jueves, 12 de mayo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY JUEVES 12 DE MAYO DEL 2016



Te pido también por los que van a creer en mí
Pascua


Juan, 17, 20-26. Estar siempre alegres, sean constantes en orar, den gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios. 


Por: José Enrique Anaya Degollado | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan, 17, 20-26
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: «Padre, no sólo te pido por mis discípulos, sino también por los que van a creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti somos uno, a fin de que sean uno en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo en ellos y tú en mí para que su unidad sea perfecta y así el mundo conozca que tú me has enviado y que los amas, como me amas a mí. Padre, quiero que donde esté yo, estén también conmigo los que me has dado, para que contemplen mi gloria, la que me diste, porque me has amado desde antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido; pero yo sí te conozco y estos han conocido que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer tu nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que me amas está en ellos y yo también en ellos.» 

Oración Introductoria
Jesús, enséñame a orar. Creo en ti, y te doy gracias por el don de la fe. Tú te me has dado a conocer, me has enseñado que tu Padre es también mío. No tengo palabras para agradecerte este don. Ayúdame a corresponder viviendo como verdadero hijo de nuestro Padre Dios. Concédeme la gracia de amarlo con todo el corazón, con toda el alma, con todas mis fuerzas.

Petición
Jesús, que me abra al amor de tu Padre, y aprenda a llamarlo: Padre nuestro.

Meditación del Papa Francisco
Jesús ora al Padre para que los suyos sean “perfectamente uno”: quiere que sean entre ellos “uno”, como Él y el Padre. Es su última petición antes de la Pasión, la más sentida: que haya comunión en la Iglesia. La comunión es esencial. El enemigo de Dios y del hombre, el diablo, no puede nada contra el Evangelio, contra la humilde fuerza de la oración y de los sacramentos, pero puede hacer mucho daño a la Iglesia tentando nuestra humanidad. Provoca la presunción, el juicio sobre los demás, las cerrazones y las divisiones. Él mismo es “el que divide” y a menudo comienza haciéndonos creer que somos buenos, quizá mejor que los demás: así tiene el terreno listo para sembrar la cizaña. Es la tentación de todas las comunidades y se puede insinuar también en los carismas más bonitos de la Iglesia. (Homilía de S.S. Francisco, 18 de marzo de 2016).

Reflexión 
Todos somos hijos del mismo Padre. No nos pudo pasar algo más genial que tener un Papá como Dios, nuestro Señor. Con cuánta confianza debemos dirigirnos a Él, constantemente y con la simplicidad de un hijito pequeño. Hay momentos en la vida en los que sólo Él puede sostenernos y llevarnos adelante. ¡Jamás dudemos del amor de un Dios, que se nos ha manifestado como Padre Bueno! En la medida en que seamos conscientes de esta paternidad de Dios, en esa medida alcanzaremos la unidad que Él desea para nosotros.

Propósito
Rezaré un Padrenuestro en familia para ponernos en sus manos, y abandonarnos a su amor de Papá Dios.

Dialogo con Cristo
Jesús, enséñame a dialogar con nuestro Padre Dios, para confiarme enteramente a su Voluntad Santísima, y alcanzar esa familiaridad de la que Tú me has hecho partícipe con tu Encarnación. Gracias por ser como eres, y perdón por mis debilidades. No permitas que jamás dude de tu amor. No permitas que jamás me separe de ti. Tú me has dado a conocer su Nombre; me enseñaste a llamarle: «Abbá» -Papá-.


Ayúdame a ser el hijo que Él espera de mí. Dios ruega porque quiere ser más Padre que Señor. (San Pedro Crisiólogo, Sermón 108)

LA BOLSA DE PAPAS - MEDITACIÓN


La bolsa de papas



Entre los malos sentimientos se destaca por su capacidad destructiva el odio que se niega a perdonar y olvidar. “Señor, tú que eres puro Amor, tú que perdonabas a los que te crucificaban, quita de mi interior todo el veneno de los recuerdos que me llenan de rencor y tristeza. Derrama en mi interior tu Espíritu de Amor con el deseo de perdonar y la gracia del perdón”.

Una profesora nos hizo llevar una bolsa de plástico y una bolsa de papas. Por cada persona que no perdonábamos, debíamos elegir una papa, escribir en ella el nombre y fecha y ponerla en la bolsa de plástico. Nos dijo que lleváramos con nosotros a todos lados esta bolsa con las papas fechadas durante una semana. Esta molestia nos hizo tomar conciencia del peso espiritual que llevábamos. Naturalmente, las papas se iban pudriendo y olían muy mal. ¡Éste fue el exacto símbolo del precio que pagamos por mantener nuestros rencores y resentimientos! Con frecuencia pensamos que el perdón es un regalo hecho a otra persona y, aunque eso es verdad, también es el mejor obsequio y satisfacción que podemos darnos a nosotros mismos.

Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don del Amor y la Paz para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el Espíritu del Amor nos invade podemos “perdonar, soportar y esperar sin límites”.


Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO NOS RECUERDA QUE EL CHISME DESTRUYE A LAS FAMILIAS


Papa Francisco nos recuerda que el chisme destruye a las familias



 (ACI).- El Papa Francisco celebró esta mañana su habitual Misa en la capilla de la Casa Santa Marta, donde nos recordó que las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña, y que con sus chismes destruyen las familias y comunidades, ocasionando odio y guerras.

En su homilía reflexionó sobre las palabras y la oración que Jesús realiza por “la unidad de las comunidades cristianas, de las familias cristianas”, y recordó que estás deben testimoniar que el Padre ha enviado a Jesús. “Quizá llegar a la unidad es una de las cosas más difíciles”, agregó.

El Santo Padre, recordó la historia de la Iglesia y dijo que ésta “nos hace avergonzar tantas veces: ¡hicimos guerras contra nuestros hermanos cristianos! Pensemos en una, la Guerra de los Treinta Años”.

“¡Tenemos que pedir perdón al Señor por esta historia! Una historia, tantas veces de divisiones y no sólo en el pasado… ¡Aún hoy! ¡Aún hoy! Y el mundo ve que estamos divididos”, dijo el Papa. Señaló que muchos se preguntan: “Cómo, Jesús ha resucitado y está vivo ¿y sus discípulos no se ponen de acuerdo?”, “que se pongan de acuerdo, después veremos”.

“Una vez, un cristiano católico le preguntó a otro cristiano de Oriente, también católico: ‘Mi Cristo resucita pasado mañana. El tuyo ¿cuándo resucita? ¡Ni siquiera en la Pascua estamos unidos! Y el mundo no cree” dijo Francisco.

El Papa nos recordó que también en las comunidades cristianas hay egoísmo, celos, envidias, divisiones, y todo ello lleva al chisme, a chismear unos de otros. Además señaló que “fue la envidia del diablo la que hizo entrar el pecado en el mundo”.

“¡Cuántos chismes!”, exclamó el Papa. Recordó que “las divisiones comienzan con la lengua de los que siembran cizaña” y esto se da “¡por envidia, celos y también por cerrazón!”. Además afirmó que “La lengua es capaz de destruir una familia, una comunidad, una sociedad, de sembrar odio y guerras”.

El Papa dijo que en vez de buscar una clarificación, es más cómodo chismear y destruir la fama del otro. En ese sentido recordó un episodio de la vida de San Felipe Neri, que le dijo a una mujer chismosa, como penitencia, que desplumara una gallina y desparramara las plumas, para luego intentar recogerlas, a lo que ella respondió que es imposible. El santo le señaló que así es con los chismes.

El Papa dijo que “el chismear es así: embarrar al otro”. Dijo además que “¡El que chismea embarra! ¡Destruye! Destruye la fama, destruye la vida y tantas veces sin motivo, contra la verdad”.

El Papa pidió que “roguemos al Señor que nos dé la gracia, porque es tanta, tanta la fuerza del diablo, del pecado que nos empuja a la desunión”. “Que nos dé la gracia, que nos dé el don: y ¿cuál es el don que hace la unidad? ¡El Espíritu Santo!”. Concluyó pidiendo “que nos dé este don que hace la armonía, porque Él es la armonía, la gloria en nuestras comunidades. Y que nos dé la paz, pero con la unidad. Pidamos la gracia de la unidad para todos los cristianos, la gracia grande y la gracia pequeña de cada día para nuestras comunidades, nuestras familias. ¡Y la gracia de poner un freno a la lengua!”.

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 12 - MADRE AMABLE, MADRE ADMIRABLE



Décimo segundo día: Explicación de las letanías


Mater amabilis

Madre amable. Sólo cuando se pronuncia el nombre de María con devoción, se siente en el corazón la dulzura y los atractivos del amable nombre de la Madre de Dios, que es, como decía David de Jonathás, amable por encima de todas las mujeres. Que alegría pura, qué suave placer no se debe experimentar, por consecuencia, considerando el mérito y la bondad de quien elegida desde la eternidad. ¿Se osaría, después de esto, poner en paralelo bondad de María con los encantos de Rebeca o los atractivos de Raquel, la figura de Esther o el noble caminar de Judith? Ciertamente no; hay que convenir que María, por su calidad de Madre de Dios las supera en gracias, en belleza y en perfecciones. Es lo que la Iglesia reconoce cuando, considerando la augusta calidad de Madre de Dios en María, declara que no sabe qué expresiones emplear para publicar todas sus alabanzas.



Mater admirabilis

Madre admirable.  Las grandezas de María están por encima de todo lo que podamos concebir; nos hacen convenir que ella es lo más admirable que hay en la creación. Igualmente se le puede aplicar en verdad las palabras del profeta Isaías que dijo de Jesucristo: Su nombre será llamado admirable; porque, considerando que ella fue el fruto milagroso de una madre estéril que concibió del Espíritu Santo y que se convirtió en Madre de Dios ¿no se impone declarar que todo es admirable en María?

Ejemplo

Roma expresa a María un reconocimiento que el tiempo no puede debilitar y la Madre de misericordia favorece con milagros a su ciudad bienamada. En 1842, un pobre mendigo, reumático de las dos piernas, conocido por la ciudad entera, iba regularmente a pedir su curación delante de la Madonna del palacio Cenci. Cansado de no conseguir nada, dijo un día a su divina Madre, en un lenguaje familiar a la piedad italiana: Hace tiempo que vengo y no he sido curado; pues bien, ésta es la última vez que vengo. Toma mis muletas, ya no quiero servirme de ellas, y me quedo aquí, a menos que me devuelvas las piernas. La oración de la piedad penetró el cielo. El enfermo fue curado, y no cabía en sí de gozo. La multitud que lo rodeaba grita, llora, canta, la felicidad era general. La Madonna fue magníficamente iluminada durante tres días y tres noches; las orquestas se sucedieron para celebrar las alabanzas de aquella a la que no se invoca en vano

El poder de María delante de su divino Hijo es admirable, todos podemos pedirlo.


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

OBRAS DE MISERICORDIA


Obras de misericordia



En todo momento y en cualquier circunstancia de la vida estoy en condiciones de amar e imitar a Cristo, el incondicional servidor del Padre y de los hombres. El modelo humano que me ofrece Jesús, y que él realizó plenamente, es el de servidor humilde de quien necesita ayuda. “El Hijo del hombre no ha venido para ser servido, sino para servir”. Lee este mensaje mariano.

“¡Queridos hijos! Hoy los invito a hacer obras de misericordia con amor y por amor a mí y a sus hermanos y hermanas que también son mis hijos. Queridos hijos, todo lo que hagan por los demás háganlo con gran gozo y humildad ante Dios. Yo estoy con ustedes y día a día ofrezco sus sacrificios y oraciones a Dios por la salvación del mundo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

Ayudar y servir son dos expresiones concretas de un amor que se brinda generosamente a los demás. De este olvido de mí mismo, surgirá como por magia, mi propia felicidad y alegría, mi auténtica realización. “Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi  que la vida era servicio. Y, en el servicio, encontré la alegría” (Tagore). ¡Siempre listo para servir! 


* Enviado por el P. Natalio

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO FRENTE AL SANTÍSIMO


Oración al Espíritu Santo frente al Santísimo
Es el Espíritu Santo a quien tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Es jueves, Señor, y estoy frente a ti...

Voy a empezar este diálogo con una invocación al Espíritu Santo:

"Oh, Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo. Inspírame ser siempre razonable en mi pensar, acertar lo que voy a decir, cuando me convienen hablar y cuando me conviene callar, ilumíname para escribir, impúlsame para actuar, que tengo que hacer para saber perdonar procurando tu mayor gloria y bien de las alma y mi propia santificación. ¡Espíritu Santo ilumina mi entendimiento y fortalece mi voluntad!. Amén"

Yo se que esta oración te agrada porque cuando te llegó el momento de partir hacia el Padre, tu corazón de hombre supo de la pena, de lo que es una despedida... Dejabas a tu Madre que tanto amabas....la dejaste al cuidado y protección de Juan, pero...."la dejabas".... a tus queridos amigos, a las personas que te seguían fieles y que tanto estimabas.

Por eso nuestra fe, nuestra religión es única y verdadera por ser revelada cuando dijiste: - "Si me amais guardareis mis mandamientos y yo rogaré al Padre y os dará otro Paráclito (abogado y consejero) para que esté con vosotros para siempre. Espíritu de verdad a quién el mundo no puede recibir porque no lo ve ni le conoce. Pero vosotros le conoceis porque mora en vosotros y en vosotros está". Juan 14, 15-17.

Tu, Jesús, nos enseñaste esta gran verdad... ¡y qué poco pensamos en ella !

El Espíritu Santo que es el Espíritu de Dios, no tiene otro deseo que el que le llamemos, ¡ven Espíritu Santo! para venir en nuestra ayuda en medio de nuestras tristezas y desolaciones...

¡Qué poca fe, Señor, perdónanos!

El es una fuente de gracias y de inspiraciones para llevarnos a obrar, en todos los momentos de nuestra vida con la seguridad de poder acertar en el seguimiento de la voluntad de Dios. Es la Tercera persona de la Santísima Trinidad. Es Dios de la misma sustancia divina que el Padre y el Hijo pero al mismo tiempo una Persona distinta de las otras dos, pero solo hay un Dios.

Y ese Dios-Padre por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue engendrado y se hizo hombre y es Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo porque es el AMOR de ambos.

Y ese AMOR y ese ESPIRITU lleno de Dios es al que tenemos que llamar y pedirle que siempre nos acompañe e ilumine en nuestro diario caminar. En este diario vivir que siempre nos salen al paso diferentes alternativas y decisiones y muchas veces son tan importantes que dudamos ante ¿dónde estará lo correcto?.

Oremos.
Vivamos esta gran maravilla de Dios que desea que nos acompañe el GRAN CONSOLADOR.

Salimos y dejamos tu sacramental presencia en el Sagrario reconfortados por esta reflexión de hoy donde has puesto en nuestro corazón la fortaleza y la paz de ese tu Gran Espíritu.

¡Gracias, Jesús !

HOLA!!


miércoles, 11 de mayo de 2016

MEDITACIÓN Y EL EVANGELIO DE HOY MIÉRCOLES 11 DE MAYO 2016


EL EVANGELIO DE HOY 
Texto del Evangelio (Jn 17,11b-19): 

En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. 

»Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad».

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«Que tengan en sí mismos mi alegría colmada»
Fr. Thomas LANE 
(Emmitsburg, Maryland, Estados Unidos)

Hoy vivimos en un mundo que no sabe cómo ser verdaderamente feliz con la felicidad de Jesús, un mundo que busca la felicidad de Jesús en todos los lugares equivocados y de la forma más equivocada posible. Buscar la felicidad sin Jesús sólo puede conducir a una infelicidad aún más profunda. Fijémonos en las telenovelas, en las que siempre se trata de alguien con problemas. Estas series de la TV nos muestran las miserias de una vida sin Dios. 

Pero nosotros queremos vivir el día de hoy con la alegría de Jesús. Él ruega a su Padre en el Evangelio de hoy «y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada» (Jn 17,13). Notemos que Jesús quiere que en nosotros su alegría sea completa. Desea que nos colmemos de su alegría. Lo que no significa que no tengamos nuestra cruz, ya que «el mundo los ha odiado, porque no son del mundo» (Jn 17,14), pero Jesús espera de nosotros que vivamos con su alegría sin importar lo que el mundo pueda pensar de nosotros. La alegría de Jesús nos debe impregnar hasta lo más íntimo de nuestro ser, evitando que el estruendo superficial de un mundo sin Dios pueda penetrarnos. 

Vivamos pues, hoy, con la alegría de Jesús. ¿Cómo podemos conseguir más y más de esta alegría del Señor Jesús? Obviamente, del propio Jesús. Jesucristo es el único que puede darnos la verdadera felicidad que falta en el mundo, como lo testimonian esas citadas series televisivas. Jesús dijo, «si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis» (Jn 15,7). Dediquemos cada día, por tanto, un poco de nuestro tiempo a la oración con las palabras de Dios en las Escrituras; alimentémonos y consumamos las palabras de Jesús en la Sagrada Escritura; dejemos que sean nuestro alimento, para saciarnos con la su alegría: «Al inicio del ser cristiano no hay una decisión ética o una gran idea, sino el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida» (Benedicto XVI).

MAYO, MES DE MARÍA - DÍA 11 - MADRE SIN MANCHA


Mayo, Mes de María
Décimo primer día: Explicación de las letanías




Mater inviolada

Madre sin mancha. Las comparaciones que se emplean para explicar la integridad milagrosa de María, a la que se compara comúnmente a un espejo, que nos perturbada en lo absoluto por los rayos del sol que lo penetran, siendo insuficientes y por debajo del misterio de una Virgen Madre, no se puede sino admirar en un respetuoso silencio, la manera extraordinaria en la que el Hijo de Dios quiso ser concebido y nacer. ¿Le fue más difícil salir del seno de su Madre sin violar su pureza que salir de su tumba sin remover la piedra, sin quebrar el sello?

Mater intemerata

Madre sin corrupción. En efecto, ¿no convenía que María, que había estado unida a su divino hijo en los decretos eternos de la Providencia, fuese impecable por la gracia, como Jesucristo lo fue por su naturaleza? ¿Y no convenía que la Madre de un Dios no haya debido ni podido estar un instante bajo el imperio del pecado? Igualmente, San Agustín quería que no se hiciese mención de María cuando se hablara del pecado. No podemos hacer nada mejor que compartir los sentimientos de ese gran doctor; y reconociendo a María como Madre de Dios, reconozcámosla como una Madre que estuvo exenta de toda corrupción.

Ejemplo

El P. de Smet, misionero de la compañía de Jesús, en medio de las naciones salvajes de América del Norte, abordaba, hace algunos años, a la poblada de los Pottowatomies, que viven sobre las márgenes de los Osages. Como se descargaba sus efectos, se llevó a bordo a un muchacho que estaba peligrosamente enfermo. Se hacía tarde ya, y debido al equipaje, el misionero no podía ir a la cabaña que el gran jefe le había preparado. Seguí, pues, sobre el barco. Ahora bien, durante la noche, el joven enfermo sufrió mucho. Los suspiros que le arrancaba el dolor impulsaron al P. de Smet a entrar en su cuarto, con el fin de aliviarlo o de consolarlo. Esta intención caritativa del misionero conmueve al muchacho, que le abre su corazón. “Soy católico, dijo, incluso recibí una educación del todo cristiana de uno de mis tíos, que era un eclesiástico lleno de celo. Practiqué mucho tiempo la piedad y, en especial, siempre tuve una especial devoción por la Madre de Dios. Hace seis años que viajo por las montañas, en medio de una tribu salvaje, sin haber encontrado ningún sacerdote y, sin embargo, nunca olvidé a María. “Sin duda es ella la que me conduce ante usted, hijo mío, respondió el venerable misionero; ella quiere verificar en su persona las palabras de San Bernardo; que nunca se la ha invocado en vano. Créame, aproveche de esta gracia que le ha concedido. Hace tiempo que no ha purificado su conciencia, tal vez tenga reproches que hacerse. Comience s confesión”. El muchacho accedió de buena gana a la invitación del ministro caritativo; se confesó en medio de grandes sentimientos de piedad y recibió también la Extremaunción. El P. de Smet supo después que había muerto al día siguiente de su llegada.

Si nos encontramos frente a grandes dificultades cuando cumplimos nuestro deber, recurramos a María


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

EL BIEN MÁS PRECIADO


El bien más preciado



Cuenta una historia europea que hace muchos años atrás un joven y una muchacha, enamorados decidieron casarse. Dinero ellos casi no tenían, pero ninguno de los dos se unía por eso. La confianza mutua era la esperanza de un bello futuro, siempre y cuando se tuvieren uno al otro.

Así, pusieron una fecha para unirse en cuerpo y alma. Antes del casamiento, la muchacha le hizo un pedido al novio:
- No puedo ni imaginar que un día podamos separarnos, pero puede ser que con el tiempo uno se canse del otro, o que te hastíes de mí, y me mandes a mi país. Quiero que tú me prometas que si alguna vez eso acontece, me dejarás llevar conmigo el bien más preciado que yo tenga entonces.

El novio sonrió, encontrando sin sentido lo que ella decía, más ella no quedo satisfecha hasta que él, lo puso por escrito y lo firmó. Se casaron.

Decididos a mejorar sus vidas, ambos trabajaron mucho y fueron recompensados, cada nuevo suceso los hacia más decididos a salir de la pobreza, y trabajaban cada día más.  El tiempo pasó y el matrimonio prosperó. Conquistaron una situación estable, y cada vez más confortable, y finalmente se hicieron ricos.

Se mudaron a una amplia casa, hicieron nuevos amigos y se rodearon de los placeres que da la riqueza. Se dedicaron a sus negocios y a sus compromisos sociales, pensaban más en esas cosas que en ellos mismos.  Discutían sobre qué comprar, cuánto gastar, cómo aumentar su patrimonio, pero estaban cada vez más distanciados entre sí.

Cierto día cuando preparaban una fiesta para amigos importantes, discutieron por una tontería y comenzaron a levantarse la voz, a gritarse y llegaron las inevitables acusaciones.
- Tú no estás conmigo, le gritó el marido, solo piensas en ti, en ropas y joyas.  Búscate lo más preciado como te prometí y regresa a la casa de tus padres. No hay motivos para continuar juntos.

La mujer empalideció, y lo encaró con una mirada muy apenada, como si acabase de descubrir una cosa nunca sospechada.
- Muy bien, dijo ella por lo bajo, quiero irme ya, pero vamos a estar juntos esta noche para recibir a los amigos que ya fueron invitados.

Él estuvo de acuerdo. La noche llegó. Comenzó la fiesta con todo el lujo y la abundancia que la riqueza permitía. En la madrugada el marido se adormeció exhausto. Ella entonces, hizo que lo llevaran a la casa de los padres de ella, con cuidado y lo pusieran en la cama.

Cuando él despertó a la mañana siguiente no entendía que había acontecido. No sabía dónde estaba, y cuando se sentó en la cama para mirar alrededor la mujer se le aproximó y le dijo con cariño:

- Querido marido, tú me prometiste que si algún día me enviabas de regreso, yo podría llevarme conmigo el bien más preciado que tuviese en ese momento. Pues bien, tú siempre serás mi bien más preciado, te quiero a ti más que a todo en la vida y ni la muerte nos podrá separar.

Se envolvieron en un abrazo de ternura, y regresaron a la casa, más apasionados y enamorados que nunca...

Moraleja:
La ambición y las ansias de poder muchas veces nos perturba la visión y nos hace ver en forma distorsionada.
Trata de no olvidar los verdaderos valores de la vida y de no buscar cosas que tengan un valor pasajero.
Lo importante es que diariamente hagamos un análisis y coloquemos en una balanza nuestros bienes más preciados, para así darles su verdadero valor.
Es el amor el bien más preciado que poseemos, no lo dejemos ir, no lo perdamos por olvidarnos de cuidarlo o por estar confundidos en creer que existen cosas más placenteras y más duraderas.
El amor siempre permanecerá en nosotros y hará de cada uno una persona digna de ser también el bien más preciado.

LA ROSA ROJA



La rosa roja



Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín.  Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro y que era por eso que nadie se acercaba a verla de cerca.

Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo:
- Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa: y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces:
- Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?

La rosa contestó:
- Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.

El sapo solo contestó:
- Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Moraleja:
Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más que ellos, más bellos o simplemente que no nos "sirven" para nada. Dios no hace a nadie para que esté sobrando en este mundo, todos tenemos algo que aprender de los demás o algo que enseñar, y nadie debe despreciar a nadie. No vaya a ser que esa persona nos haga un bien del cual ni siquiera estemos conscientes.

FUNDADOR DE SACERDOTES OBREROS Y MÁRTIR DE LA SALLE SERÁN DECLARADOS SANTOS POR PAPA FRANCISCO


Fundador de sacerdotes “obreros” y mártir de La Salle serán declarados santos



 (ACI/EWTN Noticias).- El Beato Ludovico Pavoni, sacerdote italiano y fundador de la Congregación de los Hijos de María Inmaculada; junto al Beato francés Salomón Leclercq, mártir y miembro de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle), serán declarados santos luego que el Papa Francisco reconociera los milagros atribuidos a su intercesión, informó este martes la Santa Sede.

El Santo Padre recibió ayer al Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Amato y autorizó la promulgación de los decretos sobre los milagros atribuidos a ambos beatos. Además, se reconocieron las virtudes heroicas del Siervo de Dios Rafael Manuel Almansa Riaño, sacerdote colombiano, profeso de la Orden de los Frailes Menores.


Ludovico Pavoni nació en Brescia (Italia) el 11 de septiembre de 1784. Fue el mayor de cinco hermanos. Ordenado presbítero en 1807, fue considerado un sacerdote brillante y gozó de la estima de su obispo, quien le confió varias tareas, entre ellas un instituto para adolescentes y jóvenes pobres o abandonados.

En 30 años el P. Ludovico mejora un método educativo y de instrucción de vanguardia, que anticipó las modernas escuelas profesionales. Además fundó la Congregación de los Hijos de María Inmaculada, los considerados “sacerdotes obreros”. Su imaginación apostólica sorprende a las autoridades. El futuro santo parte a la Casa del Padre a los 65 años en 1849.

Mártir de la revolución francesa

El Beato Salomón Leclercq (cuyo nombre de bautizo fue Guillaume-Nicolas-Louis Leclercq), nació en Francia el 15 de noviembre de 1745. Miembro de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle), vivió la revolución francesa y los ataques laicistas contra la Iglesia.

La persecución religiosa golpeó duramente también a varios miembros de su congregación, pues las leyes consideraban ilegales las estructuras ilegales y exige a los religiosos no cumplir con sus votos bajo pena de muerte. El futuro santo es el primer lasallista en sufrir el martirio el 2 de septiembre de 1792 en el jardín del convento carmelita en París, convertido en prisión por los revolucionarios. Tenía 46 años.

COMUNIDAD: CAMINO COMPARTIDO


Comunidad: camino compartido


Soy parte de grupos humanos y mis tareas contribuyen a lograr los objetivos que dan sentido a la empresa. Por lo tanto es importante que aprecie y respete a todos —incluso a los más humildes— porque todos llevan adelante la organización. Y que sienta la alegría y la responsabilidad de aportar lo que me corresponde para mi propia satisfacción y la de mis compañeros. 

Decir comunidad es decir camino compartido, multitud de manos que se unen, para hacer entre todos la marcha más liviana; abrazo de miradas que se buscan, para buscar unidas la mirada de Aquel que, por nosotros, dio la vida. Decir comunidad es hablar de proyecto común, sueños compartidos, camino acompañado. Es pensar en el otro, y en lo mejor para el otro, y pensar juntos en lo mejor de nosotros para todos los otros. Decir comunidad, es darse fuerzas entre todos. Es animarse a crecer juntos poco a poco. Decir comunidad es hablar de apertura y entrega, servicio a los demás, aprender a brindarse con generosidad. Es compartir la vida de Dios, fuente de vida, de esperanza y de amor.

El amor que pide Jesús debe llevarme a evitar en la convivencia cotidiana las faltas de aceptación e incomprensiones. El Señor me quiere ver fraterno, bondadoso, pacífico, cordial… No es fácil, pero lo puedo, si lo pido cada día: “Señor, ayúdame a ser hoy comprensivo, compasivo y paciente con todos”. Que pases un día feliz de buena convivencia.


* Enviado por el P. Natalio

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, MIÉRCOLES 11 DE MAYO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Mayo 11


"Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos".  Es la primera bienaventuranza que Cristo proclamó en el Sermón de la Montaña.

Pobre de espíritu es el sencillo, el humilde, el que no se paga de sí mismo, el que está convencido de que depende de los demás, de que él solo no puede enfrentar la vida, que necesita de los otros; por eso es pobre, porque no tiene en sí cuanto necesita, sino que lo espera de los demás.
El orgulloso piensa que él y solo él se satisface, se basta y se sobra; por eso es rico: se tiene a sí mismo.

Pero solamente al pobre de espíritu, al que tiene alma de pobre o es pobre de espíritu se le promete el Reino de los Cielos; el orgulloso conquista a los hombres, el humilde conquista a Dios; el orgulloso será dueño de la tierra y sus riquezas; el humilde tendrá como herencia el cielo y sus bienes.
¿Qué prefieres?

“Porque tu fuerza no está en el número, ni tu dominio en los fuertes, sino que tú eres el Dios de los humildes, el defensor de los desvalidos, el apoyo de los débiles, el refugio de los abandonados y el salvador de los desesperanzados” (Jdt 9,11). Nunca es más grande el hombre, que de rodillas. No dudes en doblarlas ante tu Dios. En tus rodillas está tu fuerza y la debilidad de Dios.


* P. Alfonso Milagro

HOLA!!


martes, 10 de mayo de 2016

MAYO, MES DE MARÍA, DÍA 10 - MADRE PURÍSIMA


MAYO, MES DE MARÍA
Décimo día: Explicación de las letanías



Mater purissima

Madre purísima.  Cuando se dice que María no tiene mácula, se quiere decir que está exenta, por privilegio único, pero conveniente, del pecado original, porque Dios no debía permitir que su incomparable Madre fuese infectada un solo instante con la mancha del pecado. Nació para aplastar a la serpiente infernal. ¿Podía comenzar siéndole sumisa?. Cuidémonos de pensar que María haya pecado en Adán, ya que este sentimiento sería igualmente injurioso a la gloria del Hijo de Dios que  deshonrarlo por la pureza de su madre que niega su consentimiento para efectos del misterio de la encarnación que le anunció el enviado e Dios, que después que ella hubiese comprendido, por las palabras del ángel, que convirtiéndose en madre de Dios no tenía nada que temer por su pureza.

Mater castíssima

Madre castísima. Hay que convenir que le príncipe de los Apóstoles haya tenido grandes privilegios; pero Jesús no permitió que ningún discípulo que no fuese virgen reposara sobre su seno durante la Cena, y penetrara en el secreto de los misterios más ocultos, Si el Salvador favoreció a san Juan más que a todos los otros discípulos, en virtud a su gran pureza, ¡con qué abundancia de favores y gracias debió estar prevenida María, cuya pureza permanece intacta e inviolable en el seno de su admirable fecundidad.

Ejemplo

San Luís Gonzaga, clérigo menor de la Compañía de Jesús, no esperó los progresos de los años para elevarse a las más sublimes virtudes. El voto de virginidad que le había inspirado, a los nueve años, su amor a  María, fijó en él por siempre las miradas benéficas de la Reina de los corazones puros. Unos de los favores más privilegiados que recibió fue ignorar toda su vida las rebeliones de la carne que humillan a los más grandes santos, y no aprobar nunca esos pensamientos inoportunos que son el objeto casi continuo de sus combates. Consumido de perfección antes de entrar en los ejercicios del noviciado, fue modelo de sus maestros y mereció pronto coronar con una santa muerte una vida del todo angélica.

Pongamos nuestra pureza bajo la protección de la Santísima Virgen, recurramos a ella en el momento de la tentación


Traducido del francés por José Gálvez Krüger para ACI Prensa

MEDITACIÓN Y EL EVANGELIO DE HOY MARTES 10 DE MAYO 2016


EL EVANGELIO DE HOY
Texto del Evangelio (Jn 17,1-11a):

 En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti. Y que según el poder que le has dado sobre toda carne, dé también vida eterna a todos los que tú le has dado. Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado en la tierra, llevando a cabo la obra que me encomendaste realizar. 

»Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese. He manifestado tu Nombre a los hombres que tú me has dado tomándolos del mundo. Tuyos eran y tú me los has dado; y han guardado tu Palabra. Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de ti; porque las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado. 

»Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tú me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti».


_______________________________


«Padre, ha llegado la hora»
Rev. D. Pere OLIVA i March 
(Sant Feliu de Torelló, Barcelona, España)


Hoy, el Evangelio de san Juan —que hace días estamos leyendo— comienza hablándonos de la “hora”: «Padre, ha llegado la hora» (Jn 17,1). El momento culminante, la glorificación de todas las cosas, la donación máxima de Cristo que se entrega por todos... “La hora” es todavía una realidad escondida a los hombres; se revelará a medida que la trama de la vida de Jesús nos abra la perspectiva de la cruz.

¿Ha llegado la hora? ¿La hora de qué? Pues ha llegado la hora en que los hombres conozcamos el nombre de Dios, o sea, su acción, la manera de dirigirse a la Humanidad, la manera de hablarnos en el Hijo, en Cristo que ama.

Los hombres y las mujeres de hoy, conociendo a Dios por Jesús («las palabras que tú me diste se las he dado a ellos»: Jn 17,8), llegamos a ser testigos de la vida, de la vida divina que se desarrolla en nosotros por el sacramento bautismal. En Él vivimos, nos movemos y somos; en Él encontramos palabras que alimentan y que nos hacen crecer; en Él descubrimos qué quiere Dios de nosotros: la plenitud, la realización humana, una existencia que no vive de vanagloria personal sino de una actitud existencial que se apoya en Dios mismo y en su gloria. Como nos recuerda san Ireneo, «la gloria de Dios es que el hombre viva». ¡Alabemos a Dios y su gloria para que la persona humana llegue a su plenitud!

Estamos marcados por el Evangelio de Jesucristo; trabajamos para la gloria de Dios, tarea que se traduce en un mayor servicio a la vida de los hombres y mujeres de hoy. Esto quiere decir: trabajar por la verdadera comunicación humana, la felicidad verdadera de la persona, fomentar el gozo de los tristes, ejercer la compasión con los débiles... En definitiva: abiertos a la Vida (en mayúscula).

Por el espíritu, Dios trabaja en el interior de cada ser humano y habita en lo más profundo de la persona y no deja de estimular a todos a vivir de los valores del Evangelio. La Buena Nueva es expresión de la felicidad liberadora que Él quiere darnos.

Fuente: http://evangeli.net/evangelio

MADRES SANTAS


Madres santas
Una pequeña selección de mujeres, que como madres, sembraron semillas de santidad en sus hijos


Por: . | Fuente: Catholic.net 



Sin duda, una de las más grandes vocaciones ("sublime vocación" la llamaría San Juan XXIII), es la de ser madre. Y es que son muchas cosas las que la hacen ser única y particular: llevar al hijo en el vientre, el parto y sus dolores, la cercanía con los hijos, las continuas manifestaciones de afecto, etcétera. Y la vocación maternal puede ser todavía más sublime, cuando la madre engendra y educa un hijo que después se convierte en un modelo de vida para la Humanidad.
En esta ocasión presentamos una pequeña lista de grupo de mujeres, que que con su ejemplo y vocación, sembraron la fe en Cristo en el corazón de sus hijos.  (Con la clara exepción, en este punto, de la Santísima Virgen María).
Santa Ana, madre de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, cuyo nombre se conserva gracias a la tradición de los cristianos.
La Virgen María, los Padres del Concilio de Efeso la aclamaron como Theotokos (Madre de Dios), porque en ella la Palabra se hizo carne, y acampó entre los hombres el Hijo de Dios, príncipe de la paz, cuyo nombre está por encima de todo otro nombre.
El 13 de mayo de 1917, en Portugal. En la localidad de Aljustrel, la contemplación de la que, en el orden de la gracia, es nuestra Madre clementísima, suscita en muchos fieles, no obstante las adversidades, la oración por los pecadores y la profunda conversión de los corazones.
Santa Nona de Nacianzo, esposa de san Gregorio el Viejo y madre de los santos Gregorio el Teólogo, Cesáreo y Gorgona († 374).


Santa Mónica, muy joven todavía, fue dada en matrimonio a Patricio, del que tuvo hijos, entre los cuales se cuenta a Agustín, por cuya conversión derramó abundantes lágrimas y oró mucho a Dios. Al tiempo de partir para África, ardiendo en deseos de la vida celestial, murió en la ciudad de Ostia del Tíber († 387).
Santa Matilde, esposa fidelísima del rey Enrique I, la cual, conspicua por la humildad y la paciencia, se dedicó a aliviar a los pobres y a fundar hospitales y monasterios. († 968)
Santa Isabel de Hungría, siendo casi niña se casó con Luis, landgrave de Turingia, a quien dio tres hijos, y al quedar viuda, después de sufrir muchas calamidades y siempre inclinada a la meditación de las cosas celestiales, se retiró a Marburgo, en la actual Alemania, en un hospital que ella misma había fundado, donde, abrazándose a la pobreza, se dedicó al cuidado de los enfermos y de los pobres hasta el último suspiro de su vida, que fue a los veinticinco años de edad († 1231).
Beata Margarita Pole, madre de familia y mártir, que, siendo condesa de Salisbury y madre del cardenal Reginaldo, fue decapitada en la cárcel de la Torre de Londres en tiempo del rey Enrique VIII por haber desaprobado su divorcio, encontrando así reposo en la paz de Cristo († 1541)
Beata María de la Encarnación Avrillot, ejemplar madre de familia y mujer sumamente devota, que introdujo el Carmelo en Francia, fundó cinco monasterios y, muerto su esposo, abrazó la vida religiosa. († 1618)
Santa Luisa de Marillac, viuda, que con el ejemplo formó el Instituto de Hermanas de la Caridad para ayuda de los necesitados, completando así la obra delineada por san Vicente de Paúl († 1660).
Beata Ana María Taigi, madre de familia, que, víctima de la violencia de su marido, cuidó de él y de sus siete hijos, educándolos convenientemente, y se distinguió, además, por su atención a las necesidades espirituales y materiales de los pobres y de los enfermos († 1837).
Santa Celia Guérin, esposa de Luis Martin y madre de santa Teresa del Niño Jesús, que con su marido son ejemplo de matrimonio cristiano († 1877).
Santa Gianna Beretta Molla, madre de familia, que, esperando un hijo, no dudó en anteponer con amor la vida de la criatura a la suya propia. († 1962) 
 
Enseñarás a volar...pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar...pero no soñarán tus sueños.
Enseñarás a vivir...pero no vivirán tu vida.
Enseñarás a cantar...pero no cantarán tu canción.
Enseñarás a pensar...pero no pensarán como tú.
Pero sabrás que cada vez que ellos vuelen, sueñen,vivan, canten y piensen...
¡Estará en ellos la semilla del camino enseñado y aprendido!

Madre Teresa de Calcuta

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