Amor y entrega
Vivir la caridad cristiana no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la fraternidad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos, retraimientos, susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “disculpar, soportar y esperar sin límites”…
“¡Queridos hijos! Mi deseo es acercarlos cada vez más a Jesús y a su corazón traspasado, para que ustedes sean capaces de comprender el inmenso amor con el que él se ha entregado por cada uno de ustedes. Por eso, queridos hijos, oren para que de sus corazones pueda brotar una fuente de amor hacia cada persona, incluso hacia quienes los odian y los desprecian. Así ustedes serán capaces de vencer, con el amor de Jesús, todas las miserias de este mundo lleno de sufrimientos, que está sin esperanza para aquellos que no conocen a Jesús. Yo estoy con ustedes y los amo con el amor inmenso de Jesús. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”
Hijos de un Dios que es amor, sólo podremos realizar y dignificar nuestra vida ejercitándonos en el amor, porque el examen final será precisamente sobre el amor, y nuestra eternidad feliz consistirá en vivir con plenitud el amor a Dios y a los hermanos. Que el mensaje de la Reina de la Paz te ayude a crecer en esta dimensión básica del Evangelio de Jesús.
* Enviado por el P. Natalio
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