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domingo, 4 de enero de 2015

QUERIDOS REYES MAGOS !FELIZ FIN DE VIAJE!


Queridos Reyes Magos ¡Feliz fin de viaje!
Estamos celebrando el día de la Manifestación del Señor, así que ¡ánimo! El día de encontrar lo que están buscando ha llegado.
Por: P Idar Hidalgo | Fuente: Catholic.net



Queridos Reyes Magos:

Se muy bien que desde que han visto la estrella aparecer en el firmamento y después de consultar sus mapas de astronómicos, y sobre todo sondear su corazón, se han puesto en camino con gran docilidad para ir al encuentro del Rey hecho niño, del Salvador del Mundo.

Y llevan sus regalos, que han elegido de una manera extraordinaria, Oro, Incienso, y Mirra; porque lo reconocen como Rey, como Dios, y como hombre. Y se han puesto en camino dejándose guiar por aquella estrella, que solo se deja ver por las noches… y les va marcando el rumbo y les va orientando sus pasos.

Y ustedes con gran alegría, venciendo el cansancio y la sed de tanto caminar, el calor y el frío del desierto, han continuado su camino y están por llegar. También venciendo innumerables dificultades, como los engaños de Herodes, que sabiamente han podido burlar, siendo obedientes al ángel.

Estamos celebrando el día de la Manifestación del Señor… así que ¡ánimo! El día de encontrar lo que están buscando ha llegado.

Gracias por su fidelidad, por su obediencia, y por esos regalos que llevan en sus manos. Pero más agradezco el signo que nos regalan a toda la humanidad de que la salvación es para todos los pueblos.

Desde que ha empezado el tiempo de Adviento, he pensado en ustedes, y en la carta que habría de escribirles para pedirles, como lo hice cuando era niño, algunos regalos. Pero el tiempo se ha pasado tan rápido, entre posadas, la Fiesta de Navidad, Fin de año, Fiesta de Nuestra Santísima Madre… que es hasta este momento en la solemnidad de su venida que les escribo mi carta. De todas maneras tengo la confianza que les llegará a tiempo porque le pediré a mi Ángel de la Guarda que se las haga llegar en forma prioritaria.

Les pido, con humildad que me compartan:

La sencillez para saber distinguir en los signos de los tiempos la presencia de la Buena Noticia, para saber observar desde la fe todas la realidades tanto de la tierra como del cielo.

Que puedan compartir conmigo la docilidad a las divinas inspiraciones del alma, y seguir el camino que me marque la estrella. A ustedes los ha guiado una estrella en el cielo, para mi esa estrella que me lleva a Jesús es María, por eso pido tener esa docilidad de ustedes para saber descubrirla en todo momento, para no perder el rumbo que conduce al Salvador de todas las naciones, al Rey de todos los Pueblos.

Valentía para hacerme al camino, para saber dejarlo todo y lanzarme a la aventura de un camino, a desinstalarme con frecuencia para vivir de la fe y no de la seguridad de mis reinos, de mis posesiones. Confiar que, dejando todo, es la única forma de encontrar El Todo.

Obediencia a las guías que tengo en el camino, obediencia a lo que se cree, a lo que se espera, a lo que se ama. Obediencia humilde a las inspiraciones y a los ángeles, especialmente a mi Ángel de la Guarda, para que no pierda el camino, y tenga la alegría de que todo se me ha dado como regalo, confiando y dependiendo totalmente en Aquel que me ha llamado a un encuentro.

Alegría de un encuentro, del encuentro que más se desea: encontrarse con Dios, por eso ese encuentro es una Celebración. Porque es el encuentro de la criatura con su Creador, alegría de encuentro porque es la manifestación de Dios hecho hombre como Dios, como Rey, y como hombre. Quiero, tener esa alegría de encuentro que para mi se realiza en cada Eucaristía, en cada sacramento, en cada encuentro con el más necesitado. Alegría de encuentro, que es una gran celebración, porque cuando el encuentro esta tocado por el amor solo puede ser celebrativo, y toda nuestra vida es encuentro y toda nuestra vida es celebración si lo vivimos en la dimensión del amor.

Abusando de su generosidad, pido la paciencia para seguir en el camino, para que el cansancio no me haga desistir, para que las dificultades no resten el ánimo, para que los obstáculos del camino solo sean oportunidades de crecimiento, que sean retos que me permitan crecer como persona, como cristiano, como discípulo del Maestro.

Que no pierda la esperanza del encuentro, que no pierda la esperanza que la promesa se hará realidad.

Que no pierda la esperanza que en el camino no se anda solo, que ángeles, estrellas y hermanos caminamos juntos. Tener siempre y cada día, la esperanza de que es posible vivir la caridad entre los hermanos que caminamos en comunidad como lo hicieron ustedes, que se acompañaron hasta el final.

Todo lo anterior no lo pido solo para mi, lo pido para poder compartirlo con todos mis hermanos, quiero descubrir en cada hermano a Cristo, quiero descubrirlo especialmente en los más pobres, en los más necesitados, los enfermos, los encarcelados, los que están solos o se sienten solos; quiero reconocer al Rey en aquellos que llevan con humildad la cruz de cada día, en los que se esfuerzan por dar testimonio del amor, en las personas que perdonan y aquellos que se niegan a recibir el perdón, recocerlo en los amigos y también en los enemigos.

Quiero compartir todo lo que les he pedido con todos aquellos que se acerquen a mi vida, y quiero ser yo el que se ponga en camino hacía el encuentro. Me gustaría, ser el primero que tienda un puente por donde el otro se pueda acercar a mi, y por donde yo me pueda acercar a él.

Todo lo que les he pedido, también se los pido para todos mis amigos, familiares y benefactores… para que todos seamos instrumentos de paz. Para que todos busquemos el reino de Dios, sabiendo que si Dios reina en nuestros corazones, reinará en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestras ciudades, y en nuestras naciones.

Les deseo a ustedes queridos Reyes Magos, feliz fin de viaje. Y me despido agradecido por la ilusión que guardaron en mi cuando era un niño.

Gracias porque un día los espere con la ilusión de niño y hoy los puedo esperar con la ilusión de sacerdote.

Con afecto, en el Señor que buscamos y que encontramos en la Eucaristía.


sábado, 27 de diciembre de 2014

LOS PRIMEROS PEREGRINOS A TIERRA SANTA


Los primeros peregrinos a Tierra Santa
La peregrinación para los cristianos no sólo era una forma de hacer penitencia sino también un trasunto de la vida

Por: Susana Calvo Capilla | Fuente: cvc.cervantes.es




Los Reyes Magos, que guiados por una estrella llegan a Belén para adorar al Niño Jesús y ofrecerle presentes, podrían ser considerados los primeros peregrinos a Tierra Santa.

La peregrinación para los cristianos no sólo era una forma de hacer penitencia sino también un trasunto de la vida: un camino lleno de penalidades y renuncias que conduce al hombre a la Jerusalén celeste, reservada a los justos. Uno de los primeros viajeros a Jerusalén conocidos fue un obispo de Capadocia llamado Alejandro, que llegó a aquellas tierras en torno al año 200 para, según decía, «rezar y visitar aquellos lugares». Otros acudieron para volver a las fuentes del cristianismo como hizo Orígenes, el famoso teólogo de Alejandría, en el siglo III. Del año 333 data una de las descripciones más antiguas del viaje, conocida como «Anónimo Burdigalense», escrita por un peregrino anónimo de Burdeos.

Pero, tal vez, la peregrina más ilustre de la Antigüedad fue Elena, la madre de Constantino; en 326 recorrió muchos de los lugares bíblicos que, precisamente por las mismas fechas, el historiador Eusebio de Cesarea recogía en un tratado escrito en griego. Por su parte, San Jerónimo constató a finales del siglo iv desde Belén, donde vivía, que el flujo de peregrinos crecía sin cesar, con gentes llegadas de todas partes, desde la India a Bretaña y desde Armenia a Egipto. Aunque se escuchaban multitud de lenguas diferentes, añade el Santo, la piedad y la humildad unía a todos. Las rutas que llevaban a Palestina se llenaron de iglesias, martyria, monasterios y hospederías, como pone de manifiesto la Virgen Egeria en la detallada y erudita descripción de su recorrido por Tierra Santa. Estuvo tres años viajando, de 381 a 384, de los cuales nos ha llegado el relato de seis meses. Egeria era seguramente una monja originaria de Galicia o del sur de la Galia, con suficientes medios para emprender tan largo periplo y con una amplia cultura teológica.

Poco después (ca. 394), llega otra peregrina ilustre, Poemenia, emparentada con el emperador Teodosio y seguramente también de origen hispano. Desembarcó en Alejandría, acompañada de un gran séquito, para visitar la cuna del monacato, la Tebaida egipcia. Después, en Jerusalén, financió la iglesia de la Ascensión. Entre ellas y un peregrino anónimo de Piacenza, que llega por mar desde Constantinopla hacia 560-570, median dos siglos en los que se produjo una formidable proliferación de lugares santos que los peregrinos debían visitar. Su testimonio se ve confirmado por un documento extraordinario, el mosaico de la iglesia de San Jorge de Mádaba, realizado hacia el año 560. Es un mapa donde se representan e identifican con letreros en latín y griego todas las poblaciones bíblicas comprendidas entre el Delta del Nilo y Antioquia y entre el Mediterráneo y Siria. Dada su singularidad, se ha especulado mucho sobre su finalidad: acaso fue una guía visual de Tierra Santa para peregrinos, o bien la visión de Moisés desde el Monte Nebo, o, con más probabilidad, una Historia del Cristianismo.

viernes, 3 de enero de 2014

LOS MAGOS DE ORIENTE


Los Magos de oriente
Padre Jordi Rivero


El El Evangelio Mt 2s. nos relata un hecho histórico de gran relevancia para comprender la actitud que Dios espera de nosotros.

El evento es confirmado por descubrimientos arqueológicos y científicos

Cuando ocurrió: 
Los Evangelios enmarcan el nacimiento de Jesús en tiempos del censo del imperio ordenado por César Augusto, cuando Quirino era gobernador de Siria, y en los últimos años del rey Herodes, quien falleció el mes de marzo del año 4 a.C. Para los historiadores, por lo tanto, Jesús nació unos siete años antes del año «0». 

Al llegar los magos a Jerusalén, éstos preguntaron en la corte el paradero del "Rey de los judíos". Los sacerdotes y maestros de la ley supieron informarles que el Mesías debía nacer en Belén, ciudad natal de David; sin embargo no fueron a adorarlo. Los magos ofrecieron oro, incienso y mirra, sustancias en las que la tradición ve la realeza mesiánica de Cristo (oro), de su divinidad (incienso) y de su humanidad (mirra).

Se les atribuyen lo nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Los orientales llamaban magos a los doctores; en lengua persa, mago significa "sacerdote". La tradición, más tarde, ha dado a estos personajes el título de reyes. Esta atribución de realeza a los visitantes ha sido apoyada ocasionalmente en numerosos pasajes de la Escritura que describen el homenaje que el Mesías de Israel recibe por parte de los reyes extranjeros.

La Estrella de Belén identificada por la astronomía  -Fuente: Zenit
El evangelista Mateo (2, 2) relaciona el nacimiento de Jesús en Belén con la aparición de una estrella particularmente luminosa en el cielo de Palestina.

Johannes Kepler, 1603, astrónomo y matemático de la corte al observar desde el castillo de Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno. Hizo cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C.


 Encuentro de una tablilla
En 1925 el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones neobabilonias  acuñadas en una tabla de arcilla encontrada entre las ruinas de un antiguo templo del sol, cien kilómetros al norte de Babilonia. La tablilla revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 a.C., en tres ocasiones, durante pocos meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; del 5 al 15 de diciembre. Según los cálculos matemáticos, esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.

La triple conjunción de los dos planetas explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato confirmado por el Evangelio.  La tercera conjunción de Júpiter y Saturno, unidos como si se tratara de un gran astro, tuvo lugar del 5 al 15 de diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, «delante de ellos» (Mt 2, 9).



Por que los Magos deciden viajar en busca del Mesías

El viaje en busca del Mesías recién nacido es de cientos de Km. hasta Jerusalén. Representa grandes peligros de ser atacados por ladrones ya que llevaban tesoros.

Según explica el catedrático de fenomenología de la religión de la Pontificia Universidad Gregoriana, Giovanni Magnani: «en la antigua astrología,

      Júpiter era considerado como la estrella del Príncipe del mundo
La constelación de Piscis como el signo del final de los tiempos.
El planea Saturno era considerado en Oriente como la estrella de Palestina. 


Cuando Júpiter se encuentra con Saturno en la constelación de Piscis, significa que el Señor del final de los tiempos se aparecerá este año en Palestina.

Entonces, ¿Es valida la astrología?

Hay que distinguir entre astrología y astronomía. La segunda es una ciencia mientras la primera suele mezclar conocimientos de las estrellas con mitología.  Dios se manifiesta al hombre según este pueda entender. Los Magos ("magoi" en griego) eran una casta de sacerdotes persas o babilonios. No conocían la revelación divina como los judíos. Pero en su deseo de buscar a Dios estudiaban las estrellas. Ellos levantaron sus ojos al cielo buscando en las luz de las estrellas una guía.  Dios es el Señor de los astros y los guió desde ahí hacia la verdadera luz que es Cristo.  

¿Da igual toda religión?

NO. Dios se ha dado a conocer a través de los siglos llegando a la plenitud en la revelación de su Hijo Jesucristo.  Los magos no se quedaron satisfechos donde estaban. Fueron a buscar al Mesías. Cuando llegaron a Jesús le adoraron.

Dios rechaza a nadie. Pero si nos llama a todos a buscar la verdad y a la conversión. 

Mas tarde Jesús confirmará que los paganos pueden encontrar la verdad si la buscan:
Ej.: Jesús y el centurión: Pagano. Mateo 8:8-10  “Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado  quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis ordenes, y digo a éste: "Vete", y va; y a otro:  "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz esto", y lo hace.» 

Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.”

El centurión abrió su corazón y razonó bien.  La gracia iluminó su razón.

Mateo 8,11-12  “Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino  de los Cielos, mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»”

Ej: Samaritana en el Pozo: Jesús le dice  Juan 4:22   “Vosotros adoráis lo que no conocéis;  nosotros adoramos lo que conocemos,  porque la salvación viene de los judíos.”

Un corazón cerrado a la verdad no se puede justificar. En el juicio final:

Unos apelarán a su ignorancia:   Mt 25,43 “Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.  Mt 25:44  “Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"

Otros apelarán a su conocimiento de Cristo: Mateo 7,22  “Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" 

Pero Jesús conoce cada corazón.

Los magos nos dan gran ejemplo en su búsqueda de la verdad.  Estuvieron dispuestos a correr grandes riesgos. Hombres en camellos, llevando tesoros por el desierto donde hay bandas de ladrones.

Ellos buscaban al Mesías y nada ni nadie los detuvo. Fueron humildes, preguntaron a otros como llegar.

Los Magos llegan a Jerusalén, Mateo 2,2». «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle» preguntan a los habitantes de Jerusalén.

Mateo 2:3  “oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén.

Los de Jerusalén sabían donde debía nacer el Mesías. Conocían las Sagradas Escrituras. Pero eso no es suficiente: Pudieron dar instrucciones para que los Magos lleguen. Pero ellos mismos no fueron a adorarlo.  Son como tantos hoy: Religión a mi manera, según mi opinión.



Ya no esperan mas de Dios. Democracia espiritual.

¡Que fácil caer en esa actitud! !Que común es! Desisten de la verdad cuando el camino es estrecho y escabroso. Viven absortos en su pequeño mundo.

De todo Jerusalén fue Herodes quien demostró mas interés por el nacimiento del Mesías.

Mateo 2,11(Los Magos) entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra.

Oro: rey  / Incienso: Dios /  Mirra: ungüento para las heridas.

Pero los Magos se llevaron MAYOR RIQUEZA: conocieron a Jesús.

LOS MAGOS DE ORIENTE, MODELOS DEL VERDADERO SABIO


Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
Los Magos de Oriente, modelos del verdadero sabio
Descubrieron un nuevo rostro de Dios, una nueva realeza: la del amor.

Los Magos de Oriente, modelos del verdadero sabio
Las palabras del Papa durante el rezo del Ángelus, el miércoles 6 de enero de 2010 con los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro en la Solemnidad de la Epifanía del Señor. 



Celebraremos la gran fiesta de la Epifanía, el misterio de la Manifestación del Señor a todas las gentes, representadas por los Magos, venidos de Oriente para adorar al Rey de los Judíos (cfr Mt 2,1-2). El evangelista Mateo, que relata el acontecimiento, subraya que éstos llegaron a Jerusalén siguiendo una estrella, avistada en su surgimiento e interpretada como signo del nacimiento del Rey anunciado por los profetas, o sea, el Mesías. Llegados sin embargo a Jerusalén, los Magos necesitaron las indicaciones de los sacerdotes y de los escribas para conocer exactamente el lugar a donde dirigirse, es decir, Belén, la ciudad de David (cfr Mt 2,5-6; Mi 5,1). La estrella y las Sagradas Escrituras fueron las dos luces que guiaron el camino de los Magos, los cuales aparecen como modelos de los auténticos buscadores de la verdad. 

Éstos eran unos sabios, que escrutaban los astros y conocían la historia de los pueblos. Eran hombres de ciencia en un sentido amplio, que observaban el cosmos considerándolo casi un gran libro lleno de signos y de mensajes divinos para el hombre. Su saber, por tanto, lejos de considerarse autosuficiente, estaba abierto a ulteriores revelaciones y llamadas divinas. De hecho, no se avergüenzan de pedir instrucciones a los jefes religiosos de los judíos. Habrían podido decir: hagámoslo solos, no necesitamos a nadie, evitando, según nuestra mentalidad actual, toda “contaminación” entre la ciencia y la Palabra de Dios. En cambio los Magos escuchan las profecías y las acogen; y, apenas se vuelven a poner en camino hacia Belén, ven nuevamente la estrella, casi como confirmación de una perfecta armonía entre la búsqueda humana y la Verdad divina, una armonía que llenó de alegría sus corazones de auténticos sabios (cfr Mt 2,10). El culmen de su itinerario de búsqueda fue cuando se encontraron ante "el niño con María su madre" (Mt 2,11). Dice el Evangelio que “postrándose le adoraron". Habrían podido quedarse desilusionados, es más, escandalizados. En cambio, como verdaderos sabios, se abrieron al misterio que se manifiesta de modo sorprendente; y con sus dones simbólicos demostraron que reconocían en Jesús al Rey y al Hijo de Dios. Precisamente en ese gesto se cumplen los oráculos mesiánicos que anuncian el homenaje de las naciones al Dios de Israel. 

Un último detalle confirma, en los Magos, la unidad entre inteligencia y fe: es el hecho de que “advertidos en sueños de que no volvieran a Herodes, volvieron a su tierra por otro camino" (Mt 2,12). Habría sido natural volver a Jerusalén, al palacio de Herodes y al Templo, para proclamar su descubrimiento. En cambio, los Magos, que han elegido como soberano al Niño, lo custodian escondiéndolo, según el estilo de María, o mejor de Dios mismo, y tal como habían aparecido, desaparecieron en el silencio, apagados, pero también cambiados tras el encuentro con la Verdad. Habían descubierto un nuevo rostro de Dios, una nueva realeza: la del amor. Que nos ayude la Virgen María, modelo de verdadera sabiduría, a ser auténticos buscadores de la verdad de Dios, capaces de vivir siempre la profunda sintonía que hay entre la razón y la fe, entre la ciencia y la revelación. 

viernes, 4 de enero de 2013

LOS MAGOS MAESTROS DE HUMILDAD, NO CONFIARON EN SU SABIDURIA


Autor: SS Benedicto XVI | Fuente: Catholic.net
Los Magos maestros de humildad, no confiaron en su sabiduría

Estos personajes no son los últimos, sino los primeros que saben reconocer el mensaje de la estrella.

Los Magos maestros de humildad, no confiaron en su sabiduría
Los Magos, maestros de humildad. No confiaron sólo en su propia sabiduría



Los Magos fueron los primeros de la larguísima fila de aquellos que han sabido encontrar a Cristo en su propia vida y que han conseguido llegar a Aquel que es la luz del mundo, porque tuvieron humildad y no confiaron sólo en su propia sabiduría.

A Belén, no los poderosos y los reyes de la tierra, sino unos Magos, personajes desconocidos, quizás vistos con sospecha, en todo caso indignos de particular atención.

Estos personajes procedentes de Oriente no son los últimos, sino los primeros de la gran procesión de aquellos que, a través de todas las épocas de la historia, saben reconocer el mensaje de la estrella, saben caminar por los caminos indicados por la Sagrada Escritura y saben encontrar, así, a Aquél que es aparentemente débil y frágil, pero que en cambio es capaz de dar la alegría más grande y más profunda al corazón del hombre.

En Él, de hecho, se manifiesta la realidad estupenda de que Dios nos conoce y está cerca de nosotros, de que su grandeza y poder no se expresan en la lógica del mundo, sino en la lógica de un niño inerme, cuya fuerza es sólo la del amor que se nos confía.

Los dones de los Magos, acto de justicia

Los Magos llevaron en regalo a Jesús oro, incienso e mirra. "No son ciertamente dones que respondan a necesidades primarias", en aquel momento la Sagrada Familia habría tenido ciertamente mucha más necesidad de algo distinto que el incienso y la mirra, y tampoco el oro podía serle inmediatamente útil.

Estos dones, sin embargo, tienen un significado profundo: son un acto de justicia.

Según la mentalidad oriental, representan el reconocimiento de una persona como Dios y Rey: es decir, son un acto de sumisión.

La consecuencia que deriva de ello es inmediata. Los Magos no pueden ya proseguir por su camino. Han sido llevados para siempre al camino del Niño, la que les hará desentenderse de los grandes y los poderosos de este mundo y les llevará a Aquel que nos espera entre los pobres, el camino del amor que por sí solo puede transformar el mundo.

No sólo, por tanto, los Magos se han puesto en camino, sino que desde aquel acto ha comenzado algo nuevo, se ha trazado una nueva vía, ha bajado al mundo una nueva luz que no se ha apagado.

Esa luz, no puede ya ser ignorada en el mundo: los hombres se moverán hacia aquel Niño y serán iluminados por la alegría que solo Él sabe dar.

La importancia de la humildad

Sin embargo, aunque los pocos de Belén que reconocieron al Mesías se han convertido en muchos a lo largo de la historia, los creyentes en Jesucristo parecen ser siempre pocos.

Muchos han visto la estrella, pero son pocos los que han entendido su mensaje.

¿Cuál es la razón por las que unos ven y encuentren, y otros no? ¿Qué es lo que abre los ojos y el corazón? ¿Qué les falta a aquellos que permanecen indiferentes, a aquellos que indican el camino pero no se mueven?

El obstáculo que lo impide, es la demasiada seguridad en sí mismos, la pretensión de conocer perfectamente la realidad, la presunción de haber ya formulado un juicio definitivo sobre las cosas volviendo cerrados e insensibles sus corazones a la novedad de Dios.

Lo que falta es la humildad auténtica, que sabe someterse a lo que es más grande, pero también el auténtico valor, que lleva a creer a lo que es verdaderamente grande, aunque se manifieste en un Niño inerme.

Falta la capacidad evangélica de ser niños en el corazón, de asombrarse, y de salir de sí para encaminarse en el camino que indica la estrella, el camino de Dios.

El Señor sin embargo tiene el poder de hacernos capaces de ver y de salvarnos,

Pido a Dios que nos de un corazón sabio e inocente, que nos consienta ver la estrella de su misericordia, nos encamine en su camino, para encontrarle y ser inundados por la gran luz y por la verdadera alegría que él ha traído a este mundo.


Benedicto XVI, Solemnidad de la Epifanía del Señor

viernes, 6 de enero de 2012

EPIFANIA DEL SEÑOR, 6 DE ENERO

Autor: . | Fuente: Archidiócesis de Madrid
Epifanía del Señor
Fiesta, 6 de enero
Epifanía del Señor
Con los pastores pasó hace unos días un acontecimiento extraño que resultó bien. Cuidaban sus rebaños cumpliendo su rudo oficio cuando vieron una tan extraña como clara visión de ángeles que les decían cosas al principio incomprensibles y al poco rato comprobadas. Sí, allí, en un casuco, estaba el Niño del que se les habló, con su madre y un varón. Hicieron lo que pudieron en su tosquedad y carencia según mandaban las circunstancias. Como les habían asegurado que era la "Luz que iluminaba al pueblo que habitaba en sombras de muerte", de lo que tenían dieron para ayudar y para quedar bien con aquella familia que al parecer era más pobre que ellos. No les costó trabajo aceptar el milagro que era tan claro. Lo dijeron los ángeles, pues... tenían razón.


Vinieron unos Reyes. Fueron los últimos en llegar a ver a aquel Niño y si se entretienen un poco más..., pues ¡que no lo encuentran! Viajaron mucho por los caminos del mundo. Venían desde muy lejos. Pasaron miedo, frío y calor. Hasta estuvieron perdidos pero, preguntando e inquiriendo, sacaron fruto de su investigación. Aquello fue un consuelo porque tuvieron susto de haber perdido el tiempo y tener que regresar a los comienzos con el fracaso en sus reales frentes. Pero no, sabían que aquella estrella era capaz de llevarles adonde estaba Dios. También las circunstancias mandaban y adoraron y ¡cómo no! ofrecieron dones al Niño-Creador.

Los dos son caminos, la fe y la razón. Uno es sencillo, basta con que hable Dios. El otro es costoso, búsqueda constante y sincera con peligros de equivocación. La Verdad está en su sitio. Sencillez es condición. Los pastores la aprehenden y los sabios la descubren. Entrambos la sirven y entrambos son de Dios.

domingo, 2 de enero de 2011

QUERIDOS REYES MAGOS



Autor: P Idar Hidalgo | Fuente: Catholic.net
Queridos Reyes Magos ¡Feliz fin de viaje!
Estamos celebrando el día de la Manifestación del Señor… así que ¡ánimo! El día de encontrar lo que están buscando ha llegado.



Queridos Reyes Magos:


Se muy bien que desde que han visto la estrella aparecer en el firmamento y después de consultar sus mapas de astronómicos, y sobre todo sondear su corazón, se han puesto en camino con gran docilidad para ir al encuentro del Rey hecho niño, del Salvador del Mundo.

Y llevan sus regalos, que han elegido de una manera extraordinaria, Oro, Incienso, y Mirra; porque lo reconocen como Rey, como Dios, y como hombre. Y se han puesto en camino dejándose guiar por aquella estrella, que solo se deja ver por las noches… y les va marcando el rumbo y les va orientando sus pasos.

Y ustedes con gran alegría, venciendo el cansancio y la sed de tanto caminar, el calor y el frío del desierto, han continuado su camino y están por llegar. También venciendo innumerables dificultades, como los engaños de Herodes, que sabiamente han podido burlar, siendo obedientes al ángel.

Estamos celebrando el día de la Manifestación del Señor… así que ¡ánimo! El día de encontrar lo que están buscando ha llegado.

Gracias por su fidelidad, por su obediencia, y por esos regalos que llevan en sus manos. Pero más agradezco el signo que nos regalan a toda la humanidad de que la salvación es para todos los pueblos.

Desde que ha empezado el tiempo de Adviento, he pensado en ustedes, y en la carta que habría de escribirles para pedirles, como lo hice cuando era niño, algunos regalos. Pero el tiempo se ha pasado tan rápido, entre posadas, la Fiesta de Navidad, Fin de año, Fiesta de Nuestra Santísima Madre… que es hasta este momento en la solemnidad de su venida que les escribo mi carta. De todas maneras tengo la confianza que les llegará a tiempo porque le pediré a mi Ángel de la Guarda que se las haga llegar en forma prioritaria.

Les pido, con humildad que me compartan:

La sencillez para saber distinguir en los signos de los tiempos la presencia de la Buena Noticia, para saber observar desde la fe todas la realidades tanto de la tierra como del cielo.

Que puedan compartir conmigo la docilidad a las divinas inspiraciones del alma, y seguir el camino que me marque la estrella. A ustedes los ha guiado una estrella en el cielo, para mi esa estrella que me lleva a Jesús es María, por eso pido tener esa docilidad de ustedes para saber descubrirla en todo momento, para no perder el rumbo que conduce al Salvador de todas las naciones, al Rey de todos los Pueblos.

Valentía para hacerme al camino, para saber dejarlo todo y lanzarme a la aventura de un camino, a desinstalarme con frecuencia para vivir de la fe y no de la seguridad de mis reinos, de mis posesiones. Confiar que, dejando todo, es la única forma de encontrar El Todo.

Obediencia a las guías que tengo en el camino, obediencia a lo que se cree, a lo que se espera, a lo que se ama. Obediencia humilde a las inspiraciones y a los ángeles, especialmente a mi Ángel de la Guarda, para que no pierda el camino, y tenga la alegría de que todo se me ha dado como regalo, confiando y dependiendo totalmente en Aquel que me ha llamado a un encuentro.

Alegría de un encuentro, del encuentro que más se desea: encontrarse con Dios, por eso ese encuentro es una Celebración. Porque es el encuentro de la criatura con su Creador, alegría de encuentro porque es la manifestación de Dios hecho hombre como Dios, como Rey, y como hombre. Quiero, tener esa alegría de encuentro que para mi se realiza en cada Eucaristía, en cada sacramento, en cada encuentro con el más necesitado. Alegría de encuentro, que es una gran celebración, porque cuando el encuentro esta tocado por el amor solo puede ser celebrativo, y toda nuestra vida es encuentro y toda nuestra vida es celebración si lo vivimos en la dimensión del amor.

Abusando de su generosidad, pido la paciencia para seguir en el camino, para que el cansancio no me haga desistir, para que las dificultades no resten el ánimo, para que los obstáculos del camino solo sean oportunidades de crecimiento, que sean retos que me permitan crecer como persona, como cristiano, como discípulo del Maestro.

Que no pierda la esperanza del encuentro, que no pierda la esperanza que la promesa se hará realidad.

Que no pierda la esperanza que en el camino no se anda solo, que ángeles, estrellas y hermanos caminamos juntos. Tener siempre y cada día, la esperanza de que es posible vivir la caridad entre los hermanos que caminamos en comunidad como lo hicieron ustedes, que se acompañaron hasta el final.

Todo lo anterior no lo pido solo para mi, lo pido para poder compartirlo con todos mis hermanos, quiero descubrir en cada hermano a Cristo, quiero descubrirlo especialmente en los más pobres, en los más necesitados, los enfermos, los encarcelados, los que están solos o se sienten solos; quiero reconocer al Rey en aquellos que llevan con humildad la cruz de cada día, en los que se esfuerzan por dar testimonio del amor, en las personas que perdonan y aquellos que se niegan a recibir el perdón, recocerlo en los amigos y también en los enemigos.

Quiero compartir todo lo que les he pedido con todos aquellos que se acerquen a mi vida, y quiero ser yo el que se ponga en camino hacía el encuentro. Me gustaría, ser el primero que tienda un puente por donde el otro se pueda acercar a mi, y por donde yo me pueda acercar a él.

Todo lo que les he pedido, también se los pido para todos mis amigos, familiares y benefactores… para que todos seamos instrumentos de paz. Para que todos busquemos el reino de Dios, sabiendo que si Dios reina en nuestros corazones, reinará en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestras ciudades, y en nuestras naciones.

Les deseo a ustedes queridos Reyes Magos, feliz fin de viaje. Y me despido agradecido por la ilusión que guardaron en mi cuando era un niño.

Gracias porque un día los espere con la ilusión de niño y hoy los puedo esperar con la ilusión de sacerdote.

Con afecto, en el Señor que buscamos y que encontramos en la Eucaristía.
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