martes, 15 de marzo de 2016

LA CONFESIÓN COMO TERAPIA


LA CONFESIÓN COMO TERAPIA




Conocí a un personaje con un cargo importante. Un poco cegato de ojos y de mente. Se levantaba por las mañanas, entraba en la empresa y empezaba a dar cornadas – disposiciones y órdenes- a diestro y siniestro. De pronto, veía a uno con las tripas fuera: Juan, ¿qué te pasa?.

¿Que qué me pasa? Respondía Juan, que me acabas de dar una "corná".

¿Quéee, cómooo, yooo? El tal personaje no sabía lo que hacía, pero tenía una rara virtud: Ante Dios y ante los hombres sabía pedir perdón y reparar los desperfectos. Igualmente, los cristianos, el pueblo de Dios hace tiempo que tienen ojos y no ven, oidos y no oyen; y les cuesta mucho, muchísimo pedir perdón y reparar. Jesús sabía de que barro estamos hechos cuando suplicó: “ Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” 

Una de las funciones esenciales del sacerdote es perdonar ¡siempre! los pecados, y perdonarlos a través de la confesión. En el Catecismo de la Iglesia Católica se sigue recomendando vivamente el sacramento de la penitencia. Un verdadero milagro de amor. ¿Por qué nos confesamos tan poco hoy? Sin embargo, no suele oirse advertir a las muchedumbres que se acercan a comulgar sobre el grave pecado de hacerlo en pecado mortal. 

Hace poco, tras una reunión de niños con el Papa una niña le preguntó: ¿ Por qué hay que confesarse frecuentemente? El Papa le respondió: Y ¿por qué barre y limpia la casa tu mamá todos los días? Aunque tenga poco polvo y suciedad, la limpia, sin esperar a que la casa llegue a oler mal o esté tan desordenada que se convierta en una pocilga. Como el polvo, las pequeñas ofensas ensucian el alma y las relaciones con Dios, y poco a poco esta suciedad, si no la eliminamos, nos acarreará serios disgustos.

Muchos religiosos y laicos tienen la norma de confesarse todas las semanas, pero ¿de qué pecados? de los que nunca nos confesamos, del primero y principal de todos los mandamientos : De amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Así:

El buen hijo nunca miente, roba, maltrata u ofende de cualquier otra forma a su Padre, pero el Padre no se conforma con eso, quiere ser amado, que se le trate con cariño, que le obedezcamos, que nos acordemos de su cumpleaños o determinadas fechas importantes, le ayudemos o aliviemos en su trabajo, tengamos un detalle de vez en cuando, mantengamos conversaciones con él… Además, Cristo dijo: “El que me ama es el que cumple mis mandamientos” 

Hay otras muchas cosas de las que tampoco se nos ocurre confesarnos ni pedir perdón:
a) De no hacer nuestros trabajos con la mayor perfección posible, de las chapuzas…...
b) De conducir peligrosamente o con dos copas de más, siendo un grave peligro para los demás prójimos además de para sí mismo).
c) De perder nuestro tiempo y hacérselo perder a los demás, una forma de robo como otra cualquiera.
d) De no hacer la vida amable a los que nos rodean gruñendo, criticando, murmurando siempre, sin decir una palabra de estímulo o amable a nadie; cosas que no matan pero hacen la vida triste.
e) De no agradecer nunca la comida con una palabra cariñosa a quien nos la ha preparado. 
f) De no ayudar en las tareas de la casa , de maltratar a los inferiores, de no apagar la TV ante un programa peligroso para el alma, de no ayudar a los necesitados (a veces cercanos a nosotros); ni dar un euro para los afectados por terremotos, incendios, inundaciones…… 
g) Pedir perdón en cuanto “metemos la patita” que es una forma inteligente de terminar rápidamente con discusiones y malentendidos. 

Muy duro es pedir perdón a los hombres y muy grave para los cristianos no hacerlo ante Dios. Y sin pedir perdón y perdonar, no hay, ni habrá nunca paz. Especialmente, hemos olvidado los pecados de omisión: “Todo lo bueno que pudimos hacer y no hicimos”. Los gobernantes, no sólo los políticos, nos dicen siempre lo que han hecho bien, los gobernados o la oposición lo que hicieron mal; pero ninguno nos dice nunca lo que tenían que haber hecho y no hicieron. En la mayoría de estos casos, los temas más importantes. 

Por otra parte, en estos días en que tantas personas andan agobiadas por depresiones, y/o ansiosas de paz y equilibrio espiritual, pocas terapias encontrarán tan gratificantes como una confesión bien hecha. Solo tiene un defecto: ¡ES GRATIS!

Extracto de un artículo de Alejo Fernández Pérez    

NO TE ACOSTUMBRES AL MILAGRO QUE ES DIOS


No te acostumbres al milagro que es Dios
Martes quinta semana de Cuaresma. No pierdas la capacidad de apreciar lo que significa la presencia de Dios en tu vida.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




La Cuaresma, como camino de conversión y de transformación, es al mismo tiempo, una exigencia de una firme decisión de frente a Dios nuestro Señor. La Cuaresma nos pone delante lo que nosotros tenemos o podríamos elegir: con Dios o contra Él; junto a Él o separados de Él. Esta decisión no simplemente se convierte en una elección que hacemos, sino es una decisión que tiene una serie de repercusiones en nuestra vida.

El ejemplo de la Serpiente de Bronce que nos pone el Libro de los Números, no es otra cosa sino una llamada de atención al hombre respecto a lo que significa alejarse de Dios. Cuando el pueblo se aleja de Dios aparece el castigo de las serpientes venenosas. Dios, al mismo tiempo, les envía un remedio: la Serpiente de Bronce.

En ese mirar a la Serpiente de Bronce está encerrado el misterio de todo hombre, que tiene que terminar por elegir a Dios o por apartarse de Él. Está en nuestras manos, es nuestra opción el hacer o no lo que Dios pide.

Esta misma situación es la que vivían los hebreos de cara a Dios en medio de las adversidades, en medio de las dificultades: los hebreos se encontraban en el desierto y estaban hartos del milagro cotidiano del maná y de las dificultades que tenían, lo que hace que el pueblo murmure contra Dios. Algo semejante nos podría pasar también a nosotros: ser un pueblo que se acostumbra al milagro cotidiano y acaba murmurando contra Dios, como les pasó a los judíos de la época de nuestro Señor: acostumbrados, se cegaron al milagro que era tener frente a ellos, ni más ni menos, que a la Segunda Persona de la Santísima Trinidad.

También nosotros podemos ser personas que acaban por acostumbrarse al milagro: El milagro «tan normal» de la vida de Dios en nosotros a través del Bautismo y a través de la Eucaristía. El milagro «tan normal» del constante perdón de nuestro Señor a través de la confesión, a través de nuestro encuentro con Él. El milagro «tan normal» de la Providencia de nuestro Señor que está constantemente ayudándonos, sosteniéndonos, robusteciendo nuestro corazón.

Y cuando uno se acostumbra al milagro, acaba murmurando, acaba quejándose, porque ha perdido ya la capacidad de apreciar lo que significa la presencia de Dios en su vida. Ha perdido ya la capacidad de apreciar lo que puede llegar a indicar la transformación que Dios quiere para su vida.

La Cuaresma son cuarenta días en los cuales Dios nos llama a la conversión, a la transformación. Cada Evangelio, cada oración, cada Misa durante la Cuaresma no es otra cosa sino un constante insistir de Dios en la necesidad que todos tenemos de convertirnos y de volvernos a Él. Sin embargo, pudiera ser que nos hubiésemos acostumbrado incluso a eso; como quien se acostumbra a ser amado, como quien se acostumbra a ser consentido y se transforma en caprichoso en vez de agradecido, porque así es el corazón humano.

La constante llamada a la conversión, la constante invitación a la transformación interior —que es la Cuaresma—, nos puede hacer caprichosos, superficiales e indiferentes con Dios, en lugar de hacernos agradecidos. Y, cuando se presenta el capricho, aparece la queja y la rebelión en contra de Dios, y aparece también la ceguera de la mente y la dureza de la voluntad: “Ellos no comprendieron que les hablaba el Padre”. Los judíos habían llegado a cerrar su mente y endurecer su voluntad de tal manera que ya ni siquiera comprendían lo que Jesucristo les estaba queriendo transmitir. ¡Qué tremendo es esto en el alma del hombre! ¡Qué efectos tan graves tiene!

Jesús, en el Evangelio de hoy, nos dice: “Si no creen que Yo soy, morirán en sus pecados”. En la vida no tenemos más que dos opciones: abrirnos a Dios en el modo en el cual Él vaya llegando a nuestra vida, o morir en nuestros pecados. Es la diferencia que hay entre levantarse o quedarse tirado; entre estar constantemente superándose, siguiendo la llamada que Dios nuestro Señor nos va haciendo de transformación personal, de cambio, de conversión, o vernos encerrados, encadenados cada vez más por nuestros pecados, debilidades y miserias.

Preguntémonos: ¿Dónde encuentro dificultades para superarme? ¿En mi psicología, en mi afectividad, en mi temperamento, en mi amor, en mi vida de fe, en mi oración? Muy posiblemente lo que me falta en esa situación no sea otra cosa sino la capacidad de poner a Dios nuestro Señor como centro de mi existencia. Creer que Cristo verdaderamente es Dios, creer que Cristo verdaderamente va a romper esa cadena. Recordemos que Cristo necesita de nuestra fe para poder romper nuestras cadenas; Cristo necesita de nuestra voluntad abierta y de nuestra inteligencia dispuesta a escuchar, para poder redimir nuestra alma; Cristo necesita nuestra libertad.

Quizá en esta Cuaresma podríamos haber seguido muchas tradiciones, hecho ayuno, vigilias, sacrificios y oraciones, pero a lo mejor, podríamos habernos olvidado de abrir nuestra libertad plenamente a Dios. Podríamos habernos olvidado de abrir de par en par nuestro corazón a Dios para dejar que Él sea el que va guiándonos, el que nos va llevando y el que nos libra —como dice el Evangelio— de morir en nuestros pecados. Es decir, el que nos libra de la muerte del alma, que es la peor de todas las muertes, producida no por otra cosa, sino por el encadenarse sobre nosotros nuestras debilidades, miserias y carencias.

No hay otro camino, no hay otra opción: o rompemos con esas cadenas, creyendo en Cristo, o nuestra vida se ve cada vez más encerrada y enterrada. A veces podríamos pensar que el egoísmo, el centrarnos en nosotros, el intentar conservarnos a nosotros mismos es una especie de liberación y de realización personal y la única salida de nuestros problemas; pero nos damos cuenta que cuanto más se encierra uno en uno mismo, más se entierra y menos capacidad tiene de salir de uno mismo.

El Evangelio de hoy nos dice al final: “Después de decir estas palabras, muchos creyeron en Cristo”. Después de que Cristo habla de la presencia de Dios en su alma y en su vida, la fe en los discípulos hace que ellos se adhieran a nuestro Señor. Vamos a preguntarnos también nosotros: ¿Cómo es mi fe de cara a Jesucristo? ¿Cómo es mi apertura de corazón de cara a Jesucristo? ¿Cuál es auténticamente mi disponibilidad? ¿Soy alguien que busca echarse cadenas todos los días, que busca encerrarse en sí mismo, que no permite que Dios nuestro Señor toque ciertas puertas de su vida?

No olvidemos que donde la puerta de nuestra vida se cierra a Dios, ahí quien reina es la muerte, no la superación; ahí quien reina es la oscuridad, no la luz. A cada uno de nosotros nos corresponde el estar dispuestos a abrir cada una de las puertas que Dios nuestro Señor vaya tocando en nuestra existencia. Estamos terminando la Cuaresma, preguntémonos: ¿Qué puertas tengo cerradas? ¿Qué puertas todavía no he abierto al Señor? ¿En qué aspectos de mi personalidad no he permitido al Señor entrar?

Ojalá que nuestro Señor, que viene a nuestro corazón en cada Eucaristía, sea la llave que abre algunas de esas puertas que podrían todavía estar cerradas. Es cuestión de que nuestra libertad se abra y de que nuestra inteligencia nos ilumine para poder encontrar a Dios nuestro Señor; para poder librarnos de esa cadena que a veces somos nosotros mismos y que impide el paso pleno de Dios por nuestra vida.

Se acerca la Pascua, que es el paso de Señor, el momento en el cual Dios pasa entre su pueblo para liberarlo de sus pecados, nuestras puertas deben estar abiertas. Ojalá que el fruto de esta Cuaresma sea abrirnos verdaderamente a nuestro Señor con generosidad, con libertad, con la inteligencia que nos es necesaria para seguirlo sin ninguna duda y sin ningún miedo, para que Él nos entregue la vida eterna que Él da a los que creen en Él.
 

ESTAMPAS DE SEMANA SANTA





lunes, 14 de marzo de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 14 DE MARZO DEL 2016


Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre
Cuaresma y Semana Santa

Juan 8, 12-20. Cuaresma. Cristo es nuestra luz, solo hace falta que nosotros seamos luz del mundo. 


Por: Oscar Pérez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Juan 8, 12-20
En aquel tiempo dijo Jesús a los judíos: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida». Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale». Jesús les respondió: «Aunque yo dé testimonio de mí mismo, mi testimonio vale, porque sé de dónde he venido y a dónde voy; pero vosotros no sabéis de dónde vengo ni a dónde voy. Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie; y si juzgo, mi juicio es verdadero, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado. Y en vuestra Ley está escrito que el testimonio de dos personas es válido. Yo soy el que doy testimonio de mí mismo y también el que me ha enviado, el Padre, da testimonio de mí». Entonces le decían: «¿Dónde está tu Padre?» Respondió Jesús: «No me conocéis ni a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre». Estas palabras las pronunció junto al arca de las ofrendas, mientras enseñaba en el Templo. Y nadie le prendió, porque aún no había llegado su hora.

Oración introductoria
Señor, gracias por esta oportunidad de estar contigo en esta oración; te suplico me liberes de lo que pueda obscurecer tu verdad radiante, estoy abierto de mente y corazón para abrazar tu voluntad.

Petición
¡Ven, Espíritu Santo! Dame la luz de la fe.

Meditación del Papa Francisco
La coherencia de vida nos aleja de la mundanidad espiritual. Tú finges ser así, pero vives de otra forma. Es la mundanidad que se introduce en el espíritu humano y poco a poco va tomando posesión de él: es difícil identificarla desde el comienzo porque es como la polilla que lentamente destruye, carcome la tela y luego esa tela es inutilizable. Así el hombre que se deja llevar por la mundanidad pierde la identidad cristiana, la arruina, llegando a ser incapaz de coherencia.
En efecto está quien dice: «Oh, yo soy muy católico, padre, voy a misa todos los domingos, soy muy católico»; luego, sin embargo, en la vida cotidiana o en el trabajo es incapaz de ser coherente. Así, por ejemplo, cede ante el discurso de quien le propone: «Si me compras esto, hacemos este acuerdo y tú te quedas con una suma de dinero».
Esto no es coherencia de vida, esto es mundanidad. Y es precisamente la mundanidad la que conduce a la doble vida, la que es apariencia y la que es verdadera, y te aleja de Dios y destruye tu identidad cristiana. Por esto Jesús es tan fuerte cuando pide al Padre: Padre, no te pido que los quites del mundo sino que los salves, que no tengan el espíritu mundano, es decir ese espíritu que destruye la identidad ¡cristiana! (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de noviembre de 2015, en Santa Marta).
Reflexión
Si echamos una mirada nos daremos cuenta que las nubes del materialismo han cubierto el horizonte cultural. La luz penetra cada vez menos. La esperanza parece menguar. En medio de la oscuridad brillan pequeñas lucecitas. Son luciérnagas. Fugaces momentos de felicidad que el mundo da. Así paga el mundo a los que le sirven. Les promete felicidad y diversión, y se los concede. Pero un instante, un suspiro; y después, la oscuridad.

Pero no estamos solos. Un rayo de esperanza rasga las nubes. Es Cristo que viene a recordarnos: “Yo soy la luz del mundo”.. Como nos dice el catecismo en el número 2466: el que cree en Él, no permanece en las tinieblas. El discípulo de Jesús, permanece en su palabra, para conocer "la verdad que hace libre" y que santifica.

Nosotros, como cristianos bautizados, estamos llamados a ser luz del mundo. ¿Cómo? Predicando el Evangelio del amor con el ejemplo de nuestra vida y el testimonio de nuestra palabra.

Reforzando la unidad familiar, por ejemplo rezando en familia; escuchando y compartiendo las penas de mi prójimo, ayudándolo cuando lo vea en apuros. En fin, la caridad es ingeniosa, hay mil maneras de vivirla. Sólo hace falta querer ser luz del mundo.

Propósito
Darme el tiempo y la paciencia para dar hoy un consejo, estímulo o ayuda a quien lo necesite.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, qué diverso sería mi comportamiento si nunca olvidara de dónde vengo y a dónde voy. Tú eres quien da significado, sentido, esperanza y propósito a mi vida. Las presiones de la sociedad afectan mis decisiones, el estira y afloja de la «moda» me apartan de la auténtica felicidad, por eso te suplico me des la luz de la fe para buscarte siempre y, unido a Ti, pueda ser la luz que ilumine a los que hoy encuentre en mi camino.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: LUNES 14 DE MARZO DEL 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Marzo 14



No caigas en el error de creerte sincero y aprobarte a ti mismo diciendo que tú "eres así"; más bien estudia como debes ser y esfuérzate por llegar a serlo.
Cambia el "soy así" por el "tengo que ser así".

Eres "así"; pero, ¿estás seguro de que debes ser así? ¿Te juzgas ya tan perfecto, que no tienes por qué cambiar? ¿Piensas que los que no son "así" como eres tú, no son tan buenos como tú? ¿Por qué ellos deben cambiar su modo de ser y tú debes seguir siendo como eres?
Hay en ti un complejo de superioridad y, en cambio, juzgas a los otros con criterio de inferioridad. ¡Piensas de ti con un convencimiento de perfeccionismo y autosuficiencia y miras a los demás con desprecio o al menos subestimación!

No basta que sirvamos a Dios; es preciso que cada día lo hagamos con mayor perfección; ya a Abraham Dios le había trazado la senda: “Camina en mi presencia y sé irreprochable” (Gn 17,1). “Hasta que lleguemos todos a la unidad de la fe y el conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de  Cristo” (Ef 4,13).


* P. Alfonso Milagro

POR QUÉ DIOS ME HA HECHO SUFRIR TANTO?


¿Por qué Dios me ha hecho sufrir tanto?
No dejemos de ver la cruz, pues si la miramos con atención quizá nos indique el camino para encontrar el sentido del sufrimiento en la vida del hombre.


Por: Victor Orozco LC | Fuente: lcblog.catholic.net 




Si algún día encontrara a una persona que me hiciera esa pregunta, no sabría exactamente cómo responder. Podría decir muchas cosas, pero me engañaría, porque, en el fondo, yo no tengo la respuesta.

Al pensar en esto me viene a la mente la escena del evangelio en que Cristo se hallaba clavado en la cruz y con las pocas fuerzas que le quedaban gritó: ¡Dios mío, porqué me has abandonado! Con esta exclamación Jesús se hizo portavoz a todos aquellos hombres y mujeres que sufren mucho y que claman a Dios.

No dejemos de ver la cruz, pues si la miramos con atención nos dará una gran sorpresa y quizá incluso nos indique el camino para encontrar el sentido del sufrimiento en la vida del hombre.

El evangelio nos cuenta que a cada lado de Jesús había un ladrón. Uno le insultaba, el otro, en cambio, se puso a defenderlo. Estos dos ladrones bien pueden ser una representación de la humanidad. Ante la cruz, ante el dolor y sufrimiento, se ponen de un lado los que ignoran o rechazan a Dios. A veces ellos desahogan su rencor acumulado en un dios que les resulta mudo e impotente. Se burlan de él. Del otro lado está el ladrón que representa la otra parte de la humanidad, aquellos que sufren, pero encuentran en Dios consuelo y esperanza. Ante las mismas circunstancian, dos actitudes totalmente distintas.

Pero allí no termina todo. El buen ladrón no se limitó a defender a Jesús. Aprovechó para pedirle un favor a Cristo. ¡Cómo es posible! ¡Si esto no apareciera en el evangelio entonces sería algo ridículo! Una persona que le pide un favor a un moribundo castigado por la justicia y que se encuentra colgado de una cruz. Además ¡Qué favor! Ni más ni menos que la gracia de ir al cielo. Meditar en esto me conmueve. El buen ladrón no comprendería muchas cosas, pero una cosa la tenía bien clara: Aquel hombre, Jesús de Nazaret, tenía el poder para llevar a una persona al paraíso. El buen ladrón, aquel día, se abandonó totalmente en las manos de Dios.



Seguramente a Jesús le conmovió la confianza de Dimas, pues tuvo a bien responderle: yo te aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso. De este modo Dimas se convirtió en el hombre más dichoso del mundo. No importaron sus muchas maldades ni sus pecados. Creyó totalmente en Cristo, se abandonó en sus brazos y obtuvo lo que un ser humano más podría desear, la vida eterna, el paraíso. Su único mérito fue estar en el lugar indicado en el momento justo y confiar. Aquel día tuvo lugar el robo más grande de la historia, un ladrón le robó ni más ni menos que el paraíso a Dios y se lo robó por un simple acto de confianza en él.

Yo no sé por qué Dios permite que gente inocente y buena sufra, no tengo la respuesta ni la solución; pero entre tanta oscuridad todo hombre puede tener la seguridad de que Dios no le ha abandonado, de que Dios no le rechaza y de que si se abandona totalmente en sus brazos, entonces encontrará consuelo y paz en medio de tanto dolor.

Es verdad, Jesús mismo le gritó a Dios sobre la cruz: “Dios mío, por qué me has abandonado”; pero no es menos cierto que las últimas palabras del redentor fueron un acto de confianza y abandono total. “En tus manos, Padre, encomiendo mi Espíritu”.

COMPARTIR EL MEJOR MAÍZ


Compartir el mejor maíz



La generosidad es una virtud que te pone en sintonía con Dios que es todo amor y donación de sí mismo. Cada día puedes empezar a ser generoso en gestos pequeños. Con la práctica se te irá abriendo el corazón, descubrirás la alegría de dar y comprobarás, maravillado, que recibes mucho más de lo que das.

Un agricultor, cuyo maíz siempre había obtenido el primer premio en la Feria del Estado, tenía la costumbre de compartir sus mejores semillas de maíz con todos los demás agricultores de los contornos. Cuando le preguntaron por qué lo hacía, dijo: "En realidad, es por puro interés. El viento tiene la virtud de trasladar el polen de unos campos a otros. Por eso, si mis vecinos cultivaran un maíz de clase inferior, la polinización rebajaría la calidad de mi propio maíz. Ésta es la razón por la que me interesa enormemente que sólo planten el mejor maíz"

Más bien que buscar el beneficio personal, pregúntate cómo puedes servir. En lugar de querer poseer más trata de compartir tus bendiciones, guiado solamente por el deseo de ayudar a satisfacer las necesidades de los otros. Hay quienes poseen poco y lo dan todo. Estos son los que creen en la vida y en su generosidad, y su cofre jamás se verá vacío.


* Enviado por el P. Natalio

FELIZ TERCER ANIVERSARIO PAPA FRANCISCO!!! 13 DE MARZO 2016





CUANDO SE LLEGA A UN MURO


Cuando se llega a un muro
En esos momentos existe el peligro de quedarnos con los brazos cruzados. El desaliento invade los corazones.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




La idea parecía buena. La empezamos a poner en marcha. Resolvemos las primeras dificultades. De repente, llegamos a un muro insuperable. No podemos seguir adelante.

Los muros que podemos encontrar son tantos, a veces totalmente inesperados. No queda dinero en el banco. No responde el amigo que tenía en sus manos la respuesta decisiva. Fallece el médico en quien pusimos tantas esperanzas...

Un proyecto, un camino, un esfuerzo, han culminado en un punto que no permite vislumbrar perspectivas para seguir adelante. El corazón susurra que ahora toca resignarse ante lo inevitable.

En esos momentos existe el peligro de quedarnos con los brazos cruzados. El desaliento invade los corazones. Un extraño sentimiento de fracaso domina el panorama.

Sin embargo, ese muro no es la última palabra. Ni en la propia vida, ni en la vida de los otros. A un lado, a otro, o tal vez hacia atrás, quedan abiertos otros caminos. Es el momento para los reajustes.



Entonces descubrimos que un muro es, simplemente, un “no” a algo y un “sí” a otra cosa que hasta ahora quizá parecía insignificante pero que encierra riquezas sorprendentes.

Lo habremos escuchado más de una vez: cuando se cierra una puerta, se abre una ventana. Una ventana terrena, con sus nuevos riesgos y sus promesas. Y una ventana eterna: más allá de esta vida existe un horizonte maravilloso donde nos espera un Padre bueno.

La vida sigue adelante. En ella, ¿qué me piden los familiares, los amigos, los conocidos? Sobre todo, ¿qué me pide Dios, qué me está diciendo ante este muro?

Con el alma abierta y disponible, debo dar una respuesta. Será buena si permito al Señor dirigir mi vida, si confío en su Palabra, si aprendo a leer toda mi historia desde la clave única que da sentido a todo: Dios me ama siempre, su misericordia es eterna...

GIFS DE FELIZ DÍA DEL PADRE












domingo, 13 de marzo de 2016

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: DOMINGO 13 DE MARZO DEL 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 
Marzo 13



Si quieres hacer mucho y piensas que haces poco, es buena señal; si juzgas que haces más de lo que te corresponde es mala señal; si crees que siempre estás a tiempo para hacer algo más, es buena señal; si piensas que ya pasó tu hora, es mala señal.

Cuando te esfuerzas por poner un granito más de arena de tu colaboración en la acción común, ofreces una buena señal; cuando te retiras prematuramente, pensando que ya hiciste lo suficiente y que ahora le corresponde poner el hombro a los demás, das una mala impresión de tí mismo, ofreces o presentas una triste figura.

No permitas que haga otro lo que tú debes hacer;   no tengas inconveniente en que otro haga lo que también tú pudieras hacer; pero no dejes de hacer lo que los otros debieran hacer y no lo hacen, o lo que los otros directamente no pueden hacer.

Si somos un Cuerpo Místico, dependemos unos de otros e influimos unos en otros; ninguno puede prescindir de los otros; todos formamos un racimo. “El Dios de la paciencia y el consuelo les conceda tener los unos para con los otros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús, para que unánimes, a una vez, glorifiquen al Dios y Padre de Nuestro Señor Jesucristo” (Rom 15,6)


* P. Alfonso Milagro

REVOLUCIÓN IGNORADA - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 13 DE MARZO DEL 2016


REVOLUCIÓN IGNORADA



Le presentan a Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Todos conocen su destino: será lapidada hasta la muerte según lo establecido por la ley. Nadie habla del adúltero. Como sucede siempre en una sociedad machista, se condena a la mujer y se disculpa al varón. El desafío a Jesús es frontal:«La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú ¿qué dices?».

Jesús no soporta aquella hipocresía social alimentada por la prepotencia de los varones. Aquella sentencia a muerte no viene de Dios. Con sencillez y audacia admirables, introduce al mismo tiempo verdad, justicia y compasión en el juicio a la adúltera: «el que esté sin pecado, que arroje la primera piedra».

Los acusadores se retiran avergonzados. Ellos saben que son los más responsables de los adulterios que se cometen en aquella sociedad. Entonces Jesús se dirige a la mujer que acaba de escapar de la ejecución y, con ternura y respeto grande, le dice: «Tampoco yo te condeno». Luego, la anima a que su perdón se convierta en punto de partida de una vida nueva: «Anda, y en adelante no peques más».

Así es Jesús. Por fin ha existido sobre la tierra alguien que no se ha dejado condicionar por ninguna ley ni poder opresivo. Alguien libre y magnánimo que nunca odió ni condenó, nunca devolvió mal por mal. En su defensa y su perdón a esta adúltera hay más verdad y justicia que en nuestras reivindicaciones y condenas resentidas.

Los cristianos no hemos sido capaces todavía de extraer todas las consecuencias que encierra la actuación liberadora de Jesús frente a la opresión de la mujer. Desde una Iglesia dirigida e inspirada mayoritariamente por varones, no acertamos a tomar conciencia de todas las injusticias que sigue padeciendo la mujer en todos los ámbitos de la vida. Algún teólogo hablaba hace unos años de «la revolución ignorada» por el cristianismo.

Lo cierto es que, veinte siglos después, en los países de raíces supuestamente cristianas, seguimos viviendo en una sociedad donde con frecuencia la mujer no puede moverse libremente sin temer al varón. La violación, el maltrato y la humillación no son algo imaginario. Al contrario, constituyen una de las violencias más arraigadas y que más sufrimiento genera.

¿No ha de tener el sufrimiento de la mujer un eco más vivo y concreto en nuestras celebraciones, y un lugar más importante en nuestra labor de concienciación social? Pero, sobre todo, ¿no hemos de estar más cerca de toda mujer oprimida para denunciar abusos, proporcionar defensa inteligente y protección eficaz?


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn 8, 1-11

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 13 DE MARZO DEL 2016 - ÚLTIMO DOMINGO DE CUARESMA


Lecturas
5 Domingo de Cuaresma – Ciclo C
Domingo 13 de Marzo de 2016



Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (43,16-21):

Esto dice el Señor, que abrió camino en el mar y una senda en las aguas impetuosas; que sacó a batalla carros y caballos, la tropa y los héroes: caían para no levantarse, se apagaron como mecha que se extingue. «No recordéis lo de antaño, no penséis en lo antiguo; mirad que realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis? Abriré un camino por el desierto, corrientes en el yermo.
Me glorificarán las bestias salvajes, chacales y avestruces, porque pondré agua en el desierto, corrientes en la estepa, para dar de beber a mi pueblo elegido, a este pueblo que me he formado para que proclame mi alabanza».

Palabra de Dios    

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Salmo
Salmo Responsorial: 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/. El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres.

Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Recoge, Señor a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.

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Segunda lectura
Lectura de carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,8-14):

Hermanos:

Todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él, no con una justicia mía, la de la ley, sino con la que viene de la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios y se apoya en la fe. Todo para conocerlo a él, y la fuerza de su resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte, con la esperanza de llegar a la resurrección de entre los muertos.

No es que ya haya conseguido o que ya sea perfecto: yo lo persigo, a ver si lo alcanzo como yo he sido alcanzado por Cristo. Hermanos, yo no pienso haber conseguido el premio. Sólo busco una cosa: olvidándome de lo que queda atrás y lanzándome hacia lo que está por delante, corro hacia la meta, hacía el premio, al cual me llama Dios desde arriba en Cristo Jesús.

Palabra de Dios

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Lectura del santo Evangelio según San Juan 8,1-11

En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose, les enseñaba.

Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: – «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices?».

Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: – «El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra». E inclinándose otra vez, siguió escribiendo.

Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la mujer en medio, que seguía allí delante. Jesús se incorporó y le preguntó: – «Mujer, ¿dónde están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Ella contestó: – «Ninguno, Señor».

Jesús dijo: – «Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más».

Palabra del Señor

EL JEFE TE LLAMA


“El jefe te llama”


Si el solo aviso de que el jefe quería hablar con ellos, llenó de angustiosa inquietud a numerosos obreros ingleses, ¿qué será cuando los ángeles toquen las trompetas del juicio para llamar a los pecadores a comparecer ante un Dios airado por los pecados y maldades de quienes hacen lo que Dios rechaza y su justicia condena? He aquí la información detallada:

El Consejo Inglés de Higiene Industrial llevó a cabo -hace algún tiempo- el siguiente experimento: Un psicólogo contratado visitó algunas empresas comerciales, industriales y bancarias, diciendo a los empleados, uno por uno: “El jefe quiere hablar con usted.” Estas sencillas palabras: “El jefe quiere hablar con usted”, llenaron de inquietante preocupación a cuantos las oyeron. Algunos palidecían y se preguntaban: “¿Qué habrá pasado? ¿Qué me querrá decir? ¿Habrá alguna acusación contra mí? ¿Será para decirme que me van a dejar cesante?”

“El juicio final consistirá en la sentencia de vida bienaventurada o de condena eterna que el Señor Jesús, retornando como juez de vivos y muertos, emitirá respecto de los justos y pecadores, reunidos todos juntos delante de él”. Esta es nuestra fe. Esta es la fe de la Iglesia, cuya meditación y vivencia es saludable para orientar correctamente nuestra vida.


* Enviado por el P. Natalio

HOY SE CUMPLEN TRES AÑOS DE LA ELECCIÓN DEL PAPA FRANCISCO


Hoy se cumplen tres años de la elección del Papa Francisco
Por Maria Ximena Rondón y Diego López Marina


 (ACI/EWTN Noticias).- Hoy 13 de marzo se cumplen 3 años desde que el Arzobispo de Buenos Aires (Argentina), el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio, fuera elegido como Sucesor de San Pedro, convirtiéndose así en el primer Papa latinoamericano y jesuita.

Desde su cuenta oficial en Twitter, el Papa Francisco hizo este pedido hoy:


Antes de la elección, los cardenales acordaron que fuese cual fuese el elegido, este debía impulsar una reforma profunda a la Curia romana. En estos tres años, Francisco ha demostrado ser el Papa para estos tiempos y sigue llamando la atención de muchos, dentro y fuera de la Iglesia por su  sencillez, desprendimiento, audacia y cercanía.

Luego de un mes de ser electo, Francisco creó un Consejo para la reforma institucional de la curia en la que participan 9 cardenales de su confianza.

Una de las tareas en las que más se ha comprometido el Pontífice para garantizar la transparencia financiera del Vaticano es la reforma económica de los distintos estamentos de la Curia y por ello creó el Consejo y la Secretaría de Economía.


En el segundo año el Papa Francisco realizó viajes apostólicos a Asia, Sudamérica (Ecuador, Bolivia y Paraguay), África, Cuba y a Estados Unidos.

Tal vez el viaje más impactante fue el que realizó a Sri Lanka y Filipinas en enero del 2015. En este último el Santo Padre celebró una Misa en la capital (Manila) ante más de seis millones de personas, un evento que quedará en la historia como la Eucaristía más multitudinaria que se ha celebrado en el mundo.

En abril del 2015 el Santo Padre convocó oficialmente el Jubileo Extraordinario de la Misericordia para que la Iglesia ponga más en evidencia su misión de ser testimonio de la misericordia y “seamos misericordiosos como el Padre”.

El año santo comenzó con la apertura de la Puerta Santa en la Basílica Vaticana durante la Solemnidad de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre.

Entre el 19 al 28 de septiembre del mismo año el Papa Francisco realizó una visita apostólica a Cuba y Estados Unidos, la más larga de su pontificado.

En Cuba el Santo Padre pidió libertad para la Iglesia y abogó por el fin de las dinastías, y tuvo una reunión privada con el expresidente y líder de la Revolución Fidel Castro. Mientras que en Estados Unidos participó del Encuentro Mundial de las Familias en Filadelfia.

En el mes de octubre el Papa Francisco participó del Sínodo de los Obispos sobre la Familia, una reunión mundial de representantes de la Iglesia en todo el mundo para debatir sobre los diversos desafíos actuales de la institución familiar.

Al término del Sínodo se reafirmó la doctrina católica sobre el matrimonio, su indisolubilidad; y se resaltó la belleza de la familia y del plan de Dios para ella. También se habló sobre la situación de los divorciados en nueva unión.

En el 2016 el Papa Francisco sostuvo en la Habana (Cuba) un encuentro privado y firmó una declaración en conjunto con el Patriarca ortodoxo Kirill de Moscú y de toda Rusia. Este encuentro fue el primero en la historia entre un Pontífice y el líder de los ortodoxos rusos.

Inmediatamente después llegó a México para un visita apostólica entre el 12 y 17 de febrero. Según las cifras dadas a conocer por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), en total más de 10 millones 500 mil personas participaron en las actividades del Santo Padre.

El 12 de marzo del 2016 el Vaticano confirmó que el Papa Francisco viajará a Polonia del 27 al 31 de julio de este año, con motivo de la  celebración de la XXXI Jornada Mundial de la Juventud.

CADA UNO DE NOSOTROS ES UN GRANO DE TRIGO


Cada uno de nosotros es un grano de trigo
Quinto domingo de Cuaresma. Los que quieren echarse a perder, se guardan para sí mismos en el egoísmo; y los que se entregan, acaban por dar fruto.


Por: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net 




Podremos hacer muchas cosas o tener grandes posesiones, pero nunca debemos perder de vista que lo importante es el bien que hacemos a los demás. Ésa tiene que acabar siendo nuestra más importante y auténtica riqueza.

Dios ama al que da con alegría, y en el Evangelio escuchábamos una parábola de nuestro Señor sobre este darse. Darse significa que, como el grano de trigo, uno tiene que caer en la tierra y pudrirse para dar fruto. Es imposible darse con comodidad, es imposible darse sin que nos cueste nada. Al contrario, el entregarse verdaderamente a los demás y el ayudar a los demás siempre nos va a costar.

Vivimos en un mundo de muchas comodidades, y no sé si nosotros seríamos capaces de resistir el sufrimiento, cuando cosas tan pequeñas, tan insignificantes, a veces nos resultan tan dolorosas. La fe nos pide ser testigos de Cristo en la vida diaria, en la caridad diaria, en el esfuerzo diario, en la comprensión diaria, en la lucha diaria por ayudar a los demás, por hacer que los demás se sientan más a gusto, más tranquilos, más felices. Ahí es donde está, para todos nosotros, el modo de ser testigos de Cristo.

Tenemos que entregarnos auténticamente, entregarnos con más fidelidad, entregarnos con un corazón muy disponible a los demás. Cada uno tiene que saber cuál es el modo concreto de entregarse a los demás. ¿Cómo puedo yo entregarme a los demás? ¿Qué significa darme los demás?

Ciertamente, para todos nosotros, lo que va a significar es renunciar a nuestro egoísmo, renunciar a nuestras flojeras, renunciar a todas esas situaciones en las que podemos estar buscándonos a nosotros mismos.

Jesucristo nos dice en el Evangelio que todo aquél que se busca a sí mismo, acabará perdiéndose, porque acaba quedándose nada más con el propio egoísmo. La riqueza de la Iglesia es su capacidad de entrega, su capacidad de amor, su capacidad de vivir en caridad. Una Iglesia que viviese nada más para sí misma, para sus intereses, para sus conveniencias sería una Iglesia que estaría viviendo en el egoísmo y que no estaría dando un testimonio de fe. Y un cristiano que nada más viva para sí mismo, para lo que a uno le interesa, para lo que uno busca, sería un cristiano que no está dando fruto.

Dios da la semilla, a nosotros nos toca sembrar. Dios nos ha dado nuestras cualidades, a nosotros nos toca desarrollarlas; Dios nos ha dado el corazón, el interés, la inteligencia, la voluntad, la libertad, la capacidad de amar; pero el amar o el no amar, el entregarnos o no entregarnos, el ser egoístas o ser generosos depende sola y únicamente de nosotros.

Es en la generosidad donde el hombre es feliz, y es en el egoísmo en donde el hombre es auténticamente desgraciado. Aunque a veces la generosidad nos cueste y nos sea difícil; aunque a veces el ser generosos signifique el sacrificarnos, es ahí donde vamos a ser felices, porque sólo da una espiga el grano de trigo que cae en la tierra y se pudre, se sacrifica, mientras que el grano de trigo que se guarda en un arcón acaba estropeándose, se lo acaban comiendo los animales o echándose a perder.

Cada uno de nosotros es un grano de trigo. Reflexionemos y preguntémonos: ¿Quiero echarme a perder o dar frutos? Y recordemos que sólo hay dos tipos de personas en esta vida: los que quieren echarse a perder y se guardan para sí mismos en el egoísmo; o los que entregándose, acaban por dar fruto.

HAZNOS BUSCARTE SIEMPRE


Haznos buscarte siempre



Señor, tú que nos diste el que te encontráramos
y el ánimo para seguir buscándote,
no nos abandones al cansancio ni a la desesperanza.

Haznos buscarte siempre, y cada vez con más ardor.
Y danos fuerzas para adelantar en tu búsqueda.

Ante ti ponemos nuestra fortaleza. Y con ella nuestra
debilidad. Acreciéntanos la primera y cúranos la segunda.

Ante ti ponemos nuestra ciencia. Y con ella nuestra
ignorancia. Allí donde nos abriste, recíbenos,
pues estamos entrando. Allí donde nos cerraste,
ábrenos, pues estamos llamando.

Que nos acordemos de ti. Que te comprendamos.
Que te amemos. Aumenta en nosotros tus favores
hasta que totalmente nos reformemos en ti.

FELIZ DOMINGO!!


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