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domingo, 21 de octubre de 2018

8 CONSEJOS PRÁCTICOS PARA REZAR MEJOR EL ROSARIO


8 consejos prácticos para rezar mejor el Rosario
El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad- (JPII, 29 oct 78)


Por: P. Evaristo Sada LC | Fuente: La-oracion.com 




El Papa Juan Pablo II dijo: "El Rosario es mi oración predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su profundidad." (JPII, 29 oct 78) Comenzó a rezarlo desde joven y nunca lo dejó. Él mismo nos cuenta que el Rosario le acompañó en momentos de alegría y de tribulación, y que en él encontró consuelo y le confió sus preocupaciones.

No tan sólo el testimonio de Juan Pablo II y de muchos otros Papas y Santos nos exhortan a rezar el Rosario todos los días, sino la misma Virgen María se ha ocupado en diversas ocasiones de pedirnos recurrir a esta forma de oración contemplativa, especialmente para pedir por la paz del mundo.

Desde mi adolescencia tengo el hábito de rezar el Rosario todos los días, pero debo confesar que a veces caigo en la rutina: no siempre lo rezo bien. A aquellos a quienes les pasa lo mismo que a mí, quisiera compartirles algunos elementos que me ayudan para tratar de rezarlo mejor cada día.


8 consejos para rezar mejor el Rosario

Entre los 8 consejos hay actos, actitudes y reflexiones. Los he ido extrayendo de documentos de la Iglesia, sobre todo del Papa Juan Pablo II, de conversaciones con personas que disfrutan mucho el rezo del Rosario y de mi propia experiencia.

1. Antes de iniciar el Rosario es provechoso guardar unos segundos de silencio para tomar conciencia de lo que vas a hacer y así rezarlo con devoción, no mecánicamente. Adoptar la actitud del hijo que se acerca con mucho cariño a su Madre del cielo y decirle algo así: Aquí me tienes de nuevo, María, quiero estar un rato contigo, mostrarte mi afecto, sentir tu cercanía; quiero que me ayudes a conocer mejor a Tu Hijo, que me enseñes a rezar como Él y a parecerme cada día más a Él.

2. Durante unos minutos o durante todo el rezo del Rosario puedes tener delante una imagen de la Santísima Virgen que te recuerde a la que está en el cielo. A partir de la imagen perceptible con los sentidos, trae a la memoria a tu Madre del cielo y ponte espiritualmente en Sus brazos.

3. Recuerda que el Rosario consiste en meditar y contemplar los principales episodios de la vida de Cristo para conocerlo, amarlo e imitarlo. Mientras rezas las diez Avemarías de cada misterio como si fueran una melodía de fondo que tranquiliza y serena, centras tu oración en Cristo, su vida, sus enseñanzas. Los misterios del Rosario son como un compendio del mensaje de Cristo. Cada misterio tiene sus gracias especiales, grandes temas en qué meditar, grandes enseñanzas. Meditar en los misterios de la vida de Cristo nos ayuda a crecer en nuestra configuración en Él. No es un simple ejercicio intelectual, sino un encuentro vivo con Cristo, pues por las virtudes teologales podemos entrar en contacto real con Cristo.

4. "Contemplar con María el rostro de Cristo" (RVM, 3). Ponte al lado de María junto con Ella recuerda a Cristo. Si rezas así el Rosario, verás que algo sucede en tu alma mientras lo rezas. Experimentas la presencia de María que te dice que Ella está allí, siempre a tu lado, te abraza, te enseña a contemplar a Jesús. Durante el Rosario, María trabaja de manera especial en tu alma, modelándola conforme a la imagen de Jesús. Ella es quien nos conduce de modo más seguro a Cristo y lo hace no sólo con su ejemplo sino con una acción espiritual, profundamente eficaz. Cuando María y el Espíritu Santo trabajan juntos, forman una mancuerna realmente poderosa.

5. Rezar el Rosario es rezar desde el corazón de María. "Aprende de María a contemplar la belleza del rostro de Cristo y la profundidad de su amor". (RVM 1) María es modelo insuperable de contemplación. A partir de la experiencia de María, el Rosario es oración contemplativa; es entrar a la escuela de oración de la Virgen María. Nos enseña mostrándonos a Jesús y permitiéndonos ver cómo ella los vive interiormente.

6. Ten siempre presente que el Rosario es un arma poderosa. Rezándolo con esta certeza de fe, obtenemos abundantes gracias a través de las manos de María. La paz del mundo es una intención particularmente querida por María. Otra intención muy especial y que, como dice Juan Pablo II, requiere hoy "urgente atención y oración", es la familia.

7. Es una oración que ayuda a unificar e integrar toda la vida y a ponerla en manos de Jesús y María, pues a lo largo de los misterios del Rosario podemos ir poniendo en sus manos las personas que más llevamos en el corazón, la familia, los amigos, la Iglesia, la nación, la humanidad, la misión, el trabajo, las preocupaciones e intenciones personales.

8. El hábito de rezar el Rosario todos los días es un modo de asegurar un contacto diario con la Virgen María, de expresarle todo tu afecto, veneración y gratitud. Es bueno tratar de rezarlo cada día mejor, con más atención, disponiéndote con las actitudes correctas, meditando mejor, poniendo más amor.

jueves, 4 de octubre de 2018

ORACIONES QUE PAPA FRANCISCO RECOMIENDA REZAR AL TERMINAR EL SANTO ROSARIO



Oración Bajo tu Amparo



Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien
líbranos de todo peligro,
¡oh Virgen gloriosa y bendita!
Amén.



Oración a San Miguel Arcángel



San Miguel Arcángel, defiéndenos en la lucha. Sé nuestro amparo contra la perversidad y acechanzas del demonio. Que Dios manifieste sobre él su poder, es nuestra humilde súplica. Y tú, oh Príncipe de la Milicia Celestial, con el poder que Dios te ha conferido, arroja al infierno a Satanás, y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la perdición de las almas. Amén.

Oración a San Miguel Arcángel creada por el Papa León XIII

sábado, 7 de octubre de 2017

EL RETO DE OCTUBRE, REZAR EL SANTO ROSARIO


“El reto de octubre”



Cada mes del año tiene su particularidad, su fecha emblemática, su determinación litúrgica, su día axial, según el variado y hermoso calendario católico. Y octubre, además de ser el Mes de las Misiones, lo es, también, el Mes del Rosario.

Mucho se ha insistido en los efectos benéficos para el espíritu, para el alma, para la vida eterna del rezo del Santo Rosario. No es necesario volverlo a repetir en este artículo. Lo que si vale la pena es presentar el rezo de esta oración mariana por excelencia como un reto: “El reto de octubre”.

Se trata de un reto singular, presentado por Gretchen R. Crowe, en OSV Newsweekly, en su número del pasado 20 de septiembre. Que este octubre el reto sea rezar 31 Rosarios, uno por día.

Un reto para todos, sin distinción de edad o de estado. Para religiosos y laicos, para matrimonios y solteros, hombres, mujeres, jóvenes, niños…

Crowe dice que ha empleado mucho tiempo pensando sobre el Rosario y rezándolo en este año. Y está segura que no hay mejor época para enfocarse en el rezo del Rosario que este mes de octubre de 2017, cuando la Iglesia celebra el centésimo aniversario de las apariciones de la Virgen en Fátima.

El 13 de octubre marca la fecha final de las apariciones de María a los pastorcitos; aparición que es conocida como “el día en que bailó el sol”.

Además, el 7 de octubre está marcado por el calendario de la Iglesia como el Día de Nuestra Señora del Rosario, razón por la cual se ha instituido el mes completo dedicado a meditarlo.

“Todos estos acontecimientos nos llevan -dice Crowe- a una conclusión inevitable: la creación del reto de los 31 días del rezo de Rosario”.

Y a continuación, da cinco pasos para iniciar el reto, y para acabarlo, por supuesto:

1- Selecciona tu Rosario favorito.
Es bueno que elijas un Rosario –de los varios que has de poseer– que sea tu favorito, el que más sentido o significado tenga personalmente para ti. Crowe da el ejemplo del suyo: un bello rosario de cuentas rojas que le regaló su esposo y el cual llevaba en sus manos el día en que se casaron. “¿Cuál es tu favorito?”, pregunta la autora del artículo en OSV Newsweekly.

2- Identifica el lugar y el tiempo en el que vas a rezar.
Puede ser en tu comunidad, en tu casa, de camino al trabajo, mientras haces ejercicio en el parque, en la sala de tu casa antes de la cena, antes de ir a la cama… “no importa dónde, si es algo consistente”.

3- Busca una intención en la que te puedas enfocar durante tu oración.
Puede ser la misma todos los días o cambiar durante cada una de las semanas que componen el mes, cualquier intención que funcione para tu situación particular es buena.

4- Hazlo con una persona que se identifique contigo.
Esta persona puede ser un amigo, un familiar, alguien que trabaja contigo o que va al templo al que tú asistes… No tienen que rezar personalmente juntos; deben ser socios y animarse uno al otro: “¿Ya rezaste tu Rosario el día de hoy?”, se podrían preguntar sistemáticamente durante el mes. Por ello, trata con alguien que te rete y no que sea condescendiente contigo.

5- Reza, reza, reza el Rosario. Cada día. Por 31 días.



© Jaime Septién       - Aleteia

jueves, 5 de octubre de 2017

EL RETO DE OCTUBRE, EL SANTO ROSARIO


“El reto de octubre”



Cada mes del año tiene su particularidad, su fecha emblemática, su determinación litúrgica, su día axial, según el variado y hermoso calendario católico. Y octubre, además de ser el Mes de las Misiones, lo es, también, el Mes del Rosario.

Mucho se ha insistido en los efectos benéficos para el espíritu, para el alma, para la vida eterna del rezo del Santo Rosario. No es necesario volverlo a repetir en este artículo. Lo que si vale la pena es presentar el rezo de esta oración mariana por excelencia como un reto: “El reto de octubre”.

Se trata de un reto singular, presentado por Gretchen R. Crowe, en OSV Newsweekly, en su número del pasado 20 de septiembre. Que este octubre el reto sea rezar 31 Rosarios, uno por día.

Un reto para todos, sin distinción de edad o de estado. Para religiosos y laicos, para matrimonios y solteros, hombres, mujeres, jóvenes, niños…

Crowe dice que ha empleado mucho tiempo pensando sobre el Rosario y rezándolo en este año. Y está segura que no hay mejor época para enfocarse en el rezo del Rosario que este mes de octubre de 2017, cuando la Iglesia celebra el centésimo aniversario de las apariciones de la Virgen en Fátima.

El 13 de octubre marca la fecha final de las apariciones de María a los pastorcitos; aparición que es conocida como “el día en que bailó el sol”.

Además, el 7 de octubre está marcado por el calendario de la Iglesia como el Día de Nuestra Señora del Rosario, razón por la cual se ha instituido el mes completo dedicado a meditarlo.

“Todos estos acontecimientos nos llevan -dice Crowe- a una conclusión inevitable: la creación del reto de los 31 días del rezo de Rosario”.

Y a continuación, da cinco pasos para iniciar el reto, y para acabarlo, por supuesto:

1- Selecciona tu Rosario favorito.
Es bueno que elijas un Rosario –de los varios que has de poseer– que sea tu favorito, el que más sentido o significado tenga personalmente para ti. Crowe da el ejemplo del suyo: un bello rosario de cuentas rojas que le regaló su esposo y el cual llevaba en sus manos el día en que se casaron. “¿Cuál es tu favorito?”, pregunta la autora del artículo en OSV Newsweekly.

2- Identifica el lugar y el tiempo en el que vas a rezar.
Puede ser en tu comunidad, en tu casa, de camino al trabajo, mientras haces ejercicio en el parque, en la sala de tu casa antes de la cena, antes de ir a la cama… “no importa dónde, si es algo consistente”.

3- Busca una intención en la que te puedas enfocar durante tu oración.
Puede ser la misma todos los días o cambiar durante cada una de las semanas que componen el mes, cualquier intención que funcione para tu situación particular es buena.

4- Hazlo con una persona que se identifique contigo.
Esta persona puede ser un amigo, un familiar, alguien que trabaja contigo o que va al templo al que tú asistes… No tienen que rezar personalmente juntos; deben ser socios y animarse uno al otro: “¿Ya rezaste tu Rosario el día de hoy?”, se podrían preguntar sistemáticamente durante el mes. Por ello, trata con alguien que te rete y no que sea condescendiente contigo.

5- Reza, reza, reza el Rosario. Cada día. Por 31 días.



© Jaime Septién       - Aleteia

martes, 3 de octubre de 2017

QUÉ ES EL ROSARIO?


Qué es el Rosario



La palabra Rosario significa “Corona de Rosas”. Nuestra Señora ha revelado a varias personas que cada vez que dicen el Ave María le están dando a Ella una hermosa rosa y que cada Rosario completo le hace una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, y así el Rosario es la rosa de todas las devociones, y por ello la más importante de todas.

El Papa San Pío V en su ‘Bula’ de 1569 nos enseñó que “El Rosario o salterio de la Santísima Virgen, es un modo piadosísimo de oración, al alcance de todos, que consiste en ir repitiendo el saludo que el ángel le dio a María; interponiendo un Padrenuestro entre cada diez Avemarías y tratando de ir meditando mientras tanto en la Vida de Nuestro Señor”. El rosario es la oración del cristiano que avanza en la peregrinación de la fe, siguiendo a Jesús, precedido por María.

La plegaria del Rosario es oración del hombre en favor del hombre: es la oración de la solidaridad humana, oración colegial de los redimidos, que refleja el espíritu y las intenciones de la primera redimida, María, Madre e imagen de la Iglesia: oración en favor de todos los hombres del mundo y de la historia, vivos o difuntos, llamados a formar con nosotros Cuerpo de Cristo y a ser, con El, coherederos de la gloria del Padre.

El santo Rosario es un «compendio de todo el Evangelio”, en cuanto saca de él el enunciado de los misterios y las fórmulas principales; se inspira en el Evangelio para sugerir, partiendo del gozoso saludo del Ángel y del religioso consentimiento de la Virgen, la actitud con que debe recitarlo el fiel; y continúa proponiendo, en la sucesión armoniosa de las Ave Marías, un misterio fundamental del Evangelio -la Encarnación del Verbo- en el momento decisivo de la Anunciación hecha a María. Oración evangélica por tanto el Rosario, como hoy día, quizá más que en el pasado, gustan definirlo los pastores y los estudiosos (La Marialis cultus en el 44).

Y, este mismo tenor, la MC 45, enseña que “el Rosario considera en armónica sucesión los principales acontecimientos salvíficos que se han cumplido en Cristo: desde la concepción virginal y los misterios de la infancia hasta los momentos culminantes de la Pascua -la pasión y la gloriosa resurrección- y a los efectos de ella sobre la Iglesia naciente en el día de Pentecostés y sobre la Virgen en el día en que, terminando el exilio terreno, fue asunta en cuerpo y alma a la patria celestial. Y se ha observado también cómo la cuadruple división de los misterios del Rosario no sólo se adapta estrictamente al orden cronológico de los hechos, sino que sobre todo refleja el esquema del primitivo anuncio de la fe y propone nuevamente el misterio de Cristo…”.



Elementos del Santo Rosario
San Pío V enseña que el Rosario consta varios elementos orgánicamente dispuestos:

1) la contemplación, en comunión con María, de una serie de misterios de la salvación, sabiamente distribuidos en ciclos que expresan el gozo de los tiempos mesiánicos, el dolor salvífico de Cristo, la gloria del Resucitado que inunda la Iglesia; contemplación que, por su naturaleza, lleva a la reflexión práctica y a estimulante norma de vida;

2) la oración dominical o Padrenuestro, que por su inmenso valor es fundamental en la plegaria cristiana y la ennoblece en sus diversas expresiones;

3) la sucesión litánica del Avemaría, que está compuesta por el saludo del Ángel a la Virgen (Cf. Lc 1,28) y la alabanza obsequiosa del santa Isabel (Cf. Lc 1,42), a la cual sigue la súplica eclesial Santa María. La serie continuada de las Avemarías es una característica peculiar del Rosario y su número, en la forma típica y plenaria de ciento cincuenta, presenta cierta analogía con el Salterio y es un dato que se remonta a los orígenes mismos de este piadoso ejercicio. Pero tal número, según una comprobada costumbre, se distribuye —dividido en decenas para cada misterio— en los ciclos de los que hablamos antes, dando lugar a la conocida forma del Rosario compuesto por cincuenta Avemarías, que se ha convertido en la medida habitual de la práctica del mismo y que ha sido así adoptado por la piedad popular y aprobado por la Autoridad pontificia, que lo enriqueció también con numerosas indulgencias;

4) la doxología Gloria al Padre que, en conformidad con una orientación común de la piedad cristiana, termina la oración con la glorificación de Dios, uno y trino, “de quien, por quien y en quien subsiste todo” (Cf. Rom 11,36).


© Servicio Católico Hispano

viernes, 14 de octubre de 2016

SACERDOTE DOMINICO RECUERDA QUE EL ROSARIO SE REZA, NO SE RECITA


Sacerdote dominico recuerda que el Rosario se reza, no se recita
Por Matt Hadro


 (ACI).- Los católicos debemos redescubrir la naturaleza contemplativa del Rosario y no solo recitarlo de forma rápida si de verdad queremos que esta oración transforme nuestras vidas, afirmó el sacerdote y teólogo, P. Basil Cole.

“Si se reza correctamente, el rosario producirá un manantial de gracia en nuestras vidas”, aseguró el P. Basil Cole (O.P.), quien se desempeña como profesor de  teología moral, espiritual y dogmática en Dominican House of Studies (Casa Dominicana de Estudios) ubicado en Washington, Estados Unidos.

En una entrevista a ACI Prensa, el P. Cole se refirió a la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario (7 de octubre), la que se remonta a 1571 cuando una alianza naval cristiana logró una victoria decisiva contra una gran armada turca que amenazaba las costas de Europa.

El Papa San Pío V, que pidió a los católicos rezar el Rosario antes de la batalla, atribuyó la victoria a la intercesión de la Santísima Madre y estableció la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria que más tarde se convirtió en la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario.


El Rosario ha sido siempre una poderosa oración contra el mal, pero si más católicos lo rezaran de forma correcta, “no hubiéramos tenido los problemas que hemos enfrentado” en los últimos 40 años, expresó el P. Cole.

El viejo adagio "la familia que reza unida permanece unida" implica una oración real que debe venir del corazón y la mente, sostiene el experto.

"He escuchado muchas confesiones de personas que han rezado el Rosario en familia y que después de un tiempo odiaban hacerlo porque no sabían rezarlo correctamente. Recitaban y recitaban muy rápido. Decían que era como un tren a toda velocidad. No pensaban en los misterios. No reflexionaban en ellos", lamentó el sacerdote.

El P. Cole ofreció algunos consejos prácticos para las personas y familias que quieran rezar bien el Rosario.

Por ejemplo, una familia podría hacer una pausa deliberada antes de cada misterio del Rosario para pensar en la vida de María y de Jesús contenida en él. También podrían ofrecer un denario por una intención específica.

Una persona podría rezar un denario del Rosario en diferentes momentos del día y así tiene más tiempo para enfocarse en cada misterio.

En cierto sentido, dijo el P. Cole, sería mejor rezar un denario de forma pausada y prestando atención, con tiempo suficiente para reflexionar verdaderamente en él, que recitar rápidamente un Rosario entero.

Muchos en el mundo han perdido el sentido de la contemplación, añadió el religioso, pero si se recupera, la oración podría fortalecer considerablemente a las personas y familias.

“Si se reza de forma correcta, el Rosario realmente puede fortalecer un matrimonio, porque debes enfrentar pruebas y dificultades. Necesitas paciencia y amabilidad”. El sacerdote añadió que las “gracias que nos ofrece el Rosario están allí”.

domingo, 2 de octubre de 2016

EL ROSARIO Y LAS MISIONES


El Rosario y las Misiones



La Iglesia ha dedicado un mes, el de Octubre, para honrar a María con el rezo del Santo Rosario. De las devociones marianas, es una de las más queridas. El Rosario es una oración universal, no sólo por su estructura interior, sino porque es una oración eclesial, querida por la Virgen, recomendada por los Papas, rezada por los cristianos de todo el mundo y a favor de todo el mundo. En conjunto el Rosario es una oración eminentemente misionera.

Una tradición muy remota atribuye a santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, la composición de este rezo. Pero fue el Papa san Pío V quien, con una Bula publicada en el año 1569, le dio la forma que se utilizó por más de cinco siglos, contemplando 15 misterios: de gozo, dolor y gloria. El Papa Juan Pablo II, en el 2002, con la Carta apostólica «Rosarium Virginis Mariae» agregó al Rosario tradicional 5 nuevos misterios llamados "misterios de luz".

La Iglesia Católica vive también el mes de octubre dedicado mundialmente a despertar el Espíritu Misionero en los fieles, con gestos de solidaridad hacia los 200.000 misioneros que entregan sus vidas por el anuncio del Evangelio en el mundo. Durante este mes, llamado "Mes de las Misiones" se intensifica la animación misionera, uniéndonos todos en oración, el sacrificio y el aporte económico a favor de las misiones, a fin de que el evangelio se proclame a todos los hombres.

En octubre, celebramos pues el mes del Rosario y el DOMUND -Domingo Mundial de las Misiones-, y nada más oportuno que hablar del Rosario Misionero ya que el principal apoyo que necesitamos es el de la oración.

El Rosario Misionero fue creado por Monseñor Fulton Sheen, para unir la contemplación de los misterios de la vida de Jesucristo y Santa María, con la oración por las necesidades de los misioneros y los trabajos de evangelización en cada continente. El Rosario Misionero es una forma de oración, en la cual, por intercesión de María, se pide por las intenciones y necesidades de todo el mundo.

Es una oración mariana universal y misionera, que consiste en rezar los cinco misterios de cada día teniendo presentes los cinco continentes del mundo, pensando en la situación concreta de cada continente desde el punto de vista de la evangelización y de la presencia cristiana, y orando por los misioneros y misioneras, por todos los agentes de la evangelización, y por todos los que aún no conocen la Buena Nueva de la salvación, para que se abran a la luz del Evangelio.

Esta es una invitación para que todas las familias retomen el Rezo del santo Rosario, que enseñen a los niños y a los jóvenes a hacerlo y a reconocer que el Rosario no es una fórmula que se repite sin sentido; sino por el contrario es una verdadera oración cuando se hace de corazón.

jueves, 29 de septiembre de 2016

PREPÁRATE EN OCTUBRE, NO DEJES DE REZAR EL ROSARIO


¡Prepárate! en Octubre, no dejes de rezar el Rosario
Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos tan solo... El mundo necesita de muchos rosarios.


Por: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net 




Vamos a empezaremos Octubre y lo celebramos como el mes del rosario.

Rezar el rosario para algunas personas es un tiempo desperdiciado en una letanía de repetidas oraciones, que en la gran mayoría, están dichas de una manera distraída y maquinalmente. Pero no es así. El hecho de ponernos a rezarle ya es un acto de amor a la Madre de Dios. Es una súplica constante y repetida para pedir perdón y rogarle por nosotros y por todos los hombres en el presente y también en la hora de la muerte.

Rezar el rosario es meditar en los Misterios de la Vida de Cristo, de suerte que el rosario es una especie de resumen del Evangelio, un recuerdo de la vida, los sufrimientos, los momentos luminosos y transcendentales y glorificación del Señor, siempre acompañado de los momentos de grandeza de la Santísima Virgen, su Madre, siendo así una síntesis de su obra Redentora.

Rezar el rosario es un método fácil y adaptable a toda clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar los actos más sublimes de fe y contemplación. El Padrenuestro con el que se empieza cada Misterio es la oración que Cristo nos enseñó y quienes lo han penetrado a fondo no pueden cansarse de repetirlo. En cuanto el Avemaría, toda ella está centrada en el Misterio de la Encarnación y es la oración más apropiada para honrar dicho Misterio. Aunque en el Avemaría hablamos directamente a la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por la infinita misericordia que nos mostró al encarnarse en Ella y hacerse hombre para su Misión redentora.

La Santísima Virgen en sus repetidas apariciones , siempre ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos ha dado. Ella nos ha pedido que recemos el rosario. Ella nos lo pide insistentemente porque tiene su rezo un GRAN VALOR. Quiere que repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza, con la esperanza puesta en su gran amor por toda la Humanidad.

Tal vez, por lo repetitivo del rezo, como decía Santa Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos vaya de aquí para allá en pertinaz distracción, pero aún así nuestro corazón y nuestra voluntad está puesto a los pies de la Madre de Dios, y esas Avemarías son como el incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra Madre la Virgen Santísima.

Nuestro mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe, creemos en Dios pero no hablamos con El. El mundo actual, ahora más que nunca, necesita de muchos rosarios.

Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos tan solo...y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será mejor.

sábado, 17 de octubre de 2015

CINCO CLAVES PARA CONOCER Y AMAR A LA VIRGEN MARÍA


Clave para conocer y amar a María 
5 claves que nos pueden que ayudar en este camino de conformación con Jesús a través de Santa María


Por: Luisa Restrepo | Fuente: Catholic-link.com 




María es nuestra Madre y en nuestro camino de cercanía y encuentro con el Señor Ella cumple un papel dinámico y fundamental. Para poder recorrerlo es necesario aumentar nuestro amor filial para que sea Ella quien nos lleve de su mano hacia su hijo El Señor Jesús.

Hoy, con la ayuda del hermoso libro de María Vallejo-Nágera: “De María a María”, les queremos presentar 5 pasos para conocer y amar a María. En esta hermosa obra la autora nos describe su proceso de acercamiento a la Virgen María, nos cuenta cómo es su relación con Ella y nos invita a descubrirla, conocerla y amarla cada vez más.

María es madre y una madre se preocupa sobre todo por la salud de sus hijos, sabe cuidarla siempre con amor grande y tierno. La Virgen custodia nuestra salud. ¿Qué quiere decir esto? Pienso sobre todo en tres aspectos: nos ayuda a crecer, a afrontar la vida, a ser libres.Papa Francisco
Les dejamos 5 claves que nos pueden que ayudar en este camino de conformación con Jesús a través de Santa María:



1. Buscar que María nos lleve de su mano en nuestro proceso de Conversión y Fe:

Convertirse todos los días como el primero –valga la redundancia– es la primera clave para amar a María. El Señor nos pide cada día que le amemos. Y la mejor manera es a través de su Madre, la Virgen María. Si buscamos a nuestra Madre, el Señor se hará cercano a nosotros. María es la primera creyente, con su fe alienta nuestro camino para que cada día crezcamos en confianza en Dios y en sus promesas.

2. Reconocer su presencia amorosa en nuestras vidas:

La Virgen María ¿está realmente presente en nuestras vidas? ¿actúa hoy de forma real?  La Madre de Dios, que es Madre de todos también –así lo quiso Él– actúa en cada uno de sus hijos de una manera distinta. Unas veces es más visible que otras, pero el amor es el mismo. Para ello, el Señor nos la regaló para pedirle por nuestras preocupaciones y nuestras ocupaciones. Así Ella estará presente en las situaciones más cotidianas de nuestra vida, para que hagamos frente junto a Ella, a todos nuestros problemas.

3. Tener siempre presente que María es Madre de Dios y Madre nuestra:

Juan Pablo II dijo una vez: “La maternidad virginal, reconocida y proclamada por la fe de los Padres, nunca jamás podrá separarse de la identidad de Jesús, verdadero hombre y verdadero Dios, dado que nació de ella”. María es un nuestra madre y como buena madre no se cansa de esperar. Ella sabe que somos humanos y que fallamos. Aun así,  no nos deja solos.


4. Para amarla debemos acercarnos a San José el Padre de Jesús y esposo de La Virgen María:

San José es el perfecto intercesor, fue el mejor padre, el mejor amigo de la Virgen y su mayor protector. Supo proteger a su Sagrada Familia y llevar a cabo la misión que le había mandado el Señor. Por eso, ahora nosotros podemos pedirle que nos ayude con las cosas de nuestras familias y las de nuestros amigos, pues no dudará en echarnos una mano cuando lo necesitemos. El lazo amoroso y espiritual que unía al Patriarca con la Virgen María hace que podamos agarrarnos fuerte a sus manos y, a su vez, al regazo de Nuestra Madre. El Papa Francisco tiene una estatua de san José durmiendo en su habitación y cuentan que, cuando recibe documentación con asuntos graves, los deja –literalmente– bajo su cuidado. Él es el protector de la Virgen y el padre adoptivo de Jesús. Son muchos los santos que le han venerado, admirado y le han pedido intercesión, contándose como numerosísimos los milagros atribuidos a él a lo largo de  XXI siglos de fe.

5. Acudir a Ella rezando El Santo Rosario:

El rosario es un fiel aliado para conocer los sentimientos y los amores de la Virgen. Desgranar las cuentas con una oración pausada y recogida nos permite comprender que la Virgen se vale de dichos ruegos para pedir abundantes gracias a Jesús. El Rosario es un instrumento esencial para todos los cristianos que desean cooperar con la misión evangelizadora de la Virgen María en el mundo.

martes, 13 de octubre de 2015

IMÁGENES DE LOS MISTERIOS DOLOROSOS








CON EL SANTO ROSARIO VENCEREMOS


Con el Santo Rosario venceremos




Santo Domingo de Guzmán, realizando un exorcismo a un poseso albigense en presencia de una gran muchedumbre, invocó a la Santísima Virgen para que obligara a los demonios a contestarle a cuál de los santos del cielo temían más y cuál debía ser más amado y honrado por los hombres. Los demonios que invadían al hereje comenzaron a gritar: “¡Oh enemiga nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué viniste del cielo a atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que por ti, ¡oh abogada de los pecadores, a quienes evitas el infierno; oh camino seguro del cielo!, seamos obligados –a pesar nuestro– a confesar delante de todos lo que es causa de nuestra confusión y ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de las tinieblas!”.

“¡Oíd, pues, cristianos! Esta Madre de Cristo es omnipotente y puede impedir que sus siervos caigan en el infierno. Ella, como un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno que persevere en su servicio se condena con nosotros”.

“Un solo suspiro que ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos. La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus fieles servidores”.

De igual manera los malignos confesaron que muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan gracias a su intercesión. Aseguraron que si la Madre de Dios "no se hubiera opuesto a nuestros designios y esfuerzos, ¡hace tiempo habríamos derribado y destruido a la Iglesia y precipitado en el error y la infidelidad a todas sus jerarquías!”. Luego añadieron que “nadie que persevere en el rezo del Rosario se condenará. Porque ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos”.

Promesas del Rosario dadas por la Santísima Virgen al Beato Alano de La Roche:

1. Aquellos que recen con enorme fe el Rosario recibirán gracias especiales.

2. Prometo mi protección y las gracias más grandes a aquellos que recen el Rosario.

3. El Rosario es un arma poderosa para no ir al infierno: destruye los vicios, disminuye los pecados y nos defiende de las herejías.

4. Se otorgará la virtud y las buenas obras abundarán, se otorgará la piedad de Dios para las almas, rescatará a los corazones de la gente de su amor terrenal y vanidades, y los elevará en su deseo por las cosas eternas. Las mismas almas se santificarán por este medio.

5. El alma que se encomiende a mí en el Rosario no perecerá.

6. Quien rece el Rosario devotamente, y lleve los misterios como testimonio de vida no conocerá la desdicha. Dios no lo castigará en su justicia, no tendrá una muerte violenta, y si es justo, permanecerá en la gracia de Dios, y tendrá la recompensa de la vida eterna.

7. Aquel que sea verdadero devoto del Rosario no perecerá sin los Sagrados Sacramentos.

8. Aquellos que recen con mucha fe el Santo Rosario en vida y en la hora de su muerte encontrarán la luz de Dios y la plenitud de su gracia, en la hora de la muerte participarán en el paraíso por los méritos de los Santos.

9. Libraré del purgatorio a quienes recen el Rosario devotamente.

10. Los niños devotos al Rosario merecerán un alto grado de Gloria en el cielo.

11. Obtendrán todo lo que me pidan mediante el Rosario.

12. Aquellos que propaguen mi Rosario serán asistidos por mí en sus necesidades.

13. Mi hijo me ha concedido que todo aquel que se encomiende a mí al rezar el Rosario tendrá como intercesores a toda la corte celestial en vida y a la hora de la muerte.

14. Son mis niños aquellos que recitan el Rosario, y hermanos y hermanas de mi único hijo, Jesús Cristo.

15. La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.


martes, 6 de octubre de 2015

UN ROSARIO ENCONTRADO EN EL BOSQUE


Un rosario encontrado en el bosque
Algo brillaba en un arbusto, era un rosario de madera, desgastado por el uso, cuya cruz de metal relucía a la luz del sol


Por: Redacción | Fuente: salvadmereina.co.cr 




Aquel bosque había sido siempre muy atrayente. Sus árboles centenarios, cuyas hojas filtraban los rayos del sol, y su ambiente de misterio creaban el escenario perfecto para las diversiones de los niños de la aldea, amantes de la aventura. Era habitual, sobre todo en vacaciones o los fines de semana, verlos correr por todas partes y perderse entre las sombras de la vegetación, mientras de lejos se escuchaba resonar su alegre griterío.

Allí se habían refugiado, durante la guerra, los soldados de la retaguardia. Por eso, no era raro encontrar casquillos de bala, restos de pólvora o plomo y otros pertrechos, lo que para los niños hacía de ese lugar un sitio aún más fascinante.

Un día, un par de amigos —Mario y Alejandro— se encontraban paseando entre los árboles en busca de algo nuevo. Habían sido compañeros en la escuela y siempre pasaban juntos las vacaciones. El primero todavía vivía en la aldea, pero el otro se había mudado con su familia a la capital. Andaban conversando animadamente sobre cuál sería el futuro de cada uno. Después de todo, ya estaban terminando los estudios secundarios y quizá no volverían a encontrarse.

— Yo voy a ser médico, dijo Alejandro. Me estoy aplicando para entrar en la Universidad. Quiero ayudar a la gente. Me conmovió ver cómo sufrían los soldados durante la guerra por no tener a un doctor que les auxiliara.

Y tú, ¿ya te has decidido?

— Todavía no…, le respondió Mario.


— ¡Pero bueno! Si ya estás terminando el instituto. Tendrás que tomar una determinación.

— A mí también me gustaría elegir una profesión que ayudara a las personas, pero la Medicina no me atrae.

Andaban despacio y la conversación iba alcanzado un clima de reflexión.

De pronto, se fijaron que algo brillaba en un arbusto e instintivamente ambos aceleraron el paso. Era un rosario de madera, desgastado por el uso, cuya cruz de metal relucía a la luz del sol.

— ¡Mira, es un rosario!, exclamó Mario, mientras lo cogía y besaba su crucifijo.

— ¡Va, si es un rosario ordinario!, le retrucó Alejandro.

— Un rosario, por muy simple que sea, nunca es ordinario, le reprendió su amigo. Debemos buscar a su dueño, porque tiene que estar muy triste por haberlo perdido.

Alejandro intentaba disuadirlo, pues la aldea no era tan pequeña… y además que podría pertenecer a uno de los miles de soldados que por allí habían pasado durante la guerra. Mario decidió entonces llevarlo a la ermita que estaba en el centro del bosque y depositarlo a los pies de una imagen de la Virgen. Quién sabe si el que lo había extraviado no iría a buscarlo ahí.

Cuando llegaron a la ermita, Mario le pidió a su amigo que entrara con él para que juntos rezaran a María Santísima, como siempre lo habían hecho, pero Alejandro no quiso acompañarle. Prefirió esperarle afuera, contemplando… las maravillas de la naturaleza.

Habían pasado cinco minutos desde que Mario había entrado.

Quince minutos. ¡Media hora! ¡Y no daba la impresión de que fuera a salir…!

Alejandro estaba impaciente y se preguntaba qué estaría haciendo tanto tiempo dentro de la ermita.

Finalmente, apareció. Y venía sonriendo, como iluminado.

— ¿Pero qué te ha pasado? ¿Por qué has tardado tanto?

— Ya he decidido lo que voy a ser: sacerdote.

— ¿Cómo? ¿Qué ideas son esas?

— Sí, tú serás médico de cuerpos y yo médico de almas. Hoy he visto claramente, delante de Nuestra Señora, cuál sería mi vocación y le he pedido que me ayude a entrar enseguida en el seminario y me transforme en un sacerdote santo.

Alejandro no se atrevió a decir nada más. Regresaron a casa de Mario y cuando se acabaron las vacaciones cada cual siguió su camino: aquel entró en la Facultad de Medicina y éste ingresó en el Seminario Diocesano. Ambos perdieron la pista uno del otro.

Veinte años habían pasado cuando el padre Mario fue designado capellán del Hospital Modelo de la capital.

Allí se encontró con su antiguo amigo, ahora un renombrado médico y cirujano. Había progresado mucho profesionalmente, pero infelizmente se preocupaba tan sólo con asuntos prácticos, sin darle importancia a la vida espiritual.

Un día, el sacerdote y el doctor se encontraron en la habitación de un pobre enfermo que no paraba de quejarse. Tras examinarle, el médico le dijo que no entendía el motivo de aquellos lamentos. La enfermedad estaba remitiendo y no existía una causa orgánica para los dolores que parecía le atormentaban.

— ¡Ay, ay! ¡Ay, doctor! Me voy a morir… y no tendré salvación, repetía el enfermo, angustiado.

El sacerdote se acercó para intentar animarle, exhortándole a que tuviera confianza en la Madre de Dios. Y le invitó a que rezaran juntos el Rosario.

— ¡No me hable de rosarios!

— Pero, ¿por qué? No hay una criatura más dulce y bondadosa que María…

El pobre hombre le contó su historia. Unos veinte años atrás había sido soldado en la guerra. Antes de salir de casa, su madre le había dado un rosario y le hizo que le prometiera que lo llevaría siempre encima y lo rezaría diariamente. El militar atendió aquel pedido durante un tiempo, pero no pudo resistir las burlas de sus compañeros y al pasar por un bosque cercano a una aldea tiró el rosario entre los arbustos.

Desde entonces la conciencia le pesaba enormemente y no se sentía digno de rezar a la Virgen, ni de mirar siquiera a una imagen suya.

El sacerdote y el médico se miraron estupefactos. El lugar del que hablaba era la aldea de su infancia y el rosario ¡el que se habían encontrado!

El padre Mario sacó un rosario de madera de su bolsillo y se lo entregó al enfermo, diciéndole:

— Pues mire, ¡aquí está su rosario!

Si María ha querido que le fuera devuelto, es porque quería manifestarle su perdón.

La fisonomía del enfermo se iluminó. Entonces el sacerdote le contó la escena que ocurrió hacía veinte años atrás y cómo su vocación se la debía a aquel rosario que guardaba de recuerdo por la gracia recibida, y con el que rezaba todos los días.

El doctor oía al padre Mario, bañado en lágrimas. Dándose cuenta de lo mucho que se había alejado de Dios, se preguntaba: “¿De qué sirve ser un gran profesional a costa de dejar abandonada su propia alma?”.

Médico y paciente quisieron confesarse y recuperar la paz. El viejo soldado en poco tiempo recibió el alta y salió del hospital. Y el Dr. Alejandro y el P. Mario aún trabajaron juntos durante muchos años, en plena armonía: uno curaba el cuerpo y el otro llevaba la salud al alma.

miércoles, 30 de septiembre de 2015

LAS QUINCE PROMESAS DE LA VIRGEN MARÍA A QUIENES RECEN EL ROSARIO


LAS QUINCE PROMESAS
DE LA VIRGEN MARÍA
A QUIENES RECEN EL ROSARIO 





1.- El que me sirva, rezando diariamente mi Rosario, recibirá cualquier gracia que me pida.

2.- Prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi Rosario.

3.- El Rosario será un fortísimo escudo de defensa contra el infierno, destruirá los vicios, librará de los pecados y exterminará las herejías.

4.- El Rosario hará germinar las virtudes y también hará que sus devotos obtengan la misericordia divina; sustituirá en el corazón de los hombres el amor del mundo al amor por Dios y los elevará a desear las cosas celestiales y eternas. ¡Cuántas almas por este medio se santificarán!.

5.- El alma que se encomiende por el Rosario no perecerá.

6.- El que con devoción rezare mi Rosario, considerando misterios, no se verá oprimido por la desgracia, ni morirá muerte desgraciada; se convertirá, si es pecador; perseverará en la gracias, si es justo, y en todo caso será admitido a la vida eterna.

7.- Los verdaderos devotos de mi Rosario no morirán sin auxilios de la Iglesia.

8.- Quiero que todos los devotos de mi Rosario tenga en vida y en muerte la luz y la plenitud de la gracia, y sean partícipes de los méritos de los bienaventurados.

9.- Libraré pronto del purgatorio a las almas devotas del Rosario.

10.- Los hijos verdaderos de mi Rosario gozarán en el cielo una gloria singular.

11.- Todo lo que se me pidiere por medio del Rosario se alcanzará prontamente.

12.- Socorreré en todas sus necesidades a los que propaguen mi Rosario.

13.- Todos los que recen el Rosario tendrán por hermanos en la vida y en la muerte a los bienaventurados del cielo.

14.- Los que rezan mi Rosario son todos hijos míos muy amados y hermanos de mi Unigénito Jesús.

15.- La devoción al santo Rosario es una señal manifiesta de predestinación a la gloria.

¿CÓMO REZAR EL SANTO ROSARIO? EXPLICACIÓN



NOS QUEDA REZAR O REZAMOS PARA EMPEZAR


¡Nos queda rezar! o ¡rezamos para empezar!
Que el rezo del Rosario haga posible el cambio de la situación de sufrimiento actual, pero también nuestro cambio de vida


Por: Mons. Antonio Algora, Obispo de Ciudad Real




Suele suceder que cuando nos encontramos abrumados por alguna situación, reaccionamos según el viejo dicho de: «¡Nos acordamos de santa Bárbara cuando truena!», y que el miedo a lo que está ocurriendo nos lleve a rezar. Pues bien, estoy escribiendo esta carta en la primera semana de este mes, cuando los países de nuestra Europa se están repartiendo el número de refugiados procedentes de la guerra en Siria, y cuando las instituciones gubernamentales, civiles y religiosas empezamos a reaccionar manifestando nuestra disponibilidad de acogida. Los próximos días van a ser cruciales para enfocar bien las soluciones que demandan estos cientos de miles de personas que vienen huyendo de la masacre que se está llevando a cabo en dicho país.

El rezo del Rosario está especialmente vinculado a momentos cruciales de la historia de esta misma Europa y aunque las distancias temporales y las significaciones político−sociales sean muy grandes, y distintas, sí quiero proponer este mes de octubre, tradicionalmente dedicado al Rosario, la oración diaria del Rosario para que con María, la Virgen, nuestra Señora, pidamos a Dios el que se den soluciones inmediatas a esta realidad que estamos sufriendo y en la que Europa está muy directamente implicada.

Y, vuelvo al título de la carta de este domingo: «¡Nos queda rezar!, o ¡Rezamos para empezar!» Probablemente viene bien hacer las dos cosas, puesto que esta catástrofe con todas sus víctimas ni se ha sabido evitar ni, como es evidente, se podrá resolver con nuestras solas fuerzas humanas. Estamos siendo testigos de la incapacidad e impotencia efectiva de los países más poderosos de la tierra. Siempre ¡nos queda rezar!, pedir a Dios con insistencia que se acabe el conflicto y sepamos paliar sus desastrosas consecuencias para esta gente que viene pidiendo refugio a nuestros países.

Sin embargo, la propuesta de rezar: ¡para empezar!, no es menos importante en el sentido en que lo primero es, no solo que se cumpla la ley internacional que implica a los países que nos decimos civilizados, que como estamos viendo ya es mucho, sino que los particulares hagamos lo que está a nuestro alcance, y esto lleva consigo generosidad, renuncia y sacrificios que nos tocan muy de cerca.

Sí, vamos a rezar el Rosario todos los días del próximo mes, y desgranando sus Avemarías podremos caer en la cuenta en los Misterios Gozosos del propósito realizado de Dios Padre de enviarnos a su Hijo para salvar al género humano. En los Misterios Dolorosos veremos a Jesucristo asumiendo el sufrimiento que la maldad humana es capaz de producir. En los Misterios Luminosos sentiremos la llamada a vivir como Jesucristo, metido de lleno en nuestra historia, convocando a todos a poner la mesa común de la Eucaristía, para sabernos hermanos. Y en los Misterios Gloriosos contemplar el final que se tiene que dar a todas esas desgracias por la resurrección de Jesucristo, puesto que estamos destinados a vivir plenamente. Así se nos ha de llenar el corazón de esperanza para empeñarnos en lograrlo ya aquí y ahora, pues debe ser posible.

Que el rezo del Rosario haga posible el cambio de esta situación, pero también nuestro cambio de vida, ese que se necesita para complicarnos la vida acogiendo a quien lo está necesitando, ese que se necesita para abrirnos los ojos y los brazos para dejar que entren en nuestras casas, en nuestras calles, en nuestra vida esas personas que todavía no conocemos personalmente pero que están aquí mismo llamando a nuestra puerta
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