jueves, 12 de junio de 2014

ORACIONES A SAN ANTONIO DE PADUA - 13 DE JUNIO









IMÁGENES DE SAN ANTONIO DE PADUA






































REFLEXIONES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: JUEVES 12 DE JUNIO



JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Una reflexión para cada día del mes de junio.


Oración introductoria de cada día

Corazón amantísimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía María.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor, según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón




Día 12.-LA CONFESIÓN

El Corazón de Jesús es un corazón de padre y como el padre está siempre dispuesto a perdonar las culpas del hijo; el Corazón de Jesús quiere hallar el medio con el que tú puedas encontrar siempre el perdón de tus pecados.

Le presentaron a Jesús 10 leprosos y Él les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes". Ellos obedecieron y fueron curados. Jesús quiere así prepararnos con el sacramento de la Penitencia que instituyó cuando dijo a sus discípulos: "Recibid el espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados les serán perdonados; a quienes se los retengáis les serán retenidos".



El mismo Concilio de Trento llama a la confesión segunda tabla de salvación después del naufragio. ¿Y tú no la estimas?

PENSAMIENTO MARIANO 33


PENSAMIENTO MARIANO

“Mujer, eres tan grande y tanto vales, que quien desea una gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas”.

 San Bernardo

DIOS TE AMA


DIOS TE AMA

Cuando has llorado en angustia y dolor... 

Dios ha contado tus lágrimas 
Cuando crees que tu vida se ha detenido y el tiempo solo pasa... Dios espera contigo. 

Cuando estás solo y tus amigos están muy ocupados, aún para una llamada telefónica... Dios está a tu lado.


Cuando has tratado todo y no sabes hacia donde ir... Dios te mostrará el camino
Cuando nada tiene sentido y estás frustrado sin saber hacia dónde ir... Dios tiene la respuesta.

Si de repente tu mirada al mundo exterior se hace más brillante y encuentras senderos de luz... Dios te ha susurrado en el oído. 

Cuando las cosas van bien, y tienes mucho que agradecer... Dios te ha bendecido. 

No importa si te sientes bien o mal. Dios siempre está contigo y te acompaña en las buenas y en las malas. 

Nunca dejes de hablar con Dios y contarle tus problemas, pues muchas personas buscan a alguien con quien hablar y desahogarse, sin embargo no hablan con el único que siempre va a escuchar con misericordia y paciencia, sin sacar a relucir tus errores. 

Busca a Dios de corazón y cuéntale tus problemas, pues El siempre te acompaña y te cuida... lo creas o no... te guste o no... Él nunca te abandona... porque te ama. 

YO QUISIERA SER...


Yo quisiera ser

plato de sopa caliente para el mendigo, 
sonrisa joven para el anciano,
mano blanca que estrecha la del hermano de color,
voz que tranquiliza en el miedo de la noche,
palabra de consuelo para secar una lágrima,
palabra de amor que desarma,
brisa marina en la frente del drogadicto,
un barrote de menos para el prisionero,
humilde flor en una choza,
viento cálido en la tundra,
lluvia fina en el desierto,
y para quien desee ascender al Cielo, querría ser escalera.

NARDOS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS: JUEVES 12 DE JUNIO


Nardo del 12 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, escarnecido por nuestros pecados!

Meditación: Señor…en la oscuridad del Getsemaní, la Luz de Tu Presencia. Señor…que sentías en aquella brisa fría la cercanía de Tu agonía. Señor…te veo arrodillado y orando, Tu respiración se acelera…puedo sentir el dolor de Tu Corazón, de ese Corazón que en ese instante sintió todos los pecados, los más sucios, los más inmundos, los cometidos y por cometer. Señor, allí Tu Corazón se atravesó. Pobre Mi Señor, el Puro, el Santo, soportando y sintiendo cada pecado. Señor…estás llorando…Sangre. Señor, de Tu Santa Frente cual pequeños rubíes gotas de Sangre caen. ¡Oh Señor perdón!, perdón por las espinas de mis pecados y las de mis hermanos, perdón Señor porque continuamos tu martirio…perdón Padre porque a pesar de habérnoslo dado, al Sacrificio de Tu Hijo lo hemos olvidado.

Jaculatoria: ¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Trabajemos con humildad haciendo un examen de conciencia, recordando y meditando los pecados capitales: soberbia, vanidad, avaricia, gula, lujuria, envidia, ira.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

ORACIÓN DE COMUNIÓN ESPIRITUAL FRENTE A JESÚS EUCARISTÍA


ORACIÓN DE COMUNIÓN ESPIRITUAL FRENTE 
A JESÚS EUCARISTÍA

Creo, Jesús mío, 
que estás real 
y verdaderamente en el cielo 
y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Os amo sobre todas las cosas 
y deseo vivamente recibirte 
dentro de mi alma, 
pero no pudiendo hacerlo 
ahora sacramentalmente, 
venid al menos 
espiritualmente a mi corazón. 
Y como si ya os hubiese recibido, 
os abrazo y me uno del todo a Ti.

Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

JESUCRISTO, SACERDOTE, 12 DE JUNIO


Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
Jesucristo, Sacerdote
Cristo es verdadero Sumo Sacerdote, el Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador.





Nuestro corazón está herido por el pecado, nuestra mente vive dispersa en mil distracciones vanas, nuestra voluntad flaquea entre el bien y el mal, entre el egoísmo y el amor. 

¿Quién nos salvará? ¿Quién nos apartará del pecado y de la muerte? Sólo Dios. Por eso necesitamos acercarnos a Él para pedir perdón. 

Pero, entonces, "¿quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?" Sólo alguien bueno, sólo alguien santo: "El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura" (Sal 24,3-4). 

Sabemos quién es el que tiene las manos limpias, quién es el que tiene un corazón puro, quién puede rezar por nosotros: Jesucristo. 

Jesucristo puede presentarse ante el Padre y suplicar por sus hermanos los hombres. Es el verdadero, el único, el "Sumo Sacerdote según el orden de Melquisedec" (Hb 5,10; 6,20). Es el auténtico "mediador entre Dios y los hombres" (1Tm 2,5), como explica el "Catecismo de la Iglesia Católica" (nn. 1544-1545). 

Cristo es el único Salvador del mundo. De un modo personal, profundo, quiere ser, también, mi Salvador. 

Celebrar a Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, nos llena de alegría. El altar recibe la Sangre del Cordero. El Sacerdote que ofrece, que se ofrece como Víctima, es el Hijo de Dios e Hijo de los hombres. El Padre, desde el cielo, mira a su Hijo, el Cordero que quita el pecado del mundo, el Sumo Sacerdote que se compadece de sus hermanos. 

El pecado queda borrado, el mal ha sido vencido, porque el Hijo entregó su vida para salvar a los que vivían en tinieblas y en sombras de muerte (cf. Lc 1,79). 

Podemos, entonces, subir al monte del Señor, acercarnos al altar de Dios, participar en el Banquete, tocar al Salvador. 

Como en la Última Cena, Jesús nos dará su Cuerpo y su Sangre. Como a los Apóstoles, lavará nuestros pies, y nos pedirá que le imitemos: "Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve” (Lc 22,27). “Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros” (Jn 13,15). 

Ese es nuestro Sumo Sacerdote, el Cordero que salva, el Hijo amado del Padre. A Él acudimos, cada día, con confianza: "Pues no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino probado en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. 

Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para una ayuda oportuna" (Hb 4,15-16). 


EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 12 DE JUNIO DEL 2014

Autor: P . Clemente González | Fuente: Catholic.net
Haced esto en recuerdo mío
Lucas 22, 14-20. Fiesta. Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía.
 
Haced esto en recuerdo mío
Del santo Evangelio según san Lucas 22, 14-20

Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los apóstoles; y les dijo: Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que ya no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios. Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros; porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios. Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» De igual modo, después de cenar, hizo lo mismo con una copa de vino, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza, sellada con mi sangre, que es derramada por vosotros.

Oración introductoria

¡Señor, cuánta seguridad me dan tus palabras! Has dado tu vida por mí y me esperas en la casa del Padre. No dejes nunca que pierda de vista la meta a la que me llamas. Fortaléceme por medio de esta meditación para que logre pasar de la divagación a la oración y pueda transformarme en un auténtico receptor de tu gracia.

Petición

Señor, dame la sabiduría y fortaleza para seguir por tu camino.

Meditación del Papa Francisco

Tampoco deberíamos entender la novedad de esta misión como un desarraigo, como un olvido de la historia viva que nos acoge y nos lanza hacia adelante. La memoria es una dimensión de nuestra fe que podríamos llamar "deuteronómica", en analogía con la memoria de Israel. Jesús nos deja la Eucaristía como memoria cotidiana de la Iglesia, que nos introduce cada vez más en la Pascua. La alegría evangelizadora siempre brilla sobre el trasfondo de la memoria agradecida: es una gracia que necesitamos pedir. Los Apóstoles jamás olvidaron el momento en que Jesús les tocó el corazón: "Era alrededor de las cuatro de la tarde". Junto con Jesús, la memoria nos hace presente "una verdadera nube de testigos". Entre ellos, se destacan algunas personas que incidieron de manera especial para hacer brotar nuestro gozo creyente: "Acordaos de aquellos dirigentes que os anunciaron la Palabra de Dios". A veces se trata de personas sencillas y cercanas que nos iniciaron en la vida de la fe: "Tengo presente la sinceridad de tu fe, esa fe que tuvieron tu abuela Loide y tu madre Eunice". El creyente es fundamentalmente "memorioso". (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n 13).

Reflexión

Cristo estaba ansioso de celebrar la Pascua con sus apóstoles. Sabe lo que esta Pascua significa, pero no la teme, sino la desea, no huye, sino que la prepara cuidadosamente. Quiere compartir la mesa con sus apóstoles, despedirse, es su adiós en el tiempo.

A nosotros también nos espera Cristo para compartir la mesa con nosotros. Y si al hacerlo nuestros corazones se encuentran abiertos y deseosos de conocer más y mejor al Señor, el Espíritu Santo trabajará en cada uno de nosotros, y así podremos vivir, cada día más,como cristianos auténticos, esforzándose por adquirir las virtudes necesarias para ello.

Jesucristo es Sumo y Eterno Sacerdote que instituye el sacerdocio y la Eucaristía. En este jueves hagamos una reflexión de agradecimiento. Al despedirse Él, también promete su presencia viva, poniendo en manos de los Doce al Espíritu Santo que hará realidad el misterio de la Eucaristía. Demos gracias al Señor por cada sacerdote que hace posible, por medio del Espíritu, la presencia viva de Cristo.

Oremos por las vocaciones, que no falten hombres que con sus manos consagradas hagan presente a Cristo para poder recibir la vida de Dios en la Eucaristía.


HIMNO SACERDOTAL

Brota de mi corazón un himno ardiente
cuajado en el manantial del ser:
Jesús Martí, yo te elijo, vente,
yo te llamo: Jesús Martí Ballester.

Cogiste mi corazón de niño
con ternura delicada y paternal,
me sedujeron tu afecto y tu cariño
y me dejé cautivar.

Yo escuché tu llamada gratuita
sin saber la complicación que me envolvía,
me enrolé en tu caravana de tu mano
sin pensar ni en las espinas ni en los cardos.

Te fui fiel, aunque a girones
fui dejando en mi camino pedazos de corazón,
hoy me encuentro con un cáliz rebosante de jazmines que potencian mis anhelos juvenilesy me acercan más a Dios.

En el ocaso de la carrera de mi vida
siento el gozo de la inmolación a Tí.
Tienes todos los derechos de exigirme,
puedes pedir si me ayudas a decir siempre que ¡Sí!.

Necesitaste y necesitas de mis manos
para bendecir, perdonar y consagrar;
quisiste mi corazón para amar a mis hermanos, pediste mis lágrimas y no me ahorré el llorar.

Mis audacias yo te di sin cuentagotas,
mi tiempo derroché enseñando a orar,
gasté mi voz predicando tu palabra
y me dolió el corazón de tanto amar.

A nadie negué lo que me dabas para todos.
Quise a todos en su camino estimular.
Me olvidé de que por dentro yo lloraba,
y me consagré de por vida a consolar.

Muchos hombres murieron en mis brazos,
ya sabrán cuánto les quise en la inmortalidad, me llenarán de caricias y de flores el regazo, migajas de los deleites de su banquete nupcial.

Pediste que te prestara mis pies
y te los ofrecí sin protestar,
caminé sudoroso tus caminos,
y hasta el océano me atreví a cruzar.

Cada vez que me abrazabas lo sentía
porque me sangraba el corazón,
eran tus mismas espinas las que me herían
y me encendían en tu amor.

Fui sembrando de hostias el camino
inmoladas en la cenital consagración:
más de treinta mil misas ofrecidas
han actualizado la eficacia de tu redención.

No me pesa haber seguido tu llamada,
estoy contento de ser latido en tu Getsemaní;
sólo tengo una pena escondida allá en el alma: la duda de si Tú estás contento de mí.

Mi gratitud hoy te canto, ¡Cristo de mi sacerdocio!
Mi fidelidad te juro, Jesucristo Redentor.
Ayúdame a enriquecer con jardines a tu Iglesia, que florezcan y sonrían aún en medio del dolor.

Sean esos jardines para tu recreo y mi trabajo, multiplica tu presencia por los campos hoy en flor,
que lo que comenzó con la pequeñez de un pájaro, se convierta en muchas águilas que roben tu Corazón.


Diálogo con Cristo 

Gracias, Señor, por recordarme que la Eucaristía es ese fuego que puede ir ablandando la coraza de piedra que aprisiona y endurece mi corazón. Permite que no participe simplemente como un observador en tu Eucaristía, sino que la sepa adorar, para poder unirme humildemente, con un corazón arrepentido, a tu oración. Toma todos mis esfuerzos y sacrificios de hoy por esta intención.

Propósito

Participar en una hora eucarística como un acto de reparación por los sacrilegios que se comenten en torno a la Eucaristía. 

ORACIÓN A CRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE


miércoles, 11 de junio de 2014

IMÁGENES DE JESUCRISTO SUMO Y ETERNO SACERDOTE




































EL SILENCIO DEL SEÑOR



EL SILENCIO DEL SEÑOR


Cuenta una antigua leyenda noruega, acerca de un hombre llamado Haakon, quien siempre miraba un imagen de Cristo crucificado. Esta cruz era muy antigua y a ella acudía la gente a orar con mucha devoción. Muchos acudían ahí para pedirle a Cristo algún milagro.

Un día Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso, se arrodilló ante la cruz y dijo: 
Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la cruz. 
Y se quedó fijo con la mirada puesta en ella, como esperando la respuesta. 
El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras: 
Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición.

"Cual, Señor?", preguntó con acento suplicante Haakon. "¿Es una condición difícil? Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor", respondió el viejo.

"Escucha... suceda lo que suceda y veas lo que veas, has de guardar silencio siempre".

Haakon contestó: 
"¡Os lo prometo, Señor!" Y se efectuó el cambio.

Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció a Haakon, colgado de los clavos en la cruz. El Señor ocupaba el puesto de Haakon. Y éste, durante largo tiempo, cumplió el compromiso. A nadie dijo nada. 
Pero un día llegó un rico y, después de haber orado, dejó allí olvidada su cartera. Haakon lo vió y calló. 
Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas después, se apropió de la cartera del rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. 

Pero en ese momento volvió a entrar el rico en busca de la bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. 
El rico se volvió al joven y le dijo iracundo: 
- "¡Dame la bolsa que me has robado!"

El joven sorprendido, replicó: 
- "¡No he robado ninguna bolsa!"

- "¡No mientas, devuélvemela enseguida!"

- "¡Le repito que no he cogido ninguna bolsa!", afirmaba el muchacho. 
Y el rico arremetió, furioso contra el joven. Sonó entonces una voz fuerte: 
- "¡Detente!"

El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. 
Haakon que no pudo permanecer en silencio, gritó defendiendo al joven, e increpando al rico por la falsa acusación. Este quedó anonadado, y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje.

Cuando la Cruz quedó a solas, Cristo se dirigió a su siervo y le dijo: 
"Baja de la cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio.

Pero Señor... -dijo Haakon- ¿cómo iba a permitir esa injusticia?

Se cambiaron los oficios. Jesús ocupó la Cruz de nuevo y el ermitaño se quedó ante la Cruz.

El Señor, siguió hablando: 
- Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo... 
En cuanto al muchacho que iba a ser golpeado... Sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal. 
Ahora, hace unos minutos, acaba de zozobrar el barco en el que ha perdido la vida. 
Tu no sabías nada. Yo sí. Por eso callo". Y el Señor nuevamente guardó silencio.

Muchas veces nos preguntamos: ¿por qué razón el Señor no nos contesta... por qué razón se queda callado el Señor? Muchos de nosotros quisiéramos que Él nos respondiera lo que deseamos oír, pero, Jesús no es así. ¡El Señor nos responde aún con el silencio! 
Debemos aprender a escucharlo. Su Divino Silencio, son palabras destinadas a convencernos de que Él sabe lo que hace.

Una de las cosas que más nos intrigan es el constatar que ante algunas circunstancias difíciles de la vida, da la impresión de que para Jesús pasa desapercibido nuestro dolor, angustia y necesidad. En otras palabras, parecería que efectivamente guarda silencio. Lo que sucede es que nosotros no podemos ver más allá de la inmediatez del momento y no nos damos cuenta de que detrás de lo que nos sucede y del aparente silencio de Jesús, se esconde un gran propósito. La próxima vez, no te preguntes el por qué de lo que te sucede, pregunta el para qué, y qué es lo que el Señor quiere de mí en esta situación.
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