miércoles, 25 de noviembre de 2015

DIEZ FORMAS DE ORACIÓN QUE NO PUEDE FALTAR EN TU VIDA CRISTIANA



10 formas de oración que no pueden faltar en tu vida cristiana
Oración Cristiana



Uno siempre encuentra tiempo para todo, incluso para las cosas más banales (qué decir si se trata de algo que se considera de vital importancia para nuestra vida). ¿Por qué no pasará lo mismo con la oración?


Por: Daniel Prieto | Fuente: Catholic-link.com 



“No tengo tiempo para rezar” −porfían algunos. −“No es verdad” –replico yo. Me dan miles de excusas y se van. Luego pasan las horas, y yo los observo. Largas horas invertidas en series de televisión, en facebook, en juegos, en youtube, en música, en algún hobby… en fin, todo justificable, pues en el fondo uno siempre encuentra tiempo para todo, incluso para las cosas más banales (qué decir si se trata de algo que se considera de vital importancia para nuestra vida). ¿Por qué no pasará lo mismo con la oración? Repito, no me creo eso de no tener tiempo para rezar. El problema es otro. ¿Quieres rezar? −Sí −debes responder ¿Tienes tiempo? −Sí −ahora nos estamos entendiendo. Pero antes necesitamos responder: ¿qué es la oración?
No faltan definiciones elocuentes, de grandes santos, que responden con profundidad a la pregunta. Santa Teresita por ejemplo decía: «Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como en la alegría». O San Agustín: «La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él». Sin embargo, no faltan personas insatisfechascon tales definiciones. Y no les falta razón.
Sabemos que estas respuestas no abarcan todos los aspectos y matices que la palabra implica. En realidad este tampoco era el afán de los santos citados, ni el nuestro. Ni siquiera un tratado sería suficiente para describir y explicar los numerosos tipos (alabanza, perdón, acción de gracias, súplica), métodos (liturgia de las horas, lectio, rosario, oración del nombre de Jesús), experiencias (personales, liturgicas, sacramentales), que existen y en los cuales se puede vivir, enmarcar  y comprender la oración.
Aun así, debemos intentar llegar a describir su fundamento último, es decir, tratar de definir lo que está a la base y constituye su esencia respecto al hombre. En ese sentido creo que podemos afirmar que la oración es relación. Relación de amor entre Dios y el hombre. Relación de amor entre el hombre y Dios. Relación que lleva a la reconciliación. Re-conciliación que es la dinámica de reunificación entre lo humano y lo divino. Me explico mejor. El hombre fue creado no solo a través de la Palabra, sino también a imagen y semejanza de Ella, por ello es el la única creatura visible capaz de entablar un diálogo de amor con su Creador (GS 12,3). Como decía Ratzinger comentando el Génesis: “El aliento de Dios le ha sido insuflado, por lo cual la divinidad ha literalmente entrado en él, su barro adquiere el ser-imagen-de-Dios”.Imagen que es capacidad de desplegarse en el amor y puede alcanzar la semejanza divina. Por eso el respiro del hombre va más allá de ser un mecanismo necesario para la conservación de su vida terrena, en su caso, lo decisivo es su capacidad de respirar la vida del Espíritu, que es la vida de Dios. El hombre es capaz de Dios. Su corazón (entendido como toda su persona), puede albergar la vida Trinitaria y así la materia de su cuerpo puede convertirse en auténtico santuario (templo) del  Espíritu Santo. Con ello glorifica a Dios (1 Cor. 6, 19-20), porque es portador de la gloria de Dios.  Sí, San Ireneo tenía razón, “la gloria de Dios es el hombre viviente”.
La naturaleza del hombre de oración, al entrar en comunión con Dios, se transfigura y diviniza, al participar de la naturaleza divina (de su amor, porque Dios es amor). En la oración  lo decisivo es esta relación de comunión. Es en este marco que se entiende cómo toda la existencia del hombre puede convertirse en oración. Orígenes sobre esto decía: «Solamente podemos poner en práctica el precepto de “Orar siempre” (1Tes 5,17) si consideramos toda la existencia cristiana como una única y gran oración, de la que eso que solemos llamar “oración” es tan solo una parte» (Sobre la oración 12,2). La relación de amor con Dios caracteriza toda nuestra existencia, y desde esta se forja una nueva modalidad operativa que transforma toda nuestra actividad.
Esta relación obviamente depende en primera instancia de Dios. Dios nos amó primero (1 Jn 4,19) y nunca ha dejado de amarnos y llamarnos, incluso después del pecado. Si bien es cierto que  pecado original tuvo y sigue teniendo graves consecuencias (la privación de la santidad y de la justicia original, la naturaleza herida, la desarmonía del cosmos, etc.) Dios no nos abandona, y nos confirma su fidelidad. Su relación hacia nosotros no se interrumpe, más bien se reconstituye con una novedad inaudita: Cristo, el nuevo y definitivo Dia-logo entre el Padre y el hombre es la Palabra que se hace carne. Encarnación, pasión, muerte y resurrección, se convierten en el movimiento de reconciliación que nos devuelve la vida del Espíritu. Ese respiro de vida eterna que habíamos perdido, se nos dona nuevamente. Dios sopla de nuevo en nuestro barro herido. La divinidad ha literalmente entrado en nosotros otra vez haciéndonos revivir, resucitar. Esto es el bautismo: morir para renacer a la vida en Cristo. Y vivir con coherencia este dinamismo bautismal es la fuente de la vida de oración. Quien se conforma con Cristo, no puede más que tender como Él a la sincera entrega de sí mismo a los demás. Esta entrega encuentra su fuente y culmen en la Eucaristía, que es la fuente y culmen de la entrega de Cristo, y por ende la fuente y culmen de la vida y de la misión de la Iglesia.
El hombre de oración es aquel que viviendo su bautismo se convierte en un hombre eucarístico. Por Cristo, con Él y en Él, toda su actividad (y con ella el cosmos) se vuelven ofrenda (oración) agradable, dirigida y elevada al Padre. Desde esta perspectiva podemos decir que el corazón de la oración es esta comunión y reconciliación en Cristo, quien nos une a través del Espíritu al Padre. Esta es la esencia de la vida cristiana: el amor de la Trinidad que germina en nuestros corazones, llevándonos a donarnos a los demás en un constante y cotidiano gesto litúrgico, «presentando nuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; éste es nuestro culto razonable» (Cfr. Rom 12,1-2).  Entonces experimentaremos aquello que describía Isaac de Nínive:
«Cuando el Espíritu establece su morada en el hombre, este no puede ya dejar de orar, porque el Espíritu no deja de orar en él: duerma o vele, la oración no cesa en él; coma o beba, duerma o trabaje, el perfume de la oración exhala espontáneamente de su corazón. También el silencio en él es oración, y los movimientos de su corazón son como una voz silenciosa y secreta que canta, canta para Dios».

PROGRAMACIÓN DEL VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A ÁFRICA DEL 25 AL 30 DE NOVIEMBRE 2015



VIAJE DEL PAPA FRANCISCO A ÁFRICA
A continuación el programa del viaje:

Miércoles 25 de noviembre

07:45 Salida en avión desde el aeropuerto de Roma/Fiumicino a Nairobi (Kenia).

17:00 Llegada al aeropuerto internacional Jomo Kenyatta de Nairobi. Ceremonia de Bienvenida en la State House.

18:00 Visita de cortesía al presidente de la República en la State House de Nairobi.

18:30 Encuentro con las autoridades de Kenia y con el cuerpo diplomático.Discurso del Santo Padre.

Jueves 26 de noviembre

08:15 Encuentro interreligioso y ecuménico en el Salón de la Nunciatura Apostólica en Nairobi. Discurso del Santo Padre.

10:00 Santa Misa en el Campus de la Universidad de Nairobi. Homilía del Santo Padre.

15:45 Encuentro con el clero, religiosas, religiosos y seminaristas en el campo deportivo de la Saint Mary’s School. Discurso del Santo Padre.



17:30 Visita a la U.N.O.N. Discurso del Santo Padre.

Viernes 27 de noviembre

08:30 Visita al barrio pobre de Kangemi en Nairobi. Discurso del Santo Padre.

10:00 Encuentro con los jóvenes en el Estadio Kasarani. Discurso del Santo Padre.

11:15 Encuentro con los obispos de Kenia.

15:10 Ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional Jomo Kenyatta de Nairobi.

15:30 Salida en avión de Nairobi hacia Entebbe (Uganda).

16:50 Llegada al aeropuerto internacional de Entebbe. Ceremonia de bienvenida.

17:30 Visita de cortesía al presidente en la State House en Entebbe.

18:00 Encuentro con autoridades y cuerpo diplomático en la Sala de Conferencias de la State House. Discurso del Santo Padre.

19:15 Visita a Munyonyo y saludo a los catequistas y profesores. Saludo del Santo Padre.

Sábado 28 de noviembre

08:30 Visita al santuario anglicano de los mártires en Namugongo.

09:00 Visita al santuario católico de los mártires de Namugongo.

09:30 Santa Misa por los mártires de Uganda en el área del santuario católico.Homilía del Santo Padre.

15:15 Encuentro con los jóvenes en Kololo Air Strip en Kampala. Discurso del Santo Padre.

17:00 Visita a la casa de caridad de Nalukolongo. Saludo del Santo Padre.

18:00 Encuentro con los obispos de Uganda.

19:00 Encuentro con los sacerdotes, religiosos, religiosas y seminaristas en la Catedral local. Discurso del Santo Padre.

Domingo 29 noviembre

09:00 Ceremonia de despedida en el aeropuerto de Entebbe.

09:15 Salida en avión de Entebbe a Bangui (República Centroafricana).

10:00 Llegada al aeropuerto internacional M’Poko en Bangui. Ceremonia de bienvenida.

11:00 Visita de cortesía al presidente del Estado de transición en el Palacio Presidencial de la Renaissance.

11:30 Encuentro con la clase dirigente y con el cuerpo diplomático. Discurso del Santo Padre.

12:15 Visita al campo de refugiados.

13:00 Encuentro con los obispos del país.

16:00 Encuentro con las comunidades evangélicas en la sede de la Facultad de teología evangélica de Bangui (FATEB). Discurso del Santo Padre.

17:00 Misa con sacerdotes, religiosos, religiosas, catequistas y jóvenes en la Catedral de Bangui. Homilía del Santo Padre.

19:00 Confesión de algunos jóvenes e inicio de la vigilia de oración en la explanada de la Catedral. Discurso del Santo Padre.

Lunes 30 de noviembre

08:15 Encuentro con la comunidad musulmana en la mezquita central de Koudoukou en Bangui. Discurso del Santo Padre.

09:30 Misa en el Estadio del Complejo deportivo Barthélémy Boganda. Homilía del Santo Padre.

12:15 Ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional M’Poko de Bangui.

12:30 Salida en el avión papal hacia Roma.

18:45 Llegada al aeropuerto Ciampino en Roma.

PAPA FRANCISCO EMPRENDE SU VIAJE A ÁFRICA Y LO ENCOMIENDA A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA


Papa Francisco emprende su viaje a África y lo encomienda a la Santa Virgen María
Por Alvaro de Juana





 (ACI).- El Papa Francisco ha emprendido ya su undécimo viaje apostólico internacional que tiene como destino Kenia, Uganda y República Centroafricana hasta el próximo lunes 30 de noviembre.

El Santo Padre despegó en un avión de la compañía italiana Alitalia desde el Aeropuerto Internacional de Fiumicino, en Roma, a las 8 de la mañana (hora local). Aterrizará en Nairobi, capital de Kenia, a las 17 horas del país (15 horas en Roma), después de casi siete horas de vuelo.

Francisco, como es ya habitual antes de iniciar un viaje, acudió el martes por la tarde a la Basílica de Santa María la Mayor para rezar ante la imagen de la Salus Populi Romana, la advocación de la Virgen María que está en esta Basílica. A la Madre de Dios le pidió por el viaje a África y por sus frutos.

Al despegar, envió un telegrama de saludo al Presidente de la República de Italia Sergio Mattarella. En el mensaje señala que tiene el “vivo deseo de encontrar a los hermanos en la fe y los habitantes de estas queridas naciones” y ofrece al Presidente “la expresión de mi saludo deferente que acompaño con fervientes oraciones por el bien y la prosperidad de todo el pueblo italiano”. 

FELIZ MIÉRCOLES!!!


martes, 24 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 24 DE NOVIEMBRE DEL 2015



No se dejen engañar
Tiempo Ordinario


Lucas 21, 5-11. Tiempo Ordinario. Como cristianos trabajemos firme y constante por edificar nuestra casa en roca firme. 


Por: P Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo algunos ponderaban la belleza del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas. Jesús les dijo: Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida. Le preguntaron: Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir? Él dijo: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato. Entonces les dijo: Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. 

Oración introductoria
Señor y Dios mío, buscarte equivale a encontrarte, porque siempre Tú estás dispuesto, esperándome en el Sagrario y en la oración. No quiero anteponer nada a tu amor que es lo único definitivo y seguro que tengo en la vida. ¡Ven Espíritu Santo! Ilumina y guía esta meditación.

Petición
Señor, concédeme la gracia de afianzar mi vida en Ti para poder ser testigo y misionero de tu amor.

Meditación del Papa Francisco
Jesús dijo: “Esto que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida”. Naturalmente le preguntan: ¿cuándo sucederá esto?, ¿cuáles serán los signos? Pero Jesús dirige la atención de estos aspectos secundarios – ¿cuándo será?, ¿cómo será? – la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son dos:
Primero: no dejarse engañar por falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera, de la espera de la venida del Señor.
Esta alocución de Jesús es siempre actual, también para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. Él nos repite: “Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre”.
Es una invitación al discernimiento. Esta virtud cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, también brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: “¡No los sigan!”. “¡No los sigan!”. (S.S. Francisco,  Ángelus del 17 de noviembre de 2013).


Reflexión
No busquemos aterrarnos mutuamente ni vivir en el miedo pensando en que el tiempo está cerca y ya se acaba la figura de este mundo con la venida del Justo Juez, Cristo. Y no es así porque El mismo nos lo acaba de decir: Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy" y "el tiempo está cerca". ¿Quiere Cristo que vivamos atemorizados? No ¿Quiere que nos la pasemos analizando cada guerra y cada peste e interpretándolo todo bajo esta óptica terrorífica? No. Entonces, ¿qué quiere Cristo?

Quiere que nos dejemos de cuentos de terror y de una pasividad estéril y vivamos, sí, velando para cuando venga, pero velando como siervos fieles, esto es, cumpliendo como el soldado que tiene una misión en la vida. "Velar" por tanto no es estar en estado de terror e infundiendo terror en los demás, sino "trabajar" por hacer que cada día más este Rey sea más adorado y amado por los hombres; para que el imperio del amor triunfe sobre los mezquinos deseos humanos.

¿Por qué el Templo será derruido? Por la codicia de los hombres. ¿Por qué habrá guerras? Por el odio de unos contra otros. ¿Por qué pestes, hambre, desolación? Por culpa del pecado que no busca soluciones sino que trae daños estériles.

Pero en cambio si el cristiano trabaja firme y constante por edificar su propia casa en Roca firme; si se empeña por trabajar en la viña del Señor y sacar fruto abundante, el ciento por uno; si procura que en su casa jamás falte el aceite para su lámpara, no sea que venga el Esposo; si se esmera en realizar cuanto le ha sido confiado por el Dueño, como siervo trabajador; si, en fin, saca tiempo de debajo de las piedras y hace del amor su tesoro, y reproduce todos sus talentos, ¿le quedará tiempo para aterrarse por el fin del mundo?

Propósito
Trabajar por edificar mi casa, es decir mi vida de cada día sobre roca firme, sobre Dios. A través de la oración, de la confianza y esperanza en Él.

Diálogo con Cristo
Señor, sé que al final triunfará tu Reino, pero mi corazón a menudo no entiende y le cuesta aceptar acontecimientos que parecen no tener ningún sentido, como la muerte de un joven. Enséñame que el sentimiento puede ayudarme, pero no es lo esencial. Ayúdame a ser optimista, a edificar mi vida en la roca firme de tu voluntad y a tenerla como mi guía en todo mi obrar.

EL MUNDO SUSPIRA POR AMARTE


El mundo suspira por amarte
Autor: Padre Felipe Santos Campaña SDB
Libro: Momentos de paz





“¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que está queriendo amarte!” ( Tagore).

Me gustaría que hoy hicieras un ejercicio muy simple: respirar y expirar aire en tus pulmones para que entres en este momento de paz.

Siéntate cómodo en tu butaca. Deja tu mente en limpio como la lana blanca del cordero recién nacido.
Por tus oídos atentos a percibir lo susurros de la naturaleza. Oye el canto del búho en la noche; escucha el zumbido de los grillos cuando mueven rápidamente sus alas; oye el ruido multitudinario de los jóvenes que se divierten en las discotecas o en los pubes o transitando por la calle de la “movida”.
Y tú, tranquilo y reflexivo, vas adentrando en tu interior todo cuanto oyes de este mundo que te rodea en tu calle o chalet, en las afueras de la gran urbe.

¿No te das cuenta de que todo ser viviente lanza suspiros buscando algo fundamental que los llenes de gozo?
Desde el animal o el insecto hasta la persona que gime en la noche del dolor de la enfermedad, todos, absolutamente todos, buscan amor.
Tú, sin duda, buscas ahora mismo una atención especial para sentirte a gusto contigo mismo cuando la soledad de la noche aumenta el tiempo psicológico en los entresijos ocultos de tu ser.

Tú mismo, sin duda, estás deseando manifestar a alguien tu adhesión, tu cariño, tu afecto, tu amor.
Y te imagino feliz con tu corazón puesto al lado de otros corazones que te necesitan en este momento. Decía un anciano:” me paso la noche despierto pensando, orando y amando a los otros”.

¡Vive hoy feliz!

¿CÓMO ORAR CUANDO SIENTES MIEDO?


¿Cómo orar cuando sientes miedo?
Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él.


Por: P Evaristo Sada LC


Todos queremos seguridad y buscamos seguridades. Nos da miedo cuando no hay seguridad, cuando perdemos nuestras seguridades o cuando se ven amenazadas o reducidas.

Te da seguridad un buen empleo, la aceptación de los demás, las cosas que posees, los amigos que te respaldan, un entorno conocido, tus habilidades, tu formación profesional, tus títulos, el dinero, recibir reconocimientos y dignidades, ser consultado, recibir atenciones, tu hogar, una buena salud, etc.

Cuando se ponen en riesgo nuestras seguridades nos entra miedo. Se derrumban o disminuyen nuestras seguridades y corremos el riesgo de desmoronarnos. Cuando esto sucede nos encontramos en la posición del pobre, del que nunca ha tenido nada o del que lo ha perdido todo y depende totalmente de la gratuidad del amor de Dios.

Es humano tener miedo. No nos extraña que hasta los Papas sientan miedo cuando son elegidos. Tengo a la mano una oración del Cardenal Eduardo Pironio, argentino, en que se presenta ante Dios con mucho miedo. Tuve la gracia de tratar mucho con él y hablaba con frecuencia de la confianza, de la virtud de la esperanza; tal vez por el miedo que sentía. Extraigo partes de una de sus oraciones:

Señor,
Hoy necesito hablar contigo con sencillez de pobre, con corazón quebrantado pero enteramente fiel.

Sufro, Señor, porque tengo miedo,
mucho miedo, más que nunca.
Yo no sé por qué, o mejor, sí se por qué:
porque Tú, Señor, adorablemente lo quieres.
Y yo lo acepto.
Pero también escucho tu voz de amigo:
"No tengas miedo, no se turbe tu corazón.
Soy yo. Yo estaré contigo hasta el final."
Repítemelo siempre Señor,
y en los momentos más difíciles,
suscita a mi alrededor almas muy simples
que me lo digan en tu nombre.

Tengo miedo, Señor, mucho miedo.
Miedo de no comprender a mis hermanos
y decirles las palabras que necesitan.
Miedo de no saber dialogar,
de no saber elegir bien a mis colaboradores,
de no saber organizar la diócesis,
de no saber planear,
de dejarme presionar por un grupo o por el otro,
de no ser suficientemente firme
como corresponde a un Buen Pastor,
de no saber corregir a tiempo,
de no saber sufrir en silencio,
de preocuparme excesivamente por las cosas al modo humano,
y entonces, estoy seguro de que me irá mal.
Por eso, Señor, te pido que me ayudes.

Me hace bien sentirme pobre,
muy pobre, muy inútil y pecador.
Ahora siento profundamente mis pecados.
He pecado mucho en mi vida
y tú me sigues buscando y amando.
Pero te repito, sigo teniendo miedo, mucho miedo.
No lo tendría si fuera más humilde.
Yo creo que me asusta la posibilidad del fracaso.
Temo fracasar, sobre todo, después de que me esperaron tanto.
Pero no pienso que Tú también fracasaste,
que no todos aceptaron tu enseñanza.
Hubo muchos que te dejaron porque "les resultaba dura" y absurda tu doctrina.

Nunca te fue bien, Señor:
te criticaron siempre y quisieron despeñarte.
Si no te mataron antes fue por miedo al pueblo que te seguía.
Pero te rechazaron los sacerdotes; te traicionó Judas; te negó Pedro;
te abandonaron todos tus discípulos
¿y no sufrías entonces?
Y yo, ¿quiero ser más que el Maestro y tener más fortuna que mi Señor?
Jesús, enséñame a decir que sí y a no dejarme aplastar por el miedo.

El Cardenal Pironio sabía ver en el sufrimiento la mano providente de Dios Padre. En su testamento espiritual escribe: Que nadie se sienta culpable de haberme hecho sufrir, porque han sido instrumento providencial de un Padre que me amó mucho.

Lo que más aprendo de esta oración es la humildad y la confianza con que se dirige a Dios. Cuando un hijo se dirige a su padre con humildad y absoluta confianza, lo obtiene todo de él. El padre es protector y proveedor. Si el hijo expone a su padre su debilidad, su miseria, sus faltas, su condición vulnerable, y se dirige a él pidiendo ayuda con absoluta confianza, un buen padre siempre responde.

Cuando sentimos miedo al perder nuestras seguridades o al no tener seguridad alguna, podemos tener la certeza de que si lo aceptamos con humildad y acudimos con confianza a Dios Padre, el amor de Dios vendrá en nuestro auxilio. La confianza filial lo obtiene todo de Dios.

Cuando sentimos miedo también podemos orar con la ayuda del Salmo 23: Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque Tú vas conmigo. Tu vara y tu cayado me sosiegan y del Salmo 30 En ti, Señor, me cobijo, nunca quede defraudado. Sé mi roca de refugio, alcázar donde me salve; pues tú eres mi peña y mi alcázar.

Cuando sentimos miedo, la roca firme del amor misericordioso de Dios es nuestra seguridad.

PENSAMIENTO DEL ADVIENTO


CINCO DETALLES QUE TAL VEZ NO CONOCÍAS DE LA CORONA DE ADVIENTO


5 detalles que tal vez no conocías de la Corona de Adviento
Por Abel Camasca




 (ACI).- La Iglesia se prepara a iniciar el tiempo de Adviento este domingo 29 de noviembre y como es tradición los fieles se reunirán para rezar y encender la primera vela. Aquí 5 cosas que todo cristiano debe saber de la famosa Corona de Adviento.  

1. Tradición y evangelización

La Corona de Adviento tiene su origen en una tradición pagana europea que consistía en prender velas durante el invierno para representar al fuego del dios sol y para que regresara con su luz y calor durante el invierno. Los primeros misioneros aprovecharon esta tradición para evangelizar a las personas. Partían de sus costumbres para enseñarles la fe católica.

2. ¿Por qué debe tener una forma circular?

Tiene forma circular porque el círculo no tiene principio, ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno y también de nuestro amor al Señor y al prójimo que debe renovarse constantemente y nunca detenerse.

3. Usar ramas verdes

Verde es el color de la esperanza y vida, y Dios quiere que busquemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante debe ser el llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre, así como el árbol y sus ramas.


4. Lleva cuatro velas

Las velas permiten reflexionar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo, como las velas la Corona.

En este sentido, así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando cada vez más con la cercana llegada de Cristo al mundo.

Las cuatro velas que se colocan en la Corona de Adviento se van prendiendo semana a semana, en los cuatro domingos de adviento, y con una oración especial.


5.- Incluye una vela rosada

Tradicionalmente las velas de la Corona de Adviento son tres moradas y una rosada que se enciende el Tercer Domingo de Adviento. Este día es también llamado “Domingo de Gaudete”, o de la alegría, debido a la primera palabra del introito de la Misa: Gaudete. Es decir, regocíjense.

En la Celebración Eucarística de este día, los ornamentos del sacerdote y los manteles del altar son de color rosa como signo de gozo y se invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor.

En algunos lugares, todas las velas de la Corona se sustituyen por velas rojas y en la Noche de Navidad, en el centro, se coloca una vela blanca o sirio simbolizando a Cristo como centro de todo cuanto existe.


Sugerencias

a) Ármala o decórala en familia y motiva a los niños a vivir el Adviento explicándoles esta costumbre y su significado.

b) Colócala en un sitio especial del hogar, de preferencia en un lugar fijo donde la puedan ver los miembros de la familia para recordar la venida de Jesús y la importancia de prepararse para la Navidad.

c) Establece con anticipación el horario en el que se encenderán las velas y usa una liturgia cada semana.

d) Recuerda que así como se prepara la visita de un invitado, con la tradición de la Corona esperamos a Jesús, el invitado más importante que podemos tener en nuestra familia.

e) En las liturgias de Adviento, distribuye las funciones entre los miembros de la familia para que todos participen y se sientan involucrados en la ceremonia.
Estos son algunos roles:

Arreglar y limpiar el lugar donde irá la Corona antes de comenzar la liturgia.
Encender y apagar las velas.
Dirigir el canto o poner la grabadora con algún villancico.
Dirigir las oraciones.
Leer las lecturas.

FELIZ MARTES!!!


lunes, 23 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 23 DE NOVIEMBRE DEL 2015


La viuda de las dos monedas
Tiempo Ordinario


Lucas 21, 1-4. Tiempo Ordinario. Cristo no mira las apariencias y no se ha quedado indiferente ante el gesto de la viuda. 


Por: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Lucas 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús la mirada, vio a unos ricos que echaban sus donativos en el arca del Tesoro; vio también a una viuda pobre que echaba allí dos moneditas, y dijo: De verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos. Porque todos éstos han echado como donativo de lo que les sobraba, ésta en cambio ha echado de lo que necesitaba, todo cuanto tenía para vivir.

Oración introductoria
Señor, contemplando el ejemplo de la viuda pobre del Evangelio, quiero ofrecerte mi vida entera, quiero entregártela sin reservas, como lo hizo la Virgen María. Concédeme tu gracia en esta oración para que este ofrecimiento sea una realidad al darte todo mi amor y todo mi ser, con alegría y generosidad.

Petición
Señor, enséñame a darlo todo por Ti y por los demás, con alegría, generosidad y caridad.

Meditación del Papa Francisco
Pero los pobres –y este es el tercer punto– no sólo son personas a las que les podemos dar algo. También ellos tienen algo que ofrecernos, que enseñarnos. ¡Tenemos tanto que aprender de la sabiduría de los pobres!
Un santo del siglo XVIII, Benito José Labre, que dormía en las calles de Roma y vivía de las limosnas de la gente, se convirtió en consejero espiritual de muchas personas, entre las que figuraban nobles y prelados. En cierto sentido, los pobres son para nosotros como maestros. Nos enseñan que una persona no es valiosa por lo que posee, por lo que tiene en su cuenta en el banco. Un pobre, una persona que no tiene bienes materiales, mantiene siempre su dignidad. Los pobres pueden enseñarnos mucho, también sobre la humildad y la confianza en Dios. En la parábola del fariseo y el publicano, Jesús presenta a este último como modelo porque es humilde y se considera pecador. También la viuda que echa dos pequeñas monedas en el tesoro del templo es un ejemplo de la generosidad de quien, aun teniendo poco o nada, da todo»(S.S. Francisco, Mensaje para la XXIX Jornada mundial de la juventud, enero 2014).

Reflexión
¡Qué hermosos ojos tiene nuestro Redentor que tan bellamente posa su mirada en cada uno de nuestros actos! A Cristo no le es indiferente cuanto podamos hacer, sobre todo, cuando son pequeñas menudencias que sólo Él ha visto y que sabrá premiar en su debido tiempo.

Hay en la escena algunos ricos echando grandes cantidades de dinero para Dios. Es lo que significa su ofrenda al Templo. Está lejos de Él una condena a los ricos, como alguna literatura ha querido ver en este y otros pasajes. Al contrario, seguramente se sintió a gusto al ver cómo los que cuentan con los medios necesarios, ponen en práctica la hermosa virtud de la magnificencia. ¡Qué sería del Templo, de las grandes obras de la Iglesia si no hubiera gente generosa a lo grande! Además está muy lejos de Cristo esa clase de favoritismos por unos o por otros. Y es que Dios no mira las apariencias como los hombres.

Precisamente porque no mira las apariencias se impresionó por el gesto de esa mujer pobre. Lo ha dado todo para Dios, ¡todo lo que tenía para su existencia! Y Cristo no se ha quedado indiferente ante tan grandioso gesto. Si hasta lo ha comunicado a sus apóstoles como diciendo: “aprended de esa mujer lo que es creer de veras en Dios”. Darlo todo. Y hay tanta gente que lo da todo en nuestro mundo del siglo XXI y, quizás sería importante abrir más los ojos y no dejarnos impresionar por las apariencias sino mirar con la mirada de Cristo y obrar con la generosidad de esa viuda. Porque para Dios ella no ha quedado desamparada. Porque a los que así obran Dios no los abandona sino que se conmueve de amor ante sus pequeños actos de generosidad. Pensemos sólo que gracias a ese pequeño acto de la viuda ella sigue siendo hasta ahora modelo para nosotros.

Propósito
No ofrecer lo que me sobra, tomar ejemplo de la viuda que da todo lo que tenía para vivir, y así se da a sí misma. Dar mi tiempo al escuchar con antención, acompañar, ayudar, agradecer, servir a los demás.

Diálogo con Cristo
Señor, no te puedo dar nada que no haya recibido de Ti, por lo que pongo en tus manos mi amor y mi total dependencia a tu voluntad. Con tu gracia podré vivir desprendido de las cosas y sabré darme con más generosidad y más amor a los demás.

JESUCRISTO REY DEL HOGAR


Jesucristo Rey del hogar




Comenzamos con una anécdota de hace ya muchos años, pues se remonta a Septiembre de 1907, cuando un sacerdote peruano, el santo misionero Padre Mateo, se presentaba ante el Papa San Pío X, que estaba ante la mesa de su escritorio, entretenido en cortar las hojas de un libro nuevo que acababa de llegarle.

- ¿Qué te ha pasado, hijo mío? Me han dicho que vienes de Francia...
- Sí, Santo Padre. Vengo de la capilla de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María. Contraje la tuberculosis, y, desahuciado de los médicos, fui a la Capilla a pedir al Sagrado Corazón la gracia de una santa muerte. Nada más me arrodillé, sentí un estremecimiento en todo mi cuerpo. Me sentí curado de repente. Vi que el Sagrado Corazón quería algo de mí. Y he trazado mi plan.

El Papa San Pío X aparentaba escuchar distraído, sin prestar mucha atención a lo que le decía el joven sacerdote, que parecía un poco soñador.

- Santo Padre, vengo a pedir su autorización y su bendición para la empresa que quiero iniciar.
- ¿De qué se trata, pues?
- Quiero lanzarme por todo el mundo predicando una cruzada de amor. Quiero conquistar hogar por hogar para el Sagrado Corazón de Jesús. Entronizar su imagen en todos los hogares, para que delante de ella se consagren a Él, para que ante ella le recen y le desagravien, para que Jesucristo sea el Rey de la familia. ¿Me lo permite, Santo Padre?

San Pío X era bastante bromista, y seguía cortando las hojas del libro, en aparente distracción. Ahora, sin decir palabra, mueve la cabeza con signo negativo. El Padre Mateo se extraña, y empieza a acongojarse:

- Santo Padre, pero si se trata de... ¿No me lo permite?
- ¡No, hijo mío, no!  -sigue ahora el Papa, dirigiéndole una mirada escrutadora y cariñosa, y pronunciando lentamente cada palabra-  ¡No te lo permito! Te lo mando, ¿entiendes?... Tienes mandato del Papa, no permiso. ¡Vete, con mi bendición!

A partir de este momento, empezaba la campaña de la Entronización del Corazón de Jesús en los hogares. Fue una llamarada que prendió en todo el mundo. Desde entonces, la imagen o el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús ha presidido la vida de innumerables hogares cristianos. Jesucristo, el Rey de Amor, desde su imagen bendita ha acogido súplicas innumerables, ha enjugado torrentes de lágrimas y ha estimulado heroísmos sin cuento.

¿Habrá pasado a la historia esta práctica tan bella? Sobre todo, y aunque prescindamos de la imagen del Sagrado Corazón, ¿dejará de ser Jesucristo el Rey de cada familia?

Hoy la familia constituye la preocupación mayor de la Iglesia y de toda la sociedad en general. Porque vemos cómo el matrimonio se tambalea, muchas veces apenas contraído. El divorcio está a las puertas de muchas parejas todavía jóvenes. Los hijos no encuentran en la casa el ambiente en que desarrollarse sanamente, lo mismo en el orden físico que en el intelectual y el moral.

Partimos siempre del presupuesto de que la familia es la célula primera de la sociedad. Si esa célula se deteriora viene el temido cáncer, del que dicen que no es otra cosa sino una célula del cuerpo mal desarrollada.

Esto que pasa en el orden físico, y de ahí tantas muertes producidas por el cáncer, pasa igual en el orden social. El día en que hayamos encontrado el remedio contra esa célula que ya nace mal o ha empezado a deformarse, ese día habremos acabado con la mayor plaga moral que está asolando al mundo.

Todos queremos poner remedio a las situaciones dolorosas de la familia. Y todos nos empeñamos cada uno con nuestro esfuerzo y con nuestra mucha voluntad en hacer que cada casa llegue a ser un pedacito de cielo.

¿Podemos soñar, desde un principio, en algún medio para evitar los males que se han echado encima de las familias? ¿Podemos soñar en un medio para atraer sobre los hogares todos los bienes?

¡Pues, claro que sí! Nosotros no nos cansaremos de repetirlo en nuestros mensajes sobre la familia. Este medio es Jesucristo.

Empecemos por meter a Jesucristo en el hogar. Que Cristo se sienta invitado a él como en la boda de Caná. Que se meta en la casa con la libertad con que entraba en la de los amigos de Betania. Que viva en ella como en propia casa, igual que en la suya de Nazaret... Pronto en ese hogar se notará la presencia del divino Huésped y Rey de sus moradores. En el seno de esa familia habrá paz, habrá amor, habrá alegría, habrá honestidad, habrá trabajo, habrá ahorro, habrá esperanza, habrá resignación en la prueba, habrá prosperidad de toda clase.

Jesucristo, Rey universal, ¿no es Rey especialmente de la familia?... Acogido amorosamente en el hogar, con Él entrarán en la casa todos los bienes.


Autor: Pedro García, Misionero Claretiano / Fuente: Catholic.net / 

¿ES JESÚS EL REY DE TU VIDA?


¿ES JESÚS EL REY DE TU VIDA?




¿Es Jesús el rey de tu vida? ¿Reina en tus pensamientos, sentimientos y deseos? ¿Reina en tu trabajo y tu descanso? ¿Reina en tus diversiones y tiempo libre? ¿Reina en tu afectividad? ¿Es el rey y dueño de tu casa, de tus posesiones y de tu dinero? ¿Es el rey de tu matrimonio y de tu familia? ¿Estás consagrado a Jesús por María? ¿Has pensado seriamente en entregar toda tu vida al servicio del Señor? ¿Quieres ser santo? ¿Has hecho ya la entronización del Corazón de Jesús en tu hogar? ¿Haces oración en familia? En tu casa, ¿hay amor, paz y comprensión? ¿Es Jesús un miembro más de tu familia? ¿Es Jesús Eucaristía el centro de tu vida? ¿Vas a misa todos los días?

Jesús espera mucho de ti y te necesita para la gran tarea de la salvación del mundo. Él cuenta contigo. ¿Qué le vas a responder? Él quiere que seas santo y des lo mejor de ti mismo. No te des por vencido, no te detengas... En el camino de Dios, en el camino del amor, en el camino de la santidad, hay un camino infinito por recorrer. Jesús te espera con María al final del camino. Recuerda que un ángel bueno te acompaña. ¡Feliz viaje hacia la santidad!


P. Ángel Peña

LA CONFESIÓN: UN SERVICIO ECLESIAL ESPECÍFICO



La confesión: un servicio eclesial específico

Discurso del Papa Benedicto XVI. 17 febrero 2007



El sacerdote, obedeciendo con dócil adhesión al magisterio de la Iglesia, se hace ministro de la consoladora misericordia de Dios



Por: Papa Benedicto XVI | Fuente: www.vatican.va 





El sacramento de la Penitencia, que tanta importancia tiene en la vida del cristiano, actualiza la eficacia redentora del misterio pascual de Cristo. En el gesto de la absolución, pronunciada en nombre y por cuenta de la Iglesia, el confesor se convierte en el instrumento consciente de un maravilloso acontecimiento de gracia. Obedeciendo con dócil adhesión al magisterio de la Iglesia, se hace ministro de la consoladora misericordia de Dios, muestra la realidad del pecado y manifiesta al mismo tiempo la ilimitada fuerza renovadora del amor divino, amor que devuelve la vida.
Así pues, la confesión se convierte en un renacimiento espiritual, que transforma al penitente en una nueva criatura. Sólo Dios puede realizar este milagro de gracia, y lo hace mediante las palabras y los gestos del sacerdote. El penitente, experimentando la ternura y el perdón del Señor, es más fácilmente impulsado a reconocer la gravedad del pecado, y más decidido a evitarlo, para permanecer y crecer en la amistad reanudada con él.
En este misterioso proceso de renovación interior, el confesor no es un espectador pasivo, sino persona dramatis, es decir, instrumento activo de la misericordia divina. Por tanto, es necesario que, además de una buena sensibilidad espiritual y pastoral, tenga una seria preparación teológica, moral y pedagógica, que lo capacite para comprender la situación real de la persona. Además, le conviene conocer los ambientes sociales, culturales y profesionales de quienes acuden al confesonario, para poder darles consejos adecuados y orientaciones espirituales y prácticas. El sacerdote no debe olvidar que en este sacramento está llamado a desempeñar la función de padre, juez espiritual, maestro y educador. Ello exige una constante actualización; con este fin se programan los cursos del así llamado "fuero interno" organizados por la Penitenciaría apostólica.
Queridos sacerdotes, vuestro ministerio reviste sobre todo un carácter espiritual. Por tanto, además de la sabiduría humana y la preparación teológica, es preciso añadir una profunda vena de espiritualidad, alimentada por el contacto con Cristo, Maestro y Redentor, en la oración. En efecto, en virtud de la ordenación presbiteral, el confesor presta un servicio peculiar "in persona Christi", con una plenitud de dotes humanas reforzadas por la gracia. Su modelo es Jesús, el enviado del Padre; el manantial del que toma abundantemente es el soplo vivificante del Espíritu Santo. Ciertamente, ante una responsabilidad tan alta las fuerzas humanas son inadecuadas, pero la humilde y fiel adhesión a los designios salvíficos de Cristo nos convierte, queridos hermanos, en testigos de la redención universal realizada por él, poniendo en práctica la exhortación de san Pablo, que dice:  "En Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, (...) poniendo en nosotros la palabra de la reconciliación" (2 Co 5, 19).
Para cumplir esta tarea, ante todo debemos arraigar en nosotros mismos este mensaje de salvación y dejar que nos transforme profundamente. No podemos predicar el perdón y la reconciliación a los demás si no estamos personalmente impregnados de ellos. Aunque es verdad que en nuestro ministerio hay varios modos e instrumentos para comunicar a los hermanos el amor misericordioso de Dios, es en la celebración de este sacramento donde podemos hacerlo de la forma más completa y eminente. Cristo nos ha elegido, queridos sacerdotes, para ser los únicos que podamos perdonar los pecados en su nombre:  se trata, pues, de un servicio eclesial específico al que debemos dar prioridad.


¡Cuántas personas que atraviesan dificultades buscan el consuelo y el apoyo de Cristo! ¡Cuántos penitentes encuentran en la confesión la paz y la alegría que anhelaban desde hacía tiempo! ¿Cómo no reconocer que también en nuestra época, marcada por tantos desafíos religiosos y sociales, es necesario redescubrir y volver a proponer este sacramento?
Queridos hermanos, sigamos el ejemplo de los santos, en particular de los que, como vosotros, se dedicaban casi exclusivamente al ministerio del confesonario, como san Juan María Vianney, san Leopoldo Mandic y, más recientemente, san Pío de Pietrelcina. Que ellos os ayuden desde el cielo para que sepáis distribuir en abundancia la misericordia y el perdón de Cristo.
Que María, Refugio de los pecadores, os obtenga la fuerza, el aliento y la esperanza para continuar generosamente esta indispensable misión. Os aseguro de corazón mi oración, a la vez que con afecto os bendigo a todos.
Del discurso del Papa Benedicto XVI a los penitenciarios de las cuatro Basílicas Papales de Roma (19 de febrero de 2007)    
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