unas navidades santas y cristianas.


© Padre Javier Leoz

PAPA FRANCISCO: ACOGEREMOS AL SEÑOR EN NAVIDAD O LO RECHAZAREMOS?


Papa Francisco: ¿Acogeremos al Señor en Navidad o lo rechazaremos?
Por Miguel Pérez Pichel
 Foto: L'Osservatore Romano.



 (ACI).- Ante la proximidad de la celebración del nacimiento de Jesús, al presidir el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, el Papa Francisco cuestionó: “nosotros, ¿qué es lo que hacemos? ¿Acogemos al Señor, le dejamos que se nos acerque, o en cambio lo rechazamos?”.

El Santo Padre explicó que María se nos presenta en el Evangelio a la luz de la profecía que anuncia que “una virgen concebirá y dará a luz un hijo”. Francisco señaló que “el evangelista Mateo reconoce que esa profecía se ha cumplido en María, la cual concibió a Jesús por medio del Espíritu Santo, sin intervención de José. El Hijo de Dios ‘viene’ en su seno para hacerse hombre y él lo acoge. De esta forma, de un modo único, Dios se acerca al ser humano tomando la carne de una mujer”.

“También a nosotros, de una forma diferente, Dios se nos acerca con su gracia para entrar en nuestra vida y nos ofrece el don de su Hijo”, subrayó.

Por lo tanto, María se convierte en ejemplo, en modelo a seguir por toda la humanidad: “Como María, que se ofreció libremente a sí misma al Señor de la historia, le ha permitido cambiar el destino de la humanidad, también nosotros, acogiendo a Jesús y tratando de seguirlo cada día, podemos cooperar a su diseño de salvación de nosotros mismos y del mundo”.


El Pontífice indicó que “María se nos presenta como modelo de servicio a seguir, que nos puede ayudar en nuestra búsqueda de Dios y en nuestro compromiso de construir la civilización del amor”.

Francisco señaló que “el otro protagonista del Evangelio de hoy es San José. El evangelista pone en evidencia que José por sí mismo no puede dar una explicación al evento que se producirá ante sus ojos, el embarazo de María”.

El Santo Padre destacó la figura de San José, que “frente al extraordinario evento, que ciertamente suscita en su corazón tantas preguntas, se fía totalmente de Dios y, siguiendo su invitación, no repudia a su prometida y la acoge con él”.

“Acogiendo a María, José acoge con conocimiento y con amor a Aquel que en ella ha sido concebido por obra admirable de Dios, para quien nada es imposible. José, hombre humilde y justo, nos enseña a fiarnos siempre de Dios, a dejarnos guiar por Él con voluntaria obediencia”.

El Papa señaló que “estas dos figuras, María y José, que por primera vez han acogido a Jesús mediante la fe, nos introducen en el misterio de la Navidad. María nos ayuda a ponernos en actitud de disponibilidad para acoger al Hijo de Dios en nuestra vida concreta, en nuestra carne”.


“José nos anima a buscar siempre la voluntad de Dios y a seguirlo con confianza plena”.

Al finalizar, Francisco recordó que “es Dios que se acerca a nosotros. ¿Le abro la puerta al Señor cuando siento una inspiración interior, cuando siento que me pide hacer alguna cosa en favor de los demás, cuando me llama a la oración? Dios con nosotros, Dios que se acerca a nosotros”.

TRABAJAR LA CARIDAD EN ADVIENTO


Trabajar la caridad en Adviento



1)  Para saber
El Papa Francisco nos propone tres actitudes para este tiempo de Adviento: “Vigilantes en la oración, trabajadores en la caridad y exultantes en la bendición”.
Reflexionemos sobre la segunda: la caridad. Si tratamos al Señor en la oración, una consecuencia será que nos infundirá su Amor, y ese amor lo demos a los demás.

2) Para pensar
No suele estar en nuestras manos resolver problemas mundiales, pero basta con poner amor en cada momento. Un relato nos lo muestra.
Un día, en un pueblo pequeño, un muchacho pobre que vendía mercancías de puerta en puerta para pagar sus estudios universitarios de medicina, se encontró sin dinero y tenía hambre.
Desesperado decidió pedir comida. Tocó a una casa humilde, y sus nervios lo traicionaron cuando una encantadora mujer joven le abrió la puerta. En vez de comida pidió un vaso de agua. Ella notó que tenía hambre, así que le trajo un gran vaso de leche. Lo bebió despacio, y le preguntó: “¿Cuánto le debo?” Ella contestó: “No me debes nada. Mi madre nos ha enseñado a nunca aceptar pago por una caridad”
El joven le dijo: “Entonces, te lo agradezco de todo corazón”.
Cuando Howard Kelly se retiró, se sintió más fuerte; estaba por rendirse y dejar todo, y ahora su fe en Dios y en los hombres era más fuerte.
Muchos años después esa mujer enfermó gravemente. Los doctores locales estaban confundidos y la enviaron a la gran ciudad.
Ella viajó. Llamaron al mejor doctor, Howard Kelly, para consultarle. Cuando este oyó el nombre del pueblo de donde venía, una extraña luz llenó sus ojos. Inmediatamente subió al cuarto. Vestido con su bata entró y la reconoció enseguida. Se propuso hacer lo mejor posible para salvar su vida. Desde ese día le prestó la mejor atención. Después de una larga lucha, ella ganó la batalla. ¡Estaba totalmente recuperada!
El Dr. Kelly pidió a la administración del hospital que le enviaran la factura total de los gastos para aprobarla. El la revisó y firmó, escribiendo algo en el borde de la factura y la envió a la paciente.
La cuenta le llegó a la mujer, pero temía abrirla. Sabía que le tomaría el resto de su vida poder pagar todos los gastos.
Finalmente la abrió, y algo llamó su atención: En el borde de la factura leyó estas palabras: “Pagado por completo hace muchos años con un gran vaso de leche”. Firmado Dr. Howard Kelly.
Lágrimas de alegría inundaron sus ojos y su feliz corazón oró así: “Gracias, Dios. Porque tu amor se ha manifestado en las manos y los corazones humanos”.
El Dr. Howard sí existió y fue un muy prestigioso médico y cofundador de un reconocido hospital en los Estados Unidos.

3) Para vivir
Para cumplir el propósito de vivir la caridad este Adviento, como nos dice el Papa, hace falta mirar más a nuestro alrededor, descubrir que los demás están más necesitados que uno, y saber encontrar el rostro de Cristo en ellos, recordando sus palabras: “Porque tuve hambre y me dieron de comer; tuve sed y me dieron de beber; estuve enfermo y me visitaron…” (cfr. Mt 25, 36).
Si logramos hacerle pasar un momento agradable a una persona enferma o sola, estos días navideños, estarán impregnados de espíritu cristiano.


© Pbro. José Martínez Colín

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, 18 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Diciembre 18



Alguien escribió que si los hombres nos acostumbrásemos a sonreír con más frecuencia, y a ser más sencillos, la humanidad se sentiría mejor y más feliz.
Y es que la sonrisa es una característica propia del hombre; solamente el hombre es capaz de sonreír. Por eso otro afirmó, quizá con poca delicadeza, pero con indudable veracidad, que cuanto más el hombre sonría es más hombre; por el contrario, cuanto menos sonría, es más animal que hombre.
Sonreír siempre y sonreír a todos; porque todos esperan nuestra sonrisa y todos necesitan de ella; nosotros somos los primeros en necesitar nuestra propia sonrisa, para sentirnos mejores y más optimistas, más tiernos de corazón.
Sonreír al niño travieso y molesto, sonreír al anciano solitario y pesado, sonreír al amigo inoportuno, sonreír al vecino cargoso, sonreír al cartero, al verdulero, al diariero... sonreír a todos, para hacerlos a todos mejores y ser mejores.
“Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo” (Mt 5,12). Cuando pensamos que somos hijos de Dios, el corazón se nos llena de profunda alegría y nada hay en el mundo que pueda separarnos de la caridad de Cristo, como dice de sí mismo el apóstol Pablo (Rom 8,35).


* P. Alfonso Milagro

FELIZ DOMINGO!!


sábado, 17 de diciembre de 2016

MEDITACIONES DEL EVANGELIO PARA EL CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO 2016


EXPERIENCIA INTERIOR

El evangelista Mateo tiene un interés especial en decir a sus lectores que Jesús ha de ser llamado también «Emmanuel». Sabe muy bien que puede resultar chocante y extraño. ¿A quién se le puede llamar con un nombre que significa «Dios con nosotros»? Sin embargo, este nombre encierra el núcleo de la fe cristiana y es el centro de la celebración de la Navidad.

Ese misterio último que nos rodea por todas partes y que los creyentes llamamos «Dios» no es algo lejano y distante. Está con todos y cada uno de nosotros. ¿Cómo lo puedo saber? ¿Es posible creer de manera razonable que Dios está conmigo si yo no tengo alguna experiencia personal, por pequeña que sea?

De ordinario, a los cristianos no se nos ha enseñado a percibir la presencia del misterio de Dios en nuestro interior. Por eso muchos lo imaginan en algún lugar indefinido y abstracto del universo. Otros lo buscan adorando a Cristo presente en la eucaristía. Bastantes tratan de escucharlo en la Biblia. Para otros, el mejor camino es Jesús.

El misterio de Dios tiene, sin duda, sus caminos para hacerse presente en cada vida. Pero se puede decir que, en la cultura actual, si no lo experimentamos de alguna manera vivo dentro de nosotros, difícilmente lo hallaremos fuera. Por el contrario, si percibimos su presencia en nosotros podremos rastrear su presencia en nuestro entorno.

¿Es posible? El secreto consiste sobre todo en saber estar con los ojos cerrados y en silencio apacible, acogiendo con un corazón sencillo esa presencia misteriosa que nos está alentando y sosteniendo. No se trata de pensar en eso, sino de estar «acogiendo» la paz, la vida, el amor, el perdón… que nos llega desde lo más íntimo de nuestro ser.

Es normal que, al adentrarnos en nuestro propio misterio, nos encontremos con nuestros miedos y preocupaciones, nuestras heridas y tristezas, nuestra mediocridad y nuestro pecado. No hemos de inquietarnos, sino permanecer en el silencio. La presencia amistosa que está en el fondo más íntimo de nosotros nos irá apaciguando, liberando y sanando.

Karl Rahner, uno de los teólogos más importantes del siglo XX, afirma que, en medio de la sociedad secular de nuestros días, «esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre». El misterio último de la vida es un misterio de bondad, de perdón y salvación, que está con nosotros: dentro de todos y cada uno de nosotros. Si lo acogemos en silencio conoceremos la alegría de la Navidad.

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt 1,18-24


«Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado»



Hoy, la liturgia de la Palabra nos invita a considerar y admirar la figura de san José, un hombre verdaderamente bueno. De María, la Madre de Dios, se ha dicho que era bendita entre todas las mujeres (cf. Lc 1,42). De José se ha escrito que era justo (cf. Mt 1,19).

Todos debemos a Dios Padre Creador nuestra identidad individual como personas hechas a su imagen y semejanza, con libertad real y radical. Y con la respuesta a esta libertad podemos dar gloria a Dios, como se merece o, también, hacer de nosotros algo no grato a los ojos de Dios.

No dudemos de que José, con su trabajo, con su compromiso en su entorno familiar y social se ganó el “Corazón” del Creador, considerándolo como hombre de confianza en la colaboración en la Redención humana por medio de su Hijo hecho hombre como nosotros.

Aprendamos, pues, de san José su fidelidad —probada ya desde el inicio— y su buen cumplimiento durante el resto de su vida, unida —estrechamente— a Jesús y a María.

Lo hacemos patrón e intercesor para todos los padres, biológicos o no, que en este mundo han de ayudar a sus hijos a dar una respuesta semejante a la de él. Lo hacemos patrón de la Iglesia, como entidad ligada, estrechamente, a su Hijo, y continuamos oyendo las palabras de María cuando encuentra al Niño Jesús que se había “perdido” en el Templo: «Tu padre y yo...» (Lc 2,48).

Con María, por tanto, Madre nuestra, encontramos a José como padre. Santa Teresa de Jesús dejó escrito: «Tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él (...). No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer».

Especialmente padre para aquellos que hemos oído la llamada del Señor a ocupar, por el ministerio sacerdotal, el lugar que nos cede Jesucristo para sacar adelante su Iglesia. —¡San José glorioso!: protege a nuestras familias, protege a nuestras comunidades; protege a todos aquellos que oyen la llamada a la vocación sacerdotal... y que haya muchos.


+ Rev. D. Pere GRAU i Andreu 
(Les Planes, Barcelona, España)

LECTURAS BÍBLICAS PARA EL CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO 2016


Cuarto Domingo de Adviento – Ciclo A
Domingo 18 de Diciembre de 2016

“José, el carpintero, nos regala el bastón de la fe“



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías 7,10-14:

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»

Palabra de Dios    

______________________

Salmo
Salmo Responsorial: 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.

______________________

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos 1,1-17:

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios

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Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 1,18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Palabra del Señor
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