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viernes, 9 de abril de 2021

10 DATOS QUE DEBES SABER SOBRE EL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA - DOMINGO 11 DE ABRIL



 10 datos que debes saber sobre el Domingo de la Divina Misericordia

Redacción ACI Prensa


La celebración del Domingo de la Divina de la Misericordia tiene lugar en el segundo Domingo de Pascua que este año será el 11 de abril ¿Qué es y por qué es tan importante este día para los católicos? Estos son 10 datos que debes saber al respecto:


1. El Domingo de la Misericordia se origina en revelaciones privadas

La celebración de esta fiesta se origina en las revelaciones privadas de Santa Faustina Kowalska, religiosa polaca que recibió mensajes de Jesús sobre su Divina Misericordia en el pueblo de Plock, Polonia.


2. Forma parte del calendario de la Iglesia gracias a San Juan Pablo II

En el año 2000, San Juan Pablo II canonizó a Santa Faustina y durante la ceremonia dijo que “es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de ‘Domingo de la Divina Misericordia’”. (Homilía, 30 de Abril, 2000).


3. Esta revelación privada tiene efectos válidos en la liturgia

En su comentario teológico sobre el mensaje de Fátima, el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, ahora Papa Emérito Benedicto XVI, escribió: “podemos añadir que a menudo las revelaciones privadas provienen sobre todo de la piedad popular y se apoyan en ella, le dan nuevos impulsos y abren para ella nuevas formas. Eso no excluye que tengan efectos incluso sobre la liturgia, como por ejemplo muestran las fiestas del Corpus Domini y del Sagrado Corazón de Jesús”.


4. La Iglesia invita a celebrar la Divina Misericordia de varias formas

Entre otras cosas, ofrece una indulgencia plenaria: “para hacer que los fieles vivan con intensa piedad esta celebración, el mismo Sumo Pontífice (Juan Pablo II) ha establecido que el citado domingo se enriquezca con la indulgencia plenaria para que los fieles reciban con más abundancia el don de la consolación del Espíritu Santo y cultiven así una creciente caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y una vez obtenido de Dios el perdón de sus pecados, ellos a su vez perdonen generosamente a sus hermanos”. [Decreto de la Penitenciaría Apostólica del 2002]


5. La imagen de la Divina Misericordia fue revelada por Jesús mismo

Esta imagen le fue revelada a Santa Faustina en 1931 y Jesús mismo le pidió que se pintara. Luego el Señor le explicaría su significado y lo que los fieles alcanzarán con ella.


En la mayoría de versiones Jesús se muestra levantando su mano derecha en señal de bendición, y apuntando con su mano izquierda sobre su pecho fluyen dos rayos: uno rojo y otro blanco.



“El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (…). Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos” (Diario, 299). Toda la imagen es un símbolo de la caridad, el perdón y el amor de Dios, conocida como la "Fuente de la Misericordia".


6. Esta devoción cuenta con oraciones particulares

La Coronilla es un conjunto de plegarias utilizadas como parte de la devoción a la Divina Misericordia.


Se suele rezar a las 3:00 pm (el momento de la muerte de Jesús) utilizando las cuentas del Santo Rosario, pero con oraciones diferentes. Puede acceder a la Coronilla en el siguiente enlace.


7. La Divina Misericordia está vinculada al Evangelio del segundo Domingo de Pascua

La imagen de la Divina Misericordia representa a Jesús en el momento en que se aparece a los discípulos en el Cenáculo –tras su resurrección–, cuando se les da el poder de perdonar o retener los pecados.


Este momento está registrado en Juan 20:19-31, que es la lectura del Evangelio de este domingo.


Ese pasaje se lee ese día porque incluye la aparición de Jesús al apóstol Tomás, en la que lo invita a tocar sus llagas. Este evento ocurrió en el octavo día después de la Resurrección (Juan 20:26) y por ello se utiliza en la liturgia ocho días después de la Pascua.


8. Los sacerdotes tienen una facultad especial para administrar la Divina Misericordia

En Juan 20, 21-23 dice: “Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío’. Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos’”.


9. La confesión es la acción de la Divina Misericordia hasta el fin de los tiempos

Jesús capacitó a los apóstoles (y sus sucesores en el ministerio) con el Espíritu Santo para perdonar o retener (no perdonar) los pecados.


Debido a que están facultados con el Espíritu de Dios para hacer esto, su administración del perdón es eficaz: realmente elimina el pecado en lugar de ser solo un símbolo de perdón.


10. En las revelaciones privadas Jesús le da suma importancia a su Segunda Venida

Jesús promete regresar en gloria a juzgar al mundo en el amor, como claramente lo dice en su discurso del Reino en los capítulos 13 y 25 de San Mateo.


Solo en el contexto de una revelación pública como es enseñado por el Magisterio de la Iglesia se puede situar las palabras de la revelación privada dada a Sor Faustina:


“Prepararás al mundo para Mí última venida”. (Diario 429)


“Habla al mundo de mi Misericordia….Es señal de los últimos tiempos después de ella vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo que recurran, pues, a la Fuente de Mi Misericordia”. (Diario 848)


“Habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia”. (Diario 965)


“Estoy prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen este tiempo de Mi visita”. (Diario 1160)


“Antes del Día de la justicia envío el día de la misericordia”. (Diario 1588)


“Quien no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta de Mi justicia”. (Diario 1146)


Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en National Catholic Register.

lunes, 22 de febrero de 2021

PAPA FRANCISCO RECUERDA REVELACIONES DE LA DIVINA MISERICORDIA A SANTA FAUSTINA



Papa Francisco recuerda revelaciones de la Divina Misericordia a Santa Faustina

POR MERCEDES DE LA TORRE | ACI Prensa




El Papa Francisco recordó que hace noventa años Jesús se manifestó a Santa Faustina Kowalska y le confió el mensaje de la Divina Misericordia.

Al finalizar el rezo del Ángelus dominical este 21 de febrero, el Santo Padre saludó desde la ventana del palacio apostólico a los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro y dedicó un mensaje especial a los fieles polacos.

“Hoy mi pensamiento va al Santuario de Płock, en Polonia, donde hace noventa años el Señor Jesús se manifestó a Santa Faustina Kowalska, confiándole un mensaje especial de la Divina Misericordia”, dijo el Papa.

En esta línea, el Pontífice recordó que “a través de San Juan Pablo II, ese mensaje ha llegado a todo el mundo” y añadió que el mensaje de la Divina Misericordia “no es otro que el Evangelio de Jesucristo, que murió y resucitó de entre los muertos, quien nos da la misericordia del Padre”.

“Abramos a Él nuestro corazón, diciendo con fe: Jesús, en Ti confío”, invitó el Santo Padre.

Santa Faustina Kowalska relató que tuvo la primera revelación de la Divina Misericordia el 22 de febrero de 1931 estando sola en su habitación en el convento de Plock.

La escena de dicha revelación y las palabras que escuchó escritas en su diario (Diario I, sesiones 47, 48 y 49) en donde cuenta que Jesús le pidió que pintara una imagen suya, fiel a la imagen que se mostraba ante ella, vestido de blanco y que de su corazón emanasen haces de luz roja y blanca y la imagen debía contener la inscripción: “Jesús, en Ti confío”.


Devoción de San Juan Pablo II

En 1967, el entonces Cardenal Karol Wojtyla presidió la sesión solemne que puso punto final al proceso diocesano que recopiló los datos y testimonios sobre la vida de Santa Faustina Kowalska, vidente del Señor de la Divina Misericordia.

En noviembre de 1980, San Juan Pablo II, publicó su carta encíclica titulada “Dives in Misericordia”, sobre la misericordia divina, en la que animó a los fieles a regresar la mirada al misterio del amor misericordioso de Dios.

“Es conveniente ahora que volvamos la mirada a este misterio: lo están sugiriendo múltiples experiencias de la Iglesia y del hombre contemporáneo; lo exigen también las invocaciones de tantos corazones humanos, con sus sufrimientos y esperanzas, sus angustias y expectación", escribió entonces.

Años después, el Papa Juan Pablo II beatificó en 1993 y canonizó en el año 2000 a Santa Faustina, justamente en el segundo domingo de Pascua. Durante la ceremonia de canonización declaró que cada segundo domingo de Pascua se celebraría en toda la Iglesia el Domingo de la Divina Misericordia.

En 2002 el Santo Padre viajó al Santuario de la Misericordia Divina en Cracovia (Polonia) en donde consagró el mundo a Jesús de la Divina Misericordia.

“Dios, Padre misericordioso, que has revelado tu amor en tu Hijo Jesucristo y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo, Consolador, te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre”, fueron algunas de las palabras de su oración.

San Juan Pablo II murió el 2 de abril de 2005, la noche previa al Domingo de la Divina Misericordia de aquel año, Fiesta de la Misericordia que él instituyó siguiendo el pedido de Jesucristo a Santa Faustina.

El Papa Benedicto XVI beatificó a Juan Pablo II el 1 de mayo de 2011, en el segundo domingo de Pascua, y el Papa Francisco lo canonizó el 27 de abril de 2014, también Fiesta de la Misericordia. 

CONOCE LAS REVELACIONES QUE CONFIÓ JESÚS A SANTA FAUSTINA SOBRE LA DIVINA MISERICORDIA


 

Conoce las revelaciones que confió Jesús a Santa Faustina sobre la Divina Misericordia

Redacción ACI Prensa

Crédito: Alexey Gotovskiy (ACI Prensa)




Desde 1931 Santa Faustina Kowalska recibió una serie de mensajes de Jesús sobre la devoción a la Divina Misericordia, y que luego escribió en un diario de más de 600 páginas para revelarlos a un mundo necesitado del amor de Dios.

¿Es posible no escuchar lo que Jesús dijo a través de Santa Faustina acerca de su Misericordia y cuál debe ser la respuesta del hombre? Benedicto XVI dijo en una ocasión: “Es un mensaje realmente central para nuestro tiempo: la Misericordia como la fuerza de Dios, como el límite divino contra el mal del mundo”.

En ese sentido el National Catholic Register presenta 17 datos que Jesús reveló a Santa Faustina Kowalska sobre la Divina Misericordia en distintas partes de los 6 cuadernos de sus revelaciones privadas. Todos los cuadernos fueron compilados en un solo diario que contiene 1828 numerales.


1. La Fiesta de la Misericordia será un refugio para todas las almas

“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio para todas las almas y especialmente para los pobres pecadores. En ese día se abren las profundidades de mi Misericordia. Yo derramo un océano entero de gracias sobre aquellas almas que se acercan a la fuente de Mi Misericordia. El alma que irá a la Confesión y recibirá la Sagrada Comunión obtendrá el perdón completo de los pecados y el castigo. Ese día todas las compuertas divinas a través de las cuales la gracia fluye se abren. Que nadie tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como el escarlata”. (Diario, 699)


2. No existirá paz sino a través de la Misericordia de Dios

“La humanidad no tendrá paz hasta que se vuelva con confianza a Mi Misericordia”. (Diario, 300)


3. Cuando el mundo reconozca la Misericordia Dios será señal de los últimos tiempos

“Que toda la humanidad reconozca Mi Misericordia insondable. Es una señal para los tiempos finales. Después vendrá el día de la justicia”. (Diario, 848)


4. La justicia de Dios es inminente cuando su Misericordia es rechazada

“El que se niega a pasar por la puerta de mi Misericordia debe pasar por la puerta de mi justicia...” (Diario 1146)


5. La Fiesta de la Misericordia podrá ser la última oportunidad para que muchos se salven

“Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi Misericordia, morirán para siempre”. (Diario, 965)


6. Dios es el mejor de todos los Padres

“Mi Corazón desborda con gran Misericordia para las almas, y especialmente para los pobres pecadores. Si solo pudieran entender que yo soy el mejor de los Padres para ellos y que para ellos es que la Sangre y el Agua fluyeron de Mi Corazón como de una fuente llena de Misericordia”. (Diario 367)


7. El primer domingo después de Pascua se celebrará la Fiesta de la Misericordia

“Estos rayos protegen las almas de la ira de Mi Padre. Bienaventurado el que habitará en su refugio, porque la mano justa de Dios no lo tomará. Deseo que el primer domingo después de Pascua sea la Fiesta de la Misericordia”. (Diario, 299)


8. Dios quiere que todos se salven

“Hija mía, escribe que cuanto mayor es la miseria de un alma, mayor es su derecho a mi Misericordia; (Exhorta) a todas las almas a confiar en el abismo insondable de Mi Misericordia, porque quiero salvar a todos”. (Diario, 1182)


9. Los más pecadores tienen más derecho a la Misericordia de Dios

“Cuanto mayor es el pecador, mayor es el derecho que tiene a mi Misericordia. Mi Misericordia se confirma en toda obra de Mis manos. El que confía en mi Misericordia no perecerá, porque todos sus asuntos son míos y sus enemigos serán destrozados en la base de mi escabel”. (Diario 723)


10. La confianza en la Misericordia de Dios de los más grandes pecadores debe ser total

“(Que) los grandes pecadores confíen en mi Misericordia. Tienen derecho ante otros a confiar en el abismo de Mi Misericordia. Hija mía, escribe acerca de Mi Misericordia hacia las almas atormentadas. Las almas que hacen un llamado a Mi Misericordia me deleitan. A tales almas les doy aún más gracias de las que piden. No puedo castigar ni aun al más grande pecador si hace un llamado a Mi compasión, pero al contrario lo justifico en Mi insondable e inescrutable Misericordia”. (Diario, 1146)


11. Dios ofrece perdón completo a quien se confiese y comulgue en la fiesta de la Misericordia

“Quiero conceder un perdón completo a las almas que irán a la Confesión y recibirán la Santa Comunión en la Fiesta de Mi Misericordia”. (Diario, 1109)


12. No debe existir miedo de acercarse a la Misericordia de Dios

“Que el alma débil y pecaminosa no tenga miedo de acercarse a Mí, ya que aunque tuviera más pecados que grano de arena en el mundo, todos se ahogaran en las profundidades inconmensurables de Mi Misericordia”. (Diario, 1059)


13. La Misericordia de Dios debe ser adorada y la imagen venerada

“Exijo la adoración de Mi Misericordia a través de la solemne celebración de la Fiesta y de la veneración de la imagen que está pintada. Por medio de esta imagen concederé muchas gracias a las almas. Es para ser un recordatorio de las exigencias de Mi Misericordia, porque incluso la fe más fuerte es inútil sin obras”. (Diario, 742)


14. Las almas recibirán gracias que no podrán contener e irradiarán a otras

“Di a todas las personas, hija Mía, que yo soy el Amor y la Misericordia. Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la lleno de tal abundancia de gracias que no puede contenerlas dentro de sí, sino que las irradia a otras almas”. (Diario, 1074)


15. La imagen de la Divina Misericordia es fuente de numerosas gracias

“Ofrezco a la gente un vaso con el cual deben seguir viniendo por gracias a la fuente de la Misericordia. Ese barco es esta imagen con la firma: ‘Jesús, yo confío en Ti’”. (Diario, 327)


16. Al venerar la imagen se recibe la protección de Dios en la vida y sobre todo en la muerte

“Prometo que el alma que venerará esta imagen no perecerá. También prometo la victoria sobre sus enemigos ya aquí en la tierra, especialmente a la hora de la muerte. Yo lo defenderé como Mi propia gloria”. (Diario, 48) 

“A las almas que propagan la devoción a Mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa (protege) a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso. En esa última hora, un alma no tiene nada con que defenderse excepto mi Misericordia. Feliz es el alma que durante su vida se sumergió en la Fuente de la Misericordia, porque la justicia no la tendrá”. (Diario, 1075)

domingo, 19 de abril de 2020

HOMILÍA DEL PAPA FRANCISCO EN EL DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA


Homilía del Papa Francisco en el Domingo de la Divina Misericordia
Redacción ACI Prensa



El Papa Francisco presidió este domingo 19 de abril la celebración de la Misa en 20º aniversario de la canonización de Santa Faustina Kowalska y de la institución del Domingo de la Divina Misericordia, que se celebra hoy.

A continuación, la homilía completa del Papa Francisco:

“El domingo pasado celebramos la resurrección del Maestro, y hoy asistimos a la resurrección del discípulo. Había transcurrido una semana, una semana que los discípulos, aun habiendo visto al Resucitado, vivieron con temor, con ‘las puertas cerradas’ (Jn 20,26), y ni siquiera lograron convencer de la resurrección a Tomás, el único ausente”.

“¿Qué hizo Jesús ante esa incredulidad temerosa? Regresó, se puso en el mismo lugar, ‘en medio’ de los discípulos, y repitió el mismo saludo: ‘Paz a vosotros’ (Jn 20,19.26). Volvió a empezar desde el principio. La resurrección del discípulo comenzó en ese momento, en esa misericordia fiel y paciente, en ese descubrimiento de que Dios no se cansa de tendernos la mano para levantarnos de nuestras caídas”.

“Él quiere que lo veamos así, no como un patrón con quien tenemos que ajustar cuentas, sino como nuestro Papá, que nos levanta siempre. En la vida avanzamos a tientas, como un niño que empieza a caminar, pero se cae; da pocos pasos y vuelve a caerse; cae y se cae una y otra vez, y el papá lo levanta de nuevo. La mano que siempre nos levanta es la misericordia. Dios sabe que sin misericordia nos quedamos tirados en el suelo, que para caminar necesitamos que vuelvan a ponernos en pie”.

“Y tú puedes objetar: ‘¡Pero yo sigo siempre cayendo!’. El Señor lo sabe y siempre está dispuesto a levantarnos. Él no quiere que pensemos continuamente en nuestras caídas, sino que lo miremos a Él, que en nuestras caídas ve a hijos a los que tiene que levantar y en nuestras miserias ve a hijos a los que tiene que amar con misericordia”.


“Hoy, en esta iglesia que se ha convertido en santuario de la misericordia en Roma, en el Domingo que veinte años atrás san Juan Pablo II dedicó a la Divina Misericordia, acojamos con confianza este mensaje. Jesús le dijo a santa Faustina: ‘Yo soy el amor y la misericordia misma; no existe miseria que pueda medirse con mi misericordia’ (Diario, 14 septiembre 1937)”.

“En otra ocasión, la santa le dijo a Jesús, con satisfacción, que le había ofrecido toda su vida, todo lo que tenía. Pero la respuesta de Jesús la desconcertó: ‘Hija mía, no me has ofrecido lo que es realmente tuyo’. ¿Qué cosa había retenido para sí aquella santa religiosa? Jesús le dijo amablemente: ‘Hija, dame tu miseria’ (10 octubre 1937)”.

“También nosotros podemos preguntarnos: ‘¿Le he entregado mi miseria al Señor? ¿Le he mostrado mis caídas para que me levante?’. ¿O hay algo que todavía me guardo dentro? Un pecado, un remordimiento del pasado, una herida en mi interior, un rencor hacia alguien, una idea sobre una persona determinada... El Señor espera que le presentemos nuestras miserias, para hacernos descubrir su misericordia”.

“Volvamos a los discípulos. Habían abandonado al Señor durante la Pasión y se sentían culpables. Pero Jesús, cuando fue a encontrarse con ellos, no les dio largos sermones. Sabía que estaban heridos por dentro, y les mostró sus propias llagas. Tomás pudo tocarlas y descubrió lo que Jesús había sufrido por él, que lo había abandonado. En esas heridas tocó con sus propias manos la cercanía amorosa de Dios”.

“Tomás, que había llegado tarde, cuando abrazó la misericordia superó a los otros discípulos; no creyó sólo en su resurrección, sino también en el amor infinito de Dios. E hizo la confesión de fe más sencilla y hermosa: ‘¡Señor mío y Dios mío!’ (v. 28). Así se realiza la resurrección del discípulo, cuando su humanidad frágil y herida entra en la de Jesús. Allí se disipan las dudas, allí Dios se convierte en mi Dios, allí volvemos a aceptarnos a nosotros mismos y a amar la propia vida.

“Queridos hermanos y hermanas: En la prueba que estamos atravesando, también nosotros, como Tomás, con nuestros temores y nuestras dudas, nos reconocemos frágiles. Necesitamos al Señor, que ve en nosotros, más allá de nuestra fragilidad, una belleza perdurable. Con Él descubrimos que somos valiosos en nuestra debilidad, nos damos cuenta de que somos como cristales hermosísimos, frágiles y preciosos al mismo tiempo”.

“Y si, como el cristal, somos transparentes ante Él, su luz, la luz de la misericordia brilla en nosotros y, por medio nuestro, en el mundo. Ese es el motivo para alegrarse, como nos dijo la Carta de Pedro, ‘alegraos de ello, aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas’ (1 P 1,6)”.

“En esta fiesta de la Divina Misericordia el anuncio más hermoso se da a través del discípulo que llegó más tarde. Sólo él faltaba, Tomás, pero el Señor lo esperó. La misericordia no abandona a quien se queda atrás”.

“Ahora, mientras pensamos en una lenta y ardua recuperación de la pandemia, se insinúa justamente este peligro: olvidar al que se quedó atrás. El riesgo es que nos golpee un virus todavía peor, el del egoísmo indiferente, que se transmite al pensar que la vida mejora si me va mejor a mí, que todo irá bien si me va bien a mí”.

“Se parte de esa idea y se sigue hasta llegar a seleccionar a las personas, descartar a los pobres e inmolar en el altar del progreso al que se queda atrás. Pero esta pandemia nos recuerda que no hay diferencias ni fronteras entre los que sufren: todos somos frágiles, iguales y valiosos. Que lo que está pasando nos sacuda por dentro. Es tiempo de eliminar las desigualdades, de reparar la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad”.

“Aprendamos de la primera comunidad cristiana, que se describe en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Había recibido misericordia y vivía con misericordia: ‘Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno’ (Hch 2,44-45). No es ideología, es cristianismo”.

“En esa comunidad, después de la resurrección de Jesús, sólo uno se había quedado atrás y los otros lo esperaron. Actualmente parece lo contrario: una pequeña parte de la humanidad avanzó, mientras la mayoría se quedó atrás. Y cada uno podría decir: ‘Son problemas complejos, no me toca a mí ocuparme de los necesitados, son otros los que tienen que hacerse cargo’”.

“Santa Faustina, después de haberse encontrado con Jesús, escribió: ‘En un alma que sufre debemos ver a Jesús crucificado y no un parásito y una carga… [Señor], nos ofreces la oportunidad de ejercitarnos en las obras de misericordia y nosotros nos ejercitamos en los juicios’ (Diario, 6 septiembre 1937)”.

“Pero un día, ella misma le presentó sus quejas a Jesús, porque: ser misericordiosos implica pasar por ingenuos. Le dijo: ‘Señor, a menudo abusan de mi bondad’, y Jesús le respondió: ‘No importa, hija mía, no te fijes en eso, tú sé siempre misericordiosa con todos’ (24 diciembre 1937)”.

“Con todos, no pensemos sólo en nuestros intereses, en intereses particulares. Aprovechemos esta prueba como una oportunidad para preparar el mañana de todos. Porque sin una visión de conjunto nadie tendrá futuro”.

“Hoy, el amor desarmado y desarmante de Jesús resucita el corazón del discípulo. Que también nosotros, como el apóstol Tomás, acojamos la misericordia, salvación del mundo, y seamos misericordiosos con el que es más débil. Sólo así reconstruiremos un mundo nuevo”.


DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA: EL PAPA FRANCISCO DICE QUE DIOS NO ABANDONA AL QUE SE QUEDA ATRÁS


Domingo de la Divina Misericordia: El Papa dice que Dios no abandona al que se queda atrás
Redacción ACI Prensa
 Foto: Vatican Media




El Papa Francisco aseguró este Domingo de la Divina Misericordia que “la misericordia no abandona a quien se queda atrás”.

El Santo Padre realizó esta afirmación durante la Misa que celebró este 19 de abril en la iglesia de Santo Spirito in Sassia de Roma.

En este sentido, el Pontífice hizo un llamado a no dejar a nadie atrás en la pandemia de coronavirus COVID 19 que está padeciendo el mundo. Advirtió que “ahora, mientras pensamos en una lenta y ardua recuperación de la pandemia, se insinúa justamente este peligro: olvidar al que se quedó atrás”.

“El riesgo es que nos golpee un virus todavía peor, el del egoísmo indiferente, que se transmite al pensar que la vida mejora si me va mejor a mí, que todo irá bien si me va bien a mí. Se parte de esa idea y se sigue hasta llegar a seleccionar a las personas, descartar a los pobres e inmolar en el altar del progreso al que se queda atrás”.

Francisco aseguró que “esta pandemia nos recuerda que no hay diferencias ni fronteras entre los que sufren: todos somos frágiles, iguales y valiosos. Que lo que está pasando nos sacuda por dentro. Es tiempo de eliminar las desigualdades, de reparar la injusticia que mina de raíz la salud de toda la humanidad”.

El Papa afirmó que “Dios no se cansa de tendernos la mano para levantarnos de nuestras caídas”, y puso de ejemplo el caso del apóstol Tomás.

Tomás estaba ausente cuando Jesús se apareció a los apóstoles después de resucitar, y no se creía que el Señor hubiera resucitado y se hubiera aparecido a sus amigos. “¿Qué hizo Jesús ante esa incredulidad temerosa?”, se preguntó el Papa. “Regresó, se puso en el mismo lugar, ‘en medio’ de los discípulos, y repitió el mismo saludo: ‘Paz a vosotros’. Volvió a empezar desde el principio. La resurrección del discípulo comenzó en ese momento”.

“La mano que siempre nos levanta es la misericordia”, indicó el Papa. “Dios sabe que sin misericordia nos quedamos tirados en el suelo, que para caminar necesitamos que vuelvan a ponernos en pie”.

El Pontífice continuó“Él no quiere que pensemos continuamente en nuestras caídas, sino que lo miremos a Él, que en nuestras caídas ve a hijos a los que tiene que levantar y en nuestras miserias ve a hijos a los que tiene que amar con misericordia”.

Tomás pudo tocar las llagas del Maestro “y descubrió lo que Jesús había sufrido por él, que lo había abandonado. En esas heridas tocó con sus propias manos la cercanía amorosa de Dios. Tomás, que había llegado tarde, cuando abrazó la misericordia superó a los otros discípulos; no creyó sólo en su resurrección, sino también en el amor infinito de Dios. E hizo la confesión de fe más sencilla y hermosa: ‘Señor mío y Dios mío!’. Así se realiza la resurrección del discípulo, cuando su humanidad frágil y herida entra en la de Jesús. Allí se disipan las dudas, allí Dios se convierte en mi Dios, allí volvemos a aceptarnos a nosotros mismos y a amar la propia vida”.

“En la prueba que estamos atravesando, también nosotros, como Tomás, con nuestros temores y nuestras dudas, nos reconocemos frágiles. Necesitamos al Señor, que ve en nosotros, más allá de nuestra fragilidad, una belleza perdurable. Con Él descubrimos que somos valiosos en nuestra debilidad, nos damos cuenta de que somos como cristales hermosísimos, frágiles y preciosos al mismo tiempo”.

En esta fiesta de la Divina Misericordia “el anuncio más hermoso se da a través del discípulo que llegó más tarde. Sólo él faltaba, Tomás, pero el Señor lo esperó. La misericordia no abandona a quien se queda atrás”.

“Dame tu miseria”

Por otra parte, el Papa Francisco reflexionó sobre el significado de la iglesia de Santo Spirito in Sassia en la que celebró la Misa: “Hoy, en esta iglesia que se ha convertido en santuario de la misericordia en Roma, en el Domingo que veinte años atrás san Juan Pablo II dedicó a la Divina Misericordia, acojamos con confianza este mensaje. Jesús le dijo a santa Faustina: ‘Yo soy el amor y la misericordia misma; no existe miseria que pueda medirse con mi misericordia’”.

Subrayó que “en otra ocasión, la santa le dijo a Jesús, con satisfacción, que le había ofrecido toda su vida, todo lo que tenía. Pero la respuesta de Jesús la desconcertó: ‘Hija mía, no me has ofrecido lo que es realmente tuyo’. ¿Qué cosa había retenido para sí aquella santa religiosa? Jesús le dijo amablemente: ‘Hija, dame tu miseria’”.

Por ello, “también nosotros podemos preguntarnos: ‘¿Le he entregado mi miseria al Señor? ¿Le he mostrado mis caídas para que me levante?’. ¿O hay algo que todavía me guardo dentro? Un pecado, un remordimiento del pasado, una herida en mi interior, un rencor hacia alguien, una idea sobre una persona determinada...”.

“El Señor espera que le presentemos nuestras miserias, para hacernos descubrir su misericordia”, aseguró el Papa Francisco.








LECTURAS BIBLICAS DE HOY DOMINGO 2° DE PASCUA, 19 DE ABRIL DE 2020 - DIVINA MISERICORDIA


Lecturas de hoy Domingo 2º de Pascua - Ciclo A
Hoy, domingo, 19 de abril de 2020



Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (2,42-47):

LOS hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones.
Todo el mundo estaba impresionado, y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.
Con perseverancia acudían a diario al templo con un mismo espíritu, partían el pan en las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón; alababan a Dios y eran bien vistos de todo el pueblo; y día tras día el Señor iba agregando a los que se iban salvando.

Palabra de Dios



Salmo
Sal 117,2-4.13-15.22-24

R/. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia. R/.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos. R/.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día que hizo el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo. R/.



Segunda lectura
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro (1,3-9):

BENDITO sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.
Por ello os alegráis, aunque ahora sea preciso padecer un Poco en pruebas diversas; así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro, que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego, merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo; sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable y radiante, alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.

Palabra de Dios



Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Juan (20,19-31):

AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en
medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor





Comentario al Evangelio de hoy domingo, 19 de abril de 2020
Fernando Torres cmf


Ungidos con el poder del Espíritu

      La figura de Tomás, el apóstol de la duda nos hace perder de vista al auténtico protagonista de este evangelio y de todos los evangelios de estos domingos: el Resucitado. Centrarnos en Tomás nos lleva a reflexionar una vez más sobre nuestras actitudes, sobre el peso de nuestra fe en nuestra vida. Sin embargo, eso no es lo mejor que podemos hacer durante estos domingos. Pascua no es tiempo de centrarnos en nosotros mismos sino de levantar los ojos y ver al resucitado, de dejar que su presencia y sus palabras nos lleguen al corazón. 

      Lo primero que hoy Jesús ofrece a los atemorizados discípulos es un mensaje de paz (¡qué bueno para estos tiempos de turbulencia!). El mensaje sigue siendo el mismo que Jesús había predicado cuando, caminando por los montes de Galilea les había hablado del Reino. La paz que les desea Jesús es el fruto de la presencia poderosa de Dios. Con la Resurrección de Jesús ha comenzado la nueva y definitiva etapa de la historia. El Reino ya está aquí. Si se sienten perseguidos y atemorizados, si nos sentimos nosotros de esa manera, no hay razón para ello. La paz de Dios está con nosotros. 

      Pero hay un segundo paso. Jesús no les da la paz para que se queden con ella, felices y encerrados en su casa. La paz no es un regalo que se meta en una caja fuerte, no vaya a ser que se estropee. A los que estaban atemorizados, les pide que salgan y prediquen y den testimonio de lo que han visto y oído: “Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo”. La fuerza del Espíritu de Jesús les acompaña en esa misión, que es misión universal, que no conoce fronteras, que es para todos los pueblos, razas y naciones. 

      Es importante centrar nuestra mirada en Jesús durante estos domingos de Pascua. Y sentir que Jesús nos devuelve la mirada y en el mismo viaje nos envía a ser sus testigos. Ser luz del mundo y sal de la tierra es la misión del cristiano. Y ni la luz está puesta para ser escondida ni la sal sirve para nada si se vuelve sosa. Ser cristiano es volverse a los hermanos, cercanos y lejanos, y regalarles la mirada con que nos mira Jesús. 

      La fe, la experiencia de haberse encontrado con el Resucitado, no es nunca algo que nos deje exactamente igual que antes. La fe nos transforma, nos cambia, nos obliga a salir de nosotros mismos, nos obliga a comunicar a otros lo que vivimos. La fe nos hace entrar en un dinamismo de relación que nos lleva a reconocer a los otros como hermanos y hermanas con los que compartir la experiencia de la fe, la experiencia de que el Reino ha empezado ya en Jesús y de que en él se abre una nueva esperanza para la humanidad. 



Para la reflexión

      De que haya misioneros a que la comunidad cristiana entera sea, deba ser, misionera, hay un trecho largo. ¿Qué está haciendo nuestra comunidad para comunicar la fe y la presencia del resucitado a los que, viviendo cerca de nosotros, no lo conocen? ¿De qué modo mi familia es luz y sal para nuestros vecinos y amigos? ¿Escucho la voz de Jesús resucitado que me sigue deseando la paz?

EXPLICACIÓN DE LA FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA

Fiesta de la Divina Misericordia. 
Segundo Domingo de Pascua



"La humanidad no conseguirá la paz hasta que no se dirija con confianza a Mi misericordia" (Diario, 300)


La Fiesta de la Divina Misericordia tiene como fin principal hacer llegar a los corazones de cada persona el siguiente mensaje: Dios es Misericordioso y nos ama a todos ... "y cuanto más grande es el pecador, tanto más grande es el derecho que tiene a Mi misericordia" (Diario, 723). En este mensaje, que Nuestro Señor nos ha hecho llegar por medio de Santa Faustina, se nos pide que tengamos plena confianza en la Misericordia de Dios, y que seamos siempre misericordiosos con el prójimo a través de nuestras palabras, acciones y oraciones... "porque la fe sin obras, por fuerte que sea, es inútil" (Diario, 742).

Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.



La escencia de la devoción
La esencia de la devoción se sintetiza en cinco puntos fundamentales:


1. Debemos confiar en la Misericordia del Señor.
Jesús, por medio de Sor Faustina nos dice: "Deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en mi misericordia. Que se acerquen a ese mar de misericordia con gran confianza. Los pecadores obtendrán la justificación y los justos serán fortalecidos en el bien. Al que haya depositado su confianza en mi misericordia, en la hora de la muerte le colmaré el alma con mi paz divina".


2. La confianza es la esencia, el alma de esta devoción y a la vez la condición para recibir gracias.
"Las gracias de mi misericordia se toman con un solo recipiente y este es la confianza. Cuanto más confíe un alma, tanto más recibirá. Las almas que confían sin límites son mi gran consuelo y sobre ellas derramo todos los tesoros de mis gracias. Me alegro de que pidan mucho porque mi deseo es dar mucho, muchísimo. El alma que confía en mi misericordia es la más feliz, porque yo mismo tengo cuidado de ella. Ningún alma que ha invocado mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en mi bondad".


3. La misericordia define nuestra actitud ante cada persona.
"Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia mí. Debes mostrar misericordia siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. Te doy tres formar de ejercer misericordia: la primera es la acción; la segunda, la palabra; y la tercera, la oración. En estas tres formas se encierra la plenitud de la misericordia y es un testimonio indefectible del amor hacia mí. De este modo el alma alaba y adora mi misericordia".


4. La actitud del amor activo hacia el prójimo es otra condición para recibir gracias.
"Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá mi misericordia en el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque la misericordia anticiparía mi juicio".


5. El Señor Jesús desea que sus devotos hagan por lo menos una obra de misericordia al día.
"Debes saber, hija mía que mi Corazón es la misericordia misma. De este mar de misericordia las gracias se derraman sobre todo el mundo. Deseo que tu corazón sea la sede de mi misericordia. Deseo que esta misericordia se derrame sobre todo el mundo a través de tu corazón. Cualquiera que se acerque a ti, no puede marcharse sin confiar en esta misericordia mía que tanto deseo para las almas".



La Santa Sede decreta día de la Divina Misericordia



Una propuesta de Santa Faustina Kowalska
La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el 23 de mayo del 2000 un decreto en el que se establece, por indicación de Juan Pablo II, la fiesta de la Divina Misericordia, que tendrá lugar el segundo domingo de Pascua. La denominación oficial de este día litúrgico será «segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia».

Ya el Papa lo había anunciado durante la canonización de Sor Faustina Kowalska, el 30 de abril: «En todo el mundo, el segundo domingo de Pascua recibirá el nombre de domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al genero humano en los años venideros».

Sin embargo, el Papa no había escrito estas palabras, de modo que no aparecieron en la transcripción oficial de sus discursos de esa canonización.

Santa Faustina, que es conocida como la mensajera de la Divina Misericordia, recibió revelaciones místicas en las que Jesús le mostró su corazón, fuente de misericordia y le expresó su deseo de que se estableciera esta fiesta. El Papa le dedicó una de sus encíclicas a la Divina Misericordia («Dives in misericordia»).

Los apóstoles de la Divina Misericordia están integrados por sacerdotes, religiosos y laicos, unidos por el compromiso de vivir la misericordia en la relación con los hermanos, hacer conocer el misterio de la divina misericordia, e invocar la misericordia de Dios hacia los pecadores. Esta familia espiritual, aprobada en 1996, por la archidiócesis de Cracovia, está presente hoy en 29 países del mundo.

El decreto vaticano aclara que la liturgia del segundo domingo de Pascua y las lecturas del breviario seguirán siendo las que ya contemplaba el misal y el rito romano

HOY LA IGLESIA CELEBRA LA FIESTA DE LA DIVINA MISERICORDIA -19 DE ABRIL DE 2020


Hoy la Iglesia celebra la Fiesta de la Divina Misericordia
Redacción ACI Prensa/EWTN Noticias






Misericordia, establecida por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos el 23 de mayo del 2000 por indicación de San Juan Pablo II, para que tenga lugar el Segundo Domingo de Pascua.

El objetivo de esta Fiesta es hacer llegar a los corazones de cada persona el mensaje de que Dios es Misericordioso y ama a todos.


“Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores”, le dijo Jesús a Santa Faustina.

“Las almas mueren a pesar de mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de mi Misericordia. Si no adoran mi misericordia morirán para siempre”, le señaló Cristo a la santa en otra ocasión.

En este día los fieles pueden obtener indulgencias plenarias y con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla de la Divina Misericordia.


FELIZ DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA





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