El poder del amor
Un refrán dice “las palabras mueven, pero los ejemplos arrastran”. El poder del testimonio es enorme y decisivo. Las palabras están devaluadas. Nunca el mensaje de Jesús tuvo tanta fuerza como cuando pregonó el amor desde la cruz. Para construir a tu alrededor una civilización del amor aporta cada día gestos de servicio, de humildad y generosidad. Cuenta Madre Teresa de Calcuta.
Un hombre vino a nuestra “Casa del Moribundo” cuando acabábamos de traer a un enfermo recogido en la calle. Seguramente lo habían sacado de una alcantarilla, porque estaba cubierto de gusanos. Sin saberse observada, una hermana acudió a atender al recién llegado. Aquel hombre se quedó mirando a la hermana: con qué delicadeza lo trataba, lo lavaba, le sonreía… Aquel hombre, tras observar el espectáculo sin perderse un detalle, se dirigió a mí para decirme: —Vine aquí sin Dios, con el corazón lleno de odio… Ahora me voy lleno de Dios. A través de las manos de esa hermana, a través de su ternura hacia aquel pobre infeliz, he visto descender el amor de Dios a aquel hombre. Ahora creo.
San Francisco de Asís salió un día con un fraile joven para predicar. Volvieron sin haber hecho ningún discurso. El fraile joven quedó muy extrañado. San Francisco le dijo: —¿No has observado cómo la gente quedaba admirada de nuestro porte sencillo y modesto, de nuestra alegría y fraternidad? Está tranquilo. Hemos predicado muy bien. Que el Señor te ilumine hoy y fortalezca.
* Enviado por el P. Natalio
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