LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Octubre 22
Te quejas de que te sientes solo y es que no has llegado a descubrir los secretos de la soledad.
Soledad no es la de los picos nevados de nuestros Andes ni la de la pampa dilatada e infinita; ni la del arenal del desierto; ni la de las grandes cascadas de aguas, que rompen el silencio con el trueno siempre tenso del quebrar de sus aguas.
La soledad es más bien el silencio pacífico, el atardecer sereno, el retiro del bullicio, y todo eso puede ser ocasión de que te acerques más a Dios.
Porque donde hay mucho ruido, no es fácil reconocer la voz de Dios ya que la voz de Dios es muy suave; es preciso hacer silencio a nuestro alrededor para poder captarla.
La soledad podrá hacer que te conozcas a ti mismo adentrándote en tu interior, en tu propia conciencia, y contemples tu propia vida.
Soledad no es peso; es alivio. No es tortura, es paz.
“Una voz proclama: ¡Preparen en el desierto el camino del Señor, tracen en la estepa un sendero para nuestro Dios” (Is 40,3). “Por eso yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré a su corazón” (Os 2,16). Muchas veces la voz de dios solamente puede escucharse en el silencio y en la oración.
* P. Alfonso Milagro
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