sábado, 27 de abril de 2013

MARIA, LA VIRGEN TRABAJADORA

Autor: El paraíso de Nazaret | Fuente: El paraíso de Nazaret
María, la Virgen trabajadora
Las manos de María tenían la belleza que se refleja cuando han trabajado, consolado, se han tendido abiertas a los demás.
 
María, la Virgen trabajadora
Siempre que pienso en el trabajo, me viene a la mente lo que San Pablo escribió al enterarse de que había algunos por ahí que se dedicaban a hacer el vago: "el que no trabaje, que no coma". Bien dicho.

Desde que nuestros primeros padres tuvieron la desgracia de pecar, toda su parentela hemos tenido que cargar con las consecuencias. Una de ellas fue precisamente aquel: "comerás el pan con el sudor de tu frente". Todos quedamos sometidos a la ley de trabajo y la fatiga.

Pero resulta que no todos los humanos han nacido con el pecado original. Hay dos excepciones: Jesús y María. Y en justicia, ninguno de los dos tenía que haberse ganado el pan con el sudor de su frente. Sin embargo, ambos prefirieron no reclamar para sí ese privilegio. Decidieron someterse al trabajo y al cansancio que conlleva. Y vaya si trabajaron y se agotaron durante su vida...

Así es, María fue muy trabajadora. Lo atestiguan claramente sus manos. Las manos de María.

Manos de una ama de casa. La primera en levantarse y la última al acostarse. Manos de mujer a la que -como suele decirse- "le faltaban manos" para todos los quehaceres propios (y también ajenos); y a la que se le quedaba corto el día con sus 24 horas por todo lo que metía en él.

Manos repletas de tantas cosas grandes y pequeñas, muy pequeñas, de las que depende la felicidad y el bienestar de un hogar, de un barrio, de un pueblo.

María, seguramente, no tenía demasiado tiempo para andar cuidándose y arreglandose las manos. (Cuánto tiempo dedican hoy algunas mujeres a arreglarse las manos...) Cuánto tiempo gastamos nosotros en preocuparnos nada más que de nosotros mismos. Y cuántas cosas dejamos de hacer por eso. Se nos van de las manos tantas posibilidades por no haber sido capaces de mover ni un dedo...

No me apena afirmar que las manos de María no eran tan bonitas como otras. Pero sí eran mucho más bellas. Las manos de María tenían toda esa belleza que se refleja en las manos que han trabajado, que han consolado, que se han tendido abiertas a los demás sin tregua ni medida.

Las manos de María lucían toda esa belleza más espiritual que transpiran las manos de una esposa y de una madre que trabaja con ellas. Esa belleza que poseen las manos femeninas que han hecho, precisamente por trabajar, el sacrificio de parecer menos bonitas.

Sí, sin duda eran las manos de una verdadera Reina, de una auténtica Señora; que ahora se elevaban hasta acariciar al mismo Dios y, poco después, andaban entre los pucheros, la ropa sucia, o dándole a la escoba y al trapeador... Admirable contraste: de traer entre manos lo más elevado y puro (el Hijo mismo de Dios), a estar arreglando las cosas rotas, sucias y sencillas de los hombres.

Manos hechas al trabajo, al agua fría del lavandero del pueblo, a la limpieza de la casa, a lijar y mover maderas ayudando a José... Pero manos que nunca perdieron por eso su finura encantadora.

Manos, por tanto, laboriosas, aplicadas, usadas... Pero sin dejar de ser bellas, tiernas y delicadas. Que sabían también lavar y peinar y acariciar a un Niño que era Dios, su Hijo.

Manos abiertas y disponibles a las necesidades de todos; de los vecinos, de los enfermos, de los marginados de su sencilla aldea de Nazaret. Manos que tocaron muchas puertas para ofrecer ayuda, y muchas llagas para curarlas y vendarlas. Manos discretas, llenas de bondad generosa y callada. Nunca su derecha no supo lo que hacía su izquierda. Por eso esa labor en favor de los otros valía el doble, pues lo hacía oculto.

Manos por las que pasaban otras realidades además de las materiales. Por las manos de María pasaban diariamente quintales de gracias de Dios para otras almas. Manos que daban gloria a Dios en cada trabajo sencillo y humilde. Manos que siguen trabajando sin descanso y a través de las cuales nos llegan copiosas todas las gracias de Dios para cada uno de nosotros.

Y nuestras manos, las manos de sus hijos, ¿cómo están nuestras manos? ¿Las usamos, las empleamos para la gloria de Dios? "¿Nos manchamos las manos?" Es decir, ¿trabajamos, nos esforzamos, nos metemos a fondo en todo lo que tenemos que hacer cada día? ¿Nos manchamos las manos en el trabajo? ¿Nos las manchamos en los propios estudios? ¿Nos las manchamos en obras de caridad y misericordia para con los necesitados? O quizá se nos puede aplicar eso de que "tiene las manos tan limpias, que no tiene manos".

Sí, nuestras manos, que son nuestros talentos, nuestras cualidades, los denarios que Dios nos ha entregado para negociar con ellos, para ponerlos a producir para el bien y provecho de los demás. A lo mejor los tenemos sin estrenar, nuevecitos, enterrados bajo tierra, bien envueltos en un pañuelo. Pero, sin dar gloria a Dios, sin ganar méritos, sin producir fruto para nadie. Ahí están, bien sepultados, a ver si florecen por generación espontánea...

Es una lástima que muchas veces no nos parezcamos más a nuestra Madre María, la Virgen de las manos trabajadoras. Nosotros, tantas veces, en vez de "ensuciarnos las manos", nos las lavamos. Nos "lavamos las manos" ante nuestros deberes y responsabilidades personales como hombres y como cristianos. Le sacamos el bulto. Nos desentendemos. Y tristemente, lavándonos las manos, nos ensuciamos la conciencia.

Abramos los ojos a todo lo que podemos hacer en casa y fuera de ella también. No seamos fáciles en pensar que no hay tiempo para más cosas. No nos engañemos, cuando se tienen muchas cosas que meter en él, el día tiene cien bolsillos. Sólo el que se los busca los encuentra.

El trabajo digno y humano no mata, no. Lo que sí mata es la ociosidad y la pereza. El trabajo es salud y vida que se dona a los demás. Bien lo sabe María, siempre trabajadora y dispuesta a hacer más por los demás con una sonrisa envidiable. Bien lo saben tantos hombres y mujeres que minuto a minuto desgastan con alegría su vida y sus manos en un trabajo fecundo mucho más allá de las fronteras del propio egoísmo.

Qué diverso sería nuestro mundo si cada uno de nosotros fuésemos más como María, la Virgen trabajadora. Ojalá que nunca olvidemos que no podemos matar el tiempo, sin herir la eternidad. La nuestra y también la de otros...


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Marcelino de Andrés

    viernes, 26 de abril de 2013


    EL EVANGELIO DE HOY

    Autor: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net
    Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
    Juan 14, 1-6. Pascua. Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama.
     
    Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida
    Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

    «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino». Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí.

    Oración introductoria

    Señor, sosteniéndome con tu gracia me das la vida y, porque me amas, quieres mostrarme el camino, la verdad y el estilo de vida que me puede llevar a la felicidad. Ilumina mi oración, aparta la distracción para que pueda experimentar tu presencia y tu cercanía.

    Petición

    Jesús, quiero ser dócil a tus inspiraciones, ¡ilumíname!

    Meditación del Papa

    Supera y ayuda al hombre de hoy a superar los obstáculos del individualismo, del relativismo; no te dejes llevar por los fallos que pueden marcar a las comunidades cristianas. Esfuérzate en ver de cerca a la persona de Cristo, que ha dicho: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
    Avanzad confiados en el camino de la nueva evangelización, en el servicio amoroso a los pobres y en el testimonio valiente en las distintas realidades sociales. Sed conscientes de que sois portadores de un mensaje que es para cada uno de los hombres; un mensaje de fe, esperanza y caridad. Finalmente, esta invitación está dirigida a todos vosotros, queridos fieles laicos. Sabed, siempre y en todas partes, dar razón de la esperanza que está en vosotros. La Iglesia necesita vuestros dones y vuestro entusiasmo. Sabed decir "sí" a Cristo que os llama a ser sus discípulos, a ser santos. Querría recordar, otra vez, que la "santidad" no quiere decir hacer cosas extraordinarias, sino seguir todos los días la voluntad de Dios, vivir verdaderamente bien la propia vocación, con la ayuda de la oración, de la Palabra de Dios, de los Sacramentos y con el compromiso cotidiano de la coherencia. Sí, son necesarios fieles laicos fascinados con el ideal de "santidad", para construir una sociedad digna del hombre, una civilización de amor. (Benedicto XVI, 9 de mayo de 2011).

    Reflexión

    Cuando alguien ama a una persona y la ve en problemas, lo primero que le viene a la mente es: "no te preocupes, yo te ayudaré" ¿Cuánta alegría siente el corazón, al escuchar estas palabras? Mucha paz da que el hombre sienta el apoyo de aquel que ama, además porque se nos presenta como una ayuda querida.

    Esto es lo mismo que Cristo ha visto en sus discípulos. "No se turbe vuestro corazón", les ha dicho y continúa a decírnoslo cada día. Él es la Paz, la Bondad, la Felicidad. Él nos dará los consuelos necesarios en los momentos de mayores dificultades en nuestra vida.

    Cristo quiere que le pidamos la gracia de la paz del alma, de la tranquilidad de la vida, de la sencillez con la que viven los niños, despreocupados de todo, metidos sólo en lo que están haciendo en ese momento. Las dificultades se presentarán, pero si tenemos a Cristo, que es la Paz, será más fácil sobrellevarlas.

    Vivamos con la sencillez de quien sabe que todo lo recibe de Aquél a quien ama, y le cuida en todo momento.

    Diálogo con Cristo

    No soy católico por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una persona, que me ama. Jesús, quiero ocupar esa habitación que con tanto amor has preparado para mí. No permitas que sea indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdame a permanecer siempre cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.

    Propósito

    Ayunar de pesimismo para crecer en la esperanza de que, con Cristo, puedo ser santo.

    BRILLA CON TU PROPIA LUZ

    Brilla con tu propia luz

    Cierto día una luciérnaga paseaba de lo más tranquila por el bosque, cuando de repente una serpiente se la quiso devorar.
    La luciérnaga empezó a volar lo mas rápido que podía y la serpiente la seguía y la seguía, aquí, allá y en todas partes.
    Cada vez que la luciérnaga intentaba alzar nuevamente el vuelo la serpiente aparecía de la nada, como si día y noche vigilara a la pobre luciérnaga.

    Y así pasaron los días hasta que la luciérnaga cansada de ser perseguida se detuvo y le dijo a la serpiente:
    -Esta bien señora serpiente, usted gana. Pero antes de ser comida por usted, quisiera saber porque me quiere devorar si yo no pertenezco a su cadena alimenticia, mucho menos recuerdo haber hecho algo que la molestara.
    Entonces la serpiente visiblemente enojada le dijo: -Es verdad tu nunca me haz hecho nada y mucho menos me sabrías a nada en la boca, pero me molesta mucho que tengas luz propia, me enoja verte brillar.

    -Así como la luciérnaga de este cuento muchos tenemos luz propia y día a día nos dejamos vencer por quienes creemos que son más fuertes que nosotros.
    ¡ No seas como la luciérnaga que dejó apagar su luz solo porque a otros no les gusta verte brillar, pero tampoco seas como la serpiente que te moleste ver como otros triunfan por su brillo, mejor descubre tu propia LUZ…


     No es necesario apagar la luz de los demás, para poder brillar.
    ¡Brilla con tu propia luz!
    Si brillas con tu propia luz sin intentar apagar las otras que ves brillar  y te unes a ellas, estarás contribuyendo a iluminar a todos los que tienes a tu alrededor.

    ROMPECABEZAS DEL MUNDO

     Rompecabezas del mundo  

    Un científico, preocupado por los problemas que afligían al mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para eliminarlos. Se pasaba días y días en su laboratorio, en busca de respuestas para sus dudas.
    Cierto día, su hijo de siete años invadió su santuario, decidido a ayudarlo en su trabajo.

    El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible echarlo de allí, el padre pensó en algo que pudiera darle para distraer su atención.
    De pronto, encontró una revista en la que había un mapa del mundo, justamente lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y, junto con un rollo de cinta, se lo entregó a su hijo diciéndole:
    –Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo roto en pedazos, para que lo repares sin ayuda de nadie.
    El científico calculó que al pequeño le llevaría al menos diez días componer el mapa. Pero no fue así.
    Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que le llamaba serenamente:
    –Papá, papá, ¡ya lo hice todo!; ¡conseguí terminarlo!
    Al principio, el científico no creyó a su hijo. Pensó que era imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, levantó la vista de sus anotaciones, con la certeza de que no vería terminado el trabajo, impropio de un niño de su edad.

    Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en su debido lugar. ¿Cómo era posible?¿Cómo había sido el niño capaz? Así que el padre preguntó con asombro a su hijo:
    –Hijo, tú no sabías cómo era el mundo... ¿Cómo lo lograste?
    –Papá –respondió el niño–, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo vi que por el otro lado se veía la figura de un hombre. Así que di la vuelta a los pedazos de papel, construí de nuevo al hombre... y vi que había arreglado el mundo. 

    EL TEJIDO DE LA VIDA

    Autor: P. Fernando Pascual | Fuente: Catholic.net
    El tejido de la vida
    El hilo negro de las tristezas se cruza con el hilo blanco de las alegrías. A veces quisiéramos controlarlos, pero nos superan.
     
    El tejido de la vida


    La marcha de la vida nos llena de acontecimientos. Hay momentos en los que todo parece ir mal. Un accidente, una muerte extraña de un familiar, el inicio de un juicio, problemas y discusiones por parte de la herencia, una calumnia lanzada al vuelo por quien antes parecía un amigo, tal vez un secuestro o un crimen. Se asoman, detrás de cualquier esquina, peligros y amenazas, enfermedades y accidentes. Nadie puede sentirse seguro: ni los jóvenes ni los ancianos, ni los "buenos" ni los "malos", ni los ricos ni los pobres.

    A la vez, se suceden momentos de alegría, de éxito, de conquista. Unos esposos ven nacer a un hijo después de años de espera. Un joven deja el vicio de la droga para cuidar su salud y dedicar el dinero a ayudar a los pobres. Una chica consigue un trabajo después de llamar a muchas puertas y superar negativas y cansancios. Un anciano recibe la carta de un hijo que vive lejos y le avisa que acaba de rehacer su matrimonio.

    A través de todos los acontecimientos, buenos o malos, se escribe una sinfonía que no acabamos de escuchar del todo, que comprendemos de modo parcial e incompleto. Nos ocurre como al violinista que, en medio de la orquesta, se preocupa sólo de su parte en la partitura; se concentra en que su violín encaje en el conjunto con más o menos armonía (aunque a veces se escape alguna nota discordante).

    Cada acontecimiento entra a formar parte de la sinfonía de la vida. O en la composición de un vestido muy complejo. El hilo negro de las tristezas se cruza con el hilo blanco de las alegrías. A veces no nos damos cuenta de que una alegría fue posible gracias a un sacrificio o una renuncia. Esa enfermedad nos hizo más bondadosos y atentos a los otros. Aquella muerte que no comprendimos apartó a un amigo de un posible pecado grave. Esa herida de un soldado permitió el encuentro con una enfermera y el inicio de una familia fecunda, llena de esperanzas.

    Los dos hilos siguen su trabajo. A veces quisiéramos controlarlos, pero nos superan. Un tejedor divino lleva la trama. Quizá al final, cuando crucemos la frontera de la muerte, comprenderemos el lugar de cada cosa, veremos que el bien fue la última palabra, que tantos males eran sólo pruebas e invitaciones a caminar con humildad, confianza y amor hacia un encuentro definitivo, hacia la casa donde un Padre bueno nos espera con los brazos abiertos.

    Comprenderemos que los dos hilos estaban tan unidos que la alegría de la Pascua no era posible sin pasar antes por el caliz de la Cruz...

  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Fernando Pascual LC

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 26 de abril de 2013

    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    26 de abril de 2013

    Es todo un arte el saber callar: cuando, donde y como se debe callar.
    Ese arte no lo enseña ni la ciencia, ni la reflexión, sino la propia vida.
    Más te arrepentirás de hablar que de callar; aunque a veces será una verdadera obligación el que hables y callar entonces será para ti vergonzoso.
    Calla cuando debes callar; jamás hables cuando no debas hablar o cuando no sea prudente que hables; espera el momento oportuno, para que entonces tu palabra sea beneficiosa; mientras tanto conserva tu silencio.
    Calla cuando te halles nervioso, apasionado, no dueño de tí mismo, muy irritado o indignado; no es el momento, no es la circunstancia propicia para que hables; en esos casos el silencio es la única actitud que puedes tomar; si hablas, te arrepentirás tarde o temprano; ¿para qué hacer algo de lo que luego deberás arrepentirte?
    Calla, pero que tu silencio no sea hostil, sino amable; que calle tu boca, pero que tu rostro hable con la sonrisa de la bondad y de la comprensión.

    "Todo tiene su momento y cada cosa su tiempo bajo el cielo... su tiempo el callar y su tiempo el hablar” (Eccle, 3, 1-7). Trastrocar los tiempos no es prudente y a nada positivo conduce.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    jueves, 25 de abril de 2013

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 25 de abril de 2013


    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
     25 de abril de 2013 

    No hay cosa que Cristo nos recomiende tanto en su Evangelio como la unión entre todos los cristianos; es que el mundo necesita del testimonio de unidad, que nosotros los cristianos debemos darle, a fin de llegar a conseguir que todos los hombres caigan en la cuenta de que son hermanos Y en consecuencia, se tengan como hermanos, se respeten como hermanos, se ayuden como hermanos.
    Que el hombre deje de mirar al semejante como un enemigo, o, al menos, como un rival que pugna por apoderarse de la parte de felicidad que a él le corresponde.
    Que se convenza el hombre de que él no podrá ser verdaderamente feliz, sino en cuanto contribuya a que los demás también lo sean. "Estad siempre unidos en unos mismos sentimientos y deseos"; si esta recomendación de la Biblia fuera cumplida y vivida por todos los hombres, la tierra sería un cielo y las relaciones humanas producirían la felicidad para todos los hombres.
    "No habléis mal unos de otros, hermanos. El que habla mal de un hermano o juzga a su hermano, habla mal de la Ley y juzga a la Ley; y si juzgas a la Ley, ya no eres un cumplidor de la Ley, sino un juez" (Sant, 4, 11). No hablar nunca mal de nadie: debe ser el tema de nuestra frecuente reflexión y examen.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    EL EVANGELIO DE HOY - 25 ABRIL 2013

    Autor: Noé Patiño | Fuente: Catholic.net
    Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio
    Marcos 16, 15-20. Fiesta San Marcos, evangelista. No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados.
     
    Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio
    Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20

    En aquel tiempo se apareció Jesús y les dijo: Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará. Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien. Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios. Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.

    Oración introductoria

    Señor, me llamas a dedicarme a predicar tu Evangelio. ¡Qué privilegio el poder contribuir en la extensión de tu Reino! Para lograrlo, necesito aumentar mi fe y mi caridad, por ello te pido que esta oración sea el medio para fortalecer mi convicción de ser un auténtico discípulo y misionero de tu amor.

    Petición

    Ayúdame, Señor, a saber corresponder, con mi amor y servicio a los demás, el don de tu redención.

    Meditación del Papa

    El mensaje que Cristo resucitado confió a los Apóstoles se extendió con rapidez por todo el Medio Oriente, y desde allí por el mundo entero. Queridos hermanos y hermanas en Cristo, como ellos hicieron, también nosotros estamos llamados hoy a tener un sólo corazón y una sola alma, a profundizar en nuestra comunión con el Señor y con los demás, y a dar testimonio de Él ante el mundo.
    Estamos llamados a superar nuestras diferencias, a poner paz y reconciliación donde exista un conflicto, a ofrecer al mundo un mensaje de esperanza. Estamos llamados a tender una mano a quien lo necesite, a compartir con generosidad nuestros bienes materiales con los más desafortunados. Estamos llamados a proclamar de manera incansable la muerte y la resurrección del Señor, hasta que Él vuelva. Por Cristo, con Él y en Él, en la unidad que es el don del Espíritu Santo a la Iglesia, demos honor y gloria a Dios nuestro Padre del cielo, en compañía de todos los ángeles y santos que cantan su alabanza por los siglos. Amén. (Benedicto XVI, 6 de junio de 2010).

    Reflexión

    Nos encontramos en el Monte de los Olivos, en el mismo lugar donde cuarenta días antes, Jesús era entregado por uno de sus discípulos y donde todos los demás le abandonaron. Pero las cosas han cambiado y ya no son los mismos apóstoles de antes, la Resurrección los ha cambiado. Y Jesús se da cuenta de esto, por eso, les da una nueva misión: predicar el evangelio a todos los hombres, suscitar la fe, transmitir la salvación mediante el bautismo: he aquí la misión de los apóstoles después de la Resurrección. Y nosotros católicos somos hoy en día esos apóstoles resucitados.

    Es verdad que en nuestras vidas hemos abandonado a Cristo muchas veces, pero eso a Jesús no le importa. Él nos llama a predicar el evangelio con un ardor de caridad que nos oblige a transmitir a los demás la verdad que hemos encontrado; nos dará la fuerza para ser tanto de palabra como de obra un ferviente testimonio del evangelio. Ahora bien, ¿qué nos diferencia a nosotros de los apóstoles? Tenemos la misma fe, la misma caridad, la misma doctrina, el mismo Dios... Pero nos falta su amor apasionado a Cristo, que les llevó a considerar todo basura y estiércol comparado con Cristo.

    Hoy es un día de conversión. No esperemos más, convirtámonos en esos apóstoles resucitados y pidamos esa fe y ese amor que nos convierta también a nosotros en luz y fuego en medio de la oscuridad del mundo.

    Propósito

    Proclamar el Evangelio con mi testimonio y ayudando a los demás.

    Diálogo con Cristo

    Señor Jesús, para poder evangelizar necesito tenerte en el centro de mi vida. Y eso, ¿qué implica? Tenerte presente a lo largo de todo el día, en mis diversas actividades, para llegar a ser una persona de oración y de acción, que podrá presentar la belleza de tu amor con naturalidad y alegría, con astucia y constancia, de modo que, sobre todo mi testimonio, sea una ayuda para que otros quieran conocerte, amarte y seguirte.

    MI AMISTAD ES TUYA PARA SIEMPRE



            Mi amistad es tuya para siempre

            Autor: M. Maxine Largman

            Con algunos verdaderos amigos
            se puede hablar de cualquier cosa,
            se está tan a gusto uno con el otro,
            dos almas que se susurran y mantienen la fe cuando
            el camino tiene espinas...

            Cuando tienes amigos como éstos
            no importa por cuánto tiempo los conociste
            pues ya sabes que siempre te comprenderán
            no importa la distancia, pues la amistad verdadera
            no tiene frontera.

            Si el tiempo o la distancia
            hubieran de separarnos
            hoy, mañana, o en los días venideros
            nuestra amistad perdurará
            en lo más profundo de mi conciencia,
            de mi corazón, y de mi alma.

    ORACION PARA APRENDER A AMAR

    ORACION PARA APRENDER A AMAR

    Señor, cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
    Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua;
    Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.
    Cuando sufra, dame alguien que necesita consuelo;
    Cuando mi cruz parezca pesada, déjame compartir la cruz del otro;
    Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.
    Cuando no tenga tiempo, dame alguien que precise de mis minutos;
    Cuando sufra humillación, dame ocasión para elogiar a alguien; Cuando esté desanimado, dame alguien para darle nuevos ánimos.
    Cuando quiera que los otros me comprendan, dame alguien que necesite de mi comprensión;
    Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí, dame alguien a quien pueda atender;
    Cuando piense en mí mismo, vuelve mi atención hacia otra persona.

    Haznos dignos, Señor, de servir a nuestros hermanos;
    Dales, a través de nuestras manos, no sólo el pan de cada día, también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

    -Madre Teresa de Calcuta M.C.

    ORACIÓN POR LOS SACERDOTES


    ORACIÓN POR LOS SACERDOTES

    "Señor Jesús, Pastor Supremo del rebaño,
    te rogamos que por el inmenso amor y misericordia
    de Tu Sagrado Corazón,
    atiendas todas las necesidades de tus sacerdotes.
    Te pedimos que retomes en Tu Corazón
    todos aquellos sacerdotes que se han alejado de tu camino,
    que enciendas de nuevo el deseo de santidad
    en los corazones de aquellos sacerdotes
    que han caído en la tibieza,
    y que continúes otorgando a tus sacerdotes fervientes
    el deseo de una mayor santidad.
    Unidos a tu Corazón y el Corazón de María,
    te pedimos que envíes esta petición a Tu Padre celestial
    en la unidad del Espíritu Santo. Amén."

    miércoles, 24 de abril de 2013

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS 24 de abril de 2013


    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    24 de abril de 2013 

    Sería desastroso confundir "comunión" con "comunismo". El comunismo hace camaradas; la política podrá llegar a agrupar compañeros; solamente la comunión humana es la que hace verdaderos hermanos; y solamente la comunión con Cristo y en Cristo es la que vuelve a esos hermanos en hermanos en Cristo, auténticos cristianos.
    La comunión supone una unión de ideales, de sentimientos, de mentalidad, de meta final; la comunión es obra del entendimiento; pero es sobre todo el corazón el que se encarga de unir mentes, ideales, metas y sentimientos.
    Comunión, común-unión, unión de todos en un solo fin, como estamos unidos en un mismo Bautismo, en una misma fe, en un mismo Señor y Padre celestial; es Dios el único que es capaz de unir de esa forma tan íntima a los hombres.
    Por eso, cuando los hombres pretenden unirse entre sí, prescindiendo de Dios, llegar n al comunismo, al compañerismo, a lo sumo a la unión humana, pero nunca a la verdadera fraternidad evangélica.

    "No os olvidéis de hacer el bien, de ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios" (Heb, 13, 16). Si, pues, deseo agradar al Señor, ya tengo señalada la norma de mi conducta: ayudar a los demás y ofrecer el sacrificio en común con mis hermanos; la oración en común.

    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros

    ESCUCHABA CON LOS OJOS


    Autor: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net
    Escuchaba con los ojos
    Dios se revela en la Palabra que necesita ser escuchada, para que nazca la fe y se dé el cambio en la persona.



    Escuchaba con los ojos
    Había oído la expresión hablar con los ojos, pero nunca había visto escuchar con los ojos, si se puede decir así. Y es cierto; lo vi en una misa, en directo, en la catedral de san Agustín.

    El P. Rene Robert hablaba a los sordomudos en su lenguaje. Cuando él callaba, Maureen Ann Longo traducía a los presentes. Johnny Mayoral, que hacía de monaguillo, tenía una traductora para él sólo. Al presenciar esta maravilla de comunicación pensé que Dios habla a cada uno acomodándose a nuestro lenguaje.  

    El Señor se complace en aquellos que escuchan su palabra y los colma de bendiciones (Gn 22,17), da vida al alma (Is 55,1-3) y establece su morada en medio de su pueblo (Lv 26,12). Escuchar a Dios es la fuente de la felicidad y de la vida. Hemos de escuchar a Dios en el momento presente y llevar lo que se escucha a la vida.

    Dios nos escucha en silencio y propone el mismo método para escucharle. "Dios es la Palabra y, al mismo tiempo, el gran Oyente, que acoge nuestras palabras dispersas, despeinadas, inquietas, y les va restituyendo su profundidad. Quien se ha ejercitado en oír y escuchar el Silencio es capaz de entender lo que no es dicho", dice Melloni.

    Dios habla, se revela, pero hace falta que alguien recoja su palabra lanzada. Dios se revela en la Palabra que necesita ser escuchada, para que nazca la fe y se dé el cambio en la persona. La fe nace de la escucha.

    El Señor constantemente suplica a su pueblo que le escuche: "Escucha, Israel" (Dt 6,4). "Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios" (Jr 7,23). "Éste es mi hijo muy amado... Escuchadlo" (Mc 9,7). La escucha es la condición primera y fundamental para el amor de Dios, y es este amor a Dios el mejor fruto que se puede conseguir. Todo el afán de la Sabiduría será llevar al creyente a la escucha.

    Escuchar supone abandonarse en fe, esperanza y amor, tener la misma actitud de Abraham, Samuel y María. La escucha requiere confianza en los interlocutores.

    Quien es de Dios escucha a Dios (Jn 8,47) y ha de escuchar al pobre, al huérfano y al necesitado (St 5,4). Escuchar la voz del Señor es no endurecer el corazón (Hb 3,7). Quien escucha al Señor encontrará vida en su alma (Is 55,2-3). Todo el que es de Dios escucha sus palabras (Jn 8,47) y las pone en práctica (Mt 7,26). Todo el que pertenece a la verdad escucha su voz (Jn 18,37).

    Dios me habla hoy, a mí, en este mismo momento. Él quiere dialogar conmigo. Me ofrece su vida y su amistad.

    Quien quiera tener vida deberá alimentarse de todo lo que sale de la boca de Dios, tendrá que escucharlo "hoy" y grabarlo en el corazón.

    martes, 23 de abril de 2013

    ORACIÓN DEL CATEQUISTA


    EL EVANGELIO DE HOY - 23 DE ABRIL

    Autor: P. Juan Jesús Riveros | Fuente: Catholic.net
    Jesús, uno con su Padre
    Juan 10, 22-30. Pascua.Él y el Padre son uno. Uno que significa unidad, reflejo e imagen de la unidad que tenemos que vivir entre nosotros.
     
    Jesús, uno con su Padre
    Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30


    Se celebraba por entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno. Jesús se paseaba por el Templo, en el pórtico de Salomón. Le rodearon los judíos, y le decían: «¿Hasta cuándo vas a tenernos en vilo? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente». Jesús les respondió: «Ya os lo he dicho, pero no me creéis. Las obras que hago en nombre de mi Padre son las que dan testimonio de mí; pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas mi siguen. Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano. El Padre, que me las ha dado, es más grande que todos, y nadie puede arrebatar nada de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno.

    Oración introductoria

    Jesús, creo que eres el que dices ser: Hijo de Dios y Redentor de todos los hombres. Gracias por concederme el don de la fe. Viniste al mundo para que las ovejas perdidas, pudiéramos encontrarte. Gracias. Me diste el conocimiento de saber quién soy y lo que valgo... todo un Dios se hizo hombre para salvarme. Sal hoy a mi encuentro en esta oración para mostrarme el camino que debo seguir.

    Petición

    Ayúdame, Señor, a saber escucharte siempre que me llames.

    Meditación del Papa Benedicto XVI

    Jesús que dijo de sí mismo que había venido para que nosotros tengamos la vida y la tengamos en plenitud, en abundancia, nos explicó también qué significa "vida": "Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo". La vida en su verdadero sentido no la tiene uno solamente para sí, ni tampoco sólo por sí mismo: es una relación. Y la vida entera es relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces "vivimos".
    28. Pero ahora surge la pregunta: de este modo, ¿no hemos recaído quizás en el individualismo de la salvación? ¿En la esperanza sólo para mí que además, precisamente por eso, no es una esperanza verdadera porque olvida y descuida a los demás? No. La relación con Dios se establece a través de la comunión con Jesús, pues solos y únicamente con nuestras fuerzas no la podemos alcanzar. En cambio, la relación con Jesús es una relación con Aquel que se entregó a sí mismo en rescate por todos nosotros. Estar en comunión con Jesucristo nos hace participar en su ser "para todos", hace que éste sea nuestro modo de ser. Nos compromete en favor de los demás, pero sólo estando en comunión con Él podemos realmente llegar a ser para los demás, para todos. (Benedicto XVI, Encíclia Spe salvi, nn. 27-28).

    Reflexión

    Él nos lo dice: Yo soy el Cristo. Pero muchas veces no lo escuchamos. Él nos habla siempre con hechos más que con palabras. ¿Cuántos milagros se han realizado a lo largo de los siglos en la Iglesia y cuán poca confianza a veces tenemos? Es Cristo quien nos está hablando a través de todas estas obras.

    Nos habla sobre todo en el silencio, en un atardecer en el mar, en la brisa cargada de fragancias de los campos, en el canto de los pajaritos... son las palabras de Dios que utiliza para comunicarnos su amor. Dios no nos habla en la fuerza de la tormenta, ni en el huracán, nos habla en el susurro de la brisa.

    Además el Señor es nuestro Pastor, con Él nada temeremos, porque nos protege bajo su mano. Él se olvida de sí mismo para darnos su amor, como un verdadero Pastor sufre frío, calor, cansancio, sed, hambre... por amor.

    Nosotros somos las ovejas de Cristo, fuimos entregados a Él por el mismo Padre celestial. Tanto es el amor de Dios que en todo momento se recuerda de nosotros. Nunca seremos arrebatados de la mano del Padre. Él nos protege y nos cuida entre sus manos.

    Él y el Padre son uno. Uno que significa unidad, reflejo e imagen de la unidad que tenemos que vivir entre nosotros. Los hijos con los padres, los padres entre sí, los hermanos, los amigos, los que no conozco, los enemigos. Es el ejemplo de Cristo el que debemos imitar.

    Diálogo con Cristo

    Señor, me muestras el camino que debo seguir, si quiero ser feliz. Sin embargo, desconfío en que realmente Tú lleves mi carga. Necesito verte y escucharte, no con mis sentidos sino con mi espíritu, para que cuando vengan los problemas te busque inmediatamente en la oración, porque eres la roca sobre el cual puedo edificar mi vida.

    Propósito

    Al terminar el día, o cuando pueda disponer de un tiempo, hacer una reflexión sobre mis actividades y, sobre todo, de mis actitudes en el día: ¿seguí la voluntad de Dios?

    UNA SONRISA



    UNA SONRISA

    Cuando pensamos en las cosas que pueden pasar en la vida, las preocupaciones, los problemas, el estrés y las luchas, nos olvidamos de una cosa que puede cambiarlo todo: y esa es una sonrisa que puede ser hallada en abundancia.

    En el Hospital Christie en Manchester, lo primero que uno ve es una sonrisa en un rostro dirigida a un extraño—a mí.  Y no es algo extraño dondequiera que vayamos, hay siempre una sonrisa, un rostro cálido y un brillo. El personal es fantástico y provee un sentimiento de paz haciéndonos sentir que no nos sobrevendrá ningún daño.  ¿Y cómo es que lo logran?

    Con serenidad y astucia, mientras realizan sus labores diarias con una eminente sonrisa. Pero una cosa inspira a cada uno de los pacientes, a pesar del estado de su salud, ninguno de ellos—una mezcla de todas las razas y sexos—será atendido sin una sonrisa de “oreja a oreja”. Al mirar alrededor, me animo y cobro fuerzas.

    Me sumaré a este grupo sin importar por cuánto tiempo para salir de esto una persona mucho más fuerte.  Planeo sonreír más cada día ahora que he aprendido su verdadero significado.

    La reflexión de hoy, escrita desde la perspectiva de un paciente en un hospital, no es en realidad tan sólo un llamado a un grupo de profesionales de la medicina, sino más bien un desafío a todos nosotros.  Y es que el autor, a pesar de su estado de salud, reconoce el valor espiritual y terapéutico que una sonrisa puede ofrecer.  ¡Caramba!

    No es tan sólo que el sonreír nos bendiga a nosotros mismos—ya hemos escuchado que sonriendo, tensamos muchísimos menos músculos que frunciendo el ceño—sino que a través de la sonrisa cálida y genuina podemos compartir paz y sanidad a quienes tanto lo necesitan.  Obviamente, el énfasis está en la calidez y genuinidad de una sonrisa que nace en el corazón y no simplemente en la intención de pasar por socialmente correctos.

    Tal vez sea ese parte de nuestro servicio a Dios: sonreír a los demás y alegrarles el día.  Pero tal vez Ud. piense que la sonrisa no brota tan rápidamente en su rostro y que necesita ayuda.

     Entonces, ¿por qué no dedicar un tiempito este fin de semana para acercarnos—junto con tantos otros que necesitan al Señor—a una congregación y adorar con ellos, abriendo nuestros corazones para recibir no sólo la paz, poder y sabiduría que todos necesitamos, sino también la gracia para bendecir a cuantos nos rodean…con una sonrisa del corazón?

    ENCENDER LA FE

    Encender la fe

    Imaginemos una habitación en oscuridad llena de velas, pero sólo una de ellas está encendida. Imposible ver con claridad en un lugar así, pero si con el fuego de esa vela se encienden las demás, poco a poco esa habitacion se iluminará y llegará a haber tanta luz que podrán observarse todas las cosas con gran claridad.

    Eso mismo ocurre con la fe. Si nuestro corazón está apagado, ¿qué podremos decirle al mundo? Pero si alguien con un corazón encendido prende a  los demás, tendremos toda una propuesta a este mundo cansado y sin aliento. Sólo un mundo con fe pensará diferente y actuará diferente, ya que solamente la luz de Dios, que se ha transmitido a tantos corazones encendidos de amor, iluminará todas las zonas oscuras de nuestra vida...

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 23 DE ABRIL

    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
    23 de abril de 2013

    Tú te fías de todos y, con no poca frecuencia, te ves desilusionado; otros no se fían de nadie y viven en un continuo sobresalto; habrá que buscar un justo equilibrio.

    El equilibrio consistirá en fiarse de aquellos que han merecido tu confianza, de los que, estás moralmente seguro, no recibirás una infidelidad.

    Pero mira que los demás también observarán contigo esta misma norma: se fiarán de ti, siempre y cuando tú merezcas que ellos se fíen de ti, depositen en ti su confianza; esa confianza hay que saberla ganar y conservar.

    Perder la confianza de los demás, puede llegar a constituir para ti un verdadero trauma; perder tú la confianza que tienes en los otros, puede producirte no pocos sinsabores; tú recogerás lo que siembres, te darán lo que des, recibirás lo que merezcas.
    Y si en algún caso no eres correspondido, siempre te quedará la satisfacción de haber sido como debías ser.

    Antes que en nadie, debemos poner nuestra total y adherente confianza en el Señor, pues sabemos que El nunca nos va a fallar. "Acerquémonos confiadamente al trono de gracia, a fin de alcanzar misericordia y hallar gracia para ser socorridos en el tiempo oportuno" (Heb, 4, 16).


    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros
    Meditaciones para cada día del año

    EVANGELIZACIÓN DIGITAL

    Autor: . | Fuente: http://www.evangelizaciondigital.org/
    Evangelización Digital
    Allanando el camino a nuevos encuentros
     
    Evangelización Digital
    Evangelización Digital
    Estás en una web muy especial. Su función no es otra que facilitar encuentros de formación online: en vivo y en directo. Lo que se suele llamar "en tiempo real".

    Ofrecemos encuentros, reuniones, coloquios, cursos, talleres, conferencias, meditaciones y retiros en “tiempo real”. Es decir un ponente habla y expone su tema, por lo general, a través, de una presentación de PowerPoint que todos los participantes ven en su propia pantalla, al tiempo que escuchan la relación y pueden dialogar en viva voz con el presentador y con el resto de la audiencia.

    Para participar basta registrarse a través del enlace (http://....) que cada actividad tiene asignado. Picas en ese link y accedes a un sencillo formulario. Pones tu nombre y apellidos, correo electrónico, ciudad y país; y presionas el boton “Register now”.

    El sistema te envía de modo automático un correo electrónico con un enlace exclusivo para ti. Con él podrás acceder a esa actividad. Bastará con que lo actives unos minutos antes de la hora de inicio para dar tiempo a que, de manera automática, se cargue en tu ordenador un software provisional que te permite entrar y participar.

    Es importante tener en cuenta los husos horarios. La programación de las actividades está en base al horario continental europeo (CET = Central Europe Time) por lo que si te encuentras en América o en otro huso horario, has de hacer la conversión horaria a tu zona.

    No necesitas webcam. Si un micrófono y altavoces. Lo ideal es tener unos auriculares con micrófono. Te esperamos.

    Esta WEB es una iniciativa de los sacerdotes diocesanos del Regnum Christi en España.

    Visítanos en http://www.evangelizaciondigital.org/

    lunes, 22 de abril de 2013

    EL CORAZÓN HUMANO DE MARÍA

    El Corazón humano de María

    María no solamente ha sido el más grande ejemplo de Fe, sino el modelo más perfecto del amor humano.

    San Lucas hace dos referencias al corazón de la Santísima Virgen que llaman poderosamente la atención. La primera nos describe a los pastores quienes, convocados por un ángel del Señor encontraron a la Sagrada Familia. "...reconocieron las cosas que les habían sido anunciadas sobre este niño. Y todo los que lo oyeron se maravillaron de cuanto los pastores les habían dicho. María guardaba todas estas cosas ponderándolas en su corazón." (Lc 2, 19) En el mismo capítulo dos del evangelista, tras el episodio del niño perdido y hayado en el Templo, encontramos una segunda y muy similar referencia: "...Y su madre guardaba estas cosas en su corazón." (Lc 2, 51) 

    La madre del salvador guardaba estas cosas en su corazón. A la luz del Evangelio, valdría la pena preguntarnos si esas cosas de Dios que aprendemos en la Sagrada Escritura, en algún retiro espiritual o en la Eucaristía misma las estamos guardando en nuestro corazón. Pero además la dulcísima Madre de Cristo no solo las guardaba, sino que además las ponderaba. ¿Solo María era capaz, en su pureza y plenitud de Gracia ponderar y guardar las cosas de Dios en Su corazón?

    Pensemos que la Virgen no solamente ha sido el más grande ejemplo de Fe al decir al Angel Gabriel "Hágase en mí según tu palabra", sino que la vemos como un modelo de amor humano. No es difícil imaginar a la Virgen Santa con el niño Dios en los brazos derramando amor y ternura, entregando su corazón plenamente a esa frágil criatura que es Dios mismo hecho hombre. Esa Madre amorosa que abrazaba al pequeño Niño es la misma que acogió en su regazo el cuerpo inerte del crucificado. 

    El mismo corazón que se llenaba de gozo y pronunciaba "Mi alma glorifica al Señor..." es el que con el cuerpo exánime de Jesús en los brazos parecía escuchar "¿A dónde se fue tu Amado, oh la más hermosa de las mujeres? ¿A dónde se marchó el que tú quieres, y le buscaremos contigo?" (Cant V, 17) Ese corazón entregado enteramente a Dios, aún antes de la anunciación, es el mismo que gime y solloza al pie de la cruz. 

    Ese mismo corazón en el que se guardaban las maravillas que ocurrían en torno al salvador es el que se remueve con fuerza de terremoto ante el sacrificio del Rey de Reyes. Y era un corazón humano el que daba tanto amor y sentía el más profundo de los dolores. Y ese corazón, el de María, era humano. Como el tuyo o como el mío.

    Santa María no tuvo más corazón ni más vida que la de Jesús. Una vida y un corazón humanos pero de Jesús. ¿Podemos, acaso, tu y yo amar y entregarnos de igual manera? El corazón humano de María pudo hacerlo. Tú y yo tenemos su propio corazón como un escalón a la Puerta Santa que es Jesús. Con el ejemplo de la Santa Madre de Dios, no solo sabemos que podemos amar a Cristo, debemos amarle así porque la tenemos a Ella misma como intercesora.

    Corazón generoso y tierno corazón como por naturaleza es el de toda mujer que es madre, el de María nos inspira profundamente. Y podríamos admirar a la Virgen por amar al Niño Dios, de igual manera que admiramos a cualquier madre que sostiene a su pequeño en los brazos. Pero el corazón de María ya era de Dios aún antes de la Anunciación. Había decidido reservar su corazón a Dios sin necesitar algún prodigio. En la Anunciación se consuma la previa entrega que ya se había realizado. ¿Cómo nos extraña entonces que haya podido pronunciar esas palabras que la han subido a la cúspide de la Fe "Hágase en mí según tu palabra"? Pensándolo con mayor hondura el corazón de María, sí es corazón humano, no solo era capaz de eso, sino de mucho más.

    El corazón amoroso y entregado es, en su generosidad, un corazón fiel: Un corazón humano al pie de la cruz. Si con facilidad podíamos imaginar la ternura de la escena en el pesebre, con gran dificultad podemos apenas hacer un esbozo en la imaginación de la Santísima Virgen recibiendo de José de Arimatea el cuerpo ensangrentado de su hijo. ¿Cómo imaginar el dolor de una Madre que limpia, con mano trémula, la sangre de su hijo? Remueve en lo más profundo aún a nuestro propio y durísimo corazón el pensar en la mirada de María ante el rostro desfigurado y atrozmente golpeado de Jesucristo. Y su corazón dolido estaba ahí, fiel, al pie de la cruz. ¿Dónde está nuestra corazón? ¿Al pie de la cruz como el de la Santísima Virgen o escondido y alejado como el de los discípulos que abandonaron al Señor?

    El corazón de María nos muestra todas las encontradas emociones que un corazón es capaz de sentir. Es el corazón de la Virgen uno tan grande y tan generoso, que es además nuestro propio refugio. Su corazón es, además de ejemplo y con dignidad sobresaliente para ser admirado, el consuelo para la aflicción. ¿Cuánto no comprenderás nuestros humanos dolores ella que enfrentó el dolor más profundo que se pueda experimentar?

    Pero el corazón humano de nuestra Madre en Cristo no solo es un ejemplo de ternura amorosa o de abyecto dolor. María en su corazón es la Madre del buen consejo, y quien mejor nos puede enseñar a vivir el amor al prójimo. Poderoso corazón el de María, que puede convertir nuestro egoísmo y amor propio en caridad y amor a Dios. El corazón entregado de María debería enseñarlos a pedirle confiados a Dios: "Padre, mi corazón puede poco ¡Haz que te ame mas!"

    Es a la Madre de Dios a quien hemos de acudir para pedirle que nos enseñe a amar más, a entregar más, a ser más justos, a rogarle que con su corazón dulcísimo nos proteja, nos enseñe, nos guíe.

    El corazón humano de María. Humano. Como el tuyo y como el mío.

    Fuente: Encuentra.com

    EL EVANGELIO DE HOY - 22 ABRIL


    Autor: P. Miguel Ángel Gómez | Fuente: Catholic.net
    Yo soy la puerta de las ovejas
    Juan 10, 1-10. Pascua. Entrar por la puerta de Cristo es encontrar la paz, la alegría, la serenidad, el gozo.
     
    Yo soy la puerta de las ovejas
    Del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10

    En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba. Entonces Jesús les dijo de nuevo: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores; pero las ovejas no les escucharon. Yo soy la puerta; si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá y encontrará pasto. El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia.

    Oración preparatoria

    Dios mío, ayúdame a escucharte en este rato de oración, porque Tú me das vida, y en abundancia. Concédeme amarte más a Ti que a mí mismo, dame la gracia de saber entrar por la puerta que me señalas y que en definitiva seas Tú realmente el Señor de mi vida entera.

    Petición

    Jesús, que sepa reconocer tu voz. Y reconocerte en mis hermanos.

    Meditación del Papa

    El Evangelio de san Juan, en el capítulo décimo, nos describe los rasgos peculiares de la relación entre Cristo pastor y su rebaño, una relación tan íntima que nadie podrá jamás arrebatar las ovejas de su mano. De hecho, están unidas a él por un vínculo de amor y de conocimiento recíproco, que les garantiza el don inconmensurable de la vida eterna. Al mismo tiempo, el Evangelista presenta la actitud del rebaño hacia el buen Pastor, Cristo, con dos verbos específicos: escuchar y seguir. Estos términos designan las características fundamentales de quienes viven el seguimiento del Señor. Ante todo la escucha de su Palabra, de la que nace y se alimenta la fe. Sólo quien está atento a la voz del Señor es capaz de evaluar en su propia conciencia las decisiones correctas para obrar según Dios. De la escucha deriva, luego, el seguir a Jesús: se actúa como discípulos después de haber escuchado y acogido interiormente las enseñanzas del Maestro, para vivirlas cada día. (Benedicto XVI, 15 de mayo de 2011).

    Reflexión

    Pronunciar el nombre de Cristo, escucharle y reconocerle en nuestro interior, sólo nace de las almas que verdaderamente han hecho esa experiencia amorosa con Él. Una experiencia que no se reduce a un simple recitar de oraciones, o a un compromiso obligatorio dominical, sino que más bien se eleva a un contacto frecuente e íntimo con el Señor en la oración de todos los días, en el trabajo cotidiano, e incluso, en los sufrimientos que podamos padecer y ofrecer por amor a Él.

    Las almas que buscan la verdadera fuente de la felicidad en Cristo, saben que solamente en su interior, donde Dios se hace paz, alegría, serenidad, gozo, se encuentra la verdadera e íntima amistad con Él. Son esas ovejas que entran por la puerta de la renuncia y del sacrificio, que escuchan el llamado personal del Buen Pastor, y que le siguen por los caminos por donde Él las lleva, siempre con la única finalidad y deseo de estar con Él delectándose con su dulce compañía.

    Propósito

    Renovar mi compromiso de meditar diariamente, para vivir de acuerdo a la Palabra de Dios.

    Diálogo con Cristo

    La parábola del Buen Pastor me permite recordar que Tú eres quien debe guiar mi vida. Buscas mi bien y por eso me invitas a entrar por la puerta de la fe, para que pueda realmente tener un encuentro personal contigo en la oración y mi vida sacramental. Ayúdame a nunca temer, que me atreva a abrir, entrar y recorrer el camino que me señalas, porque es el camino a la felicidad.

    LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - 22 ABRIL 2013

    LOS  CINCO MINUTOS DE DIOS
     22 de abril de 2011

     Es ilusión planear mucho y no hacer nada; es reprobable no planear nada y no hacer nada; tampoco se puede aceptar el hacer algo sin antes haberlo planeado.

    Quizá sea más prudente planear algo y luego realizar ese algo que se ha planeado; si planeas más de lo que puedes llegar a hacer, te sentirás decepcionado; si haces más de lo que planeas, podrás equivocarte y por ello sentirte humillado.

    Vivir sin hacer nada, es no ser hombres; vivir haciendo las cosas sin planearlas, sin pensarlas, no es obrar conforme corresponde a un hombre; solamente el hombre que está lanzado a la acción, pero a una acción pensada y planeada, es el que obra racionalmente, como corresponde a todo hombre.

    Vivir pensando solamente en esta vida, es tener muy cortas aspiraciones y visión muy limitada; vivir pensando también en el más allá, en el futuro, en la eternidad, es ser prudente y ser cristiano. No te contentes con ser hombre; trata de vivir como cristiano.

    Os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, a que viváis como conviene que viváis, para agradar a Dios, según aprendisteis de nosotros y a que progreséis más"(Tes, 4, l). Dios nos dio a conocer su voluntad en cierto momento más decisivo de nuestra vida, que ciertamente recordaremos siempre; aprendimos a conocer a Dios; ahora debemos vivir en conformidad con aquel conocimiento y en un continuo progreso.


    Extraído del Libro: "Los cinco Minutos de Dios"  de Alfonso Milagros
    Meditaciones para cada día del año

    EL BUEN PASTOR


    EL BUEN PASTOR...

    La parábola del Buen Pastor me permite recordar que Tú eres quien debe guiar mi vida. Buscas mi bien y por eso me invitas a entrar por la puerta de la fe, para que pueda realmente tener un encuentro personal contigo en la oración y mi vida sacramental. Ayúdame a nunca temer, que me atreva a abrir, entrar y recorrer el camino que me señalas, porque es el camino a la felicidad.

    EL CULTO A LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

    El culto a la Santísima Virgen María


    "María, elevada por la gracia de Dios por encima de todos los ángeles y de todos los hombres, como Madre de Dios Santísima, es honrada por la Iglesia con un culto especial, que difiere esencialmente del culto de adoración que se rinde al Verbo Encarnado, así como al Padre y al Espíritu Santo...Ese culto enteramente singular la Iglesia lo aprueba y favorece (Concilio Vaticano II).

    EL CULTO EN GENERAL

    Se llama culto a la reverencia que damos a Dios y a los Santos por el honor que merecen. El culto (debido a nuestra condición humana corporal), lleva al hombre a exteriorizar esa reverencia, que se manifiesta no sólo en actos interiores sino también en prácticas externas. La Iglesia señala oficialmente muchas prácticas de culto debido a Dios y a los Santos, aunque cada cristiano movido por su piedad, puede realizar algunos otros libre y espontáneamente.

    -Clases de culto

    Hay tres clases de culto, por razón de la distinta dignidad de aquellos a quienes se ordena nuestra reverencia:

    a) De latría o de adoración, que es debido sólo a Dios, como soberano Señor y por su infinita excelencia.

    b) De dulía o de veneración, que es debido a los ángeles y a los santos por la excelencia de sus virtudes. Al honrar a los Santos estamos honrando a Dios, puesto que Él se manifiesta en ellos y por ellos somos atraídos hacia Él.

    c) Por último, el culto de hiperdulía o de veneración suprema, que es el culto debido a la Santísima Vírgen en razón de su eminente dignidad de ser la Madre de Dios.

    EL CULTO A SANTA MARIA

    Si la Vírgen María es la Madre de Dios y Madre nuestra, si es nuestra Intercesora y Mediadora ante la Trinidad Beatísima, es muy justo y propio de hijos, agradecidos que le correspondamos con un entrañable amor, que se manifestará en un culto de especial veneración como merece la Reina del cielo.

    -Elementos integrantes del culto mariano

    Se consideran elementos integrantes del culto a María los siguientes:

    a) Veneración. Es el reconocimiento de la excelencia de la Madre de Dios, fundamento del culto mariano, que lleva a la piedad filial como Madre nuestra que es.

    b) Amor. Que se desprende del conocimiento íntimo de lo que es María y de lo que Ella supone en la vida cristiana de cada hombre. Ella es la Madre amable, la Madre del Amor Hermoso. No se puede amar a Cristo sin amar, en Él y por Él, a quien lo hizo nuestro hermano.

    c) Invocación. Como es Ella la Madre de misericordia, el pueblo cristiano ha tenido siempre la firme y fundada persuasión del valimiento universal como celestial intercesora.

    d) Imitación. Imitar a María lleva consigo, por su influjo maternal, una configuración con su Hijo Jesucristo.

    BREVE EXPOSICION HISTORICA DEL CULTO A MARIA

    Una breve exposición histórica del culto a María dará una mayor visión de la gran incidencia que la veneración a María ha tenido en el Pueblo cristiano.

    -En la Sagrada Escritura

    a) El primer momento de veneración a María lo registra San Lucas. Es del Arcángel Gabriel cuando la saluda con reverencia diciéndole: "Dios te salve, María, llena eres de gracia" (Lucas 1,28).

    b) Más adelante, Santa Isabel alaba a María cuando exclama: "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a visitarme?" (Lucas 1,42 ss).

    c) La misma Vírgen María profetiza, llena de humildad y de gozo: "He aquí que me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque el Todopoderoso ha hecho maravillas en mí" (Lucas 1,47).

    d) Luego, años más tarde, cuando Jesús hablaba, inesperadamente una mujer del pueblo grita con toda su alma: "¡Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!" (Lucas 11,27).

    e) Después de la Ascensión del Señor a los cielos, los Apóstoles perseveraban en unión con María, la Madre de Jesús (Hechos 1,4).

    EN EL CULTO DE LA IGLESIA

    a) Durante los tres primeros siglos, ante la imposibilidad de un culto externo y público (debido a las persecuciones), los cristianos veneran a María en las pinturas que se plasman en los murales de las catacumbas. Con la paz constantiniana (en el siglo IV), que permite el culto público, y con el Concilio de Éfeso (en el siglo V), que define la divina Maternidad, el culto mariano se extiende y propaga por todas partes.

    b) Desde el siglo IV y hasta nuestros días se construyen Iglesias dedicadas a la Santísima Vírgen, Basílicas, Santuarios y ermitas esparcidos por toda la tierra, como lugares de especial encuentro con María, la Señora del dulce Nombre.

    c) Hace muchos siglos en la Iglesia se reza o se canta el Oficio divino en honor a María y, en todo el mundo, se celebran Misas para honrarla.

    d) De las oraciones litúrgicas que existen para alabarla e invocar su protección y auxilio maternales son tan abundantes que, sería interminable su enumeración.

    e) En el Calendario litúrgico, tanto universal como particular de países o regiones, existen muchas celebraciones de fiestas marianas, tales como la de la Maternidad, la Anunciación, la Asunción, la Natividad, la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de Fátima, de Lourdes, del Carmen y la Solemnidad de Santa María de Guadalupe, etc.

    -Las Plegarias marianas-

    a) La más antigua de las oraciones marianas es la siguiente: "Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios; no desprecies las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todos los peligros, oh Vírgen gloriosa y bendita".

    b) La plegaria más universal y conocida en todo el mundo es, sin lugar a dudas, el Avemaría, iniciada en la liturgia oriental hacia el siglo V y definitivamente fijada, como la conocemos hoy, en el siglo XVI. El Acordaos, cuya inspiración se atribuye a San Bernardo. La Salve, que proviene del siglo XI. El Angelus, que surge hacia el siglo XIII y en el XVI adquiere su forma definitiva, etc.

    c) Los Himnos en honor de María, como el "Stabat Mater", "Ave María Stella", "Alma Redemptoris Mater", etc.

    d) La oración más difundida y más recomendada por los Sumos Pontífices es el Santo Rosario. Su origen y estructura se remonta a las 150 Avemarías que los fieles decían a imitación de los 150 Salmos que los monjes y clérigos recitaban en el Oficio divino. Más tarde Santo Domingo de Guzmán, por especial revelación (en el siglo XIII), le dio un notable impulso y difusión. Desde entonces la Iglesia no ha dejado de recomendarlo encarecidamente a todos sus hijos.

    En el rezo del Rosario se incluyen las Letanías Lauretanas, cuya composición fue progresiva. Se iniciaron desde los primeros siglos, y se cantaban en el Santuario de Nuestra Señora de Loreto: de ahí su nombre. El Papa Clemente VIII (año de 1601) decretó que se incluyeran en el rezo del Santo Rosario.

    e) Las prácticas de piedad

    Finalmente, las prácticas de piedad surgidas en la Iglesia (de todo el Pueblo de Dios) como manifestación espontánea del culto a la Santísima Vírgen, son innumerables.

    Fuente: Legión de María,  Hermosillo

    ¿SOY CIUDADANO DEL REINO DE DIOS?

    Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net
    ¿Soy ciudadano del Reino de Dios?
    En la Iglesia Católica nacimos por el Bautismo para el Reino. En la Iglesia vivimos y en la Iglesia queremos morir.
     
    ¿Soy ciudadano del Reino de Dios?


    Jesús empezó la proclamación del Evangelio, apenas salido del Jordán, clamando por todos los poblados de Galilea:

    - ¡El Reino de Dios ha llegado! ¡El Reino de Dios está ya presente!...

    Está presente, decía Jesús ya en su tiempo. Cuánto más lo diría ahora.

    Pero falta mucho todavía para el fin. Así lo entendió aquel príncipe ruso. Era diplomático al servicio del zar, y al morir éste fusilado con toda su familia cuando llegó el comunismo, el fiel servidor del rey fue detenido y sometido a juicio.
    - ¿Da usted el voto al comunismo, renunciando a su difunto rey?
    Fiel servidor del rey y más fiel servidor de Dios, el digno diplomático contestó ante el tribunal revolucionario:
    - No; mi voto es solamente para el reinado de Dios en la Tierra.

    Condenado y desterrado, murió como sacerdote de la Iglesia Católica. Aún antes de abrazar el catolicismo, cuando oía pronunciar el nombre del Papa se ponía en pie y hacía una reverencia. Para este mártir de su pueblo ruso, el Reino de Dios estaba confiado a la Iglesia Católica, puesta por Jesucristo en manos de Pedro como Vicario suyo, como lo presenta, progresivamente, el mismo Evangelio.

    Cuando nota Jesús que el ambiente está maduro entre los apóstoles, le hace a Simón Pedro una promesa solemne:
    - Tú eres Pedro, tú eres roca, y sobre esta Roca edificaré yo mi Iglesia.

    Antes de morir, sabiendo que todos se van a dispersar y que iba a fallar hasta el mismo Pedro, le encarga Jesús:
    - Cuando regreses después de tu caída, confirma tú en la fe a tus hermanos.

    Y una vez resucitado, Jesús cumple la promesa a Pedro, y le encarga:
    - Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas.

    Al final, dice Jesús que volverá glorioso como Rey para juzgar al mundo, y a la Iglesia la meterá en el Reino definitivo de Dios:
    - ¡Venid, benditos de mi Padre, tomad posesión del Reino que os está preparado desde el principio del mundo!

    Pablo comentará como colofón de todo:
    - Cristo entregará el Reino al Padre, para ser Dios todo en todas las cosas.

    Y la Iglesia confiesa, conforme a la palabra del Señor, que su Reino no tendrá fin.

    Como podemos entender, esta visión del Reino y de la Iglesia es imponente.

    Estamos ya en este Reino, aunque todavía no se ha consumado, pues la victoria final no llegará hasta que el mundo termine. Ahora la Iglesia, anunciadora y portadora del Reino, tiene que sufrir las consecuencias de un mundo convulsionado por el pecado, y ha de aguantar persecución, porque el Reino de los cielos padece violencia, y solamente los esforzados se hacen con él.

    Al llegar el Reino, esperado por los judíos de modo espectacular, Jesús aparece humilde, se ve rechazado hasta parar en la cruz, y les dice a los que querían un Reino glorioso:
    - El Reino de Dios no viene espectacularmente, sino que está dentro de vosotros.

    La Iglesia, sabiendo que encarna el Reino, sigue los mismos pasos del Señor. Cuando se ve perseguida, cuando anuncia la Buena Noticia a los pobres, cuando se derrama en mil obras de caridad, cuando camina en humildad y sencillez, cuando hace los prodigios de amor que Jesús..., entonces está cumpliendo su misión de establecer, consolidar y llevar adelante el Reino.

    Pero nosotros no miramos el Reino solamente de un modo global --a nivel de toda la Iglesia--, sino de manera personal, individual, dentro de mí, de mi propia persona. Cada uno de nosotros se dice con plena convicción:
    - Yo tengo la ciudadanía del Reino, vivo conforme acredita esta mi cédula de identidad, y crezco, crezco siempre en la gracia y la santidad del Reino, hasta que me llegue el momento de recibir el premio que el Rey me tiene prometido.

    Porque Jesucristo cumple su palabra, tiene riquezas y las da. No hace como aquel rey persa de la antigüedad, que, en guerra contra su hermano, promete a sus soldados:
    - Después de la victoria os repartiré riquezas sin cuento. Mi preocupación no es que no voy a tener que dar, sino que no voy a contar suficientes amigos para repartir tanto como voy a tener. Además, a cada uno de los griegos que lucháis por mí, os daré una corona de oro.

    ¡Qué bonitas palabras! Aquel rey fue derrotado, murió en la batalla, las riquezas prometidas no aparecieron por ninguna parte, y la corona de oro no se vio jamás...

    Jesucristo, sí; Jesucristo promete y da. Lo que le faltan al Rey Jesús son más seguidores incondicionales a quienes dar después el Cielo, que será el Reino en su consumación final.

    En la Iglesia Católica nacimos por el Bautismo para el Reino. En la Iglesia vivimos y en la Iglesia queremos morir. En la tierra estamos dentro del Reino que lucha, y nosotros no rehuimos formar parte en la batalla. Después estaremos en el Reino triunfante....




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