viernes, 20 de marzo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: VIERNES 20 DE MARZO DEL 2015



¡Estamos en manos de Dios!
Cuaresma y Semana Santa

Juan 7,1-2.10.25-30, Cuaresma. El amor de Dios a nosotros no conoce límites, pase lo que pase y cueste lo que cueste. 


Por: Miguel Álvarez | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio segúnsan Juan 7,1-2.10.25-30
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Pero después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Él también subió no manifiestamente, sino de incógnito. Decían algunos de los de Jerusalén: ¿No es a ése a quien quieren matar? Mirad cómo habla con toda libertad y no le dicen nada. ¿Habrán reconocido de veras las autoridades que este es el Cristo? Pero éste sabemos de dónde es, mientras que, cuando venga el Cristo, nadie sabrá de dónde es. Gritó, pues, Jesús, enseñando en el Templo y diciendo: Me conocéis a mí y sabéis de dónde soy. Pero yo no he venido por mi cuenta; sino que verdaderamente me envía el que me envía; pero vosotros no le conocéis. Yo le conozco, porque vengo de él y él es el que me ha enviado. Querían, pues, detenerle, pero nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

Oración introductoria
Señor y Dios mío, muéstrame al Padre. Hazme palpar su amor paternal. Y enséñame a reconocer tu amor y a conocerte cada vez más de forma experiencial, pues una cosa es conocer lo que has hecho y otra muy distinta el conocerte a ti. Yo quiero ahondar en tu conocimiento, Señor. Quiero hacer una experiencia profunda de ti, de tu amor, de tu bondad. Concédeme la gracia de adentrarme cada día más en ella.

Petición
Señor y Dios mío, Buen Pastor que me llamas por mi nombre, guíame por tu senda de amor al servicio de todo aquel que me rodea.

Meditación del Papa Francisco
Esa memoria que viene del corazón, es una gracia del Espíritu Santo. Y tener memoria significa recordar las propias miserias, que nos vuelven esclavos, y junto a ello la gracia de Dios que redime de aquellas miserias. Y cuando llega un poco la vanidad, y uno cree que es un poco el Premio Nobel de la Santidad, también la memoria nos hace bien: 'Pero... recuerda de dónde te tomé: del último de la grey. Tú estabas detrás, en la grey.
La memoria es una gracia grande, y cuando un cristiano no tiene memoria -es difícil decir esto, pero es la verdad-, no es cristiano, es un idólatra, porque está frente a un Dios que no tiene un camino, no sabe hacer camino, mientras que nuestro Dios camina con nosotros, se mezcla con nosotros, camina con nosotros. Nos salva. Hace historia con nosotros. Memoria del todo, y la vida se vuelve más fructífera, con esta gracia de la memoria.
Les invito a pedir la gracia de la memoria, para ser personas que nunca olviden el camino cumplido, que no olviden las gracias de sus vidas, no se olvidan del perdón de los pecados, no olviden que eran esclavos y que el Señor los salvó. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 13 de mayo de 2013, en Santa Marta).
Reflexión apostólica
En Cristo, podemos conocer el amor que el Padre nos tiene y la obediencia que le debemos profesar, porque Él lo conoce. Y no lo conoce de forma superficial, sino de manera perfecta, porque está perfectamente unido a Él.

Por tanto, si queremos conocer al Padre y a Jesús de verdad, debemos unirnos a Ellos, debemos permanecer en su amor (cfr. Jn 15, 9). Y permanecer en su amor significa conocer detalladamente sus deseos sobre mi vida y seguirlos con prontitud y alegría, cumpliendo lo que decía Jesucristo: «Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor» (Jn 15, 10); significa dejar que Él sea quien tome las decisiones sobre mi vida, sabiendo que quien decide es mi Padre y que Él sólo busca lo mejor para mí.

Es increíble la sencillez de Jesús. Primero viene al mundo en un establo. Luego pasa 30 años de su vida en la "sombra", en un pueblo de Galilea. Por lo visto nadie de su pueblo se da cuenta de que el hijo del carpintero era alguien importante. Porque más tarde nos cuenta el evangelista que quieren tirarle por un acantilado por creerse un profeta.

Todos dicen: "...pero, ¿éste, no es el hijo de José? ... ¿de dónde le viene pues todo eso? ...es un blasfemo".

Muchos se asombran en Israel de las palabras y obras de Cristo. Y es que su aspecto es normal: es un hombre. Pero su autoridad es divina. Les cuesta creer que él es el Hijo de Dios. Claro, Cristo no se las da de grande como Herodes, Pilatos o un faraón. Tampoco quiere que los discípulos, ni los enfermos curados, cuenten que ha sido él o que revelen quién es. Y es lógico, porque no necesita el aplauso de la gente. A pesar de todo, al final realmente ¡qué pocas personas le son fieles hasta su muerte! Pero no le importa. Él ha cumplido la misión que el Padre le había encomendado. Ha salvado a los hombres; ha dado a conocer el infinito amor de Dios a la humanidad. Algo parecido pasa cuando una madre ama a su hijo: tampoco le importa que el hijo le corresponda. Su instinto materno le hace amarle pase lo que pase y cueste lo que cueste. El amor de Dios no conoce límites.

Cómo es nuestra fe en Jesucristo. ¿Creemos que Él es Dios? ¿Tiene esto alguna consecuencia para nuestra vida? ¿Buscamos acercamos a él con fe? ¿Ponemos por obra su mensaje de amor? ¿Somos sus apóstoles? San Maximiliano Kolbe se entregó a los guardias nazis y murió, en el campo de concentración, en lugar de un señor que decía tener mujer y niños. Imagínese que alegría y que gratitud la de este señor y de su familia al recordarle cuando estaban juntos otra vez.

¡Cuánta alegría, gratitud y amor podemos tener hacia Jesucristo por todo lo que nos ha amado y ama!

Propósito
Ofrecer mis actividades del día por todos aquellos que no le conocen.

Diálogo con Cristo
Señor, dame la gracia de vivir plenamente la voluntad del Padre, a imitación tuya. Quiero cumplir su voluntad en mi vida para demostrarle mi amor, para mostrarle que acepto alegremente lo que Él quiera para mí. Concédeme, Señor, hacer la experiencia del Padre, para ser tu instrumento y guía de manera eficaz, de manera que muchos puedan llegar a conocer tu amistad y alcancen tu amor infinito.

«El único camino que conduce a esa hoguera divina (el amor) es el abandono del niñito que se duerme sin miedo en brazos de su padre» (Santa Teresa de Lisieux)

 
Preguntas o comentarios al autor  Miguel Álvarez, L.C

AL SILENCIO DEL ALMA


Al silencio del alma




Recuerda, los silencios mantienen los secretos, por tanto, el sonido mas dulce es el sonido del silencio. Esa es la canción del alma, algunos escuchan el silencio en la oración, otros cantan la canción en su trabajo, algunos buscan los secretos en la contemplación tranquila.

Cuando se alcanza la maestría o se experimenta, los sonidos del mundo pueden apagarse, las distracciones aquietarse. Toda la vida se convierte en meditación.

Todo en la vida es una meditación, en la que contemplas lo Divino y experimentando de ésta manera, todo en la vida esta bendito. Ya no hay lucha ni dolor ni preocupación. Solo hay experiencia.

Respira en cada flor, vuela con cada pájaro, encuentra belleza y sabiduría puesto que la sabiduría se encuentra en todos los sitios donde se forma la belleza. La belleza se forma en todas partes, no tienes que buscarla, sino que vendra a ti.

Cuando actuas en este estado, conviertes todo lo que haces en una meditación y así , en un don, en un ofrecimiento de ti a tu alma y tu alma a El Todo.

Al lavar los platos, disfruta del calor del agua que acaricia tus manos, al preparar la cena, sientes el amor del universo que te trajo este alimento y como un regalo tuyo al preparar ésta comida viertes todo el amor de tu ser.

Al respirar, respira largo y profundo, respira lenta y suavemente, respira la suave y dulce nadería de la vida, tan plena de energía, tan plena de amor. Es amor de Dios lo que estas respinando, respira profundamente y podras sentirlo.

Respira muy, muy profundamente y el amor te hara llorar... de alegría. 
Porque conociste a tu Dios y tu Dios te presento con tu alma ... Utiliza tu vida como una meditación y todos los eventos en esta. Camina en la vigilia, no dormido. Muévete con perfección, no sin esta y no te detengas en la duda ni el temor, tampoco en la culpa ni en la autorrecriminación, reside en el esplendor permanente con la seguridad de que eres muy amado.

Siempre eres Uno con Dios, Siempre eres bienvenido a casa. porque tu hogar es MI corazón y Mio es el tuyo.

"Somos todo lo que es, todo lo que fué y todo lo que sera"...

LA ALEGRÍA COMO SIGNO


La alegría como signo



Que tu alegría, Jesús brille en nuestros rostros.
Enséñanos a ser alegres como tú.
Alegres porque tanto nos amó el Padre
que te envió para nuestra salvación.
Alegres porque has venido,
has compartido nuestras penas,
y nos has dado la mayor prueba de amistad.
Alegres porque siempre estás con nosotros,
presente en nuestra historia.
Alegres porque nos estás preparando un lugar
en el que podamos compartir plenamente tu gozo.
Concédenos, Jesús, la felicidad de entregar nuestras
vidas al servicio de los demás.
Y que nuestro compromiso por los marginados
sea nuestra mayor  fuente de felicidad.
Concédenos la felicidad de los pobres con Espíritu, con hambre y sed de justicia.
Danos esa felicidad que sólo tú sabes dar en medio de incomprensiones y persecución.
Que las pruebas y persecuciones,
llevadas en la alegría del Espíritu,
nos ensanchen el corazón y se conviertan
en riqueza de generosidad para con todos.
Tú que eres nuestro único bien, Señor,
nos haces entrever perspectivas de gozo eterno.,
pues sabemos que cuando nos encontremos cara a cara,
nuestro corazón se llenará de un gozo inenarrable,
que nadie podrá ya sacarnos jamás.
Sabemos que en todo triunfaremos
gracias a la fuerza de tu Amor.

¿LAS TENTACIONES SON MALAS?


¿Las tentaciones son malas?
Conoce tu fe

Nunca se llega al pecado sin haber antes perdido la batalla frente a la tentación. ¡Sepamos reconocerla, y apartemos a nuestra alma de ella!.


Por: P. Rogelio Alcántara 



Para el cristiano, la Cuaresma es de algún modo estar con Cristo en el desierto y enfrentar con Él las tentaciones del Maligno. Quien se atrevió a tentar al mismo Hijo de Dios para desviarlo de su misión, no “se tocará el corazón” para hacernos caer en el pecado del placer, del tener y del poder. 
Analicemos lo que podríamos llamar la psicología de la tentación, porque esto nos ayudará a evidenciarla: ¿Qué es la tentación? La tentación es una fuerte atracción externa que halla eco en nuestro interior. ¿Por qué sufrimos la tentación? Porque somos libres. La tentación es la prueba de nuestra libertad. ¿Todos somos tentados? Sí, de modo que todos estamos sometidos a las tentaciones. El mismo Jesucristo se sometió a la tentación. ¿Las tentaciones son malas? Las tentaciones son sólo tentaciones. El mal está en cuanto nos dejamos arrastrar por ellas. Cuando caemos en su seducción, pero es un bien para nosotros cuando logramos vencerlas.
 
Veamos ahora cómo actúan; a esto podríamos llamarlo fenomenología de las tentaciones.
 
La tentación se presenta como:
 
1. Algo muy apetitoso a nuestros sentidos.
2. Un reto a nuestra libertad.
3. Una verdad que va a reafirmar nuestra personalidad.
4. Algo que nos hará disfrutar y ser muy felices.
5. Razones incluso con argumentos religiosos (bíblicos, teológicos o canónicos).
 
Pero en realidad la tentación es un anzuelo. El que lo muerde se destruye. Aunque quien se deja arrastrar por la tentación tenga una experiencia satisfactoria, ésta será fugaz y sus efectos causarán estragos en la persona caída, debilitando su voluntad (la próxima vez caerá más fácil), haciéndole perder la gracia de Dios; ofendiendo a Dios, al prójimo y a sí misma; apartándola de la Iglesia y cavando una brecha entre el sujeto y su familia, entre quien peca y la gente que le rodea.
 
Tipos de tentaciones
 
La tradición de la Iglesia ha identificado siempre tres tipos de tentaciones que se ven reflejadas en aquellas con las que el tentador quiso hacer caer a Jesús en el desierto.
 
La tentación del poder. Se da en cualquier orden: político, social, familiar, laboral, religioso, etc., y se presenta como una afirmación perversa del yo. Por ejemplo, “Yo puedo todo lo que me dé la gana”.
La del tener. Grandemente explotada por la sociedad consumista. Entra por una publicidad despiadada, haciendo creer a la gente que mientras más cosas tiene, más vale.
La del placer. Reduce la vida humana a la sensación placentera. La persona busca disfrutar todo lo que se le ocurre, aunque quede fuera de la voluntad de Dios.
 
Modo de vencer las tentaciones
 
Quien no se entrena para vencer estas tentaciones desde niño, luego le costará mucho trabajo. Se pueden vencer a través de la Reflexión, la Oración y el Ejercicio de virtudes.
 
Reflexión: Es importante darnos cuenta de qué es lo que más nos tienta; estudiarnos para ver en qué está débil nuestra voluntad;  no engañarnos. Distinguir con toda claridad lo que es blanco o negro, sin quedarnos en tonalidades grises, y prever, vigilar y no dejarnos sorprender.
 
Oración. También es fundamental pedirle ayuda a Dios, porque sólo con nuestras fuerzas no podemos vencer la tentación; necesitamos ser muy amigos de Dios para que Él sea quien venza por nosotros; elevar en todo momento nuestro corazón a Dios, frecuentar asiduamente los sacramentos y hacer adoración y visitas al Santísimo.
 
Ejercicio de virtudes. Debemos ponernos propósitos concretos para fortalecer nuestra voluntad. Con respecto al dominio de nosotros mismos: cuidado con el exceso de la comida y la bebida; responsabilidad en el cumplimiento de mis deberes en la casa, en la escuela, en el trabajo. Con respecto a nuestras relaciones personales: no olvidar la fidelidad, mejorar la relación con el cónyuge, con los papás o los hermanos y practicar mucho la amabilidad; poner buena cara y ser muy serviciales.

QUE EL SEÑOR SANTIFIQUE NUESTRA VOLUNTAD


Que el Señor santifique nuestra voluntad
Viernes cuarta semana de Cuaresma. Aceptar plenamente el camino, el designio de Dios sobre nuestra vida.


Por: P. Cipriano Sánchez | Fuente: Catholic.net




Jn 7, 1-2; 10, 25-30

"Jesucristo -nos dice el Evangelio-, no es capturado porque todavía no había llegado su hora”. Es éste uno de los temas que más recurren en San Juan: la hora de Cristo como el momento de la redención, como el momento en el cual Él va a librarnos a todos de nuestros pecados. La hora de Cristo es una hora que no es suya, no está impuesta por Él, sino que es la hora que el Padre le ha impuesto, y mientras no llegue ese momento, Jesucristo va a vivir, por así decir, libre de sus enemigos; pero en el momento que esa hora llegue, Jesucristo va a ser entregado a sus enemigos.

Esto nos podría parecer una especie de determinismo o de falta de libertad, cuando realmente es un sumergirse en la orientación de nuestra libertad a la adhesión total a Dios. En el caso de Cristo, el hecho de tener que obedecer a Dios va a significar, en ese momento concreto, escaparse de sus enemigos: "Todavía no había llegado su hora". Sin embargo, sabremos que después, cuando llegue su hora, Jesucristo será entregado. Es lo que Jesús dice a los soldados que van a aprenderlo en el Huerto de los Olivos: "Ésta es vuestra hora y la del Príncipe de las Tinieblas".

Es una disposición interior que nosotros tenemos que llegar a tomar: la disposición interior de llegar a aceptar la hora de Dios sobre nuestra vida. Es decir, aceptar plenamente el camino, el designio de Dios sobre nuestra vida, lo cual requiere nuestra capacidad de purificar nuestra voluntad, nuestra capacidad de decir a nuestra voluntad que no es ella la que tiene que mandar, sino que es Dios nuestro Señor quien lo tiene que hacer.

Podríamos decir que es la vida la que nos va guiando, porque aunque nosotros podemos planear unas cosas u otras, a la hora de la hora, es la vida la que nos va diciendo por dónde tenemos que ir. Nosotros podríamos tener planes, pero cuántas veces esos planes se rompen, se quebrantan precisamente cuando nosotros pensaríamos que más falta nos hace que no se quebrantasen. Este aspecto de nuestra vida requiere que nosotros aprendamos a encontrar y aceptar, en nuestra voluntad, lo que Dios nos pide, y no como quien se resigna, sino como quien libremente se ofrece a Dios. La libertad y la voluntad son elementos que tienen que conectarnos con Dios.

El libro de la Sabiduría habla de "lo que los malvados dicen entre sí y discurren equivocadamente". Nos dice todos los planes que tienen contra el hombre justo, cómo están dispuestos a atacarlo, cómo están dispuestos a romperlo, cómo están dispuestos a matarlo: "Condenémoslo a muerte ignominiosa, porque dice que hay quien mire por él". Y termina diciendo: "Así discurren los malvados, pero se engañan; su malicia los ciega. No conocen los ocultos designios de Dios, no esperan el premio de la virtud, ni creen en la recompensa de una vida intachable".

No nos dice nada de que al justo se le vaya a librar de todos esos planes de los malvados, simplemente nos dice que estos hombres no conocen lo que Dios espera oír de ellos.

Nos podríamos preguntar: ¿Y el justo que tiene que enfrentarse con esa injusticia de parte de los malvados? ¿Y el justo que tiene que sufrir todo lo que ellos dicen? Este aspecto llama a nuestra voluntad a hacerse una pregunta: ¿Realmente mi voluntad está puesta en Dios, independientemente del «entrecruzarse» de las libertades humanas, de los ambientes, de las situaciones que nos acaecen? ¿Nuestra libertad, cada vez que se da cuenta de que Dios llega a la vida, ha aprendido a abrirse de tal manera al Señor que, en todo momento, acepte y se abrace libremente a ese misterio que es la presencia de Dios en nuestras vidas?

Quizá ése es el punto más difícil de llegar a entender. Podemos entender el abrazarnos a determinadas situaciones positivas, incluso algunas negativas, pero es difícil cuando el alma siente la impotencia, cuando sentimos que el alma se nos rompe o que nuestra voluntad no termina de obedecernos, no termina de ubicarnos y orientarnos hacia donde tendríamos nosotros que ir.

Es precisamente este designio el que tendríamos que controlar, y para lograrlo es necesario ver en qué lugar nuestra voluntad no está plenamente orientada hacia Dios.

Sabemos que no es fácil orientar en todo momento la voluntad hacia Dios, porque basta que algo no salga como nosotros querríamos y de nuevo volvemos a ser retados, y de nuevo nuestra voluntad vuelve a ser puesta en cuestionamiento para ver qué vamos a hacer con ella.

El camino de purificación de nuestra voluntad y de nuestra libertad es la constante sumisión libre a Dios; el constante abrazarnos al modo concreto en el cual Dios se nos va presentando en nuestra vida."Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en él esperan".

En el fondo, la purificación de nuestra voluntad tiene este objetivo: esperar en Dios, aunque pueda parecer que alrededor están las cosas muy difíciles; aunque pueda parecer que todo alrededor es obscuridad, es dificultad. "Muchas tribulaciones para el justo, pero de todas ellas Dios lo libra".

Hay veces que nuestra inteligencia no ve más arriba, no sabe por dónde llevarnos y puede arrastrar a nuestra voluntad y alejarla de Dios. Nuestra voluntad, aun en medio de las dificultades, de las tribulaciones y de las pruebas, tiene que ser capaz de entender que solamente quien se abraza a Dios puede llegar a estar cerca de Él. "El Señor no está lejos de sus fieles". La fidelidad es obra de nuestra voluntad purificada, puesta totalmente en manos de Dios nuestro Señor.

Que en este camino de Cuaresma aprendamos a descubrir esta purificación de nuestra voluntad. Cada uno en su ambiente, en su lugar, con sus circunstancias. Una purificación de la voluntad que supone el constante exigirse y llamarse a sí mismo al orden, para ver si en todo momento estamos viviendo según la hora de Dios o estamos viviendo según nuestra hora; según la voluntad de Dios o según nuestra voluntad.

Dejemos que el Señor santifique nuestra voluntad, de tal manera que podamos adherirnos a Él, que podamos ponernos totalmente en Él en este camino de conversión que es la Cuaresma, que reclama no solamente una serie de obras de penitencia interior, sino que reclama, sobre todo, la reestructuración y la reeducación de nuestra vida hacia Dios.

¿POR QUÉ EL PAPA FRANCISCO ELIGIÓ EL DÍA DE SAN JOSÉ PARA EL INICIO DE SU PONTIFICADO?


¿Por qué el Papa Francisco eligió el día de San José para iniciar su pontificado hace dos años?
Por Abel Camasca



REDACCIÓN CENTRAL, 19 Mar. 15 / 03:22 am (ACI).- Un día como hoy hace dos años, el Papa Francisco inició su pontificado en la Solemnidad de San José. Conozca las razones del porqué el Pontífice eligió esta fecha, su estrecha relación con el Santo Custodio y cómo en este tiempo ha extendido su devoción.

El martes 19 de marzo de 2013 la Plaza San Pedro en Roma aclamaba al Papa al inicio de su pontificado, al servicio de la Iglesia y el mundo. En esa ocasión el Pontífice dijo: “doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa Misa de comienzo del ministerio petrino en la Solemnidad de San José, esposo de la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica de significado”.

“También el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de San José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad”, destacó.

Meses después, el Papa Francisco, a través de un decreto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, decidió realizar una pequeña modificación en las oraciones de la Misa para alentar la devoción a San José.

Concretamente, con esta modificación, el Santo Custodio es mencionado en las Plegarias Eucarísticas II, III y IV de la tercera edición típica del Misal Romano, colocándose después del nombre de la Virgen María.

Posteriormente, en una ceremonia en la que estuvo acompañado de Benedicto XVI, el Papa Francisco consagró el Estado de la Ciudad del Vaticano a San José y a San Miguel Arcángel.

El miércoles 19 de marzo de 2014 se volvió a referir a San José diciendo que “es el modelo del educador y del papá, del padre. Así que encomiendo a su protección a todos los padres, los sacerdotes -que son padres, ¡eh!- y los que tienen un papel educativo en la Iglesia y en la sociedad”.

Durante su viaje a Filipinas a inicios de este año, el Pontífice hizo una reflexión sobre las tres lecciones que da San José a las familias del mundo entero: son el descansar en el Señor en la oración, crecer con Jesús y Santa María y ser una voz profética en la sociedad.

Allí develó uno de sus secretos más guardados. “Yo quiero mucho a San José porque es un hombre fuerte de silencio. En mi escritorio tengo una imagen de San José durmiendo y durmiendo cuida a la Iglesia. Sí, lo puede hacer, lo sabemos”, indicó el Santo Padre.

“Cuando tengo un problema, una dificultad escribo un papelito y lo pongo debajo de San José para que lo sueñe. Esto significa para que rece por este problema”, añadió.

En el vuelo de regreso de Estrasburgo (Francia) al Vaticano, tras su visita al Parlamento europeo y al Consejo de Europa, el Pontífice dijo: “cada vez que le he pedido algo a San José, me lo ha concedido”.

jueves, 19 de marzo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 19 DE MARZO DEL 2015 - DÍA DE SAN JOSÉ


San José nos muestra el camino a seguir
Solemnidades y Fiestas

Mateo 1, 16. 18-21. 24. Solemnidad de San José. A José le fue revelada la voluntad de Dios durante el descanso. Cuando nos detenemos de nuestras obligaciones y actividades, Dios también nos habla.


Por: Rodrigo Fernández de Castro De León | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 1, 16. 18-21. 24
Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, como era justo, no queriendo ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados». Despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado.

Oración introductoria
San José, hoy inicio esta meditación recordando tu ejemplo en el Evangelio: Modesto y sencillo, pero impregnado de fe, esperanza y amor. Siempre fiel y prudente supiste escuchar la voz de Dios, y abrazar su voluntad, aunque no tuviera lógica ni sentido para ti

Petición
Señor, que a ejemplo de san José, sepa descubrir cuál es el camino para cumplir lo que me pides y ser feliz.

Meditación del Papa Francisco
A José le fue revelada la voluntad de Dios durante el descanso. En este momento de descanso en el Señor, cuando nos detenemos de nuestras muchas obligaciones y actividades diarias, Dios también nos habla. Él nos habla en la lectura que acabamos de escuchar, en nuestra oración y testimonio, y en el silencio de nuestro corazón. […]
Descansar en el Señor. El descanso es necesario para la salud de nuestras mentes y cuerpos, aunque a menudo es muy difícil de lograr debido a las numerosas obligaciones que recaen sobre nosotros. Pero el descanso es también esencial para nuestra salud espiritual, para que podamos escuchar la voz de Dios y entender lo que él nos pide. José fue elegido por Dios para ser el padre putativo de Jesús y el esposo de María. Como cristianos, también ustedes están llamados, al igual que José, a construir un hogar para Jesús. Le preparan un hogar en sus corazones, sus familias, sus parroquias y comunidades.
Para oír y aceptar la llamada de Dios, y preparar una casa para Jesús, deben ser capaces de descansar en el Señor. Deben dedicar tiempo cada día para descansar en Dios, a la oración. Rezar es descansar en Dios. Es posible que me digan: Santo Padre, yo quiero orar, pero tengo mucho trabajo. Sí. Tengo que cuidar de mis hijos; además están las tareas del hogar; estoy muy cansado incluso para dormir bien. Y seguramente es así, pero si no oramos, no conoceremos la cosa más importante de todas: la voluntad de Dios sobre nosotros. Y a pesar de toda nuestra actividad y ajetreo, sin la oración, lograremos muy poco.
Descansar en la oración es especialmente importante para las familias. Donde primero aprendemos a orar es en la familia. Y no lo olvidéis, cuando la familia reza unida, permanece unida. Esto es importante. Allí conseguimos conocer a Dios, crecer como hombres y mujeres de fe, vernos como miembros de la gran familia de Dios, la Iglesia.  » (Discurso de S.S. Francisco a las familias, 16 de enero de 2015).
Reflexión 
La vida de san José cambió tras escuchar el mensaje del ángel. ¿En qué actitud escuchó ese mensaje? En el silencio. José dormía: sus sentidos exteriores estaban descansando, pero a la vez estaba en disposición de oír al ángel. ¡Qué lección para la humanidad, que vive envuelta en el ruido y ajetreo de todos los días!

Si queremos ser santos, vivir en paz, felices, debemos imitar a José, reservando en nuestro día momentos de silencio, para escuchar y dialogar con el Señor. Un silencio exterior, sí, pero también un silencio interior, haciendo a un lado los pendientes, preocupaciones y compromisos, para dialogar con el Señor. ¿Decimos que Dios no nos habla? ¿Nos quejamos de que no sentimos su ayuda?... ¡¿No será que no hemos vivido ese silencio necesario para hablar con Dios?!

Este pasaje es uno de los pocos que nos habla de san José. Su vida, como la de tantos cristianos, se llevará a cabo en medio de la sencillez, del trabajo diario, de las relaciones familiares… Una vida humilde, lejos de los faros de luz… De esta forma, con esta Solemnidad, la Iglesia quiere recordarnos que todos estamos llamados a la santidad, en medio de la vida ordinaria. La santidad no es sólo para los sacerdotes, religiosos, consagrados… ¡la santidad es para todos!

Propósito
Ofreceré un sacrificio por mi familia, para que todos sepamos estar atentos a la voz de Dios que nos habla en medio del silencio.

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por dar a tu Iglesia la figura de San José, el santo de la vida ordinaria. Gracias porque me enseñas que la fe, la obediencia, el silencio y el trabajo, no son virtudes difíciles de conseguir, o sólo destinadas a los sacerdotes, sino que son virtudes que todos podemos alcanzar, con tu gracia y con nuestro esfuerzo. Ayúdame a que, en medio de las actividades del día, pueda encontrar un momento para unirme a ti y escuchar cuál es tu voluntad.


El justo, de hecho, es una persona que reza, vive de fe, y trata de hacer el bien en toda circunstancia concreta de su vida. (San Juan Pablo II)

Preguntas o comentarios al autor  Rodrigo Fernández de Castro De León

SALVAR A TODOS


Salvar a todos
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro OCD  

  


Cuenta la leyenda que cuando Buda llegó al cielo, le abrieron las puertas y fue invitado inmediatamente a entrar. Pero él reflexionó, aún fuera, y dijo: “¿Cómo puedo entrar cuando tantos quedan fuera todavía? Mí deber es ayudarles a que encuentren el camino y lleguen a la puerta. Después de que todos entren, entraré yo”.
             La inquietud de evangelizar, de salvar, de dedicar la vida a los otros, nace cuando uno se encuentra con el Dios vivo.

            Pablo de Tarso testimonia: “Iba yo hacia Damasco, cuando de repente, a eso del mediodía, una gran luz que bajada del cielo me envolvió con su resplandor” (Hch 22,6).

             Dios entró en la vida de Pablo sin pedirle permiso; y a este hombre que había obtenido licencia para perseguir y matar a los cristianos, se le encomienda la tarea de anunciar el mensaje de amor evangélico a todos los pueblos. Y Pablo, misionero extraordinario y cargado de entusiasmo, extiende el nombre de Jesús en todas las direcciones.

             Cuando Pablo se convierte al Señor en el camino de Damasco, una profunda ceguera se apodera de él durante tres días, hasta que se le caen como unas escamas de sus ojos y puede ver de nuevo y de una forma distinta. Esta nueva mirada le empuja a dedicar toda la vida al Señor y a su causa.

             Formando parte de la comunidad de Antioquía, descubren un día, a la luz de la oración, que el Evangelio no puede encerrarse en una cultura, sino que ha de ser sembrado por todo el mundo. Y esta misma comunidad selecciona a Pablo para anunciar el mensaje que ellos tratan de vivir.

              Pablo empieza otro recorrido: el que marca el Evangelio. Durante trece años de vida misionera recorre más de 15,000 kms. encarando toda clase de peligros, soportando toda suerte de dolores, sufriendo persecución, gastándose y desgastándose por Cristo y por las personas. No va en actitud arrogante, sino confiando en el Señor porque sólo salva la gracia de Dios.

              Jesús fue la fuerza que animó a Pablo a predicar y a enseñar en privado y en público. Como apóstol, estaba convencido de que Jesús lo había amado hasta el extremo. Por tanto, él debía optar por Cristo, arrostrando toda clase de persecuciones por causa del Evangelio. No era él el que actuaba; era Jesús. ‘‘Estoy vivo, pero no soy yo el que vive; es Cristo quien vive en mí” (Gá 2,20).

UN MOMENTO DE SILENCIO ... COMO SAN JOSÉ


Un momento de silencio... como San José
Solemnidad de San José. Es en el silencio donde se escucha la voz de Dios pues bien dicen que 


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net




Así como hay dolor y alegría, así como hay inquietud y paz; así el hombre tiene en su vida dos cauces por donde transcurre su existencia: La palabra y el silencio.

La palabra, del latín parábola, es la facultad natural de hablar. Solo el hombre disfruta de la palabra. La palabra expresa las ideas que llevamos en nuestra mente y es el mejor conducto para decir lo que sentimos. Hablar es expresar el pensamiento por medio de palabras. Es algo que hacemos momento tras momento y no nos damos cuenta de que es un constante milagro. Hablar, decir lo que sentimos, comunicar todos nuestros anhelos y esperanzas o poder descargar nuestro corazón atribulado, cuando las penas nos alcanzan, a los que nos escuchan.

Nuestra era es la era de la comunicación y de la información. Pero la palabra tiene también su parte contraria: El silencio.

Nuestro vivir transcurre entre estos cauces: la palabra y el silencio. O hablamos o estamos en silencio.

Cuando hablamos "a voces" la fuerza se nos va por la boca... hablamos y hablamos y muchas veces nos arrepentimos de haber hablado tanto... Sin embargo el hablar es algo muy hermoso que nos hace sentir vivos, animosos y nos gusta que nos escuchen.

El silencio es un tesoro de infinito valor. Cuando estamos en silencio somos más auténticos, somos lo que somos realmente.

El silencio es algo vital en nuestra existencia para encontrarnos con nosotros mismos. Es poder darle forma y respuesta a las preguntas que van amalgamando nuestro vivir. ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? Y va a ser en ese silencio donde vamos a encontrar las respuestas, no en el bullicio, en el ajetreo, en el nerviosismo, la música ruidosa, en el "acelere" de la vida inquieta y conflictiva porque es en el silencio y por el silencio donde se escucha la voz de Dios pues bien dicen que "Dios habla quedito"

Meditando en estas cosas pienso en José el carpintero de Nazaret. El hombre a quien se le encomendó la protección y el cuidado de los personajes más grandes de la Historia Sagrada y no nos dejó el recuerdo de una sola palabra suya. Nada nos dijo pero con su ejemplo nos lo dijo todo. Más que el más brillante de los discursos fue su testimonio callado y lleno de amor.

San José, el santo que le dicen: "Abogado de la buena muerte". Porque... ¿A quién no le gustaría morir entre los brazos de Jesús y de María como él murió?

José tuvo una entrega total. Una vida consagrada al trabajo, un desvelo, un cuidado amoroso para estos dos seres que estaban bajo su tutela y supo, como cualquier hombre bueno y padre de familia, del sudor en la frente y el cansancio en las largas jornadas en su taller de carpintería y supo del dolor en el exilio de una tierra extranjera y supo en sus noches calladas y de vigilia del orar a Dios mirando el suave dormir de Jesús y de María, pidiendo fuerzas para cuidar y proteger a aquellos amadísimos seres que tan confiadamente se le entregaban. No tuvo que hablar.

No hay palabras que superen ese silencio de amor y cumplimiento del deber. Ahí está todo. Ahí está Dios. En las pequeñas cosas de todos los días, en la humildad del trabajo cotidiano.

El no fue poderoso, él no tuvo un puesto importante en el Sanedrín, él... supo cumplir su misión y su silencio fue su mayor grandeza.

Las almas grandes no lo van gritando por las plazas y caminos, se quedan en silencio para poder hablar con Dios y Dios sonríe cuando las mira.

Que podamos tener cada día, aunque sean cinco minutos de silencio, para oír la voz de Dios.

SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN MARÍA, 19 DE MARZO


José, Santo
Esposo de la Virgen María, 19 de marzo


Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net




Esposo de la Virgen María

Martirologio Romano: Solemnidad de san José, esposo de la bienaventurada Virgen María, varón justo, nacido de la estirpe de David, que hizo las veces de padre al Hijo de Dios, Cristo Jesús, el cual quiso ser llamado hijo de José y le estuvo sujeto como un hijo a su padre. La Iglesia lo venera con especial honor como patrón, a quien el Señor constituyó sobre su familia.

Etimológicamente; José = Aquel al que Dios ayuda, es de origen hebreo.

Breve Biografía
Las fuentes biográficas que se refieren a san José son, exclusivamente, los pocos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas. Los evangelios apócrifos no nos sirven, porque no son sino leyendas. “José, hijo de David”, así lo llama el ángel. El hecho sobresaliente de la vida de este hombre “justo” es el matrimonio con María. La tradición popular imagina a san José en competencia con otros jóvenes aspirantes a la mano de María. La elección cayó sobre él porque, siempre según la tradición, el bastón que tenía floreció prodigiosamente, mientras el de los otros quedó seco. La simpática leyenda tiene un significado místico: del tronco ya seco del Antiguo Testamento refloreció la gracia ante el nuevo sol de la redención.

El matrimonio de José con María fue un verdadero matrimonio, aunque virginal. Poco después del compromiso, José se percató de la maternidad de María y, aunque no dudaba de su integridad, pensó “repudiarla en secreto”. Siendo “hombre justo”, añade el Evangelio -el adjetivo usado en esta dramática situación es como el relámpago deslumbrador que ilumina toda la figura del santo-, no quiso admitir sospechas, pero tampoco avalar con su presencia un hecho inexplicable. La palabra del ángel aclara el angustioso dilema. Así él “tomó consigo a su esposa” y con ella fue a Belén para el censo, y allí el Verbo eterno apareció en este mundo, acogido por el homenaje de los humildes pastores y de los sabios y ricos magos; pero también por la hostilidad de Herodes, que obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto. Después regresaron a la tranquilidad de Nazaret, hasta los doce años, cuando hubo el paréntesis de la pérdida y hallazgo de Jesús en el templo.

Después de este episodio, el Evangelio parece despedirse de José con una sugestiva imagen de la Sagrada Familia: Jesús obedecía a María y a José y crecía bajo su mirada “en sabiduría, en estatura y en gracia”. San José vivió en humildad el extraordinario privilegio de ser el padre putativo de Jesús, y probablemente murió antes del comienzo de la vida pública del Redentor.

Su imagen permaneció en la sombra aun después de la muerte. Su culto, en efecto, comenzó sólo durante el siglo IX. En 1621 Gregorio V declaró el 19 de marzo fiesta de precepto (celebración que se mantuvo hasta la reforma litúrgica del Vaticano II) y Pío IX proclamó a san José Patrono de la Iglesia universal. El último homenaje se lo tributó Juan XXIII, que introdujo su nombre en el canon de la misa.

miércoles, 18 de marzo de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 18 DE MARZO DEL 2015


Necesitamos estar unidos a Cristo
Cuaresma y Semana Santa

Juan 5, 17-30. Cuaresma. Cristo, al venir a este mundo nos enseñó cómo tratar con nuestro Padre Creador. 


Por: Sergio Mourau | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Juan 5, 17-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo. Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios. Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis. Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado. En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida. En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán. Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo, y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre. No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio. Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado. 

Oración introductoria
Jesús, hoy Tú quieres enseñarme que lo más valioso en esta vida es estar en unión con el Padre para hacer su voluntad en mi vida. Señor, Tú que viniste a este mundo para enseñarnos la aceptación del querer de Dios en la vida de cada hombre, ayúdame a estar unido a Ti y a descubrir lo que Dios quiere de mí.

Petición
Dios mío, Tú que vives y sigues actuando continuamente en la vida de cada hombre, enséñame a orar para estar unido a ti en todo lo que haga, buscando sólo lo que Tú quieres de mí.

Meditación del Papa Francisco
Rezar para querer seguir la voluntad de Dios, rezar para conocer la voluntad de Dios y rezar -una vez conocida- para ir adelante con la voluntad de Dios. Había una vez una la ley hecha de prescripciones y prohibiciones, de sangre de toros y cabras, ‘sacrificios antiguos’ que no tenían ni la ‘fuerza’ de ‘perdonar los pecados’, ni de dar ‘justicia’. Después en el mundo viene Cristo y con su subir a la Cruz, “el acto que una vez para siempre nos ha justificado”, Jesús ha demostrado cuál era el ‘sacrificio’ más agradable a Dios: no el holocausto de un animal, sino la ofrenda de la propia voluntad para hacer la voluntad del Padre.
La obediencia a la voluntad de Dios. Este es el camino de la santidad, del cristiano, es decir, que se realice el plan de Dios, que la salvación se cumpla.[…]
¿Yo rezo para que el Señor me dé las ganas de hacer su voluntad, o busco compromisos porque tengo miedo de la voluntad de Dios? Rezar para conocer la voluntad de Dios sobre mí y sobre mi vida, sobre la decisión que debo tomar ahora… muchas cosas. Sobre la forma de gestionar las cosas… La oración para querer hacer la voluntad de Dios, y oración para conocer la voluntad de Dios. Y cuando conozco la voluntad de Dios, también la oración, por tercera vez: para hacerla. Para cumplir esa voluntad, que no es la mía, es la suya. Y no es fácil. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 27 de enero de 2015, en Santa Marta).
Reflexión

La fuente de todo lo que Cristo hacía en su vida, dependía de su unión con el Padre, y que esta unión se daba por el frecuente ejercicio de la oración en su vida. Solamente así, Cristo tenía las fuerzas necesarias para responder a las exigencias de su misión. Lo decisivo en nuestras vidas es la manera en que nos colocamos ante el Creador, pues dependemos radicalmente de Él. Cristo, al venir a este mundo nos enseñó cómo tratar con nuestro Padre Creador. También nosotros, si queremos descubrir lo que Dios quiere en nuestras vidas y tener las fuerzas para cumplirlo, tenemos que estar junto a Dios para pedirle su gracia.

Un párroco de España pronunció su última homilía en su parroquia antes de trasladarse a otra ciudad. Llevaba tanto tiempo en la parroquia que muchos de los que había bautizado y casado aún no lo creían. Y entre las palabras que mencionó de lo más profundo de su corazón les dijo: "Os voy a revelar un secreto que no saben ni los miembros de mi familia. Y es que en mi testamento he pedido que el día mi muerte quiero que me entierren aquí, junto a todos vosotros porque (y esto fue lo que emocionó a toda la gente) quiero resucitar con mi pueblo, con todos vosotros". La gente que lo escuchaba quedó admirada, esperaban que dijese "porque este es mi pueblo" o "porque quiero estar enterrado a vuestro lado". Pero él no, él quería resucitar con todos los suyos.

Cristo nos pide que creamos en la resurrección de la carne. Hoy día hay muchos que ya no creen esta realidad de nuestra fe por tantas otras ideas que han metido las sectas. Se prefiere aceptar la reencarnación o simplemente lo aceptan porque lo dice la Iglesia. Pero si comprendiéramos con el corazón lo que nos dijo san Pablo que vana es nuestra fe si no resucitamos, entonces sí viviríamos con mayor entrega nuestra fe, entonces sí que nos sentiríamos orgullosos de nuestra fe. No la viviríamos como si fuese una imposición o como normas que hay que cumplir sino con una alegría que nos llevaría a transmitirla a los demás. Existiría una mayor esperanza en nuestras vidas.

Y el mejor camino para llegar a la resurrección es el que nos presenta el evangelio de hoy. Cumplir la voluntad de Dios. Hay una notable relación en estas palabras. Resurrección y voluntad de Dios. A Cristo no le movía otra cosa en su vida mas que hacer aquello que le agradaba a su Padre. Por eso estaba lleno de pasión por transmitirnos lo que su Padre le pedía. Nosotros también resucitaremos en la medida en que vivamos con amor la entrega a la voluntad de Dios, que es entrega y generosidad con nuestro prójimo.

Propósito
Hoy iré a una Iglesia para visitar a Cristo Eucaristía y pedirle la gracia de identificar más mi vida con su voluntad.

Diálogo con Cristo
Señor, yo creo que Tú estas realmente presente en mi vida y lo que más quieres es que sepa encontrarte, para que yo sea verdaderamente feliz. Ayúdame, Jesús, a estar siempre en una actitud de escucha, a estar unido a Ti, especialmente por medio de la oración, como Tú estabas unido a tu Padre. Enséñame a hacer de cada actividad de mi día una continua oración. Que sea agradable a Ti. Quiero escuchar tu voz. Habla conmigo hoy, Jesús, en mi oración.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...