jueves, 16 de agosto de 2012

NUNCA EN LA OTRA ORILLA...

Nunca en la otra orilla
Autor: Phil Bosmans


¿Porqué miras siempre hacia el otro lado?

¿Porqué piensas siempre que los otros, amigos, conocidos y vecinos, son mas dichosos?, y dices con ligereza:
- "A los otros les va mucho mejor, y yo doy
lo mejor de mi y no llego a nada"

La otra orilla siempre es mas bella. Yace muy lejos.

Como petrificado, miras fijamente hacia la bella claridad.

Jamás tuviste en cuenta que también los de la otra orilla te observan y piensan que posees mucha mas felicidad, pues ellos solo ven tu parte agradable.

Tus pequeñas y grandes preocupaciones no las conocen.

Vivir feliz es un arte, para ello conviene sentirse satisfecho...

"La felicidad no esta en la otra orilla, está en ti".

NUESTRO LIBRO...


Nuestro libro

El día de tu nacimiento, cuando solo sabías llorar, recibiste mil besos y caricias, pero también un libro con las hojas en blanco, sin estrenar:

¡EL LIBRO DE TU VIDA! .

Desde aquel instante comenzaste a escribir la historia de tu vida.
Ya llevas varias páginas.

¿Que has escrito hasta ahora?.

A veces escribimos y escribimos y nunca ojeamos las páginas escritas.
Toma el libro de tu vida y repásalo durante unos minutos.

Tal vez encuentres capítulos o páginas que te gustaría besar, algunas escenas te harán llorar, y al abrir alguna página amarilla o reciente, te entraran ganas de arrancarla.

Se ve negra con salpicaduras de tinta.

Pero Pilatos te diría: ¡Lo escrito, amigo, escrito esta!.

Tú lo has escrito con tu puño y letra.

No con la tinta de un "bolígrafo" o de una pluma, sino con la tinta de tu libertad.

"Tu mismo has forjado tu propia aventura", decía el manco Lepanto.

"Porque veo al final de mi duro camino que yo fui el arquitecto de mi propio destino", sentencia Amado Nervo, quien prefiere la metáfora del arquitecto.

No arranques esas páginas, pide perdón si cometiste un error, para que así se borren todos tus garabatos y así podrás continuar escribiendo tu historia mejor que ayer.

¿Por qué no almacenar el libro de tu vida entre los Best Seller del mundo?.

Aprovecha tu tinta porque tarde o temprano se te va acabar, y ¡no se venden repuestos ni en los kioscos ni en las librerías!

La vida es una y se vive una sola vez.

La muerte cerrara tu libro.

Y al final solo pedirán tu libro, y alguien lo leerá o lo pasara en video, como las aventuras.

Todos somos arquitectos y novelistas, así que, amigo, borrón y cuenta nueva.

Comienza cuanto antes Tu Best Seller.

ORACIÓN DE UN ENFERMO


EUCARISTIA Y GENEROSIDAD



Autor: P. Antonio Rivero LC | Fuente: Catholic.net
Eucaristía y generosidad
Es el sacramento de la máxima generosidad de Dios, que nos llama e invita a nuestra generosidad con Él y con el prójimo.


Eucaristía y generosidad
La generosidad es la virtud de las almas grandes, que encuentran la satisfacción y la alegría en el dar más que en el recibir. La persona generosa sabe dar ayuda material con cariño y comprensión, y no busca a cambio que la quieran, la comprendan y la ayuden. Da y se olvida que ha dado.


El dar ensancha el corazón y lo hace más joven, con mayor capacidad de amar. Cuanto más damos, más nos enriquecemos interiormente.

¿Con quién tenemos que ser generosos? Con todos. Con Dios. Con los demás, sobre todo con los más necesitados.

Manifestaciones de una persona generosa.



  • Sabe olvidar con prontitud los pequeños agravios.
  • Tiene comprensión y no juzga a los demás.
  • Se adelanta a los servicios menos agradables del trabajo y de la convivencia.
  • Perdona con prontitud todo y siempre.
  • Acepta a los demás como son.
  • Da, sin mirar a quién.
  • Da hasta que duela.
  • Da sin esperar.

    Hagamos ahora la relación eucaristía y generosidad.

    Generosidad, primero, por parte de Dios.

    Generoso es Dios que nos ofrece este banquete de la eucaristía y nos sirve, no cualquier alimento, sino el mejor alimento: su propio Hijo. Generoso es Dios porque no se reserva nada para Él.

    Generoso es Dios en su misericordia al inicio de la misa, que nos recibe a todos arrepentidos y con el alma necesitada. Generoso es Dios cuando nos ofrece su mensaje en la liturgia y lo va haciendo a lo largo del ciclo litúrgico.

    Generoso es Dios cuando considera fruto de nuestro trabajo lo que en realidad nos ha dado Él; pan, vino, productos de nuestro esfuerzo. Generoso es Dios cuando no mira la pequeñez y mezquindad de nuestro corazón al entregarle esa poca cosa, y Él la ennoblece y diviniza convirtiéndola en el cuerpo y la sangre de su querido Hijo.

    Generoso es Dios que nos manda el Espíritu Santo para que realice ese milagro portentoso. El Espíritu Santo es el don de los dones. Generoso es Dios cuando acoge y recibe todas nuestras intenciones, sin pedir pago ni recompensa. Generoso es Dios cuando nos ofrece su paz, sin nosotros merecerla.

    Generoso es Dios cuando se ofrece en la Comunión a los pobres y ricos, cultos e ignorantes, pequeños, jóvenes, adultos y ancianos. Y se ofrece a todos en el Sagrario como fuente de gracia.

    Generoso es Dios, que va al lecho de ese enfermo como viático o como Comunión, para consolarlo y fortalecerlo. Generoso es Dios que está día y noche en el Sagrario, velando, cuidándonos, sin importarle nuestra indiferencia, nuestras disposiciones, nuestra falta de amor.

    Generoso es Dios que se reparte y se comparte en esos trozos de Hostia y podemos partirlo para que alcance a cuántos vienen a comulgar. Es todo el símbolo de darse sin medida, sin cuenta, y en cada trozo está todo Él entero. Generoso es Dios que no se reserva nada en la eucaristía.

    Y en todas partes, latitudes, continentes, países, ciudades, pueblos, villas que se esté celebrando una misa, Él, omnipotente, se da a todos y todo Él. Y no por ser un pequeño pueblito escondido en las sierras deja de darse completamente. ¿Puede haber alguien más generoso que Dios?

    Segundo, generosidad por parte de nosotros.

    Aquí, a la Eucaristía, hemos venido trayendo también nuestra vida, con todo lo que tiene de luces y sombras, y se la queremos dar toda entera a Dios. Le hemos dado nuestro tiempo, nuestro cansancio, nuestro amor, nuestros cinco panes y dos pescados, como el niño del evangelio. Es poco, pero es lo que somos y tenemos.

    Hemos venido con espíritu generoso para dar, en el momento de las lecturas, toda nuestra atención, reverencia, docilidad, obediencia, respeto. En el momento del ofertorio hemos puesto en esa patena todas nuestras ilusiones, sueños, alegrías, problemas, tristezas. En el momento de la colecta se nos ofrece una oportunidad para ser generosos. En el momento de la paz se nos ofrece una oportunidad para saludar a quien tal vez está a nuestro lado y hace tiempo que no saludamos. Salimos con las manos llenas para repartir estos dones de la eucaristía.

    En fin, la Eucaristía es el sacramento de la máxima generosidad de Dios, que nos llama e invita a nuestra generosidad con Él y con el prójimo. Jesús eucaristía, abre nuestro corazón a la generosidad.


  • Preguntas o comentarios al autor
  • P. Antonio Rivero.
    Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...