miércoles, 14 de enero de 2015

LOS TRES CONSEJOS


LOS TRES CONSEJOS

Una pareja de recién casados, era muy pobre y vivía de los favores de un pueblito del interior. Un día, el marido le hizo la siguiente propuesta a su esposa: Querida yo voy a salir de la casa. Voy a viajar bien lejos, buscar un empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una vida más cómoda y digna. No sé cuanto tiempo voy a estar lejos; sólo te pido una cosa: que me esperes y mientras yo este lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti."

Así, siendo joven aún, caminó muchos días a pie, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda. El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue aceptado. Pidió hacer un trato con su jefe, el cual fue aceptado también. El pacto fue el siguiente: Déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo encuentre que debo irme, el señor me libera de mis obligaciones. Yo no quiero recibir mi salario. Le pido al señor que lo coloque en una cuenta de ahorros hasta el día en que me vaya. El día que yo salga, usted. me dará el dinero que yo haya ganado."

Estando ambos de acuerdo, aquel joven trabajó durante 20 años, sin vacaciones y sin descanso.

Después de veinte años, se acercó a su patrón y dijo: Patrón, yo quiero mi dinero, pues quiero regresar a mi casa." El patrón le respondió: "Muy bien, hicimos un pacto y voy a cumplirlo. Sólo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien?. Yo te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres

consejos y no te doy el dinero y te vas. Si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta." Él pensó durante dos días, buscó al patrón y le dijo: "QUIERO LOS TRES CONSEJOS" El patrón le recordó: Si te doy los consejos, no te doy el dinero." Y el empleado respondió: "Quiero los consejos" El patrón entonces le aconsejó:

* NUNCA TOMES ATAJOS EN TU VIDA. Caminos más cortos y desconocidos te pueden costar la vida.

* NUNCA SEAS CURIOSO DE AQUELLO QUE REPRESENTE EL MAL, pues la curiosidad por el mal puede ser fatal

* NUNCA TOMES DECISIONES EN MOMENTOS DE ODIO Y DOLOR, pues puedes arrepentirte demasiado tarde.

Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no lo era tanto: AQUÍ TIENES TRES PANES: dos para comer durante el viaje y el tercero es para comer con tu esposa, cuando llegues a tu casa". El hombre, entonces, siguió su camino de vuelta, de veinte años lejos de su casa y de su esposa que él tanto amaba.

 Después del primer día de viaje, encontró una persona que lo saludó y le preguntó: "¿Para donde vas?" Él le respondió, "Voy para un camino muy distante que queda a más de veinte  días de caminata por esta carretera." La persona le dijo entonces: "Joven, este camino es muy largo. Yo conozco un atajo con el cual llegarás en pocos días". El joven, contento, comenzó a caminar por el atajo, cuando se acordó del primer consejo. Entonces, volvió a seguir por el camino normal. Días después, supo que el atajo llevaba a una emboscada.

Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una pensión a la vera de la carretera, donde poder hospedarse. Pagó la tarifa por día y, después de tomar un baño, se acostó a dormir. De madrugada se levantó asustado con un grito aterrador. Se levantó de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir a donde escuchó el grito. Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo. Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el dueño de la posada le preguntó sino había escuchado el grito y él le contestó que sí lo había escuchado. El
dueño de la posada le preguntó "Y no le dió curiosidad"? él le contesto que no. A lo que el dueño le respondió: "Ud. es el primer huésped que sale vivo de aquí, pues mi único hijo tiene crisis de locura; grita durante la noche y cuando el huésped sale, lo mata y lo entierra en el quintal".

El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.

Después de muchos días y noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo saliendo de la chimenea de su pequeña casa. Caminó y vio entre arbustos la silueta de su esposa. Estaba anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba sola. Anduvo un poco más y vio que ella tenía sobre su regazo, un hombre al que estaba acariciando los cabellos. Cuando vio aquella escena, su corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer consejo. Entonces se paró y reflexionó y decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión. Al
amanecer, ya con la cabeza fría, él dijo: NO VOY A MATAR A MI ESPOSA. Voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta, sólo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel."

 Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando la esposa le abrió la puerta y lo reconoció, se colgó de su cuello y lo abrazó afectuosamente. Él trató de quitársela de encima, pero no lo consiguió. Entonces, con lágrimas en los ojos le dijo: Yo te fui fiel y tu me traicionaste...

Ella espantada le respondió, "¿Cómo? Yo nunca te traicioné. Te esperé durante veinte años". Él entonces le preguntó, "¿Y quién era ese hombre que acariciabas ayer por la tarde? Y ella le contestó, "AQUEL HOMBRE ES NUESTRO HIJO. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada. Hoy él tiene veinte años de edad". 

Entonces, el marido entró, conoció, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, mientras su esposa preparaba la cena. Se sentaron a comer el último pan juntos. DESPUÉS DE LA ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO, CON LÁGRIMAS DE EMOCIÓN, él partió el pan y al abrirlo, se encontró todo su dinero: el pago de sus veinte años  de dedicación.

Muchas veces creemos que los atajos "queman etapas" y nos ayudan a llegar más rápido, lo que no siempre es verdad... Muchas veces somos curiosos; queremos saber de cosas que ni nos dan respeto  ni nos traen nada de bueno Otras veces reaccionamos movidos por el impulso, en momentos de rabia, y después tardíamente nos arrepentimos...

Espero que no nos olvidemos de estos consejos, no te olvides también de CONFIAR
 (aunque tengas muchos motivos para desconfiar).

EL SANTÍSIMO Y DULCE NOMBRE DE JESÚS



El Santísimo y Dulce nombre de Jesús
El nombre de Jesús es un nombre inventado en el Cielo

Devoción e indulgencia plenaria al pronunciar el Dulce Nombre de Jesús en la hora de la muerte


Por: Varios | Fuente: sicutoves.blogspot.com.es / www.magnificat.ca / www.funjdiaz.net




El nombre de Jesús --dice Baur-- es un nombre inventado en el Cielo y traído de allí por el Ángel Gabriel, para comunicárselo a la Virgen en el instante de la Anunciación: Darás a luz un Hijo y le pondrás por nombre Jesús. Ahora bien, los nombres impuestos por el Cielo siempre significan un don gratuito otorgado por Dios. Siendo en Cristo este don de la gracia. La salvación de los hombres, con toda propiedad se le impuso el nombre de Jesús, que quiere decir Salvador." (Santo Tomás de Aquino). 

Y, ciertamente, "ningún otro nombre nos ha sido dado bajo el cielo por el cual podamos salvarnos" (Epist.). La devoción al nombre de Jesús es una preciosa herencia que recibimos de Nuestro Padre Santo Domingo de Guzmán. El Beato Jordán de Sajonia, el Beato Enrique Susón, Santa Catalina de Siena y el Beato Juan de Vicenza, fueron apasionados devotos de este Santo Nombre. 

La Iglesia, pero especialmente algunos de los primeros Padres que crearon su doctrina, insistió en la veneración al "dulcísimo" o "sacrosanto" nombre de Jesús. De hecho, aunque el día 1 de enero se celebraba ya esa fiesta, La Iglesia ha dispuesto se celebre esta fiesta al día siguiente de la octava de la Epifanía, a fin de honrar por modo especial el nombre de Jesús, que es:

Nombre verdaderamente divino, que sólo Dios pudo imponer al Salvador del mundo. Nombre venerable, que hace doblar la rodilla a todas las grandezas de la tierra. Nombre sacrosanto, que pone en fuga a los espíritus diabólicos. Nombre omnipotente, en cuya virtud se han obrado los mayores milagros. Nombre salutífero, de quien reciben en cierto modo toda su eficacia los Sacramentos de la Nueva Ley. Nombre propicio, pues todo lo puede con Dios, y por respeto al nombre Jesús oye benigno nuestras oraciones. Nombre glorioso, extendido por el celo de los apóstoles a todos los gentiles y a todos !os reyes de la tierra. Nombre augusto, por cuya confesión los santos mártires se gloriaron en sufrir cruelísimos tormentos. Nombre, en fin, incomparable, pues no hay otro debajo, del Cielo en cuya virtud podamos ser salvos. Alabémosle, pues, y bendigámosle en todo tiempo.

San Bernardo, San Juan Crisóstomo, San Gregorio Niceno, Orígenes o San Agustín son algunos de los escritores sagrados que insisten en la importancia del nombre: "Quid est Jesus, nisi Salvator?", dice San Agustín, y San Bernardo lo llama "óleo saludable" que sana cuando la devoción lo aplica, denominándolo también alimento, fuente, medicina y luz, según recuerda Santiago de Vorágine en su Leyenda Dorada.

Gregorio X, en 1274, confió a la Orden de Predicadores, en la persona del Maestro General, Beato Juan de Vercelli, "la predicación de la devoción que derrama dulzura sobre los corazones." Se erigieron Cofradías en las iglesias de la Orden, y tan florecientes, que alguna de las actuales, como en los EE. UU. pasa de tres millones y medio el numero de hombres asociados. El fin de la Cofradía es propagar la devoción y culto del Nombre de Jesús contra la blasfemia y profanación de los días festivos. (Tomado del Misal de la Orden de Predicadores, editado en Valencia en 1958.)




BREVE CRONOLOGÍA DE LA HISTORIA DE LA DEVOCIÓN AL DULCE NOMBRE DE JESÚS



Durante el Concilio de Lyon, año 1274, el Papa Gregorio X dictó una Bula encaminada a desagraviar los insultos que se manifestaban contra el Nombre de Jesús. Las órdenes de los Dominicos y los Franciscanos fueron las encargadas de custodiar y extender dicha devoción por toda Europa. Así, Gregorio X escribió una carta a Juan de Vercelli, el entonces Superior General de los Dominicos, donde declaraba, "Nos, hemos prescrito a los fieles… reverenciar de una manera particular ese Nombre que está por encima de todos los nombres…".

Este acto resultó en la fundación de la Sociedad del Santo Nombre. Se decía que el Nombre de Jesús estaba en la boca de San Francisco "como la miel en el panal" y San Francisco mismo escribió, "ningún hombre es digno de decir Tu Nombre". Luego, San Bernardo escribió sermones enteros sobre el Nombre de Jesús y dijo: "Jesús es miel en la boca, melodía en el oído, un canto de delicia en el corazón". San Buenaventura exclama, "Oh, alma, si escribes, lees, enseñas, o haces cualquier otra cosa, que nada tenga sabor alguno para ti, que nada te agrade excepto el Nombre de Jesús".

Con el nombre “Sociedad del Santo Nombre de Dios” es fundada en 1430, por Fray Diego de Vitoria en el Convento de San Pablo de la ciudad de Burgos la primera Cofradía del Dulce Nombre de Jesús de España mediante la Bula "Salvatoris et Nómini Nostri Iesu Christi".


INDULGENCIA PLENARIA AL PRONUNCIAR EL DULCE NOMBRE DE JESÚS

Es Tradición Católica que en la hora de la muerte, pronunciar con los labios o el corazón el Dulcísimo Nombre de Nuestro Salvador, nos puede alcanzar la muy necesaria Indulgencia Plenaria; para ello, debemos cumplir las siguientes disposiciones:

- Primero, las mismas condiciones requeridas para ganar cualquier indulgencia: es decir, la persona debe estar en estado de gracia cuando se gane la indulgencia y debe tener la intención de ganar la indulgencia.

- Segundo, debe resignarse completamente a la voluntad de Dios al estar muriendo.

- Tercero, debe pronunciar el Santo Nombre de Jesús con sus labios, si es posible, y si no fuere capaz de hablar, al menos debe invocar el Santo Nombre de Jesús en su corazón.

Subráyese especialmente esta última condición de pronunciar el Santísimo Nombre de Jesús. La Congregación de Indulgencias la pidió el 22 de septiembre de 1892 para ganar la indulgencia plenaria in articulo mortis. Es algo que fácilmente se pasa por alto, y por ello, le damos especial atención.

UNA INTERRUPCIÓN


Una interrupción
Cuánto bien puede hacer el progreso, cuando sus aguas van por su cauce
Por: P. Arturo Guerra, LC | Fuente: Catholic.net



Hoy el progreso lo es todo. Progresa la ciencia, progresa la técnica, progresa la sociedad, la medicina; progresan las ideas, progresa la economía, progresan los partidos políticos, progresa el deporte. Todo progresa. Y lo que no progresa se envejece, se enferma, se muere.

Y cuando sale a la luz el libro "Nuevo método revolucionario del cultivo de cebollas", al transcurrir el tiempo en que se escribe, se imprime, se distribuye y se vende, resulta que el método ya no es ni tan nuevo, ni tan revolucionario. Ha sido ya totalmente superado.

Y cuando compramos una computadora último modelo, a la hora de subirla al coche y salir de la tienda, al mismo tiempo, por la puerta de entrada, vemos un camión cargado de nuevas computadoras, precisamente con el modelo posterior al que acabo de adquirir.

Es cierto que muchos de los grandes logros de la humanidad se los debemos al progreso. Indiscutiblemente. Con esta convicción vivimos, y a ella nos acostumbramos.

El único peligro está en extender esta convicción a campos donde el progreso no tiene mucho qué ver. Nuestra mentalidad progresista puede llevarnos a medir absolutamente todo, todo, con parámetros de progreso. Sin que se escape nada. Y esto sí es peligroso.

En nombre del progreso, podemos cambiar las reglas del juego de la vida. ¿Acaso el progreso puede lograr el progreso de las propias reglas del progreso? Quizá no. Porque para fabricar una nueva computadora, tengo que utilizar los mismos principios que usé para fabricar el antiguo modelo. Para lanzar un transbordador al espacio, el astronauta debe tomar en cuenta el mismo principio de la gravedad que la agencia espacial rusa consideró para poner el Sputnik en órbita.

Qué pensaríamos de un científico que nos dijera: "Mira, estoy tratando de inventar un nuevo método para cultivar cebollas. Pero no quiero utilizar semillas de cebolla. Ese método ya está pasado de moda. Fue producto de una mentalidad primitiva y rudimentaria. Yo utilizaré semillas de calabaza. Y ya verás qué bien me van a salir estas nuevas cebollas."

Así que el progreso también tiene sus reglas. No es el progreso por el progreso. Al menos ciertos principios deben resistir la acción del progreso so pena de destruir el progreso mismo.

Es entonces cuando, por poner un ejemplo, respetar una vida desde sus humildes inicios, parecería una actitud contraria al progreso. "Hay que dejar los prejuicios. No se trata de suprimir una vida inocente; sino más bien, de respetar el derecho inalienable de la mujer de interrumpir voluntariamente el embarazo."

De ser coherentes con esta posición, llegará el día en que el robo dejará de ser robo, se convertirá en la transferencia urgente de un bien. Ahorcar a una persona se convertirá en la interrupción necesaria de la respiración ajena. La guerra no será guerra sino diálogo intenso para persuadir al que ignora mis puntos de vista. Y entonces nuestros niños llamarán interrupción voluntaria de la amistad al hecho de golpearse a puños con el amigo. Y cuando desobedezcan a sus papás, no les desobedecerán propiamente; será, a lo mucho, una opción consciente y madura ante las manifestaciones totalitaristas inconvenientes. Y copiar al vecino en un examen será simplemente un ejercicio urgente y formativo del ingenio humano. Y...

Cuánto bien puede hacer el progreso, cuando sus aguas van por su cauce. Cuánto bien debe lograr todavía: hay muchas vacunas que descubrir, muchos combustibles, muchas partículas subatómicas; hay muchos medios de transporte que inventar, muchos programas cibernéticos, muchas técnicas de cultivo de cebollas.

Pero no dejemos que se desborde, que nos inunde, que destruya nuestro mundo. No podemos permitir que venza esos maravillosos diques que con tanto esfuerzo hemos construido a través de la historia de la humanidad: esos diques de la amistad, la sinceridad, la alegría, la solidaridad con el débil e indefenso, la fidelidad, la búsqueda de la verdad, el respeto a la vida, el amor desinteresado y todo aquello que no interrumpe voluntariamente la dignidad de la persona humana.

LAS FIESTAS DEL AÑO LITÚRGICO


Las fiestas del Año Litúrico
Año Liturgico
El calendario litúrgico. Solemnidades, fiestas y memorias.
Por: Catholic.net | Fuente: Catholic.net




El tiempo celebrativo

La fiesta como espacio cronológico y marco de la celebración, hace posible la inserción plena del acontecimiento celebrado en la vida de los hombres. El clima que se palpa en la celebración hace que ese tiempo de celebrar sea distinto del tiempo ordinario y común, en el que no sucede nada. El hombre vive el tiempo festivo como una inclusión de la eternidad en nuestro presente fugaz e inexorable. Por eso encuentra este tiempo feliz y gratificante.

A estas notas humanas se añaden las específicamente cristianas del tiempo celebrativo de la liturgia, un tiempo que se convierte en acto de culto y en oportunidad de salvación presidido por la eucaristía.

Las notas características de la fiesta cristiana podemos sintetizarlas de la siguiente manera:

La fiesta es símbolo de la presencia del Señor en medio de los suyos.

Tiene un valor escatológico como figura, prenda y anticipo de lo que está por venir: la vida eterna.

El culmen de toda fiesta cristiana por excelencia es el domingo, anterior a cualquier fiesta o tiempo litúrgico. Las diversas fiestas y tiempos litúrgicos, organizados posteriormente descansan sobre los domingos.

Los dos factores que determinan el tiempo de la celebración son el factor cósmico y el factor histórico.

En el examen de las fiestas cristianas encontramos una relación constante entre las estaciones del año y las fiestas litúrgicas.

Es claro que en la constitución del domingo como fiesta cristiana prima el hecho histórico: la muerte y la resurrección de Cristo. Pero el hecho cósmico no está ausente.

Se impone el ritmo repetitivo semanal, como criterio para elegir y señalar el día de reunión de los cristianos para celebrar su fiesta. Y el ritmo semanal es claramente un ritmo lunar: es la fracción del período mensual determinado por los ciclos de la luna.

Junto a esta celebración semanal pronto aparece la celebración anual: La Pascua. También aquí encontramos una síntesis entre el tiempo histórico y el cósmico. El año es el resultado del ciclo solar con sus cuatro estaciones.

Siguiendo la tradición Judía, los cristianos elegirán para la fiesta anual de la resurrección, el equinoccio de primavera: punto de equilibrio entre el día y la noche, momento de resurgimiento de la vida nueva en la naturaleza, de renacimiento de la vida. A ésto se añadirá un simbolismo complementario: la luna llena, la plenitud de la luz.

La liturgia elegirá otro momento del año para celebrar las fiestas de la fe: el solsticio de invierno, el tiempo que los días empiezan a crecer y parece que el sol renace. Este contexto servirá para celebrar el otro hecho histórico de nuestra fe: el nacimiento de Cristo, verdadero Sol que vence la tiniebla. Tenemos el tiempo de Navidad.

Alrededor de estos dos ejes del año, Pascua y Navidad, se articulan otras fechas festivas: los dias natales de los seguidores más inmediatos de Cristo: María, los apóstoles, los mártires, etc.

El retorno regular de estas fiestas constituye los ciclos de la celebración cristiana, sus ritmos y cadencias, la liturgia llama a esta estructuración de los tiempos celebrativos año litúrgico y considera a éste como el marco y la entraña de su fiesta, como las auras de la eternidad del Reino.

Es por todo esto que decimos que las principales solemndades son "moviles"


El calendario litúrgico

El tiempo está dividido en períodos que marcan la vida, las actividades y las fiestas de los hombres. Los cristianos tienen también una distribución del tiempo en el que celebran los misterios de Cristo y expresan su fe. Es el calendario litúrgico. Tiene su propio ritmo, una sucesión de fiestas y una alternancia de tiempos.

La liturgia cristiana ha establecido divisiones en el tiempo para distribuir en ellas las distintas celebraciones del misterio de Cristo. El calendario litúrgico se establece conforme a estos ritmos:

Diario: cada día es santificado por las celebraciones del pueblo de Dios, principalmente por la Eucaristía y la liturgia de las Horas.
Semanal: gira entorno al domingo, día del Señor y fiesta primordial de los cristianos.
Anual: cuenta con 52 semanas y a través de ellas se desarrolla todo el misterio salvífíco de Cristo, cuya fiesta principal es el Triduo Pascual.


Solemnidades, fiestas y memorias

Solemnidad: Es la máxima clasificación de una celebración (fiesta muy importante). Su celebración comienza en las primeras vísperas del día precedente.


Fiesta: Es una celebración importante que sale del común del tiempo ordinario, a través de él se celebran los misterios de nuestra salvación.


Memoria: Es la celebración que conmemora de manera libre u obligada a un santo.


Feria: Se denomina así a los días de la semana que siguen al domingo. En ella no hay oficio propio, ni memoria de algún santo. Son privilegiadas las ferias del miércoles de ceniza y de semana santa y las ferias de adviento del 17-24 diciembre.


Solemnidades y fiestas del Señor

Forman parte de la memoria y de la celebración que la Iglesia hace del misterio de Cristo a lo largo del año y están relacionadas con los tiempos litúrgicos específicos más cercanos:


Están relacionadas con la Navidad: la Presentación y la Anunciación.


Están relacionadas con Pascua: Trinidad, Corpus, el Corazón de Jesús, la Transfiguración, la Exaltación de la Cruz, etc.


La Solemnidad de Cristo, Rey, que abre y prepara el Adviento y es recuerdo de la última venida del Señor, se relaciona con los dos ciclos y hace de enlace entre un año que termina y otro que comienza.



Solemnidades y fiestas de la Virgen Santísima

En el culto a la Virgen la Iglesia admira y ensalza el fruto más espléndido de la redención, en la que ella tuvo activa participación.

A lo largo de todo el año, aunque estas solemnidades y fiestas están en el Santoral, deben contemplarse en especial conexión con el Año Litúrgico. Sus relaciones son:


Se relacionan con Adviento: la Inmaculada, la Anunciación, la Visitación.

Se relacionan con Navidad-Epifanía: Madre de Dios, Natividad de María, Sagrada Familia, Presentación de María.

Se relacionan con Pascua; Asunción, Dolores, Corazón de María, Carmen y muchas otras advocaciones con que el pueblo cristiano venera a la Virgen María.



Los Santos en el Año Litúrgico

La santidad es un atributo de Dios y de su Hijo, es también un don de Dios a su pueblo, el don de Cristo a su Iglesia y a cada uno de sus miembros.

El título de santo se atribuye a aquellos cristianos que han vivido con mayor plenitud su pertenencia a Crisfo. Celebrar a un santo es celebrar a Dios, darle gracias, reconocer su presencia en nuestra historia. Los santos son en verdad un don de Dios a la humanidad y a la Iglesia. Son los que nos enseñan a escuchar la Palabra divina, a asimilar las bienaventuranzas, a vivir el estilo de la vida nueva que Cristo nos ha comunicado. Los santos son una prueba de que Cristo Jesús sigue presente en su Iglesia con su santidad radical y nos muestran que es posible cumplir el evangelio.

Los santos, habiendo llegado a ta patria y estando en presencia del Señor, no cesan de interceder por El, con El y en El a favor nuestro ante el Padre (cf. LG 49).

El día de su muerte o nacimiento para la vida futura se considera el día más propio para recordarlos, y así lo hace la Iglesia en su Liturgia.

Las celebraciones del Tiempo Ordinario y del Santoral van completando, a lo largo del año, el recuerdo y la actualización del Misterio pascual, tanto en la evocación de la vida histórica de Jesús como en su cumplimiento en la vida de la Madre de Dios y de los que se distinguieron como los más fieles testigos de la fe y del evangelio.

LAS VISITAS A CRISTO Y A LA VIRGEN MARÍA


Las visitas a Cristo y a la Virgen
Ellos están ahí, cerca de tu puerta, con una sonrisa cada día, con amor cada hora, con las manos repletas de bendiciones para ti.
Por: P. Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net



Las visitas a la Santísima Virgen y a Jesucristo, realizadas con fe y fervor, infunden no pocos ánimos. En tu ciudad viven, a unos pasos de tu calle; no cuesta gran cosa visitarles un minuto, darles los buenos días, pedirles una misericordia para la jornada. Esas pequeñas visitas, esos pequeños momentos, robados a tu abultada agenda, inyectarán vigor a tu alma triste; ve a visitarles con más frecuencia, con más amor y menos prisa, que son los amigos de tu alma, los que ponen suavidad y eficacia en tus actividades febriles.

María Santísima y Jesús están ahí, cerca de tu puerta, con una sonrisa cada día, con amor cada hora, con las manos repletas de bendiciones para ti.

Jesús y María son dos antiguos amigos desaprovechados; siempre los tuviste, siempre los tendrás muy cerca de ti, a total disposición, con un amor que, si supieras... pero conocer es el arte que pocos aprenden; si conocieras quién es... suena a dulce reto.

Si el arte de vivir es amar y ser amado, ahí tienes dos amigos que siempre te han querido y a los que no has sabido amar.

Una breve visita, un corto detenerse, un pequeño gesto de cariño, un mirar y ser mirado, un alargar la mano y dar la diaria limosnita de amor.

martes, 13 de enero de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 13 DE ENERO DEL 2015


Jesús expulsa a un espíritu
Milagros

Marcos 1, 21-28. Tiempo Ordinario. ¿Amamos apasionadamente a la Iglesia que seguimos o es sólo una tradición más? 


Por: Juan Mª Piñero | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Marcos 1, 21-28
Llegan a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.

Oración introductoria
Señor, son muchas las inmundicias que rodean mi entorno social. No debo, inocentemente, pensar que mi familia y yo estamos exentos a su influencia ni que no contribuímos, un poco o un mucho, a esta triste realidad. Por ello te pido que ilumines mi mente y mi corazón para que este momento de oración me haga crecer en el amor.

Petición
Señor, dame la gracia de conocer y vivir tu doctrina del amor para entregarme a los demás con total desinterés y donación.

Meditación del Papa Francisco
La gente estaba impresionada por la enseñanza de Jesús, porque su palabra tenía autoridad. Jesús no era un predicador común porque su autoridad le venía de la unción especial del Espíritu Santo. Jesús es el Hijo de Dios ungido y enviado para traer la salvación, traer la libertad. Y algunos se escandalizaban de este estilo de Jesús, de su identidad y libertad.
Y nosotros, ¿podemos preguntarnos cuál es nuestra identidad de cristianos? Y Pablo lo dice bien. 'De estas cosas nosotros hablamos no con palabras sugeridas por la sabiduría humana'. La predicación de Pablo no es porque ha hecho un curso en la Lateranense, en la Gregoriana... ¡No, no, no! ¡Sabiduría humana, no! Sino enseñadas por el Espíritu: Pablo predicaba con la unción del Espíritu, expresando cosas espirituales del Espíritu en términos espirituales. Pero, el hombre abandonado a sus fuerzas no comprende las cosas del Espíritu de Dios: el hombre solo no puede entender esto. (Cf. S.S. Francisco, 2 de septiembre de 2014, homilía en Santa Marta).
Reflexión
Resulta gracioso oír a la gente que dice creer en Dios, en la Encarnación de Cristo pero no en la Iglesia, que ellos solos se pueden relacionar con Cristo.

Sin embargo vemos que Jesús acudía a la sinagoga a cumplir con los preceptos siendo Él Dios. Acudía allí a hablar de su Padre y con su Padre.

Observamos que predicaba con autoridad, con la autoridad de quien está apasionado con lo que dice. Los escribas y los fariseos hablaban de lo que habían estudiado pero ¿lo amaban de verdad? ¿Creían de verdad en aquel que esperaban?

Estas mismas preguntas nos llegan hasta nuestros oídos, a nuestras conciencias. ¿Amamos apasionadamente a Aquel que seguimos o es sólo una tradición más? Hay católicos entre nosotros que enseñan con autoridad su fe gracias al testimonio de sus propias vidas y hay otros que la viven exteriormente pero sin amar plenamente a Cristo y a su Esposa, la Santa Iglesia.

¿En qué grupo nos encontramos? Sea cual sea la respuesta, mantengámonos constantes en nuestra lucha para que esa autoridad en la fe crezca en nuestro interior y dejemos de lado lo que quiera mandar más que ella.

Propósito
Ante el dolor y situaciones difíciles, identificarme con Cristo al vivirlas con serenidad y confianza.

Diálogo con Cristo
Gracias, Señor, por enseñarme que lo fundamental en mi vida es la caridad. Ayúdame a amar a mi prójimo con el mismo amor con que te amo a Ti. Dame la gracia de descubrirte y servirte en los demás, porque eso es la verdadera fe cristiana. El milagro de la curación del hombre poseído por un espíritu inmundo me recuerda que quieres hacer conmigo el mayor de los milagros: mi santidad.

FOTOS DEL PAPA FRANCISCO A SU LLEGADA SRI LANKA

















TEXTO COMPLETO DEL DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO A SU LLEGADA A SRI LANKA


Texto completo del discurso del Santo Padre 
a su llegada a Sri Lanka
Francisco afirma que el proceso de recuperación de un país 'debe incluir también la búsqueda de la verdad, no con el fin de abrir viejas heridas, sino como un medio para promover la justicia, la recuperación y la unidad'

Ciudad del Vaticano, 13 de enero de 2015 (Zenit.org)


Estas son las palabras del Santo Padre, en el aeropuerto de Colombo, Sri Lanka, a su llegada tras el vuelo desde Roma.


Señor Presidente
Distinguidas Autoridades del Gobierno
Eminencia, Excelencias

Queridos amigos
Quiero agradecerles su cordial recibimiento. He deseado mucho esta visita a Sri Lanka y pasar estos días junto a ustedes. Sri Lanka es conocida como la Perla del Océano Índico por su belleza natural. Pero es aún más importante que esta isla sea célebre por la calidez de su gente y la rica diversidad de sus tradiciones culturales y religiosas.

Señor Presidente, le expreso mis mejores deseos en su nueva responsabilidad. Le agradezco
su invitación a visitar Sri Lanka y sus palabras de bienvenida. Saludo a los distinguidos miembros del Gobierno y autoridades civiles que nos honran con su presencia. Agradezco especialmente la presencia de los distinguidos líderes religiosos, que desempeñan un papel tan importante en la vida de este país. Y naturalmente, quisiera expresar mi agradecimiento a los fieles, al coro, y a todas las personas que han contribuido a hacer posible esta visita. Agradezco de corazón a todos su amabilidad y hospitalidad. Mi visita a Sri Lanka es fundamentalmente pastoral. Como Pastor universal de la Iglesia católica, he venido para conocer, animar y rezar con los fieles católicos de esta isla. Un momento culminante de esta visita será la canonización del beato José Vaz, cuyo ejemplo de caridad cristiana y respeto a todas las personas, independientemente de su raza o religión, sigue siendo una fuente de inspiración y enseñanza en la actualidad. Pero mi visita también quiere expresar el amor y preocupación de la Iglesia por todos los ciudadanos de Sri Lanka, y confirmar el deseo de la comunidad católica de participar activamente en la vida de esta sociedad.

Una tragedia constante en nuestro mundo es que tantas comunidades estén en guerra entre sí. La incapacidad para conciliar diferencias y desacuerdos, ya sean antiguos o nuevos, ha dado lugar a tensiones étnicas y religiosas, acompañadas con frecuencia por brotes de violencia.

Durante muchos años, Sri Lanka ha conocido los horrores de la contienda civil, y ahora trata de consolidar la paz y curar las heridas de esos años. No es tarea fácil superar el amargo legado de injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto. Esto sólo se puede conseguir venciendo el mal con el bien (cf. Rm 12,21) y mediante el cultivo de las virtudes que favorecen la reconciliación, la solidaridad y la paz. El proceso de recuperación debe incluir también la búsqueda de la verdad, no con el fin de abrir viejas heridas, sino más bien como un medio necesario para promover la justicia, la recuperación y la unidad.

Queridos amigos, estoy convencido de que los creyentes de las diversas tradiciones religiosas tienen un papel esencial en el delicado proceso de reconciliación y reconstrucción que se está llevando a cabo en este país. Para que el proceso tenga éxito, todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos; todos han de tener voz. Todos han de sentirse libres de expresar sus inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones y sus temores. Pero lo más importante es que todos deben estar dispuestos a aceptarse mutuamente, a respetar las legítimas diferencias y a aprender a vivir como una única familia. Siempre que las personas se escuchan unos a otros con humildad y franqueza, sus valores y aspiraciones comunes se hacen más evidentes. La diversidad ya no se ve como una amenaza, sino como una fuente de enriquecimiento. El camino hacia la justicia, la reconciliación y la armonía social se ve con más claridad aún.

En este sentido, la gran obra de reconstrucción debe abarcar no sólo la mejora de las infraestructuras y la satisfacción de las necesidades materiales, sino también, y más importante aún, la promoción de la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la plena inclusión de cada miembro de la sociedad. Tengo la esperanza de que los líderes políticos, religiosos y culturales de Sri Lanka, considerando el bien y el efecto positivo de cada una de sus palabras y actuaciones, contribuirán de manera duradera al progreso material y espiritual del pueblo de Sri Lanka.

Señor Presidente, queridos amigos, les doy las gracias una vez más por su acogida. Que estos días que pasaremos juntos sean días de amistad, diálogo y solidaridad. Invoco la abundancia de las bendiciones de Dios sobre Sri Lanka, la Perla del Océano Índico, y rezo para que su belleza resplandezca en la prosperidad y la paz de todos sus habitantes.

Texto distribuido por la Sala de Prensa del Vaticano

© Copyright - Libreria Editrice Vaticana

(13 de enero de 2015) © Innovative Media Inc.

UN NUEVO SACERDOTE, UN NUEVO SUSURRO DE DIOS

Un nuevo sacerdote, un nuevo susurro de Dios
Cada joven que se ordena se deja invitar, como Pedro, a caminar sobre las aguas
Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net



Dios sigue entre nosotros. Sigue en cada obispo, en cada sacerdote, en cada cristiano que vive a fondo el Evangelio. Sigue en su cariño, en la lluvia y el sol, en el pan y en el hogar, en cada niño que nace y en la fidelidad de unos esposos que se aman con locura.

Dios no se cansa de amarnos, de buscarnos, de caminar a nuestro lado. Es verdad que a veces el mal parece tan grande que nos olvidamos de su amor, que pensamos en su silencio como si fuese debilidad o impotencia.

Pero Dios no calla. Responde a nuestra oración de súplica. Susurra que nos ama, para siempre, cuando un joven dice sí a Cristo, cuando un obispo consagra un nuevo sacerdote.

Cada sacerdote es un mensaje de Dios, un grito que nos recuerda lo mucho que nos ama. Y esos gritos son miles, aunque no aparezcan en la prensa.

Esos jóvenes o adultos que se ofrecen, que se entregan, que se dejan tocar por el Espíritu Santo, nos recuerdan un Amor eterno, inmutable, respetuoso, de un Padre que suplica que volvamos.

Con sus manos, estos nuevos sacerdotes llevarán la Eucaristía a tantos rincones del planeta. Prestarán sus labios a Cristo para repetir, con una emoción profunda, “yo te perdono tus pecados”. Ungirán con sus dedos a los enfermos, o juntarán las manos de quienes prometen amor hasta la muerte en el matrimonio.

Dios habla, grita, exhorta, anima o reprende a través de las palabras de cada sacerdote. Frente a los males del mundo, frente al misterio de la guerra, frente al drama de la injusticia o del abandono, frente al hambre, el aborto y el odio, Dios vuelve a enviar sus mensajeros.

Cada joven que se ordena se deja invitar, como Pedro, a caminar sobre las aguas. Tendrá miedo, temblará ante lo que empieza. Alguno, tal vez, no será digno, quedará herido en el camino. No importa. Dios está a su lado. Desde su corazón y desde su vida, también Dios besará las heridas de los hombres, aliviará sus dolores, y curará, como buen samaritano, corazones que han apagado la esperanza y han perdido el norte de sus vidas.

También este año Dios nos ha dado el regalo de nuevos sacerdotes, ha mantenido su fidelidad y su misericordia hacia los hombres. Rezaremos por ellos, caminaremos a su lado, nos dejaremos ayudar por sus palabras. Podremos ver, en sus ojos, la mirada de Cristo. Nos darán fuerza para seguir adelante, como Iglesia, como Pueblo de Dios, hacia el encuentro definitivo, eterno, venturoso, con su Amor.

Dios no nos ha dejado solos. El bien, una vez más, en silencio, brilla entre las sombras. En cada nuevo sacerdote se enciende la esperanza de quien nos dijo, tras la Pascua: “No tengáis miedo... Yo estoy con vosotros...”

LA FRUSTRACIÓN BENDITA


La frustración bendita
Muchas veces tendremos que renunciar a nuestros más apreciados dones para llevar a cabo la voluntad de Dios; las diferentes formas de cumplirla vendrán dadas por la diversidad de planes y designios que el Señor ha previsto para cada uno de nosotros


Por: Emiliano Hernández | Fuente: http://www.forumlibertas.com



Me llama la atención la afirmación del escritor Juan Manuel de Prada, hombre con el que siempre estaremos en deuda por su labor apologética en defensa de la fe católica, de que “quienes amamos nuestra vocación –refiriéndose a la literatura-, antes nos dejaríamos capar que renunciar a ella; podremos, en todo caso, ejercerla en secreto, lejos de las alharacas mundanas, pero nunca renegar de ella”. Quizás con ello se refería a su cejo y empeño en la escritura como medio para glorificar a Dios, el mismo que acompañó a su apreciada escritora católica -o si mejor se quiere, católica escritora- Flannery O'Connor, según reconoce en su biografía Persiguiendo la Alegría: la vida y el tiempo de Flannery O'Connor. 

De acuerdo con el autor de dicha publicación, William Sessions, tanto la vocación religiosa como la de escritora latían en su interior. Dios escuchó sus oraciones y de esta manera pudo ver cumplidos ambos deseos, y fue, precisamente, durante su enfermedad cuando escribió sus mejores obras y cuando el sufrimiento la acercó aún más a Dios.

Efectivamente, no hay que enterrar ni esconder lo que es valioso, “no se enciende una lámpara y se esconde debajo del celemín, sino que se pone sobre el candelero para que alumbre toda la estancia” (Mateo 5, 15). Pero también pudiera suceder que, al cabo del tiempo, Dios nos pidiera que nos desprendamos de un talento que previamente nos ha dado para que podamos seguirle con mayor fidelidad; o bien, que permita que ese talento se nos sea robado de manera que tal acción sea una gracia para alcanzar la libertad de la persona que ha sido despojado de él. 

El Señor tiene planes y designios distintos para cada uno de nosotros, que somos descubridores pero no inventores de la vocación que Él nos ha encomendado. Para llevar a cabo estos planes, Dios necesita de nuestro consentimiento; a fin de que nos impliquemos en Su misterio de redención: “el que te creó sin ti, no te salvará sin ti”. Es necesario aceptar este despojamiento como una gracia, pues de lo contrario la persona se cierra a la acción del Espíritu Santo y cae en la desesperación al tratar de recuperar el don perdido por todos los medios.

 “Cuando un don no es tomado como un medio para hacer la voluntad de Dios y se toma como un fin en sí mismo, su perdida llega, incluso, a provocar intentos de suicidio. Nosotros estamos siempre llenos de planes y visiones propios, mientras que la voluntad y los planes de Dios, con frecuencia, son distintos. Pero cuando Dios frustra nuestros planes se trata de una frustración bendita, porque está hecha por el amor, que siempre busca nuestro bien.” (Tadeusz Dajczer)

En San Alberto Chmielowski, considerado el San Francisco polaco del siglo XX, tenemos un buen ejemplo de lo que constituyó renunciar a las aspiraciones artísticas por amor al Señor, consagrando toda su persona a vivir al lado de los marginados. Cuando se dedicaba cada vez más intensamente a la pintura, Cristo le hizo escuchar la llamada de su verdadera vocación y le invitó a seguir buscando cada vez más: “Aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón... Aprende”.

No es de extrañar que para san Juan Pablo II, que pasó por una experiencia parecida, la figura de San Alberto Chmielowski ocupase un lugar preeminente en su vida: “Para mí, decía el Papa polaco, fue un ejemplo en mi alejamiento del arte, de la literatura y del teatro, por la elección radical de la vocación al sacerdocio… yo, siendo joven sacerdote, en la época en que era coadjutor en la iglesia de San Florián de Cracovia, le dediqué una obra dramática llamada El Hermano de nuestro Dios, saldando así la gran deuda de gratitud que había contraído con él”.

Muchas veces tendremos que renunciar a nuestros más apreciados dones para llevar a cabo la voluntad de Dios; las diferentes formas de cumplirla vendrán dadas por la diversidad de planes y designios que el Señor ha previsto para cada uno de nosotros. 

En definitiva, la auténtica y única vocación es aquella que nace de Dios; las demás, las que por un tiempo equivocadamente consideramos como verdaderas, debemos sacrificarlas con el abrazo de la cruz para proseguir en el sendero de la fe, tal como Fr. Nelson Medina nos confiesa en su poema:


Tarda el alma en comprender
que aquello que Dios le ha dado
si después le fuere quitado
será sólo por su bien.

Y tarda más en aceptar
que si todo ha de partir
empezarse a despedir
es ser sabio de verdad.

Tarda el alma en acoger
con genuina gratitud
el abrazo de la cruz
y el sendero de la fe.

Pero al fin triunfa el amor,
y, pasada noche oscura,
el alma goza y se inunda
de la paz de Cristo Dios.

CUANDO FACEBOOK DAÑA A LA FAMILIA



Cuando Facebook daña a la familia

El “remedio” ante este tipo de peligros radica en construir vidas familiares sanas, llenas de ingenio e interé


Por: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net



De un modo sutil, Facebook u otras redes sociales pueden dañar la vida de una familia cuando uno o varios miembros quedan atrapados continuamente en diálogos a través de la red mientras debilitan las relaciones vivas en el propio hogar.
¿Por qué ocurre esto? Las redes sociales reúnen características que atraen. Son dinámicas, quedan “fijas” en sus fotos o textos, se mueven con rapidez, alcanzan a muchas personas. Un diálogo en casa procede desde recuerdos o tensiones que a veces dificultan la relación, por lo que algunos prefieren sumergirse en el mundo virtual en vez de afrontar los problemas de quienes están más cerca.
Además, es fácil y hasta agradable dialogar con otros en las redes sociales. No es tan fácil, y en ocasiones resulta problemático, mantener una comunicación directa y viva en el hogar, o entre los compañeros de trabajo y personas cercanas.
La provocativa frase de que la tecnología nos acerca a los lejanos y nos aleja de los cercanos se aplica, cuando ocurre lo anterior, a Facebook. Porque resulta agradable saludar “online” a viejos compañeros de escuela o a personas encontradas durante las vacaciones, mientras no es tan agradable hablar con quien nos va a pedir ayuda a la hora de limpiar la casa o de ordenar los libros en la sala de visitas.
El “remedio” ante este tipo de peligros radica en construir vidas familiares sanas, llenas de ingenio e interés por los demás. En un mundo de prisas, con un continuo peligro de atomizarnos y de encerrarnos en burbujas cómodas, resulta sumamente bello esforzarse por mantener fresco el cariño en el hogar.
Entonces, y sólo entonces, al regresar a casa, uno sentirá el deseo de apagar el propio móvil (celular). O, al menos, lo dejará a un lado, precisamente porque vale la pena dedicar lo mejor del propio tiempo al esposo, a la esposa, a los hijos, a los padres, a los abuelos.
Además, y eso es lo más importante, con menos tiempo en Facebook habrá más tiempo para Dios, que es el verdadero corazón de una sana y fecunda vida familiar..

DIOS PADRE ESCOGIÓ LA POBREZA PARA SU HIJO


Dios Padre escogió la pobreza para su Hijo
El pobre de espíritu es aquel que no pone su esperanza en las riquezas de este mundo sino en Dios. 
Por: P. Fintan Kelly | Fuente: Catholic.net



Es desconcertante y avasallador, -casi supera nuestra capacidad de sorpresa-, contemplar a Dios hecho Niño, acompañado de María y de José, rodeado de unos animales y metido en una cueva excavada en la montaña, en una noche fría de invierno. El que hizo el universo, el que abrió los labios y fue obedeciendo en todo, el que dio a los demás la existencia, el que pudo escoger su forma de nacimiento, ahí está pobre, rodeado de pobreza, gozoso en la pobreza de sus padres.

Esta decisión de Dios de escoger la pobreza pone en jaque la manera de pensar y especialmente de vivir de muchos hombres hoy en día. Es de suponer que Dios, sabiduría infinita, siempre escoge lo mejor. Al escoger la pobreza margina la riqueza. Más tarde Cristo iba a explicar esta opción cuando puso como primera bienaventuranza la pobreza de espíritu: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos” (Mt 5,3).

La pobreza que exigió Cristo a sus seguidores no se refería a una condición socio-económica, sino a una actitud religiosa. El “pobre de espíritu” es aquel que no pone su esperanza en las riquezas de este mundo sino en Dios. No hay duda de que las riquezas pueden atar el corazón humano y bloquearle de tal manera que ya no busca la dicha en Dios sino en las cosas. El hombre se enamora de las creaturas y se olvida del Creador. También cierra su corazón a las necesidades de los demás.

En este mundo donde el hombre lucha por poseer más y más, por acumular más y más, por tener más y más, siguiendo los instintos de su avaricia y ambición; en este mundo en que los hombres sólo se preocupan por almacenar sus bienes sin compartirlos; en este mundo en donde el pobre no es tenido en cuenta, Belén es un signo y una profecía para todos nosotros. Signo en cuanto que nos descubre que la pobreza, desde el punto de vista divino, es riqueza, es salvación, es bendición; y profecía en cuanto que nos abre a la verdad de la pobreza como senda de felicidad y de realización personal.
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