martes, 28 de junio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY MARTES 28 DE JUNIO DEL 2016

¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!
Tiempo Ordinario


Mateo 8,23-27. Tiempo Ordinario. Quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.


Por: Samuel Hurtado | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 8,23-27
Después Jesús subió a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto se desató en el mar una tormenta tan grande, que las olas cubrían la barca. Mientras tanto, Jesús dormía. Acercándose a él, sus discípulos lo despertaron, diciéndole: «¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!». Él les respondió: «¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?». Y levantándose, increpó al viento y al mar, y sobrevino una gran calma. Los hombres se decían entonces, llenos de admiración: «¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».

Oración introductoria
Jesucristo, muchas veces no comprendo muchas cosas que me suceden ni sé explicar los problemas que surgen en mi vida diaria. Tú eres Dios, y duermes en la barca de mi alma si yo te soy fiel; por eso necesito tu ayuda, para confiar en ti, aunque duermas y parezca que "no te enteras de mi vida". Dame ese poco de fe que le faltó a los apóstoles, pues aun dormido, Tú eres el Dueño del universo. Oh, Jesús, calma la tempestad de mis tentaciones y de mis dificultades y, entonces, yo podré ver de una manera diferente tu voluntad.

Petición
Dulce Jesús, aunque muchas veces no comprendo las circunstancias que vivo, yo me acojo a ti para ver en todas ellas tu mano amorosa y protectora. Que sepa decir, desde hoy, hágase como quieras, pues la misma tormenta obedece a tu amor.

Meditación del Papa Francisco
La situación que se da sobre el barco es el miedo. Cuando hay una gran agitación en el mar, el barco se cubría por las olas. ‘¡Sálvanos, Señor, que estamos perdidos!’, dicen. ¡El miedo! Incluso aquella es una tentación del diablo: tener miedo de avanzar en el camino del Señor.
Hay una tentación que dice que es mejor quedarse aquí, donde estoy seguro. Pero esto es el Egipto de la esclavitud. Tengo miedo de seguir adelante, tengo miedo de ir hacia donde me llevará el Señor. El temor, sin embargo, no es un buen consejero. Jesús muchas veces, ha dicho: ¡No tengan miedo! El miedo no nos ayuda.
Cuando Jesús trae la calma al agitado mar, los discípulos en la barca se llenaron de temor. Siempre, ante el pecado, delante de la nostalgia, ante el temor, debemos volver al Señor. Mirar al Señor, contemplar al Señor. Esto nos da estupor por un nuevo encuentro con el Señor. ‘Señor, tengo esta tentación: quiero quedarme en esta situación de pecado; Señor, tengo la curiosidad de saber cómo son estas cosas; Señor, tengo miedo’. Y ellos vieron al Señor: ‘¡Sálvanos, Señor, estamos perdidos!' Y llegó la sorpresa del nuevo encuentro con Jesús. No somos ingenuos ni cristianos tibios, somos valientes, valerosos. Somos débiles, pero hay que ser valientes en nuestra debilidad. Y nuestro valor muchas veces debe expresarse en una fuga y no mirar hacia atrás, para no caer en la mala nostalgia. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 2 de julio de 2013, en Santa Marta).
Reflexión 
Uno de los puntos más comunes en la vida: la incertidumbre de lo que nos pasa o pasará. En esto, se distinguen quienes no tienen fe de los creyentes: se preocupan demasiado en qué comerán o ganarán el día de mañana, mientras que el cristiano se prepara para el futuro viviendo rectamente el presente. Dios nos va poniendo en el camino las soluciones; pero sólo las vemos a largo plazo. Es aquí donde entra nuestra fe: hoy, quizá, nos atrapa la estrechez económica o la muerte de un ser querido… sin embargo, Dios lo permite, porque de ello sacará un bien mucho mayor. Y mientras no alcanzamos a ver el "porqué", Cristo nos acompaña y su sola presencia y nuestra oración nos darán la fuerza para llegar a ser felices con Él.

Propósito
Hoy dedicaré en medio de mis ocupaciones habituales, 10 minutos para hablar con Cristo, pidiéndole el regalo de confiar más en Él.

Diálogo con Cristo
Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo. Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas y con baches en el camino. Pero Tú vas a mi lado. Ojalá no te despierte con mis quejas inútiles. Inútiles, porque Tú sabes lo que me sucede y te propones arreglarlo, y eso desde que moriste por mí. Por supuesto, dame la fe necesaria y la voluntad para resistir en el barco aunque éste se tambalee de aquí a allá. Jesús, no quiero preocuparme excesivamente por el futuro, pues aún no existe. Más bien quiero encontrar en ti la serenidad y el equilibrio entre lo que puedo hacer por mí solo y lo que ya corresponde a tu amor.


Creo, Señor, pero que crea con más firmeza (San Clemente XI, Oraciones)

DÍAS LLENOS DE GRATITUD


Días llenos de gratitud


La oración de acción de gracias te ayudará a vivir la relación con Dios de una forma concreta y existencial, descubriendo con gozo los dones que te regala a cada paso. Es una oración que ensancha el corazón y descansa la mente; favorece la alegría y la esperanza. Acostúmbrate a practicarla. Como Maestra de oración, la Reina de la Paz, te da unas orientaciones precisas.

“¡Queridos hijos! Hoy también los invito a que su oración sea una oración con el corazón. Que cada uno de ustedes encuentre el tiempo para hacer oración, de tal manera que en su oración, ustedes descubran a Dios. Yo no deseo que ustedes hablen de oración, sino que hagan oración. Que cada uno de sus días esté lleno de una oración de gratitud a Dios por la vida y por todo lo que ustedes tienen. Yo no deseo que sus vidas transcurran en palabras, sino que glorifiquen a Dios con obras. Yo estoy con ustedes y estoy agradecida con Dios por cada momento que he pasado con ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!”

La clave está en la oración que alcanza poco a poco la meta señalada por san Pablo: “Vivan dando gracias a Dios”, también, “En cualquier circunstancia recurran a la oración y a la súplica””, y además, “Perseveren en la oración, velando siempre en ella con acción de gracias”. Santa Teresa hablando de la oración dice, “Se trata de amar mucho”.


* Enviado por el P. Natalio

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 28 - OH SAGRADO CORAZÓN


Nardo del 28 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón!

Meditación: Oh Señor, que no sólo nos mostraste los secretos de Tu Corazón, sino que nos regalaste el Corazón de Tu Madre, la Mujer Perfecta, la Llena de Gracia, la Virgen Purísima que regaría la tierra a través de su llanto, para limpiarla de todo pecado. En la aridez flores de pureza crecerían, cultivadas por Tu Madre Bendita. María, que iluminas las tinieblas de ésta tierra yerra, con la pura nieve que cae de Tu Inmaculado Corazón, con una promesa de misericordia y perdón, haz que se abra nuestro corazón para la conversión, para esperar con alegría, en medio de toda tribulación, el Triunfo de Tu Inmaculado Corazón, por Ti profetizado .

Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Hagamos en este día las consagraciones al Inmaculado Corazón de María y al Sagrado Corazón de Jesús.

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.

LA FE ES UN DON GRATUITO


La fe es un don gratuito
A veces se tienen tesoros que no somos capaces de valorar, la fe es un gran tesoro, las dificultades ponen a prueba nuestra fe, y de nada sirve una fe muerta sino viva.


Por: P. Eusebio Gómez Navarro | Fuente: Catholic.net 




La fe es gratuita y la respuesta también es libre. La fe es un gran tesoro. Tenemos tesoros que no somos capaces de valorar. Es como el que tiene una avioneta arrumbada en un oscuro garaje, llena de polvo y telarañas, que nunca ha usado. La avioneta está ahí sin sospechar lo que es. Cree que es un trasto más del garaje, como la estantería llena de botes o ruedas viejas. Y un día viene alguien y la saca, la limpia, le engrasa el motor, le llena el depósito de gasolina, arranca… y ¡a volar!

¿Os imagináis lo que sentiría la avioneta si fuese capaz de sentir? Creo que lo más grande no sería la emoción de notar el viento de frente con fuerza o de ver pasar a gran velocidad los bosques, los montes y las colinas desde lo alto…, sino descubrir de repente lo que en realidad era, aquello para lo que fue creada… ¡Para volar!

Existe además la fe religiosa, la fe en Dios, en Jesús. El creyente vive de la fe. Vivir la fe es más importante que hablar de ella, y quien oye hablar de ella sin fe, no descubre nada, es como un ciego al que le explican cómo es la luz. Jesús no hace muchas preguntas a sus oyentes, no les exige admitir verdades, sino que les dice: ¿Creéis que puedo hacer esto? ¿Os fiáis de mí? . ¿Por qué no me creéis? ; etc.

Muchas personas, cuando les preguntamos si creen, nos hablan de una fe apoyada en el ambiente, en la tradición: Siempre se ha hecho así; Mi familia ha sido siempre católica…. Y reducen su fe a los sacramentos, que tienen más un tinte social que de expresión de fe. Y sin embargo, sabemos que la auténtica fe cristiana brota de una experiencia de Dios, exige creer en Él y una respuesta personal. No basta con creer lo que otros digan, ni siquiera con creer a los curas.

Queremos que la fe sea un seguro de vida ante el dolor o ante los problemas. Ser creyente supone asumir todos los valores personales, familiares y sociales con su realidad actual y sus expectativas de futuro. Jesús no imponía nada, invitaba a seguirlo. Es verdad que a nadie adulaba o pretendía engañar con falsas promesas. Habla de las exigencias del seguimiento, pero en cualquier caso uno es libre de aceptar. Y quien lo siga tendrá la alegría del que ha encontrado un gran tesoro.

Quien tiene fe, ve a Dios en todos los acontecimientos y en todas partes. La fe no es visión, no es conocimiento ni seguridad. La fe es vivir con la firme convicción de que estamos en manos de Dios, que es a la vez Amor y Poder. La fe es desprendernos de nuestras ansiedades y temores, de nuestras dudas y desesperaciones. La fe es un salto, un impulso, un intento, un no aferrarse a las seguridades. La fe es un don, no se gana a puños. Jesús mandará a sus discípulos a dar testimonio de su fe, a anunciar lo que habían visto, oído y vivido (1 Jn 1, 1-4).

La fe, como la esperanza y el amor, puede crecer o perderse. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe. ¿Cómo crecer en la fe? Respirando el amor y el poder de Dios.

A veces somos víctimas del miedo, de la duda, de la inseguridad… Y a nuestra mente se asoman pensamientos negativos: no soy…, no puedo…, no quiero. Y esto nos debilita la fe, nos roba las fuerzas y nos quita la paz. La fe se conoce, se profundiza, se defiende, se alimenta y se transmite. Se alimenta con la Palabra de Dios, con la oración, con la confesión periódica, con la eucaristía. El cristiano debe defenderla sin miedo, propagarla y testimoniarla.

La fe es un don gratuito que nos ha hecho Dios. Dios nos amó primero (1 Jn 4, 19). Nosotros hemos de acogerla, cultivarla, hacer fructificar esos talentos. La fe es un don que exige una respuesta humana.

A veces esta respuesta resulta difícil, ya que en muchos momentos nos encontramos en situaciones complicadas que no sabemos cómo resolver, o en momentos difíciles de asumir, o en circunstancias duras, y la vida no es fácil: una enfermedad o la muerte de un ser querido… Cuando las cosas van mal, tendemos a hundirnos, a ponernos tristes, y es entonces cuando deberíamos confiar más en Dios, en los momentos de duda, por la noche, cuando estés cansado y desanimado, cuando aparentemente nada tiene sentido y te sientes confuso y frustrado.

Aunque no sepas adónde lleva el camino, dondequiera que estés y sientas lo que sientas, ¡Dios lo sabe! Y no temas, porque Jesús es tu luz y tu fuerza. Yo soy la luz, el que me sigue no andará en tinieblas (Jn 12, 46).

La fe es un tesoro que hemos recibido de Dios, de la Iglesia y de nuestra familia. Y que algunos no han sabido o no han querido conservar y engrandecer. Sin ella no nos salvamos (Mc 16,16). Según san Juan, la fe consiste en creer en Jesucristo (Jn 3, 15); en recibirlo (1, 12); en escucharlo (5, 40), en seguirlo (8, 12); en permanecer en Él (15, 4-5), en su palabra (8, 31), en su amor (15, 9). Y así es como por la fe conocemos a Dios. Creer en El evangelio es condición indispensable para entrar en el Reino (Mc 1, 15).

La fe en Jesús realiza milagros (Mt 13, 58), sana y salva (Mc 5, 34). Por eso sin la fe es imposible agradar a Dios (Hb 11,6), y quien persevera en ella, obtendrá la vida eterna (Mt 10,22). Por supuesto que nadie está obligado a creer, es un acto libre y amoroso que sólo el hombre es capaz de hacer.

Lo que la Escritura nos dice es que Dios nos llama, pero sin coaccionar a nadie. Es la fe la que nos lleva a abandonarnos en las manos de Dios, pues sabemos de quién nos fiamos, Y dejamos nuestra suerte en sus manos, seguros y ciertos de que su bondad y misericordia nos acompañan todos los días de nuestra vida.


Las dificultades ponen a prueba nuestra fe y esperanza. La fe nos da nuevos ojos, para ver con los ojos de la fe a Jesús como lo vieron los discípulos. Guiarse por la fe es confiar en Dios, creer en lo que dice y hace. La fe compromete nuestra vida con lo que creemos.

No sirve una fe muerta, sino viva (St 2,14-26), por las obras y no por la fe se justifica la persona (St 2,24). Y la fe tiene que estar encarnada en el aquí, en nuestra historia. Es una pena ver como en pueblos cristianos se da una gran incoherencia. Para que sea viva necesita alimentarse de la palabra, de la oración y sacramentos y fortificarla en la vida.

El crecimiento de la fe es un proceso, como lo es el amor y la esperanza. 

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS - MARTES 28 DE JUNIO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Junio 28



Se dice que estamos en el siglo de las revoluciones, pero se olvida que la gran revolución la hizo en el mundo hace veinte siglos Jesucristo.

A veces, no suele ser muy respetuosa la intención de los que afirman que Jesús fue el gran revolucionario; pero la realidad es que se confunden dos clases muy distintas, y aún opuestas, de revolución.

Hay una revolución que busca el cambio por el camino de la violencia, del odio, de la guerra, de la destrucción, de la muerte; no es esa la revolución que nos trajo Cristo.

En cambio hay otra revolución que también busca el cambio, pero más profundo: no solo de estructuras o regímenes, sino de lo profundo del hombre; quiere un hombre nuevo en el que reine el amor, la justicia, la caridad, la paz, las buenas relaciones humanas, un hombre con un corazón grande, sencillo, limpio, tierno y compasivo que sepa perdonar, comprender, ayudar, en una palabra: amar.

“En esto consiste el amor: en vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios. Y el mandamiento que ustedes han aprendido desde el principio es que vivan en el amor” (2 Jn 6). En el amor está comprendida toda la ley.


* P. Alfonso Milagro

FELIZ NOCHE!!!


lunes, 27 de junio de 2016

EL EVANGELIO DE HOY LUNES 27 DE JUNIO 2016



Condiciones de los seguidores de Jesús
Tiempo Ordinario


Tiempo Ordinario. Si la cruz no llega a resultarnos fuente de felicidad ¿cómo podemos decir que la creemos redentora? 


Por: Xavier Caballero | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Mateo 8, 18-22
Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que vayas». Jesús le dijo: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». Jesús le dijo: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos». 

Oración introductoria
Señor, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. Teóricamente yo también quiero seguirte, ansío ser fiel a los innumerables dones de tu gracia; pero, bien conoces mi debilidad, mis apegos… Hoy me pongo de rodillas ante Ti y te suplico me des la luz y la fuerza de tu Espíritu Santo.

Petición
Ven, Espíritu Santo, aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad

Meditación del Papa
Quien lee atentamente el texto descubre que las Bienaventuranzas son como una velada biografía interior de Jesús, como un retrato de su figura. Él, que no tiene donde reclinar la cabeza, es el auténtico pobre; El, que puede decir de sí mismo: Venid a mí, porque soy sencillo y humilde de corazón, es el realmente humilde; Él es verdaderamente puro de corazón y por eso contempla a Dios sin cesar. Es constructor de paz, es aquel que sufre por amor de Dios: en las Bienaventuranzas se manifiesta el misterio de Cristo mismo, y nos llaman a entrar en comunión con Él. Pero precisamente por su oculto carácter cristológico las Bienaventuranzas son señales que indican el camino también a la Iglesia, que debe reconocer en ellas su modelo; orientaciones para el seguimiento que afectan a cada fiel, si bien de modo diferente, según las diversas vocaciones. (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 36).

Reflexión
El riesgo es parte sustancial de la condición humana. No se puede en este mundo hacer nada serio sin exponerse, con frecuencia, al fracaso. Y, desde luego, la única manera de no equivocarse nunca – es decir, de equivocarse siempre – es renunciar a toda aventura por pura cobardía. Sí, estamos por el riesgo y contra la seguridad. Estamos con la audacia frente a la comodidad. Creemos más humano el atrevimiento que la renuncia sistemática al combate.

El evangelio de hoy es uno de esos que solemos calificar como sólo para gente intrépida. El Hijo del Hombre no tiene dónde reclinar la cabeza....Todo un riesgo. Cuando nos acercamos a este pasaje podemos caer en el error de pensar que se refiere sólo a los llamados al sacerdocio, a la vida consagrada, etc. Y sin embargo, nos interpela a todos como cristianos. Forma parte de nuestra vocación. La vocación no es un lujo de elegidos ni un sueño de quiméricos. Todos llevan dentro encendida una estrella. A veces, la estrella es tan clara que mucha gente no la ve. Y es que una de las cosas importantes de la vida es la de descubrir cuál es metaluego, buscarla como una mezcla, a partes iguales, de ilusión y realismo. Sígueme, deja a los muertos sepultar a los muertos». Sólo con realismo nos quedaremos a ras de tierra. Sólo con ilusión nos romperemos las narices. No siempre es fácil. Pero, ¿es que puede ser un sacrificio amar a Alguien?

Con frecuencia hay que tomar la cruz; pero si la cruz no llega a resultarnos fuente de felicidad ¿cómo podemos decir que la creemos redentora? Somos cristianos. Nuestra vocación está unida a la de Cristo.

Repitamos hoy y hagamos vida en nuestro interior, la oración de J. H. Newman:

«Amado Señor, enséñanos a sufrir contigo; haz que el sufrir por amor a ti, sea dulce para nosotros, y santifica con tus méritos todos nuestros sufrimientos. A ti, Jesús, fuerza y sostén del universo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén»
Propósito

Ante el Santísimo Sacramento, revisar mi vida: ¿qué me pide Dios que no he querido darle?

Diálogo con Cristo 
Señor, el ambiente y los medios de comunicación buscan imponer un estilo de vida donde lo práctico y el bienestar ocupan el primer lugar. Seguirte, comprometer la vida al ideal del Evangelio, es ir contra corriente. Así es, y así ha sido siempre. No permitas que me engañe, que busque evadir mis responsabilidades. Ayúdame a saber vivir mi misión, identificándome plenamente con el ideal que me propone tu Evangelio.

SALMO 49: ATENCIÓN, LOS QUE OLVIDÁIS A DIOS


Salmo
Sal 49



R/. Atención, los que olvidáis a Dios

«¿Por qué recitas mis preceptos
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos?» R/.

«Cuando ves un ladrón, corres con él;
te mezclas con los adúlteros;
sueltas tu lengua para el mal,
tu boca urde el engaño.» R/.

«Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre;
esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.» R/.

«Atención, los que olvidáis a Dios,
no sea que os destroce sin remedio.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.» R/.

QUÉ APRENDISTE HOY?


¿Qué aprendiste hoy?



Los años juveniles son para adquirir buenos hábitos. La única diferencia entre el adulto fracasado y el que ha tenido éxito está en la diferencia de sus hábitos. Los buenos hábitos son la clave de todo éxito. Por lo tanto valoriza el tiempo de formación, en que pones la base de tu futuro. Persevera en el esfuerzo, aun si no ves resultados inmediatos.

Leo Buscaglia cuenta que su padre le inculcó la idea de no ir nunca a dormir sin aprender ese día algo nuevo. Para reforzar ese principio, preguntaba a cada uno de sus hijos en la cena: ¿Qué aprendiste hoy? Y exponían algo de lo aprendido, aunque fuera el número de habitantes de Nepal. Este ritual establecido los obligaba a pensar qué podrían decir cada noche. Refiere Buscaglia que llevó un diccionario al comedor y, momentos antes, leía una palabra desconocida y la memorizaba. Ese fue el comienzo de su vocación a la literatura.

Tu crecimiento personal depende de los hábitos buenos que vas incorporando a tu vida. Uno de estos hábitos es la actitud de formación permanente, superándote de día en día, porque “crecer es un aprendizaje constante y culmina cuando nos retiramos de esta fiesta que es la vida”. El Señor te acompañe con su bondad.


* Enviado por el P. Natalio

JUNIO, MES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - DÍA 27 - CONFIANZA Y AMOR


Nardo del 27 de Junio
¡Oh Sagrado Corazón, confianza y amor!

Meditación: Jesús, mi corazón se ha puesto triste...porque Tú, que tanto nos quisiste, que nos redimiste, nos miras a través de los siglos y nos dices lleno de dolor y de amor: "...la falta de confianza lastima mis entrañas...". Señor, Tú sabes lo que siento cuando te veo clavado y muriendo por Amor, pero sin recibir amor, pues hoy nuevamente te lo negamos. No confiamos en Vos, no creemos que eres el único Dios, no vivimos para Vos, pues si te amáramos confiaríamos en Ti, y Tú serias nuestro único descanso. Señor, mi amado, Tu sabes que te amo y que por ti clamo, pero también sabes cuan pequeño es mi amor, pues muchas veces te he negado. Hoy Te pido perdón, y como sabes bien que Tú eres mi querer, te pido que aumentes mi fe, que me bañes en el manantial de Tu amor, para ser así el más fiel a mi Rey. Que sea como Tu Mamá: fiel por toda la eternidad. Y hoy te digo despacito y al oído, a Ti, Mi Cristo, a Ti, Mi Señor Bendito: "Sagrado Corazón de Jesús, en Ti confío. Sé mío".

Jaculatoria:¡Enamorándome de Ti, mi Amado Jesús!

¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada Latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre si. Amén.

Florecilla: Digamos varias veces al día "Sagrado Corazón de Jesús en Ti confío, más aumenta mi fe".

Oración: Diez Padre Nuestros, un Ave María y un Gloria.



LOS CINCO MINUTOS DE DIOS, LUNES 27 DE JUNIO


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Junio 27



No es lo mismo el fracaso del apostolado que el fracaso del apóstol; el confundir las dos cosas puede llevar a un conformismo estéril o a un desaliento derrotista.

El fracaso de la acción apostólica puede ser no culpable e imprevisible; en último término, la decisión la toma cada persona en uso de su libertad, sin presiones de ninguna clase. Se podrán poner todas las condiciones previas, se podrán dar todos los pasos requeridos y, sin embargo, no conseguir lo que se pretende, por chocar contra la dureza de un corazón cerrado.

Pero lo más triste será el fracaso del apóstol, que el apóstol no se haya sentido apóstol, que no haya obrado como tal, que no se haya preocupado por la realización de su ideal: esto constituye el fracaso del apóstol, que lleva lógicamente, no tanto al fracaso cuanto a la negación de la acción apostólica.

“Tengo la certeza de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni las potestades, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios, manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor” (Rom 8,38-39). Es el amor al Señor el que nos debe mover en toda nuestra acción apostólica; si amamos al Señor Jesús, debemos invitar a todos a amarlo.


* P. Alfonso Milagro

ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO EN ALIVIO DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO


Súplicas a nuestra Señora del Perpetuo Socorro en alivio de las almas del Purgatorio.


¡Oh Madre del Perpetuo Socorro! Tan grande es tu bondad, que no puedes descubrir miserias sin compadecerte. Mira, te suplicamos, con caritativos ojos las afligidas almas que sufren en el purgatorio, sin poderse procurar alivio alguno en sus tremendas penas, y muévete a compasión. Por tu piedad y por el amor que tienes a Jesús, te pedimos mitigues sus sufrimientos, y les procures eterno descanso. Pero ¡ah! ¡Cuán dolorosa debe  ser para tu maternal corazón la conducta de innumerables cristianos, que dejan en el olvido a las pobres almas del purgatorio! ¡Esperan nuestros sufragios y apenas hay quien se acuerde de ellas! ¡O María! dígnate inspirar a todos los fieles una tierna y viva compasión por nuestros hermanos difuntos; comunícales un ardiente deseo de ofrecer por ellas obras satisfactorias, y ganar, en su favor, cuantas indulgencias les sean aplicables, a fin de que pronto vayan a gozar de Dios. Oye ahora las súplicas que por ellas te hacemos:

Para que salgan de aquella tenebrosa cárcel, imploramos tu perpetuo socorro, oh Madre de bondad.

Para que Dios les perdone la pena de sus pecados (*)
Para que se abrevie el tiempo de sus sufrimientos,
Para que se apaguen sus llamas abrasadoras,
Para que un rayo de luz celestial ilumine sus horrendas tinieblas,
Para que alcancen alivio en sus penas y amargas angustias,
Para que su tristeza se cambie en perpetua alegría, imploramos tu perpetuo socorro, oh Madre de bondad.
Para que se mitigue su ardiente sed de los bienes eternos, (*)
Para que se llenen pronto sus deseos vivísimos de entrar en la gloria.

Por las almas de nuestros padres e hijos, 
Por las almas de nuestros parientes,
Por las almas de nuestros amigos, 
Por las almas de nuestros bienhechores, 
Por las almas que sufren en aquellas llamas por culpa nuestra,
Por las almas de aquellos, que en su vida nos hicieron sufrir,
Por las almas más desamparadas,
Por las almas que sufren mayores tormentos,
Por las almas que están más cerca de entrar en el cielo,
Por las almas que durante su vida te han amado más a ti y a tu divino Hijo, 
Por las almas de aquellos que sufren hace más tiempo,
Por todas las benditas almas del purgatorio,
Por tu inefable misericordia,
Por tu inmenso poder, imploramos tu perpetuo socorro, oh Madre de bondad, (*)
Por tu maternal bondad, 
Por tu incomparable maternidad, 
Por tus preciosas lágrimas,
Por tus acerbos dolores, 
Por tu santa muerte,
Por las cinco llagas de tu amado Hijo,
Por su dolorosísima muerte en el árbol de la Cruz,
Para que se apliquen con abundancia a los difuntos las súplicas de los vivos,
Para que la gloriosa legión de los santos las socorra sin cesar, 
Para que los nueve coros de los ángeles las reciban con regocijo,
Para que tus ojos maternales les echen una mirada de compasión,
Para que las haga felices la vista de tu divino Hijo, Para que por la contemplación de la Santísima Trinidad sean bienaventuradas,
Para que se haga cada día más fervorosa nuestra devoción a las almas,

Para que se ofrezcan siempre más y más oraciones, indulgencias y obras satisfactorias por ellas,

Para que nosotros recibamos el premio eterno de nuestra devoción a las almas, imploramos tu perpetuo socorro, oh Madre de bondad.
Para que las almas, que hayamos librado del purgatorio, hagan un día lo mismo con nosotros, imploramos tu perpetuo socorro, oh Madre de bondad.

Oración: ¡Oh Madre compasiva del Perpetuo Socorro!, mira te ruego, a esas afligidas almas que la justicia de Dios tiene sumergidas en las llamas del purgatorio. Ellos son caros objetos del amor de tu divino Hijo; ellas lo han amado durante su vida, y al presente se abrasan en deseos de verle y poseerle; pero no pueden romper sus cadenas por sí mismas, ni salir del fuego terrible que las devora. ¡Conmueva tu tierno corazón la vista de su dolor!  Dígnate consolar a esas almas que te aman y suspiran sin cesar por Ti; son hijas tuyas, muestra que eres para ellas Madre del Perpetuo Socorro. Visítalas, mitiga sus penas, abrevia sus sufrimientos, y apresúrate a librarlas alcanzando de tu divino Hijo les aplique los méritos infinitos del santo sacrificio que por ellas se celebra.
Amén.
Un Credo por los devotos.


Cortesía de: José Gálvez Krüger

IMÁGENES DE NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO















HOY SE CELEBRA NUESTRA SEÑORA DEL PERPETUO SOCORRO, 27 DE JUNIO

Hoy se celebra a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Por Abel Camasca



 27 Jun. 16 (ACI).- El 27 de junio se celebra la Fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, patrona de los Padres Redentoristas y cuyo icono original está en el altar mayor de la Iglesia de San Alfonso.

Esta imagen recuerda el cuidado de la Virgen por Jesús, desde su concepción hasta su muerte, y que hoy sigue protegiendo a sus hijos que acuden a ella.

Se dice que en el siglo XV un comerciante adinerado del Mar Mediterráneo tenía la pintura del Perpetuo Socorro, aunque se desconoce el cómo llegó a sus manos. Para proteger el cuadro de ser destruido, decidió llevarlo a Italia y en la travesía se desató una terrible tormenta.

El comerciante tomó el cuadro en alto, pidió socorro y el mar se calmó. Estando ya en Roma, él tenía un amigo, a quien le mostró el cuadro y le dijo que un día el mundo entero rendiría homenaje a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.


Después de un tiempo, el mercader enfermó y, antes de morir, le hizo prometer a su amigo que colocaría la pintura en una iglesia ilustre. Sin embargo, la esposa del amigo se encariño con la pintura y este no realizó su promesa.

Nuestra Señora se le apareció al hombre en varias ocasiones pidiéndole cumpliera, pero al no querer disgustar a su mujer, enfermó y murió. Más adelante la Virgen habló con la hija de seis años y le dio el mismo mensaje de que deseaba que el cuadro fuera puesto en una iglesia. La pequeña fue y se lo contó a su madre.

La mamá se asustó y a una vecina que se burló de lo ocurrido le vinieron unos dolores tan fuertes que solo se alivió cuando invocó arrepentida la ayuda de la Virgen y tocó el cuadro. Nuestra Señora se volvió a aparecer a la niña y le dijo que la pintura debía ser puesta en la iglesia de San Mateo, que quedaba entre las Basílicas Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. Finalmente, así se hizo y se obraron grandes milagros.

Siglos después, Napoleón destruyó muchas iglesias, entre ellas la de San Mateo, pero un padre agustino logró llevarse secretamente el cuadro y más adelante fue colocado en una capilla agustiniana en Posterula.

Los Redentoristas construyen la Iglesia de San Alfonso sobre las ruinas de la iglesia de San Mateo y en sus investigaciones descubrieron que antes ahí estaba el milagroso cuadro de del Perpetuo Socorro y que lo tenían los Agustinos. Gracias a un sacerdote jesuita conocieron el deseo de la Virgen de ser honrada en ese lugar.

Es así que el superior de los Redentoristas solicitó al Beato Pío IX, quien dispuso que el cuadro fuera devuelto a la Iglesia entre Santa María la Mayor y San Juan de Letrán. Asimismo, encargó a los Redentoristas que hicieran que Nuestra Señora del Perpetuo Socorro fuera conocida.

Los Agustinos, una vez que supieron la historia y el deseo del Pontífice, gustosos devolvieron la imagen mariana para complacer a la Virgen.

Hoy en día la devoción a Nuestra Señora del perpetuo Socorro se ha expandido por diversos lugares, construyéndose iglesias y santuarios en su honor. Su retrato es conocido y venerado en todas partes del mundo.

LA FE DE LOS ATEOS


La fe de los ateos
La fe y la razón son dos alas que nos elevan a la contemplación de la verdad


Por: Íñigo Alfaro | Fuente: Fluvium.org 




Xavier Zubiri decía –palabras más, palabras menos– que todos creemos en un Dios, lo que pasa es que no nos ponemos de acuerdo en cuál. La idea es tan provocadora como cierta. Provocadora del porqué basta asomarse un poco al mundo para darse cuenta de que hay muchos hombres y mujeres que afirman, sin pestañear, que Dios no existe. Cierta, porque si esas personas lo reflexionasen a fondo se darían cuenta de que su ateísmo va de la mano de una gran fe. Una fe tal vez mayor que la de los creyentes.

Porque la inmensa mayoría de los hombres y mujeres de todos los tiempos que han observado el mundo con sencillez –lo cuál no quiere decir sin pensar–, se ha dado cuenta de que lo más lógico es que exista un Dios que organice este jaleo cósmico y que lo haya guiado hacia ese milagro que llamamos vida. Porque por mucho que quitemos a Dios de en medio, el universo y sus maravillas nos siguen preguntando: ¿a dónde vamos? ¿De dónde venimos? La primera pregunta es más fácil de responder con banalidades: a ninguna parte; a la nada; no se sabe, etc.

Creo que, a la hora de la verdad, cuando la vida apriete, la muerte nos acaricie o, simplemente, cuando tengamos un minuto para pensar, ninguna de esas respuestas nos consolará. Mientras tanto, para los que responden así, basta con no preocuparse demasiado.

La segunda pregunta es más complicada. Las banalidades tienen que ser más sofisticadas. El porqué del universo no puede responderse con un simple “porque sí”. Por eso los ateos se han visto obligados a buscar otras respuestas que les sacien o que, al menos, les tranquilicen

Por un lado están quienes, para salvar la ínfima probabilidad de la aparición de la vida, dicen que, en realidad, éste no es si no uno de los millones de universos que han existido y que ha sido precisamente en éste donde ha surgido la vida. La idea no está mal, incluso tiene cierto ingenio. Pero es totalmente gratuita e indemostrable. Si escribiésemos un libro al respecto, tendría que ser de ciencia ficción.

Por otro lado están los que, para salvar las apariencias, se agarran al darwinismo como los náufragos de la balsa de medusa en medio de un mar de incongruencias. Hay que reconocer que Darwin tenía algo de razón, pero pretender que el ciego azar sea el creador de la inteligencia humana es como pretender que Rompetechos pintó la Capilla Sixtina.

Existen muchos más intentos de respuesta, pero la mayoría son una variante más o menos manida de los anteriores. El problema de estas afirmaciones es que, al final, requieren de una gran dosis de fe para ser aceptadas. Porque –si creer es aceptar lo que no vemos- creer que la vida ha surgido por la existencia de infinitos –e indemostrables– universos supone un gran acto de fe. Porque creer que la inteligencia es fruto de una casualidad inconsciente es otro gran acto de fe.

Ambos son actos de fe mucho mayores que creer que Dios ha creado, y dirige con sus leyes y con su amor, el universo en el que vivimos. Es verdad que la razón humana no puede decirnos todo sobre Dios. Es más, nos dice muy poco y pretender lo contrario sería muy pretencioso. Pero que Dios existe, está perfectamente a su alcance.

En cambio, creer en el dios azar o en el mito de los infinitos universos parece más práctico. Ninguno de ellos puede reclamarnos la justicia, la coherencia de vida, el amor o el respeto por los demás. Pero tienen un problema: ni respetan la realidad ni respetan la inteligencia humana. Son actos de fe irracionales y nos convierten en seres aislados y egoístas.

Al final –y también al principio– resulta que lo más razonable es creer en Dios. Por eso ya decía Juan Pablo II que la fe y la razón son dos alas que nos elevan a la contemplación de la verdad. El que encuentre a Dios con la razón será capaz de ver el mundo con mucha mayor amplitud y perspectiva, pero sin perder pie en la realidad. El que, además, crea lo que la revelación le dice podrá vivir en plenitud –aunque cueste– y sentirse amado siempre, hasta la eternidad. El que tenga que apostar que no lo dude.

FELIZ DÍA!!!


domingo, 26 de junio de 2016

MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE JUNIO DEL 2016

Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Lc 9, 51-62

SIN INSTALARSE NI MIRAR ATRÁS

Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Lo esencial. Nada hay más importante o decisivo. Precisamente por eso, Lucas describe tres pequeñas escenas para que las comunidades que lean su evangelio, tomen conciencia de que, a los ojos de Jesús, nada puede haber más urgente e inaplazable.

Jesús emplea imágenes duras y escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus palabras plantean en el fondo una sola cuestión: ¿Qué relación queremos establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?

Primera escena

Uno de los que le acompañan se siente tan atraído por Jesús que, antes de que lo llame, él mismo toma la iniciativa: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le hace tomar conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza».

Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar. No ayuda a ganar dinero o adquirir poder. Seguir a Jesús es «vivir de camino», sin instalarnos en el bienestar y sin buscar un falso refugio en la religión. Una Iglesia menos poderosa y más vulnerable no es una desgracia. Es lo mejor que nos puede suceder para purificar nuestra fe y confiar más en Jesús.

Segunda escena

Otro está dispuesto a seguirle, pero le pide cumplir primero con la obligación sagrada de «enterrar a su padre». A ningún judío puede extrañar, pues se trata de una de las obligaciones religiosas más importantes. La respuesta de Jesús es desconcertante: «Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a anunciar el reino de Dios».

Abrir caminos al reino de Dios trabajando por una vida más humana es siempre la tarea más urgente. Nada ha de retrasar nuestra decisión. Nadie nos ha de retener o frenar. Los «muertos», que no viven al servicio del reino de la vida, ya se dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de Dios y su justicia.

Tercera escena

A un tercero que quiere despedir a su familia antes de seguirlo, Jesús le dice: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al reino de Dios quedándonos en el pasado. Trabajar en el proyecto del Padre pide dedicación total, confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras los pasos de Jesús.

LECTURAS BÍBLICAS Y EL EVANGELIO DE HOY DOMINGO 26 DE JUNIO DEL 2016


XIII del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Domingo 26 de Junio de 2016

“Dejar todo lo tuyo para tenerlo todo… siendo suyo“



Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes 19,16b.19-21

En aquellos días, el Señor dijo a Elías: «Unge profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»
Elías se marchó y encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.»
Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?»
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.

Palabra de Dios    

______________________

Salmo
Salmo Responsorial: 15,1-2a.5.7-8.9-10.11

R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.

______________________

Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5,1.13-18

Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la Ley se concentra en esta frase: «Amarás al prójimo como a ti mismo.» Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente. Yo os lo digo: andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Hay entre ellos un antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais. En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la Ley.

Palabra de Dios

SERVIR A LOS HOMBRES O A DIOS?


¿Servir a los hombres o a Dios?
¿He optado por el Señor de tal modo que ya nada me puede separar de Él?


Por: Fernando Pascual, L.C. | Fuente: Catholic.net 




Hay dos modos antitéticos de vivir. En el primero, se busca contentar y servir a los hombres dejando de lado a Dios. En el segundo, se busca servir y amar a Dios y a los hombres.

San Pablo invita a vivir como “esclavos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios; de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres; conscientes de que cada cual será recompensado por el Señor según el bien que hiciere: sea esclavo, sea libre” (Ef 6,6?8).

Cada día escojo cómo vivir. ¿Sirvo al mundo, a sus intereses, a las modas, a los que me piden menos fidelidad y más adaptación? ¿Busco mantener mi fama ante los familiares y amigos, aunque eso signifique apartarme de Cristo?

O, por el contrario, ¿he optado por el Señor de tal modo que ya nada me puede separar de Él? Son preguntas decisivas, que dividen a los seres humanos en dos grandes grupos: los que optan por acoger a Cristo, o los que optan por ignorarlo, rechazarlo u olvidarlo.

La disyuntiva está ante mis ojos. En este día puedo optar según la lógica del mundo, que huye de la cruz y que prefiere la puerta que lleva a la perdición (cf. Mt 7,13). O puedo coger mi propia cruz para ir detrás del Maestro (cf. Mt 16,24).



Si sirvo a los hombres, al final descubriré el engaño de una vida encerrada en sí misma, en la que faltaba la verdadera esperanza. Si sirvo a Dios, con alegría, entraré por el camino del Amor. Entonces me convertiré en esclavo de Cristo (cf. 1Cor 7,22) y en verdadero servidor de mis hermanos...
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...