jueves, 1 de mayo de 2014

EL TIEMPO ES ORO


El tiempo es oro
Cuántas veces al día nos escuchamos a nosotros mismos acuñando frases del tipo: tengo mucha prisa, no me da tiempo, a ver cuándo saco un rato, hoy imposible…
 


Cuántas veces al día nos escuchamos a nosotros mismos acuñando frases del tipo: tengo mucha prisa, no me da tiempo, a ver cuándo saco un rato, hoy imposible… Vivimos en la sociedad del desenfreno, del estrés, de todo es para antes de ayer y nada puede esperar a mañana porque ya es demasiado tarde. En muchos casos, el ritmo de vida al que estamos sometidos nos pasa factura. A nosotros, los padres, nos pasa bastante factura pero a nuestros hijos, mucho más.

Todos nos quejamos de falta de tiempo, no llegamos a todo lo que nos gustaría y el estrés que nos supone tratar de hacer todo nos agota de tal manera que nos resulta complicado responder ante nuestros hijos. El tiempo es para todos el mismo, 24 horas que tiene cada día. Lo que tenemos que plantearnos es en qué lo empleamos, qué prioridades tenemos para ello y si nuestros hijos están dentro de esas prioridades. Seguro que todos pensaréis que, por supuesto que sí, pero, ¿realmente es así? ¿Qué porcentaje de nuestro tiempo les dedicamos?

Estamos acostumbrados a ocupar el día con un montón de actividades, hacemos deporte, dedicamos un tiempo a la lectura, al ocio, al trabajo, al desarrollo profesional. Queremos llegar lejos en el ámbito laboral y tener todo a nivel personal… Llevamos una vida intensa que en un momento ha tenido un punto de inflexión, en el momento en que hemos sido padres. Es entonces cuando queremos seguir haciendo lo mismo que antes y nos resulta imposible, no nos da tiempo. Entonces nos tenemos que replantear si lo importante es andar en bici, leer, tener un trabajo, ir al cine y ser padre o ser padre y, además, ando en bici, leo, voy al cine y trabajo.

Esto no significa que los padres no tengamos un tiempo para nosotros. Puede pasar, a muchos, tener la sensación de no tener tiempo para muchas cosas, para llegar a nada y, ni siquiera para nosotros mismos (el que mucho abarca poco aprieta). Hay que aprender a priorizar, a sacrificar algunas cosas y a jerarquizar. Una vez que hemos decidido en qué vamos a emplear nuestro tiempo, hay que tener en cuenta que ser padres necesita mucha implicación y energía. Los niños no nos dan ni un segundo de tregua. Son pequeños y no tienen seguridad, por eso, nos necesitan y están constantemente llamando nuestra atención, de manera positiva o negativa. Entonces, tenemos que ser fuertes, tratar de no estar cansados y tener paciencia y un objetivo claro para educarles, con tiempo, de la mejor manera posible.

La vida ha ido evolucionando con el cambio generacional. En la época de nuestros padres siempre que los necesitábamos estaban ahí. Educaban por intuición y funcionaba. Hoy en día esto no es suficiente. La sociedad ha progresado de tal manera que, ante la falta de tiempo, los padres tenemos la necesidad de formarnos en educación para el buen desarrollo cognitivo y emocional de nuestros hijos.

Tener tiempo para ellos no consiste en obsesionarnos con estar todo el día pendientes, haciendo tareas, jugando con ellos… Lo principal es estar juntos cuando nos necesiten para hablar, jugar o, simplemente, “estar ahí”. No esperar a que nos venga bien a nosotros sino adelantarnos a sus necesidades porque igual cuando nosotros queremos hablar con ellos a ellos no les apetece o cuando pensamos que no nos necesitan están esperando un abrazo o apoyo por nuestra parte.

Los niños crecen muy deprisa, al mismo ritmo que, como podemos comprobar, va nuestra vida. Nuestros hijos sí que necesitan que nos paremos, que saquemos tiempo para ellos y que con ellos se pare nuestro tiempo. No basta que pensemos que lo importante es que el tiempo que compartimos sea de calidad. No nos tenemos que engañar con esto, ni nos tiene que servir para quedarnos tranquilos porque no estamos con ellos o no les dedicamos tiempo, ni nos tiene que valer de justificación para que los momentos que estamos con ellos sean pocos o reducidos. Lo que necesitan es que estemos con ellos y si todo ese tiempo lo aprovechamos al máximo, mejor que mejor ya que será la mejor muestra de cariño hacia ellos.

María Campo

FLORECILLAS A MARÍA: 1 DE MAYO


FLORECILLAS A LA VIRGEN MARÍA
MEDITACIONES DIARIAS PARA EL MES DE MAYO

Introducción

parte 1  

 La Iglesia ha dedicado el mes de mayo a María, a la dulce Reina de nuestras vidas, es por eso que comenzando con una simple oración le regalamos nuestro corazón:

Oh María, oh dulcísima, oh dueña mía!. Vengo a entregarte lo poco que poseo yo, pues sólo tuyo soy para que lo pongas en oblación ante el Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, para que no exista más y sea siempre la Voluntad del Padre Celestial.

Cada día del mes de mayo tiene que ser una flor para María. Por eso le regalaremos en cada jornada de su mes una meditación, una oración, una decena del Santo Rosario y una florecilla. De este modo iremos formando un ramo de flores para nuestra Reina del Cielo que nuestros ángeles custodios le llevarán en actitud de veneración. 


FLORECILLAS A MARIA
Flor del  1 de mayo: Santa María
Fiesta de San José Obrero, su castisimo esposo.


Meditación: “El nombre de la Virgen era María” (Lucas 1,27). Según la tradición cristiana a la Santísima Virgen le impusieron ese nombre por especial designio de Dios, significando en arameo Señora, en hebreo Hermosa y en egipcio Amada de Dios. 

Oración: ¡Oh hermosa Señora, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo!. Amén.
Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Hacer un especial examen de conciencia por la noche, antes de ir a dormir .

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 1 DE MAYO DEL 2014

Autor: Miguel Escobar | Fuente: Catholic.net
El que cree en el Hijo tiene vida eterna
Juan 3, 31-36. Pascua. El testimonio de un cristiano puede ser más poderoso que mil discursos.
 
El que cree en el Hijo tiene vida eterna
Del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36

El que viene de arriba está por encima de todos: el que es de la tierra, es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo, da testimonio de lo que ha visto y oído, y su testimonio nadie lo acepta. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. Porque aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin medida. El Padre ama al Hijo y ha puesto todo en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; el que rehúsa creer en el Hijo, no verá la vida, sino que la cólera de Dios permanece sobre él».

Oración introductoria

Padre de amor, que nos has hecho partícipes de tu misma vida, concédenos a todos los cristianos, y a los hombres de buena voluntad realizar, en las circunstancias particulares y en los acontecimientos de la historia, nuestra vocación de hijos de Dios, a ejemplo de tu hijo Jesucristo. Amén

Petición

Señor, que los dones recibidos en esta pascua den fruto abundante en toda Nuestra vida. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Meditación del Papa Francisco

¿Quién nos hace reconocer que Jesús es "la" Palabra de la verdad, el Hijo unigénito de Dios Padre? San Pablo enseña que "nadie puede decir: "Jesús es el Señor", si no está impulsado por el Espíritu Santo". Es solo el Espíritu Santo, el don de Cristo Resucitado, quien nos hace reconocer la verdad. Jesús lo define el "Paráclito", que significa "el que viene en nuestra ayuda", el que está a nuestro lado para sostenernos en este camino de conocimiento; y, en la Última Cena, Jesús asegura a sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, recordándoles sus palabras.
¿Cuál es entonces la acción del Espíritu Santo en nuestras vidas y en la vida de la Iglesia para guiarnos a la verdad? En primer lugar, recuerda e imprime en los corazones de los creyentes las palabras que Jesús dijo, y precisamente a través de estas palabras, la ley de Dios -como lo habían anunciado los profetas del Antiguo Testamento-, se inscribe en nuestros corazones y en nosotros se convierte en un principio de valoración de las decisiones y de orientación de las acciones cotidianas; se convierte en un principio de vida. (S.S. Francisco, 15 de mayo de 2013).

Reflexión

Los que participan en la vida divina, forman la familia de Dios. En ella, al modo de la familia humana, hay relaciones de paternidad y filiación, de fraternidad, y el clima apropiado para que estas relaciones se estrechen y se refuercen cada vez más. A esta familia no se pertenece por generación natural, sino por generación de fe, de amor y de esperanza. Las puertas de la casa familiar están siempre abiertas: Todos los hombres están invitados a entrar, pero ninguno obligado. Los caminos por los que se llega al solar familiar del Padre son muy variados: los hay rectos y los hay tortuosos; unos son más largos y otros son más cortos. Todos llevan sin embargo a la casa del Padre. A lo largo de la historia han habido y habrá quizá quienes no quieran entrar y se queden fuera, pero el que entre pasará a disfrutar de los beneficios de la familia de Dios.

Formamos parte de la familia de Dios que se hace presente en la historia por medio de la Iglesia, debemos vivir cada día como buenos hijos de esta familia, como hijos dignos de este Padre que tanto nos ama, y como hermanos que se entregan generosamente a sus hermanos. El testimonio de un cristiano puede ser más poderoso que mil discursos, para resucitar en el corazón de tantos otros el deseo de Dios.

Propósito

Revisemos nuestro interior a la luz de Dios para ver si hemos dado en nuestra vida espacio y tiempo para que Dios hable a nuestro corazón.

Diálogo con Cristo

Señor me acerco a ti con el firme propósito de dirigir mi vida y mis pensamientos según tus criterios. No permitas que el materialismo y las prisas cotidianas me mantengan lejos de tu amor. Fortalece en mi corazón la semilla que tú sembraste en el bautismo para que para que crezca en mi alma la vida de gracia. Y Ayúdame a acercar a otros a participar de este don con el ejemplo de mi vida diaria. Así sea.


¿Para que fin nos ha creado Dios?, se pregunta la tradición catequética. E iluminados por la gran fe de la Iglesia, tenemos que repetir pequeños y grandes, estas palabras u otras semejante: Dios nos ha creado para conocerlo y amarlo en esta vida y gozar de él eternamente (Juan Pablo II CATEQUESIS DE DICIEMBRE DE 1986)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Miguel Escobar 

    FELIZ DÍA DE SAN JOSÉ OBRERO - 1 DE MAYO - OREMOS


    SAN JOSÉ OBRERO, SANTO, 1 DE MAYO



    José Obrero, Santo
    Obrero
    Mayo 1

    Se cristianizó una fiesta que había sido hasta el momento la ocasión anual del trabajador para manifestar sus reivindicaciones, su descontento y hasta sus anhelos. Fácilmente en las grandes ciudades se observaba un paro general y con no menos frecuencia se podían observar las consecuencias sociales que llevan consigo la envidia, el odio y las bajas pasiones repetidamente soliviantadas por los agitadores de turno. En nuestro occidente se aprovechaba también ese momento para lanzar reiteradas calumnias contra la Iglesia que era presentada como fuerza aliada con el capitalismo y consecuentemente como el enemigo de los trabajadores. 

    Fue después de la época de la industrialización cuando toma cuerpo la fiesta del trabajo. Las grandes masas obreras han salido perjudicadas con el cambio y aparecen extensas masas de proletarios. También hay otros elementos que ayudan a echar leña al fuego del odio: la propaganda socialista-comunista de la lucha de clases. 

    Era entonces una fiesta basada en el odio de clases con el ingrediente del odio a la religión. Calumnia dicha por los que, en su injusticia, quizá tengan vergüenza de que en otro tiempo fuera la Iglesia la que se ocupó de prestar asistencia a sus antepasados en la cama del hospital en que murieron; o quizá lanzaron esas afirmaciones aquellos que un tanto frágiles de memoria olvidaron que los cuidados de la enseñanza primera los recibieron de unas monjas que no les cobraban a sus padres ni la comida que recibían por caridad; o posiblemente repetían lo que oían a otros sin enterarse de que son la Iglesia aquellas y aquellos que, sin esperar ningún tipo de aplauso humano, queman sus vidas ayudando en todos los campos que pueden a los que aún son más desafortunados en el ancho mundo, como Calcuta, territorios africanos pandemiados de sida, o tierras americanas plenas de abandono y de miseria; allí estuvieron y están, dando del amor que disfrutan, ayudando con lo que tienen y con lo que otros les dan, consolando lo que pueden y siendo testigos del que enseñó que el amor al hombre era la única regla a observar. Y son bien conscientes de que han sido siempre y son hoy los débiles los que están en el punto próximo de mira de la Iglesia. Quizá sean inconscientes, pero el resultado obvio es que su mala propaganda daña a quien hace el bien, aunque con defectos, y, desde luego, deseando mejorar. 

    El día 1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José Obrero. Una fiesta bien distinta que ha de celebrarse desde el punto de partida del amor a Dios y de ahí pasar a la vigilancia por la responsabilidad de todos y de cada uno al amplísimo y complejo mundo de la relación con el prójimo basada en el amor: desde el trabajador al empresario y del trabajo al capital, pasando por poner de relieve y bien manifiesta la dignidad del trabajo -don de Dios- y del trabajador -imagen de Dios-, los derechos a una vivienda digna, a formar familia, al salario justo para alimentarla y a la asistencia social para atenderla, al ocio y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la colectividad y se aviva también la responsabilidad política del gobernante. Todo esto incluye ¡y mucho más! la doctrina social de la Iglesia porque se toca al hombre al que ella debe anunciar el Evangelio y llevarle la Salvación; así mantuvo siempre su voz la Iglesia y quien tenga voluntad y ojos limpios lo puede leer sin tapujos ni retoques en Rerum novarum, Mater et magistra, Populorum progressio, Laborem exercens, Solicitudo rei socialis, entre otros documentos. Dar doctrina, enseñar donde está la justicia y señalar los límites de la moral; recordar la prioridad del hombre sobre el trabajo, el derecho a un puesto en el tajo común, animar a la revisión de comportamientos abusivos y atentatorios contra la dignidad humana... es su cometido para bien de toda la humanidad; y son principios aplicables al campo y a la industria, al comercio y a la universidad, a la labor manual y a la alta investigación científica, es decir, a todo el variadísimo campo donde se desarrolle la actividad humana. 

    Nada más natural que fuera el titular de la nueva fiesta cristiana José, esposo de María y padre en funciones de Jesús, el trabajador que no lo tuvo nada fácil a pesar de la nobilísima misión recibida de Dios para la Salvación definitiva y completa de todo hombre; es uno más del pueblo, el trabajador nato que entendió de carencias, supo de estrecheces en su familia y las llevó con dignidad, sufrió emigración forzada, conoció el cansancio del cuerpo por su esfuerzo, sacó adelante su responsabilidad familiar; es decir, vivió como vive cualquier trabajador y probablemente tuvo dificultades laborales mayores que muchos de ellos; se le conoce en su tiempo como José «el artesano» y a Jesús se le da el nombre descriptivo de «el hijo del artesano». Y, por si fuera poco, los designios de Dios cubrían todo su compromiso. 

    Fiesta sugiere honra a Dios, descanso y regocijo. Pues, ánimo. Honremos a Dios santificando el trabajo diario con el que nos ganamos el pan, descansemos hoy de la labor y disfrutemos la alegría que conlleva compartir lo nuestro con los demás. 

    JUEVES EUCARÍSTICO


    miércoles, 30 de abril de 2014

    ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO EN BUSCA DE UN TRABAJO


    ORACIÓN A SAN JOSÉ OBRERO 
    EN BUSCA DE UN TRABAJO


    ¡Oh bendito Patriarca san José!,
    insigne protector de todo aquel que lo solicita,
    modelo de hombre justo y paciente,
    ejemplo de virtud y santidad;
    varón dotado de un alma tan pura
    y un enorme corazón bondadoso
    que con fe aceptaste los designios de Dios,
    y por amor fuiste el más fiel esposo
    de la madre del Señor.


    Glorioso san José obrero,
    que con el sudor de tu frente
    y tus fuertes manos trabajadoras,
    proporcionaste sustento a tu Familia,
    en esta ocasión acudo con plena confianza a ti
    para que a través de tu Santa Esposa,
    la Inmaculada Virgen María,
    y por el amor dulce y paternal que demostraste
    a nuestro Señor Jesucristo,
    me asistas en esta gran necesidad
    que hoy me desespera y agobia,
    acudo a ti para que me ayudes a conseguir
    un trabajo digno y bien remunerado,
    que me permita cubrir las necesidades de mi hogar,
    un trabajo que me fortalezca como ser humano,
    me sirva de relación con Dios nuestro Creador
    y que sea un medio propicio para mi santificación.


    San José bondadoso,
    intercede ante Dios para que pueda obtener
    lo que humildemente y de corazón te solicito:


    (hacer la petición)


    San José obrero, santo mío
    por tu poderosa mediación
    alcánzame de mi Dios y Señor
    lo que tan urgente necesito,
    y enséñame a amarle y servirle
    como tú siempre lo hiciste.


    Bienaventurado san José
    concédeme también tu perpetua protección,
    a fin de que, animado por tu ejemplo y asistencia,
    pueda vivir santamente y piadosamente morir,
    y alcanzar la eterna beatitud de la Patria Celestial.

    LA ESPERANZA Y EL GOZO DE LOS DOS PAPA SANTOS

    Autor: SS Francisco | Fuente: Catholic.net
    La esperanza y el gozo de los dos papas santos
    La misericordia divina siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama.
     
    La esperanza y el gozo de los dos papas santos
    Homilía del Papa Francisco en la misa de canonización del Papa Juan XXIII y Juan pablo II


    En el centro de este domingo, con el que se termina la octava de pascua, y que san Juan Pablo II quiso dedicar a la Divina Misericordia, están las llagas gloriosas de Cristo resucitado.

    Él ya las enseñó la primera vez que se apareció a los apóstoles la misma tarde del primer día de la semana, el día de la resurrección. Pero Tomás aquella tarde, como hemos escuchado, no estaba; y, cuando los demás le dijeron que habían visto al Señor, respondió que, mientras no viera y tocara aquellas llagas, no lo creería. Ocho días después, Jesús se apareció de nuevo en el cenáculo, en medio de los discípulos: Tomás también estaba; se dirigió a él y lo invitó a tocar sus llagas. Y entonces, aquel hombre sincero, aquel hombre acostumbrado a comprobar personalmente las cosas, se arrodilló delante de Jesús y dijo: «Señor mío y Dios mío» (Jn 20,28).

    Las llagas de Jesús son un escándalo para la fe, pero son también la comprobación de la fe. Por eso, en el cuerpo de Cristo resucitado las llagas no desaparecen, permanecen, porque aquellas llagas son el signo permanente del amor de Dios por nosotros, y son indispensables para creer en Dios. No para creer que Dios existe, sino para creer que Dios es amor, misericordia, fidelidad. San Pedro, citando a Isaías, escribe a los cristianos: «Sus heridas nos han curado» (1 P 2,24; cf. Is 53,5).

    San Juan XXIII y san Juan Pablo II tuvieron el valor de mirar las heridas de Jesús, de tocar sus manos llagadas y su costado traspasado. No se avergonzaron de la carne de Cristo, no se escandalizaron de él, de su cruz; no se avergonzaron de la carne del hermano (cf. Is 58,7), porque en cada persona que sufría veían a Jesús. Fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia.

    Fueron sacerdotes y obispos y papas del siglo XX. Conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron. En ellos, Dios fue más fuerte; fue más fuerte la fe en Jesucristo Redentor del hombre y Señor de la historia; en ellos fue más fuerte la misericordia de Dios que se manifiesta en estas cinco llagas; más fuerte, la cercanía materna de María.

    En estos dos hombres contemplativos de las llagas de Cristo y testigos de su misericordia había «una esperanza viva», junto a un «gozo inefable y radiante» (1 P 1,3.8). La esperanza y el gozo que Cristo resucitado da a sus discípulos, y de los que nada ni nadie les podrá privar. La esperanza y el gozo pascual, purificados en el crisol de la humillación, del vaciamiento, de la cercanía a los pecadores hasta el extremo, hasta la náusea a causa de la amargura de aquel cáliz. Ésta es la esperanza y el gozo que los dos papas santos recibieron como un don del Señor resucitado, y que a su vez dieron abundantemente al Pueblo de Dios, recibiendo de él un reconocimiento eterno.

    Esta esperanza y esta alegría se respiraba en la primera comunidad de los creyentes, en Jerusalén, de la que hablan los Hechos de los Apóstoles (cf. 2,42-47), como hemos escuchado en la segunda Lectura. Es una comunidad en la que se vive la esencia del Evangelio, esto es, el amor, la misericordia, con simplicidad y fraternidad.

    Y ésta es la imagen de la Iglesia que el Concilio Vaticano II tuvo ante sí. Juan XXIII yJuan Pablo II colaboraron con el Espíritu Santo para restaurar y actualizar la Iglesia según su fisionomía originaria, la fisionomía que le dieron los santos a lo largo de los siglos. No olvidemos que son precisamente los santos quienes llevan adelante y hacen crecer la Iglesia. En la convocatoria del Concilio, san Juan XXIII demostró una delicada docilidad al Espíritu Santo, se dejó conducir y fue para la Iglesia un pastor, un guía-guiado, guiado por el Espíritu. Éste fue su gran servicio a la Iglesia; por eso me gusta pensar en él como el Papa de la docilidad al Espíritu santo.

    En este servicio al Pueblo de Dios, san Juan Pablo II fue el Papa de la familia. Él mismo, una vez, dijo que así le habría gustado ser recordado, como el Papa de la familia. Me gusta subrayarlo ahora que estamos viviendo un camino sinodal sobre la familia y con las familias, un camino que él, desde el Cielo, ciertamente acompaña y sostiene.

    Que estos dos nuevos santos pastores del Pueblo de Dios intercedan por la Iglesia, para que, durante estos dos años de camino sinodal, sea dócil al Espíritu Santo en el servicio pastoral a la familia. Que ambos nos enseñen a no escandalizarnos de las llagas de Cristo, a adentrarnos en el misterio de la misericordia divina que siempre espera, siempre perdona, porque siempre ama. 

    FLORECILLAS A LA VIRGEN MARÍA - MEDITACIONES DIARIAS DEL MES DE MAYO - 1 AL 10 DE MAYO



    FLORECILLAS A LA VIRGEN MARÍA
    MEDITACIONES DIARIAS PARA EL MES DE MAYO

    Introducción

    parte 1  

     La Iglesia ha dedicado el mes de mayo a María, a la dulce Reina de nuestras vidas, es por eso que comenzando con una simple oración le regalamos nuestro corazón:

    Oh María, oh dulcísima, oh dueña mía!. Vengo a entregarte lo poco que poseo yo, pues sólo tuyo soy para que lo pongas en oblación ante el Trono de nuestro Señor. Te doy mi voluntad, para que no exista más y sea siempre la Voluntad del Padre Celestial.

    Cada día del mes de mayo tiene que ser una flor para María. Por eso le regalaremos en cada jornada de su mes una meditación, una oración, una decena del Santo Rosario y una florecilla. De este modo iremos formando un ramo de flores para nuestra Reina del Cielo que nuestros ángeles custodios le llevarán en actitud de veneración. 


    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Jueves 1 de mayo del 2014: Santa María
    Fiesta de San José Obrero, su castisimo esposo.


    Meditación: “El nombre de la Virgen era María” (Lucas 1,27). Según la tradición cristiana a la Santísima Virgen le impusieron ese nombre por especial designio de Dios, significando en arameo Señora, en hebreo Hermosa y en egipcio Amada de Dios. 

    Oración: ¡Oh hermosa Señora, nos alegramos en tu Hijo Resucitado ya que Dios te ha amado tanto para hacerte Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre de Su Hijo!. Amén.
    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Hacer un especial examen de conciencia por la noche, antes de ir a dormir .

    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Viernes 2 de mayo del 2014: Lirio Perfecto de Dios

    Meditación: “Hágase en mi según Tu Palabra”. “El que haga la Voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre” (Marcos 3,35). María cumplió como nadie la Voluntad de Dios. Esto vale más que todos los demás dones suyos, sean cualidades humanas o gracias espirituales. Del mismo modo, por cumplir la Voluntad del Padre, Jesús sufre Su Pasión y Muerte, alcanzándonos la Redención. 

    Oración: ¡Oh María, Preciosísima, Cáliz de Amor!. Te ofrecemos nuestro corazón para que lo guardes junto a vos, uniéndolo al de tu Hijo Dios, como entrega de amor. Amén.
    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Prontitud y alegría para el trabajo, empezando por levantarme sin pereza y agradeciendo a Dios por un nuevo día.



    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Sábado 3 de mayo del 2014: Madre de Dios
    Fiesta de nuestra Señora del Valle.

    Meditación: “Por ser su Hijo Dios, María es Madre de Dios” (Lucas 1,3-5). Dios nos amó tanto que no sólo nos entregó a Su Hijo sino que nos dio a Su Madre. “Cuando llegó la plenitud del tiempo, Dios envió a Su Hijo nacido de Mujer…para que recibiésemos la adopción de Hijos de Dios” (Gálatas 4,5). Este es el maravilloso final del Plan del Padre y el sublime oficio de María, hacernos hijos de Dios, uno en Dios.

    Oración: ¡Oh María, te agradecemos el regalo que nos ha hecho nuestro Dios amado, ponernos en tus hermosas manos para hacernos santos. Amén.

    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Examinar mi devoción a la Virgen y cómo la practico.





    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Domingo 4 de mayo del 2014: Madre de Cristo

    Meditación: “De Ella nació Jesús, llamado el Cristo” (Mateo 1,16). Jesús significa Salvador, y es el Cristo, es decir el Ungido, el Mesías enviado por Dios para la Salvación de Su pueblo. Y Su Madre, Madre de Cristo, del Ungido, ha sido asociada a Su Empresa Redentora. Ella es Corredentora con su amor y su dolor. También Cristo nos llama a cada uno a participar en Su grandiosa Empresa de salvar a todos los hombres.

    Oración: ¡Oh Madre de Dios, oh Madre del dolor!. Como Corredentora que sos, imprime en nuestro corazón las Llagas del Señor, para participar de la Fiesta de la Salvación. Amén.

    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Examinar y renovar mi consagración a Cristo y a Su Sagrado Corazón.





    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Lunes 5 de mayo del 2014: Madre de la Divina Gracia
    Fiesta de Nuestra Señora de la Gracia

    Meditación: “Mujer, ahí tienes a tu hijo, después dijo al discípulo, he ahí a tu Madre” (Juan 19,26-27). Madre no sólo adoptiva sino que nos da la Vida, nos da a Cristo, más exactamente nos da la gracia santificante, la vida sobrenatural, algo físico y real que consiste en la unión con Cristo.

    Oración: ¡Oh Madre de la Divina Gracia, que nos llevas a la Vida!. Muéstranos como Manantial de Gracia el camino hacia la verdadera Patria. Tu, llena de Gracia, sed la Salvación de nuestras pobres almas. Amén.
    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Poner los medios para estar en gracia de Dios.



    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Martes 6 de mayo del 2014: Madre Inmaculada

    Meditación: “Alégrate, la llena de Gracia, el Señor está contigo” (Lucas 1,28). Gracia plena, es María; siempre estuvo llena de Gracia, por lo que no tiene mancha de pecado. Nunca se halló privada de la Gracia sobrenatural y santificante de Dios, pues Ella sería el Vaso Puro que llevaría al mismo Dios. Así se presentó en Lourdes como la Inmaculada Concepción, título que por Dogma la misma Iglesia le había reconocido.

    Oración: ¡Oh María, Gracia plena!. Permítenos que nos alegremos con vos ya que el Señor te eligió y nos regaló tu Corazón, para que pongamos en El el nuestro como ofrenda al Dios Eterno. Amén.

    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Cómo debo guardar la pureza de pensamientos y de obras.




    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Miércoles 7 de mayo del 2014: Madre amable

    Meditación: “Cómo se me concede que venga a mí la Madre de Mi Señor” (Lucas 1,43). María es diligente y amorosa, consuela, ayuda, fortalece, sirve…igual que su Hijo. “Amaos los unos a los otros como Yo os he amado”. A cada uno pedirá Dios cuenta de nuestros prójimos; nadie está tan aislado que pueda labrarse, abstrayéndose de toda otra alma, su propia salvación. Busquemos dar amor, consolando afligidos, visitando enfermos, corrigiendo con dulzura a los que se equivocan, siendo a semejanza de María con humildad y amor testimonios del Amor. “Ora y labora”.

    Oración: ¡Oh tierno Corazón de María!. Haz que tus hijos demuestren a todos lo que es el Amor, lo que es el Señor en nosotros, para servir y siempre decirte si. Amén.
    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Procurar ser amable con los demás.







    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Jueves 8 de mayo del 2014: Virgen prudentísima
    Fiesta de Nuestra Señora de Luján

    Meditación: “Se turbó, preguntándose qué podría ser éste saludo” (Lucas 1,29). Prudentísima porque turbada calló, porque obedeció, porque creyó y supo entregarse como esclava de Dios. ¡Qué modelo para nuestra locuacidad, nuestra poca fe y nuestro orgullo!. “Las vírgenes prudentes llenaron sus lámparas de aceite” (Mateo 25,4). María la llenó con fe. “Feliz porque haz creído”. La llenó con amor. “Mi Amado es mío y yo soy suya” (Cantar de los cantares 2,16). La llenó de esperanza. “Guardaba todas las Palabras de Jesús en su Corazón” (Lucas 2,51). 

    Oración: ¡Oh Virgen de Luján que señalas el camino de nuestro peregrinar!. Haz que la prudencia de tu Corazón la cultivemos también hoy, para que nuestras lámparas se aviven con una ardiente llama de fe, el pabilo de la esperanza y el aceite del Amor, como verdaderos templos de Dios. Amén.

    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).


    Florecilla para este día: Reflexionar sobre si cumplo lo que Dios quiere de mi, si hago Su Voluntad, o la mía.



    FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Viernes 9 de mayo del 2014: Madre del buen consejo

    Meditación: María nos aconsejó en las bodas de Caná, “Haced lo que El os diga” (Juan 2,5), y nos lo vuelve a dictar. ¿Qué quiere Cristo de mi?. ¿Lo podemos seguir cuando nos dice “deja todo y sígueme?”. 
    “Hijo, ¿por qué nos haz hecho esto?” (Lucas 2,48). Cristo tenía que mostrarnos ante todo más el amor a Dios que el de la familia. ¡Pero cuántas veces abandonamos a nuestra Madre por amores, caprichos, vanidades y miedos!.

    Oración: ¡Oh dulce consejera del alma, oh hermosa Esclava!. Entrega a Dios nuestra alma para que se haga santa, que abramos nuestros oídos y seamos hijos solícitos. Amén.
    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Ser un verdadero Cristo al aconsejar a mi hermano.


     FLORECILLAS A MARIA
    Flor del Sábado 10 de mayo del 2014: Virgen digna de alabanza

    Meditación: “Bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1,42). “Mi alma engrandece al Señor” (Lucas 1,46). Cuando cumplimos la profecía de llamarla Bienaventurada, hablamos de las maravillas que hizo en Ella el Todopoderoso. Unimos nuestra voz a la suya, alabando perpetuamente al Señor. Imitemos a María agradecida, a María serena, a María llena de sacrificio, a María alegre, a María confiada, a María llena de Gracia y fortaleza para cumplir así nuestra misión en la tierra.

    Oración: ¡Oh Madre!, que te hiciste la más pequeña, siendo realmente excelsa, enséñame a amarte, a alabarte y a agradarte del mismo modo en que vos lo hiciste con el Señor, para que también nosotros lleguemos a El. Amén.
    Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

    Florecilla para este día: Ser pequeños y humildes como María nos pide, para crecer en la Gracia.

    BESAR EL ALMA


    BESAR EL ALMA

    El alma no crece en los árboles, sin embargo se nutre de nuestro entorno, como el cuerpo de la comida. El alma necesita ser alimentada con visiones hermosas, palabras que llenen ... o por quien sabe besar el alma.
    Besar el alma es saber tener paciencia, comprensión, y nunca juzgar a nadie, simplemente aceptar las personas como son ...

    Besar el alma es abrazarse cuando hay soledad, cuando se está triste ... sin decir nada, solo sostenerse con ese abrazo de apoyo.

    Besar el alma, es sentarse juntos cuando no hay necesidad de hablar, cuando solo hace falta el silencio , al no hacer preguntas ...

    Besar el alma, es sentir otras manos que dan apoyo fortaleciendo esa esperanza de vida y de compañía.

    Besar el alma, es decir un te quiero con la mirada ...

    Besar el alma.... es fácil , solo basta que decidamos bajar del pedestal del orgullo que muchas veces nos rodea y nos consume.

    Besar el alma... cuantos de nosotros necesitamos de ese beso en el alma que nunca llega?

    ESTA ES TU VIDA



    Esta es tu vida.

    Esta es tu vida.

    Ten confianza en ti.

    Usa el poder de escoger lo que deseas hacer y hazlo bien.

    Usa el poder de amar lo que deseas en la vida y ámalo con fidelidad.

    Usa el poder de caminar en un bosque y ser parte de la naturaleza.

    Usa el poder de controlar tu propia vida.

    Nadie puede hacerlo por ti.

    Nada es demasiado bueno para ti. Tú te mereces lo mejor.

    Usa el poder de hacer que tu vida sea sana, emocionante, completa y muy feliz.

    Usa el poder de crear tus propios sueños y convertirlos en realidad.

    Autora: Susan Polis Schutz

    MUERTE, JUICIO, INFIERNO Y PARAÍSO

    Autor: Guillermo Juan Morado | Fuente: Catholic.net
    Muerte, juicio, infierno y paraíso
    Los contenidos de la fe cristiana referidos a las realidades últimas tienen por finalidad sostener de manera fundada nuestra esperanza
     
    Muerte, juicio, infierno y paraíso
    Muerte, juicio, infierno y paraíso
    Recuerdo una parroquia romana que, sobre la puerta que da acceso al templo, tiene instalado un cartel luminoso, en el que lucen distintos mensajes. Cuando uno pasa por delante, o cuando el autobús urbano se detiene ante los semáforos situados a la altura de esa iglesia, la mirada – casi sin proponérselo – tiende a posarse en el letrero de fondo negro y letras rojas que, con periodicidad variable, repite, para asombro del viandante, diversos puntos de la doctrina cristiana. Por una larga temporada podía leerse el siguiente anuncio: “I novissimi: morte, giudizio, inferno e paradiso” (los “novísimos” son cuatro: muerte, juicio, infierno y paraíso”).

    Quizá convendría situar en algún punto de nuestras ciudades un cartel semejante que recordarle, a quien quisiera leerlo, los puntos centrales del Credo. Podría ser un primer paso para, después, remitir a alguna bibliografía más profunda; por ejemplo, al Catecismo de la Iglesia Católica. Y no por un proselitismo mal entendido, ni por ganar adeptos, sino simplemente por divulgación religioso-cultural, a fin de enseñar al que no sabe y contribuir a evitar, en lo posible, la frivolidad a la hora de opinar sobre los contenidos de la fe cristiana. Y es que la frivolidad es mala consejera en casi todo, y como escribía G. von Le Fort, el parloteo irreverente sobre “aquellas cosas que sólo deberían decirse de rodillas y con la devoción más profunda produce casi siempre embotamiento y daño”.

    Por lo visto hay quien no distingue, o no quiere distinguir, entre fondo y forma, entre contenido esencial y representación simbólica. Lo seres humanos necesitamos imaginar de algún modo las realidades a las que remiten las palabras y los conceptos. Sin la imagen, la aprehensión de las cosas es puramente “nocional”; es decir, alejada de nuestra concreta experiencia vital y, por ello mismo, fría y lejana, incapaz de movilizar los afectos y de incidir en la conducta.

    Resulta lógico que los cristianos elaboremos imágenes que nos ayuden a captar intuitivamente el significado de términos como “cielo” o “infierno”. La imagen puede variar, y de hecho varía, a lo largo de la historia. La razón del cambio, o de la movilidad, la encontramos en la historicidad de la experiencia y del conocer humanos. Si en otro tiempo el infierno, por poner un ejemplo, se representaba como una caldera ardiente, en la que los condenados eran atormentados por los demonios, hoy en día, sin que ello suponga ningún cambio esencial, la misma realidad es pensada como un estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los demás. Concebimos en términos personales y relacionales lo que, en otras épocas, se representaba con ayuda de conceptos figurativos, físicos y espaciales.

    Se trata, ni más ni menos, del carácter analógico del lenguaje. Las palabras y los conceptos no agotan la realidad; únicamente son medios más o menos “adecuados” para poder conocerla y comprenderla. Si esta ley de la analogía tiene su aplicación en todo ámbito del lenguaje, mucho más debemos tenerla en cuenta a la hora de pensar lo que “ni ojo vio ni oído oyó”. Los contenidos de la fe cristiana referidos a las “realidades últimas” – a la muerte, al juicio, al infierno y al paraíso – no tienen por finalidad satisfacer nuestra curiosidad, sino sostener de manera fundada nuestra esperanza.

    El lenguaje del Papa tiene la “movilidad” propia del lenguaje humano y, por tanto, del lenguaje en el que se expresa la fe. El problema está en algunos oyentes e intérpretes de su mensaje. De asuntos que conciernen a la religión parecen obstinarse en mantener – sin mayor profundización – las cuatro cosas que quizá (mal) aprendieron de pequeños, sin pararse a pensar, ya siendo adultos, acerca de su alcance y significado.

    Se puede compartir o no la fe; creer o no creer. De todos modos, el Cristianismo merece respeto y no resulta apto para la frivolización. Permanecer “inmóviles” en los tópicos de la infancia – o de la ideología – es negarse a aprender. Y, de paso, imposibilitarse quizá para comprender a los que piensan y creen de modo distinto. 

    AMIGO...


    Amigo.

    Te amo no sólo por lo que eres,
    sino por lo que soy cuando estoy contigo.
    Te amo no sólo por lo que has hecho de tí mismo,
    sino por lo que estás haciendo de mí.
    Te amo porque has hecho más de lo que cualquier
    credo logró para hacerme bueno y más
    de lo que los afanes de cualquier fe
    hicieron para hacerme feliz.
    Lo has hecho sin tocarme,
    sin una palabra,
    sin una señal.

    Lo has hecho siendo tú mismo.
    Quizá, después de todo,
    eso es lo que significa ser Amigo.

    EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 30 DE ABRIL DEL 2014

    Autor: P. Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net
    Dios mandó a su Hijo para salvar al mundo
    Juan 3, 16-21. Pascua. No acabamos de darnos cuenta de lo que significa este amor de Dios, inmenso, gratuito, desinteresado, un amor hasta el extremo.
     
    Dios mandó a su Hijo para salvar al mundo
    Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21

    Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios. Y el juicio está en que vino la luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean censuradas sus obras. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»

    Oración introductoria

    Jesús, pongo toda mi libertad en tus manos para que Tú me guíes hacia esa luz que me aleje de las tinieblas. Dedico tiempo al radio, a la música, a la televisión, a los mensajes que me llegan por internet, etc., en vez de buscar con ahínco más y mejor tiempo para mi oración.

    Petición

    Dios mío, haz que me dé cuenta que lo primero que tengo que buscar en mi día y en mi corazón es tu luz, tu verdad, tu voz de suave y firme Pastor.

    Meditación del Papa Francisco

    Este es el camino de la historia del hombre: un camino para encontrar a Jesucristo, el Redentor, que da la vida por amor. En efecto, Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de Él. Este árbol de la Cruz nos salva, a todos nosotros, de las consecuencias de ese otro árbol, donde comenzó la autosuficiencia, el orgullo, la soberbia de querer conocer –nosotros-, todo, según nuestra mentalidad, de acuerdo con nuestros criterios, incluso de acuerdo a la presunción de ser y de llegar a ser los únicos jueces del mundo. Esta es la historia del hombre: desde un árbol a otro.
    En la cruz está la historia de Dios, para que podamos decir que Dios tiene una historia. Es un hecho que Dios ha querido asumir nuestra historia y caminar con nosotros: se ha abajado haciéndose hombre, mientras nosotros queremos alzarnos, y tomó la condición de siervo, haciéndose obediente hasta la muerte en la Cruz, para levantarnos:
    ¡Dios hace este camino por amor! No hay otra explicación: solo el amor hace estas cosas... (Cf. S.S. Francisco, 14 de septiembre de 2013, homilía en capilla de Santa Marta).

    Reflexión

    La oscuridad nos inquieta. La luz, en cambio, nos da seguridad.

    En la oscuridad no sabemos dónde estamos. En la luz podemos encontrar un camino. En pocas líneas, el Evangelio nos presenta los dos grandes misterios de nuestra historia.

    Por un lado, "tanto amó Dios al mundo". Sin que lo mereciéramos, nos entregó lo más amado. Aún más, se entregó a sí mismo para darnos la vida. Cristo vino al mundo para iluminar nuestra existencia.

    Y en contraste, "vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz". No acabamos de darnos cuenta de lo que significa este amor de Dios, inmenso, gratuito, desinteresado, un amor hasta el extremo.

    El infinito amor de Dios se encuentra con el drama de nuestra libertad que a veces elige el mal, la oscuridad, aún a pesar de desear ardientemente estar en la luz. Pero precisamente, Cristo no ha venido para condenar sino para salvarnos. Viene a ser luz en un mundo entenebrecido por el pecado, quiere dar sentido a nuestro caminar.

    Obrar en la verdad es la mejor manera de vivir en la luz. Y obrar en la verdad es vivir en el amor. Dejarnos penetrar por el amor de Dios "que entregó a su Hijo unigénito", y buscar corresponderle con nuestra entrega.

    Propósito

    Que mi testimonio de vida, coherente con la Palabra de Dios, ilumine el camino de los demás.

    Diálogo con Cristo

    Gracias, Señor, por darme la luz para saber tomar el camino que me lleve a la santidad. Ciertamente ese camino no es el más fácil, ni ante los ojos humanos el más bonito o agradable. Es más, hay un temor interno que no me deja abandonarme totalmente en tu providencia, un espíritu controlador que no logro dominar fácilmente. Pero qué maravilla saber que Tú, a pesar de mis apegos, me sigues amando, perdonando, realmente quiero corresponder a tanto amor. 

    ORACIÓN INICIAL DEL MES DE MAYO, DEDICADO A LA VIRGEN MARÍA


    ORACIÓN INICIAL DEL MES DE MAYO, 
    DEDICADO A LA VIRGEN MARÍA.

    ¡Oh María!, durante el bello mes a Ti consagrado, todo resuena con tu nombre y alabanza.

    Tu santuario resplandece con nuevo brillo, y nuestras manos te han elevado un trono de gracia y de amor, desde donde presides nuestras fiestas y escuchas nuestras oraciones y votos.

    Para honrarte, hemos esparcido frescas flores a tus pies, y adornado tu frente con guirnaldas y coronas. Mas, ¡oh María!, no te das por satisfecha con estos homenajes. 

    Hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y coronas que no se marchitan. Éstas son las que Tú esperas de tus hijos, porque el más hermoso adorno de una madre es la piedad de sus hijos,
    y la más bella corona que pueden depositar a sus pies, es la de sus virtudes.

    Sí, los lirios que Tú nos pides son la inocencia de nuestros corazones. Nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes consagrado a tu gloria, ¡Oh Virgen Santa!, en conservar
    nuestras almas puras y sin manchas, y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas aun la sombra misma del mal.

    La rosa, cuyo brillo agrada a tus ojos, es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos.

    Nos amaremos, pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia, cuya Madre eres, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal.

    En este mes bendito, procuraremos cultivar en nuestros corazones la humildad, modesta flor que te es tan querida, y con tu auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos,
    pacientes y esperanzados.

    ¡Oh María!, haz producir en el fondo de nuestros corazones todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den al fin frutos de gracia, para poder ser algún día dignos hijos de la más Santa y la mejor de las Madres, Amén.

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