sábado, 21 de septiembre de 2013

ANÉCDOTAS DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA

ANÉCDOTAS DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA


¡Cuida por dónde caminas!

Un hombre fue a San Giovanni Rotondo para conocer al Padre Pío pero era tal la cantidad de gente que había que tuvo que volverse sin ni siquiera poder verlo. Mientras se alejaba del convento sintió el maravilloso perfume que emanaba de los estigmas del padre y se sintió reconfortado. 
Unos meses después, mientras caminaba por una zona montañosa, sintió nuevamente el mismo perfume. Se paró y quedó extasiado por unos momentos inhalando el exquisito olor. Cuando volvió en sí, se dio cuenta que estaba al borde de un precipicio y que si no hubiera sido por el perfume del padre hubiera seguido caminando... Decidió ir inmediatamente a San Giovanni Rotondo a agradecer al Padre Pío. Cuando llegó al convento, el Padre Pío, el cual jamás lo había visto, le gritó sonriendo:- “¡Hijo mío! ¡Cuida por dónde caminas!”.

Debajo del colchón

Una señora sufría de tan terribles jaquecas que decidió poner una foto del Padre Pío debajo de su almohada con la esperanza de que el dolor desaparecería. Después de varias semanas el dolor de cabeza persistía y entonces su temperamento italiano la hizo exclamar fuera de sí: -“Pues mira Padre Pío, como no has querido quitarme la jaqueca te pondré debajo del colchón como castigo”. Dicho y hecho. Enfadada puso la fotografía del padre debajo de su colchón. 
A los pocos meses fue a San Giovanni Rotondo a confesarse con el padre. Apenas se arrodilló frente al confesionario, el padre la miró fijamente y cerró la puertecilla del confesionario con un soberano golpe. La señora quedó petrificada pues no esperaba semejante reacción y no pudo articular palabra. A los pocos minutos se abrió nuevamente la puertecilla del confesionario y el padre le dijo sonriente: “No te gustó ¿verdad? ¡Pues a mí tampoco me gustó que me pusieras debajo del colchón!”.

Los consejos del Padre Pío

Un sacerdote argentino había oído hablar tanto sobre los consejos del Padre Pío que decidió viajar desde su país a Italia con el único objeto de que el padre le diera alguna recomendación útil para su vida espiritual. Llegó a Italia, se confesó con el padre y se tuvo que volver sin que el padre le diera ningún consejo. El padre le dio la absolución, lo bendijo y eso fue todo. Llegó a la Argentina tan desilusionado que se desahogaba contando el episodio a todo el mundo. “No entiendo por qué el padre no me dijo nada”, decía, “¡y yo que viajé desde la Argentina sólo para eso!” “-El Padre Pío lee las consciencias y sabía que yo había ido con la esperanza de que me diera alguna recomendación”, etc, etc. Así se quejaba una y otra vez hasta que sus fieles le empezaron a preguntar: “Padre, ¿está seguro que el padre Pío no le dijo nada?¿no habrá hecho algún gesto, algo fuera de lo común??”. Entonces el sacerdote se puso a pensar y finalmente se acordó que el Padre Pío sí había hecho algo un poco extraño. “-Me dio la bendición final haciendo la señal de la cruz sumamente despacio, tan despacio que yo pensé: ¿es que no va a acabar nunca?”, contó a sus fieles. “¡He ahí el consejo!”, le dijeron, “usted la hace tan rápido cuando nos bendice que más que una cruz parece un garabato”. El sacerdote quedó contentísimo con esta forma tan original de aconsejar que tenía el Padre Pío.

El vigilante y los ladrones

“Unos ladrones merodeaban en mi barrio, en Roma, y esto me impedía ir a visitar al Padre Pío. Al final me decidí después de haber hecho un pacto mental con él: “Padre, yo iré a visitarte si tú me cuidas la casa...”. 
Una vez en San Giovanni Rotondo, me confesé con el Padre y al día siguiente, cuando fui a saludarle, me reprendió: “¿Aún estás aquí? ¡Y yo que estoy sudando para sostenerte la puerta!”.
Me puse de viaje inmediatamente, sin haber comprendido qué había querido decirme. Habían forzado la cerradura, pero en casa no faltaba nada.”

Niños y caramelos

“Hacía tanto tiempo que no iba a visitar al Padre Pío que me sentía obsesionada por la idea de que se hubiera olvidado de mí.
Una mañana, después de haberle confiado, como de costumbre, mi hija bajo su protección, fui a Misa. De regreso, encontré a la pequeña saboreando un caramelo. Sorprendida le pregunté quién le había dado el “melito”, como ella llamaba a los caramelitos, y muy contenta me señaló el retrato del Padre Pío que dominaba sobre el corralito donde dejaba a la pequeña durante mis breves ausencias.
No di ninguna importancia al episodio y no pensé más en él. 
Después de algún tiempo, no logrando sacarme de la cabeza la idea de que el Padre Pío se hubiera olvidado de mí, pude finalmente ir a visitarlo. Inmediatamente después de la confesión, cuando fui a besarle la mano, me dijo riendo: “...¿también tú querías un “melito”?”.

Un calvo

“No había remedios para mi cabello que iba desapareciendo de mi cabeza, y sinceramente me disgustaba quedar calvo. Me dirigí al Padre Pío y le dije: “Padre, ruegue para que no se me caiga el cabello”. 
El Padre en ese momento bajaba por la escalera del coro. Yo lo miraba ansioso esperando una contestación. Cuando estuvo cerca de mí cambió el semblante y con una mirada expresiva señaló a alguien que estaba detrás y me dijo: “Encomiéndate a él”. Me di vuelta. Detrás había un sacerdote completamente calvo, con una cabeza tan brillante que parecía un espejo. Todos nos echamos a reír.

El zapatazo

Una vez un paisano del Padre Pío tenía un fuertísimo dolor de muelas. Como el dolor no lo dejaba tranquilo su esposa le dijo: “¿Por qué no rezas al Padre Pío para que te quite el dolor de muelas?? Mira aquí está su foto, rézale”. El hombre se enojó y gritó furibundo: “¿Con el dolor que tengo quieres que me ponga a rezar???”. Inmediatamente cogió un zapato y lo lanzó con todas sus fuerzas contra la foto del Padre Pío. 
Algunos meses más tarde su esposa lo convenció de irse a confesar con el Padre Pío a San Giovanni Rotondo. Se arrodilló en el confesionario del Padre y, luego de decir todos los pecados que se acordaba, el Padre le dijo: “¿Qué más recuerdas?” “Nada más”, contestó el hombre. “¿¿Nada más?? ¡¿Y qué hay del zapatazo que me diste en plena cara?!.”

El saludo “grande, grande”

Una hija espiritual del Padre Pío se había quedado en San Giovanni Rotondo tres semanas con el único propósito de poder confesarse con él. Al no lograrlo, ya se marchaba para Suiza profundamente triste, cuando se acordó que el Padre Pío daba todos los días la bendición desde la ventana de su celda. Se animó con la idea de que por lo menos recibiría su bendición antes de partir y salió corriendo hacia el convento. Por el camino iba diciendo para sus adentros: “quiero un saludo grande, grande, sólo para mí”. Cuando llegó se encontró con que la gente se había marchado pues el Padre había dado ya su bendición, los había saludado a todos agitando su pañuelo desde su ventana y se había retirado a descansar. Un grupo de mujeres que rezaban el Rosario se lo confirmaron. Era inútil esperar. La señora no se desanimó por eso y se arrodilló con las demás mujeres diciendo para sí: “no importa, yo quiero un saludo grande, grande, sólo para mí”. A los pocos minutos se abrió la ventana de la celda del Padre y éste, luego de dar nuevamente su bendición, se puso a agitar una sábana a modo de saludo en vez de usar su pañuelo. Todos se echaron a reír y una mujer comentó: “-¡Miren, el padre se ha vuelto loco!”. La hija espiritual del padre comenzó a llorar emocionada. Sabía que era el saludo “grande, grande” que había pedido para sí.

Un niño y los caramelos

Un niño, hijo de un guardia civil, deseaba tener un trencito eléctrico desde hacía mucho tiempo. Acercándose la fiesta de Reyes, se dirigió a un retrato del Padre Pío colgado en la pared, y le hizo esta promesa: “Oye, Padre Pío, si haces que me regalen un trencito eléctrico, yo te llevaré un paquete de caramelos”. 
El día de los Santos Reyes el niño recibió el trencito tan deseado. 
Pasado algún tiempo, el niño fue con su tía a San Giovanni Rotondo. El padre Pío, paternal y sonriente, le preguntó: “-Y los caramelos, ¿dónde están?”.

¡Por dos higos!

Una señora devota del Padre Pío comió un día un par de higos de más. Asaltada por los escrúpulos, pues le parecía que había cometido un pecado de gula, prometió que iría en cuánto pudiera a confesarse con el Padre Pío. Al tiempo se dirigió a San Giovanni Rotondo y al final de la confesión le dijo al padre muy preocupada: “Padre, tengo la sensación de que me estoy olvidando de algún pecado, quizá sea algo grave”. El Padre le dijo: “No se preocupe más. No vale la pena. ¡Por dos higos!”.

¿Esperas que me case yo con ella?

El Padre Pío estaba celebrando una boda. En el momento culminante del acto el novio, muy emocionado, no atinaba a pronunciar el “sí” del rito. 
El Padre esperó un poco, procurando ayudarlo con una sonrisa, pero viendo que era en vano todo intento, exclamó con fuerza: “¡¿En fin, quieres decir este “sí” o esperas que me case yo con ella?!”

¡Padre, ruegue por mis hijitos!

Una señora muy devota del Padre Pío nunca se iba a dormir sin haberle encomendado antes a sus hijos. Todos las noches se arrodillaba frente a la imagen del Padre y le decía: “Padre Pío, ruegue por mis hijitos”. Después de tres años de rezar todos los días la misma jaculatoria pudo ir a San Giovanni Rotondo. Cuando vio al Padre le dijo: “Padre, ruegue por mis hijitos”. “Lo sé, hija mía”, le dijo el Padre, “¡hace tres años que me vienes repitiendo lo mismo todos los días!”.

¡Y tú te burlas!

Una devota del Padre Pío se arrodillaba todos los días frente a la imagen del padre y le pedía su bendición. Su marido, a pesar de ser también devoto del padre, se moría de la risa y se burlaba de ella pues consideraba que aquello era una exageración. Todas las noches se repetía la misma escena entre los esposos. Una vez fueron los dos a visitar al Padre Pío y el señor le dijo: “Padre, mi esposa le pide su bendición todas las noches”. “Lo sé”, contestó el Padre, “¡y tú te burlas!”.

Bilocaciones

Padre Pío reza a San Pío X

Una vez el Cardenal Merry del Val contó al Papa Pío XII que había visto al Padre Pío rezando en San Pedro frente a la tumba de San Pío X, el día de la canonización de Santa Teresita. El Papa preguntó al Beato Don Orione qué pensaba del asunto. Don Orione respondió: “Yo también lo vi. Estaba arrodillado rezando a San Pío X. Me miró sonriente y luego desapareció”.

Padre Pío en Uruguay

Monseñor Damiani, obispo uruguayo, fue a San Giovanni Rotondo a confesarse con el padre Pío. Luego de confesarse se quedó unos días en el convento. Una noche se sintió enfermo y llamaron al Padre Pío para que le diera los últimos sacramentos. El padre Pío tardó mucho en llegar y cuando lo hizo le dijo: 
“Ya sabía yo que no te morirías. Volverás a tu diócesis y trabajarás algunos años más para gloria de Dios y bien de las almas”. “Bueno”, contestó Monseñor Damiani, “me iré pero si usted me promete que irá a asistirme a la hora de mi muerte”. El Padre Pío dudó unos instantes y luego le dijo “Te lo prometo”. 
Monseñor Damiani volvió al Uruguay y trabajó durante cuatro años en su diócesis. 
En el año 1941 Monseñor Alfredo Viola festejó sus bodas de plata sacerdotales. Para tal acontecimiento se reunieron todos los obispos uruguayos y algunos argentinos en la ciudad de Salto, Uruguay. Entre ellos estaba Monseñor Damiani, enfermo de angina pectoris. Hacia la medianoche el Arzobispo de Montevideo, luego Cardenal Antonio María Barbieri, se despertó al oír golpear a su puerta. Apareció un fraile capuchino en su habitación que le dijo: “Vaya inmediatamente a ver a Monseñor Damiani. Se está muriendo”. Monseñor Barbieri fue corriendo a la alcoba de Monseñor Damiani, justo a tiempo para que éste recibiera la extremaunción y escribiera en un papel: “Padre Pío..” y no pudo terminar la frase. Fueron muchos los testigos que vieron un capuchino por los corredores. Quedó en el palacio espiscopal de Salto un medio guante del padre Pío que curó a varias personas. 
En 1949 Monseñor Barbieri fue a San Giovanni Rotondo y reconoció en el padre al capuchino que había visto aquella noche, a más de diez mil kilómetros de distancia. El Padre no había salido en ningún momento de su convento. 
Hoy día hay en Salto una gruta que recuerda esta bilocación y desde allí el padre ha hecho varios milagros.

Nos hemos salvado por los pelos aquella tarde ¿eh General?

El General Cardona, después de la derrota de Caporetto, cayó en un estado de profunda depresión y decidió acabar con su vida. Una tarde se retiró a su habitación exigiéndo a su ordenanza que no dejara pasar a nadie. Se dirigió a un cajón, extrajo una pistola y mientras se apuntaba la sien oyó una voz que le decía: “Vamos, General, ¿realmente quiere hacer esta tontería?”. Aquella voz y la presencia de un fraile lo disuadieron de su propósito, dejándolo petrificado. Pero ¿cómo había podido entrar ese personaje en su habitación? Pidió explicaciones a su ordenanza y este le contestó que no había visto pasar a nadie. Años más tarde, el General supo por la prensa que un fraile que vivía en el Gargano hacía milagros. Se dirigió a San Giovanni Rotondo de incógnito y ¡cuál no fue su sorpresa cuando reconoció en el fraile al capuchino que había visto en su habitación! “Nos hemos salvado por los pelos aquella tarde ¿eh General?”, le susurró el Padre Pío.

Amor del Padre Pío por San Pío X y Pío XII

El Padre Pío solía decir que San Pío X era el papa más simpático desde San Pedro hasta nuestros días. “Un verdadero santo”, decía siempre, “la auténtica figura de Nuestro Señor”. Cuando murió San Pío X Padre Pío lloraba como un niño diciendo: “Esta guerra se ha llevado a la víctima más inocente, más pura y más santa: el Papa”, pues corrían rumores que el Santo Padre había ofrecido su vida para salvar a sus hijos del flagelo de la guerra.

Una vez Padre Pío dijo a un sacerdote que iba para Roma: “Dile a su Santidad (Pío XII) que con gusto ofrezco mi vida por él”. Cuando murió Pío XII el Padre Pío también lloraba desconsoladamente. Al día siguiente de la muerte no lloraba más y entonces le preguntaron: “Padre, ¿ya no llora por el Papa?” “No”, contestó el padre, “pues Cristo ya me lo ha mostrado en Su gloria”.


UN CIEGO CON LUZ


UN CIEGO CON LUZ

Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.

Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo.

Entonces, le dice: -¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano?
¡Si tú no ves!
Entonces, el ciego le responde: - Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria.

Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi... No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno mismo y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.

NIÑOS MALHABLADOS


Autor: Javier Ferrer | Fuente: sontushijos.org 
Niños malhablados
Es necesario, en todo momento, que los padres sean cuidadosos con el lenguaje utilizado, pues los niños imitan todo lo que ven y escuchan

Las madres se preocupan cuando sus hijos utilizan un lenguaje soez al hablar y dicen todo el tiempo malas palabras. Por esta razón, es necesario, en todo momento, que los padres sean cuidadosos con el lenguaje que utilizan pues los niños imitan todo aquello que ven o escuchan.

En el caso que delante de ellos digamos alguna palabra inapropiada, es necesario que pidamos disculpas, al igual que si nos encontramos con algún miembro de la familia que las dice constantemente, debemos pedirle que se disculpe, ya que de esa forma el pequeño entenderá, que esa palabra o esa frase, no se dice, y si se repite, está mal y hay que disculparse.

Es normal que cuando uno está enfadado diga malas palabras y cosas inapropiadas, pero debemos enseñarle que hay alternativa a los insultos. Es importante que le enseñemos que las malas palabras pueden resultar muy hirientes, por eso no hay que decirlas, muchas veces ni siquiera saben el significado de las mismas, sencillamente las repiten por imitar.

No es raro encontrar niños de primaria con un repertorio de tacos, palabrotas e insultos que haría sonrojar a más de un adulto. Me gustaría reflexionar sobre las razones que les llevan a utilizar tal vocabulario, y los recursos que los padres podemos emplear para evitar que nuestros hijos se pasen el día diciendo expresiones que con frecuencia abultan más que ellos.

Conozco a muy pocos adultos que nunca digan ningún taco, pero a casi todos nos resulta desagradable que los niños los utilicen y no dejamos de preguntarnos por qué lo hacen. No importa que los padres tengamos sumo cuidado de no utilizarlas cuando ellos están presentes, ellos saben bien que esas palabras “no las dicen los niños”, les están vetadas hasta que crezcan. Esto las hace especialmente atractivas a sus ojos y las convierte en un buen método para autoafirmarse, demostrar lo “mayores” que son, particularmente entre iguales.

La función de toda palabrota es generar una respuesta por parte de quien la escucha y de ahí viene el verdadero problema: pronto llegan a la conclusión de que cuanto más gorda, mejor, por lo que sus elecciones suelen resultar excesivas y fuera de lugar. En muchos casos reforzamos su uso al reaccionar de forma exagerada cuando nuestro hijo las utiliza: bien sea porque nos da un ataque de risa incontrolado o porque montamos una regañina espectacular. Cuanto mayor sea nuestra reacción ante una palabra malsonante, más eficaz la considerarán.

La televisión, sus compañeros del colegio, los amigos del parque… Tu hijo cada vez está rodeado de más gente. No es difícil que aprenda a usar determinadas palabras aunque sus padres procuren no hacerlo en casa. Pero aunque ellos no pueden controlar lo que oirán, sí pueden mantener una actitud apropiada ante el uso de cierto vocabulario. Una palabrota es una palabrota y está mal dicha siempre.

Cuando un pequeño “suelta un taco” resulta oportuno explicarle que esa palabra no se dice, pero añadiendo que también molesta cuando la emplea alguien en televisión o algún familiar. Así se le está enseñando una regla concreta, fácil de entender para él.

Otras veces su insistencia se debe a que están “echando un pulso” a sus padres para ver hasta dónde pueden llegar. Dos consejos que suelen ser eficaces son:

1.- No digas tacos delante de él.
2.- Nunca te rías cuando le oigas decir una palabra fea.

¿Y si sigue haciéndolo?

Cuando regañes a tu hijo por decir una palabrota hazlo de forma breve, sin gritarte ni alterarte o podría emplearlo como recurso para llamar tu atención. Enséñale a expresar su enfado correctamente. Cuando alguien le moleste o no le gusta algo, en vez de insultar, deberá ofrecerle un explicación.

Si su hábito de insultar es preocupante, haz un trato con él que le motive para corregirse, por ejemplo, le comprarás el juguete que desea tener cuando consiga diez puntos. Cada día que pase sin decir una palabrota, le das un punto. Asegúrate de que también ha dejado esta fea costumbre en el cole hablando con la profesora: no debe pensar que basta con hablar bien en tu presencia.

MATEO, DE PUBLICANO A SANTO

Autor: P. Juan J. Ferrán | Fuente: Catholic.net
Mateo, de publicano a santo
El cobrador de impuestos, no calcula las consecuencias, no regatea. Deja absolutamente todo y comienza una nueva vida al lado de Cristo.



Mateo, de publicano a santo
Mateo, el publicano, tuvo la gran suerte de encontrarse con Cristo y así su vida experimentó un gran cambio hasta convertirse en el gran apóstol y evangelista que conocemos. Experimentó sin duda la angustia y la tristeza del pecado desde su condición de publicano, pero después fue valiente y decidido a la hora de abandonar aquella vida para ponerse de rodillas ante la verdad de Dios que quería su corazón plenamente. Así se operó la conversión: de publicano a santo.

Al pasar vio a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: "Sígueme" (Mt 9, 9). La misión de Cristo fue siempre la de salvar al hombre de la esclavitud del mal. Parece que siempre está comprometido en esta lucha.

Cristo siempre pasa, y siempre se encuentra con alguien: con Zaqueo, con la Samaritana, con la pecadora pública. Al pasar se encuentra con Mateo, un publicano, un ser señalado por los judíos que se creían buenos, un hombre de mala reputación, un pecador. Cristo se dirige a él y le ofrece otro camino: cambiar la mesa de los impuestos por una vida de entrega generosa y desinteresada a los demás, cambiar la vida de pecado por una vida de amistad con Dios, cambiar en definitiva el corazón. Una auténtica conversión. Él acepta esta invitación, porque la mirada de aquel hombre le había hecho comprender su pobreza interior, la pobreza que siempre conlleva el pecado.

"Él se levantó y le siguió" (Mt 9,9). Admira la prontitud con que Mateo abandona su vida de pecado para abrazar el amor de Dios. No hace consideraciones, no calcula las consecuencias, no regatea a Cristo. Deja absolutamente todo y comienza una nueva vida al lado de Cristo. Realiza dos gestos, sintetizados en dos palabras: "Se levantó", como si se dijera que abandona aquella mesa, símbolo de su vida pasada y de su pecado; y es que para salir del pecado siempre hay que abandonar algo propio, personal. Y "le siguió", es decir, abrazó una nueva vida, una vida junto a Dios, una vida centrada en otros valores, una vida nueva en Cristo. No fue sin duda fácil para Mateo esta decisión, pero bien valía la pena probar otro camino distinto de aquel que se había convertido para él en tantos momentos de dolor, de angustia y de remordimiento.

"No he venido a llamar a justos sino a pecadores" (Mt 9,13). Jesús aceptó la invitación de Mateo a comer en su casa, casa que se llenó enseguida de publicanos y pecadores. Los fariseos preguntaron a los discípulos por qué comía su Maestro con publicanos y pecadores. Pero fue Jesús el que les respondió: "No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender lo que significa aquello de: Misericordia quiero, que no sacrificio" (Mt 9, 10-13).

Es maravilloso el comprender cómo el Corazón de Dios busca la oveja perdida y cómo se llena de alegría verdadera y profunda cuando la encuentra. Por eso se enfrenta con estas palabras tan consoladoras a aquellos fariseos que se extrañaban de que el Maestro se sentara a la mesa con los pecadores. No sabían aquellos hombres que Cristo había venido a salvar precisamente a aquellos que ellos despreciaban y, más aún, ignoraban los fariseos que tal vez era más fácil sacar del abismo del mal a personas que se aceptaban pecadoras que a ellos mismos que se consideraban justos.

ORACIÓN A SAN MATEO, EVANGELISTA


EL EVANGELIO DE HOY: 21.09.2013

Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Vocación de Mateo
Mateo 9, 9-13. Fiesta San Mateo Apóstol. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y encontró al hombre.
 
Vocación de Mateo
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 9-13

En aquel tiempo, vio Jesús a un hombre llamado Mateo, sentado en el despacho de impuestos, y le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió. Y sucedió que estando Él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos. Al verlo los fariseos decían a los discípulos: ¿Por qué come vuestro maestro con los publicanos y pecadores? Mas Él, al oírlo, dijo: No necesitan médico los que están fuertes sino los que están mal. Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores. 

Oración Introductoria

Padre mío, escucho tu llamado y quiero seguirte. Deseo levantarme y salir de esta meditación convencido de quitar todo lo que me aparte de Ti, porque Tú bien sabes de mis debilidades y caídas, por eso te suplico que envíes a tu Espíritu Santo para que guíe esta oración y todo mi día.

Petición

Señor, que nunca sea sordo a tu llamado y sepa responder con alegría y generosidad.

Meditación del Papa

También nosotros, creo que somos este pueblo que por un lado quiere oír a Jesús pero por otro a veces nos gusta palear a los otros, condenar a los otros. El mensaje de Jesús es ese: la misericordia. Para mí, lo digo humildemente, el mensaje más fuerte del Señor es la misericordia. Él mismo lo dijo: no vine por los justos. Ellos se justifican por ellos mismos, bendito el Señor, si tú puedes hacerlo yo no puedo hacerlo, pero ellos creen que pueden hacerlo. Yo vine por los pecadores. Piensen en esa charla después de la vocación de Mateo: "pero este va con los pecadores". Y Él vino por nosotros, cuando reconocemos que somos pecadores. Pero si somos como aquel fariseo delante del altar: "te agradezco Señor porque no soy como todos los otros hombres y ni siquiera como aquel que está en la puerta, el publicano", no conocemos el corazón del Señor y no tendremos nunca la alegría de sentir esta misericordia. No es fácil confiarse a la misericordia de Dios, porque eso es un abismo incomprensible, pero debemos hacerlo. (S.S. Francisco, 17 de marzo de 2013)..

Reflexión

Dios respeta en su integridad al hombre, y cuando llama a un alma a su servicio, en su solemne poder, ni la violenta, ni la atosiga, sino que con paciencia y amor la deja casi andar a la deriva o al vaivén de las circunstancias. No es fácil, por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.

San Mateo era un cobrador de impuestos, un pecador ante los ojos de todo el pueblo. Sólo Jesús fue capaz de ver más allá de sus pecados y vio a un hombre. Un hombre que podía hacer mucho por el Reino de los Cielos. Y le llamó con todo el amor y misericordia de su corazón para ser uno de sus apóstoles, de sus íntimos.

Todos hemos recibido la vocación a la vida cristiana. Dios nos ha creado para prestarle un servicio concreto, cada uno de nosotros. Tenemos una misión, como eslabones de una cadena. Decía el Cardenal Newman: "No me ha creado para nada. Haré bien el trabajo, seré un ángel de la paz, un predicador de la verdad en mi propio lugar si obedezco sus mandamientos. Por tanto confiaré en él quienquiera que yo sea, dondequiera que esté. Nunca me pueden desechar. Si estoy enfermo, mi enfermedad puede servirle. En la duda, mi duda puede servirle. Si estoy apenado, mi pena puede servirle. Él no hace nada en vano. ¡Él sabe lo que hace!"

Propósito

Pedirle a Dios que me ayude a eliminar todo lo que le ofende de mi comportamiento y por tanto, dar una respuesta como la de Mateo: pronta, sincera, total.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, de nada sirve decir que estoy dispuesto a seguirte si no estoy dispuesto a servir y a entregarme a los demás. Gracias porque solo Tu eres capaz de ver más allá de sus pecados. 

viernes, 20 de septiembre de 2013

PENSAMIENTO DE SAN PÍO DE PIETRELCINA


¡QUÉ BUENO ES EL SEÑOR!


¡Qué bueno es el Señor!
Autor: Padre Pedro Garcia


Vamos a hablar hoy de la bondad de Dios, y, sin embargo, empezamos con un hecho tremendo, sucedido hace ya muchos años, y que se puede leer en revistas misionales de aquel entonces, por el año 1950. No se creería si no estuviera atestiguado por testigos presenciales, en especial por el Padre Misionero holandés que fue testigo de mayor excepción. El hecho fue el siguiente.

No llovía en una vasta región de China, cundía el hambre, y las autoridades comunistas aprovecharon la ocasión para extender la propaganda del marxismo ateo. Se podía leer en los periódicos: 
- Dejaos del Señor del Cielo. Es un mito. Nunca os ayudará porque no existe. Ayudaos vosotros mismos. En las entrañas de la tierra hay abundancia de agua. Abrid pozos, sacadla, regad vuestros sembrados, y ya veréis qué bien va eso. Pedidle a Stalin y a Mao Tse Tung, que canalizarán las aguas. 

Las autoridades llegan más lejos que los periódicos, y convocan una gran asamblea. En medio de la pradera colocan el simulacro de un gran gigante que representa a Dios, y obligan a la población a asistir al juicio contra el Señor. 
- Ahí veis a vuestro Señor del Cielo. Veréis cómo para nada sirve. Ha llegado la hora de entablarle juicio. 

Y se le fusila después de un criminal interrogatorio: 
- ¿Por qué no haces llover? ¿Por qué no oyes a los que te invocan? ¿Qué haces con tu agua? Tirano, embustero, estrujapueblos... ¡Atención! ¡Apunten! ¡Fuego!...

La cabeza del gigante voló hecha trizas. Al cabo de media hora, mientras las gentes marchaban atemorizadas, se levanta del río Amarillo una nube negra... Comienzan a caer las primeras piedras... Cayeron hasta del tamaño de la cabeza de un hombre, con seis kilos de peso. Arboles y casas quedaron destrozados, y muchos animales y hombres muertos. Los periódicos silenciaron el hecho. Pero se supo fuera de China por las revistas misionales, contado todo por los Misioneros expulsados. 

Ahora viene nuestra consideración.
- ¿Por qué este castigo tan horroroso? ¿Cómo pudo Dios, si es tan bueno, responder de esta manera? 
Precisamente por eso: porque es tan bueno. Se blasfemó contra el corazón mismo de Dios: contra su bondad inagotable. 

El que es todobondadoso se mostró esta vez todoterrible, para demostrarnos que Él es la bondad misma. Aquellas autoridades comunistas chinas atacaron a Dios, ciertamente, con un orgullo y una impiedad increíbles. Iban directamente a la negación de su existencia, con una soberbia endiablada. Pero, independiente de esa infernal intención, atacaron a Dios en uno de sus atributos más queridos, como es el de su bondad, equiparando blasfemamente al Dios de los creyentes con un Stalin y un Mao Tste Tung, dos de los criminales más imponentes que ha conocido la humanidad. 

Agarremos la Biblia, y veremos confirmada en cada línea la afirmación del salmo: 
- ¡Gustad y ved qué bueno es el Señor!. 

Jesús, que es la imagen reveladora de Dios, pasó haciendo el bien, y todos le seguían de aquella manera porque a todos amaba y a todos otorgaba su favor: a los enfermos la salud, a los pecadores el perdón, a los jóvenes su estímulo, a los niños su caricia... 

Los hombres grandes arrebatan nuestra admiración, pero el corazón se lo damos únicamente a los buenos. Y Jesús tuvo a gala mostrarse bueno, porque así reflejaba la bondad infinita de Dios y así robaba nuestros corazones para Dios. 

Dios es fuente inagotable de todo bien. Por amor nos creó. Por amor nos salvó. Por amor nos dio su propio Hijo, como lo proclama el mismo Jesús:
- ¡Así amó Dios al mundo, que le dio su propio Hijo. 

De lo cual sacará San Pablo la consecuencia más natural:
- El que a su propio Hijo entregó por nosotros, ¿cómo no nos va a dar generoso con él todas las demás cosas?... 

Dios muestra cada día esa bondad dándonos con abundancia asombrosa todos sus bienes. Jesús toma el Sol como punto de comparación para explicarnos esta bondad de Dios. 

El Sol da a todos los hombres, a los buenos y a los malos, sin distinción alguna, los rayos de su luz y de su calor. Y el Sol no nos pregunta a ver si le queremos o no le queremos. No nos dice después a ver si le estamos agradecidos o no. No nos exige que le rindamos cuentas de cómo hemos aprovechado o malgastado su beneficio. Nunca se cansa de derramar sobre nosotros toda la fuente de su energía. 

Así, así es Dios. Como Dios no tiene encima de Sí a nadie de quien recibir algo, todo su afán es dar sus bienes y sus riquezas profusamente. Pone a nuestra disposición todas las criaturas, que las ha hecho para nosotros, y después ¡esto es lo máximo y lo incomprensible!― se da a Sí mismo metiéndose con toda su vida en nuestro corazón. 

¿Es bueno, o no es bueno Dios?... ¿Le damos o no le damos la razón al salmo, cuando nos grita: Gustad y ved qué bueno es el Señor?...

Si los ateos niegan a Dios y quieren castigos, allá ellos. Rogamos por su salvación: ¡Que se les abran los ojos! Nosotros, no nos cansamos de repetir: 

- ¡Realmente, Dios es bueno de verdad!....

¿QUÉ ES UNA MADRE?


¿Que es una madre?

Junta el perfuma de todas las flores, 
y el orgullo de todas las olas, 
la firmeza de todas las montañas ,
y la inquietud de todos los ríos; 
la frescura de todos los valles, 
y la mirada de todas las estrellas; 
la caricia de todas las brisas, 
y el beso de todos los labios. 
Todo guardado por Dios en un corazón de mujer: eso es la Madre.

¿QUÉ ES EL ÉXITO?


¿QUÉ ES EL ÉXITO?

Se debe a cuanta gente te sonríe, y a cuanta gente amas y cuantos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu Espiritu. 

Se trata de si te recuerdan cuando te vas. 

Se refiere a cuanta gente ayudas, a cuanta gente evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón. 

Se trata de si en tus triunfos incluiste siempre tus sueños. 

De si no fincaste tu éxito en la desdicha ajena y de si tus logros no hieren a tus semejantes. 

Es acerca de tu inclusión con los otros, no de tu control sobre los demás, de tu apertura hacia todos los demás y no de tu simulación para con ellos. 

Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, si amaste la naturaleza y a los nidos y te preocupaste por los ancianos. 

Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu escuchar y tu valor sobre la conducta ajena. 

No es acerca de cuantos te siguen, sino de cuantos realmente te aman. 

No es acerca de transmitir todo, sino cuantos te creen, de si eres feliz o finges estarlo. 

Se trata del equilibrio, de la justicia, del bien ser que conduce al bien tener y al bien estar. 

Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser mas, no de tener mas. 

Ahora pregúntate , verdaderamente soy exitoso?, Si lo eres bajo estas cualidades , Te Felicito!!.  Sino, todavía estas a tiempo de alcanzarlo.

IMÁGENES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS










6 MESES CON EL PAPA FRANCISCO

Autor: P. Federico Lombardi | Fuente: es.radiovaticana.va
6 meses con Francisco
El director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, nos hace un balance de este primer medio año con el Papa Bergoglio
 
6 meses con Francisco
6 meses con Francisco
El día 13 de septiembre se cumplieron seis meses de la elección del Papa Francisco. El director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, nos hace un balance de este primer medio año con el Papa Bergoglio.

Han sido seis meses intensos marcados por decisiones firmes, empezando por el traslado de la residencia pontificia del Palacio Apostólico a la Casa de Santa Marta, desde donde nos llegan las reflexiones del Papa sobre la Misa de cada día. Luego, el proyecto de Reforma de la Curia Romana y – siguiendo las huellas de su amado predecesor, Benedicto XVI – la obra de transparencia financiera de las actividades económicas vaticanas. El director de la Oficina de Prensa habla de las novedades de este Pontificado, en una entrevista de Sergio Centofanti, que con el método del Papa Francisco, pregunta cuáles son las tres novedades principales:

Yo diría que la primera novedad es el nombre que me llamó la atención desde el principio: Francisco, un nombre nuevo, ningún Papa antes que él lo había tomado. Y, con el nombre de Francisco, está la misma explicación, dada por el Papa: "pobres, paz, protección de la creación." Y ya hemos visto - por lo menos en los pobres y la paz - que realmente son las características fundamentales de este pontificado, y de gran actualidad, como en las últimas semanas, este compromiso muy valiente por la paz en el Oriente Medio. Luego, una segunda novedad me parece que sea el fin del eurocentrismo de la Iglesia, es decir, el hecho de que tenemos un Papa latinoamericano. De hecho, esto se vive en un sentido positivo, de ampliación de los horizontes: lo hemos vivido de manera particular durante la Jornada Mundial de la Juventud, donde vimos al Papa en su continente de origen y hemos comprobado que también su estilo es pastoral, su manera de tratar directamente con la gente, su lenguaje muy sencillo ... Incluso los temas de atención a la pobreza, etcétera, provienen de un rico contexto eclesial, con una propia gran tradición, que ahora llega al corazón de la Iglesia con una fuerza y ​​una mayor presencia.
Todos los Papas son "universales". Ha habido Papas que tenían todo el mundo en su corazón, por lo que no es que fueran "parciales". Sin embargo, creo que hay que señalar que la elección de un Papa que viene de otro Continente aporta realmente algo específico en el estilo, en la perspectiva, y es algo deseado por la Iglesia Universal, deseado por los cardenales y nosotros lo apreciamos, como un enriquecimiento adicional del camino de la Iglesia universal. Y luego, si tengo que decir una tercera característica, digo la misionariedad. El Papa Francisco habla mucho de una Iglesia no autorreferencial, una Iglesia en misión, una Iglesia que mira fuera de sí misma y hacia el mundo entero. Me acuerdo de la hermosa carta de Juan Pablo II al final del Jubileo, Duc in altum, mar adentro - dirigida a la Iglesia del tercer milenio. Me parece, en efecto, pues que con el Papa Francisco, la barca de la Iglesia se desplace con decisión mar adentro, sin miedo, es más, con la alegría de poder encontrar el misterio de Dios en nuevos horizontes.


2) El Papa está impactando mucho a los cristianos, a veces con palabras muy intensas, y está acercando a los que están lejos

Digamos que el estilo, el lenguaje directo del Papa, sus actitudes, incluso la novedad de su estilo de vida llegan a lo profundo y despiertan un gran interés, un gran entusiasmo. Pero creo y espero que la razón fundamental de este interés es profundo, y lo demuestra el hecho de que el Papa insiste mucho en un Dios que ama, un Dios de misericordia, un Dios que siempre está dispuesto a perdonar, que recurre a él con humildad. Y con eso, me parece que toque al hombre en lo más profundo de la humanidad - los hombres y las mujeres de nuestro tiempo - porque sabe con qué frecuencia están heridos: heridos por tantas experiencias difíciles, por muchas frustraciones, por tantas injusticias, por la mucha pobreza y marginación en el mundo actual. He aquí, pues esta manera tan efectiva de hablar y ser capaz de comunicar a través de palabras y gestos de manera directa, el amor de Dios para todos, y la proximidad, el interés humano, la ternura - es otra de las palabras que le gustan a este Papa y que son expresión de su forma de ser - es algo que toca y mueve profundamente a los seres humanos, a todos ellos: creyentes y no creyentes. Porque todos los seres humanos son amados por Dios, en realidad son las personas a las que se dirige el gran mensaje del amor de Dios y el amor de Cristo. Por lo tanto, habla para todos en su verdad, en su concreción y en su proximidad al corazón del hombre.


3) Este Pontificado está suscitando grandes expetativas, qué nos tenemos que esperar para los próximos meses

Bien ... yo no soy un profeta ... Sabemos, por decir cosas muy simples, que el Papa en estos próximos meses se ocupará de cuestiones relacionadas con el gobierno de la Iglesia, consultando a sus colaboradores: tanto a los colaboradores de la Curia romana, como ya ha hecho en días pasados​​, como a los Cardenales, el mes de octubre, con los cardenales que él ha escogido y que provienen de diferentes partes del mundo. Pero, sinceramente, no me gustaría que se sobrevaloraran las llamadas reformas estructurales, que se refieren un poco "a la institución". Lo que importa es el corazón de la reforma perenne de la vida de la Iglesia, y en este sentido el Papa Francisco, ciertamente, con el ejemplo, con su espiritualidad, con su actitud de humildad y cercanía, quiere acercarnos a Jesús, quiere hacernos una iglesia que camina cerca de la humanidad de hoy, en particular, a la humanidad que sufre y que más necesidad tiene de la manifestación del amor de Dios. Por tanto, esta Iglesia peregrina, capaz de ser solidaria, compañera de la humanidad que camina.


4) El Papa Francisco y el Papa emérito Benedicto XVI, ambos en el Vaticano, cómo prosigue esta realidad inédita...

Ah, pues, prosigue muy bien, prosigue perfectamente! Yo diría que todos somos felices -empezando por el Papa Francisco- por la presencia del Papa emérito en el Vaticano, con su discreción, su espiritualidad, su oración, su atención. Y es exactamente lo que nos había prometido, lo que nos había anunciado con motivo de su renuncia: que él habría continuado estando en camino con la Iglesia, pero en la oración, en el ofrecimiento de su propia vida, con su cercanía espiritual más que con su presencia - por así decirlo - operativa. Al mismo tiempo, sabemos que existe también una relación personal, muy cordial entre el Papa Francisco y su predecesor. Ha habido algunos momentos simbólicos en los que los hemos visto juntos: cuando el Papa Francisco lo invitó a una hermosa ceremonia en los jardines del Vaticano para inaugurar un nuevo monumento, Pero más significativo fue cuando lo visitó antes de partir para el viaje a Brasil para pedirle su oración, su cercanía, su apoyo durante este momento importante; y después, cuando regresó volvió a encontrarlo para contarle las hermosas experiencias de este viaje y darle las gracias por su cercanía en la oración.


5) Cómo ha cambiado el trabajo del portavoz del Papa en estos seis meses

Mire ...yo siempre he dicho que no soy el portavoz del Papa, sino el director de la Oficina de Prensa que hace un humilde servicio para proporcionar la información, los textos y las respuestas con el fin de entender lo que el Papa dice y hace. Sinceramente, me parece que en los últimos seis meses del pontificado del Papa Francisco, el Papa haya hablado de manera tan intensa, que yo en realidad - por suerte – he podido estar completamente en la sombra, frente al que es el protagonista, la voz principal que los fieles quieren escuchar, que es la del Papa. Por lo tanto, el servicio sigue siendo el mismo: ayudar al ministerio del Papa al servicio del pueblo de Dios.

LOS MILAGROS


EL EVANGELIO DEL DIA: 20.09.2013

Autor: P. Clemente González | Fuente: Catholic.net
Las mujeres acompañan a Jesús
Lucas 8, 1-3. Tiempo Ordinario. Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.
 
Las mujeres acompañan a Jesús
Del santo Evangelio según san Lucas 8, 1-3


En aquel tiempo, Jesús iba caminando por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

Oración Introductoria

Qué dicha la de los Doce y de las mujeres que supieron reconocerte y por ello dejaron todo para acompañarte y servirte. Permite que encuentre la luz y la fortaleza en esta oración para permanecer siempre fiel a tu gracia, aun cuando se presenten dificultades y problemas.

Petición

Jesucristo, ayúdame a escucharte, acompañandote en la oración, en el Santísimo Sacramento.

Meditación del Papa

Reflexionando sobre la resurrección de Jesús. ¿Cómo se ha transmitido esta verdad de fe? En las Escrituras encontramos dos tipos de testimonios al respecto: el primero, las breves fórmulas como la que hemos escuchado en la lectura del Apóstol, que indican con concisión el núcleo de la fe: la pasión, muerte y resurrección del Señor. El segundo, las narraciones que relatan el acontecimiento. Es significativo el hecho de que sean mujeres, que según la ley no podían dar un testimonio fiable, las primeras en anunciar la resurrección. Dios no las elige con criterios humanos sino que mira a su corazón. Su experiencia parte del amor, que las mueve a acudir al sepulcro, y que las hace capaces de acoger el signo de la tumba vacía y el anuncio del mensajero de Dios, y trasmitirlo, pues la alegría y la esperanza que las invade no se puede contener. (S.S. Francisco, 3 de abril de 2013).

Reflexión

Tres mujeres en primera línea. Cada una con su vocación particular y las tres seguidoras incansables de las huellas de Jesús.

María Magdalena pasó a la historia por ser la primera persona que vio a Cristo resucitado. Todos recordamos esa escena: ella, llorando junto al sepulcro; el Señor que se le aparece como si fuera el hortelano. Luego el encuentro y el anuncio a los apóstoles. María Magdalena, la apasionada discípula que está junto a la cruz en el Calvario, junto a la Virgen y san Juan.

Había otras mujeres que seguían al Maestro de Nazaret. Juana también le acompañó desde los tiempos felices de los milagros hasta el dolor del sepulcro tras la muerte de Cristo. Era una persona importante en la ciudad. Una de esas santas mujeres que sabían estar, al mismo tiempo, entre la alta sociedad de la época y entre los pobres que escuchaban las palabras del Mesías.

También Susana ejerció un papel importante. Ella colaboraba con sus bienes para que el Señor y sus discípulos pudiesen dedicarse a lo importante: la predicación del Reino de los Cielos.

Son mujeres de actualidad, con un testimonio muy vivo. Son el reflejo del amor a toda prueba, de la fidelidad y de la ayuda a la obra de Cristo.

Propósito

Acompañar a Cristo en el Santísimo Sacramento y llevar a los demás un mensaje de amor de Jesús.

Diálogo con Cristo

Permite, Señor, que tanto los hombres como las mujeres de hoy tengamos una gran necesidad de Ti y seammos apóstoles que propaguen tu mensaje de verdad y de caridad. 

jueves, 19 de septiembre de 2013

FORMULA PARA IR AL CIELO


Formula para ir al cielo

En cierta ocasión le preguntaron a Ramesh uno de los grandes sabios de la India, lo siguiente: "¿ Por qué existen personas que salen fácilmente de los problemas más complicados, mientras que otro sufren por problemas muy pequeños y se ahogan en un vaso de agua?"

El simplemente sonrió y contó una historia . . .

Era un sujeto que vivió amorosamente toda su vida. Cuando murió, todo el mundo decía que él iría al

cielo, pues un hombre tan bondadoso solamente podría ir al Paraíso. En aquella época el cielo todavía no había pasado por un programa de calidad total. La recepción no funcionaba muy bien, y quien lo atendió dio una ojeada rápida a las fichas de entrada, pero como no vió su nombre en la lista, le orientó para que pudiera llegar al infierno. Y como en el infierno nadie pedía identificación, ni invitación

cualquiera que llegara era invitado a entrar), el sujeto entró y se quedó.
Algunos días después Lucifer llegó furioso a las puertas del Paraíso y le dijo a San Pedro: "¡Eso que me estás haciendo es puro terrorismo! Mandaste aquel sujeto al infierno y el me está desmoralizando. Llegó escuchando a las personas, mirándolas a los ojos, conversando con ellas, abrasándose, besándose. El infierno no

es lugar para eso, por favor trae a ese sujeto para aca Cuando Ramesh terminó de contar esta historia dijo: "Vive con tanto amor en el corazón que, si por error vas a parar al infierno, el propio demonio te traiga de vuelta al Paraíso"

OCÉANO


Océano

¡Siente el viento, como suavemente acaricia tu piel...! 

¡Percibe el olor que brota de estas aguas profundas!

Escucha el cantar de las sirenas, el aleteo de los peces;
recoge tus pensamientos y échalos todos al mar; 
el agua los purificará  y los devolverá a ti con más claridad...

¡Recuerda que, eres el protagonista de esta historia...!
Siente las olas como chocan con tu cuerpo, 
humedeciendo tu piel palmo a palmo.

¡Recibe esa paz que el paisaje te ofrece 
y deja que tus problemas se sumerjan, 
hasta hundirse en el fondo, sin poder flotar...!

¡Las aguas te invitan a sumergirte! 
Tu cuerpo te lo pide sin cesar.

En tus manos está la decisión.
Penetra en este misterioso mundo 
y solamente déjate llevar...

¡Echa tus problemas al mar!

A veces es necesario llorar.
Las lágrimas purifican el alma 
y tu ser liberarás de esas ataduras.

¡Desde ahora te llenarás de paz, 
y con amor, todo lo enfrentarás!

Sumérgete en su profundidad; 
permite que tus heridas sanen.

¡Despéjate de los pensamientos negativos: 
todos tus resentimientos, tus corajes, 
tus penas, tus dudas, tu cansancio...!

¡Llénate de cosas positivas; 
piensa que cada día es uno nuevo; 
que mañana serás una nueva persona...!

¡Mímate, eres un ser humano único!

¡Deja que el agua purifique tu mente; 
echa tu alma a volar y sueña...!

ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA


Oración a Jesús Eucaristía

Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el gusto, pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios; nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.

En la Cruz se escondía solo la Divinidad, pero aquí se esconde la humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en ti, que en ti espere y que te ame.

¡Memorial de la muerte del Señor!

Pan vivo que da la vida al hombre: concede a mi alma que de ti viva, y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, Pelícano bueno: límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre, de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.

EL EVANGELIO DE HOY: 19.09.2013

Autor: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net
La pecadora arrepentida
Lucas 7,36-50 Tiempo Ordinario. ¿Quieres saber cuánto vales? No cuentes lo que tienes, mira solamente lo que amas.
 
La pecadora arrepentida
Del santo Evangelio según san Lucas 7,36 - 50

En aquel tiempo, un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Una mujer de mala vida en aquella ciudad, cuando supo que Jesús iba a comer ese día en casa del fariseo, tomó consigo un frasco de alabastro con perfume, fue y se puso detrás de Jesús, y comenzó a llorar, y con sus lágrimas bañaba sus pies; los enjugó con su cabellera, los besó y los ungió con el perfume. Viendo esto, el fariseo que lo había invitado comenzó a pensar: «Si este hombre fuera profeta, sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando; sabría que es una pecadora». Entonces Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». El fariseo contestó: «Dímelo, Maestro». Él le dijo: «Dos hombres le debían dinero a un prestamista. Uno le debía quinientos denarios, y el otro, cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Cuál de ellos lo amará más?». Simón le respondió: «Supongo que aquel a quien le perdonó más». Entonces Jesús le dijo: «Has juzgado bien». Luego, señalando a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me los ha bañado con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de saludo; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besar mis pies. Tú no ungiste con aceite mi cabeza; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por lo cual, Yo te digo: sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho. En cambio, al que poco se le perdona, poco ama». Luego le dijo a la mujer: «Tus pecados te han quedado perdonados». Los invitados empezaron a preguntarse a sí mismos: «¿Quién es éste que hasta los pecados perdona?». Jesús le dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado; vete en paz.

Oración introductoria

Dios mío, al igual que la mujer del Evangelio, te busco con una gran fe en esta oración. Soy consciente de mis miserias y necesito tu perdón. No permitas que me aparte de Ti, porque en Ti tengo puesta toda mi esperanza. Te amo y deseo ardientemente compartir este amor con los demás.

Petición

Señor, ayúdame a reparar mis faltas con esta oración sincera y humilde.

Meditación del Papa

Es lo mejor que podemos escuchar: cambia el mundo. Un poco de misericordia hace al mundo menos frío y más justo. Necesitamos comprender bien esta misericordia de Dios, este Padre misericordioso que tiene tanta paciencia... Recordemos al profeta Isaías, cuando afirma que, aunque nuestros pecados fueran rojo escarlata, el amor de Dios los volverá blancos como la nieve. Es hermoso, esto de la misericordia. (Recuerdo que en 1992, apenas siendo Obispo, llegó a Buenos Aires la Virgen de Fátima y se celebró una gran Misa por los enfermos. Fui a confesar durante esa Misa. Y, casi al final de la Misa, me levanté, porque debía ir a confirmar. Se acercó entonces una señora anciana, humilde, muy humilde, de más de ochenta años. La miré y le dije: "Abuela —porque así llamamos nosotros a las personas ancianas—: Abuela ¿desea confesarse?" Sí, me dijo. "Pero si usted no tiene pecados..." Y ella me respondió: "Todos tenemos pecados". Pero, quizás el Señor no la perdona... "El Señor perdona todo", me dijo segura. Pero, ¿cómo lo sabe usted, señora? "Si el Señor no perdonara todo, el mundo no existiría". Tuve ganas de preguntarle: Dígame, señora, ¿ha estudiado usted en la Gregoriana? Porque ésa es la sabiduría que concede el Espíritu Santo: la sabiduría interior hacia la misericordia de Dios. (S.S. Francisco, 17 de marzo de 2013).

Reflexión

Cada hombre vale lo que puede valer su amor. El amor, lo dijo alguien hace muchos siglos, no tiene precio. Se atribuye al rey Salomón esta frase: "Si alguien quisiese comprar todo el amor con todas sus riquezas se haría el más despreciable entre los hombres". Un empresario multimillonario puede comprar las acciones de muchas empresas más débiles que la suya, pero no puede lograr, con todos sus miles de millones de dólares, comprar la sonrisa amorosa de su esposa o de sus hijos. Y si el amor es algo inapreciable, si vale más que todos los diamantes de Sudáfrica, vale mucho más la persona, cada hombre o mujer, capaces de amar.

Por eso podemos decir que no existe una cifra que nos diga lo que vale cada ser humano. Mejor aún: tiene un precio que sólo se puede comprender cuando entramos en la lógica del "banco del amor", cuando aprendemos a mirar a los demás con los ojos de quien descubre que todos nacemos y vivimos si nos sostiene el amor de los otros, y que nuestra vida es imposible el día en que nos dejen de amar y en el que nos olvidemos de amar.

¿Quieres saber cuánto vales? No cuentes lo que tienes. Mira solamente si te aman y si amas, como esta mujer pecadora que amaba a Cristo y Cristo la amaba porque sabía que le daba no sólo un valioso perfume sobre sus pies, sino un valioso amor que vale más que todas las riquezas del fariseo. El fariseo dejaba de lado a todos aquellos que él consideraba pecadores pero no sabía que en el corazón de Cristo no hay apartados. Él ama a todos los hombres y espera ser correspondido por cada uno de ellos. De igual forma en nuestra vida, amemos a los hombres sin considerar su fealdad o belleza, su condición social o sus defectos.

El amor cubre una multitud de pecados, por eso ella puede escuchar de labios de Jesús: ¡vete en paz! Es un atrevimiento y un escándalo para quien está falto de amor, pues sólo desde el amor se entiende el perdón. Si no, que lo diga una madre dispuesta siempre a perdonar los extravíos de su hijo.

El amor es la fuerza del alma y la llave que abre todas las puertas.

Propósito

Evitar, hoy, juzgar a los demás para mantener un corazón generoso y misericordioso como el de Cristo.

Diálogo con Cristo 

Dios Padre misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia, ten compasión de tus hijos pecadores y apiádate de las obras de tus manos para que podamos permanecer en pie el día de tu venida gloriosa. 
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