sábado, 18 de mayo de 2013

ORACIÓN PARA DAR GRACIAS (Salmo 138)


ORACIÓN PARA DAR GRACIAS (Salmo 138)

Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
te cantaré en presencia de los ángeles.
me postraré ante tu santo Templo,
y daré gracias a tu Nombre
por tu amor y tu fidelidad,
porque tu promesa ha superado tu renombre.

Me respondiste cada vez que te invoqué
y aumentaste la fuerza de mi alma.
Que los reyes de la tierra te bendigan
al oír las palabras de tu boca,
y canten los designios del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.
El Señor está en las alturas,
pero se fija en el humilde
y reconoce al orgulloso desde lejos.

Si camino entre peligros, me conservas la vida,
Extiendes tu mano contra el furor de mi enemigo,
y tu derecha me salva.
El Señor lo hará todo por mí.
Tu amor es eterno, Señor,
¡no abandones la obra de tus manos!

viernes, 17 de mayo de 2013

JESÚS SANA


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 17 DE MAYO DEL 2013


LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
 17 DE MAYO DEL 2013

Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios". Es que no basta ser pacífico; es preciso trabajar por la instauración de la paz entre los
hombres, en el mundo entero.
Trabajar por la paz es establecer aquellas condiciones de vida que hagan a cada hombre feliz, seguro de sí mismo y de su porvenir; trabajar por la paz es suavizar
relaciones humanas, solucionar problemas, hacerse entender por todos y con todos,crear a nuestro alrededor un clima de comprensión, dar a cada uno lo suyo,
respetando el derecho de todos.

Los que trabajan por la paz entre los hombres serán llamados hijos de Dios, porque Dios es el Dios de la paz y no el dios de la guerra; el Dios del amor y no el dios del odio. Ser llamado hijo de Dios será participar de la misma divina naturaleza; será llegar a ser santo de verdad, a elevarse sobre la misma humana naturaleza; realmente vale la pena ser hijo de Dios, y a ello podremos llegar, según promesa de la bienaventuranza, trabajando por la paz.

"Apártate del mal y obra el bien; busca la paz y anda tras ella" (Salmo 33, 15). "¡Qué hermosos son sobre los montes los Pies del mensajero que anuncia la paz, que trae buenas nuevas, que anuncia salvación!" (Is, 52,7). Que tus pasos, tus palabras sean siempre portadores de la paz y nunca de la inquietud.

Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

¿Que hacer con los errores del pasado?


¿Que hacer con los errores del pasado?
Autor:  Padre Juca



¿Quién de nosotros no se ha equivocado en esta vida?

Algunas cosas nos traen remordimientos, otras nos causan nostalgia, otras nos entristecen profundamente.

Con todo, no podemos quedarnos recriminando o hiriéndonos por los errores o pecados del pasado. Lo que pasó, pasó. Lo que importa es vivir el hoy; asumir la vida que tenemos ahora; evitar las fallas del pasado para construir un futuro mejor.

Analice este mensaje de Luis Homero:

"Si usted...
fue malo, pero se volvió bueno;
fue infiel, pero se volvió fiel;
fue desleal, pero se volvió leal;
fue tirano, pero se volvió justo;
fue enemigo, pero se volvió amigo;
fue vanidoso, pero se volvió sencillo;
fue arrogante, pero se volvió sereno;
fue orgulloso, pero se volvió humilde;
fue deshonesto, pero se volvió honesto.
Entonces, en vez de lamentarse por su pasado, aproveche para vivir bien su tiempo presente"


NUNCA ES TARDE PARA RECOMENZAR UNA VIDA

NO...


No...

        No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy.

        No gastes dinero antes de haberlo ganado.

        No compres nada inútil con el pretexto que es barato.

        No sientas nunca haber comido poco. Más vale levantarse de la mesa con apetito que harto de comer.

        El trabajo hecho a gusto no cansa jamás.

        No pidas ayuda para lo que puedes hacer solo.

        La vanidad y el orgullo salen siempre por el principio.

        Evita las preocupaciones y penas que sólo están en tu imaginación y que no han acontecido todavía.

        Cuenta hasta diez antes de hablar cuando estés enojado y disgustado y hasta cien antes de hablar cuando estés encolerizado.

ABRAZANDO LA CRUZ... PARA TI MUJER

Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
Abrazando la cruz...para ti mujer
Pon tu alma adolorida en el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, y encontrarás el consuelo que jamás imaginaste.
Abrazando la cruz...para ti mujer
Me han dicho que sufres, y que sufres mucho. Que sabías que había dolor en el mundo pero nunca pensaste en que a ti te alcanzaría... ¡Y en qué forma!

Quisiera llegar a tu corazón, mujer que sufres.

En cualquier parte del mundo existe el dolor, y a ti, seas del lugar que seas, te ha alcanzado su dardo. No se quién eres...tal vez la luna ha besado ya tus cabellos dejando en ellos sus rayos de plata y tus ojos tienen la profundidad de la experiencia de una larga vida compuesta de muchas realidades y ya muy pocos sueños...
Tu corazón sufre lo que jamás imaginaste, la amargura sin igual que te ha proporcionado ese hijo o hija en el que pusiste todas tu esperanzas, al que meciste en tus brazos, el que apretaste contra tu corazón para que nadie lo hiriese ¡por el que tanto te sacrificaste! y ahora... tu sola mujer, puedes conocer toda la magnitud de tu dolor.

También puede ser que seas joven, muy joven. Aún esperas, mejor dicho, esperabas mucho de la vida... aún resuenan en tus oídos las notas de aquella marcha nupcial en la mañana radiante en que unías tu vida a la de aquel hombre, que ahora ya, ¡no tienes a tu lado!... o tal vez, y permíteme que te diga que así es más profunda tu tragedia, lo tengas junto a ti y sin embargo la inmensidad de un abismo os separa... tal vez teniéndolo a tu lado te sientes infinitamente sola.

No lo se, quizá tengas el gran dolor de una madre que ve la cuna vacía... Oh, mujer, yo no lo se pero tu si sabes cual es tu historia y por qué te duele tanto el corazón, por qué hay veces que te pesa tanto la vida...

Yo no me atrevo a entrar en tu alma pero me acerco a ti con respeto y cariño. Quisiera llevar hasta ti, no el remedio a tus penas, pero si un poco de serenidad y paz, aún a pesar de tu dolor. Quiero pedirte que seas valiente y que no pierdas tu fe. Si te acercas a un Cristo clavado en una Cruz se abrirán tus ojos, pues no hay dolor como su dolor y que como bien dicen los teólogos de la Verdad: era suficiente solo una gota de sangre, la más ligera humillación, un solo deseo que hubiera brotado de su corazón, para la redención completa de la Humanidad y sin embargo...¡contémplalo! está en la Cruz para que sepas que su corazón te comprende, que pasó por todos tus dolores y más y ese Cristo es tu Dios que muere en un Cruz para que cuando sufras lo tengas muy presente.

Míralo bien. Dile que le das tu corazón herido para que de tus espinas florezcan rosas fragantes que deseas poner en sus llagados pies ¡clavados en la Cruz para esperarte! Se valiente.

Quisiera que grabaras en tu memoria pero sobre todo en tu corazón estas palabras hermosas y llenas de gran sabiduría: "No es el sufrir sino la manera de sufrir, lo que dignifica". Es preciso tratar bien a las espinas ¡más sufre el que las pisa que el que las besa!. Pasa por la vida heroicamente y poniendo tu alma adolorida en el Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, hallarás el consuelo que jamás imaginaste.

Quiero que seas valiente y que sonrías...Se que eso cuesta mucho pero aún voy a atreverme a pedirte más: que si hay alguien o algo que tienes que perdonar, que perdones. Perdona a quién robó tu calma, tu felicidad, a quién no tuvo reparo en destrozar tu vida, tus sueños, a quién te hundió en la soledad y el abandono. A quién te hizo mucho daño...¡perdónalo!.

Arranca de tu corazón hasta la más leve sombra de rencor y verás cuánta más luz hay en tu vida. Verás que así te sientes más buena y mucho más valiente para caminar con tu cruz. No lleves tu pesada cruz arrastras, abrázala contra tu corazón, esa cruz pesa mucho ya lo se, pero abrazada a ella ya es diferente y serás la mujer fuerte de la que nos habla el Evangelio, una mujer nueva y total.

¡Que el Señor nos de fuerza a todos, cuando el dolor nos alcanza, para abrazar nuestra cruz!






  • Preguntas o comentarios al autor
  • Ma. Esther de Ariño

    UN MINUTO MARIANO



     UN MINUTO MARIANO

    Las madres de la tierra no abandonan nunca a sus hijos. Del mismo modo María, que ama tanto a sus hijos durante la vida, con cuánta ternura, con cuánta bondad acudirá a protegerlos en sus últimos instantes, cuando mayor es la necesidad. 

    San Juan Bosco

    jueves, 16 de mayo de 2013

    EL EVANGELIO DE HOY

    Autor: P. Vicente Yanes | Fuente: Catholic.net
    Ruega por todos los creyentes
    Juan 17, 20-26. Pascua. Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por la unidad y el amor.
     
    Ruega por todos los creyentes
    Del santo Evangelio según san Juan 17, 20-26


    No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí. Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que ma has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.

    Oración introductoria

    Señor Jesús, en Ti se restaura la unidad perfecta con Dios. Podré participar en ella con el cumplimiento del mandamiento del amor, por eso te pido que envíes a tu Espíritu Santo para que esta oración me una más planamente a Ti y a tu Iglesia.

    Petición

    Señor, ayúdame a descubrir qué puedo hacer para trasmitir tu mensaje de amor y unidad a los demás.

    Meditación del Papa

    Sabemos que Jesús en su oración durante la Última Cena dirigió también peticiones al Padre, súplicas que contienen al mismo tiempo un llamamiento a sus discípulos de entonces y de todos los tiempos. Quisiera en este momento referirme sólo una súplica que, según Juan, Jesús repitió cuatro veces en su oración sacerdotal. ¡Cuánta angustia debió sentir en su interior! Esta oración sigue siendo de continuo su oración al Padre por nosotros: es la plegaria por la unidad. Jesús dice explícitamente que esta súplica vale no sólo para los discípulos que estaban entonces presentes, sino que apunta a todos los que creerán en él. Pide que todos sean uno "como tú, Padre, en mí, y yo en ti, para que el mundo crea". La unidad de los cristianos sólo se da si los cristianos están íntimamente unidos a él, a Jesús. Fe y amor por Jesús, fe en su ser uno con el Padre y apertura a la unidad con él son esenciales. Esta unidad no es algo solamente interior, místico. Se ha de hacer visible, tan visible que constituya para el mundo la prueba de la misión de Jesús por parte del Padre. Benedicto XVI, 21 de abril de 2011.

    Reflexión

    Nos gustan los "tianguis". Es fácil encontrar de todo y más barato. Pero, curiosamente, somos compradores exigentes. Sometemos a múltiples exámenes los artículos que nos ofrecen. Buscamos el holograma que me asegure que estos lentes son auténticos "Ray Ban" o que este reloj tan llamativo sea "Casio" original, con banco de datos y calculadora para los exámenes...

    Y si nos gusta poseer cosas auténticas, más nos agrada encontrar la autenticidad encarnada en las personas con quienes convivimos. No nos gustan las hipocresías, ni los dobleces y las mentiras.

    Lo que no es auténtico no convence, ni da pruebas de garantía o confianza. Por eso Cristo pidió a su Padre que los suyos se distinguieran por dos características inequívocas: la unidad y el amor.

    Con estos dos rasgos es fácil discernir quién sí es de Cristo, y quien, por el contrario no lo es. ¿Eres verdadero cristiano? Será porque vives el amor y tratas de crear a tu alrededor un ambiente de unidad, a pesar de las diferencias que todos tenemos. Si no... lo serás sólo de nombre. Pero no te preocupes, que para eso se adelantó Jesús rogando por ti. Pídele que te ayude, para que seas un cristiano auténtico según su corazón y no sólo de etiqueta.

    Propósito

    Fortalecer mi unidad con Dios en la oración, y con mi familia, en el diálogo continuo y fraterno.

    Diálogo con Cristo

    Jesucristo, la unidad es la base para vivir el mandamiento de la caridad. Tú esperas que viva como los primeros cristianos, difundiendo mi fe, siendo un solo corazón y una sola alma con los demás. Quiero corresponderte pensando y hablando siempre bien de los demás, y buscando siempre construir, nunca destruir, lo que me lleve a una unidad sincera con los demás.

    ESPECIAL DE PENTECOSTÉS EN CATHOLIC.NET

    Autor: Catholic.net | Fuente: Catholic.net
    Especial de Pentecostés
    Inicio de la Iglesia Católica, fiesta que se celebra 50 días después de la Pascua, 19 de mayo de 2013
     
    Especial de Pentecostés
    Especial de Pentecostés
    Origen de la fiesta

    Los judíos celebraban una fiesta para dar gracias por las cosechas, 50 días después de la pascua. De ahí viene el nombre de Pentecostés. Luego, el sentido de la celebración cambió por el dar gracias por la Ley entregada a Moisés.

    En esta fiesta recordaban el día en que Moisés subió al Monte Sinaí y recibió las tablas de la Ley y le enseñó al pueblo de Israel lo que Dios quería de ellos. Celebraban así, la alianza del Antiguo Testamento que el pueblo estableció con Dios: ellos se comprometieron a vivir según sus mandamientos y Dios se comprometió a estar con ellos siempre.

    La gente venía de muchos lugares al Templo de Jerusalén, a celebrar la fiesta de Pentecostés.

    En el marco de esta fiesta judía es donde surge nuestra fiesta cristiana de Pentecostés.

    La Promesa del Espíritu Santo

    Durante la Última Cena, Jesús les promete a sus apóstoles: “Mi Padre os dará otro Abogado, que estará con vosotros para siempre: el espíritu de Verdad” (San Juan 14, 16-17).

    Más adelante les dice: “Les he dicho estas cosas mientras estoy con ustedes; pero el Abogado, El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, ése les enseñará todo y traerá a la memoria todo lo que yo les he dicho.” (San Juan 14, 25-26).

    Al terminar la cena, les vuelve a hacer la misma promesa: “Les conviene que yo me vaya, pues al irme vendrá el Abogado,... muchas cosas tengo todavía que decirles, pero no se las diré ahora. Cuando venga Aquél, el Espíritu de Verdad, os guiará hasta la verdad completa,... y os comunicará las cosas que están por venir” (San Juan 16, 7-14).

    En el calendario del Año Litúrgico, después de la fiesta de la Ascensión, a los cincuenta días de la Resurrección de Jesús, celebramos la fiesta de Pentecostés.

    Explicación de la fiesta:

    Después de la Ascensión de Jesús, se encontraban reunidos los apóstoles con la Madre de Jesús. Era el día de la fiesta de Pentecostés. Tenían miedo de salir a predicar. Repentinamente, se escuchó un fuerte viento y pequeñas lenguas de fuego se posaron sobre cada uno de ellos.

    Quedaron llenos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en lenguas desconocidas.

    En esos días, había muchos extranjeros y visitantes en Jerusalén, que venían de todas partes del mundo a celebrar la fiesta de Pentecostés judía. Cada uno oía hablar a los apóstoles en su propio idioma y entendían a la perfección lo que ellos hablaban.

    Todos ellos, desde ese día, ya no tuvieron miedo y salieron a predicar a todo el mundo las enseñanzas de Jesús. El Espíritu Santo les dio fuerzas para la gran misión que tenían que cumplir: Llevar la palabra de Jesús a todas las naciones, y bautizar a todos los hombres en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
    Es este día cuando comenzó a existir la Iglesia como tal.

    ¿Quién es el Espírtu Santo?

    El Espíritu Santo es Dios, es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. La Iglesia nos enseña que el Espíritu Santo es el amor que existe entre el Padre y el Hijo. Este amor es tan grande y tan perfecto que forma una tercera persona. El Espíritu Santo llena nuestras almas en el Bautismo y después, de manera perfecta, en la Confirmación. Con el amor divino de Dios dentro de nosotros, somos capaces de amar a Dios y al prójimo. El Espíritu Santo nos ayuda a cumplir nuestro compromiso de vida con Jesús.

    Señales del Espíritu Santo:

    El viento, el fuego, la paloma.

    Estos símbolos nos revelan los poderes que el Espíritu Santo nos da: El viento es una fuerza invisible pero real. Así es el Espíritu Santo. El fuego es un elemento que limpia. Por ejemplo, se prende fuego al terreno para quitarle las malas hierbas y poder sembrar buenas semillas. En los laboratorios médicos para purificar a los instrumentos se les prende fuego.

    El Espíritu Santo es una fuerza invisible y poderosa que habita en nosotros y nos purifica de nuestro egoísmo para dejar paso al amor.

    Nombres del Espíritu Santo.

    El Espíritu Santo ha recibido varios nombres a lo largo del nuevo Testamento: el Espíritu de verdad, el Abogado, el Paráclito, el Consolador, el Santificador.

    Misión del Espíritu Santo:

  • El Espíritu Santo es santificador: Para que el Espíritu Santo logre cumplir con su función, necesitamos entregarnos totalmente a Él y dejarnos conducir dócilmente por sus inspiraciones para que pueda perfeccionarnos y crecer todos los días en la santidad.
  • El Espíritu Santo mora en nosotros: En San Juan 14, 16, encontramos la siguiente frase: “Yo rogaré al Padre y les dará otro abogado que estará con ustedes para siempre”. También, en I Corintios 3. 16 dice: “¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu Santo habita en ustedes?”. Es por esta razón que debemos respetar nuestro cuerpo y nuestra alma. Está en nosotros para obrar porque es “dador de vida” y es el amor. Esta aceptación está condicionada a nuestra aceptación y libre colaboración. Si nos entregamos a su acción amorosa y santificadora, hará maravillas en nosotros.
  • El Espíritu Santo ora en nosotros: Necesitamos de un gran silencio interior y de una profunda pobreza espiritual para pedir que ore en nosotros el Espíritu Santo. Dejar que Dios ore en nosotros siendo dóciles al Espíritu. Dios interviene para bien de los que le aman.
  • El Espíritu Santo nos lleva a la verdad plena, nos fortalece para que podamos ser testigos del Señor, nos muestra la maravillosa riqueza del mensaje cristiano, nos llena de amor, de paz, de gozo, de fe y de creciente esperanza.

    El Espíritu Santo y la Iglesia:

    Desde la fundación de la Iglesia el día de Pentecostés, el Espíritu Santo es quien la construye, anima y santifica, le da vida y unidad y la enriquece con sus dones.
    El Espíritu Santo sigue trabajando en la Iglesia de muchas maneras distintas, inspirando, motivando e impulsando a los cristianos, en forma individual o como Iglesia entera, al proclamar la Buena Nueva de Jesús.
    Por ejemplo, puede inspirar al Papa a dar un mensaje importante a la humanidad; inspirar al obispo de una diócesis para promover un apostolado; etc.

    El Espíritu Santo asiste especialmente al representante de Cristo en la Tierra, el Papa, para que guíe rectamente a la Iglesia y cumpla su labor de pastor del rebaño de Jesucristo.
    El Espíritu Santo construye, santifica y da vida y unidad a la Iglesia.
    El Espíritu Santo tiene el poder de animarnos y santificarnos y lograr en nosotros actos que, por nosotros, no realizaríamos. Esto lo hace a través de sus siete dones.

    Los siete dones del Espíritu Santo:

    Estos dones son regalos de Dios y sólo con nuestro esfuerzo no podemos hacer que crezcan o se desarrollen. Necesitan de la acción directa del Espíritu Santo para poder actuar con ellos.
  • SABIDURÍA: Nos permite entender, experimentar y saborear las cosas divinas, para poder juzgarlas rectamente.
  • ENTENDIMIENTO: Por él, nuestra inteligencia se hace apta para entender intuitivamente las verdades reveladas y las naturales de acuerdo al fin sobrenatural que tienen. Nos ayuda a entender el por qué de las cosas que nos manda Dios.
  • CIENCIA: Hace capaz a nuestra inteligencia de juzgar rectamente las cosas creadas de acuerdo con su fin sobrenatural. Nos ayuda a pensar bien y a entender con fe las cosas del mundo.
  • CONSEJO: Permite que el alma intuya rectamente lo que debe de hacer en una circunstancia determinada. Nos ayuda a ser buenos consejeros de los demás, guiándolos por el camino del bien.
  • FORTALEZA: Fortalece al alma para practicar toda clase de virtudes heroicas con invencible confianza en superar los mayores peligros o dificultades que puedan surgir. Nos ayuda a no caer en las tentaciones que nos ponga el demonio.
  • PIEDAD: Es un regalo que le da Dios al alma para ayudarle a amar a Dios como Padre y a los hombres como hermanos, ayudándolos y respetándolos.
  • TEMOR DE DIOS: Le da al alma la docilidad para apartarse del pecado por temor a disgustar a Dios que es su supremo bien. Nos ayuda a respetar a Dios, a darle su lugar como la persona más importante y buena del mundo, a nunca decir nada contra Él.

    Oración al Espíritu Santo

    Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor; envía Señor tu Espíritu Creador y se renovará la faz de la tierra.
    OH Dios, que quisiste ilustrar los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos que, guiados por este mismo Espíritu, obremos rectamente y gocemos de tu consuelo.
    Por Jesucristo, nuestro Señor
    Amén.

    Consulta los siguientes enlaces para profundizar en la Fiesta de Pentecostés:

    El Espíritu Santo sobre los apóstoles Evangelio meditado por P. Sergio Cordova LC

    La gloria de la Trinidad en Pentecostés Catequesis del Papa Juan Pablo II

    Pentecostés, fiesta grande para la Iglesia P. Fernando Pascual L.C.

    María en Pentecostés P. Antonio Rivero.

    María despúes del día de Pentecostés El día de Pentecostés ¿también descendió el Espíritu Santo sobre María, igual que a los apóstoles? ¿Qué pasó después con ella?

    Domingo de Pentecostés Meditación del P. Alberto Ramírez Mozqueda

    Novena al Espíritu Santo

    Cómo Prepararnos para Pentecostés Mauricio I. Pérez

    La Conferencia Episcopal de Chile ha lanzado un Especial de Pentecostés para que los fieles de todas edades y condiciones puedan profundizar en la solemnidad de Pentecostés que celebra la Iglesia universal

    ¿Qué es Pentecostés?

    Vida en el Espíritu

    Pentecostés en la Biblia

    Para niños

    La Confirmación y el Espíritu Santo

    Los Dones del Espíritu Santo

    Música

    Otros Especiales de Pentecostés:

    Pentecostés Año litúrgico en www.vatican.va

    Especial de Pentecostés www.encuentra.com

    Especial por la Solemnidad de Pentecostés http://www.multimedios.org

    Espíritu Santo: Gracia que nos despierta en la fe www.aciprensa.com

    Oraciones y Devociones del Espíritu Santo www.devocionario.com

    Pneumatología www.multimedios.org


    Envía una postal interactiva de Pentecostés producida por Red Misión

    Qué pasaría si no tuvieras miedo

    Descubre quién está contigo hoy
  • EL HIMNO AL ESPIRITU SANTO.


    EL HIMNO AL ESPIRITU SANTO.

    Ven Espíritu Creador,
    visita las almas de tus fieles,
    Llena de gracia celestial
    Los pechos que tu creaste.

    Te llaman Paráclito,
    Don de Dios altísimo,
    Fuente viva, fuego, amor
    Y unción espiritual.

    Tú, don septenario,
    Dedo de la diestra del Padre,
    Por ]El prometido a los hombres
    Con palabras solemnes.

    Enciende luz a los sentidos
    Infunde amor en los corazones,
    Y las debilidades de nuestro cuerpo
    Conviértelas en firme fortaleza.

    Manda lejos al enemigo,
    Y danos incesantemente la paz,
    Para que con tu guía
    Evitemos todo mal.

    Danos a conocer al Padre,
    Danos a conocer al Hijo
    Y a Ti, Espíritu de ambos,
    Creamos en todo tiempo.

    Que la gloria sea para Dios Padre,
    Y para el Hijo, de entre los muertos
    Resucitado, y para el Paráclito,
    Por los siglos de los siglos. Amén.

    PERDONAR EMOCIONALMENTE


            Perdonar emocionalmente
            Autor:  Padre Ignacio Larrañaga


            El modo de perdonar emocionalmente es com­prendiendo.
            Si comprendiéramos, no haría falta perdonar.
            Piensa en tu «enemigo». En cuanto tu atención esté fija en él, aplícale las siguientes reflexiones.
            Fuera de casos excepcionales, en este mundo nadie ac­túa con mala intención, nadie es malo. Si él me ofendió, ¿quién sabe qué le contaron? ¿Quién sabe si estaba pa­sando una grave crisis? Lo que en él parece orgullo es timidez. Su actitud para conmigo parece obstinación pero es otra cosa: necesidad de autoafirmación. El pobre se siente tan poca cosa... A veces su conducta me parece agresiva; en realidad se trata de golpes secos para darse a sí mismo seguridad.
            Si es difícil para mí, mucho más difícil es para él mismo. Si con ese su modo de ser sufro yo, mucho más sufre él mismo. Si hay una persona en el mundo que desea no ser así, esa persona no soy yo, es él mismo. Le gustaría ser constante y es versátil. Le gustaría ser encantador y es anti­pático. Le gustaría vivir en paz con todo el mundo y siem­pre está en conflicto con todos. Le gustaría agradar a todos y no lo consigue. El no escogió ese modo de ser.
            Después de todo esto, ¿tendrá el «enemigo» tanta cul­pabilidad? ¿Qué sentido tiene el irritarse contra un modo de ser que él no escogió? No parece repulsa sino com­prensión. A fin de cuentas, ¿no seré yo el equivocado y el injusto con mi actitud y no él? ¿No pedimos todos los días la misericordia del Padre?
            Si. supiéramos comprender, el sol de la ira declinaría, y la paz, como sombra bendita, ocuparía nuestras estancias interiores.


            Del libro "Muéstrame tu rostro", del Padre Ignacio Larrañaga

    UN MINUTO MARIANO


    UN MINUTO MARIANO

    Madre! —Llámala fuerte, fuerte. —Te escucha, te ve en peligro quizá, y te brinda, tu Madre Santa María, con la gracia de su Hijo, el consuelo de su regazo, la ternura de sus caricias: y te encontrarás reconfortado para la nueva lucha.  

    San Josemaría Escrivá de Balaguer

    LA ORACIÓN....


    miércoles, 15 de mayo de 2013

    NO ESCONDAS...


    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 15 DE MAYO DEL 2013



    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    15 DE MAYO DEL 2013


    "Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia". La misericordia es fruto de un corazón tierno y compasivo, que sabe sufrir con los que sufren y llorar con los que lloran y afligirse con los que tienen alguna pena.
    Ser misericordioso es volcar un poco de dulzura en el corazón amargado, derramar algo de bálsamo en el ánimo abatido y comunicarle nuevas fuerzas, para ir repechando el camino del deber.
    Ser misericordioso es consolar al triste, acompañar al que se halla en soledad, dejar que el prójimo vuelque en nosotros sus preocupaciones, que se desahogue de sus aflicciones y opresiones.
    Los misericordiosos obtendrán también ellos misericordia, encontrarán corazones que los comprendan; cuando para ellos les llegue la hora del dolor, hallarán quien les suavice su pena, quien comparta su amargura; y como ellos supieron aliviar la pena de los demás, los demás aliviarán la pena de ellos.

    "El que retira la compasión al prójimo, abandona el temor de Dios" (Job, 6, 14). "¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, como yo me compadecí de ti?" (M t, 18,33). Es la mejor forma de conseguir que Dios nos perdone: perdonando.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    UN MINUTO MARIANO


    UN MINUTO MARIANO

     El mejor culto que podemos dar a María es imitarla en las disposiciones íntimas que vemos en ella y en la práctica de todas sus virtudes. 

    Clemente Arranz Enjunto

    EL EVANGELIO DEL DIA

    Autor: Salvador Nuño | Fuente: Catholic.net
    Jesús ruega por los discípulos
    Juan 17, 11-19. ¡Cuánto necesita el mundo en estos días de la unidad en la oración! No hay unidad donde no hay amor, no hay unidad donde no está Dios.
     
    Jesús ruega por los discípulos
    Del santo Evangelio según san Juan 17, 11-19


    Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. Cuando estaba yo con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me habías dado. He velado por ellos y ninguno se ha perdido, salvo el hijo de perdición, para que se cumpliera la Escritura. Pero ahora voy a ti, y digo estas cosas en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría colmada. Yo les he dado tu Palabra, y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como yo no soy del mundo. No te pido que los retires del mundo, sino que los guardes del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad.

    Oración introductoria

    Señor, gracias por este tiempo que puedo dedicar a la oración. Aunque no soy del mundo, las cosas pasajeras ejercen una fuerte atracción, pero creo y espero en Ti, porque eres fiel a tus promesas, por eso te pido la gracia de que me reveles la verdad sobre mi vida en esta oración.

    Petición

    Señor, concédeme no tener en la vida otra tarea, otra ocupación, otra ilusión que ser santificado en la verdad.

    Meditación del Papa

    Sabemos que al final -como vio claramente san Ignacio de Loyola- el único patrón verdadero con el cual se puede medir toda realidad humana es la Cruz y su mensaje de amor inmerecido que triunfa sobre el mal, el pecado y la muerte, que crea vida nueva y alegría perpetua. La Cruz revela que únicamente nos encontramos a nosotros mismos cuando entregamos nuestras vidas, acogemos el amor de Dios como don gratuito y actuamos para llevar a todo hombre y mujer a la belleza del amor y a la luz de la verdad que salvan al mundo.
    En esta verdad -el misterio de la fe- es en la que hemos sido consagrados, y en esta verdad es en la que estamos llamados a crecer, con la ayuda de la gracia de Dios, en fidelidad cotidiana a su palabra, en la comunión vivificante de la Iglesia. Y, sin embargo, qué difícil es este camino de consagración. Exige una continua conversión, un morir sacrificial a sí mismos que es la condición para pertenecer plenamente a Dios, una transformación de la mente y del corazón que conduce a la verdadera libertad y a una nueva amplitud de miras. Benedicto XVI, 19 de julio de 2008.

    Reflexión

    ¡Qué intimidad tan profunda revelan las palabras de Jesús para con su Padre! Son las últimas palabras, la oración que da comienzo a su pasión.

    San Juan nos hace participes de la visión de su corazón, que se dirige a su Padre en la cena de despedida: su petición la hace por los suyos, sus discípulos, los continuadores de su misión: Padre mío: que sean uno, como tú y yo.

    ¡Qué unidad más fuerte, más compacta puede haber, como la de la Trinidad: identificación de divinidad, de voluntad, unión en el Amor!

    Ut Unum sint. ¡Cuánto necesita el mundo en estos días de esta unidad!

    No hay unidad donde no hay amor, no hay unidad donde no está Dios. Cuánta guerra, cuánto odio, cuánta incomprensión, cuánto rencor, aun en la tierra donde vivió el príncipe de la paz, donde Dios encarnado dirigió a su Padre este deseo: presérvalos del mal.

    Este mensaje proclamado por Cristo es el que los apóstoles han transmitido al mundo.
    Ellos son los testimonios de la verdad, de la paz, del perdón; la paz que el mundo NO TIENE, ni puede dar; más aún los ha odiado porque no son del mundo.

    A nosotros los cristianos nos corresponde ser continuadores de esa misión: de hacer vida el nombre que llevamos: Cristianos, seguidores de Cristo, otros cristos, constructores, príncipes de la paz.

    Propósito

    Hacer un examen de conciencia para ver cómo puedo dar mayor gloria a Dios con los dones que me ha dado.

    Diálogo con Cristo

    Señor, dejo en tus manos mis preocupaciones. Ayúdame a confiar en tu providencia, para que la revisión de mis actitudes y comportamiento, me ayude a vivir lo que creo. Sé que Tú estás conmigo, pero frecuentemente se me dificulta compartir mi fe con los demás. Dame la fortaleza para hablar de Ti y de tu amor, especialmente a mi familia.

    UN CAMINO AL FUTURO

    Un camino al futuro
    Autor:  Padre Guillermo Ortiz SJ.


    ¿Cuánto hace que Dios le dio a Moisés los Mandamientos sobre el monte Sinaí? Hace ya mucho tiempo, y fue en esa larga cuaresma del Pueblo de Dios en el desierto.

    Los Mandamientos son parte del pasado, algo viejo, dicen algunos.

    La montaña firme del Sinaí en donde podemos tocar esas piedras rojizas que caracterizan ese lugar esencial y agreste, formado por el desierto y las montañas de granito. Esa montaña firme y hermosa, llamada ahora ‘Monte de Moisés’, sirve hoy de fundamento y memoria viva para repetir lo que el Papa dijo al pié de la montaña, debajo de un almendro en flor:

    Los Mandamientos son el secreto de la libertad del hombre, el único futuro de la familia humana.

    “Los Mandamientos –dice Juan Pablo II- no son una imposición arbitraria de un Dios tirano. Fueron escritos en piedra, pero antes, habían sido escritos en el corazón de los hombres como la ley moral universal, válida

    para todo tiempo y lugar. Hoy al igual que siempre, las Diez Palabras de la Ley ofrecen la única base auténtica para la vida de los hombres, de las sociedades y de las naciones. Hoy al igual que siempre, son el único futuro de la familia humana. Salvan al hombre de su destructiva fuerza del egoísmo, del odio y de la mentira. Ponen de manifiesto todos esos falsos dioses que le esclavizan: el amor propio hasta la exclusión de Dios, la avidez de poder y de placer que trastoca el orden de la justicia y degrada nuestra dignidad humana y la de nuestro prójimo”.

    “En los Diez Mandamientos se reflejan los mandamientos fundamentales de la ley natural. El decálogo constituye el camino para una vida plenamente humana. Fuera de él, no hay futuro de serenidad y de paz para las personas, las familias y las naciones”.

    Gracias Señor por los Mandamientos que son el camino de los hijos a la casa del Padre.

    Enséñame a vivirlos amando como Jesús.

    MAS CERCA DE LO QUE CREES


    Mas cerca de lo que crees

    Cuando te levantas y te sientes vacío, Dios está mas cerca de lo que
    crees...

    Cuando tu vida pasa y crees que nadie se acuerda de tí, Dios está mas cerca de lo que crees...

    Cuando te acuestes sin ninguna razón aparente para desear vivir, Dios está mas cerca de lo que crees...

    Cuando ves una bella frase o una oración y crees que es para otros, Dios está mas cerca de lo que crees...

    Pues cuando mas te alejas de Dios, El aumenta su presencia en tu vida para que a pesar de tus problemas, dificultades, faltas o errores, sientas un llamado en tu corazón como un faro en medio de la tormenta, el cual te recuerda que Dios está mas cerca de lo que crees...

    Dios no es un sentimiento, es una convicción y aunque no lo sientas, aunque ya no puedas, aunque no veas mas que tormenta sigue adelante. Y puedes estar seguro de que siempre estará contigo.

    EL ESPÍRITU SANTO, PERSONA DIVINA

    Autor: Miguel Rivilla San Martìn. Pbro. | Fuente: Catholic.net
    El Espíritu Santo, persona divina
    Él siempre ha permanecido en la Iglesia de Cristo, vivificándola y santificándola.



    Quizás, para un número no pequeño de cristianos, desgraciadamente, el Espíritu Santo no signifique gran cosa en sus vidas. Incluso, como pasó a un grupo de la primitiva comunidad de Corinto, lleguen a ignorar su identidad y con qué bautizo fueron bautizados. En el credo niceno-constantinopolitano, que a menudo rezamos los participantes en la eucaristía dominical, proclamamos y profesamos nuestra fe con estas palabras de la Iglesia: "Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo, recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas".

    Es pues, el Espíritu Santo, persona divina; verdad que niegan los testigos de Jehová, para quienes sólo es "la fuerza activa de Dios", negándole los demás atributos divinos, idénticos al Padre y al Hijo.

    Parece poco probable, es cierto, que los evangelistas, hayan oído hablar de la Tercera Persona de la Sma. Trinidad, al realzar la obra del Espíritu Santo, en la obra terrenal de Cristo. Pero la fórmula trinitaria integrada en la última secuencia de MATEO ("Id pues, y haced discípulos de todos los hombres, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo "...) subraya, sin lugar a dudas, la existencia personal y distinta del Espíritu, en una única naturaleza divina, de tal manera como lo hace con las del Padre y del Hijo. Según el libro de los Hechos descendió sobre la Iglesia el día de Pentecostés. Su activa presencia se muestra -según había prometido Jesús- de forma sorprendente a través de los acontecimientos relatados, de forma que pudo denominarse a este libro del N.T. "El evangelio del Espíritu Santo".

    Sabemos que los artistas de todos los tiempos han representado al Espíritu Santo en forma de paloma o de lenguas de fuego, símbolos tomados de las sagradas Escrituras. Él siempre ha permanecido en la Iglesia de Cristo, vivificándola y santificándola con sus siete dones, produciendo abundantes y maravillosos frutos de santidad a lo largo de veinte siglos. Nunca ha faltado su asistencia de modo especial al Vicario de Cristo en la tierra, para que pueda guiar a sus hermanos en la verdad revelada, sin error hasta el final de los siglos.

    Todos los cristianos debemos encomendarnos a Él, invocándole muy a menudo, con jaculatorias y con oraciones, procurando que su santa gracia -su luz y su fuerza -guíen y acompañen siempre a su Iglesia y a cuantos tenemos la suerte de formar parte de ella.

    Como conclusión trascribo aquí una preciosa invocación al Espíritu Santo:

    Envía, Señor, tu Espíritu, que renueve nuestros corazones. Envíanos, Señor, tu luz y tu calor, que alumbre nuestros paso, que encienda nuestro amor. Envíanos tu Espíritu y un rayo de tu luz, encienda nuestras vidas en llamas de virtud. Envíanos, Señor, tu fuerza y tu valor, que libre nuestros miedos, que anime nuestro ardor; envíanos tu Espíritu, impulso creador, que infunda en nuestras vidas la fuerza de su amor. Envíanos, Señor, la luz de tu verdad, que alumbre tantas sombras de nuestro caminar; envíanos tu Espíritu, su don renovado, engendre nuevos hombres con nuevo corazón..

    martes, 14 de mayo de 2013

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 14 DE MAYO DEL 2013



    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    14 DE MAYO DEL 2013

    "Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados".
    El hambre y la sed corporal torturan; pero el hambre y la sed de justicia no esmenos apremiante. Todos aquellos que desean vivamente que en el mundo se instaure la justicia, sabiendo que es ésa la voluntad de Dios; todos los que de una u otra forma se juegan por la justicia, para que en el mundo haya más justicia, sobre todo con aquellos que se hallan desamparados, con aquellos que no tienen medios ni influencia para exigir se les haga justicia; los que defienden la justicia, para los pobres, para los oprimidos, para los perseguidos, para los despojados de sus legítimos derechos... todos ésos tienen hambre y sed de justicia y todos, ésos serán saciados.
    En el mundo de hoy nos cuesta creer que llegará un tiempo en que se hará justicia, justicia verdadera; pero ha de llegar, a no dudarlo, el momento en el que Dios pondrá las cosas en su lugar y dará a cada uno su merecido.

    "Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los cielos" (Mt, 5, 20). La justicia evangélica no es la mera justicia de las leyes frías, sino antes que nada la justicia de la ley del amor a los hermanos.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    UN MINUTO MARIANO


    UN MINUTO MARIANO

    Acuérdate, acuérdate, dulce, escogida Reina, que tienes de nosotros, los hombres pecadores, toda tu dignidad. ¿Cómo te llamarías Madre de la gracia y la misericordia a no ser por nuestra miseria que necesita de gracia y de misericordia.  

    Miguel de Unamuno

    JESUS SANA


    JESÚS SANA

     Piense en la peor de las enfermedades que se conocen hoy día: eso es lo que pensaba la gente de los tiempos bíblicos sobre la lepra. De hecho, se consideraba que la lepra era un castigo divino por algún terrible pecado que hubiera cometido la persona.

    En realidad, todas las enfermedades son, a la vez, el resultado y
    símbolo del pecado. Todo empezó en Edén, con Adán y Eva
    desobedeciendo a Dios. Y desde entonces, el diablo ha acumulado en nosotros enfermedad sobre enfermedad. Pero la lepra era una enfermedad que despertaba un temor especial. Estaba tan asociada al pecado quequien la padecía tenía que separarse completamente de todo lo santo y era considerado impuro.

    La gente creía que esta enfermedad procedía de la mano de Dios y, por lo tanto, solo él podía quitarla. La capacidad de curar la lepra era una de las señales del Mesías (ver Mat. 11:5). El rey de Israel
    preguntó: «¿Soy yo Dios, que da vida y la quita, para que este me
    envíe a un hombre a que lo sane de su lepra?» (2 Rey. 5:7).
    Se consideraba que la lepra era incurable a menos que Dios interviniera.

    Por esa razón, un leproso nunca acudía a un médico para que lo
    sanara. ¿Qué podría hacer el médico si la curación era obra de
    Dios? En su lugar, el sacerdote, el ministro del Señor, tenía la
    responsabilidad de examinar al presunto leproso y declararlo puro o
    impuro. Si el sacerdote veía evidencias de enfermedad, la persona era declarada impura. Si no percibía ninguna evidencia, la persona podía volver a su casa.

    ¿Se imagina qué era levantarse una mañana y descubrir que se padecía la lepra? El leproso tenía que abandonar de inmediato la casa y la familia, tenía que vivir fuera de la ciudad, con los enfermos incurables y, cada vez que pasaba cerca de una persona sana, tenía que gritar: «¡Impuro!».

    De hecho, todos sufrimos la lepra del pecado. Somos impuros y tenemos que permanecer apartados de las cosas santas. La ley de Dios, como el sacerdote, nos puede mostrar que somos impuros, pero no nos puede curar.

    Jesús puede hacer lo que para la ley es imposible (Rom. 8:3). Jesús,
    nuestro Sumo Sacerdote, quita el pecado, nos limpia y nos declara sanos. Ya no somos impuros. Demos gracias a Dios por Jesús, el Gran Médico.

    Fuente Reflexiones Cristianas

    domingo, 12 de mayo de 2013

    ¡FELIZ DIA DE LA MADRE!




    LA VIRTUD DE LA PRUDENCIA


    La virtud de la Prudencia

    Prudencia

    La prudencia es una de esas virtudes de las que apenas se habla y que, sin embargo, resulta ser una clave en el dificílisimo arte de ordenarnos rectamente en nuestra relación con el prójimo. No nacemos prudentes, pero debemos hacernos prudentes por el ejercicio de la virtud. Y no es tarea fácil.

    El pensamiento puede descarriarse como se descarría la voluntad, porque está expuesto a las mismas pasiones y a los mismos condicionamientos. Pensar y bien exige una gran atención, no sólo sobre las cosas, sino principalmente sobre nosotros mismos.
    Hay que saber estar atentos sobre las razones, pero mucho más sobre nuestras pasiones que son las que nos impulsan al error. 
    Porque los hombres solemos errar por precipitación en nuestros juicios, afirmando cosas que la razón no ve claras, pero que estamos impulsados a afirmar como desahogo de nuestras pasiones. Quien no sabe controlar sus pasiones, tampoco sabrá controlar sus razones y se hace responsable moral de sus yerros.

    La razón es la que ha de regir nuestra conducta en la verdad y por eso la prudencia es la primera de las virtudes cardinales. Pero la verdad requiere tener sosegada el alma para conseguir tener sosegada la mente con objetivas razones.

    ANTES DE SER MAMÁ...


    ANTES DE SER MAMÁ...

    Yo comía mi comida caliente.
    Mi ropa lucía planchada y limpia todo el día.
    Podía sostener largas y tranquilas conversaciones telefónicas.

    ... ANTES DE SER MAMÁ...
    Me dormía tarde, tan tarde como quería
    y jamás me preocupaban las desveladas.
    Cepillaba y cuidaba mi pelo, lucía uñas largas y hermosas. Mi casa
    estaba limpia y en orden, no tenía que brincar juguetes olvidados por todos lados.

    ANTES DE SER MAMÁ...
    No me apuraba si alguna de mis plantas era venenosa, ni pensaba en lo peligroso de las escaleras o las esquinas de mis muebles.
    No dejaba mi tiempo en consultas mensuales con el doctor, ni consideraba siquiera la palabra VACUNA.

     ANTES DE SER MAMÁ...
    No tenía que limpiar comida del piso, ni lavar las huellas de pequeños deditos marcadas en los vidrios.
    Tenía control absoluto de mi mente, mis pensamientos,
    mi cuerpo y mi aspecto físico...
    Dormía toda la noche y los fines de semana eran totalmente relajados.

     ANTES DE SER MAMÁ...
    No me entristecían los gritos de los niños en la
    consulta médica, no tuve jamás que detener, con lágrimas en mis ojos, una piernita que sería inyectada.

     ANTES DE SER MAMÁ... Yo nunca sentí un nudo en la garganta al mirar a través de unos ojos llorosos y una carita sucia.
    No conocía la felicidad total con sólo
    recibir una mirada.
    No pasaba horas mirando la inocencia
    dormir en una cuna.
    Nunca sostuve a un bebé dormido SOLO porque no quería alejarlo de mí

     ANTES DE SER MAMÁ...
    Nunca sentí que mi corazón se rompía en
    un millón de pedazos al no poder calmar el dolor de un niño.
    Nunca supe que algo tan pequeño, podía afectar TANTO mi mundo.
    Nunca supe que podía amar a alguien de
    ese modo, nunca supe que amaría como una MADRE.

     ANTES DE SER MAMÁ...
    Yo no conocía el sentimiento que provoca tener mi corazón fuera de mi cuerpo. No sabía que tan especial me sentiría al alimentar a un bebé hambriento. No sabía de esa cercanía inmensa entre una madre y su hijo. No sabía que algo tan chico podría hacerme sentir tan importante.

     ANTES DE SER MAMÁ...
    No imaginaba tanta calidez, tanta dulzura, tanto amor.
    No imaginaba lo grande y lo maravilloso que sería,
    No imaginaba la satisfacción de ser madre, no sabía que yo era capaz de sentir tanto...

    HOY NO IMAGINO MI VIDA SIN ESA PEQUEÑA SONRISA PICARA Y TRAVIESA, SIN ESA HUELLA DE CHOCOLATE EN LA PARED, SIN ESE OLOR A PUREZA, SIN ESCUCHAR DE UNOS PEQUEÑOS LABIOS ESA PALABRA CORTA Y LARGA A LA VEZ...  "MAMÁ

    UN MINUTO MARIANO




    UN MINUTO MARIANO
     
    María es como el nudo de la vida cristiana: en ella se concentran las oraciones de los fieles para llegar al Señor y por ella pasan las gracias del Señor para derramarse sobre los hombres.

    Miguel de Unamuno

    sábado, 11 de mayo de 2013

    MAMÁ, LA MEJOR CATEQUISTA



    Mamá la mejor catequista
     
    En una aldea cercana a Turín (Italia), una joven llamada María tuvo la desgracia de perder totalmente la vista. Deseando recobrarla, visitó a San Juan Bosco, que estaba construyendo con limosnas de la gente, la magnífica iglesia de María Auxiliadora.

    Después de haber rezado ante la Virgen, la muchacha habló con San Juan Bosco. El le preguntó:
            -¿Hace mucho tiempo que estás enferma?
            -Sí, mucho, y llevo ya un año sin ver.
            -¿Has consultado a los médicos?
            -Ya no saben qué recetarme.
            -¿Distingues los objetos grandes de los pequeños?
            -No. Ya le he dicho que no veo ni poco ni mucho.
            -¿Ves la luz que entra por esa ventana?
            -No, nada.
            -¿Quieres recobrar la vista?
            -¡Claro Señor! Soy pobre y la necesito para ganarme la vida.
            -¿Te servirás de la vista en provecho de tu alma y no en ofender a Dios?
            -Lo prometo sinceramente.
            -Confía pues en la Virgen.
            Y con un tono solemne, exclamó Don Bosco.
            -A gloria de Dios y de la Virgen María, di, ¿qué tengo ahora en la mano?
            -Una medalla de la Santísima Virgen.
            -¿Y al otro lado?
            -Una estampa de un santo con la vara florida: es San José.
            ¡María Stardero había recobrado la vista! Ya puedes imaginarte la alegría de la joven y de sus padres.

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 11 DE MAYO DEL 2013


    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    11 DE MAYO DEL 2013

     "Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los cielos". Es la primera bienaventuranza, que Cristo proclamó en el sermón de la montaña.
    Pobre de espíritu es el sencillo, el humilde, el que no se paga de sí mismo, el que está convencido de que depende de los demás, de que él solo no puede enfrentar la vida, que necesita de los otros; por eso es pobre, porque no tiene en sí cuanto necesita, sino que lo espera de los demás.
    El orgulloso piensa que él y sólo él se satisface, se basta y se sobra; por eso es rico: se tiene a sí mismo. Pero solamente al pobre de espíritu, al que tiene alma de pobre o es pobre de espíritu se le promete el Reino de los cielos; el orgulloso conquistará a los hombres; el humilde conquista a Dios; el orgulloso será dueño de la tierra y sus riquezas; el humilde tendrá como herencia el cielo y sus bienes.
    ¿Qué prefieres?

    "No está en el número tu fuerza, ni tu poder en los valientes, sino que eres el Dios de los humildes, el defensor de los pequeños, apoyo de los débiles, refugio de los desvalidos, salvador de los desesperados" (Judit, 9, 11). Nunca es más grande el hombre, que de rodillas; no dudes en doblarlas ante tu Dios. En tus rodillas está tu fuerza y la debilidad de Dios.


    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    EL EVANGELIO DE HOY


    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
    Pedid y recibiréis.
    Juan 16, 23-28. Pascua. Puedes ganar mucho si sabes orar en el nombre de Cristo, si no te dejas aplastar por el dolor o el fracaso.
     
    Pedid y recibiréis.
    Del santo Evangelio según san Juan 16, 23-28


    En verdad, en verdad os digo: lo que pidáis al Padre os lo dará en mi nombre. Hasta ahora nada le habéis pedido en mi nombre. Pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea colmado. Os he dicho todo esto en parábolas. Se acerca la hora en que ya no os hablaré en parábolas, sino que con toda claridad os hablaré acerca del Padre. Aquel día pediréis en mi nombre y no os digo que yo rogaré al Padre por vosotros, pues el Padre mismo os quiere, porque me queréis a mí y creéis que salí de Dios. Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre.

    Oración introductoria

    Señor, Tú dijiste que todo lo que pidiera en tu nombre me lo concederías. Te pido, Señor y Dios mío, la fe, la esperanza y el don de la caridad. Estas tres virtudes me bastan, con ellas puedo amarte, darte gloria, servirte y comunicarte a los demás.

    Petición

    Jesús, te suplico me concedas aquello que más necesite para ser un discípulo y misionero de tu amor.

    Meditación del Papa

    Después del gran descubrimiento de Jesucristo -nuestra vida, camino y verdad- entrando en el terreno de la fe, en "la tierra de la Fe", encontramos a menudo una vida oscura, dura difícil, una siembra con lágrimas, pero seguros de que la luz de Cristo, al final, nos da una gran cosecha.

    Debemos aprender esto también en las noches oscuras; no olvidar que la luz está, que Dios ya está en medio de nuestras vidas y que podemos sembrar con la gran confianza de que el "sí" de Dios es más fuerte que todos nosotros. Es importante no perder este recuerdo de la presencia de Dios en nuestra vida, esta alegría profunda de que Dios ha entrado en nuestra vida, liberándonos: es la gratitud por el descubrimiento de Jesucristo, que ha venido a nosotros. Y esta gratitud se transforma en esperanza, es estrella de la esperanza que nos da la confianza, es la luz porque los dolores de la siembra son el inicio de la nueva vida, de la grande y definitiva alegría de Dios, Benedicto XVI, 13 de octubre de 2011.

    Reflexión

    ¿Para qué rezar, si no conseguimos nada? ¿Para qué rezar, si a veces sentimos un muro de soledad a nuestro alrededor? Puede ser que no recemos con fe, o que no pidamos lo que nos conviene.

    Santa Teresa del Niño Jesús escribía lo siguiente: "Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría" (Santa Teresa del Niño Jesús, ms. autob. C 25r).

    Entonces sí vale la pena rezar, pues sólo se ve la luz en medio de la oscuridad cuando miramos hacia delante, cuando descubrimos que Cristo pasó antes que nosotros por la prueba de la cruz, y ahora está con Dios Padre, y nos espera, y nos prepara un lugar.

    También el cristiano puede ganar mucho si sabe orar en el nombre de Cristo, si no se deja aplastar por el dolor o el fracaso.

    Toca a Dios decidir si nos concede eso que pedimos desde lo más profundo del corazón. Pero incluso cuando no llega el regalo que pedimos, no nos faltará el consuelo de saber que estamos en sus manos. ¿No es eso ya vivir en oración, el mejor regalo que podemos recibir de nuestro Padre de los cielos?

    Propósito

    Hoy hablaré a alguien sobre la confianza que tengo de que Dios siempre escucha mi oración.

    Diálogo con Cristo

    Señor, dame la gracia de mantener siempre un buen humor, para poder ser ese testigo de la alegría al saberme amado por Ti. Ser misionero de la alegría y ser un misionero alegre, para los demás, que hermosa forma de poder corresponder a tanto amor que me das.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC

    UN MINUTO MARIANO



    UN MINUTO MARIANO

    No hay piedad mariana que termine en María, pero sí rasgo distintivo, por María ir a Cristo y consagración de nuestra vida a María para que Ella la presente a Jesús. 

    San Alberto Hurtado Cruchaga, S.J

    ORACIÓN POR EL DÍA DE LA MADRE




    ORACIÓN POR EL DÍA DE LA MADRE

    Amado Señor, en tu palabra, nos enseñaste a honrar a nuestras madres. En este día tan especial, te damos gracias y oramos por  todas las madres. Acompáñalas en todo momento. Pon en cada madre el amor y conocimiento de Dios para que se lo enseñen a sus hijos/as, ya que no hay mejor herencia para un hijo o hija que la de fe y esperanza en las promesas de Jesucristo. Bendice a las madres cuyos hijos/as están lejos en este día. Anímalas en la ausencia. Si la distancia causa tristeza, haz que los corazones se unan por el amor de Jesucristo. Amén.

    SER FUERTES...


    EL AGUA VIVA

    Autor: S.S. Francisco | Fuente: News.va
    El agua viva
    En el Credo profesamos la fe en el Espíritu Santo, que es Dios, Señor y dador de vida. Catequesis del Papa Francisco. 8 de mayo de 2013
     
    El agua viva
    El agua viva
    Queridos hermanos y hermanas,

    El tiempo pascual que estamos viviendo con gozo, guiados por la liturgia de la Iglesia, es por excelencia el tiempo del Espíritu Santo donado «sin medida» (cfr Jn 3,34) por Jesús crucificado y resucitado. Este tiempo de gracia concluye con la fiesta de Pentecostés, en la que la Iglesia revive la efusión del Espíritu sobre María y los Apóstoles reunidos en oración en el Cenáculo.

    Pero ¿quién es el Espíritu Santo? En el Credo profesamos con fe: «Creo en el Espíritu Santo que es Señor y da la vida». La primera verdad a la que adherimos en el Credo es que el Espíritu Santo es Kýrios, Señor. Ello significa que Él es verdaderamente Dios como lo son el Padre y el Hijo, objeto, por parte nuestra, del mismo acto de adoración y de glorificación que dirigimos al Padre y al Hijo. De hecho, el Espíritu Santo es la tercera Persona de la Santísima Trinidad; es el gran don de Cristo Resucitado que abre nuestra mente y nuestro corazón a la fe en Jesús como el Hijo enviado por el Padre y que nos guía a la amistad, a la comunión con Dios.

    Pero quisiera sobre todo detenerme en el hecho que el Espíritu Santo es la fuente inagotable de la vida de Dios en nosotros. El hombre de todos los tiempos y de todos los lugares desea una vida plena y bella, justa y buena, una vida que no esté amenazada por la muerte, sino que pueda madurar y crecer hasta su plenitud. El hombre es como un caminante que, atravesando los desiertos de la vida, tiene sed de un agua viva, fluyente y fresca, capaz de refrescar en profundidad su deseo profundo de luz, de amor, de belleza y de paz. ¡Todos sentimos este deseo! Y Jesús nos da esta agua viva: ella es el Espíritu Santo, que procede del Padre y que Jesús vierte en nuestros corazones. « yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia», nos dice Jesús (Jn 10,10).

    Jesús promete a la Samaritana donar un "agua viva", con abundancia y para siempre, a todos aquellos que lo reconocen como el Hijo enviado por el Padre para salvarnos (cfr Jn 4, 5-26; 3,17). Jesús ha venido a donarnos esta "agua viva" que es el espíritu Santo, para que nuestra vida sea guiada por Dios, sea animada por Dios, sea nutrida por Dios. Cuando decimos que el cristiano es un hombre espiritual nos referimos justamente a esto: el cristiano es una persona que piensa y actúa según Dios, según el Espíritu Santo. Y nosotros, ¿pensamos según Dios? ¿Actuamos según Dios? O ¿nos dejamos guiar por tantas otras cosas que no son Dios?

    A este punto podemos preguntarnos: ¿por qué esta agua puede saciarnos hasta el fondo? Sabemos que el agua es esencial para la vida; sin agua se muere; ella refresca, lava, hace fecunda la tierra. En la Carta a los Romanos encontramos esta expresión: « el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, que nos ha sido dado» (5,5). El "agua viva", el Espíritu Santo, Don del Resucitado que toma morada en nosotros, nos purifica, nos ilumina, nos renueva, nos trasforma porque nos hace partícipes de la vida misma de Dios que es Amor. Por esto, el Apóstol Pablo afirma que la vida del cristiano está animada por el Espíritu y de sus frutos, que son «amor, alegría y paz, magnanimidad, afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia» (Gal 5,22-23). El Espíritu Santo nos introduce en la vida divina como "hijos en el Hijo Unigénito". En otro pasaje de la Carta a los Romanos, que hemos recordado varias veces, san Pablo lo sintetiza con estas palabras: «Todos los que son conducidos por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no han recibido un espíritu de esclavos para volver a caer en el temor, sino el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ´Padre´. El mismo espíritu se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Si somos hijos, también somos herederos, herederos de Dios y coherederos de Cristo, porque sufrimos con él para ser glorificados con él» (8,14-17).

    Este es el don precioso que el Espíritu Santo trae a nuestros corazones: la vida misma de Dios, vida de verdaderos hijos, una relación de confidencia, de libertad y de confianza en el amor y en la misericordia de Dios, que tiene también como efecto una mirada nueva hacia los demás, cercanos y lejanos, vistos siempre como hermanos y hermanas en Jesús a los cuales hay que respetar y amar. El Espíritu Santo nos enseña a mirar con los ojos de Cristo, a vivir la vida como la ha vivido Cristo, a comprender la vida como la ha comprendido Cristo. He aquí por qué el agua viva que es el Espíritu Santo sacia nuestra vida, porque nos dice que somos amados por Dios como hijos, que podemos amar a Dios como sus hijos y que con su gracia podemos vivir como hijos de Dios, como Jesús. Y nosotros, escuchamos al Espíritu Santo que nos dice: Dios te ama, te quiere. ¿Amamos verdaderamente a Dios y a los demás, como Jesús? Y nosotros, ¿escuchamos al Espíritu Santo? ¿Qué cosa nos dice el Espíritu Santo? Dios te ama: ¡nos dice esto! Dios Te ama, te quiere. Y nosotros ¿amamos verdaderamente a Dios y a los demás, como Jesús? Dejémonos guiar, dejémonos guiar por el Espíritu Santo. Dejemos que Él nos hable al corazón y nos diga esto: que Dios es amor, que Él nos espera siempre, que Él es el Padre y nos ama como verdadero papá; nos ama verdaderamente. Y esto solo lo dice el Espíritu Santo al corazón. Sintamos al Espíritu Santo, escuchemos al Espíritu Santo y vayamos adelante por este camino del amor, de la misericordia, del perdón. ¡Gracias!



    Imagen: Samaritana. Jorge Larangeira
    Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...