viernes, 5 de febrero de 2016

PRÁCTICAS DE DEVOCIÓN A MARÍA


Prácticas de devoción a María.
La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras...

Por: San Luis María Grignion de Montfort




a. Prácticas comunes.

115. La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras. He aquí, en resumen, las principales:

1º honrarla como a digna Madre de Dios, con un culto de hiperdulía, es decir, estimarla y venerarla más que a todos los otros santos, por ser Ella la obra maestra de la gracia y la primera después de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
2º meditar sus virtudes, privilegios y acciones;
3º contemplar sus grandezas;
4º ofrecerle actos de amor, alabanza y acción de gracias;
5º invocarla de corazón;
6º ofrecerse y unirse a Ella;
7º realizar todas las acciones con intención de agradarla;
8º comenzar, continuar y concluir todas las acciones por Ella, en Ella, con Ella y para Ella a fin de hacerlas por Jesucristo, en Jesucristo, con Jesucristo y para Jesucristo, nuestra meta definitiva.
Más adelante explicaremos esta última práctica.

116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene también varias prácticas exteriores. Estas son las principales:

1º inscribirse en su cofradías y entrar en las congregaciones marianas;
2º entrar en las Ordenes o Institutos religiosos fundados para honrarla;
3º publicar sus alabanzas;
4º hacer en su obsequio limosnas, ayunos y mortificaciones espirituales y corporales;
5º llevar sus libreas, como el santo rosario, el escapulario o la cadenilla;
6º rezar atenta, devota y modestamente:
* el santo Rosario, compuesto de 15 decenas de Avemarías, en honor de los 15 principales misterios de Jesucristo,
* o la tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en honor de:
los cinco misterios gozosos (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesucristo, Purificación y el Niño perdido y hallado en el templo) o de los cinco misterios dolorosos (Agonía de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y Muerte de Jesús) o de los cinco misterios gloriosos (Resurrección de Jesucristo, Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo, Asunción y Coronación de María por las tres Personas de la Santísima Trinidad).
* o una corona de seis o siete decenas en honor de los años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima Virgen.
* o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona de doce estrellas o privilegios.
* o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente aceptado y rezado en la Iglesia,
* o el Salterio menor de María Santísima,
compuesto en honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos tan tiernos y devotos, que no se puede rezar sin conmoverse.
* o catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de su catorce alegrías u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como la Salve; Madre del Redentor; Salve, Reina de los cielos, según los tiempos litúrgicos: el himno Salve, de mares Estrella, la antífona Oh gloriosa Señora, el Magnificat u otras piadosas plegarias de que están llenos los Devocionarios.

7º cantar y hacer cantar en su honor cánticos espirituales.
8º hacer de su honor cierto número de genuflexiones 9 reverencias, diciéndole, por ejemplo, todas las mañanas sesenta o cien veces: Dios te salve, María, Virgen fiel, para alcanzar de Dios, por mediación suya, la fidelidad a la gracia durante todo el día, y por la noche. Dios te salve, María Madre de misericordia, para implorar de Dios, por medio de Ella, el perdón de los pecados cometidos durante el día.
9º mostrar interés por sus cofradías, adornar sus altares, coronar y embellecer sus imágenes;
10º organizar procesiones y llevar en ellas sus imágenes y llevar una consigo, como arma poderosa contra el demonio.
11º hacer pintar o grabar sus imágenes o su monograma y colocarlas en las iglesias, las casas o los dinteles de las puertas y entrada de las ciudades, de las iglesias o de las casas;
12º consagrarse a Ella en forma especial y solemne.


117. Existen muchas otras formas de verdadera devoción a María, inspiradas por el Espíritu Santo a las personas santas y que son muy eficaces para la santificación. Pueden leerse, en extenso, en el Paraíso abierto a Filagia, compuesto por el Reverendo Padre Pablo Barry S.J., quien ha recopilado en esta obra gran número de devociones practicadas por los santos en honor de la Santísima Virgen, siempre que se hagan con las debidas disposiciones, es decir:


1º con la buena y recta intención de agradar a Dios solo, unirse a Jesucristo, nuestra meta final y edificar al prójimo;
2º con atención, sin distracciones voluntarias;
3º con devoción, sin precipitación ni negligencia;
4º con modestia y compostura corporal respetuosa y edificante.



b. La práctica perfecta.

118. Después de esto, protesto abiertamente que aunque he leído casi todos los libros que tratan de la devoción a la Santísima Virgen y conversado familiarmente con las personas más santas y sabias de estos últimos tiempos no he logrado conocer ni aprender una práctica de devoción semejante a la que voy a explicarte, que te exija más sacrificios por Dios, te libere más de ti mismo y de tu egoísmo, te conserve más fácilmente en gracia de Dios y a la gracia en ti, que te una más perfecta y fácilmente a Jesucristo y sea más gloriosa para Dios, más santificadora para ti mismo y más útil para el prójimo.

119. Dado que lo esencial de esta devoción consiste en el interior que ella debe formar, no será igualmente comprendida por todos.
- algunos se detendrán en lo que tiene de exterior, sin pasar de ahí serán el mayor número;- otros, en número reducido, penetrarán en lo interior de la misma, pero se quedarán en el primer grado.¿Quién subirá al segundo? ¿Quién llegará hasta el tercero? ¿Quién, finalmente, permanecerá en el habitualmente? Sólo aquel a quien el Espíritu de Jesucristo revele este secreto y lo conduzca por sí mismo para hacerlo avanzar de virtud en virtud, de gracia en gracia, de luz en luz, hasta transformarlo en Jesucristo y llevarlo a la plenitud de su madurez sobre la tierra y perfección en el cielo.

ESTAMPAS CON ORACIONES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




EL CRUCIFIJO, EL MEJOR MAESTRO DE MI VIDA



El Crucifijo, el mejor maestro de mi vida
Mirándole a Él clavado en la Cruz, se tiene valor para todo. No te escapes nunca de la mirada de nuestros ojos.


Por: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net 




La devoción a Nuestro Señor Jesucristo clavado en la cruz está muy arraigada y debemos conservarla, pues trae muchas bendiciones sobre nuestras almas. No hay que temer por la salvación de quien se arrodilla ante el Santo Cristo bendito. Sin embargo, es una devoción que siempre ha tenido muchos enemigos. ¿Por qué será?...

Es un hecho bien sabido que todas las revoluciones anticristianas se han empeñado en derribar las imágenes de Jesucristo Crucificado. ¿Qué contiene el Crucifijo para que se le trate así?

Además, lo primero que hacen los enemigos y las sociedades secretas que militan contra la Iglesia, es legislar y prohibir que el Santo Cristo, como le llamamos en nuestras tierras, ocupe su lugar en un edificio público: en las escuelas, en los tribunales o en las salas de un municipio.

De la vida pública, esos enemigos pasan a la vida privada. Hoy han logrado meter la moda de sustituir en los hogares el Crucifijo por cuadros modernos que no dicen nada, o por la foto de artistas o de los ídolos del deporte...

Asimismo, se empeñan en sustituir la bendita imagen que pende del pecho por una flor elegante de oro o de fantasía, por el signo propio del Zodíaco o por la herradura tonta... Lo mismo da. El caso es conseguir que desaparezca el Crucifijo de la vista. ¿Qué pretenderán con ello tantos enemigos de Cristo y de su Iglesia?...

La respuesta nos la dan estas palabras del apóstol San Pablo:
- Es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo.

Sabemos que el Crucificado es un Juez inapelable. Unas veces alaba, cuando ve que nuestra vida está con Él clavada al pecado y al mundo; y otras veces condena de modo inexorable a los que son, como nos dice el mismo San Pablo, enemigos de la Cruz de Cristo, sin más dios que su placer y cuyo paradero final es la perdición.

Mirar al Crucifijo es, sin más, someterse a un juicio. Porque, se quiera que no, viene la inevitable comparación: ¿Somos de Éste, somos como Éste? Si nuestro proceder no está conforme al Crucificado, no resistiremos la mirada del mismo. Le tendremos miedo. Hasta lo maldeciríamos, como ésos sus enemigos a los que estorba tanto... Pero si nuestra vida se ajusta a la suya, lo miraremos de frente, le daremos un beso, y esperaremos de Él una palabra de aprobación y alabanza, pues sentiremos que nos dice en lo íntimo de nuestra conciencia: -¡Bien! ¡Muy bien!...

Porque el Crucifijo es el mejor testigo de nuestras acciones. Antes era clásico jurar ante el Santo Cristo, igual que se jura ante la Biblia.

Un caballero católico francés fue invitado por el tribunal a prestar juramento, cuando ya no se estilaba el Crucifijo en las audiencias, y pregunta:
- ¿Por quién he de jurar?
- Por su honor. ¿Le parece poco?
- Tengo honor, y no empañaré mi palabra con una mentira. Pero exijo aquí el Crucifijo.
No tuvieron más remedio que llevarlo. Y juró solamente por aquel Testigo inapelable.
Mirado así el Crucifijo, pareciera que está hecho para causarnos miedo casi terror. Pero es todo lo contrario.

Por Jesucristo Crucificado se realizan las obras más costosas y que exigen mayor sacrificio.

Mirándole a Él clavado en la Cruz, se tiene valor para todo.

Mirando al Crucifijo, nos pasa como a aquel príncipe, que había de ir a luchar contra la morisma que amenazaba a la Europa cristiana. Y recibe del rey de Hungría el Crucifijo con este encargo:
- Dirige la vista siempre a tu Rey, bajo cuya mirada vas a combatir. Sé valiente.
En toda nuestra América Latina hay mucha devoción al Crucifijo, el Santo Cristo, como lo llaman nuestras gentes, y ojalá se conserve bien viva esta devoción entre nosotros, porque ella encierra entero el Evangelio y lo mete por los ojos...

El apóstol San Pablo no ahorra palabras para ponderar la fuerza del Crucificado.
Es Sabiduría de Dios, con la cual venció al demonio astuto, al que venció con la trampa de la Cruz.
Es Fuerza de Dios, con la cual salva a los creyentes.
Es Amor de Dios, porque Jesucristo, entregado por el Padre al mundo, de tal manera nos amó que se entregó por nosotros hasta la muerte, y muerte de Cruz.

¡Crucifijo! ¡Bendito Crucifijo! Tú eres el mejor Maestro de una vida sin tacha.
Tú eres la bandera discutida en el campo de batalla.
No te escapes nunca de la mirada de nuestros ojos.
Tú serás el Juez de esos tus enemigos que hoy te quieren eliminar del mundo, y de los cuales ―nos lo has dicho Tú mismo, Jesús, no quedará ni uno sólo que no quede aplastado bajo el poder de tus pies soberanos.

Sin embargo, para nosotros, que nos gloriamos de tu Nombre, que te amamos y te servimos, que te damos cada día el corazón, sin retractar jamás nuestra donación, para nosotros serás un día nuestro espléndido premiador....

FELIZ VIERNES!!!


jueves, 4 de febrero de 2016

PRIMER VIERNES DEL MES DE FEBRERO DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: VIERNES 5, 2016


 PRIMER VIERNES 5 - DEL MES DE FEBRERO 2016
DEDICADO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS




BREVE CONSIDERACIÓN.- Jesús habla a su sierva Margarita María de Alacoque:"Es tanta mi satisfacción al contemplar tu corazón, hija mía, que quisiera ponerme en su lugar y servirte Yo mismo de corazón.... Te irás, pues, sin corazón; el tuyo no saldrá jamás de aquí. Lo he de llenar con un báslsamo precioso, que alimentará el fuego del amor. Y todo cuanto sufras por mi causa, ponlo en mi Sagrado Corazón, a fin de que, por mi gracia, sirva de aceite de esa lámpara, y seas eternamente consumida, de esta suerte, por mi amor"





ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS 

Yo te suplico, Jesús mío, que no  me hagas conforme a la vida (la cual, según nuestros sentidos, es vida de muerte) que llevas en el Santísimo Sacramento, donde te haces obediente hasta el aniquilamiento a la sola voz del Sacerdote. Haz, Salvador mío, que en honra de tu obediencia y anonadamiento, sea yo también humilde y obediente por amor y para gloria de tu Sagrado Corazón.

Por Ti, Jesús, sacrifico mi libertad y mi propia voluntad a la tuya, y esto sin reservas. Detesto de todo corazón y renuncio  los respetos, repugnancias y desabrimientos que me sugiera  el amor prohibido, en cuanto me sea mandado o prohibido.

Este es el contrato que mi corazón hace con el tuyo,  !Oh Divino Jesús!, de obrar en todo por amor y con humildad, pues quiero vivir y morir en este ejercicio de amor perfecto. Suplícote que te hagas dueño de mi corazón y de cuanto pueda darte gloria en mí, en el tiempo y en la eternidad. Amén.

(Santa Margarita María de Alacoque.)


SEGUNDA PROMESA:
"Les daré mucha paz en sus familias"


(Recitemos las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús en gratitud a la promesa y para que se cumpla en nosotros...)

Bendigamos a Jesús por esta preciosa promesa, y  pidámosle la cumpla con todos sus apóstoles, recitando las Letanías del Sagrado Corazón de Jesús.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.
V: Señor, ten piedad de nosotros.
R: Señor, ten piedad de nosotros.
V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.
V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Hijo, Redentor del mundo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Dios Espíritu Santo,
R: ten piedad de nosotros.
V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R: Ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el
seno de la Virgen María, R/.
Corazón de Jesús, unido substancialmente al
Verbo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.
Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.
Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.
Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.
Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.
Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.
Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.
Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.
Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros
de la sabiduría y la ciencia, R/.
Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud
de la divinidad, R/.
Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus
complacencias, R/.
Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.
Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.
Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.
Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.
Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.
Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.
Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.
Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.
Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren
y esperan, R/.
Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: óyenos, Señor.
V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,
R: ten piedad y misericordia de nosotros.
V: Jesús, manso y humilde de corazón,
R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.
V: Sagrado Corazón de Jesús,
R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,
R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,
R: salvad almas y salvad el alma mía.


UNA PALABRA DE MARGARITA MARÍA DE ALACOQUE A SUS HERMANOS ASOCIADOS: "Así como Jesús está celoso de vuestro corazón, estadlo también vosotros del suyo ternísimo, amándole, como a nadie, en la tierra; y para probárselo, no perdaís jamás una sola Comunión, lo que regocijará grandemente al Amado, entristeciendo y confundiendo mucho al enemigo"

(UN PADRE NUESTRO Y AVEMARÍA POR LOS AGONIZANTES Y PECADORES)




ACTO DE CONSAGRACIÓN
SE SOR MARÍA DEL DIVINO CORAZÓN

Amabilísimo Jesús, yo me consagro de nuevo y sin reserva a tu Divino Corazón. Te consagro mi cuerpo con todos sus sentidos, mi alma con todas sus potencias y mi ser todo entero. Te consagro mis pensamientos, palabras, obras, todos mis sufrimientos y trabajos, todas mis esperanzas, consuelos y alegrías. Especialmente te consagro mi pobre corazón para que no ame sino a Ti y se consuma como víctima en las llamas de tu amor. Acepta, !oh Corazón divino!, el deseo que tengo de consolarte y de pertenecerte para simpre. Toma de tal manera posesión de mí, que yo no tenga otra libertad que la de amarte, ni otra vida que sufrir y morir por Ti. Pongo en Ti toda mi confianza, una confianza sin límites, y espero de tu misericordia infinita perdón de todos mis pecados. Deposito en tus manos todos mis intereses, principalmente el de mi salvación eterna.

Prometo amarte y honrarte hasta el último momento de mi vida, y ayudado de tu divina gracia, prometo propagar con celo ardiente el culto de tu Sacratísimo Corazón. !Oh divino Corazón de Jesús!, dispón de mí como te agrade, no quiero más recompensa que tu mayor gloria y tu santo amor. Concédeme la gracia de hacer mi morada en tu Sacratísimo Corazón; allí es donde quiero pasar los días de mi vida y exhalar mi último suspiro.

Haz también de mi  corazón tu morada y el lugar de tu reposo, para quedarnos así íntimamente unidos, hasta que un día pueda yo alabarte, amarte y poseerte por toda la eternidad y cantar para siempre las misericordias de tu dulcísimo Corazón. Amén


Corazón Divino de Jesús, ten misericordia de nosotros (Tres veces)

Corazón Inmaculado de María, ruega por nosotros.

San José, Ruega por nosotros.

Santa Margarita María de Alacoque, ruega por nosotros.

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 4 DE FEBRERO DEL 2016


Llama Jesús a los doce y los envía de dos en dos
Tiempo Ordinario


Marcos 6, 7-13. Tiempo Ordinario. Ser cristiano es vivir según los mandamientos de Cristo y además ser misionero para transmitir a todos los hombres su mensaje. 


Por: Luis Jesús Rodríguez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 6, 7-13
Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Oración introductoria
Señor, tú has querido llamarme a ser cristiano, no sólo para estar contigo, sino también para enviarme a predicar tu mensaje a los hombres y mujeres con quienes me encuentre. Te pido en esta oración por las familias cristianas para que sean un verdadero testimonio para el mundo.

Petición
Señor, haz que te conozca más profundamente para amarte más y transmitirte mejor.

Meditación del Papa Francisco
Cuántas veces pensamos la misión en base a proyectos o programas. Cuántas veces imaginamos la evangelización en torno a miles de estrategias, tácticas, maniobras, artimañas, buscando que las personas se conviertan en base a nuestros argumentos. Hoy el Señor nos lo dice muy claramente: en la lógica del Evangelio no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas, sino simplemente aprendiendo a alojar, a hospedar.
La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón.
Hospitalidad con el hambriento, con el sediento, con el forastero, con el desnudo, con el enfermo, con el preso, con el leproso, con el paralítico. Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido. Y, a veces, por culpa nuestra. Hospitalidad con el perseguido, con el desempleado. Hospitalidad con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra paraguaya es tan rica. Hospitalidad con el pecador, porque cada uno de nosotros también lo es. (Homilía de S.S. Francisco, 12 de julio de 2015).
Reflexión 
La llamada de Cristo a la fe no es una llamada estática, es una llamada a conocerlo cada vez más para transmitirlo mejor. Ser cristiano no significa sólo vivir según los mandamientos de Cristo, significa además ser misionero para transmitir a todos los hombres su mensaje, que es un mensaje de paz. Sin embargo, esta proclamación del mensaje de Cristo debe respetar la libertad de los hombres de acogerlo o no.

Propósito
Ofrecer mis actividades del día por el familiar que vive más alejado de Dios.

Diálogo con Cristo
Jesús, haz que viva mi vocación de cristiano fielmente, no apegado a las cosas materiales, sino buscando en todo tu mayor gloria. Haz que cumpla mi vocación de evangelizador en el lugar donde Tú me has puesto en esta vida. Te pido que mi familia viva cada día más unida a Ti, y así podamos un día todos gozar para siempre de Ti y de tu Madre Santísima.


"La muerte y resurrección de Cristo son el corazón del cristianismo, eje y soporte de nuestra fe y motivo de nuestra alegría" (Benedicto XVI, Audiencia, 19 de mayo de 2010)

Preguntas o comentarios al autor  Luis Jesús Rodríguez

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: JUEVES 4 DE FEBRERO 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Febrero 4



No es posible que todos te acepten; mientras unos aplaudirán nuestras obras, otros las rechazarán. Si eres bueno, los que no lo son te rechazarán; y si eres como ellos, te rechazará Dios; si eres justo, serás perseguido por los injustos; pero si eres injusto, los justos sufrirán por ti. Si te muestras soberbio y altivo; los humildes no podrán aplaudirte; aunque, si eres humilde, te verás despreciado por los soberbios. Si te preocupas por los demás, los egoístas se reirán de ti y te tildarán de loco y, si dejas que el egoísmo invada tu vida, los que sufren esperarán tu ayuda inútilmente.

Debes elegir lo que prefieres para tu vida: ser aceptado por los malos, por los soberbios y egoístas, o ser como los buenos, como los humildes, como los que se sacrifican por los demás.
Y en último término, así estás eligiendo si quieres ser rechazado por Dios, o ser aceptado por Él.

Ni a Cristo mismo lo aceptaron todos; y como los discípulos no puedan ser de distinta condición que el Maestro, los cristianos debemos estar dispuestos a ser rechazados por el mundo y los mundanos. “Serán odiados por todos a causa de mi Nombre; pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas” (Lc 21, 17-19)


* P. Alfonso Milagro

MADRES INVISIBLES


Madres invisibles
Una madre es tan especial, que hasta el mismo Dios se hizo hombre para tener una. Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mamá.


Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net 




Una madre es alguien tan especial, que hasta el mismo Dios se hizo hombre para tener una...

Ese es el gran privilegio de ser mamá; nosotros los hijos, aunque muchas veces no lo reconocemos, nos admiramos y nos sentimos orgullosos de nuestras mamás, realmente no tenemos palabras para agradecerles ese trabajo silencioso y sacrificado, constante y lleno de cariños. Les comparto esta reflexión que me acaba de llegar de una mamá que tiene 8 hijos, que está al "pie del cañón" y que hoy, con este testimonio, tiene nuevas pilas para seguir "dando su vida por sus tesoros más grandes, que son sus hijos.."

Hay días en que se siente el peso cuando eres madre de familia; hay días en que todo te fastidia, como cuando estás en el teléfono y uno de los chicos entra a decirte que si lo puedes llevar a tal lado, o que si le das esto ó aquello, como si no fuera obvio que en ese momento estás ocupada; por dentro piensas ¿qué no ves que estoy en una llamada? obviamente no, ni lo toman en cuenta; igual si estás cocinando, o limpiando el piso, o poniendo la ropa en la lavadora; parece que fueras una persona invisible; la mamá invisible. 

Algunos días se siente como si fueras solo un par de manos: ¿me arreglas esto?, ¿me abres esto?, ¿me amarras acá?, ¿me abotonas?, otros días me he sentido un reloj que sólo da la hora o la guía del Sky...¿en qué canal está el Disney Channel?... 

Otras veces he estado segura de que estas manos, que alguna vez sostuvieron libros entre sí, hicieron excelentes trabajos en la universidad y recibieron el título, se han perdido entre frijoles fritos, arroz y guisados, lavadoras y el volante del auto. 

Una noche, asistí a una reunión de amigas para dar la bienvenida a una de ellas que volvía de un viaje increíble; estaba ahí sentada y en un momento empecé a comparar mi vida con la suya y no pude dejar de compadecerme; de pronto, ella se me acercó con un paquete envuelto para regalo y me dijo: te traje este libro de las más hermosas catedrales en Europa; de repente no entendí porqué me lo había traído; llegué a mi casa, lo abrí y la dedicatoria era: 


A____ con admiración, por la grandeza de lo que está construyendo cuando nadie la ve.

En los días posteriores me devoré el libro y descubrí en él verdades que cambiaron mi vida. Nadie puede decir con certeza quiénes construyeron estas magníficas catedrales, no se tiene registro de sus nombres. Estos constructores trabajaron toda su vida en una obra que nunca verían terminada; hicieron grandes esfuerzos y nunca esperaron crédito. Su pasión por el trabajo era alimentada por su fe y por la convicción de que nada escapa a la mirada de Dios. 

El libro cuenta la anécdota de un hombre poderoso que fue a supervisar la construcción en una de estas catedrales y se encontró con uno de los trabajadores que tallaba un pajarito en una de las vigas de madera que sostendrían el techo; curioso, le preguntó que porqué perdía su tiempo tallando esa figurilla en una viga que nadie vería, ya que sería cubierta con yeso y le respondió: porque Dios sí lo ve.

Cuando terminé el libro, todo tuvo sentido; fue como si escuchara la voz de Dios murmurando en mi oído: ya ves, hijita, ningún esfuerzo o sacrificio que haces pasa desapercibido a mis ojos, aún cuando estés realizando tus labores en soledad; ningún botón que pegues, ninguna malteada de chocolate que hagas es un acto demasiado pequeño para que yo no lo vea y eso me haga sonreír. Estás construyendo una gran catedral, sólo que ahora no puedes ver en lo que tus esfuerzos se convertirán.

Ahora entiendo que ese sentimiento de invisibilidad que sentí, no era una aflicción, era el antídoto para mi egoísmo y mi orgullo; era la cura para el querer estar siempre en el centro.

Me ha ayudado mucho a ubicarme el verme a mí misma como una constructora. El autor de este libro dice que en la actualidad no se construyen este tipo de edificios porque ya no hay personas con ese espíritu de sacrificio que estén dispuestas a dar su vida en una labor que a la mejor nunca vean concluída.

Cuando pienso en eso, sólo deseo que cuando mi hijo invite a sus amigos a la casa, no les diga: te invito porque mi mamá se levanta a las seis a.m. a hacer unos pays deliciosos, además plancha personalmente los manteles en los que nos sirve la comida y trapea a rodilla la sala y comedor, porque eso sería estarme construyendo un monumento a mí misma; no, lo que deseo desde el fondo de mi corazón es que mi hijo les diga: te invito a mi casa porque ahí te la vas a pasar muy bien.

Mi meta es hacer de mi casa un verdadero hogar, un lugar a donde mis hijos quieran llegar porque puedan estar felices y relajados y que por esa razón, quieran traer a sus amigos. 

Como madres de familia, estamos construyendo grandes catedrales; mujeres y hombres de bien; almas que vayan al cielo y lleven entre sus manos a todos los suyos. Mientras laboramos, no podemos estar absolutamente seguras si lo estamos haciendo bien, pero un día, es muy posible que el mundo se maraville, no sólo por lo que habremos construído, sino por el bien y la belleza que habremos aportado, por todo el trabajo silencioso de las madres invisibles. 

Una madre es alguien tan especial, que hasta el mismo Dios se hizo hombre para tener una. Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mamá...

SALVAR EL ALMA


Salvar el alma



Pocos son los que saben que lo único realmente importante en esta vida es salvar la propia alma. Pues efectivamente si perdemos el alma, si nos perdemos para siempre en el abismo infernal, lo habremos perdido todo para siempre. En cambio, si nos salvamos, seremos felices para toda la eternidad.

Por eso tantos santos se retiraron del mundo a hacer penitencia, pues se pusieron a considerar la palabra “eternidad”, y lo que ella significa; y entendieron que según fuera su vida en este mundo, les esperaría una eternidad de dicha sin fin, o de horror sin límites.

Entonces es muy bueno que tengamos presente que lo que realmente importa en este mundo es salvar el alma. Todo lo demás es cosa secundaria, aunque parezcan problemas graves, pues todo quedará de este lado del sepulcro, en cambio nuestra alma es sempiterna y existirá ya para siempre, en uno u otro lugar: Cielo o Infierno.

Si miramos todas las cosas a la luz del más allá, sí que entenderemos mejor las cosas que pasan en este mundo, porque ¿de qué sirve una vida de placer aquí, si luego se pierde el cuerpo y el alma en el Infierno eterno? Y ¿qué terrible puede ser una vida de dolor y sufrimiento en este mundo, si pronto tendrá un final, y luego se volará al Cielo a gozar para siempre de una Felicidad inenarrable?

Las cosas del mundo y de la vida cotidiana, adquieren una nueva dimensión vistas a la luz del más allá, porque esta vida en la tierra es muy fugaz. ¡Qué locura perder la eternidad de dicha, por gozar de un miserable y carnal placer en este mundo!

Estamos a tiempo todavía de dar el valor justo a cada cosa: a nuestra alma, la mayor atención, evitando el pecado y esforzándonos para adelantar en la virtud, lo cual será una buena inversión para el futuro, para cuando nos llegue la muerte y nos presentemos ante Jesucristo Juez en el juicio particular, donde recibiremos nuestra retribución eterna.

¿Qué importa si en este mundo somos unos fracasados, o sufrimos mucho, o vivimos en las desgracias, si después de esta corta vida nos espera la alegría del Cielo? ¿Y de qué sirve que lo pasemos bien en este mundo si luego nos tragará el abismo infernal?

Por ello tenemos que mirar todas las cosas a la luz del más allá, a la luz de la fe, con los ojos de Dios, y entonces tendremos la sabiduría de los santos.


© Sitio Santísima Virgen

EL FAVOR QUE PIDE PAPA FRANCISCO PARA SU VISITA A LA VIRGEN DE GUADALUPE EN MÉXICO


El favor que pide Papa Francisco para su visita a la Virgen de Guadalupe en México




 (ACI).- A poco más de una semana de iniciar su viaje apostólico a México, el Papa Francisco concedió una entrevista donde expresó su cariño por Nuestra Señora de Guadalupe, por quien siente “seguridad, ternura”; y pidió a los mexicanos que cuando visite la Basílica dedicada a la Madre de Dios, le permitan estar “un ratito solo delante de la imagen. Es el favor que les pido”.

“¿Qué siento por ella? Seguridad, ternura. Cuántas veces estoy con miedo de algún problema o que ha sucedido algo feo y uno no sabe cómo reaccionar, y le rezo, me gusta repetirme a mí mismo: ‘No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?’. Son palabras de Ella: ‘No tengas miedo’. Es lo que más me dice Ella”, expresó el Papa a la agencia Notimex.

Francisco recordó que ha estado en México dos veces: la primera en la década de 1970 para una reunión de la Compañía de Jesús y luego en 1999 cuando San Juan Pablo II firmó y entregó la exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in America. “Las dos veces fui a visitarla, a la Señora, a la Madre, a la Madre de Dios por quien se vive. La primera vez, en la vieja Villa. La segunda vez, en la actual Basílica, en el actual templo”, señaló.



El Santo Padre explicó que otra advocación mariana “quizás me inspire otra cosa”, pero cada vez que está frente a la Virgen de Guadalupe “y la miro allí, con esos ojos, haciendo esa síntesis cultural de ese Nuevo Mundo que está naciendo, esperando al Niño: ‘No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?’. Y no espero tanto el milagro de las flores. Siento eso, que es Madre, que cuida, que protege, que lleva adelante un pueblo, que lleva adelante una familia, que da calor de hogar, que acaricia con ternura y que te quita el miedo: ‘No tengas miedo Juancito’. Eso es lo que yo siento delante de la imagen”.

En ese sentido, recordó que una de las dos veces que fue a visitar el santuario, “me querían explicar la imagen y preferí que no, quedarme en silencio mirando. Dice mucho, es una imagen ‘decidora’, la imagen de una Madre que cobija, que cuida, que está metida en su pueblo, con la tez de su pueblo. Eso es lo que siento delante de Ella”.

El Pontífice también tuvo palabras para San Juan Diego, el indígena vidente de la Virgen de Guadalupe. Francisco recordó que cuando fue a Roma en el 2013 –el año que fue elegido Papa–, “estaba empezando a construir en Buenos Aires la parroquia San Juan Diego, la cual nombré en Buenos Aires, patrona de los floristas. San Juan Diego me dice mucho a mí, en su relación con la Virgen”.

“Hombre bueno, pero se tuvo que meter en todo ese mundo de convencer al obispo, y de esto… y sentir la humillación de que no le creían: ‘No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?’. Y él confió. Milagro de las flores, sí es posible porque la Madre es la gran flor de México”, afirmó.

Finalmente, el Santo Padre hizo un pedido al pueblo mexicano: “Lo que pediría es –pero como un favor, a ustedes– que esta vez, que va a ser la tercera que piso suelo mexicano, me dejen un ratito solo delante de la imagen. Es el favor les pido. ¿Me lo van a hacer?”.

LA VIDA UN LABERINTO


La vida un laberinto



Tener fe es haber descubierto el inmenso amor que Dios tiene por ti; y, ante tan enorme y fascinante hallazgo, organizar tu vida como una respuesta fiel y coherente. El Espíritu de Dios, Espíritu de amor, te ayude a interiorizar este pensamiento en la meditación, porque está en el centro de la auténtica relación con el Señor.

La vida no es un pasillo recto y fácil... por el que viajamos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasajes en el que debemos hallar nuestro camino, perdidos y confundidos, una y otra vez, atrapados en un callejón sin salida. Pero, si tenemos fe, Dios siempre nos abrirá una puerta que aunque tal vez no sea la que queríamos, al final será buena para nosotros. A. Cronin

No basta escuchar y conocer las verdades de la fe: hay que vivirlas. “Dichoso el hombre que escucha la Palabra de Dios y la practica”. Sólo así tu vida adquirirá consistencia y nada la derribará, pasarás victorioso las pruebas de este mundo perecedero y tendrás junto a Dios una morada de eterna felicidad. El Señor te asista en el combate de la fe.


* Enviado por el P. Natalio

¿POR QUÉ NO ME CAMBIO DE IGLESIA?


¿Por qué no me cambio de Iglesia?
No podría vivir sin la Eucaristía. Sería incapaz de darle sentido a mi vida sin esa relación de amor con el Santísimo Sacramento.


Por: Padre Carlos Chavarría 




PRIMERA PARTE

Esta es una pregunta que me hicieron muchas veces antes de ser de sacerdote. Después creo que no se atrevían a hacérmela, pero se notaba en su mirada que la inquietud estaba a flor de piel. Después de meditar un poco, mi respuesta la podría dividir en dos partes. Las cuales, están totalmente vinculadas y la una sin la otra perdería su sentido original.

Por supuesto que en este artículo no se pueden desarrollar todos los elementos de la riqueza de nuestra fe. Primero porque aburriría a las tres personas que leen esta columna, y corro el riesgo de perder mi espacio en el periódico. Segundo, porque para expresar toda la riqueza de nuestra fe tendría que escribir una enciclopedia que debería contar con una infinidad de tomos. En definitiva, necesitaría todos los días de esta vida y parte de la vida eterna para hacer un desarrolla más o menos elemental sobre el tema. Pero como no es el caso hacer un desarrollo exhaustivo, me limitare a las dos razones por las cuales yo no cambio mi Iglesia.

La primera razón, que es la más importante y de la que depende todo, es que no podría vivir sin la Eucaristía. Sería incapaz de darle sentido a mi vida sin esa relación de amor con el Santísimo Sacramento. No podría mantener mi fidelidad si no fuera por el corazón palpitante de Jesús que se hace presente en la Eucaristía. Toda mi vida está plagada de encuentros de amor con el Santísimo Sacramento, las decisiones más importantes, los momentos de alegría y los momentos de tristeza, los he compartido con el Señor Sacramentado. Sentir que Dios está cerca, que se interesa por mí y que me espera siempre; para escucharme, consolarme y amarme; es algo que jamás podría cambiar por un par de dólares, o por sentir cosas diferentes, o simplemente porque toda mi familia o mis amigos han cambiado de religión. En definitiva, sin la presencia real del Señor en las especies Eucarísticas yo no podría vivir, es más, yo no podría “ser”.

La segunda razón, que está muy relacionada con la primera, es que amo demasiado mi libertad. Entendiendo la libertad como esa característica humana que me permite buscar mi bien y mi plenitud. Solo en la Iglesia he encontrado la posibilidad para educar y desarrollar mi libertad en plenitud. Donde la vocación de cada uno de los cristianos se desarrollo de acuerdo a su condición y sus carismas, donde la diversidad no es vista como un motivo de división sino como una fuente de riqueza. Donde se respeta el camino de santidad que el Señor ha designado para cada uno. Donde el ejercicio de la libertad siempre significa comprometerse con el otro para alcanzar la plenitud como personas. Donde no se hacen lavados de cerebro para que todos piensen lo mismo y actúen como autómatas. Donde la libertad no es vista con sospecha, sino como un gran don que Dios nos ha dado para poder participar en la comunión de su divinidad.


Ahora díganme ustedes, ¿por qué voy a cambiar todo esto?, ¿por un par de cantos bonitos?, ¿por una predicación superflua y manipulante que me hace llorar?, ¿por una sarta de mentiras fruto de un anacronismo histórico que es de una estupidez galopante?. O mejor dicho, ¿Cambiare toda la riqueza de mi fe, solo por comodidad o porque voy a ganar unos dólares más haciendo lo que no tuve valor de hacer cuando estaba del lado de la verdad?. Simplemente no cambio mi Iglesia porque no solo perdería algunas gracias, sino que me perdería a mí mismo. Por lo demás, cada uno es libre de elegir su propia condenación; o su propia salvación.



SEGUNDA PARTE:

La historia continua… Siempre he creído que las segundas partes de una película nunca son tan buenas como la primera, es más, todavía lo sigo creyendo. A excepción de algunas honrosas segundas partes, todas las demás son un poco de lo mismo. Con respecto a las segundas partes de los editoriales todavía soy más escéptico, porque pienso que al final se pierde el impacto de la palabra dicha anteriormente. Pero hoy, debido al clamor popular, voy a romper, solo por esta vez, esta norma de ideales de intelectualoide esnob.

Otro motivo por el cual yo no cambiaria mi Iglesia: es la necesidad, que como ser humano, tengo de ser perdonado. Definitivamente, debido a que reconozco mis debilidades se que tarde o temprano, a veces más temprano que tarde, termino haciendo alguna cosa que causa una ofensa a Dios, a mi mismo o a los demás. En esos momentos cuando la culpa me embarga, el remordimiento de conciencia me mata y el arrepentimiento me estruja el alma; siempre necesito que alguien me diga te perdono, ¡ánimo! Te devuelvo tu dignidad para que tengas una nueva oportunidad y puedas hacer las cosas mejor. Por supuesto, que esa nueva oportunidad solo me la puede dar Dios. Pero el Señor que nos conoce muy bien, sabe que humanamente necesitamos escuchar esas palabras, “te perdono de tus pecados… vete en paz”. Para solucionar ese problema nos regalo uno de los más maravillosos sacramentos; si, ese que están pensando: “la confesión”. En este sacramento puedo sentir la misericordia de Dios, puedo sentir su amor y, sobre todo, puedo sentir la voz del Señor que me dice te perdono y, si esto fuera poco, me da una nueva oportunidad para recomenzar. Por tanto, aunque a veces me cueste un poco confesarme, jamás cambiaria este maravilloso sacramento, por una “oración de sanación” de un “pastorcillo” gritón y trasnochado.

Otro motivo con un tinte un poco esteticista: no cambiaria mi fe por su belleza que se ha ido repujando con el pasar de los siglos. Una fe que ha producido belleza en la pintura, en la escultura, en la arquitectura, en la literatura, en la música, en el pensamiento. Una belleza que es fruto de la verdad que se trasmite y de la fe que se profesa. Una belleza que te hace trascender a los sublime y te acerca a lo infinito. Una belleza que te hace admirar la perfección y la grandeza del Creador. Una belleza de la fe que no tiene miedo de tratar de manifestar con expresiones artísticas lo que es sublime y esta más allá del mundo material. Una belleza que no se amedrenta ante lo inexplicable y que se toma en serio el Misterio de la Encarnación que hace visible lo invisible. ¿Por qué cambiaría la riqueza de dos mil años de historia humana y divina, por un garaje con sillas o por un salón de convenciones alfombrado de un hotel?

Por consiguiente, si de algo estoy orgulloso en mi vida es de mi Iglesia. Que los mediocres y los hijos del bienestar busquen su “spa” para tranquilizar sus conciencias, que no son capaces de aceptar el reto de acoger el don de la Salvación, asumiendo la responsabilidad de ser hombres libres.

PADRE AMADO...


PADRE AMADO...


Padre amado, te alabo en todo momento porque sé que cada día abres tu inagotable lluvia de bendiciones a todos los que a Ti acuden confiados. Sales siempre en mi auxilio y me haces vivir tranquilo. Te doy gracias por toda la belleza que colocaste en la creación. En cada rincón de este mundo está reflejada tu magnificencia, la colocas por doquier para que de ella me inunde y te recuerde. Quiero recibir de Ti esa fuerza y ánimo para estar alegre, siempre dispuesto a luchar contra todas las adversidades. 


Quiero vivir en la serenidad de tus palabras aún en medio de la angustia. Quiero ser testigo de tu poder, que mi fe se vea fortalecida y que me abra puertas hacia unas maravillas jamás vistas. Dame vida en abundancia. Quiero vivir según tu amor y tu justicia. Gracias porque con tus Palabras, sanas mi mente y espíritu y me levantas en victoria ante aquellas circunstancias y problemas en las que yo me veo derrotado. Me conoces y me amas. En Ti creo, por eso te alabo y te adoro. Amén.

HOY ES JUEVES, Y YO TE DOY MI DOLOR


Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor
No soy yo el que voy a Ti. Tú eres el que viene a mi. Te acercas a mí porque sabes de mi sufrimiento, de mi dolor.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Llegué ayer del Hospital a mi casa. Hoy es jueves Señor, y voy a estrenar mi silla de ruedas. Voy a ocupar un lugar del cual ya no me moveré.

Hoy es jueves y muchas personas al comenzar el día se habrán levantado de su cama, habrán puesto los pies en el suelo y comenzado a hacer una y mil actividades distintas...seguro que no se han detenido a gustar de ese milagro: ¡poder caminar!. A mí me han tenido que traer a esta Capilla para contarte mis "cosas".

Hoy es jueves Señor, y recuerdo que también era jueves el día en que por primera vez fui a tu encuentro en mi Primera Comunión, después.... ¡cuánto brinco, cuántos juegos, cuántas carreras, cuántos bailes...!. Y años después, la "palomilla" escogió un día jueves para ir por primera vez un rato a la "disco" de moda...

Hoy es jueves también pero estoy atado a mi silla de ruedas. Voy a estar en ella para siempre. Y hoy, mientras te miro me he puesto a pensar en Ti, Señor, y he sentido que como aquel día de mi Primera Comunión, no soy yo el que voy a Ti. Tú eres el que viene a mi. Te acercas a mí porque sabes de mi sufrimiento, de mi dolor. Y yo te voy a hacer una pregunta, no ¿por qué, por qué a mi?. Eso solo lo sabes Tu. Te voy a preguntar, ¿para qué, para qué me tienes prisionero sin que mis pies vuelvan a pisar el campo, las playas... a correr, a caminar?. Y al hacerte esa pregunta queda inherente a ella mi entrega, mi aceptación, porque en mi se está haciendo Tu voluntad. Y sigue la pregunta, ¿para qué este cambio radical en mi vida?.

Tu Jesús, me lo vas a decir. Soy todo oídos, mi alma está alerta, mi corazón preparado. Tu me vas a decir qué quieres de mí en esta nueva forma de vida.

Dicen que hay pocos misioneros, que allá en las tierras donde están hace mucho calor, que se enferman, que sufren... que hasta los matan. Yo puedo ser misionero como lo fue la Santa de Lisieux, la pequeña Teresita sin salir del Convento, porque puedo ofrecer mi inmovilidad por el sufrimiento de unos pies hinchados, cansados de caminar por brechas y caminos lodosos para llevar la Palabra del Señor al corazón de los hombres y mujeres que no lo conocen.

Señor, tu estás junto a mí y ya me estás hablando... porque antes nunca pensé en estas cosas. Mi vida era alocada, vacía estéril... Ahora soy tierra fértil para la semilla de Tu palabra. La llama del dolor quemó en mi corazón toda la mala hierba y ahora lo siento acrisolado y limpio. Soy hombre nuevo.

Hoy es jueves, Señor, y voy a tender las alas de mi espíritu para adorarte aquí, para acompañarte en todos los Sagrarios del mundo, para hacerte compañía en Tu soledad, en Tu eterna espera, en Tu absoluta entrega. También te veo en la Cruz, inmóvil, clavado, así... como estoy yo. Y sin embargo tus manos y tus pies clavados nos vinieron a dar la libertad sobre la esclavitud del pecado. Nos dieron el triunfo sobre la muerte y nos hicieron hombres y mujeres nuevos.

Háblame, Señor, dime que quieres de mi... Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor y Tu a cambio dame conformidad para mi nueva vida y déjame Tu Paz como el mejor de los regalos.

FELIZ JUEVES!!!


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