martes, 17 de junio de 2014

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 18 DE JUNIO DEL 2014

Autor: Clemente González | Fuente: Catholic.net
Rectitud de intención
Mateo 6, 1-6 16-18. Tiempo Ordinario. Hagamos las cosas por Dios y Él, que ve en lo secreto, nos recompensará.
 
Rectitud de intención
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6; 16-18


Estad atentos a no hacer vuestra justicia delante de los hombres para que os vean; de otra manera no tendréis recompensa ante vuestro Padre, que está en los cielos. Cuando hagas, pues, limosna, no vayas tocando la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Cuando des limosna, no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha, para que tu limosna sea oculta, y el Padre, que ve lo oculto, te premiará. Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en pie en las sinagogas y en los ángulos de las plazas, para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ores, entra en tu cámara y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará. Cuando ayunéis no aparezcáis tristes, como los hipócritas, que demudan su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ayunes, úngete la cabeza y lava tu cara para que no vean los hombres que ayunas, sino tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te recompensará.

Oración introductoria

Señor, vivir el mandamiento de tu amor es imposible sin tu gracia. Ilumina este momento de oración, porque amándote a Ti, con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas, podré amar a los demás.

Petición

Padre bueno, dame la gracia de poder amar a los demás, como Tú me amas a mí.

Meditación del Papa Francisco

Se creen los sabios, que saben todo... Y se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por una imagen: el propio yo, mis ideas, mi comodidad... Hoy en día, todos nosotros. No es sólo una cosa histórica, aún hoy por el camino hay ídolos... Todos tenemos algún ídolo oculto en el interior. Podemos preguntarnos delante de Dios: ¿cuál es mi ídolo oculto?, ¡el cual le quita el lugar al Señor! [...]
Jesús aconseja: no miren las apariencias, vayan directo a la verdad. El plato es plato, pero lo que es más importante es lo que está dentro del plato: la comida. Pero si eres vanidoso, si eres es un arribista, si eres un ambicioso, entonces eres una persona que siempre se jacta de sí mismo al cual le gusta presumir, porque piensas que eres perfecto; haz un poco de limosna y eso sanará tu hipocresía. Ese es el camino del Señor: es adorar a Dios, amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo. ¡Es tan simple, pero a la vez tan difícil! Esto solo se puede hacer con la gracia. Pidamos la gracia... (Cf. S.S. Francisco, 15 de octubre de 2013, homilía en Santa Marta). .

Reflexión

Qué fácil es quedarse sólo con lo que nos muestran la televisión o los periódicos. Nos entra la fiebre de la fama. Deseamos que nos vean. Queremos ser famosos. Recibir halagos. Buscamos ser tomados en consideración. El catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que Dios nos creó para ser felices, sirviéndole y amándole en esta vida, y así, luego, gozar de Él eternamente. Cuando contemplamos la vida de la Madre Teresa de Calcuta; cuando escuchamos las múltiples narraciones de cientos de misioneros que, día tras día, en el anonimato, en un país que ni siquiera sabemos ubicar en el mapa, consumen sus vidas al servicio de los más necesitados, nos preguntamos: ¿quiénes son los hombres realmente felices en este mundo?

¡Cuántas personas que, aparentemente lo tienen todo, son, las más de la veces, personas inmensamente tristes. Su vida no tiene sentido. Se trata sólo de una imagen, de una apariencia más o menos hermosa.

Cuando Cristo nos pide que obremos el bien y que lo hagamos delante del Padre que ve en lo secreto, nos invita a buscar la verdadera felicidad. Esa felicidad que el "mundo" no nos puede dar. Ese ámbito del secreto, del oculto, se refiere a la conciencia. ¡Paz a vosotros! - dijo Cristo Resucitado a sus discípulos. Una paz que es serenidad interior. Paz que es armonía y amistad con Dios. Paz que es verdadera felicidad. No cabe duda de que, los hombres plenamente felices de este mundo, son los que, segundo tras segundo, dejan su vida, callada y amorosamente, para servir a sus hermanos.

¡Qué hermosa la mirada y la sonrisa del que vive delante de Dios y no de cara a los hombres! Si logramos ser fieles a la voz de Dios en nuestro interior, entonces realizaremos nuestro fin como creaturas: ser felices. "Para Ti nos hiciste Señor, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti" – decía San Agustín. Vayamos hacia Dios y Él, que ve en lo secreto, nos recompensará con creces y para siempre.

Propósito

Privarme de alguna comida o de un bien material, ofreciendo este sacrificio por quienes no tienen lo necesario para comer.

Diálogo con Cristo 

Qué difícil, Señor, es confiar plenamente en tu divina Providencia. Por naturaleza me gusta el aplauso y el reconocimiento de los demás; frecuentemente convierto mi oración en un pliego de peticiones, o lo que es peor, en reclamos. No me gusta renunciar a algo y sacrificarme. Gracias por tu paciencia y tu misericordia, con tu gracia podré vencer mis malas inclinaciones para poder cumplir así el mandamiento de tu amor. 

PONER LOS OJOS EN ÉL


Poner los ojos en Él
Autor: Padre Eusebio Gómez Navarro  


Un joven acudió una vez a un anciano y le pidió que orara por él:
–– “Me doy cuenta que estoy cayendo continuamente en la impaciencia, ¿podría orar por mí para que pueda ser más paciente?”.

El anciano accedió. Se arrodillaron, y el hombre de Dios comenzó a orar:

–– “Señor, mándale tribulaciones a este joven esta mañana, envíale tribulaciones en la tarde…”

El joven le interrumpió y le dijo:

–– “¡No, no! ¡Tribulaciones no! ¡Paciencia!”.

--“Pero la tribulación produce paciencia –contestó el anciano–. Si quieres

tener paciencia, tienes que tener tribulación”.

Cualquier caminante necesita echar mano de la paciencia, pues en todo camino se presentan dificultades y tribulaciones de todo tipo.

Jesús aparece como el camino, la  verdad y la vida (Jn 14,16), el nuevo mediador de Dios y  la definitiva  revelación de Dios.

Jesús señala las condiciones de este camino para entrar en el Reino. El caminar cristiano es una carrera. Para caminar hay que poner lo ojos en Jesús y peregrinar sin poseer una ciudad permanente siendo huéspedes de este mundo).

La vida cristiana se llama en los Hechos de los Apóstoles “el camino” (9,2).

El símbolo del “Camino” nos evoca el seguimiento, el proceso espiritual, nos habla de nuestra condición de peregrinos. Somos extranjeros y peregrinos, somos ciudadanos del cielo, buscamos otra ciudad. Aquí estamos de paso, esta tierra no es nuestra morada permanente.

El Señor resucitado nos invita a abandonar Jerusalén y a volver a Galilea -donde todo comenzó-, pues allí le veremos, nos invita a salir y ponernos en camino.

No es fácil responder a esta llamada, ya que amamos la seguridad y estabilidad que nos ofrecen las instituciones y todo tipo de seguridades que nos hemos ganado. Tendemos a instalarnos en nuestras ideas, en nuestros sentimientos, en nuestros trabajos, en nuestras seguridades.

Jesús estuvo sometido a constantes tentaciones, que le invitaban a escoger otro camino más fácil, pero las venció todas y perseveró hasta el final. Nosotros también sufrimos el acoso de las tentaciones para dejar el camino.

El seguir a Jesús requiere el poner los ojos en él, en tener sus mismos sentimientos y actitudes, en dar la vida. Y en este camino se sube bajando, se entra saliendo, se es espiritual, encarnándose y se gana la vida perdiéndola. Es un camino totalmente imprevisible.  En este camino hacia Dios abundan las pruebas y caídas,  las grandes privaciones y el hacerse violencia.  Pero en esta carrera el ser humano no camina solo,  Dios es su compañero. Tenemos que tener confianza y saber que Él nos acompaña y que aunque caminemos por cañadas oscuras nada debemos temer, porque Él va con nosotros. Su vara y su cayado nos sosiegan.

Nos puede ayudar a caminar el poner los ojos en Jesús, el acordarnos de Él. Pablo trata de que pongamos todo nuestro foco de atención en Jesucristo: "Acuérdate de Jesucristo..." (2Tm 2,8).

El recuerdo de Dios, el tener presente a Jesús nos lleva a ser agradecido con el pasado, a vivir el presente en paz y a no temer el futuro.

Los místicos han tenido una rica experiencia de Dios, han saboreado  y vivido en su presencia. Teresa tuvo la certeza de que Dios vivía en ella y no podía dudar de esta gran verdad. Así dice ella: "en un sentimiento de la presencia de Dios, que en ninguna manera podía [yo] dudar que [Él] estaba dentro de mí, o yo toda engolfada en él".

El Dios que vive en Teresa es un Dios fuerte, bondadoso, misericordioso, e interesado por ella. "Muchas veces he pensado, espantada de la gran bondad de Dios, y regaládose mi alma de ver su gran magnificencia y misericordia”. La experiencia religiosa vivida por Teresa es experiencia de Dios en Cristo. Cristo es “el libro abierto”, habla con ella, la consuela, la anima. “Espera y verás”. “Ahora ten fuerte...” “Yo soy”. El es el Cristo del Amor, el esposo, el amigo, “amigo verdadero que nunca falla”...

Ante la realidad del mundo, "estáse ardiendo el mundo", ante las "grandes necesidades de la Iglesia", ella se compromete con su oración y con su vida. Teresa se siente hija de la Iglesia, y como tal sufre con ella y le duelen sus males y quiere hacer todo lo que está a su alcance.

La oración es un momento especial para recordar las maravillas que Dios ha hecho en María, en nuestros familiares y a lo largo de toda nuestra historia. Quien vive en la presencia de Dios, quien se acuerda de Jesucristo, encontrará fuerza para poner los ojos, el corazón y la vida en él.

El camino es largo, arduo y costoso, decía san Juan de la Cruz. Si no ponemos los ojos en Él, si no nos acordamos de que Él es el Camino y nos acompaña en nuestro caminar, es posible que nos resulte muy difícil el llegar a la meta.

REFLEXIONES DIARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: MARTES 17 DE JUNIO



JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón





17.- SEMBRAR OBRAS DE BIEN

El Corazón de Jesús habló claro y fuerte: Toda la ley divina se compendia en los mandamientos: el amor a Dios y el amor al prójimo. Sin estos dos amores es imposible agradar al Señor, es imposible entrar en el Cielo. Pocos comprenden bien en qué consiste el amor al prójimo. Si crees que amar al prójimo basta con no odiarlo, no hacerle mal, sólo crees a medias. No, esto será de buenos hombres, pero no de buenos cristianos. El amor es operativo y debe manifestarse haciendo aquello que queremos y deseamos se nos haga a nosotros. La prueba generosa de este amor viene dada por el ejercicio de las obras de misericordia.



Jesús tiene como hecho a sí mismo todo lo que se hace a los pobres en su nombre. Y cuando alguna persona está enferma, busca una media hora para visitarla, para darle una palabra de ánimo, para consolarla en sus dolores, para animarla a la paciencia, a la santa resignación a la voluntad de Dios.

lunes, 16 de junio de 2014

CONSAGRACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS



Consagración al Corazón de Jesús


Corazón de Jesús,
manantial inagotable de gracia,
amor y paz. Corazón del que nació
la Iglesia, gracias por recibirme
en ella en el bautismo. Gracias por
mostrarme en ella el rostro de tu Padre.
Gracias por enviarnos tu Espíritu Santo
que nos congrega y construye.

Gracias por continuar ofrendándote
diariamente en la Eucaristía que
une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a ti.
Quiero vivir a plenitud mis promesas
bautismales. Adéntrame, Señor Jesús,
en tu Corazón. Cámbiame este corazón
de piedra. Que se parezca al tuyo para
que no quiera hacer ya más mi voluntad,
sino, como Tú, la del Padre.
Préstame tu Corazón herido, tu corazón
fuerte, para que aprenda a entregarme
entero y sin reservas a la empresa de
que venga a nosotros tu Reino de justicia,
de amor y de paz.

Amén.


CORPUS CHRISTI... ¿ENTIENDES LO QUE ÉSTO SIGNIFICA?


Autor: P . Sergio A. Córdova | Fuente: Catholic.net
Corpus Christi ... ¿Entiendes lo que ésto significa?
La Eucaristía es el sacramento por excelencia de la Iglesia, porque brotó del amor redentor de Jesucristo.

Corpus Christi ... ¿Entiendes lo que ésto significa?

Hay, en Tierra Santa, un pueblecito llamado Tabga. Está situado junto a la ribera del lago Tiberíades, en el corazón de la Galilea. Y se halla a los pies del monte de las Bienaventuranzas. La Galilea es una región de una gran belleza natural, con sus verdes colinas, el lago de azul intenso y una fértil vegetación. Este rincón, que es como la puerta de entrada a Cafarnaúm, goza todo el año de un entorno exuberante. Es, precisamente en esta aldea, donde la tradición ubica el hecho histórico de la multiplicación de los panes realizada por Jesús. 

Ya desde el siglo IV los cristianos construyeron aquí una iglesia y un santuario, y aun hoy en día se pueden contemplar diversos elementos de esa primera basílica y varios mosaicos que representan la multiplicación de los panes y de los peces. 

Pero hay en la Escritura un dato interesante. Además de los relatos de la Pasión, éste es el único milagro que nos refieren unánimemente los cuatro evangelistas, y esto nos habla de la gran importancia que atribuyeron desde el inicio a este hecho. Más aún, Mateo y Marcos nos hablan incluso de dos multiplicaciones de los panes. Y los cuatro se esmeran en relatarnos los gestos empleados por Jesús en aquella ocasión: “Tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos –dio gracias, nos dice san Juan—, los partió y se los dio a los discípulos para que se los repartieran a la gente”. 

Seguramente, los apóstoles descubrieron en estos gestos un acto simbólico y litúrgico de profunda significación teológica. Esto no lo adviertieron, por supuesto, en esos momentos, sino a la luz de la Última Cena y de la experiencia post-pascual, cuando el Señor resucitado, apareciéndose a sus discípulos, vuelve a repetir esos gestos como memorial de su Pasión, de su muerte y resurrección. Y, por tanto, también como el sacramento supremo de nuestra redención y de la vida de la Iglesia. 

Año tras año, el Papa Juan Pablo II escribió una carta pastoral dirigida a todos los sacerdotes del mundo con ocasión del Jueves Santo, día del sacerdocio y de la Eucaristía por antonomasia. 

En la Encíclica Ecclesia de Eucharistia nos dice que "La Iglesia vive de la Eucaristía". Así iniciaba el Papa su meditación. "Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia”. Y a continuación tratará de hacernos comprender, valorar y vivir esta afirmación inicial. 

En efecto, la Eucaristía es el sacramento por excelencia de la Iglesia –y, por tanto, de cada uno de los bautizados— porque brotó del amor redentor de Jesucristo, la instituyó como sacramento y memorial de su Alianza con los hombres; alianza que es una auténtica redención, liberación de los pecados de cada uno de nosotros para darnos vida eterna, y que llevó a cabo con su santa Pasión y muerte en el Calvario. La sangre y el agua que brotaron del costado traspasado de Cristo sobre la cruz nos hablan de este mismo misterio. 

El Sacrificio eucarístico es –recuerda el Papa, tomando las palabras del Vaticano II— "fuente y culmen de toda la vida cristiana". Cristo en persona es nuestra Pascua, convertido en Pan de Vida, que da la vida eterna a los hombres por medio del Espíritu Santo. 

Juan Pablo II nos confiesó que, durante el Gran Jubileo del año 2000, tuvo la grandísima dicha de poder celebrar la Eucaristía en el Cenáculo de Jerusalén, en el mismísimo lugar donde la tradición nos dice que fue realizada por Jesucristo mismo la primera vez en la historia. Y varias veces trajó el Papa a la memoria este momento de gracia tan singular. El Papa sí valoró profundamente lo que es la Eucaristía. En el Cenáculo –nos recuerda el Santo Padre— “Cristo tomó en sus manos el pan, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros” (Eccl. de Euch., nn. 1-2). 

Estos gestos y palabras consacratorias son las mismas que empleó Jesús durante su vida pública, en el milagro de la multiplicación de los panes. Si Cristo tiene un poder absoluto sobre el pan y su naturaleza, entonces también podía convertir el pan en su propio Cuerpo, y el vino en su Sangre. 

Y decimos que la Eucaristía es el "memorial" de nuestra redención porque –con palabras del mismo Santo Padre— "el acontecimiento de la pasión y muerte del Señor. No sólo lo evoca, sino que lo hace sacramentalmente presente. Es el sacrificio de la Cruz que se perpetúa por los siglos". Esto, precisamente, significa la palabra "memorial". No es un simple recuerdo histórico, sino un recuerdo que se actualiza, se repite y se hace realmente presente en el momento mismo de su celebración. 

Por eso –continuó el Papa— la Eucaristía es "el don por excelencia, porque es el don de sí mismo (de Jesucristo), de su persona en su santa humanidad y, además, de su obra de salvación. 

Ésta no queda relegada al pasado, pues todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así todos los tiempos... Cuando la Iglesia celebra la Eucaristía, memorial de la muerte y resurrección de su Señor, se hace realmente presente este acontecimiento central de salvación y se realiza la obra de nuestra redención" (Eccl. de Euch., n. 11). 

Ojalá, pues, que en esta fiesta del Corpus Christi que celebraremos, todos valoremos un poco más la grandeza y sublimidad de este augusto sacramento que nos ha dejado nuestro Señor Jesucristo, la Eucaristía, el maravilloso don de su Cuerpo y de su Sangre preciosa para nuestra redención: "Éste es mi Cuerpo. Ésta es mi Sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por muchos, para el perdón de los pecados. Haced esto en memoria mía". 

Que a partir de hoy vivamos con una fe mucho más profunda e intensa, y con mayor conciencia, amor y veneración cada Eucaristía, cada Santa Misa: ¡Gracias mil, Señor, por este maravilloso regalo de tu amor hacia mí! 

EL EVANGELIO DE HOY: MARTES 17 DE JUNIO DEL 2014

Autor: Elí Marín | Fuente: Catholic.net
El amor a los enemigos
Mateo 5, 43-48. Tiempo Ordinario. Todos los días me encuentro con una multitud de personas y con la oportunidad de amar a ejemplo de Cristo.
 
El amor a los enemigos
Del santo Evangelio san Mateo 5, 43-48


En aquellos días dijo Jesús: «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.

Oración introductoria

Nadie es perfecto en este mundo, y sin embargo, Señor y Padre mío, hoy me llamas a la santidad. Dame tu gracia y presencia en esta oración para comprender y vivir el mandato de tu amor. Incrementa mi fe, mi esperanza y mi caridad. Te pido tu ayuda para cumplir en todo tu voluntad.

Petición

Jesús, aviva mi deseo, mi anhelo de alcanzar, con tu gracia, la santidad.

Meditación del Papa Francisco

Seguir a Jesús no es fácil, no es fácil. Pero tampoco es difícil, porque en el camino del amor el Señor hace las cosas de una manera que podamos avanzar; el mismo Señor nos ensancha el corazón.
Ante estas propuestas de la bofetada, del manto, de los cien kilómetros debemos orar al Señor para que amplíe nuestro corazón, para que seamos magnánimos, humildes y no luchemos por las cosas pequeñas, por la ‘nada’ de todos los días. Cuando uno hace una opción por la "nada", de aquella opción nacen los enfrentamientos en una familia, en la amistad, con los amigos, en la sociedad, también; ¡los enfrentamientos que acaban con la guerra por la "nada"! La "nada" es la semilla de la guerra, siempre. Porque es la semilla del egoísmo. El "todo" es lo grande, es Jesús. Pidamos al Señor que ensanche nuestro corazón, que nos haga humildes, mansos y magnánimos, para que tengamos el "todo" en Él; y que nos libre de hacer problemas cotidianos en torno a la ‘nada’… (Cf. S.S. Francisco, 17 de junio de 2013, homilía en Santa Marta). .

Reflexión

Amar a todos. Amar a ejemplo del Señor. Este es el resumen del mensaje que Cristo ha traído al mundo. Cristo nos pone primero el ejemplo de su Padre que hace el bien sobre buenos y malos.

Cristo mismo desde la cruz me enseña el valor redentor del amor. Más aún, todos los días en cualquier sagrario el amor de Cristo, hecho pan, está presente para ser consuelo de justos y pecadores.

Ciertamente no podemos quedar indiferentes ante la magnitud del amor de Cristo. Tomemos su invitación, hagámosla nuestra: "sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto". ¡Qué gran invitación! Encierra, en pocas palabras, el camino de la santidad, de nuestra salvación, la forma para acercarse a Dios.

Pero, ¿cómo ser santo hoy, en mi sociedad? ¿cómo llegar a Dios en el ambiente en que vivo? La forma más fácil es imitando al mismo Dios que es amor (1Jn 4, 8). Amando como auténtico cristiano a mi prójimo que es el vecino, el compañero de estudios o trabajo, el empleado de limpieza con el que me encuentro, etc.

Todos los días me encuentro con una multitud de prójimos y con la oportunidad de amar a ejemplo del Señor y empezar o continuar el camino de la santidad.

Propósito

Que mi programa de vida sea hacer la voluntad de Dios.

Diálogo con Cristo 

Jesucristo, quiero ser un reflejo de Ti. Dame la sabiduría y la fuerza de voluntad para perseverar en mi esfuerzo. El medio es claro, «amar», pero concretarlo en el día a día, es lo difícil. Concédeme saber aprovechar tus gracias y ser dócil a tu Espíritu Santo, así podré hacer el bien a todos los que me rodean, especialmente a mi familia. 

DIOS SIEMPRE LLEGA A TIEMPO


DIOS SIEMPRE LLEGA A TIEMPO

tiempo de volver a DiosTodos los Domingos por la tarde, después de la misa matinal en la iglesia, el sacerdote y su sobrino de 11 años iban a repartir boletines por el pueblo a cada persona que veían. Estos boletines contenían información sobre lo mucho que nos ama Dios y sobre la importancia de ser católico. Este Domingo en particular, cuando llegó la hora de repartir los boletines, el tiempo estaba desapacible, 
la temperatura era baja y además empezaba a lloviznar. El niño se abrigó para el frío y le dijo a su tío:, 'Estoy listo'. 

Su Tío, el sacerdote, le contestó: '¿Listo para qué?' 

'Tío, es hora de ir a repartir nuestros boletines.' 

El tío respondió, 'Hace mucho frío y está lloviznando.' 

El niño miró sorprendido a su tío y le dijo, 'Pero la gente necesita saber de Dios aún en los días lluviosos.' 

El sacerdote le contestó , 'Yo no voy a salir con este tiempo.' 

Con desespero, el niño dijo, '¿puedo ir yo solo, por favor?'  Su tío titubeó por un momento y luego dijo, 'De acuerdo, vete si quieres, pero ten cuidado. Aquí tienes los boletines.' 

'Gracias tío!' Y con esto, el niño se fue a pesar de la lluvia. Caminó por todas las calles del pueblo, repartiendo los boletines a las personas que veía. 

Después de 2 horas caminando y teniendo en su mano el último boletín, se detuvo en una esquina y miró a ver si veía a alguien a quien dárselo, pero las calles estaban totalmente desiertas. Entonces, se acercó hacia la primera casa que vio, tocó el timbre varias veces y esperó, pero nadie salió. 

Finalmente, el niño se giró para irse, pero vio luz dentro de la casa. Por ello, volvió a tocar el timbre y a golpear la puerta fuertemente con los nudillos. Él seguía esperando, algo lo aguantaba ahí frente a la puerta. Tocó nuevamente el timbre y esta vez la puerta se abrió 
suavemente. 

Salió una señora con una mirada muy triste y suavemente le preguntó, '¿Qué puedo hacer por ti, hijo.?' 

Con unos ojos radiantes y una sonrisa que le cortaba las palabras, el niño dijo, 'Señora, siento molestarla, pero sólo quiero decirle que DIOS REALMENTE LA AMA y vine para darle mi último boletín, que habla sobre DIOS y SU GRAN AMOR. El niño le dio el boletín y se fue. 

Ella solo dijo, 'GRACIAS, HIJO, y que DIOS te bendiga.' 

El siguiente domingo por la mañana, el sacerdote estaba en el púlpito y cuando comenzó la misa preguntó, '¿Alguien tiene un testimonio o algo que quiera compartir?. 

Suavemente, en la fila de atrás de la iglesia, una señora mayor se puso de pie. Cuando empezó a hablar, una mirada radiante y gloriosa brotaba de sus ojos: 

'Nadie en esta iglesia me conoce. Nunca había estado aquí, incluso todavía el domingo pasado no era Cristiana. Mi esposo murió hace un tiempo atrás dejándome totalmente sola en este mundo. El domingo pasado fue un dia particularmente frío y lluvioso, y también lo fue en mi corazón. Ese día llegué al final del camino, ya que no tenía esperanza alguna ni ganas de vivir. Entonces tomé una silla y una soga y subí hasta el ático de mi casa. Amarré y aseguré bien un extremo de la soga a las vigas del techo; entonces me subí a la silla y puse el otro extremo de la soga alrededor de mi cuello. Parada en la silla, tan sola y con el corazón destrozado, estaba a punto de tirarme cuando de repente escuché el sonido fuerte del timbre de la puerta. Entonces pensé, 'Esperaré un minuto y quien quiera que sea se irá'. 

Yo esperé y esperé, pero el timbre de la puerta cada vez era más insistente, y luego la persona comenzó a golpear la puerta con fuerza. 

Entonces me pregunté, ¿quien podrá ser? Jamás nadie toca mi puerta ni vienen a verme! Por pura curiosidad, quise saber quién era, por lo que solté la soga de mi cuello y fui hasta la puerta, mientras el timbre seguía sonando cada vez con mayor insistencia. 

Cuando abrí la puerta no podía creer lo que veían mis ojos. Frente a mi puerta estaba el más radiante y angelical niño que jamás había visto. Su sonrisa, ohhh, ¡nunca podré describirla! Las palabras que salieron de su boca hicieron que mi corazón, muerto hace tanto tiempo, volviera a la vida, cuando dijo con voz de querubín , 'Señora , sólo quiero decirle que DIOS realmente la ama.' 

'Cuando el pequeño ángel desapareció entre el frío y la lluvia , cerré mi puerta y leí cada palabra del volante. Entonces fui al ático para quitar la silla y la soga. Ya no las necesitaría más. Como ven, ahora soy una hija feliz del REY. Como la dirección de la iglesia estaba en la parte de atrás del volante, vine personalmente para decirle GRACIAS a ese pequeño ÁNGEL DE DIOS que llegó justo a tiempo y, de hecho, llegó para rescatar mi vida de una eternidad en el infierno.' 

Todos lloraban en la iglesia. El sacerdote bajó del pulpito hasta el primer banco, donde estaba sentado el pequeño ángel; tomó a su sobrino en sus brazos y lloró incontrolablemente. 

Probablemente la iglesia no volvió a tener un momento más emocionante y glorioso. 


REFLEXIONES DIARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: LUNES 16 DE JUNIO


JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.



P. León Dehón





16.- RESPETO A LA IGLESIA

El celo más santo tiene sus manifestaciones más sublimes; no puedo admitir todos los obstáculos que se interponen a la gloria de Dios. He aquí al Corazón de Jesús encendido del celo más ardiente por la gloria del Padre; por Él obra, por Él sufre, a Él da gracias

¿Estás verdaderamente persuadido de que la Iglesia es en verdad la casa de Dios, el lugar donde están los ángeles para hacer la guardia a Jesús eucaristía, el lugar donde se manifiesta más claramente a las almas. Y si estás plenamente convencido, ¿con qué intención te acercas a la iglesia? Déjate guiar por el amor que Dios te tiene.

DECÁLOGO PARA EL ENFERMO


DECÁLOGO PARA EL ENFERMO
escrito por San Juan María Vianney



1.-"La cruz es el regalo que Dios hace a sus amigos"

2.-"Deberíamos ir afanosos en busca de la cruz, como vá el avaro tras el dinero"

3.-" Las contradicciones nos ponen al pie de la Cruz y la cruz a la puerta del cielo

4.-" La mayor cruz es no tener cruz"

5.-"Yo no comprendo cómo un cristiano puede odiar la cruz y sacudirla de sus hombros"

6.- "Nada nos hace tan parecidos a Nuestro Señor como llevar su cruz; y todas las penas son dulces cuando se sufren en unión con Él"

7.- "¡Cuán felices nos consideraremos en el día del juicio por nuestros sufrimientos!"

8.-" ¡Qué dulce es morir cuando se ha vivido siempre sobre la cruz!"

9.-"El temor de la cruz es la más grande de nuestras cruces"

10.-" ¡Qué dulce, qué bello es conocer, amar y servir a Dios! Esto es lo único que tenemos que hacer en este mundo.


Cuando el sufrimiento te apriete, recuerda este decálogo de San Juan María Vianney (el Cura de Ars) y repite las siguientes palabras: "Qué dulce es morir cuando se ha vivido siempre sobre nuestra cruz."

SONRÍE a tu cruz y te será más fácil aceptarla y llevarla.

ORACIÓN A LA VIRGEN MARÍA: BAJO TU AMPARO


BAJO TU AMPARO

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios. No desoigas nuestras súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, Virgen gloriosa y bendita.

Amén.

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: LUNES 16 DE JUNIO


Nardo del 16 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, traicionado, enllagado, martirizado y destrozado!

Meditación: Oh Señor, casi no te reconozco, ¿por qué he sido tan cruel contigo, si eres El Cristo?. Estás encarnizado, eres una llaga viva, te han flagelado...y te han vestido de rey de burlas, envuelto en un manto púrpura. Perdón, perdón Jesús porque yo te puse ahí.…estas desfigurado, tan sólo Tu hermosa y tierna Mirada apacigua la vergüenza de mi alma. Ojos tristes sí, ojos tristes de mi Jesús que ven lo que soy, lo que fui y todo lo que seré. Pero Tú, Señor, lo haces para darme, darme el perdón, darme Tu Amor y regalarme la Vida con Tu agonía.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Ofrezcamos un sacrificio al Señor haciendo algo que sea de Su agrado, pero que nos cueste, recordando que "tu mano derecha no debe saber lo que hace tu mano izquierda".

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

EL EVANGELIO DE HOY: LUNES 16 DE JUNIO DEL 2014

Autor: Buenaventura Acero | Fuente: Catholic.net
Ojo por ojo, diente por diente
Mateo 5, 38-42. Tiempo Ordinario. Dios nos pide un poquito más de lo que damos cada día, hasta que nos duela.
 
Ojo por ojo, diente por diente
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 38-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

Oración introductoria

Señor, gracias por mostrarme tan claramente las actitudes que deben regular mis relaciones con los demás y, sobre todo, gracias por este nuevo día y por este momento de oración, oportunidad para crecer en mi amor y amistad contigo.

Petición

Señor, limpia mi corazón y pon un nuevo espíritu de bondad, semejante al tuyo.

Meditación del Papa Francisco

Al que te hiera en la mejilla derecha, preséntale también la otra... se ha convertido en un clásico de los cristianos para reírse. En la vida la lógica normal nos enseña que hay que luchar, tenemos que defender nuestro espacio, y si nos dan una bofetada nosotros daremos dos, así nos defendemos. Jesús, sin embargo, después de la bofetada en la mejilla va más allá y habla también de dar el manto, despojarnos de todo.
La justicia que Él trae, es otra justicia totalmente diferente del ojo por ojo, diente por diente. Es otra justicia. Y esto, lo podemos entender cuando san Pablo habla de los cristianos como gente que no tiene nada y sin embargo lo tiene todo. Aquí, pues, está la seguridad cristiana, y es en este todo que está Jesús. El "todo" es Jesucristo. Las otras cosas son "nada" para el cristiano. En cambio, para el espíritu del mundo, el "todo" son las cosas: las riquezas, la vanidad, tener puestos arriba y la "nada" es Jesús. Por lo tanto, si un cristiano puede caminar cien kilómetros cuando le piden avanzar sólo diez, es porque para él esto es ´nada´, y, con paz, puede dar la capa cuando se le pide la túnica. Esto es, entonces, el secreto de la magnanimidad cristiana, que siempre va con la mansedumbre, es el todo, es Jesucristo. (Cf. S.S. Francisco, 17 de junio de 2013, homilía en Santa Marta) .

Reflexión

Jesús nos pide algo más que soportar "estoicamente" el mal, y evitar rencores y venganzas. Esta ya es una actitud de paciente dominio de uno mismo, digna de la alabanza de Cristo: "bienaventurados los mansos, ...los que lloran..." Pero hoy Jesús va más allá en su explicación porque nos pide una generosidad que desborda el ya amplio caudal del precepto del amor al prójimo. Y es que quien "soporta" no ofrece necesariamente la otra mejilla... y quien evita el mal, no tiene obligatoriamente que devolver bien. A quien se le solicita, no tiene razón humana por la que dar "más"... y sin embargo, una y otra vez Jesús nos pide que demos ese "más"... Se diría que la única manera de acabar con el mal es añadir más bien. Como quien tuviera que sepultar algo desagradable y la solución es enterrarlo con una buena capa de "cal"...

Así es el bien, el amor cuando con su "exceso" obliga al mal a no reproducirse, y a la larga lo extingue. No es una petición sólo para héroes. A todos nos lo pide, porque todos queremos imitarle y somos seguidores suyos. Sabemos que sólo su gracia y la fuerza que viene del Espíritu puede lograr en nosotros esta transformación. No dudemos en pedírselo hoy en nuestra oración.

Propósito

Por amor a Dios, ser misericordioso y perdonar, a la primera, cualquier ofensa que reciba.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, dame la gracia para que el Reino de los cielos sea una realidad en mi vida al saber responder la agresión con la comprensión, que la preocupación por asegurar el bien económico no me lleve a la mezquindad y, sobre todo, que me convierta en un infatigable discípulo y misionero de tu amor, porque el mundo te necesita y yo debo llevarte al mundo. 

domingo, 15 de junio de 2014

REFLEXIONES DIARIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DOMINGO 15 DE JUNIO

 

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón




15. -EL VALOR DE LA ORACIÓN

Jesús invita, recomienda, impone la oración, une a ella toda gracia, toda bendición hasta la salvación eterna. Él mismo reza por todas partes y siempre: en el templo, en el Huerto de los Olivos, en el monte, sobre las aguas, en las plazas y en las sinagogas.

San Pedro corre el peligro de hundirse en las aguas y reza; la oración lo fortifica. Marta y María piden llorando ante Jesús en la hora del dolor y la oración las consuela.

Rezan los Apóstoles en el cenáculo y la oración hace descender al Espíritu Santo con sus dones celestiales. Y tú, ¿cuándo rezas? ¿Sólo cuando estás enfermo o cuando quieres que algo te salga bien?

Reza siempre porque siempre tienes necesidad de permanecer junto a tu Dios.

CELEBRAMOS HOY LA SANTÍSIMA TRINIDAD - DOMINGO 15 DE JUNIO DEL 2014


Celebramos hoy a la Santísima Trinidad.

Entiende la Trinidad, quien ofrece amistad, quien construye humanidad, quien cultiva el perdón, quien promueve solidaridad, quien lucha por la justicia, quien acompaña en procesos de liberación, quien no vive para sí mismo, quien se gasta por los demás, quien es capaz de dar vida y dar la vida.
Y ¿qué significa, entre otras cosas, la Santísima Trinidad? Pueden pensar: es muy sencillo, Dios es Padre, Hijo y Espíritu Santo.

El Padre creador que está en los cielos; el Hijo, Dios hecho carne; el Espíritu Santo representado por una paloma, que es fuente de todas las gracias. No, amigos, esto no nos basta. Esto parece como si creyéramos en tres, en tres dioses.

Nuestra fe es mucho más bella y fácil de entender. Creemos en Dios, nuestra Madre y nuestro Médico, un solo Dios. A Dios nadie le ha visto jamás, nuestros ojos no pueden sentirle, pero en el mundo, en la vida de las personas, se nota su presencia, como un viento que no se ve y está ahí, dobla los árboles y levanta las olas. Lo sentimos soplar en el mundo, en el amor de las madres y de los padres, en la bondad, en la ayuda, en la ciencia, en la inteligencia, en la compasión…

Somos la presencia del Viento de Dios, que hincha las velas de nuestras barcas y las lleva hacia buen puerto. Y así, creemos en un solo Dios, el Padre-Madre-Médico-Luz-Pan-Agua, principio y origen y destino y sentido de todas las cosas y de todas nuestras vidas. Jesús nos muestra cómo es Dios y qué es el ser humano. Y se nos llena el corazón de gratitud. Y damos gracias a Dios por Jesús, porque por Él sabemos cómo es Dios y quiénes somos nosotros.

José Enrique Ruiz de Galarreta

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: DOMINGO 15 DE JUNIO


Nardo del 15 de Junio
!Oh Sagrado Corazón, Corazón del Uno y Trino Dios!

Meditación: Corre una brisa fresca y parece que junto al pequeño río algo de naturaleza despierta...es el Jordán...un pequeño gentío, allí está el Bautista...se acerca imponente mi Jesús, sin pompas, con sencillez pues es el Verdadero Rey. Se miran, se dicen unas pocas palabras y en ese instante el Cielo habla...se abrieron los Cielos y descendió el Espíritu de Dios. Al mismo tiempo se oyó una Voz que desde el Cielo dijo: "Este es Mi Hijo, el Amado, este es Mi Elegido" (Mateo 3-16).
La misma Trinidad se presentaba en la tierra Santa, mostrándonos en lo pequeño un gran misterio. Tres personas distintas y Un sólo Dios. Jesús, al decirle Sus discípulos "muéstranos al Padre" respondería: "hace tanto tiempo estoy entre ustedes y todavía no me conocen". Nuestra limitada naturaleza no puede entender la ilimitada magnificencia de Dios, Uno en el Otro está, y el mismo Corazón es de nuestro Unico Dios. 

Pidamos al Corazón del Hijo conocer el Amor del Padre, y encerrarnos en El, cubiertos con las Alas del Espíritu Santo.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos la oración de los pastorcitos de Fátima:

 Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y Os amo y Os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no Os aman (repetir tres veces). Santísima Trinidad, Padre Hijo y Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, Presente en todos los Tabernáculos de la tierra en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los cuales El mismo es ofendido, y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María Os pido por la conversión de los pecadores. Amén

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

LA SANTÍSIMA TRINIDAD: UNA MARAVILLA JAMÁS IMAGINADA



Autor: P . Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
Una maravilla jamás imaginada
El misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser entendido, es para ser amado y vivido en nuestro interior.



Se nos ha habituado a pensar que, al hablar de la Santísima Trinidad, hemos de concebir algo totalmente oscuro e ininteligible. ¡Por algo es un misterio! Más aún, es -por así decirlo- el misterio por antonomasia de nuestra fe, el "misterio de los misterios". Pero, en vez de plantear el tema en términos de raciocinio o de especulación teológica, yo prefiero mil veces más tratarlo desde un punto de vista mucho más "humano" y personal, si se me permite la expresión. No que la razón no lo sea. Pero yo creo que es mucho más palpitante, cercano y vivencial cuando lo contemplamos con el corazón y bajo el prisma del amor. 

Y es que el misterio de la Santísima Trinidad, más que para ser especulado, es para ser amado y vivido en nuestra interioridad. Al menos, a mí me parece que así es mucho más sabroso y "digerible". La razón es, por lo general, más fría e impersonal. Mientras que el amor es todo lo contrario. 

Pues bien, la Santísima Trinidad es un misterio de amor. Es más, es el misterio del "Amor de los amores" –como cantamos en un hermoso motete-. Dios, que "habita en una luz inaccesible" –como nos dice san Pablo en su carta a Timoteo (I Tim 6, 16)— se nos ha querido revelar por medio de su Palabra: Dios, en lo más profundo de su intimidad, es una comunión de personas divinas unidas por el amor. Más aún, son esas mismas personas que son el Amor personificado: el Padre, que es el amor creador; el Hijo, que es el amor redentor; el Espíritu Santo, que es el amor santificador. Pero, además, es un amor recíproco entre ellos mismos; un amor subsistente y personal. Un solo Dios verdadero y tres Personas distintas, cuya vida y existencia es puro Amor. Una relación de amor. Y el amor crea una comunión de personas. Como en el matrimonio y en la familia, pero en un grado infinito y divino. El amor es, por naturaleza, unidad y fecundidad. Esto es, en esencia, el misterio de la Santísima Trinidad. 

Y, ¿cómo explicarlo? Es muy difícil encontrar las palabras justas. Más fácil lo podremos comprender a la luz de la propia experiencia del amor que con un discurso racional, aunque sea filosófica y teológicamente muy correcto. ¿Quién de nosotros no sabe lo que es el amor? Todos lo hemos experimentado muchas veces en nuestra propia vida: hemos sentido el calor y la ternura de una madre; la fuerza y seguridad que nos infunde el amor de un padre; el cariño de una hermana o de una amiga; el gozo de la compañía y de la fidelidad de un hermano o de un amigo verdadero; y la dulzura incomparable del amor de una esposa o de un esposo, de unos hijos. 

Aristóteles definía la amistad como "una misma alma en dos cuerpos". Y el poeta latino Horacio llamaba a Virgilio, su gran amigo, "dimidium animae meae", "la mitad de mi alma". Grandes poetas, literatos, músicos y artistas de todos los tiempos han ofrecido su tributo a la amistad. Y han reservado sus mejores canciones y sus notas más líricas para cantar la belleza del amor humano. Sin duda alguna, éste es el tema que más ha inspirado a los hombres a lo largo de la historia, sea en el arte, en la poesía o en la propia vida. Decía Dante Alighieri que "es el amor el que mueve el sol, el cielo y las estrellas". Y el poeta Virgilio afirmaba: "amor vincit omnia", "el amor es capaz de vencer todos los obstáculos". Y tenían toda la razón. 

Y es que el amor es lo más grande, lo más noble, lo más bello, lo más maravilloso; en una palabra, lo más sagrado del ser humano. Por eso, con el amor no se juega y éste se merece los mayores sacrificios con tal de conservar toda su pureza y su fragancia virginal. 

San Juan nos dejó una estupenda definición de Dios: "Deus Charitas est", "¡Dios es Amor!" (I Jn 4, 8). No se expresó en conceptos racionales, sino en un vocabulario propio del corazón. También lo otro pudo haber sido muy correcto. Pero también, sin duda, más frío e impersonal. 

Como aquellas definiciones que dio Aristóteles sobre Dios: "El motor Inmóvil", "el Acto puro", "la Inteligencia más perfecta". O incluso aquella definición teológica y metafísica de santo Tomás de Aquino: "el único Ser necesario, absoluto y trascendente", "el mismo Ser subsistente". Pues sí. Es verdad. Pero, ¿no nos gustan y nos dicen inmensamente más las palabras propias del amor? 

Y llegados a este punto, sería interminable la lista de experiencias que todos tenemos sobre el amor… Como decía san Juan al final de su Evangelio, "ni todos los libros del mundo serían suficientes para poderlas contener". Y es que el amor no se puede explicar con conceptos o con raciocinios filosóficos. Se siente. Se experimenta. Así también es Dios. 

Sí. Lo más maravilloso y sagrado del hombre es el amor. Y también lo más divino. Por eso, a Dios podemos encontrarlo en lo más profundo de nuestro ser, en lo más recóndito de nuestro espíritu. Dios allí habita. Los más altos pensadores de la humanidad así lo experimentaron. Séneca, aquel famoso filósofo romano de origen cordobés, aun sin ser cristiano, llegó a expresarse de esta manera: "sacer intra nos spiritus sedet, malorum bonorumque nostrorum observator et custos. In unoquoque virorum bonorum habitat deus". En nuestra lengua cervantina sonaría así: "un espíritu sagrado reside dentro de nosotros, y es el observador y el guardián de nuestros males y de nuestros bienes. En cada alma virtuosa habita Dios" (Epístolas morales, núm. 41). 

San Pablo, por su parte, nos recuerda que "somos morada de la Santísima Trinidad, templos vivos de Dios y del Espíritu Santo" (I Cor 3, 16). Así fue como nos lo prometió nuestro Señor la noche de su despedida: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada." (Jn 14, 23). 

¡Éste es el núcleo más bello del misterio de la Santísima Trinidad! Y lo más maravilloso es que también nosotros hemos sido llamados a participar de esta vida íntima de Dios, que es amor. Y nos adentraremos en el seno de la Trinidad Santísima en la medida de nuestra vida de gracia y de nuestra caridad, que es el grado de amor sobrenatural en nuestra alma. 

IMÁGENES DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD















EL EVANGELIO DE HOY: DOMINGO 15 DE JUNIO DEL 2014

Autor: P. Sergio Córdova LC | Fuente: Catholic.net
Tanto amó Dios
Juan 3, 16-18. Solemnidad de la Santísima Trinidad Ciclo A. Es el misterio del amor de Dios; del amor más puro y más hermoso del universo.
 
Tanto amó Dios
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-18

Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios.

Oración preparatoria

Santísima Trinidad, soy todo tuyo y me postro ante tu presencia en esta oración. Yo sé que Tú me ayudas en todo momento y que siempre cuento contigo. Nunca me dejes solo, pues sin Ti no soy nada.

Petición 

Santísima Trinidad, ayúdame a vivir de acuerdo con mi identidad cristiana y a llevar a los demás hacia Ti, con mi testimonio de vida.

Meditación del Papa Francisco

Cristo se dirige al hombre en su integridad y no desea que nadie se pierda. "Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él". Lo hace sin forzar, sin obligar a nadie a abrirle las puertas de su corazón y de su mente. "El primero entre ustedes pórtese como el menor, y el que gobierna, como el que sirve" –dice Jesucristo–,"yo estoy en medio de ustedes como el que sirve". Así pues, toda actividad debe distinguirse por una actitud de servicio a las personas, especialmente a las más lejanas y desconocidas. El servicio es el alma de esa fraternidad que edifica la paz.
Que María, la Madre de Jesús, nos ayude a comprender y a vivir cada día la fraternidad que brota del corazón de su Hijo, para llevar paz a todos los hombres en esta querida tierra nuestra. (S.S. Francisco, conclusión del mensaje para la XLVII Jornada mundial de la paz 2014). 

Reflexión

Muchas veces, cuando no entendemos alguna cosa, un poco en plan de broma decimos que "es más oscuro que el misterio de la Santísima Trinidad". Y, sin embargo, nada es más cercano a nuestra vida cristiana que este maravilloso dogma. Cuantas veces nos persignamos a lo largo del día, invocamos el nombre bendito de la Trinidad. ¿Y qué otra cosa decimos, sino: "En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo" Además, cada vez que rezamos el Gloria, hacemos un acto de adoración y de glorificación a la Trinidad Santísima: "Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo". Pero, tal vez no somos muy conscientes de este misterio. Sabemos que Dios es Uno y Trino a la vez, pero no mucho más...

El verdadero amor, el amor más bello, más hermoso y noble es el amor puro y casto, el amor que sabe olvidarse de sí mismo y renunciar al propio egoísmo, al propio capricho y al placer desordenado para pensar en el bien y en la felicidad auténtica de la persona amada.

Desafortunadamente la sociedad está muy secularizada estamos bombardeados de hedonismo, de sexo y de erotismo... ¡Da una pena enorme ver a tantos jóvenes, en la flor de la vida, ya con ideas erróneas sobre el amor y con comportamientos a veces tan desviados! Por eso hay que proponerle a los jovenes estas ideas para tratar de sembrar así en su corazón valores nobles y sentimientos generosos. Y como los jóvenes aman lo bello y lo grande, responden a estos ideales de un modo positivo.

Pues la Santísima Trinidad es el misterio del amor de Dios; del amor más puro y más hermoso del universo. Más aún, es la revelación de un Dios que es el Amor en Persona, según la maravillosa definición que nos hizo san Juan: "Dios es Amor" (I Jn 4, 8). Siempre que nos habla de Sí mismo, se expresa con el lenguaje bello del amor humano. Todo el Antiguo y el Nuevo Testamento son testigos de ello. Dios se compara al amor de un padre bueno y a la ternura de la más dulce de las madres; al amor de un esposo tierno y fiel, de un amigo o de un hermano. Y en el Evangelio, Jesús nos revela a un Padre infinitamente cariñoso y misericordioso: ¡Con qué tonos tan estupendos nos habló siempre de Él! El Buen Pastor que carga en sus hombros a la oveja perdida; el Padre bueno que hace salir su sol sobre justos e injustos, que viste de esplendor a las flores del campo y alimenta a los pajarillos del cielo; el Rey que da a su hijo único y lo entrega a la muerte por salvar a su pueblo; o esa maravillosa parábola del hijo pródigo, que nos revela más bien al Padre de las misericordias, "al padre con corazón de madre" –como ha escrito un autor contemporáneo–, con entrañas de ternura y delicadeza infinita.

Éste es el misterio del amor más bello, el misterio de la Santísima Trinidad: las tres Personas divinas que viven en esa unión íntima e infinita de amor; un amor que es comunión y que se difunde hacia nosotros como donación de todo su Ser. Y porque nos ama, busca hacernos partícipes de su misma vida divina: "Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y en él haremos nuestra morada" (Jn 14, 23). Y también porque nos ama, busca el bien supremo de nuestra alma: la salvación eterna. ¡Éste es el núcleo del misterio trinitario!

Ojalá que todas las veces que nos persignemos y digamos: “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, lo hagamos con más atención, nos acordemos de que Dios es Amor y de que nos ama infinitamente; agradezcamos ese amor y vivamos llenos de confianza, de alegría y de felicidad al sabernos sus hijos muy amados. Y, en consecuencia, tratemos de dar a conocer también a los demás este amor de Dios a través de la caridad hacia nuestros prójimos: “Todo el que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios, porque Dios es Amor”.



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