martes, 18 de diciembre de 2012

La esperanza de un sueño

La esperanza de un sueño

Un pequeño gusanito caminaba un día en dirección al sol. Muy cerca del camino se encontraba un saltamontes. "¿Hacia dónde te diriges?", le preguntó. Sin dejar de caminar, la oruga contestó: "Tuve un sueño anoche, soñé que desde la punta de la gran montaña yo miraba todo el valle. Me gustó lo que vi en mi sueño y he decidido realizarlo".

Sorprendido, el saltamontes dijo mientras su amigo se alejaba: "¡Debes estar loco! ¿Cómo podrás llegar hasta aquel lugar? ¡Tú, una simple oruga! Una piedra será una montaña, un pequeño charco un mar, y cualquier tronco una barrera infranqueable". Pero el gusanito ya estaba lejos y no lo escuchó. Sus diminutos pies no dejaron de moverse.

De pronto se oyó la voz de un escarabajo: "¿Hacia dónde te diriges con tanto empeño?". Sudando ya el gusanito, le dijo jadeante: "Tuve un sueño y deseo realizarlo, subiré a esa montaña y desde ahí contemplaré todo nuestro mundo". El escarabajo no pudo soportar la risa, soltó la carcajada y luego dijo: "Ni yo, con patas tan grandes, intentaría una empresa tan ambiciosa". Él se quedó en el suelo tumbado de la risa mientras la oruga continuó su camino, habiendo avanzado ya unos cuantos centímetros.

Del mismo modo, la araña, el topo, la rana y la flor aconsejaron a nuestro amigo a desistir. "¡No lo lograrás jamás!", le decían, pero en su interior había un impulso que lo obligaba a seguir. Ya agotado, sin fuerzas y a punto de morir, decidió parar a descansar y construir con su último esfuerzo un lugar donde pernoctar. "Estaré mejor", fue lo último que dijo, y murió.

Todos los animales del valle por días fueron a mirar sus restos. Ahí estaba el animal más loco del pueblo. Había construido como su tumba un monumento a la insensatez. Ahí estaba un duro refugio, digno de uno que murió por querer realizar un sueño irrealizable.

Una mañana en la que el sol brillaba de una manera especial, todos los animales se congregaron en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos.

Aquella concha dura comenzó a quebrarse y, con asombro, vieron unos ojos y una antena que no podía ser la de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de reponerse del impacto, fueron saliendo las hermosas alas arco iris de aquel impresionante ser que tenían frente a ellos: una mariposa.

No hubo nada que decir, todos sabían lo que haría: se iría volando hasta la gran montaña y realizaría un sueño; el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir. Todos se habían equivocado.

Dios nos ha creado para realizar un sueño, vivamos por él, intentemos alcanzarlo, pongamos la vida en ello y, si nos damos cuenta que no podemos, quizá necesitemos hacer un alto en el camino y experimentar un cambio radical en nuestras vidas. Y entonces, con otro aspecto, con otras posibilidades y con la gracia de Dios, lo lograremos.

Es buscando lo imposible como los hombres han encontrado y alcanzado lo posible, y aquéllas que se limitaron a lo que visiblemente era posible, nunca dieron un paso.

LAS PALABRAS DE JUAN BAUTISTA SIEMPRE ACTUALES

Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
Las palabras de Juan Bautista siempre actuales
Dios nos juzgará según nuestras obras, es en los comportamientos, donde hay que demostrar que se sigue su voluntad.
 
Las palabras de Juan Bautista siempre actuales




Palabras de Benedicto XVI en el Ángelus del domingo III de Adviento 16 de diciembre 2012


¡Queridos hermanos!

El Evangelio de este domingo de Adviento presenta nuevamente la figura de Juan Bautista y lo describe mientras habla a la gente que llega hasta el al río Jordán para bautizarse.

Dado que Juan, con palabras mordaces, exhorta a todos a prepararse a la venida del Mesías, algunos le preguntan: "¿Qué debemos hacer?" (Lc3,10.12.14).

Esto diálogos son muy interesantes y se revelan de gran actualidad:

1. La primera respuestase dirige a la multitud en general. El Bautista dice: "Quien tenga dos túnicas, de una a quien no tiene ninguna, y quien tiene qué comer haga otro tanto" (v. 11). Aquí podemos ver un criterio de justicia, animado por la caridad:
  • La justicia pide superar el desequilibrio entre quien tiene lo superfluo y quien carece de lo necesario;
  • la caridad empuja a estar atento al otro y a salir al encuentro de su necesidad, en vez de encontrar justificaciones para defender los propios intereses.

    Justicia y caridad no se oponen, pero ambas son necesarias y se completan mutuamente. "El amor será siempre necesario, incluso en la sociedad más justa" porque "siempre habrá situaciones de necesidad material en las cuales es indispensable una ayuda en la línea de un concreto amor por el prójimo" (Enc. Deus caritas est, 28).

    2. La segunda respuesta, que se dirige a algunos "publicanos", es decir recaudadores de impuestos para los romanos. Ya por esto los publicanos eran despreciados, y también porque a menudo se aprovechaban de su posición para robar. A ellos el Bautista no les dice que cambien de oficio, sino que no exijan nada más de lo fijado (cfr v. 13). El profeta, en nombre de Dios, no pide gestos excepcionales, sino sobre todo el cumplimiento honesto del propio deber. El primer paso hacia la vida eterna es siempre la observancia de los mandamientos; en este caso el séptimo: "No robar" (cfr Es 20,15).

    3. La tercera respuesta mira a los soldados, otra categoría dotada de un cierto poder, y por tanto tentada de abusar. A los soldados, Juan les dice: «No maltratéis y no extorsionéis a nadie; contentaros con vuestras pagas» (v. 14). También aquí la conversión empieza por la honestidad y el respeto de los demás: una indicación que vale para todos, especialmente para quien tiene mayor responsabilidad.

    Considerando en su conjunto estos diálogos, impresiona la gran concreción de las palabras de Juan: dado que Dios nos juzgará según nuestras obras, es allí, en los comportamientos, donde hay que demostrar que se sigue su voluntad. Justo por esto las indicaciones del Bautista son siempre actuales: también en nuestro mundo tan complejo, las cosas irían mucho mejor si cada uno observara esta reglas de conducta. Oremos entonces al Señor, por intercesión de María Santísima, para que nos ayude a prepararnos a la Navidad llevando buenos frutos de conversión (cfr Lc 3,8).

  • lunes, 17 de diciembre de 2012

    LA NAVIDAD...


    PENSAMIENTO SOBRE EL ADVIENTO

    PENSAMIENTO SOBRE EL ADVIENTO


     Señor, Tú viniste al mundo, creciste y te preparaste para tu misión en una familia. Concédeme tu gracia para saber sembrar armonía, comprensión, perdón, apoyo mutuo, generosidad, alegría y paz en mi propia familia, siguiendo el ejemplo de tu padre san José y de tu madre María.

    EL PESEBRE DE BELÉN...

    Autor: H. Gustavo Velázquez Lazcano, LC | Fuente: Catholic.net
    El pesebre de Belén
    Aquel pesebre, pobre y viejo, no había pensado en su vida que acogería al Niño Dios entre sus pajas. Nosotros, en cambio, sabemos que el Niño Jesús llegará el 24 en la noche.
     
    El pesebre de Belén
    En las faldas de un monte, por encima de Belén, hay una cueva. Es pequeña y algo tosca, pero acogedora; refresca en los días de calor, y abriga, en los de frío. Durante el año, los animales se resguardan en ella.

    Los bueyes y las vacas acuden a pastar allí. Sacian su hambre con las frescas pajas que un mozo deposita a diario en un rústico pesebre, formado por resistentes ramas.

    - ¡Vaya existencia la mía! -se decía el pesebre-. ¡¿No se podría haber empleado de mejor modo mi madera?!

    El ganado acudía a él por necesidad, porque gusto no lo había. La mayoría de los desayunos, cenas y comidas, terminaban en indigestión. Porque, ¿a quién le gusta escuchar quejas mientras come?
    Una noche fría de invierno, entre los aullidos del viento y la respiración profunda de los animales que ahí dormían, llegaron dos personas a la cueva. Venían arropados de arriba abajo. El hombre jalaba con cuidado de su borriquillo, mientras la mujer que lo montaba, soportaba con paciencia los dolores del parto.

    - Aquí está bien -dijo el hombre apesadumbrado-. Hemos caminado bastante -suspiró-. Me gustaría ofrecerte algo mejor, María, pero tú sabes que hoy no ha sido un buen día…

    - No te aflijas, José -le respondió María, consolándole-. Hágase Su voluntad -y señaló con el dedo al cielo-.

    Ambos se establecieron lo mejor que pudieron en la cueva, agradeciendo el calor de los animales.
    El pesebre, que jamás dormía, se enterneció al ver la situación de aquella agotada pareja.
    Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, María dio a luz a su hijo primogénito. Los gemidos del recién nacido resonaron en la cueva, rompiendo el silencio. Los animales se despertaron agitados en un primer momento; pero después de desperezarse, lo contemplaron con respeto.

    José tenía al niño en sus brazos y lo había envuelto en pañales. Su corazón latía con fuerza: estaba nerviosísimo. Cuando por fin tuvo oportunidad de ver al niño, se topó con unos grandes y preciosos ojos grises que lo miraban con curiosidad; entonces, sintió cómo una gran emoción llenaba su alma.

    María permanecía recostada sobre unas gruesas cobijas que habían traído de Nazaret, y no le quitaba la vista a su hijo. Con un notable esfuerzo, cambió de postura y le pidió a José que le mostrase al Niño. Cuando él se lo dio, Ella lo cargó durante un largo rato, estrechando al niño contra su corazón.

    Cuando María acabó de contemplarlo, se lo entregó a José, quien lo paseó maravillado. Y tras una larga y silenciosa adoración, lo depositó dormido en el pesebre.

    Sonó, entonces, un redoblar de pasos, y a acto seguido entraron unos pastores en la cueva.
    - En hora buena -exclamaron al ver al Niño. Y les contaron cuanto les había dicho el ángel-.
    Cuando llegaron a la señal que les había dado el ángel: "encontrarán al niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre", el pesebre estuvo a punto de dar un brinco de asombro, pero recordó que el Niño Jesús aún dormía plácidamente sobre él.

    Su nombre había aparecido en los labios de los ángeles. No lo podía creer. Lo ocurrido estaba preestablecido por Dios.

    Cuando los pastores terminaron su relato, con gran admiración de los padres de Jesús y del mismo pesebre, sacaron sus humildes regalos y se los ofrecieron al Niño de corazón.
    Una vez que los pastores se fueron y que el Niño se hubo vuelto a dormir, María y José también se entregaron al descanso, rendidos de cansancio.

    Cuando el silencio llenó de nuevo la cueva con su majestad, el pesebre se quedó pensativo. Aún no acababa de entender lo que habían dicho los pastores.

    - ¿Cómo es posible que sea Dios? -pensaba para sus adentros-.

    Tras mucho repetir: «Tengo entre mis pajas a Dios», comprendió porqué no le pesaba aquel niño.
    Aquel pesebre, pobre y viejo, no había pensado en su vida que acogería al Niño Dios entre sus pajas. Sabía que algún día vendría el Mesías -como todo el mundo-, pero jamás habría imaginado que nacería en aquella tosca cueva de aquel remoto poblado, y precisamente en aquella época del año. Y mucho menos que él sería el primer depositario.

    Cuando Dios vino al mundo, no pasó inadvertido sólo para los hombres. También llegó de sorpresa para aquel pesebre de Belén. Ningún ángel le anunció que sobre él se recostaría el Hijo de Dios.

    Nosotros, en cambio, sabemos que el Niño Jesús llegará el 24 en la noche. Tenemos tiempo para vivir con entusiasmo este Adviento. Regalémosle un corazón amable, quitando cada día una paja de nuestro áspero carácter. Ofrezcámosle el calor de nuestro corazón.



  • Preguntas o comentarios al autor
  • H. Gustavo Velázquez Lazcano, LC

    domingo, 16 de diciembre de 2012

    FARO EN EL DESIERTO...


    Un faro en el desierto

    Este era un hombre que se puso a construir un faro en medio del desierto.

    Todos se burlaban de él y lo llamaban loco.

    ¿A qué un faro en medio del desierto?

    El hombre no hacía caso y seguía, callado, su labor.

    Un día por fin acabó el faro. En la noche sin luna y sin estrellas el espléndido rayo empezó a girar en las tinieblas del aire, como si la vía láctea se hubiera convertido en carrusel.

    Y sucedió que en el momento que el faro comenzó a dar su luz, surgió de pronto en el desierto un mar, y hubo en el mar buques trasatlánticos, y vuelos de submarinos de ballenas, y puertos con mercaderes de Venecia, y piratas de barba roja, y holandeses errantes, y sirenas.

    Todos se asombraron, menos el constructor del faro. Sabía él que si alguien enciende una luz en medio de la oscuridad, al brillo de esa luz surgirán... muchas maravillas.

    ARRIESGARSE A VIVIR....


     Arriesgarse a vivir

    Reír, es arriesgarse a parecer un tonto.

    Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.

    Hacer algo por alguien, es arriesgarse a involucrarse.

    Expresar sentimientos, es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.

    Exponer tus ideas y tus sueños, es arriesgarse a perderlos.

    Amar, es arriesgarse a no ser correspondido.

    Vivir, es arriesgarse a morir.

    Esperar, es arriesgarse a la desesperanza.

    Lanzarte, es arriesgarse a fallar.

    Pero los riesgos deber ser tomados, porque el peligro más grande en la vida es no arriesgarse nada.

    La persona que no arriesga, no hace, ni tiene nada. Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones, pero simplemente no puede aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir...SOLO UNA PERSONA QUE SE ARRIESGA ES LIBRE.

    LA MEJOR MEDICINA DE TU VIDA


    miércoles, 12 de diciembre de 2012

    EL TIEMPO DE ADVIENTO



        

    El tiempo de Adviento

     
    Comienzo: El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico y empieza en domingo.

    Término: Adviento viene de adventus, venida, llegada,  próximo a diciembre y termina el 24 de diciembre. Forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.

    Color: La Liturgia en este tiempo es el morado.

    Sentido: El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.


    Símbolo principal : La Corona de Adviento, de forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

    Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas.

    Las cuatro velas: Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.

    Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento al hacer la oración en familia.


    Esquema del Adviento:

      Inicia el domingo más cercano al 30 de Noviembre y termina antes de las vísperas de la Navidad.

    Los domingos de este tiempo se llaman 1°, 2°, 3° y 4° de Adviento. Los días del 16 al 24 de diciembre (la Novena de Navidad) tienden a preparar más específicamente las fiestas de la Navidad.

    El tiempo de Adviento tiene una duración de cuatro semanas.


     Podemos distinguir dos periodos: 

     En el primero de ellos, que se extiende desde el primer domingo de Adviento hasta el 16 de diciembre, aparece con mayor relieve el aspecto escatológico y se nos orienta hacia la espera de la venida gloriosa de Cristo. 

    Las lecturas de la misa invitan a vivir la esperanza en la venida del Señor en todos sus aspectos: su venida al final de los tiempos, su venida ahora, cada día, y su venida hace dos mil años.

    En el segundo periodo, que abarca desde el 17 hasta el 24 de diciembre inclusive, se orienta más directamente a la preparación de la Navidad. Su nos invita a vivir con más alegría, porque estamos cerca del cumplimiento de lo que Dios había prometido. 

    Los evangelios de estos días nos preparan ya directamente para el nacimiento de Jesús.

    En orden a hacer sensible esta doble preparación de espera, la liturgia suprime durante el Adviento una serie de elementos festivos. De esta forma, en la misa ya no rezamos el Gloria, se reduce la música con instrumentos, los adornos festivos, las vestiduras son de color morado, el decorado de la Iglesia es más sobrio, etc. 

    Todo esto es una manera de expresar tangiblemente que, mientras dura nuestro peregrinar, nos falta algo para que nuestro gozo sea completo. Y es que quien espera es porque le falta algo. Cuando el Señor se haga presente en medio de su pueblo, habrá llegado la Iglesia a su fiesta completa, significada por solemnidad de la fiesta de la Navidad.

    Tenemos cuatro semanas en las que Domingo a Domingo nos vamos preparando para la venida del Señor. La primera de las semanas de adviento está centrada en la venida del Señor al final de los tiempos. La liturgia nos invita a estar en vela, manteniendo una especial actitud de conversión. La segunda semana nos invita, por medio del Bautista a «preparar los caminos del Señor»; esto es, a mantener una actitud de permanente conversión. 

    Jesús sigue llamándonos, pues la conversión es un camino que se recorre durante toda la vida. La tercera semana preanuncia ya la alegría mesiánica, pues ya está cada vez más cerca el día de la venida del Señor. Finalmente, la cuarta semana ya nos habla del advenimiento del Hijo de Dios al mundo. María es figura, central, y su espera es modelo estímulo de nuestra espera.

    En cuanto a las lecturas de las misas dominicales, las primeras lecturas son tomadas de Isaías y de los demás profetas que anuncian la Reconciliación de Dios y, la venida del Mesías. En los tres primeros domingos se recogen las grandes esperanzas de Israel y en el cuarto, las promesas más directas del nacimiento de Dios. 

    Los salmos responsoriales cantan la salvación de Dios que viene; son plegarias pidiendo su venida y su gracia. Las segundas lecturas son textos de San Pablo o las demás cartas apostólicas, que exhortan a vivir en espera de la venida del Señor.

    El color de los ornamentos del altar y la vestidura del sacerdote es el morado, igual que en Cuaresma, que simboliza austeridad y penitencia. Son cuatro los domingos que se presentan durante el Adviento.



    LA BELLEZA DEL PERDON


            La belleza del perdón
            Autor: Padre Juan Carlos Ortega Rodríguez


            El Santo Padre nos recuerda cómo algunos cristianos han abandonado la práctica de este sacramento debido al profundo sentido de justicia que cultivan en su interior y que les lleva a "probar un sentimiento de indignidad ante la grandeza del don recibido. En realidad tienen razón en sentirse indignos" (Carta a los sacerdotes con motivo del Jueves Santo, 15 de marzo de 2001, n.6).

            Parecería que estas palabras son contradictorias. Por una parte afirma el Papa que es bueno sentirnos indignos; pero por otra parece que este sentimiento nos aparta de uno de los principales sacramentos.

            En realidad la contradicción dependerá no del sentido de indignidad, que todos debemos experimentar, sino del fundamento de la indignidad. Nos hará mal si se funda en la justicia, en cambio será una ayuda si lo basamos en el amor. Me explicaré.

            La sociedad actual ha desarrollado fuertemente el sentido de justicia. Hace unos meses comentaba con un amigo este hecho que, aunque positivo, no es suficiente para saciar al ser humano. Más aún, si permanecemos en la sola justicia el hombre se empobrece pues su anhelo más profundo no se limita en ser justo sino que va más allá, deseando amar y ser amado.

            Uno de los síntomas de un matrimonio sano es cuando cada uno considera que recibe del otro más de lo que uno mismo merece, es decir, cuando uno se considera indigno de la persona amada. Cuando ambos se consideran indignos del otro es señal que su relación se basa en el amor y no en la justicia.

            En efecto, considerarse, en cierta medida, indigno de la persona amada ayuda a valorar los dones que de ella se recibe y ayuda a superar el sentido de culpabilidad por los propios errores.

            Si uno se considera indigno, valorará como algo gratuito y no merecido todo el cariño y entrega que de la persona amada recibe; en cambio, si uno se considera digno de tal amor, todos esos detalles serán recibidos como simple respuesta de justicia debida.

            De igual modo, uno acepta los propios errores de modo diverso dependiendo de si se vive en una actitud de amor o simplemente de justicia. Si la relación se basa en la justicia, nacerá un sentido de culpabilidad que no sanará incluso si la otra parte perdona, pues nunca se merece el perdón.

            Pero si la relación se basa en el amor, los fallos "lejos de deprimir el entusiasmo, le pondrá alas" (n. 9) para encontrar nuevos y mejores modos de manifestar el amor.

            Algo similar nos ocurre cuando consideramos nuestros pecados de cara a la constante fidelidad de Dios. Si mi relación con el Señor se basa en la justicia siempre me sentiré culpable e indigno y su amor de Dios, en vez de ayudarme, me abrumará e, incluso, no aceptaré su perdón pues no me lo
            merezco.

            Pero todo es diverso si mi relación con Él se funda en el amor.

            Cierto que probaremos, "como Pedro, el mismo sentimiento de indignidad ante la grandeza del don divino". Pero el amor será capaz de superar las consecuencias de mi indignidad. Llama la atención cómo Jesucristo no exige en primer lugar a Pedro que le pida perdón sino que se le ame: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas tú más que estos?" (Jn 21, 15) "Es sobre la base de este amor consciente de la propia fragilidad" que nacerá nuevamente la confianza y la entrega a la persona amada.

            Pedro, lleno de amor por el Maestro, y viéndose incapaz de obtener fruto, confía plenamente en su palabra. La pesca milagrosa es muy significativa. Cristo no pide a Pedro algo nuevo o diverso de lo que había realizado antes. Le pido lo mismo, lanzar las redes como hizo en la noche,pero en esta ocasión fiándose de su palabra. "Jesús pide un acto de confianza en su palabra" (n. 7).

            El cristiano que ama de verdad a Cristo, sabiéndose pecador e indigno, se acerca a la confesión. Sabe que por sí mismo no es capaz de cambiar, por eso se fía de Dios y de su perdón. Y regresa a su vida para lanzar nuevamente las redes con la seguridad de que la gracia alcanzada en la confesión iniciará a llenar sus redes de buenas obras. Cuando uno ama, el hecho de saberse indigno le impulsa a confiar en la persona amada, es decir, a fiarse plenamente de su amor.

            Pedro, porque ama al Señor, aunque se sienta indigno, no sólo confía en Él, sino que "se siente en la necesidad de testimoniar y de irradiar su amor". De igual modo, el cristiano que se sabe indigno pero ama, es impulsado por el amor a entregarse con más ahínco a la persona que ama para demostrarle que aquel error o fallo no expresa realmente lo que su corazón siente por Él.

            El cristiano es alguien que se sabe indigno de un Dios tan grande y por ello confía, ama y se entrega a Él.

            Quien se confiesa es aquella persona que, consciente de su pecado, desea escuchar del Señor las palabras: ’lanza otra vez tus redes, pero en esta ocasión confiando en mí’.

            Quien se confiesa es aquella persona que quiere decir a Dios: te amo, por eso, no tengas en cuanta mis pecados sino la fe y el amor de mi corazón.

    NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE - 12 DICIEMBRE

    Autor: . | Fuente: Catholic.net
    Nuestra Señora de Guadalupe
    Advocación Mariana. 12 de diciembre
     
    Nuestra Señora de Guadalupe

    Historia de la fiesta
    Aunque las diferentes advocaciones de la Virgen María son muy numerosas, la Iglesia le da especial importancia a las tres apariciones de la Virgen María en diferentes partes del mundo:
  • Aparición de la Virgen de Guadalupe: 12 de Diciembre de 1531 en México.

  • Aparición de la Virgen de Lourdes: 11 de Febrero de 1858 en Francia.

  • Aparición de la Virgen de Fátima: 13 de Mayo de 1917 en Portugal.

  • Debemos recordar que es la misma Virgen María la que se ha aparecido en los distintos lugares, en estos tres momentos para ayudarnos y animarnos a seguir adelante en nuestro camino al cielo. En estas apariciones, la Virgen nos ha pedido rezar el Rosario, acudir al Sacramento de la Penitencia y hacer sacrificios para la salvación del mundo.

    La Virgen de Guadalupe es muy importante para la fe de todos los mexicanos, pues en ella nuestra Madre del Cielo manifestó claramente su amor de predilección por este pueblo, dejando un hermoso mensaje lleno de ternura y dejando su imagen grabada en un ayate como muestra de su amor.

    En el Nican Mopohua se puede encontrar la historia completa de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, pero aquí presentamos un resumen de la misma:

    Hace muchos años, los indios aztecas que vivían en el valle de México, no conocían a Jesús. Ellos tenían muchos dioses y eran guerreros. Los misioneros eran unos sacerdotes que vinieron de España y que poco a poco fueron evangelizando a los indios. Les enseñaron a conocer, amar e imitar a Jesús en la religión católica y los bautizaron.

    Entre los primeros que se bautizaron, había un indio muy sencillo llamado Juan Diego, quien iba todos los sábados a aprender la religión de Cristo y a la misa del pueblo de Tlatelolco.

    El sábado 9 de Diciembre de 1531, cuando Juan Diego pasaba por el Cerro del Tepeyac para llegar a Tlatelolco, escuchó el canto de muchos pájaros y una voz que le decía: "Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?". Al voltear Juan Diego vio una Señora muy hermosa.

    La Señora le dijo: "Yo soy la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios. He venido hasta aquí para decirte que quiero que se me construya un templo aquí, para mostrar y dar mi amor y auxilio a todos ustedes".

    La Virgen le dijo a Juan Diego que fuera a ver al Obispo y le contara lo que Ella le había dicho.

    Juan Diego salió de la casa del Obispo muy triste porque no le creyó. Entonces fue al Cerro del Tepeyac a pedirle a la Virgen que mejor mandara a un hombre más importante porque a él no le creían.

    La Señora le dijo a Juan Diego que volviera el domingo a casa del Obispo. Esta vez, el Obispo le dijo que le trajera una señal, es decir, una prueba de que la Señora de verdad era la Virgen.

    Juan Diego no pudo ir al día siguiente al Tepeyac, pues su tío Bernardino se puso muy enfermo y fue por un médico. Fue hasta el martes, cuando al pasar por el cerro para ir por un sacerdote que confesara a su tío, se le apareció la Virgen y le dijo: "Juanito, Juan Dieguito; ¿No estoy yo aquí que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿Por qué te preocupas?”. Después, le hizo saber que su tío ya estaba curado y le pidió que subiera a la punta del cerro a cortar unas rosas y las guardara en su ayate. Juan Diego se sorprendió de aquella orden, pues era invierno y no era tiempo de rosas. Sin embargo, obedeció y encontró las rosas tal como la Virgen le había dicho. Se las llevó y Ella le dijo: "Hijo mío, el más pequeño, estas rosas serán la prueba que llevarás al obispo".

    Juan Diego fue de nuevo a ver al Obispo y le dijo que la Virgen le había mandado la prueba de que Ella era realmente la Virgen.

    Al soltar su ayate, las rosas cayeron al suelo y apareció dibujada en la tela la preciosa imagen de la Virgen de Guadalupe.

    Fue entonces cuando el Obispo creyó que la Virgen quería que le construyeran en ese lugar un templo.

    El ayate permaneció un tiempo en la capilla del Obispo Fray Juan de Zumárraga. El 26 de diciembre de 1531 lo trasladaron a una ermita construida al pie del Tepeyac.
  • En 1754, Benedicto XIV nombró a al Virgen de Guadalupe patrona de la Nueva España, desde Arizona hasta Costa Rica.

  • El 12 de octubre de 1895 se llevó a cabo la coronación pontificia de la imagen, concedida por León XIII.

  • En 1904, San Pío X elevó el santuario de México a la categoría de Basílica y en 1910 proclamó a la Virgen de Guadalupe, Patrona de toda América Latina.

  • En 1945, Pío XII le dio el título de la Emperatriz de América. El 12 de Octubre de 1976 se inauguró la nueva Basílica de Guadalupe.
  • Miles de personas de México y del mundo entero, visitan cada año la Basílica de Guadalupe, en donde está la hermosa pintura que la Virgen pintó a Juan Diego en su ayate para pedirle a Nuestra Madre su amor, su protección y su ayuda.

    Las peregrinaciones no sólo se llevan a cabo en México, las hay en todos los países del mundo a diferentes templos. Algunas personas van de rodillas, porque le hacen una promesa a la Virgen cuando le piden un favor. En las peregrinaciones, la gente va haciendo oración, sacrificios y cantando. Muchas veces, las peregrinaciones vienen de muy lejos y se tardan varios días en llegar a darle gracias a la Virgen por algún milagro o favor que les concedió. El amor a la Virgen es lo que mueve a todas estas personas a irla a visitar desde su ciudad.
    En las peregrinaciones, las personas suelen llevar estandartes con la imagen de la Virgen y mantas donde escriben el nombre de su pueblo, de su familia, de su empresa.

    ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE



    Oración a la Virgen de Guadalupe

    Préstame Madre tus ojos, para con ellos poder mirar, porque si con ellos miro, nunca volveré a pecar.
    Préstame Madre tus labios, para con ellos rezar, porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.
    Préstame Madre tu lengua, para poder comulgar,
    pues es tu lengua patena de amor y santidad.
    Préstame Madre tus brazos, para poder trabajar, que así rendirá el trabajo una y mil veces más.
    Préstame Madre tu manto, para cubrir mi maldad, pues cubierta con tu manto al Cielo he de llegar.
    Préstame Madre a tu Hijo, para poder yo amar.
    Si tu me das a Jesús, qué más puedo yo desear
    y ésta será mi dicha por toda la eternidad.

    Amén.

    lunes, 10 de diciembre de 2012

    ALEGRÍA EN TU CORAZÓN


    Alegría en tu corazón
    Autor: Eileen Caddy, Libro: Dios me hablo



     Comienza el día con alegría en tu corazón y pala­bras de agradecimiento en tus labios.

    Hay tanto por lo cual estar agradecido. Eleva tu con­ciencia de inmediato.

    Comenzar el día embotado y confuso no es prove­choso para ti, ni para tu familia, ni para nadie.

    Si te sientes con espíritu crítico hacia alguien, encuentra algo en esa persona que sea positivo y bueno.

    Con­céntrate en esto hasta que sientas que el amor fluye a través de ti hacia esa persona.

    Sé paciente y afectuoso y nunca, en ningún mo­mento, te desesperes por el alma de nadie.

    En algún lugar, de algún modo, podrás estar en contacto con eso que traerá nueva vida, alegría y esperanza.

    La clave está allí, oculta quizás. Deja que esto sea como la búsqueda del tesoro, una pista que conduce a la próxima, hasta que llega al alma.

    La perseverancia es fundamental.

    Llegar a algunas almas es más difícil que llegar a otras, pero aquellas son frecuentemente las que nece­sitan ser alcanzadas.

    Elige las más difíciles; haz esto con Mi ayuda y Mi guía constante y no podrás fallar.

    Bendice todo, da gracias continuamente, llena tu co­razón con amor e irradia esto a todos los que están en contacto contigo.

    Reflejo de tus acciones



     Reflejo de tus acciones...
     
    Conducía camino a mi casa durante una noche lluviosa; delante de mi iba otro automóvil que constatemente me deslumbraba con una luz proveniente de la parte de  atrás del automóvil.

            Me molesté pues a demás de la lluvia y el estado de la  carretera tenía que lidiar con el destello que aquel automóvil me reflejaba. Pensé que algún niño travieso llevaba algún artefacto luminoso e iba jugando por la carretera.
             
    Más adelante llegamos a un semáforo donde un poco molesto me coloqué al ladode  aquel automóvil, cuando se abrió la ventana del otro auto y el conductor me dijo:
             - "Disculpe, pero su luz izquierda está desprendida Debería repararla o puede tener algún accidente"
    Me dí cuenta entonces que el reflejo era producto de mi luz averiada Esto me hizo reflexionar mucho sobre lo que pensamos de los demás.
     
    A veces una  actitud negativa o mala de otras personas, puede no ser mas que el reflejo de  nuestras acciones en aquella persona. Comprendí entonces las palabras de Jesús  de tratar a los demás como quisiéramos ser tratados, y servir como si fuéramos  los últimos para así ser los primeros.
     
    Mantén la paz con tus amigos y compañeros, y antes de criticar o juzgar, mira tu  corazón y piensa si aquello no es el resultado de tus acciones para con aquella persona Y recuerda no juzgar pues con la misma medida serás juzgado, deja el juicio y a Dios, que ES MISERICORDIOSO, lento para enojarse y generoso para
            perdonar.

    Vuelo del Alma (Reflexión)


    Vuelo del Alma (Reflexión)

    Cuando el camino se hace cuesta arriba…
    NO LO DEJES

    Cuando las cosas andan mal…
    NO ABANDONES

    Cuando no consigas resultados y se sumen los problemas…
    NO TE RINDAS

    Cuando quieras sonreír y sólo puedas suspirar…
    NO DECAIGAS

    Cuando la suerte, te sea adversa y no encuentres fuerzas para seguir…
    NO RENUNCIES

    Cuando no encuentres compañeros de lucha…
    NO TE APURES

    ¡Hay manos que sostienen las tuyas!
    Cree y siente cada minuto de tu vida, deja que tu alma "vuele libre" por los jardines hermosos de la confianza en Dios, que llega donde nuestra visión no puede alcanzar, pero sí donde nuestro corazón puede sentir.
    ¡Tu alma desea estar libre para darte fuerza y estímulo!
    INTENTALO

    Cierra los ojos por algunos minutos y deja que tus pensamientos se llenen de Amor.
    No podemos cambiar el mundo, ni quitar todo el dolor de la tierra, ni tener resueltos todos nuestros problemas, pero podemos aprender a mirar las cosas, con ojos de Amor.
    Si pensamos que todo es pasajero, miremos también con Amor todo lo que nos parece negativo. De esta manera observaremos con felicidad como poco a poco el mal se transforma en bien y las tristezas en alegrías.

    Lo que hoy nos hace sonreír fueron las cosas que nos hicieron llorar ayer.
    Nuestras necesidades de hoy, también pueden ser las alegrías de mañana.
    Las personas se van, los amores se pierden en el tiempo, los problemas se solucionan, hasta el mismo sol se va cada noche para renacer al día siguiente... no te quedes en el medio del camino porque un poco más adelante... ¡te espera la recompensa de Jesús!

    ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE



    ORACIÓN A LA VIRGEN DE GUADALUPE

    Virgen de Guadalupe, Madre de América. Tiende tu protección sobre todas las naciones del Continente y renueva su fidelidad a Cristo y a la Iglesia. Suscita propósitos de equidad y rectitud en sus gobernantes. Protege a los hermanos de Juan Diego para que no sufran discriminación. Cuida a los niños. Guarda la unidad de las familias... Que desde esta tu Imagen manifiestes siempre tu clemencia, tu compasión y tu amparo. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

    EL ESPÍRITU SANTO, NUESTRO GUÍA EN ADVIENTO


    Autor: P. Cipriano Sánchez LC | Fuente: Catholic.net
    El Espíritu Santo, nuestro guía en Adviento
    Únicamente los sencillos pueden reconocer la voz del Espíritu Santo en su interior, sólo ellos son capaces de dejarse guiar por Él.


    El Espíritu Santo, nuestro guía en Adviento

    Durante el Adviento no podemos olvidar la presencia del Espíritu Santo que primero actúa profetizando la venida del Mesías, y después, en Jesucristo. Esto es para nosotros una muy especial indicación por parte de Dios Nuestro Señor de que las necesidades que posee el hombre sólo pueden realizarse desde una perspectiva: la del Espíritu Santo. Sin embargo, tampoco podemos olvidar que esto únicamente es posible para el alma que se convierte en dócil instrumento del Espíritu Santo, pues es Él quien nos permite ir llegando con paso firme a todas y cada una de las metas que Dios nos va poniendo a lo largo de la vida. No estamos solos, el Señor no nos abandona. La presencia de Jesucristo en nuestras vidas no es nada más una compañía, es también una guía, una luz. Y nunca olvidemos que esta iluminación quien la realiza es el Espíritu Santo.

    El profeta Isaías nos habla de un momento, en los tiempos mesiánicos (cuando venga el Mesías), en que todo será paz, y cómo el Espíritu de Dios colmará el mundo. Dice el Profeta: “Nadie hará daño, nadie hará mal en todo mi santo Monte, porque la Tierra estará llena de conocimiento de Yahveh, como cubren las aguas el mar”.

    En la Encarnación es el Espíritu Santo el que cubre con su sombra a la Santísima Virgen para que sea engendrado el Hijo de Dios. Y es también el Espíritu Santo el que, cada vez que queremos tener a Cristo en nuestra alma, se hace presente para construir en nosotros la presencia, la vida de Cristo. El Espíritu Santo es el Santificador, es el que realiza en el alma la función de dar vida en el Señor. Es Él quien nos aconseja, guía e ilumina, fortaleciéndonos para que el mensaje que la Navidad viene a traer a nuestras almas se pueda cumplir.

    En este Adviento, en este camino hacia la Navidad, hacia la presencia plena de Cristo en nuestra alma, no estamos guiados por una estrella, estamos guiados por el Espíritu de Dios Nuestro Señor. Esto tiene que ser para nosotros una grandísima certeza, tiene que darnos una gran paz y una gran serenidad. Sin embargo, exige de nosotros un entrenamiento que consiste en aprender a escuchar lo que el Espíritu Santo va diciendo a nuestra conciencia, el someter nuestro juicio a lo que Él nos va pidiendo y el ser capaces de amar el modo concreto con el cual va educando nuestro corazón.

    Únicamente los sencillos pueden reconocer la voz del Espíritu Santo en su interior, sólo ellos son capaces de dejarse guiar por Él. Si tuviéramos dentro de nosotros esta presencia constante del Espíritu Santo podríamos participar de la acción de gracias que Jesucristo hace al Padre: “Te doy gracias Padre del Cielo y de la Tierra, porque has revelado estas cosas, no a los sabios y entendidos, sino a los sencillos”.

    ¡Cuántas veces nuestra forma de ver las cosas y nuestros juicios son los que gobiernan nuestras vidas! ¡Cuántas veces pretendemos entender todas las cosas según la cuadrícula de nuestra sabiduría, y nos olvidamos que la sabiduría de Dios es la que tiene que regir nuestra vida!

    Cuando leemos las profecías de Isaías, donde aparece el lobo habitando con el cordero, la pantera con el cabrito, el novillo y el león pastando juntos, podría aparecer la pregunta: ¿Todo eso existe? ¿Es un sueño o es una realidad? Lo que el profeta nos está diciendo es que aun aquello que parece imposible al hombre, que en la lógica humana jamás podría llegar a darse, el Espíritu Santo lo puede realizar.

    En este Adviento, aprendamos a romper las lógicas humanas, a deshacer nuestras cuadrículas, nuestras formas de ver muchas situaciones, de vernos, incluso, a nosotros mismos. Dejemos a un lado tantas y tantas cosas que clasifican nuestra existencia de una manera determinada y que, en definitiva, la alejan de Dios. Permitamos al Espíritu Santo hablar en nuestra vida, guiarnos e inspirarnos. No es tan difícil, es cuestión de aprender a escuchar, de no hacer ruido en nuestra alma, de ponernos delante de Dios y no oír otra cosa más que a Él, para que nada interrumpa esa comunicación de amor entre Dios y cada uno de nosotros.

    Nuestro corazón debe estar dispuesto a escuchar a Dios, para que este tiempo de Adviento, en el que se produce la mayor alegría para el hombre, que es el encuentro con el Señor, no pase con las hojas del calendario, sino que sea un tiempo que permanezca en el corazón. Con una gran apertura interior, permitámosle al Espíritu Santo hablar, para así poder ir quitando todo aquello que nos impiden tener paz en el alma, junto a Cristo en Belén.

    El profeta Isaías nos dice: “Aquel día, la raíz de Jesé se levantará como bandera de los pueblos, la buscarán todas las naciones”. ¿Hay en mi alma avidez de Dios? ¿Hay en mi corazón sed de este Cristo, que es la raíz de Jesé? ¿Hay en mi interior el anhelo de encontrarme con Jesús? Si no lo hay, permitamos que el Espíritu Santo vaya cambiando nuestro corazón hasta que Él lo llene. Y pidámosle que en este período de Adviento, Él vaya transformando nuestra existencia de tal manera que nunca nos sintamos solos, para que se pueda cumplir en nosotros la profecía de que somos dichosos porque vemos la presencia de Cristo en nuestra vida, vemos su influjo en la sociedad: “Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis”.


    martes, 27 de noviembre de 2012

    DONDE ESTÁ DIOS


    DE ESTE A OESTE

    De este a oeste
     Autor: Adolfo Robleto


            "Como el oriente esta lejos del occidente,
            asi aleja de nosotros nuestras culpas" Salmo 103:12.

            ¿Qué tan lejos queda el este del oeste?
            ¿Dónde termina el este y dónde comienza el oeste?

            Cierta Ciudad tenía una vez el siguiente lema:
            "Donde comienza el oeste y crece el maíz alto."
            La última parte del lema es verdad; la primera no.
            Nadie sabe dónde comienza el oeste ni dónde termina.
            Todo es cuestión de dónde nos encontremos.

            Si estuviera en Nueva York y quisiera viajar hacia el oeste
            tanto como me fuera posible,
            ¿qué distancia tendría que cubrir?
            Cuando llegara a Los Angeles,
            las Filipinas seguirían estando al oeste,
            y después de allí, China seguiría estando al oeste,
            y de allí, Europa quedaría al oeste,
            y de Europa volvería a Nueva York.

            ¿Cuánto tengo que viajar en dirección oeste
            para llegar al este? Eso no se puede medir.

            Alguien preguntó a una anciana creyente una vez:

            ¿Alguna vez la molesta el diablo
            respecto a sus pecados pasados?

            Ella contestó: "Sí."

            Cuando le preguntaron qué hacía entonces contestó: "

            Oh, le digo que se vaya al este"

            ¿Y qué hace si regresa?

            "Le digo que se vaya al oeste"

            Y cuando regresa del oeste, ¿qué hace entonces?

            La anciana dijo: "Lo mantengo yendo de este a oeste."

    GRACIAS SEÑOR...


    Gracias Señor

    Gracias Señor, por que nos das la esperanza de una vida mejor.
    Gracias Señor, por que a pesar de las dificultades existe el amor.
    Gracias Señor, por que vivimos en una comunidad de hermanos.
    Gracias Señor, por que tenemos hambre de ti.
    Gracias Señor, por que te siento junto a mi..
    Gracias Señor, por que me das fuerza para seguir adelante.
    Gracias Señor, por los pesares, porque te tengo a ti para consolarme. Gracias, Señor por todo lo que me rodea, me enseña a vivir mejor.
    Gracias, Señor por este espacio que me demuestra que sin conocernos podemos llegar a amarnos como hermanos que somos en Tí Cristo Señor.

    OLVIDA EL AYER...


    Olvida el ayer
    Autor:C. Torres Pastorino



            "Recordar los malos ratos del pasado no aporta nada positivo al presente.

            ¿Por qué detenerse en el pasado si lo que importa es el futuro? El espejo retrovisor del automóvil te muestra el camino recorrido y sirve únicamente de aviso para ver los vehículos que te piden el paso y que podrían poner en peligro tu propio viaje.

            El pasado sirve de base al presente como los muros del primer piso que hoy sostienen la azotea de mañana.

            Quien está en el primer piso quiere sencillamente subir a la terraza y no detenerse escarbando en los cimientos de la casa porque encontraría sólo alacranes.

            Sube y contempla las estrellas que te muestran los caminos del futuro y deja que la animalidad se pierda entre los terrenos del suelo húmedo y frío.

            No vuelvas al pasado que se ha ido y no regresará jamás. Si regresara sería un gran impedimento para tu progreso.

            Lo que pasó, pasó. La vida pasada te dejó experiencias y conocimientos que tendrías que aprovechar.

            El estudiante experimenta en el laboratorio con instrumentos de química. Al salir del aula se lleva los conocimientos y deja las probetas y elementos porque ya no le sirven.

            ¿Qué ganamos con recordar errores, cuyas consecuencias nos hacen sufrir, si ya es imposible corregirlos y su recuerdo constante puede arruinar nuestro camino? Por eso, no vuelvas al pasado y mira hacia el porvenir.

            No remuevas la tierra con la azada y planta frutales que mañana te abriguen y alimenten.

            Olvida el ayer y orienta el corazón hacia mañana.

            Cuando el hoy despuntó con la aurora del nuevo día, el ayer había concluido.

            Táchalo en la hoja de tu vida.

            Prepara tus lecciones para el examen de mañana porque en el examen de ayer fuiste aprobado con notas demasiados bajas.

            Levántate y camina hacia lo alto y hacia adelante, dejando que los muertos en espíritu entierren a sus muertos (Mateo 8,22).

    viernes, 16 de noviembre de 2012

    CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO


    CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

    Recibe, ¡oh Espíritu Santo!, la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser, que te hago en este día para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida, en cada una de mis acciones: mi Director, mi Luz, mi Guía, mi Fuerza y todo el Amor de mi corazón.

    Yo me abandono sin reservas a tus divinas operaciones y quiero ser siempre dócil a tus santas inspiraciones.

    ¡Oh Espíritu Santo!, dígnate formarme con María y en María según el modelo de vuestro amado JESÚS.

    Gloria al Padre Creador; Gloria al Hijo Redentor; Gloria al Espíritu Santo Santificador. Amén.

    (Rezar un Padrenuestro por las intenciones del Sumo Pontífice)

    Consolar a quien me consuela



    Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
    Consolar a quien me consuela
    Jesús quiere ser consolado. Precisamente por aquellos que tantas veces hemos recibido su consuelo.

    Consolar a quien me consuela

    Casi puedo acostumbrarme: tras el pecado, Dios se volcó nuevamente sobre mi alma. Me invitó a la confianza, me alentó al arrepentimiento, me acercó al sacramento de la confesión, me abrazó con su misericordia. ¡Es tanto lo que Dios ha hecho y hace tantas veces por mí!

    Sí: puedo acostumbrarme, hasta el punto de ver casi como algo seguro el hecho de que mi Padre volverá mañana a buscarme para limpiar pecados, para encender la esperanza, para resucitar el amor que se apagaba. Pero si tan sólo recordase qué precio fue pagado por mi rescate, si tuviese ante mis ojos los esfuerzos tan grandes que pasó el Hijo para redimirme...

    Necesito, por eso, tener un alma abierta, profunda, agradecida. El amor que recibo sólo puede pagarse con amor. Por eso, al que mucho se le perdona mucho ama (cf. Lc 7,47).

    Pero no me basta simplemente con la gratitud. Hay momentos en los que siento que también Él necesita algún consuelo. Su grito en el Calvario, escuchado por la Madre Teresa de Calcuta y por miles y miles de católicos de todos los tiempos, llega a mi corazón: "Tengo sed" (cf. Jn 19,28).

    Es cierto: mis heridas son mayores que las suyas, pues el pecado pone en peligro el sentido bueno de mi vida, mientras que los clavos del madero no enturbiaron el amor de Cristo hacia su Padre y hacia los hombres. Pero no por ello el Señor deja de anhelar consoladores para su sed de amor, para sus sueños de encender un fuego en el mundo, para que la oveja perdida vuelva pronto al hogar donde será amada.

    Jesús quiere ser consolado. Precisamente por aquellos que tantas veces hemos recibido su consuelo. Esa será la mejor manera de decirle, desde lo más íntimo de mi alma, ¡gracias! por tantas ocasiones en las que me ha susurrado, con la voz humilde de un sacerdote, "yo te absuelvo de tus pecados...".


    Preguntas o comentarios al autor
    P. Fernando Pascual LC

    CUANDO DIGO QUE SOY CATÓLICO


    viernes, 9 de noviembre de 2012

    JESÚS TE SANARÁ


    Piropos a María

    Piropos a María
    Padre Juan Pablo Ledesma


    Rezar el Rosario. ¿Qué es el Rosario? ¿En qué consiste esa oración que tanto agrada a la bella Señora vestida de luz? Es la combinación de las oraciones más bellas, las oraciones predilectas, las más hermosas: el Padrenuestro, el Avemaría, el Gloria.

    Cuando los Apóstoles le rogaron al Maestro: “Enséñanos a orar”, Jesús les enseñó el Padrenuestro. ¡Qué decir del Avemaría! Es un piropo. Oración simple, breve, pero grande como el universo. En un Avemaría se fusionan palabras del arcángel Gabriel, de Santa Isabel y de la Iglesia. Es la primera oración que aprende el niño y la última que suspira el moribundo; el grito del pecador, la súplica del enfermo...

    Y en el Rosario se dice diez, veinte..., cincuenta veces el Avemaría. ¿Por qué repetir tantas veces la misma oración? El rosario es..., como un ramo de flores. Cuando se quiere a la persona amada, no bastan tres o cuatros rosas. ¡Cuántas más, mejor! Cuando uno está enamorado, no se cansa de decirle a su amor: “te quiero”, “me encanta estar contigo”. Ciertamente se lo repetirá cien y mil veces. Eso es el rosario. Una lluvia de alabanzas y versos de amor a la Madre de Dios. Es también una meditación cordial de la vida de Jesús y una súplica por nosotros, para que nos asista en el presente y en el momento del encuentro final y definitivo. Es el Evangelio resumido, concentrado, en miniatura.

    El rosario ha conservado la fe por siglos. Fue el arma que venció en Lepanto y que viajó con Cristóbal Colón hasta anclar en el continente americano. ¿Fue quizás casualidad que la carabela de los descubridores se llamara “Santa María”?...

    Son muchas las familias que lo rezan hacia el final de su jornada. El Papa Juan Pablo II nos enseña en su mensaje, que el rosario “reúne a la familia contemplando a Jesucristo y recupera la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicarse, solidarizarse, perdonarse, comenzar de nuevo, con amor renovado”.
     

    LA MUERTE...



    La Muerte...

    Un hombre muy enfermo se preparaba para salir del consultorio del médico y dijo:
    - Doctor, me asusta mucho la muerte ... dígame, ¿qué cree usted que hay al otro lado...?
     
    El doctor tomó la perilla de la puerta ...del otro lado se oían ruidos como rasguños y gemidos.
     
    De pronto abrió la puerta de par en par y un perro al instante entró al cuarto y saltó sobre el médico, feliz y contento.
     
    El médico se volvió hacia su paciente y dijo:

    - ¿Vió lo que hizo mi perro...? ...él nunca había estado en ese cuarto antes. No sabía que había dentro.
     
    Solo sabía que su dueño; a quién ama estaba allí y por eso, no temió entrar cuando se abrió la puerta, sino al contrario entró lleno de emoción.

    Yo no sé que hay del otro lado de la puerta, al final del camino... pero sí sé una cosa:

    -Seguro del otro lado, está mi dueño, a quien yo amo y en quien confío y eso me basta para vivir en paz, sin temor y lleno de esperanza hasta que llegue mi momento de cruzar el umbral al final del camino..

    La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos.

    Antonio Machado.

    Evitar las enfermedades litúrgicas.



    Evitar las enfermedades litúrgicas.
     

    Un conocido sacerdote de Zaragoza, que quiere mantener el anonimato, ha redactado para la publicación de la Hoja DioceSana un interesante articulo sobre las enfermedades liturgicas mas comunes.
    Sería muy bueno que ,intentáramos en nuestras parroquias y comunidades vacunarnos contra ellas… Durante mi ministerio sacerdotal he apreciado, en las diferentes comunidades a las que he servido, diferentes patologías durante las celebraciones litúrgicas que se agudizan en mayor o menor medida dependiendo de las circunstancias y de las cuales paso a describir sus síntomas:


    LA AFASIA LITÚRGICA:

    Es la primera de ellas. Es un súbito bloqueo que observamos de las personas que entran por la puerta del templo y que bloquea totalmente los órganos vocales durante los cantos y las respuestas al final de las oraciones e incluso a la hora de contestar “amén” al recibir la comunión. Es un mal que ataca más a los hombres que a las mujeres. Es totalmente virulento en la celebración de las bodas y bautizos, ya que suele paralizar totalmente los mecanismos de la fonación. Suele curarse en seguida, en el momento que se toma un café o una cerveza en el bar de la esquina más cercana a la iglesia.

    LA DELANTERO-FOBIA:

    Es la segunda enfermedad que aprecio muchas veces en los feligreses. Se produce nada más entrar por la puerta del atrio, los síntomas no tardan en aparecer: temblores en las piernas y un miedo irremediable a ponerse en los primeros bancos de la iglesia. Otra acepción de esta enfermedad es “humildad litúrgica”, el que padece este mal suele tener un ataque apenas entra por la puerta. Es un mal muy útil para casos de incendio o evacuación precipitada del local. Sirve también para no sentirse aludidos con los reproches de Jesús en el evangelio a los fariseos soberbios acusados de ocupar los primeros bancos.

    LA DOBLE CORRIENTE AURICULAR:

    Esta enfermedad todavía es más grave. Es un mal que se debe a la apertura de ambos conductos auriculares, que permite que el sonido que entra por uno, salga libremente por el opuesto, sin pasar por el cerebro ni el corazón. En sus orígenes fue descubierta por un antiguo párroco de Santa Engracia llamado Don Mariano Carilla, que subía al púlpito, sin notar que estaban abiertos los recién inaugurados micrófonos: “Predica, predica, Mariano, que para el caso que te hacen…” Los síntomas de esta enfermedad se vuelven agudos cuando se dan avisos, recomendaciones, o se convoca a algún acto a celebrar.

    SÍNDROME HOMILÉTICO:

    Es un estado de semi-trance (no producido por el incienso, como algunos creían) que se resuelve, en algún caso, en cabezadas o hasta ronquidos. El paciente tiende a perder contacto con la realidad y a menudo padece una defectuosa percepción del paso del tiempo. Se manifiesta sólo cuando el sacerdote comienza a predicar la homilía. Los estudiosos del tema nos comunican, que incluso hay personas que en ese momento les da por comenzar a rezar el Rosario. En casos agudos se puede caer hasta en la total inconsciencia, que sólo desaparece cuando los demás, se ponen en pie tras la homilía y comienzan a rezar el credo.

    Iglesia en Zaragoza. Núm. 1.621- abril 2012

    jueves, 8 de noviembre de 2012

    EL NARCISO...


    EL NARCISO

    Ponernos frente a María es querer salir de nosotros mismos, de contemplarnos menos y saber que Ella es un reflejo de la ternura de Dios. Ofrecemos el Narciso como expresión de la voluntad de arrancar de nosotros mismos el “ego” que nos impide ser más humildes y menos creídos. Cuántos hermanos nuestros, al igual que la famosa leyenda griega, mueren en vida al permanecer en un constante enamoramiento y endiosamiento de sí mismos.

    Al leer la leyenda de Narciso (de cómo perecería en las aguas del río por complacerse y mirarse en su belleza) no podemos menos que orar a María para que ayude a este mundo nuestro a ser más crítico con todo lo aparentemente estético pero en el fondo vacío y muerto.
    “La belleza es la Divinidad visible, es el cielo descendido sobre la tierra”

    miércoles, 7 de noviembre de 2012

    LAS GAFAS DE DIOS..


    Las gafas de Dios

    Dicen que un día llegó un hombre al cielo. Su sorpresa fue inmensa cuando descubrió que en la puerta del cielo no había nadie. San Pedro se había ido a alguna emergencia. Siguió avanzando el hombre y descubrió que en la pared estaba el anuncio de despedida de Dios. Se coló y también se dio cuenta de que en el despacho no estaba Dios. Miró todas las estanterías. Curioseó todo
    lo que tenía Dios en su despacho. Se fijó largamente en que en la mesa del despacho había unas gafas. Se las puso y comprobó que a través de ellas veía el mundo y a cada hombre que vive en este planeta. Sintió gran curiosidad por saber algo de su socio, el que había trabajado codo con codo con él y se sospechaba que no era buena persona. Las gafas le hicieron descubrir la vida de su socio, sus negocios sucios, su infidelidad a su esposa y, sobre todo, que se había reído de él. En un momento no pudo contener la rabia, tomó la maceta que tenía al lado en la mesa de Dios y trató de tirársela a su socio a la cabeza.

    Cuando estaba en el intento de usar violencia contra
    aquel de quien tenía tantas sospechas, entró Dios. Le preguntó: “¿Qué haces?”. Le respondió: “Me he puesto tus gafas y no aguanto tanta maldad, tanto pecado”, Dios le miró con cariño y le dijo:

    “Has cometido un gran error. Para mirar con esas gafas hay que ponerse antes mi corazón”.

    CORAZÓN DE JESÚS enséñanos a mirar con tu corazón.

    BUSCO UN CORAZÓN...



     BUSCO UN CORAZÓN...
     Busco un corazón,
    pero no un corazón cualquiera.
    Tiene que ser uno compatible
    con la dureza de los tiempos
    en los que vivimos,
    para poder soportar las pruebas...

    Busco un corazón fuerte,
    pero lo suficientemente blando
    como para percibir
    el dolor de la gente
    y sensibilizarme ante ellos...

    Busco un corazón
    con un ritmo que sea ligero
    pero controlado al mismo tiempo,
    para que me ayude a tener paciencia
    ante las cosas que me parecen injustas,
    pero que yo no puedo cambiar...

    Busco un corazón estable;
    que me dé la seguridad que necesito
    para enfrentar mi destino
    y saber que todo tiene su lugar
    y su tiempo;
    que nada ocurre por casualidad...

    Busco un corazón
    que simplemente ame,
    porque el Amor
    es la Clave de todo:
    del principio y del fin,
    de parar o seguir,
    de vivir o morir...

    Busco un corazón especial...
    ¿Acaso lo tienes tú?

    ¿Cómo está mi fe?

    Autor: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net
    ¿Cómo está mi fe? La fe que es luz... se puede apagar
    Pedirla cada día pues es un relalo de Dios y sostenerla y aumentarla, no es cosa fácil, pero tenemos un ejemplo a seguir.
     
    ¿Cómo está mi fe?  La fe que es luz... se puede apagar

    La puerta de la fe (cf.Hch,14,27) que introduce en la vida de comunicación con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Éste empieza con el Bautismo (cf.Rm 6,4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en Él ( cf.Jn 17,22 ). Profesar la fe en la Trinidad- Padre, Hijo y Espíritu Santo- equivale a creer en un solo Dios que es amor. (cf.Jn 4,8 ) El Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo, eñ Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor. (Benedicto XVI para el Año de la fe)


    Las virtudes teologales son tres: Fe, Esperanza y Caridad. Hoy ante la crisis de Fe en el mundo actual nos podemos preguntar: ¿cómo es mi fe?.

    Cuando nos sentimos plenos, alegres, felices o cuando hay sufrimiento, cuando hay enfermedad, cuando hay dolor de la índole que sea... ¿cómo está mi fe?. La fe que es luz se puede apagar. El que conoce y ama a Cristo se identifica con Él, en cualquiera de esa circunstancias, y se convierte en apóstol, siendo parte de esa luz y esa fe.

    Tener fe y vivir la fe es un riesgo. Un riesgo que nos obliga a dejar el egoísmo que ha hecho nido en el fondo de nuestro corazón, a dejar la pereza, el engaño, los gustos hedonistas, frívolos y llenos de vanidad. Una vida vacía solo llena de cosas perecederas.

    Sostener y aumentar la fe no es cosa fácil, pero tenemos un ejemplo a seguir. Jesús es el mejor ejemplo para ayudarnos pues El vino por eso y para eso. En El encontraremos todo lo que nuestro corazón nos pide y desea. La amistad con el Hijo de Dios, es el resultado de una vida sostenida, iluminada y confortada por nuestra fe en El. Y ante todo tenemos que pedirla en la oración de cada día, porque la fe es un regalo de Dios.

    Este mundo está necesitado de que seamos portadores de esa FE como miembros de la Iglesia, instituida por Cristo hace más de veinte siglos y tenemos y debemos dar testimonio al mundo de nuestra fe.

    No podemos decir que vivimos esa fe si no pedimos perdón o si no sabemos perdonar. Esa humildad y ese perdonar nos identifican como personas de fe, de verdadera y auténtica FE.

    El mensaje del Señor resuena en toda la tierra: Los cielos proclaman la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un día comunica su mensaje al otro día y una noche se lo transmite a la otra noche. Sin que pronuncien una palabra, sin que resuene su voz, a toda la tierra llega su sonido y su mensaje hasta el fin del mundo. El mensaje del Señor resuena en toda la tierra. (Salmo 18)


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  • Ma. Esther de Ariño
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