Encuentro afortunado
Tratar bien a todo el mundo es lo correcto, porque toda persona merece respeto y atención. Pero además es una conducta prudente, porque bajo una apariencia común, esa persona puede ser un personaje. La historia de hoy la representan en distintos lugares, casi cada día, otros actores.
Un organista estaba practicando una pieza de Félix Mendelssohn en la iglesia, pero no le salía muy bien. Al fin frustrado, recogió su partitura y se dirigió a la salida. No había notado a un extraño que se había sentado en un banco de atrás. Cuando el organista ya estaba cerca de la puerta, el extraño se le acercó y le preguntó si podía tocar él esa pieza. El organista respondió bruscamente: «¡Nunca dejo que nadie toque este órgano!». Pero, después de amables insistencias, el músico gruñón le dio su consentimiento. El extraño se sentó y pulsando magistralmente el teclado, llenó el templo con melodías celestiales. Cuando terminó, el organista preguntó: «¿Quién es usted?». El hombre contestó: «Yo soy Félix Mendelssohn».
Jesús te abre una perspectiva más profunda y de fe para tratar a los demás. Todo lo que haces al pobre, al humilde, al hambriento, a los que sufren, él lo premiará como hecho a él mismo. Por lo tanto nos pide poner mucha consideración, dulzura y amor en nuestras relaciones humanas, porque detrás de nuestros prójimos nos visita el mismo Jesús. ¿Nos encontramos aquí, mañana?
* Enviado por el P. Natalio
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