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domingo, 16 de agosto de 2015
ORACIÓN A SAN ROQUE
ORACIÓN A SAN ROQUE
Oh glorioso San Roque, que por vuestro ardiente amor a Jesús habéis abandonado riquezas y honores y buscasteis la humillación, enseñadme a ser humilde ante Dios y los hombres. Alcanzadme la gracia de apreciar en su debido valor las riquezas y los honores de la vida para que no sean para mi lazos de eterna perdición.
Os lo pido humildemente, oh glorioso San Roque, para que seamos dignos de seguiros en el camino que lleva a la salvación eterna.
Libradme de toda enfermedad corporal. Alcanzadme el favor que os pido si es para honra vuestra, gloria de Dios y salvación de mi alma. Amén.
18 EXCUSAS QUE NOS DAMOS PARA NO REZAR
18 excusas que nos damos para no rezar
¡Cuántas veces no hemos escuchado decir esto a nuestros amigos! Incluso ¡cuántas veces lo hemos dicho nosotros mismos! y hemos dejado de lado nuestra relación con El Señor por razones como estas
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Por: P. Juan José Paniagua
"No se pierde el tiempo orando; adorar a Dios no es perder el tiempo, alabar a Dios no es perder el tiempo”. Papa Francisco
¡Cuántas veces no hemos escuchado decir esto a nuestros amigos! Incluso ¡cuántas veces lo hemos dicho nosotros mismos! y hemos dejado de lado nuestra relación con El Señor por razones como estas….
Querámoslo o no, todos nos veremos (en mayor o menor medida) reflejados en estas 18 excusas. Esperamos les sea de utilidad para que puedan explicar a sus amigos porque no son suficientes y para que ustedes puedan profundizar en lo imprescindible que es la oración en nuestras vidas.
1. Rezaré cuando tenga más tiempo, ahora estoy ocupado
RESPUESTA: ¿Sabes qué he descubierto en la vida? Que el momento ideal y perfecto para rezar, ¡no existe! Siempre tienes algo que hacer, algún urgente por resolver, alguien que te espera, un día complicado por delante, muchas responsabilidades por encima... Más bien, si un día descubres que te está sobrando el tiempo, ¡preocúpate! Algo no estás haciendo bien. ¡El mejor momento para rezar es hoy!
2. Yo sólo rezo cuando me nace, porque hacerlo sin sentir ganas es muy hipócrita.
RESPUESTA: ¡Todo lo contrario! Rezar cuando sientes ganas, eso cualquiera lo hace, así es muy fácil. Pero rezar cuando no sientes ganas, cuando no estas motivado, ¡eso sí es heroico! Incluso es mucho más meritorio, porque te has vencido, has tenido que lucharla. Es señal de que lo que te mueve no son sólo tus ganas, sino el amor a Dios.
3. Estoy muy cansada para rezar hoy día
RESPUESTA: Bien, significa que has tenido un día en el que te has entregado, te has esforzado mucho. Sin duda alguna, ¡necesitas descansar! Descansa en la oración. Sabes que cuando rezas y te encuentras con Dios, vuelves a conectar contigo mismo, Dios te regala la paz que quizá no has tenido en un día tan agitado. Te ayuda a ver lo que has vivido durante el día, pero de una manera diferente. Te renueva. ¡La oración no te agota más, sino más bien es justamente lo que renueva tus fuerzas interiores!
4.- Yo si quiero... pero no sé qué decir.
RESPUESTA: Creo que Dios se nos adelantó, porque ya sabía que nos iba a pasar eso. Y nos dejó una ayuda muy buena: los salmos (que son una parte de la Biblia). Son oraciones hechas por el mismo Dios, porque son Palabra de Dios. Y cuando rezamos con los salmos, aprendemos a rezar con las mismas Palabras de Dios. Aprendemos a pedirle por nuestras necesidades, a darle gracias, a alabarlo, a mostrarle nuestro arrepentimiento, a manifestarle nuestra alegría. Reza con las Sagradas Escrituras y Dios pone las palabras en tu boca.
5.- No "siento" nada cuando rezo.
RESPUESTA: Puede ser. Pero hay algo de lo que no puedes dudar. Aunque no sientas nada, la oración te está cambiando, te está haciendo cada vez mejor. ¡Porque el encuentro con Dios nos transforma! Si cuando te encuentras con una persona muy buena y la escuchas un rato, algo bueno de ella termina quedando en ti. ¡Cuánto más encontrarte con Dios y escucharlo, no va a dejar algo muy bueno dentro de ti también!
6.- Dios ya sabe lo que necesito.
RESPUESTA: Es verdad. ¡Pero recuérdaselo! Vas a ver que a ti te va a hacer mucho bien. Aprender a pedir nos hace más sencillos de corazón.
7.- ¿Para qué rezo si Dios nunca me responde? No me da lo que le pido.
RESPUESTA: Cuando un niño pequeño le pide a sus papás todo el rato dulces y golosinas o todos los juguetes de una juguetería, los padres no les dan todo lo que piden. Porque para educar hay que enseñar a saber esperar. A veces Dios no nos concede todo lo que pedimos, porque Él conoce qué es lo mejor para nosotros. Y a veces no tenerlo todo, sentir alguna necesidad, sobrellevar algún sufrimiento, nos ayuda dejar un poco la comodidad en que vivimos y a abrir los ojos a lo esencial. Dios sabe bien lo que nos concede.
8.- Soy muy pecador como para rezar.
RESPUESTA: ¡Perfecto entonces! ¡Bienvenido al club! En realidad todos somos muy pecadores. Justamente es por eso que necesitamos la oración. La oración no es para los perfectos, sino para los pecadores. No para los que ya lo tienen todo, sino para los que descubren que están necesitados.
9.- Mejor rezo cuando tenga un "huequito" en el día
RESPUESTA: ¡No le des a Dios las sobras de tu tiempo! ¡No le dejes a Dios las migajitas de tu vida. Dale lo mejor de tí!¡ El mejor momento de tu vida, cuando estés más lúcido y más despierto! Dale a Dios lo mejor de tu vida, no lo que te sobra.
10.- Me parece absurdo eso de repetir oraciones
RESPUESTA: Cuando amas a alguien, nunca te has preguntado cuántas veces le has repetido que la quieres? Cuando tienes un buen amigo, cuántas veces lo llamas para conversar y salir juntos? Una mamá a su hijo, cuántas veces repite el gesto de acariciarlo y besarlo. Hay cosas en la vida que repetimos muchas veces y no cansan ni aburren, ¡porque vienen del amor! Y los gestos del amor siempre traen una novedad consigo.
11.- No siento la necesidad de hacerlo.
RESPUESTA: Esto pasa por muchos motivos pero uno muy frecuente en nuestros días es que nos olvidamos de alimentar nuestro espíritu en nuestra vida cotidiana. Facebook, tareas, enamorado, colegio, hobby, etc, etc... estamos llenos de cosas pero ninguna de ellas nos ayuda a hacer silencio en nuestro interior para hacernos las preguntas fundamentales: ¿quién soy? ¿soy feliz? ¿qué quiero de mi vida? Creo que cuando vivimos más en sintonía con esas preguntas naturalmente el hambre de Dios aparece... ¿y si no aparece? Pídela, reza y pídele a Dios el don de sentir hambre de su Amor.
12.- Creo que pierdo mi tiempo rezando, en vez, prefiero ayudar a los demás.
RESPUESTA: Te propongo algo, no opongas, haz las 2 cosas. Y vas a ver que cuando rezas tu capacidad de amar y ayudar a los demás crece mucho más. Porque cuando estamos en contacto con Dios, ¡sale lo mejor de nosotros mismos!
13.- Me aburre mucho rezar, debería ser más entretenido
RESPUESTA: Saca tus cuentas y vas a ver que en realidad, las cosas más importantes en la vida no son muy divertidas que digamos, ¡pero qué importantes y necesarias son! Cuánto las necesitamos. Quizá rezar no te entretiene, pero cuánto te llena el corazón. Qué prefieres?
14. No rezo porque no sé si es Dios quien me responde o si soy yo mismo quien da las respuestas.
RESPUESTA: Una recomendación que nunca falla. Cuando rezas con las Sagradas Escrituras, meditando la Palabra de Dios, puedes tener una certeza muy grande. Lo que estás escuchando no son palabras tuyas, sino es la misma Palabra de Dios que te está hablando al corazón. Ahí ya no queda ninguna duda. Es Dios quien está hablándote.
15.- ¿Para qué rezar si ya tengo todo lo que necesito?
RESPUESTA: El Papa Benedicto XVI decía que el cristiano que no reza, es un cristiano en riesgo. Y es verdad. El que no reza, está en riesgo inminente de ir perdiendo la fe, y lo peor de todo es que le va a suceder poco a poco, sin que se dé cuenta. Ten cuidado que por mucho pensar que lo tienes todo, te quedes sin lo más importante, que es Dios en tu vida.
16.- Dios no necesita mis oraciones.
RESPUESTA: Es verdad, ¡pero qué feliz se va a sentir al ver que su hijo se acuerda de Él! Y no te olvides que en realidad el que más las necesita, ¡eres tú!
17.- Ya hay mucha gente rezando por mí
RESPUESTA: ¡Qué bueno! en serio que tienes mucha gente que te quiere y de verdad le interesas. Creo entonces que tienes muchas razones para rezar también, empezando por todos ellos que ya rezan por ti. ¡Porque el amor se paga con más amor!
18.- Es duro decirlo pero... no tengo una iglesia cerca.
RESPUESTA: Pues es lindo rezar en una Iglesia pero no es necesario ir a una para rezar. Tienes mil posibilidades: reza en tu cuarto o en un lugar tranquilo de la casa... (recuerdo que yo iba al techo de mi edificio porque era silencioso y además el viento me hablaba de la presencia de Dios) vete al bosque, o reza tu rosario en el autobús que te lleva a la universidad. Si puedes ve a una Iglesia pero, ¿ya ves? hay muchos otros lugares buenos para rezar ;)
LA EUCARISTÍA ES NUESTRA VIDA
La Eucaristía es nuestra vida
Cuántas veces, acontecimientos familiares o personales, queremos que sean iluminados por la Palabra de Dios y, sobre todo, con la Acción de Gracias que es la Eucaristía.
En estos domingos, la Iglesia, nos hace reflexionar sobre el tema eucarístico. Entre otras cosas, porque la Iglesia, sabe que bebe y se alimenta de este sacramento que, por lo que sea, algunos de nuestros hermanos o conocidos dejaron de frecuentar.
La Eucaristía, además de ser testamento del mismo Cristo, es alimento para todo creyente. Es un punto en el que convergen Dios y el hombre. Un lugar en el que, la debilidad, se transforma en fuerza invencible. Un momento, que cuando se vive apasionadamente, se entra en comunión perfecta con Dios y se cae en la cuenta de que estamos llamados a ser instrumentos de su amor en medio del mundo.
Si con la Eucaristía, ya nos resulta a algunos mantener encendida la llama de la fe… ¡Cuánto más difícil sería sin ella ser fieles a la verdad o en el seguimiento a Jesús!
Hoy nos escandalizan los suicidios que, muchas personas, buscan como única salida para su vida. También, en la vida cristiana, existe la muerte espiritual: cuando dejamos de participar en la asamblea dominical; cuando, hostigados por tanto enemigo, dejamos de apetecer el pan de la vida y el vino de la salvación que es el Cuerpo y la Sangre de Cristo; cuando preferimos tener una fe individual y sin más referencia al evangelio que nuestra forma de ver las cosas, y al mismo Dios, a nuestra manera y con nuestro propio criterio.
Cada vez que comulgamos, además de llenarnos de Dios, nos sentimos llamados a ser sus heraldos. Los pregoneros de su amor y de su poder. De su gracia y de su ternura. Por el contrario, cuando no lo comulgamos, cuando nos dejamos empalagar por el manjar del mundo, corremos el riesgo de quedarnos vacíos, traídos y llevados por el zigzag de los caprichos.
Pidamos al Señor que sea la vida de nuestra vida. La sangre que corra por nuestras venas. El horizonte de nuestra existencia.
P. Javier Leoz
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