jueves, 4 de febrero de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: JUEVES 4 DE FEBRERO DEL 2016


Llama Jesús a los doce y los envía de dos en dos
Tiempo Ordinario


Marcos 6, 7-13. Tiempo Ordinario. Ser cristiano es vivir según los mandamientos de Cristo y además ser misionero para transmitir a todos los hombres su mensaje. 


Por: Luis Jesús Rodríguez | Fuente: Catholic.net 



Del santo Evangelio según san Marcos 6, 7-13
Y llama a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos». Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Oración introductoria
Señor, tú has querido llamarme a ser cristiano, no sólo para estar contigo, sino también para enviarme a predicar tu mensaje a los hombres y mujeres con quienes me encuentre. Te pido en esta oración por las familias cristianas para que sean un verdadero testimonio para el mundo.

Petición
Señor, haz que te conozca más profundamente para amarte más y transmitirte mejor.

Meditación del Papa Francisco
Cuántas veces pensamos la misión en base a proyectos o programas. Cuántas veces imaginamos la evangelización en torno a miles de estrategias, tácticas, maniobras, artimañas, buscando que las personas se conviertan en base a nuestros argumentos. Hoy el Señor nos lo dice muy claramente: en la lógica del Evangelio no se convence con los argumentos, con las estrategias, con las tácticas, sino simplemente aprendiendo a alojar, a hospedar.
La Iglesia es madre de corazón abierto que sabe acoger, recibir, especialmente a quien tiene necesidad de mayor cuidado, que está en mayor dificultad. La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón.
Hospitalidad con el hambriento, con el sediento, con el forastero, con el desnudo, con el enfermo, con el preso, con el leproso, con el paralítico. Hospitalidad con el que no piensa como nosotros, con el que no tiene fe o la ha perdido. Y, a veces, por culpa nuestra. Hospitalidad con el perseguido, con el desempleado. Hospitalidad con las culturas diferentes, de las cuales esta tierra paraguaya es tan rica. Hospitalidad con el pecador, porque cada uno de nosotros también lo es. (Homilía de S.S. Francisco, 12 de julio de 2015).
Reflexión 
La llamada de Cristo a la fe no es una llamada estática, es una llamada a conocerlo cada vez más para transmitirlo mejor. Ser cristiano no significa sólo vivir según los mandamientos de Cristo, significa además ser misionero para transmitir a todos los hombres su mensaje, que es un mensaje de paz. Sin embargo, esta proclamación del mensaje de Cristo debe respetar la libertad de los hombres de acogerlo o no.

Propósito
Ofrecer mis actividades del día por el familiar que vive más alejado de Dios.

Diálogo con Cristo
Jesús, haz que viva mi vocación de cristiano fielmente, no apegado a las cosas materiales, sino buscando en todo tu mayor gloria. Haz que cumpla mi vocación de evangelizador en el lugar donde Tú me has puesto en esta vida. Te pido que mi familia viva cada día más unida a Ti, y así podamos un día todos gozar para siempre de Ti y de tu Madre Santísima.


"La muerte y resurrección de Cristo son el corazón del cristianismo, eje y soporte de nuestra fe y motivo de nuestra alegría" (Benedicto XVI, Audiencia, 19 de mayo de 2010)

Preguntas o comentarios al autor  Luis Jesús Rodríguez

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: JUEVES 4 DE FEBRERO 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Febrero 4



No es posible que todos te acepten; mientras unos aplaudirán nuestras obras, otros las rechazarán. Si eres bueno, los que no lo son te rechazarán; y si eres como ellos, te rechazará Dios; si eres justo, serás perseguido por los injustos; pero si eres injusto, los justos sufrirán por ti. Si te muestras soberbio y altivo; los humildes no podrán aplaudirte; aunque, si eres humilde, te verás despreciado por los soberbios. Si te preocupas por los demás, los egoístas se reirán de ti y te tildarán de loco y, si dejas que el egoísmo invada tu vida, los que sufren esperarán tu ayuda inútilmente.

Debes elegir lo que prefieres para tu vida: ser aceptado por los malos, por los soberbios y egoístas, o ser como los buenos, como los humildes, como los que se sacrifican por los demás.
Y en último término, así estás eligiendo si quieres ser rechazado por Dios, o ser aceptado por Él.

Ni a Cristo mismo lo aceptaron todos; y como los discípulos no puedan ser de distinta condición que el Maestro, los cristianos debemos estar dispuestos a ser rechazados por el mundo y los mundanos. “Serán odiados por todos a causa de mi Nombre; pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas” (Lc 21, 17-19)


* P. Alfonso Milagro

MADRES INVISIBLES


Madres invisibles
Una madre es tan especial, que hasta el mismo Dios se hizo hombre para tener una. Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mamá.


Por: P. Dennis Doren L.C. | Fuente: Catholic.net 




Una madre es alguien tan especial, que hasta el mismo Dios se hizo hombre para tener una...

Ese es el gran privilegio de ser mamá; nosotros los hijos, aunque muchas veces no lo reconocemos, nos admiramos y nos sentimos orgullosos de nuestras mamás, realmente no tenemos palabras para agradecerles ese trabajo silencioso y sacrificado, constante y lleno de cariños. Les comparto esta reflexión que me acaba de llegar de una mamá que tiene 8 hijos, que está al "pie del cañón" y que hoy, con este testimonio, tiene nuevas pilas para seguir "dando su vida por sus tesoros más grandes, que son sus hijos.."

Hay días en que se siente el peso cuando eres madre de familia; hay días en que todo te fastidia, como cuando estás en el teléfono y uno de los chicos entra a decirte que si lo puedes llevar a tal lado, o que si le das esto ó aquello, como si no fuera obvio que en ese momento estás ocupada; por dentro piensas ¿qué no ves que estoy en una llamada? obviamente no, ni lo toman en cuenta; igual si estás cocinando, o limpiando el piso, o poniendo la ropa en la lavadora; parece que fueras una persona invisible; la mamá invisible. 

Algunos días se siente como si fueras solo un par de manos: ¿me arreglas esto?, ¿me abres esto?, ¿me amarras acá?, ¿me abotonas?, otros días me he sentido un reloj que sólo da la hora o la guía del Sky...¿en qué canal está el Disney Channel?... 

Otras veces he estado segura de que estas manos, que alguna vez sostuvieron libros entre sí, hicieron excelentes trabajos en la universidad y recibieron el título, se han perdido entre frijoles fritos, arroz y guisados, lavadoras y el volante del auto. 

Una noche, asistí a una reunión de amigas para dar la bienvenida a una de ellas que volvía de un viaje increíble; estaba ahí sentada y en un momento empecé a comparar mi vida con la suya y no pude dejar de compadecerme; de pronto, ella se me acercó con un paquete envuelto para regalo y me dijo: te traje este libro de las más hermosas catedrales en Europa; de repente no entendí porqué me lo había traído; llegué a mi casa, lo abrí y la dedicatoria era: 


A____ con admiración, por la grandeza de lo que está construyendo cuando nadie la ve.

En los días posteriores me devoré el libro y descubrí en él verdades que cambiaron mi vida. Nadie puede decir con certeza quiénes construyeron estas magníficas catedrales, no se tiene registro de sus nombres. Estos constructores trabajaron toda su vida en una obra que nunca verían terminada; hicieron grandes esfuerzos y nunca esperaron crédito. Su pasión por el trabajo era alimentada por su fe y por la convicción de que nada escapa a la mirada de Dios. 

El libro cuenta la anécdota de un hombre poderoso que fue a supervisar la construcción en una de estas catedrales y se encontró con uno de los trabajadores que tallaba un pajarito en una de las vigas de madera que sostendrían el techo; curioso, le preguntó que porqué perdía su tiempo tallando esa figurilla en una viga que nadie vería, ya que sería cubierta con yeso y le respondió: porque Dios sí lo ve.

Cuando terminé el libro, todo tuvo sentido; fue como si escuchara la voz de Dios murmurando en mi oído: ya ves, hijita, ningún esfuerzo o sacrificio que haces pasa desapercibido a mis ojos, aún cuando estés realizando tus labores en soledad; ningún botón que pegues, ninguna malteada de chocolate que hagas es un acto demasiado pequeño para que yo no lo vea y eso me haga sonreír. Estás construyendo una gran catedral, sólo que ahora no puedes ver en lo que tus esfuerzos se convertirán.

Ahora entiendo que ese sentimiento de invisibilidad que sentí, no era una aflicción, era el antídoto para mi egoísmo y mi orgullo; era la cura para el querer estar siempre en el centro.

Me ha ayudado mucho a ubicarme el verme a mí misma como una constructora. El autor de este libro dice que en la actualidad no se construyen este tipo de edificios porque ya no hay personas con ese espíritu de sacrificio que estén dispuestas a dar su vida en una labor que a la mejor nunca vean concluída.

Cuando pienso en eso, sólo deseo que cuando mi hijo invite a sus amigos a la casa, no les diga: te invito porque mi mamá se levanta a las seis a.m. a hacer unos pays deliciosos, además plancha personalmente los manteles en los que nos sirve la comida y trapea a rodilla la sala y comedor, porque eso sería estarme construyendo un monumento a mí misma; no, lo que deseo desde el fondo de mi corazón es que mi hijo les diga: te invito a mi casa porque ahí te la vas a pasar muy bien.

Mi meta es hacer de mi casa un verdadero hogar, un lugar a donde mis hijos quieran llegar porque puedan estar felices y relajados y que por esa razón, quieran traer a sus amigos. 

Como madres de familia, estamos construyendo grandes catedrales; mujeres y hombres de bien; almas que vayan al cielo y lleven entre sus manos a todos los suyos. Mientras laboramos, no podemos estar absolutamente seguras si lo estamos haciendo bien, pero un día, es muy posible que el mundo se maraville, no sólo por lo que habremos construído, sino por el bien y la belleza que habremos aportado, por todo el trabajo silencioso de las madres invisibles. 

Una madre es alguien tan especial, que hasta el mismo Dios se hizo hombre para tener una. Detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mamá...

SALVAR EL ALMA


Salvar el alma



Pocos son los que saben que lo único realmente importante en esta vida es salvar la propia alma. Pues efectivamente si perdemos el alma, si nos perdemos para siempre en el abismo infernal, lo habremos perdido todo para siempre. En cambio, si nos salvamos, seremos felices para toda la eternidad.

Por eso tantos santos se retiraron del mundo a hacer penitencia, pues se pusieron a considerar la palabra “eternidad”, y lo que ella significa; y entendieron que según fuera su vida en este mundo, les esperaría una eternidad de dicha sin fin, o de horror sin límites.

Entonces es muy bueno que tengamos presente que lo que realmente importa en este mundo es salvar el alma. Todo lo demás es cosa secundaria, aunque parezcan problemas graves, pues todo quedará de este lado del sepulcro, en cambio nuestra alma es sempiterna y existirá ya para siempre, en uno u otro lugar: Cielo o Infierno.

Si miramos todas las cosas a la luz del más allá, sí que entenderemos mejor las cosas que pasan en este mundo, porque ¿de qué sirve una vida de placer aquí, si luego se pierde el cuerpo y el alma en el Infierno eterno? Y ¿qué terrible puede ser una vida de dolor y sufrimiento en este mundo, si pronto tendrá un final, y luego se volará al Cielo a gozar para siempre de una Felicidad inenarrable?

Las cosas del mundo y de la vida cotidiana, adquieren una nueva dimensión vistas a la luz del más allá, porque esta vida en la tierra es muy fugaz. ¡Qué locura perder la eternidad de dicha, por gozar de un miserable y carnal placer en este mundo!

Estamos a tiempo todavía de dar el valor justo a cada cosa: a nuestra alma, la mayor atención, evitando el pecado y esforzándonos para adelantar en la virtud, lo cual será una buena inversión para el futuro, para cuando nos llegue la muerte y nos presentemos ante Jesucristo Juez en el juicio particular, donde recibiremos nuestra retribución eterna.

¿Qué importa si en este mundo somos unos fracasados, o sufrimos mucho, o vivimos en las desgracias, si después de esta corta vida nos espera la alegría del Cielo? ¿Y de qué sirve que lo pasemos bien en este mundo si luego nos tragará el abismo infernal?

Por ello tenemos que mirar todas las cosas a la luz del más allá, a la luz de la fe, con los ojos de Dios, y entonces tendremos la sabiduría de los santos.


© Sitio Santísima Virgen

EL FAVOR QUE PIDE PAPA FRANCISCO PARA SU VISITA A LA VIRGEN DE GUADALUPE EN MÉXICO


El favor que pide Papa Francisco para su visita a la Virgen de Guadalupe en México




 (ACI).- A poco más de una semana de iniciar su viaje apostólico a México, el Papa Francisco concedió una entrevista donde expresó su cariño por Nuestra Señora de Guadalupe, por quien siente “seguridad, ternura”; y pidió a los mexicanos que cuando visite la Basílica dedicada a la Madre de Dios, le permitan estar “un ratito solo delante de la imagen. Es el favor que les pido”.

“¿Qué siento por ella? Seguridad, ternura. Cuántas veces estoy con miedo de algún problema o que ha sucedido algo feo y uno no sabe cómo reaccionar, y le rezo, me gusta repetirme a mí mismo: ‘No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?’. Son palabras de Ella: ‘No tengas miedo’. Es lo que más me dice Ella”, expresó el Papa a la agencia Notimex.

Francisco recordó que ha estado en México dos veces: la primera en la década de 1970 para una reunión de la Compañía de Jesús y luego en 1999 cuando San Juan Pablo II firmó y entregó la exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in America. “Las dos veces fui a visitarla, a la Señora, a la Madre, a la Madre de Dios por quien se vive. La primera vez, en la vieja Villa. La segunda vez, en la actual Basílica, en el actual templo”, señaló.



El Santo Padre explicó que otra advocación mariana “quizás me inspire otra cosa”, pero cada vez que está frente a la Virgen de Guadalupe “y la miro allí, con esos ojos, haciendo esa síntesis cultural de ese Nuevo Mundo que está naciendo, esperando al Niño: ‘No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?’. Y no espero tanto el milagro de las flores. Siento eso, que es Madre, que cuida, que protege, que lleva adelante un pueblo, que lleva adelante una familia, que da calor de hogar, que acaricia con ternura y que te quita el miedo: ‘No tengas miedo Juancito’. Eso es lo que yo siento delante de la imagen”.

En ese sentido, recordó que una de las dos veces que fue a visitar el santuario, “me querían explicar la imagen y preferí que no, quedarme en silencio mirando. Dice mucho, es una imagen ‘decidora’, la imagen de una Madre que cobija, que cuida, que está metida en su pueblo, con la tez de su pueblo. Eso es lo que siento delante de Ella”.

El Pontífice también tuvo palabras para San Juan Diego, el indígena vidente de la Virgen de Guadalupe. Francisco recordó que cuando fue a Roma en el 2013 –el año que fue elegido Papa–, “estaba empezando a construir en Buenos Aires la parroquia San Juan Diego, la cual nombré en Buenos Aires, patrona de los floristas. San Juan Diego me dice mucho a mí, en su relación con la Virgen”.

“Hombre bueno, pero se tuvo que meter en todo ese mundo de convencer al obispo, y de esto… y sentir la humillación de que no le creían: ‘No tengas miedo, ¿acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre?’. Y él confió. Milagro de las flores, sí es posible porque la Madre es la gran flor de México”, afirmó.

Finalmente, el Santo Padre hizo un pedido al pueblo mexicano: “Lo que pediría es –pero como un favor, a ustedes– que esta vez, que va a ser la tercera que piso suelo mexicano, me dejen un ratito solo delante de la imagen. Es el favor les pido. ¿Me lo van a hacer?”.

LA VIDA UN LABERINTO


La vida un laberinto



Tener fe es haber descubierto el inmenso amor que Dios tiene por ti; y, ante tan enorme y fascinante hallazgo, organizar tu vida como una respuesta fiel y coherente. El Espíritu de Dios, Espíritu de amor, te ayude a interiorizar este pensamiento en la meditación, porque está en el centro de la auténtica relación con el Señor.

La vida no es un pasillo recto y fácil... por el que viajamos libres y sin obstáculos, sino un laberinto de pasajes en el que debemos hallar nuestro camino, perdidos y confundidos, una y otra vez, atrapados en un callejón sin salida. Pero, si tenemos fe, Dios siempre nos abrirá una puerta que aunque tal vez no sea la que queríamos, al final será buena para nosotros. A. Cronin

No basta escuchar y conocer las verdades de la fe: hay que vivirlas. “Dichoso el hombre que escucha la Palabra de Dios y la practica”. Sólo así tu vida adquirirá consistencia y nada la derribará, pasarás victorioso las pruebas de este mundo perecedero y tendrás junto a Dios una morada de eterna felicidad. El Señor te asista en el combate de la fe.


* Enviado por el P. Natalio

¿POR QUÉ NO ME CAMBIO DE IGLESIA?


¿Por qué no me cambio de Iglesia?
No podría vivir sin la Eucaristía. Sería incapaz de darle sentido a mi vida sin esa relación de amor con el Santísimo Sacramento.


Por: Padre Carlos Chavarría 




PRIMERA PARTE

Esta es una pregunta que me hicieron muchas veces antes de ser de sacerdote. Después creo que no se atrevían a hacérmela, pero se notaba en su mirada que la inquietud estaba a flor de piel. Después de meditar un poco, mi respuesta la podría dividir en dos partes. Las cuales, están totalmente vinculadas y la una sin la otra perdería su sentido original.

Por supuesto que en este artículo no se pueden desarrollar todos los elementos de la riqueza de nuestra fe. Primero porque aburriría a las tres personas que leen esta columna, y corro el riesgo de perder mi espacio en el periódico. Segundo, porque para expresar toda la riqueza de nuestra fe tendría que escribir una enciclopedia que debería contar con una infinidad de tomos. En definitiva, necesitaría todos los días de esta vida y parte de la vida eterna para hacer un desarrolla más o menos elemental sobre el tema. Pero como no es el caso hacer un desarrollo exhaustivo, me limitare a las dos razones por las cuales yo no cambio mi Iglesia.

La primera razón, que es la más importante y de la que depende todo, es que no podría vivir sin la Eucaristía. Sería incapaz de darle sentido a mi vida sin esa relación de amor con el Santísimo Sacramento. No podría mantener mi fidelidad si no fuera por el corazón palpitante de Jesús que se hace presente en la Eucaristía. Toda mi vida está plagada de encuentros de amor con el Santísimo Sacramento, las decisiones más importantes, los momentos de alegría y los momentos de tristeza, los he compartido con el Señor Sacramentado. Sentir que Dios está cerca, que se interesa por mí y que me espera siempre; para escucharme, consolarme y amarme; es algo que jamás podría cambiar por un par de dólares, o por sentir cosas diferentes, o simplemente porque toda mi familia o mis amigos han cambiado de religión. En definitiva, sin la presencia real del Señor en las especies Eucarísticas yo no podría vivir, es más, yo no podría “ser”.

La segunda razón, que está muy relacionada con la primera, es que amo demasiado mi libertad. Entendiendo la libertad como esa característica humana que me permite buscar mi bien y mi plenitud. Solo en la Iglesia he encontrado la posibilidad para educar y desarrollar mi libertad en plenitud. Donde la vocación de cada uno de los cristianos se desarrollo de acuerdo a su condición y sus carismas, donde la diversidad no es vista como un motivo de división sino como una fuente de riqueza. Donde se respeta el camino de santidad que el Señor ha designado para cada uno. Donde el ejercicio de la libertad siempre significa comprometerse con el otro para alcanzar la plenitud como personas. Donde no se hacen lavados de cerebro para que todos piensen lo mismo y actúen como autómatas. Donde la libertad no es vista con sospecha, sino como un gran don que Dios nos ha dado para poder participar en la comunión de su divinidad.


Ahora díganme ustedes, ¿por qué voy a cambiar todo esto?, ¿por un par de cantos bonitos?, ¿por una predicación superflua y manipulante que me hace llorar?, ¿por una sarta de mentiras fruto de un anacronismo histórico que es de una estupidez galopante?. O mejor dicho, ¿Cambiare toda la riqueza de mi fe, solo por comodidad o porque voy a ganar unos dólares más haciendo lo que no tuve valor de hacer cuando estaba del lado de la verdad?. Simplemente no cambio mi Iglesia porque no solo perdería algunas gracias, sino que me perdería a mí mismo. Por lo demás, cada uno es libre de elegir su propia condenación; o su propia salvación.



SEGUNDA PARTE:

La historia continua… Siempre he creído que las segundas partes de una película nunca son tan buenas como la primera, es más, todavía lo sigo creyendo. A excepción de algunas honrosas segundas partes, todas las demás son un poco de lo mismo. Con respecto a las segundas partes de los editoriales todavía soy más escéptico, porque pienso que al final se pierde el impacto de la palabra dicha anteriormente. Pero hoy, debido al clamor popular, voy a romper, solo por esta vez, esta norma de ideales de intelectualoide esnob.

Otro motivo por el cual yo no cambiaria mi Iglesia: es la necesidad, que como ser humano, tengo de ser perdonado. Definitivamente, debido a que reconozco mis debilidades se que tarde o temprano, a veces más temprano que tarde, termino haciendo alguna cosa que causa una ofensa a Dios, a mi mismo o a los demás. En esos momentos cuando la culpa me embarga, el remordimiento de conciencia me mata y el arrepentimiento me estruja el alma; siempre necesito que alguien me diga te perdono, ¡ánimo! Te devuelvo tu dignidad para que tengas una nueva oportunidad y puedas hacer las cosas mejor. Por supuesto, que esa nueva oportunidad solo me la puede dar Dios. Pero el Señor que nos conoce muy bien, sabe que humanamente necesitamos escuchar esas palabras, “te perdono de tus pecados… vete en paz”. Para solucionar ese problema nos regalo uno de los más maravillosos sacramentos; si, ese que están pensando: “la confesión”. En este sacramento puedo sentir la misericordia de Dios, puedo sentir su amor y, sobre todo, puedo sentir la voz del Señor que me dice te perdono y, si esto fuera poco, me da una nueva oportunidad para recomenzar. Por tanto, aunque a veces me cueste un poco confesarme, jamás cambiaria este maravilloso sacramento, por una “oración de sanación” de un “pastorcillo” gritón y trasnochado.

Otro motivo con un tinte un poco esteticista: no cambiaria mi fe por su belleza que se ha ido repujando con el pasar de los siglos. Una fe que ha producido belleza en la pintura, en la escultura, en la arquitectura, en la literatura, en la música, en el pensamiento. Una belleza que es fruto de la verdad que se trasmite y de la fe que se profesa. Una belleza que te hace trascender a los sublime y te acerca a lo infinito. Una belleza que te hace admirar la perfección y la grandeza del Creador. Una belleza de la fe que no tiene miedo de tratar de manifestar con expresiones artísticas lo que es sublime y esta más allá del mundo material. Una belleza que no se amedrenta ante lo inexplicable y que se toma en serio el Misterio de la Encarnación que hace visible lo invisible. ¿Por qué cambiaría la riqueza de dos mil años de historia humana y divina, por un garaje con sillas o por un salón de convenciones alfombrado de un hotel?

Por consiguiente, si de algo estoy orgulloso en mi vida es de mi Iglesia. Que los mediocres y los hijos del bienestar busquen su “spa” para tranquilizar sus conciencias, que no son capaces de aceptar el reto de acoger el don de la Salvación, asumiendo la responsabilidad de ser hombres libres.

PADRE AMADO...


PADRE AMADO...


Padre amado, te alabo en todo momento porque sé que cada día abres tu inagotable lluvia de bendiciones a todos los que a Ti acuden confiados. Sales siempre en mi auxilio y me haces vivir tranquilo. Te doy gracias por toda la belleza que colocaste en la creación. En cada rincón de este mundo está reflejada tu magnificencia, la colocas por doquier para que de ella me inunde y te recuerde. Quiero recibir de Ti esa fuerza y ánimo para estar alegre, siempre dispuesto a luchar contra todas las adversidades. 


Quiero vivir en la serenidad de tus palabras aún en medio de la angustia. Quiero ser testigo de tu poder, que mi fe se vea fortalecida y que me abra puertas hacia unas maravillas jamás vistas. Dame vida en abundancia. Quiero vivir según tu amor y tu justicia. Gracias porque con tus Palabras, sanas mi mente y espíritu y me levantas en victoria ante aquellas circunstancias y problemas en las que yo me veo derrotado. Me conoces y me amas. En Ti creo, por eso te alabo y te adoro. Amén.

HOY ES JUEVES, Y YO TE DOY MI DOLOR


Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor
No soy yo el que voy a Ti. Tú eres el que viene a mi. Te acercas a mí porque sabes de mi sufrimiento, de mi dolor.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Llegué ayer del Hospital a mi casa. Hoy es jueves Señor, y voy a estrenar mi silla de ruedas. Voy a ocupar un lugar del cual ya no me moveré.

Hoy es jueves y muchas personas al comenzar el día se habrán levantado de su cama, habrán puesto los pies en el suelo y comenzado a hacer una y mil actividades distintas...seguro que no se han detenido a gustar de ese milagro: ¡poder caminar!. A mí me han tenido que traer a esta Capilla para contarte mis "cosas".

Hoy es jueves Señor, y recuerdo que también era jueves el día en que por primera vez fui a tu encuentro en mi Primera Comunión, después.... ¡cuánto brinco, cuántos juegos, cuántas carreras, cuántos bailes...!. Y años después, la "palomilla" escogió un día jueves para ir por primera vez un rato a la "disco" de moda...

Hoy es jueves también pero estoy atado a mi silla de ruedas. Voy a estar en ella para siempre. Y hoy, mientras te miro me he puesto a pensar en Ti, Señor, y he sentido que como aquel día de mi Primera Comunión, no soy yo el que voy a Ti. Tú eres el que viene a mi. Te acercas a mí porque sabes de mi sufrimiento, de mi dolor. Y yo te voy a hacer una pregunta, no ¿por qué, por qué a mi?. Eso solo lo sabes Tu. Te voy a preguntar, ¿para qué, para qué me tienes prisionero sin que mis pies vuelvan a pisar el campo, las playas... a correr, a caminar?. Y al hacerte esa pregunta queda inherente a ella mi entrega, mi aceptación, porque en mi se está haciendo Tu voluntad. Y sigue la pregunta, ¿para qué este cambio radical en mi vida?.

Tu Jesús, me lo vas a decir. Soy todo oídos, mi alma está alerta, mi corazón preparado. Tu me vas a decir qué quieres de mí en esta nueva forma de vida.

Dicen que hay pocos misioneros, que allá en las tierras donde están hace mucho calor, que se enferman, que sufren... que hasta los matan. Yo puedo ser misionero como lo fue la Santa de Lisieux, la pequeña Teresita sin salir del Convento, porque puedo ofrecer mi inmovilidad por el sufrimiento de unos pies hinchados, cansados de caminar por brechas y caminos lodosos para llevar la Palabra del Señor al corazón de los hombres y mujeres que no lo conocen.

Señor, tu estás junto a mí y ya me estás hablando... porque antes nunca pensé en estas cosas. Mi vida era alocada, vacía estéril... Ahora soy tierra fértil para la semilla de Tu palabra. La llama del dolor quemó en mi corazón toda la mala hierba y ahora lo siento acrisolado y limpio. Soy hombre nuevo.

Hoy es jueves, Señor, y voy a tender las alas de mi espíritu para adorarte aquí, para acompañarte en todos los Sagrarios del mundo, para hacerte compañía en Tu soledad, en Tu eterna espera, en Tu absoluta entrega. También te veo en la Cruz, inmóvil, clavado, así... como estoy yo. Y sin embargo tus manos y tus pies clavados nos vinieron a dar la libertad sobre la esclavitud del pecado. Nos dieron el triunfo sobre la muerte y nos hicieron hombres y mujeres nuevos.

Háblame, Señor, dime que quieres de mi... Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor y Tu a cambio dame conformidad para mi nueva vida y déjame Tu Paz como el mejor de los regalos.

FELIZ JUEVES!!!


miércoles, 3 de febrero de 2016

EL EVANGELIO DE HOY: MIÉRCOLES 3 DE FEBRERO DEL 2016


Nadie es profeta en su tierra
Tiempo Ordinario


Marcos 6, 1-6. Tiempo Ordinario. Pedir insistentemente la gracia de la fe porque es un inmenso don de Dios 


Por: Misael Cisneros | Fuente: Catholic.net 



Del Evangelio según san Marcos 6, 1-6
Salió Jesús de allí y vino a su patria, y sus discípulos le siguen. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga. La multitud, al oírle, quedaba maravillada, y decía: «¿De dónde le viene esto? y ¿qué sabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechos por sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?» Y se escandalizaban a causa de él. Jesús les dijo: «Un profeta sólo en su patria, entre sus parientes y en su casa carece de prestigio». Y no podía hacer allí ningún milagro, a excepción de unos pocos enfermos a quienes curó imponiéndoles las manos. Y se maravilló de su falta de fe. Y recorría los pueblos del contorno enseñando.

Oración introductoria
Señor, permite, por tu gracia, que pueda reconocerte en esta meditación. Confío en Ti, en tu Palabra que me ha revelado que, a pesar de mis debilidades, puedo acercarme a Ti para ser curado y redimido por tu amor.

Petición
Jesús, ayúdame a conocerte más, para poder amarte más.

Meditación del Papa Francisco
Nosotros cristianos tenemos esta libertad de juzgar lo que sucede fuera de nosotros. Pero para juzgar debemos conocer bien lo que sucede fuera de nosotros. ¿Cómo se puede hacer esto que la Iglesia llama conocer los signos de los tiempos?
Los tiempos cambian. Es característico de la sabiduría cristiana conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos. Qué significa uno y qué significa lo otro.
Porque nosotros escuchamos muchos comentarios: «He escuchado que lo que sucedió allá es esto y lo que sucede allá es otra cosa; he leído esto, me han dicho esto...» Pero yo soy libre, debo emitir mi propio juicio y comprender qué significa todo esto. Se trata de un trabajo que a menudo nosotros no hacemos: nos conformamos, nos tranquilizamos con: me han dicho, he escuchado, la gente dice, he leído... Y así nos quedamos tranquilos. En cambio deberíamos preguntarnos: ¿Cuál es la verdad? ¿Cuál es el mensaje que el Señor quiere darme con ese signo de los tiempos? (Cf Homilía de S.S. Francisco, 30 de octubre de 2015, en Santa Marta).

Reflexión
¿Por qué un profeta no pude ser admitido en su propia tierra? Cristo nos da la respuesta. Por falta de fe de la gente, en este caso de sus parientes. Nos cuesta creer en una persona que ha convivido mucho tiempo con nosotros y ahora viene a darnos lecciones de vida. "¿Pero no es este el hijo del carpintero, cómo es que salen tantos milagros de sus manos?"

Necesitamos pedir insistentemente la gracia de la fe. Porque la fe es un inmenso don de Dios y vale más que la vida misma, pues sólo con ella puede el hombre caminar en su existencia hacia el destino eterno, aunque a veces no vea, aunque le rodeen espesas tinieblas, aunque le azote la duda, aunque le domine el miedo, aunque le invada el desaliento, ya que "el justo vive de la fe".

La fe fue la fuerza en su peregrinar par este mundo de todos aquellos hombres de Dios y lo seguirá siendo para todos aquellos que deseen y quieran ir tras las huellas de Cristo.

La fe no es un mero sentimiento de la presencia de Dios. Es caminar, sufrir, caer y levantarse tratando de ser fiel a Dios a quien no vemos con nuestros ojos materiales, pero sí con los ojos de la fe. Pues si vemos las cosas como nosotros queremos, entonces dejaría de ser fe y sería certeza de lo que queremos ver. En definitiva la fe es fiarse de Dios y confiar en Él. Por ello, digamos a Cristo con humildad: "Creo Señor, pero aumenta mi poca fe".

Propósito
Reconocer y honrar diariamente a Jesús, que se me manifiesta continuamente en la oración. Antes de tomar una decisión importante me preguntaré cuál es el ejemplo que Jesucristo me da en el Evangelio para tratar de imitarlo.

Diálogo con Cristo
Señor Jesús, ¿qué importancia le doy a tu Palabra? ¿Es ella la brújula en mi toma de decisiones? ¿Es mi fortaleza cuando aparecen las contrariedades? Ayúdame a buscarte en la lectura atenta y fervorosa de la Sagrada Escritura, libro vivo donde puedo aprender a conocerte, amarte y seguirte.

LOS CINCO MINUTOS DE DIOS: MIÉRCOLES 3 DE FEBRERO 2016


LOS CINCO MINUTOS DE DIOS
Febrero 3


"¡Hombre de palabra!" Suele ser una de las mejores alabanzas que se pueden decir de una persona;  y ¡cómo duele la infidelidad, cómo nos llega al alma comprobar que tal o cual persona nos ha fallado!

Porque el hombre falla y con frecuencia; en cambio, Dios no falla nunca: siempre cumple lo que dice, su Palabra es la Verdad.
Sin embargo, aunque Dios no falla nunca y el hombre sí falla, es preciso conservar la fe en Dios y la fe en los hombres; la fe en los hombres nos puede facilitar la fe en Dios y la fe en Dios nos va a pedir la fe en los hombres.

La fe no se fija en que el hombre pueda o no fallar; la fe se fija más bien en el corazón y nosotros debemos pensar que todos son buenos; de esta forma nuestra fe en los hombres, si no los encuentra buenos, los hará buenos y, en cambio, la fe en Dios nos hará buenos a nosotros.

En el bautismo fuiste consagrado como posesión, cosa exclusiva de Dios; ese Dios “cuenta contigo”; le has dado tu palabra; Él espera que la cumplas, que seas fiel a ella. Estás seguro de que Él cumplirá con la suya, pues “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mc 13,31). Es de una profunda tranquilidad tener la seguridad de que las promesas del Señor se cumplirán.


* P. Alfonso Milagro

PAPA FRANCISCO: VOY A MÉXICO COMO PEREGRINO NO COMO UN REY MAGO


Papa Francisco: Voy a México como peregrino “no como un rey mago”



(ACI/EWTN Noticias).- Voy a México no como un rey mago cargado de cosas, sino como un peregrino a buscar la riqueza de la fe del pueblo mexicano, afirmó el Papa Francisco en una entrevista divulgada hoy miércoles, a poco más de una semana de iniciar su viaje apostólico a esta nación americana.

En entrevista a la agencia Notimex, el Santo Padre dijo que no llegará como un rey mago “cargado de cosas para llevar, mensajes, ideas, soluciones a problemas, no sé pensemos todas esas cosas”.

“Yo voy a México como un peregrino, voy a buscar en el pueblo mexicano, que me den algo. No voy a pasar la canastita, quédense tranquilos, pero voy a buscar la riqueza de fe que tienen ustedes, voy a buscar contagiarme de esa riqueza de fe. Tengo ganas de ir a México para vivir esa fe con ustedes. O sea que voy con el corazón abierto para que se llene de todo aquello que ustedes me pueden dar”, expresó el Papa, cuyo viaje tiene por lema "Misionero de la Misericordia y de la Paz".



Francisco recordó que es la tercera vez que va a México: la primera en la década de 1970 para una reunión de la Compañía de Jesús y luego en 1999 cuando San Juan Pablo II firmó y entregó la exhortación apostólica postsinodal Ecclesia in America.

El pueblo mexicano, afirmó, tiene “una idiosincrasia, una manera de ser que es fruto de un camino muy largo, de una historia que se fue forjando lentamente, con dolores, con éxitos, con fracasos, con búsquedas, pero hay como un hilo conductor”.

“Ustedes tienen mucha riqueza en el corazón y, sobre todo, ustedes no son un pueblo huérfano porque se glorían de tener Madre, y cuando un hombre, o una mujer, o un pueblo no se olvida de su Madre, te da una riqueza que vos no la podés describir, la recibís, la transmitís. Bueno, yo voy a buscar un poco todo eso en ustedes. Un pueblo que no se olvida de su Madre, esa madre mestiza, esa madre que lo forjó en la esperanza”.

Así, para destacar el amor que los mexicanos tienen a la Virgen de Guadalupe, Francisco añadió: “Conocen ustedes el chiste de aquel mexicano que decía: ‘Yo soy ateo pero soy guadalupano’. Tenía sentido, de un pueblo que no quiere ser huérfano. Por ahí, quizás está la gran riqueza que yo voy a buscar. Voy como peregrino de ustedes y ¡gracias por recibirme!”.

El Santo Padre estará en México del 12 al 17 de febrero y visitará Ciudad de México, Ecatepec, San Cristóbal de las Casas, Tuxtla Gutiérrez, Morelia y Ciudad Juárez.

¿QUÉ ES EL VIRUS DEL ZIKA?


Virus del Zika



Ahora que nos habíamos recuperado del susto del Ébola, otro virus aparece en nuestras vidas. Siguiendo la costumbre, el virus del Zika lleva el nombre del lugar en el que fue descubierto, un bosque de Uganda. En 1947, científicos de la Fundación Rockefeller expusieron en la selva a un macaco dentro de una jaula como parte de un estudio sobre la fiebre amarilla y en su lugar apareció el Zika.

Como la fiebre amarilla o el dengue, lo transmite el mosquito tropical Aedes aegypti, que pica de día. Hasta 2007 el virus estuvo confinado a la franja cálida de África y Asia y era más una molestia que una amenaza; la enfermedad que causaba era parecida a una gripe, añadiendo síntomas como erupción cutánea y conjuntivitis. Todo ello remitía al cabo de una semana sin necesidad de tratamiento. De hecho, se cree que solo uno de cada cuatro infectados llega a desarrollar síntomas.

El virus del Zika (o ZIKV) comenzó a extenderse en 2007 por el Pacífico. En 2009, un estudio ya advertía de su posible propagación “a otras islas del Pacífico y a América”. La predicción se hizo realidad: en 2013 afectó a la Polinesia Francesa, y en abril de 2015 comenzó en Brasil un brote que se ha expandido a gran parte de América y el Caribe y que ya ha exportado casos a Europa, incluyendo España.

En pocos meses, el Zika se ha convertido en un nuevo quebradero de cabeza para las autoridades sanitarias. El Ministerio de la Salud de Brasil sitúa los casos de infección en 2015 entre 440.000 y 1.300.000, a los que se ha ido sumando un número creciente en al menos 22 países del continente americano.

La preocupación viene motivada porque la benignidad del virus puede no ser tal, al menos en un tipo de pacientes: las mujeres embarazadas, sobre todo si resultan infectadas durante el primer trimestre de gestación. En Brasil, de 2014 a 2015 se multiplicaron por 20 los casos de microcefalia, una anomalía congénita que reduce el cerebro y el cráneo de los fetos y que puede afectar gravemente al desarrollo o ser fatal.

El Ministerio de la Salud de Brasil contabiliza ya casi 3.500 casos de microcefalia, con 68 muertes. El pasado noviembre, las autoridades sanitarias brasileñas encontraron la relación al detectar la presencia del Zika en la sangre de los afectados.

Aunque los científicos han advertido de que aún es pronto para confirmar que el virus es la causa de la microcefalia, anteriormente ya se había sospechado de complicaciones neurológicas en algunos pacientes. El riesgo podría agravarse por el hecho de que se ha mostrado también la transmisión sexual del Zika y se ha sugerido que podría contagiarse por transfusiones sanguíneas.

El problema reside en que, por su escaso impacto hasta ahora, el Zika es todavía prácticamente un desconocido. La base de datos PubMed de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos aún recoge solo 145 estudios relacionados con el virus —como comparación, hay cerca de 5.000 trabajos publicados sobre el Ébola—. De estos, 54 se han publicado desde que comenzó el brote brasileño.

Aún no hay tratamientos específicos ni vacunas, y los métodos de prevención recomendados por la OMS se limitan a controlar las poblaciones de mosquitos y tratar de evitar las picaduras con barreras físicas o repelentes. Las autoridades han empezado a actuar: el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) ha alertado sobre los viajes a las zonas afectadas, sobre todo para las mujeres embarazadas. Otros países han seguido el ejemplo, y varios gobiernos americanos han aconsejado evitar los embarazos. Por su parte, la OMS “no recomienda restricciones de viajes o comercio”.

Pero ¿realmente hay para tanto? Respuestas de organismos como la OMS a brotes anteriores han recibido críticas, bien por excesivamente alarmistas, como en la gripe A H1N1 de 2009, o bien por insuficientes, como en la epidemia de Ébola que comenzó en diciembre de 2013.

El problema del Zika es que, pese a sus casi 70 años en el catálogo de los virus, aún es una incógnita. “Sabemos muy poco sobre el riesgo del ZIKV, y desconocemos qué volumen puede alcanzar el brote y cuál es el riesgo exacto para las mujeres embarazadas”, señala el epidemiólogo de la Universidad de Oxford (Reino Unido) Oliver Brady. “Incluso si las recomendaciones resultan exageradamente cautas a largo plazo, la OMS y los gobiernos solo pueden aconsejar sobre las pruebas disponibles hoy”.

De la misma opinión es el médico y experto en políticas de salud pública de la Universidad de Toronto (Canadá) Kamran Khan. “Estas políticas son una indicación de que hoy, sin vacunas, ni antivirales eficaces, ni maneras de evitar las picaduras al 100%, hay pocas intervenciones disponibles para atajar la amenaza del Zika”, apunta Khan a este diario. “Como mínimo, tiene sentido que las mujeres embarazadas estén informadas de los riesgos, para que puedan decidir con conocimiento de causa”, añade.

El experto aclara que las medidas adoptadas en estos casos se ajustan al Reglamento Sanitario Internacional (RSI), un tratado vinculante para sus 194 estados firmantes; aunque, agrega, sus disposiciones están sujetas a interpretación.

Khan y Brady son coautores de un modelo de simulación que predice cómo se extenderá la epidemia de Zika y que sus creadores explican en la revista The Lancet. El modelo se basa en variables como el tráfico aéreo, que hoy es una de las principales vías de propagación de epidemias. Los resultados son poco alentadores, como la posibilidad de que, más allá de las regiones cálidas, el Zika se establezca como una enfermedad estacional en regiones templadas: “Argentina, Italia y Estados Unidos tienen más del 60% de su población en áreas sujetas a transmisión estacional del virus”, escriben los investigadores.


*Fuente: Material de Internet

EL GOZO DEL CORAZÓN


El gozo del corazón



La Reina de la Paz te invita a decidirte por Dios: descubrir y cumplir con fidelidad su voluntad es la clave del gozo profundo del corazón. Lee y relee atentamente este mensaje maternal.

“¡Queridos hijos! Hoy quisiera agradecerles todos sus sacrificios y todas sus oraciones. Yo los bendigo con mi especial bendición maternal. Yo los invito a que todos ustedes se decidan por Dios y a que día a día descubran su voluntad en la oración. Yo quisiera invitarlos a todos, queridos hijos, a la conversión total para que el gozo reine en sus corazones. Yo estoy feliz de que tantos de ustedes estén aquí hoy. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado! ”

La conversión total consiste en la verdadera fe. La fe es auténtica cuando uno ha sido tocado y sacudido por la experiencia del inmenso y gratuito amor que Dios nos tiene, y se ha sentido impulsado a organizar su vida como respuesta leal y generosa a este descubrimiento. La bendición maternal de la Virgen María te regala hoy esta gracia especial.


* Enviado por el P. Natalio

¿QUÉ HACER CUANDO DIOS CALLA?


¿Qué hacer cuando Dios calla?
Aunque Dios calle y permanezca oculto, en el fondo del corazón percibimos su presencia, quien nos ama no nos abandona.


Por: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com 




¿Por qué Dios está oculto? ¿Por qué, luego de encontrarlo, se esconde? ¿Por qué es tan difícil entenderle? ¿Por qué calla? ¿Por qué no siempre responde? ¿No le importan mis problemas? ¿Es que no me ama? ¿Se ha olvidado de mí?

Hay momentos en la vida en que gritamos a Dios como el salmista:

Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
A pesar de mis gritos mi oración no te alcanza.
Dios mío, de día te grito, y no respondes;
De noche, y no me haces caso… (Sal 22 (21))

¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor?
¡Levántate, no nos rechaces para siempre!
¿Por qué ocultas tu rostro y olvidas nuestra miseria y opresión? (Sal 44)


Cuando Dios calla nos sentimos perdidos 

El silencio de una persona amada es doloroso. Se percibe como ausencia, vacío, desinterés, soledad… El silencio del otro provoca inseguridad y puede ser el origen de resentimientos y desconfianza.

Por eso el silencio de Dios es terriblemente doloroso. Jesucristo también lo padeció en la cruz, se sintió abandonado por el Padre. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc 15, 34b)

Sabemos que Dios salió de su eterno silencio, reveló su secreto, desveló su misterio en la Palabra: Jesucristo. Y que Cristo está vivo. Lo sabemos, pero eso no quita su misterioso silencio.

Pero percibimos su presencia

Creo que todos hemos experimentado la pérdida de un ser querido. Cuando muere alguien a quien amamos, tenemos la impresión de que no ha muerto del todo. Sabemos que, de alguna manera, está vivo. Nuestro corazón guarda la seguridad, o al menos la esperanza, de que esa persona a la que amamos sigue existiendo y está presente en nuestra vida, aunque de manera diferente. Lo experimentamos así, porque la memoria del amor nos fortalece la seguridad de que quien nos ama no nos abandona.

Aunque Dios calle y permanezca oculto, casi como si estuviera muerto, en el fondo del corazón percibimos su presencia. Esta percepción interior crece a medida que se desarrolla en nosotros la semilla de las virtudes teologales. La experiencia nos va demostrando el amor que Dios nos tiene. La memoria iluminada por la fe nos ayuda a recordarlo. Y así, progresivamente, nos va invadiendo la confianza de que Dios está presente. Poco a poco la gracia de Dios va trabajando en nosotros y de esa manera en el fondo de nosotros mismos crece y se va fortaleciendo una percepción interior de la que el corazón está seguro y que, gracias a la fe, se convierte en certeza: Aunque no lo vea, aunque no lo sienta, Él está aquí, conmigo, y me ama.


Lecciones aprendidas ante el silencio de Dios

En mi vida he aprendido tres lecciones ante los silencios de Dios:

1. Que no debo perder la paz interior, aunque sufra lo indecible. Se vale quejarse, pero sin perder la paz interior. Esta es la gran lección del salmista.

Dios mío, de día clamo, y no respondes,
también de noche, no hay silencio para mí.
¡Mas tú eres el Santo,
que moras en las laudes de Israel!

En ti esperaron nuestros padres,
esperaron y tú los liberaste;
a ti clamaron, y salieron salvos,
en ti esperaron, y nunca quedaron confundidos(Sal 22(21), 2-6)

El Salmo 22 (21) nos enseña que no hay que desesperar, no hay que rebelarse contra Dios. Cuando Dios calla es tiempo de más oración, de súplica humilde y confiada.

Sí, tú del vientre me sacaste,
me diste confianza a los pechos de mi madre;
a ti fui entregado cuando salí del seno,
desde el vientre de mi madre eres tú mi Dios.

¡No andes lejos de mí, que la angustia está cerca,no hay para mí socorro! (Sal 22(21), 10-12)

Si Dios calla en tu vida, te recomiendo que pronuncies pausadamente, con plena conciencia, en actitud abierta y confiada, el Salmo 22.


2. Que debo aceptar mis límites y tener confianza. En la comunicación, el silencio tiene un significado. Y si el silencio viene de Dios puedo tener la certeza de que no puede ser más que un gesto de amor, algo que Él me ofrece para mi bien. En Dios el silencio no puede significar rechazo o desinterés, simplemente Dios no puede hacerme una cosa así.

El silencio de Dios se convierte para mí en un reclamo para que yo guarde silencio, que acepte que hay algo de Dios que no alcanzo a comprender y que aprenda a escucharlo y acoger su voluntad con plena confianza en la Providencia.

Job nos da lecciones estupendas. Él llegó a aceptar que no alcanzaba a comprender muchas cosas que le sucedían y que debía abrazar el Plan de Dios, renunciando a su propia lógica.

Sé que eres todopoderoso:

ningún proyecto te es irrealizable.

Era yo el que empañaba el Consejo

con razones sin sentido.

Sí, he hablado de grandezas que no entiendo,

de maravillas que me superan y que ignoro. (Job 42, 2-3)

Y después del silencio de Dios, Job alcanzó el culmen de su relación filial con Dios, hizo experiencia personal de la bondad y del amor de Dios aún en medio del misterio: “Sólo de oídas te conocía, pero ahora te han visto mis ojos” (Job 42, 5)

Esto me hace pensar en lo injustos que somos a veces con Dios: nos quejamos de que nos deja huérfanos cuando somos nosotros los que tantas veces nos comportamos como huérfanos, y Él, nuestro Padre y Hermano querido, allí está esperando pacientemente en silencio en el Sagrario, en nuestro corazón, en el prójimo, en todas partes…


3. Que debo perseverar en oración (cf. Mt 26, 41; cf 1 Tes 5, 17) y ser como el amigo inoportuno que llama a la puerta hasta que abre (cf Lc 18,1-8), con la certeza de que mi Padre me escuchará:

Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión? Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan! (Lc 11, 9-13)

Tarde o temprano escucharás tu nombre
Cuando Dios calla es tiempo de fe y libertad.

El silencio de Dios, no a pesar, sino precisamente por su complejidad y ambivalencia, es el espacio en el que se juega la libertad y la dignidad del hombre frente al tiempo y frente al Eterno (…), los tiempos de silencio de Dios son los tiempos de la libertad humana. (Bruno Forte)

Libertad para saber esperar, para optar por el amor sin condiciones. Cuando Dios calla, nos enseña a amar.

El silencio de Dios no es ausencia, es otra forma de estar presente, un lenguaje diferente. Lo que pasa es que somos impacientes y queremos respuestas inmediatas y siempre a nuestro estilo. Algo importante en el amor es aceptar al otro como es. También Dios merece este trato.

Cuando Dios calla es sábado santo. Tarde o temprano (tal vez hasta el día de nuestra muerte), escucharemos la voz tan esperada que nos llama por nuestro nombre, como aquél: “María” (Jn 20,16) de Cristo Resucitado.

De todos modos, la pregunta permanece abierta: ¿Por qué Dios calla?
Pregúntaselo tú mismo y espera con paciencia su respuesta.
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