jueves, 12 de noviembre de 2015

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 12 DE NOVIEMBRE DEL 2015


El Reino de Dios entre nosotros

Tiempo Ordinario



Lucas 17, 20-25. Tiempo Ordinario. Dejar que Jesús reine en mi alma es abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera. conmigo. 



Por: P. Juan Gralla | Fuente: Catholic.net 




Del santo Evangelio según san Lucas 17, 20-25
En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo llegaría el Reino de Dios, Jesús les respondió: El Reino de Dios viene sin dejarse sentir. Y no dirán: "Vedlo aquí o allá", porque el Reino de Dios ya está entre vosotros. Dijo a sus discípulos: Días vendrán en que desearéis ver uno solo de los días del Hijo del hombre, y no lo veréis. Y os dirán: "Vedlo aquí, vedlo allá." No vayáis, ni corráis detrás. Porque, como relámpago fulgurante que brilla de un extremo a otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su Día. Pero, antes, le es preciso padecer mucho y ser reprobado por esta generación.

Oración introductoria
Señor Jesús, para vivir unido a Ti de modo real, personal y constante, necesito alimentar esta unión por medio de la vida de gracia y la identificación de mi voluntad con la tuya, en esta meditación y durante toda mi vida. ¡Ven Espíritu Santo y haz esto posible!

Petición
Jesús, dame la gracia de orar y de hablar contigo de corazón a corazón.

Meditación del Papa Francisco
Nosotros sabemos que la historia tiene un centro: Jesucristo, encarnado, muerto y resucitado; que está vivo entre nosotros y que tiene una finalidad: el Reino de Dios, Reino de paz, de justicia, de libertad en el amor.
Y tiene una fuerza que la mueve hacia aquel fin: es la fuerza del Espíritu Santo. Todos nosotros tenemos el Espíritu Santo que hemos recibido en el bautismo. Y él nos empuja a ir hacia adelante en el camino de la vida cristiana, en el camino de la historia, hacia el Reino de Dios.
Este Espíritu es la potencia del amor que ha fecundado el seno de la Virgen María; y es el mismo que anima los proyectos y las obras de todos los constructores de paz. Donde hay un hombre y una mujer constructor de paz, es exactamente el Espíritu Santo quien ayuda y lo empuja a hacer la paz» (S.S. Francisco, 1 de enero de 2014).

Reflexión
El Reino de Dios ya está entre nosotros, aunque no completamente. Está entre nosotros porque Jesús ya ha venido a la tierra y nos ha dejado su presencia. Pero todavía falta algo. Es necesario que el Reino llegue al corazón de cada hombre. Sólo entonces podremos decir que ya ha llegado en toda su plenitud.

Jesús advierte que no se trata de un reino de ejércitos, de emperadores, de palacios, etc. sino que es algo mucho más sutil, menos notorio. Es un gobierno sobre los corazones, cuya ley es la caridad y Cristo es el soberano.

Dejar que Jesús reine en mi alma significa abrirle las puertas para que Él haga lo que quiera conmigo. Y El sólo entra y se queda a vivir si encuentra un alma limpia, es decir, sin pecado. Un alma en pecado es un lugar inhabitable para Dios. Por eso decimos que hay que vivir en continua lucha con nuestro peor enemigo, que es el pecado, porque sólo él nos aleja de Dios, la meta de nuestra vida.

¡Cómo sería el mundo si todos los hombres viviesen en gracia, en amistad con Dios! ¡Qué diferentes serían las cosas si todos los países adoptaran el mandamiento de la caridad universal como ley suprema!

Entonces, sí que podríamos decir que el Reino de los cielos ha llegado a la tierra.

Propósito
Empecemos por nuestro corazón y por nuestra casa. Que cada día Dios sea lo más importante en mi vida, buscar que el Reino de Dios viva en mi corazón, a través de la oración y la caridad a los demás.

Diálogo con Cristo
Jesús, ni el trabajo, ni el estudio, ni las ocupaciones cotidianas, deben ser un obstáculo para estar unido a Ti. Sólo dejando que gobiernes y ordenes mi vida, podrá venir a mí tu Reino. Reconociéndote hoy como mi Rey y Señor, todo mi día se convertirá en un medio para alabarte, para glorificarte y amarte, por medio de mi amor y servicio a los demás.

MANTEN LA BOCA CERRADA


MANTÉN LA BOCA CERRADA




Una rana se preguntaba como podía alejarse del clima del frío del invierno. Unos gansos le sugirieron que emigrara con ellos. Pero el problema era que la rana no sabia volar.

Dejádmelo a mi - dijo la rana -. Tengo un cerebro espléndido. Lo pensó y luego pidió a dos gansos que la ayudaran a recoger una caña fuerte, cada uno sosteniéndola por un extremo. La rana pensaba agarrarse a la caña por la boca.

A su debido tiempo, los gansos y la rana comenzaron su travesía. Al poco rato, pasaron por una pequeña ciudad y los habitantes de allí salieron para ver el inusitado espectáculo. Alguien preguntó: ¿A quien se le ocurrió tan brillante idea?

Esto hizo que la rana se sintiera tan orgullosa y con tal sentido de importancia que exclamó: ¡A MÍ!

Su orgullo fue su ruina, porque al momento en que abrió la boca, se soltó, cayó al vació y murió. 

Hay ocasiones en que la falta de humildad o el exceso de orgullo, pueden echar abajo planes excelentes.

PROCLAMA MI ALMA LA GRANDEZA DEL SEÑOR

Magnificat


Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humildad de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. 

Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes. A los hambrientos los colma de bienes y a los ricos despide vacíos. 

Auxilia a Israel su siervo, acordándose de su santa alianza según lo había prometido a nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo como era en principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. 

Amén.

CÓMO EXPLICAR LOS SIETE SACRAMENTOS SIN ABURRIR A UN NIÑO


Cómo explicar los 7 Sacramentos sin aburrir a un niño
¿Tienes que explicarle los Sacramentos a tu hijo o a tu hija?


Por: http://catholic-link.com | Fuente: http://catholic-link.com 




¿Tienes que explicarle los Sacramentos a tu hijo o a tu hija? ¿Te falta material para la catequesis en tu parroquia? ¿A veces te resulta un poco complicado? No te preocupes. A través del libro Guía de los Sacramentos para niños de Arturo Cañamares publicado por Ediciones Palabra, y de este artículo, te vamos a ayudar a usar las palabras adecuadas para que ellos lo entiendan bien. Para empezar, tenemos que saber qué son los Sacramentos: Son acciones de Dios con las que nos muestra el amor que tiene por sus hijos. Todos ellos han sido creados (instituidos) por Él, y por eso, es Él mismo quien los realiza a través de distintos medios.

¿Y para qué nos los dio? Para darnos la gracia. Es decir, para darnos, junto con su amor, la fuerza necesaria para luchar contra las dificultades de la vida. Claro que siempre y cuando nosotros tengamos una disposición y una actitud positivas de querer agradar a Dios.

¿Cuáles son los siete Sacramentos?



1. Bautismo:

Cuando nacemos, lo hacemos con el primero de los pecados. Se llama pecado original: el que cometieron nuestros primeros padres: Adán y Eva. Al bautizarnos, nos limpiamos de ese pecado y de todos los cometidos antes de recibirlo, nos hacemos hijos de Dios y pasamos a formar parte de la Iglesia. Dios se pone súper contento cuando el sacerdote, al derramar agua bendita sobre el bautizado, dice: “Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.



2. Confirmación:

Es tan sencillo como que Dios (Su Espíritu Santo), nos aumenta la fe para que tengamos la seguridad de que Él está con nosotros hasta que lleguemos al Cielo, para lo que también nos da esperanza. Finalmente, nos aumenta la caridad par que le amemos más a Él y a los que nos rodean. En este caso, tiene que ser un obispo el que imponga sus manos sobre el confirmante y unja con aceite (el Santo Crisma), mientras dice: “Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo”.



3. Eucaristía:

Todos los días, Jesús convierte el pan y vino en su Cuerpo y su Sangre en la Santa Misa. Esto ocurre en un momento llamado Consagración. Así, después, podemos comerle y recibirle en nuestra alma. Jesús instituyó este Sacramento en la Última Cena con los doce apóstoles. Este Sacramento tiene un plus: perdona los pecados veniales y nos preserva de los mortales para el futuro. Normal, pues es el mismísimo Jesús el que tenemos dentro de nosotros.



4. Penitencia:

¡Este Sacramento es un regalazo de Dios! A través de un sacerdote que escucha nuestros pecados cuando vamos a confesarlos en confidencia con él, Dios nos perdona todo en lo que le hemos ofendido. Eso sí, tenemos que ir bien arrepentidos por el mal que hemos hecho y el bien que hemos dejado de hacer. Además, nos da una paz tremenda y nos aumenta la fuerza para ser buenos cristianos, buenos hijos de Dios.



5. Unción de enfermos:

Dios ama a los enfermos. Cuando alguien está muy enfermo o es muy mayor y puede morirse pronto, necesita la ayuda de Dios para ese momento. Una ayuda que consta de fuerza, paz y ánimo, además de perdonar todos los pecados del enfermo y prepararle para el momento de la muerte e ir al Cielo. Es como si se crease una unión con la Pasión que Cristo sufrió. Así, los enfermos ayudan con sus dolores a llevar la Cruz a Jesús y a la vez, Él les ayuda a ellos en sus últimos momentos de vida.



6. Orden sacerdotal:

Este Sacramento lo reciben solo los que tienen vocación al Sacerdocio, que luego son los que pueden administrar todos estos Sacramentos. Es un obispo quien impone las manos y reza sobre el nuevo sacerdote, consagrándole. El Orden Sacerdotal otorga una especial efusión del Espíritu Santo y tiene una característica especial: quien recibe este Sacramento, será sacerdote para siempre.



7. Matrimonio:

Este Sacramento es la unión entre un hombre y una mujer para siempre. Cuando estos se casan en la iglesia, es Dios quien está uniendo sus cuerpos y sus almas. Los que se casan no pueden romper ese matrimonio: “Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”. (San Marcos 10, 9). El modelo que los hombres y mujeres tienen que seguir es el de la Sagrada Familia: Jesús, la Virgen María y San José

DAR DE BEBER AL SEDIENTO. OBRA DE MISERICORDIA

Dar de beber al sediento. Obra de misericordia
Dar de beber al sediento implica un trabajo a largo plazo para permitir que futuras generaciones tengan agua para vivir, pero también es una oportunidad para dar de beber a Cristo hoy en aquel hombre o mujer que tiene sed


Por: H. Andrés Poblete, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Al mirar el planeta Tierra desde el espacio es fácil ver las diferencias físicas que crea el agua dulce. Se observan las zonas en donde abunda el agua dulce, ya que son zonas verdes de intensa vegetación donde predomina la vida. Sin embargo, también se pueden observar zonas carentes de agua, en las cuales la sequedad devasta.

Hoy muchos hombres sufren de sed en el mundo. Personas que no tienen al alcance alguna gota de agua con la que saciar su sed. Es verdad que se habla hoy en día también de la sed espiritual que muchos hombres llevan dentro, de la sed de sentido en la vida, pero esto no quita que se sufra también en varios lugares de nuestro planeta una fuerte sed física. El Papa Francisco, en la encíclica Laudato Si’ habla sobre cómo la violencia en el corazón del hombre se manifiesta en los síntomas de contaminación del agua y que afecta su disponibilidad.

Dar de beber al sediento implica un trabajo a largo plazo para permitir que futuras generaciones tengan agua para vivir, pero también es una oportunidad para dar de beber a Cristo hoy en aquel hombre o mujer que tiene sed. Cristo dijo que estaría con nosotros hasta el final de los tiempos, y uno se podría preguntar: ¿dónde está Él en este año 2015? La respuesta es que el Señor se ha querido quedar presente en los pobres y necesitados, por eso nos dijo también “pobres los tendréis siempre, a mí no” (Jn 12,8). Lo que le hicimos a uno de estos necesitados se lo hicimos a Él.

Cuenta la historia de que el día en que la madre de Santa Rosa de Lima reprendió a su hija por atender en la casa a pobres y enfermos, ella le contestó: “Cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús”. Esta breve anécdota nos recuerda que en las obras de misericordia estamos sirviendo directamente a Jesús. Dar un vaso de agua al sediento no es solo un acto de amor a esa persona, es un acto de amor directo a Jesús.

Para el cristiano servir es reinar, particularmente en los pobres y en los que sufren, pues en ello descubre la imagen de su Creador pobre y sufriente (cf. Lumen Gentium, n. 36). Dar de beber al sediento es un servicio que está al alcance de muchos, y que permite reinar desde el amor.     

Una obra de misericordia que no solo saciará al sediento, sino que también saciará esa sed profunda que todos tenemos de felicidad en nuestro corazón. Porque es dando que se tiene vida, y el Padre que ve en lo secreto nos recompensará.

IMÁGENES DE JESÚS EUCARISTÍA
















SE DEJA TOCAR, COMER Y ABRAZAR POR QUIENES LO DESEAN - JUEVES EUCARÍSTICO


Se deja tocar, comer y abrazar por quienes lo desean
Pan y vino, comida y bebida para la vida corporal... Cuerpo y Sangre para la vida espiritual.


Por: Carlos M. Buela | Fuente: Instituto del Verbo Encarnado 




Sucedió en la vida de San Felipe Neri, como nos lo presenta un testigo en el proceso de canonización: Haber visto al Santo revestido con una vieja alba y unos pobrísimos ornamentos, retirándose con lágrimas porque se le impedía decir Misa. Debe ser lo más tremendo que le pueda suceder a un sacerdote: el que no se le deje celebrar la Santa Misa. Y una de las novedades de las cuales se lo acusaba injustamente a San Felipe Neri era precisamente ésa: la de exhortar a los sacerdotes a decir Misa todos los días y a los fieles a comulgar frecuentemente.
Por eso, que este ejemplo de su vida simplemente nos sirva para llegar a darnos cuenta de lo que significaba la Eucaristía para San Felipe Neri, y para tomar pie para seguir con nuestro tema: el por qué la Eucaristía da la gracia, por qué la Eucaristía da la vida.
 

En primer lugar, porque la Eucaristía, es el mismo Cristo. La Eucaristía no solamente nos da la gracia santificante y la gracia propia del sacramento, sino que, además, nos da al mismo Autor de la gracia, que se presentó a sí mismo como “la Vida”.
 
En segundo lugar, porque en la Eucaristía se nos da la víctima que se inmola. Por tanto, participamos -al recibir la víctima del sacrificio- del sacrificio eucarístico, del sacrificio del altar, que no es otro que el sacrificio de la Cruz, aunque en “especie aliena”, en especie ajena.
 
En tercer lugar, por lo cual la Eucaristía nos da la vida es por el modo mismo de este sacramento. ¿Cuál es ese modo? Este sacramento se nos da a modo de comida y bebida. Así entonces, de esta manera todo lo que hacen la comida y la bebida materiales en la vida corporal, hace este sacramento, comida y bebida espiritual, en orden a la vida espiritual de los cristianos. Y ¿qué es lo que hace la comida y la bebida material en orden al cuerpo para así entender lo que hace la comida y bebida espiritual en orden al alma?

La comida y bebida material hacen cuatro cosas: sustentar, aumentar, reparar y deleitar. Y esas cuatro cosas son las que hace este sacramento en nuestras almas:

1)  Sostiene nuestra vida espiritual, la conserva, la mantiene y la sustenta.

2)  Aumenta, pero con esta diferencia: así como es necesaria la comida material para que el cuerpo del hombre crezca hasta que llegue hasta su plenitud, pero luego comienza a decrecer, por el contrario, la comida y la bebida espirituales al hombre le hacen crecer durante toda su vida porque siempre le van produciendo un aumento de la gracia, que va llevando al hombre hasta la medida de la edad perfecta en Cristo.

3)  Repara. Ciertamente que, debido a los trabajos del día y al desgaste que hacemos de calorías, necesitamos reparar esas energías. Para eso está la comida y la bebida material, pero de manera especial, en la vida espiritual, los ataques del demonio, las tentaciones, las arideces, el polvo del camino en este peregrinar que se nos va pegando, las dificultades de adentro, de afuera, la carne, el mundo, el demonio, nos hacen perder fuerza espiritual. ¿Cómo recuperamos esas fuerzas espirituales? ¿Cómo se repara la pérdida que puede haber? Con la Eucaristía.

4)  Y por si fuese poco, la Eucaristía deleita. Por eso, la Eucaristía siempre es un manjar para el paladar del sacerdote, como tiene que ser un manjar para el paladar de aquél que se va preparando al sacerdocio. Y deleita la Eucaristía por ser el mismo Cristo y por ser el Cristo que es Víctima y por ser el Cristo que se nos da como comida y bebida de una manera inefable. Esto se ha mostrado de manera extraordinaria en algunos casos en la historia de la Iglesia; pero de manera ordinaria se manifiesta todos los días al recibir el Pan de los ángeles.

Por eso decía San Ambrosio: “este pan es de vida eterna, pues sustenta la sustancia de nuestra alma”.

Y San Juan Crisóstomo: “se deja tocar, comer y abrazar por quienes lo desean”.

No por nada dijo el Señor: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida”.

Pidámosle a la Virgen, que fue la que dio vida a Jesús, el comprender como ese Jesús, que es Vida, nos da vida a nosotros a través de la Eucaristía.

LECTURAS BÍBLICAS PARA EL DOMINGO 15 DE NOVIEMBRE DEL 2015


Evangelio del Domingo 15 de Noviembre  
XXXIII Tiempo Ordinario


Primera lectura

Lectura del Profeta Daniel 12, 1-3

En el tiempo aquel se levantará Miguel, el arcángel que se ocupa de tu pueblo: Serán tiempos difíciles, como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora.
Entonces se salvará tu pueblo: todos los inscritos en el libro. Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida perpetua, otros para ignominia perpetua.
Los sabios brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a muchos la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad.

Palabra de Dios    

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Salmo

Salmo Responsorial: 15, 5 y 8. 9-10. 11

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena:
Porque no me entregarás a la muerte
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/

______________________-

Segunda lectura

Lectura de la carta a los Hebreos 10, 11-14. 18

Hermanos: Cualquier otro sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados. Pero Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.
Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.
Donde hay perdón, no hay ofrenda por los pecados.

Palabra de Dios


Lectura del santo Evangelio según San Marcos 13, 24-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se hará tinieblas, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y majestad; enviará a los ángeles para reunir a sus elegidos de los cuatro vientos, de horizonte a horizonte.
Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros suceder esto, sabed que él está cerca, a la puerta. Os aseguro que no pasará esta generación antes que todo se cumpla. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán, aunque el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre.»

Palabra del Señor

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mc, 13, 24-32

CONVICCIONES CRISTIANAS

Poco a poco iban muriendo los discípulos que habían conocido a Jesús. Los que quedaban, creían en él sin haberlo visto. Celebraban su presencia invisible en las eucaristías, pero ¿cuándo verían su rostro lleno de vida? ¿Cuándo se cumpliría su deseo de encontrarse con él para siempre?

Seguían recordando con amor y con fe las palabras de Jesús. Eran su alimento en aquellos tiempos difíciles de persecución. Pero, ¿cuándo podrían comprobar la verdad que encerraban? ¿No se irían olvidando poco a poco? Pasaban los años y no llegaba el «Día Final» tan esperado, ¿qué podían pensar?

El discurso apocalíptico que encontramos en Marcos quiere ofrecer algunas convicciones que han de alimentar su esperanza. No lo hemos de entender en sentido literal, sino tratando de descubrir la fe contenida en esas imágenes y símbolos que hoy nos resultan tan extraños.

Primera convicción: La historia apasionante de la Humanidad llegará un día a su fin

El «sol» que señala la sucesión de los años se apagará. La «luna» que marca el ritmo de los meses ya no brillará. No habrá días y noches, no habrá tiempo. Además, «las estrellas caerán del cielo», la distancia entre el cielo y la tierra se borrará, ya no habrá espacio. Esta vida no es para siempre. Un día llegará la Vida definitiva, sin espacio ni tiempo. Viviremos en el Misterio de Dios.

Segunda convicción: Jesús volverá y sus seguidores podrán ver por fin su rostro deseado: «verán venir al Hijo del Hombre»
El sol, la luna y los astros se apagarán, pero el mundo no se quedará sin luz. Será Jesús quien lo iluminará para siempre poniendo verdad, justicia y paz en la historia humana tan esclava hoy de abusos, injusticias y mentiras.

Tercera convicción: Jesús traerá consigo la salvación de Dios
Llega con el poder grande y salvador del Padre. No se presenta con aspecto amenazador. El evangelista evita hablar aquí de juicios y condenas. Jesús viene a «reunir a sus elegidos», los que esperan con fe su salvación.

Cuarta convicción: Las palabras de Jesús «no pasarán»
No perderán su fuerza salvadora. Han de de seguir alimentando la esperanza de sus seguidores y el aliento de los pobres. No caminamos hacia la nada y el vacío. Nos espera el abrazo con Dios.

FELIZ JUEVES!!


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