Durante la oración...
Construyo
una conciencia cada vez mayor de la presencia de Dios en mí. Esta
conciencia de Dios dentro de mí aumenta mi percepción de Dios en el
prójimo.
Percibo una esperanza en situaciones donde había creído que no había ninguna. Observo un carácter sagrado en otras personas, cualquiera sea su personalidad o su estado de ánimo.
Consciente de la belleza en mi mundo, avivo en mí la alegría de vivir. El estímulo que recibe mi imaginación me motiva para fijarme nuevas metas.
Como soy sensible a los sentimientos ajenos, escucho con amor y percibo el gozo, la preocupación o la soledad que está más allá de las palabras que otros
pronuncian. Me regocijo con su gozo y oro con ellos para que todas sus necesidades queden satisfechas.
Tengo conciencia de que Dios está presente en mí y en mi alrededor.
Percibo una esperanza en situaciones donde había creído que no había ninguna. Observo un carácter sagrado en otras personas, cualquiera sea su personalidad o su estado de ánimo.
Consciente de la belleza en mi mundo, avivo en mí la alegría de vivir. El estímulo que recibe mi imaginación me motiva para fijarme nuevas metas.
Como soy sensible a los sentimientos ajenos, escucho con amor y percibo el gozo, la preocupación o la soledad que está más allá de las palabras que otros
pronuncian. Me regocijo con su gozo y oro con ellos para que todas sus necesidades queden satisfechas.
Tengo conciencia de que Dios está presente en mí y en mi alrededor.
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