martes, 27 de diciembre de 2011

NAVIDAD ES..

LA NAVIDAD ES..


        La Navidad puede ser un regalo elegido con mucho amor, o un dulce envuelto con las manos pegajosas de un niño, el pesebre armado entre todos y las risas ...
        y también las lágrimas que escondemos porque el corazón añora a quienes ya se fueron.

        La Navidad es el gesto de perdón que demorábamos, esa carta ansiada que tiembla en nuestras manos, y un llamado durante la cena del que todos quieren participar ...

        Es la mirada de los niños que escudriñan la noche y nos devuelven por unas horas
        la mágica inocencia.

GRACIAS POR TOCAR MI VIDA...

Gracias por tocar mi vida


Hay personas importantes y otras no tan importantes, que cruzan por tu vida y la  tocan con amor, o sin cuidado, y continúan . . .

Existen personas que se alejan y tú suspiras con alivio y cuestionas por qué tuviste que haber tenido contacto con ellas.

Existen personas que se alejan y tu suspiras con nostalgia y te preguntas por quétuvieron que alejarse y dejar ese enorme vacío en tí.

Los hijos se alejan de los padres, los amigos se separan, y la vida sigue.

Personas cambian de hogar, personas  crecen separadas, enemigos odian y se alejan.

Piensas en todos aquellos que han pasado  por tu memoria, miras a los presentes  y te cuestionas.

Yo creo en el Plan de Vida de Dios, Él pone  y quita personas en nuestra vida, y cada una de ellas deja huella en nosotros.

Descubres que estás hecho de pequeñas  piezas de todos aquellos que han pasado  por tu vida . . .

Eres más por ellos, y serías menos si no hubieran tocado tu vida.

Si seguimos juntos, o si algún día nos tendremos que separar . . .

¡¡ Gracias por tocar mi vida !!

JUAN APÓSTOL, AMIGO DE CRISTO

Autor: P. Juan J. Ferrán | Fuente: Catholic.net
Juan apóstol, amigo de Cristo
Juan se caracterizó por su gran amor a Cristo. Y es lo que yo necesito, amar a Dios, sentirlo cercano, necesario.

Juan apóstol,  amigo de Cristo

Juan era hijo de Zebedeo, pescador de Betsaida y de Salomé, una de las mujeres que estuvieron al servicio de Jesús. Era hermano de Santiago, a quienes se les designaba con el título de "hijos del trueno". Fue discípulo de Juan el Bautista de donde pasó a ser seguidor de Cristo, convirtiéndose en uno de sus apóstoles preferidos, el “discípulo amado".
Parece ser que Juan vivió después de todo esto en Antioquía y en Efeso. Además de escribir el Evangelio, Juan escribió el Apocalipsis y tres cartas. Finalmente recordamos que fue el acompañante de María .

Entre todos los aspectos que podríamos señalar en S. Juan, vamos a quedarnos en esta meditación con esa realidad que le caracteriza tanto: su amor a Cristo.

En la vida de todo hombre están en disputa siempre una serie de valores que compiten entre sí por su primacía. Muchas veces en la esfera de la mente y de la razón se hace evidente para un cristiano que Dios es lo primero. Pero posteriormente en la esfera de lo existencial, de lo vital, del día a día, Dios se oscurece en la conciencia para dar paso a otras realidades que copan plenamente la energía, la atención, el pensamiento, la preocupación, hasta el punto de que se convierten así en las verdaderas razones de nuestro existir.

Es ésta una lucha constante y normal en nuestro interior. La realidad de Dios se ve frecuentemente vapuleada por otras realidades que la desplazan. Se termina teniendo tiempo para casi todo, pero no para Dios. Hay frases muy usadas y muy conocidas como “no tengo tiempo para el espíritu”, “me es imposible ir a misa”, “no encuentro tiempo para confesarme”, “ya quisiera tener un minuto para poder leer el Evangelio o algún libro formativo”. En el fondo de todo ello está la derrota del espíritu frente a la fuerza y empuje de lo material, de lo inmanente, de lo pasajero. A veces queremos reaccionar frente a esta situación, pero enseguida el tráfago de la vida y las ocupaciones nos apartan de nuestros propósitos.

Como consecuencia de todo ello, sentimos que el espíritu empieza a perder entusiasmo por Dios y nos encontramos cada vez más con un vacío que nos angustia y llena de culpabilidad. Es como si mascáramos el fracaso de una vida que, a medida que avanza, se siente más vacía. Y es que no podemos apagar la sed del espíritu, es que no podemos negar al corazón lo que el corazón necesita de veras, porque tras el olvido de Dios llega a continuación el poner en un lugar también secundario la familia, la esposa, los hijos, la honradez, la verdad. El fracaso del espíritu siempre arrastra tras sí a todo el hombre.

Todo ello hace comprender por qué Dios quiere ser Dios en nuestra vida o por qué el hombre no puede concebir una vida sin Dios. La medida de nuestra dicha, de nuestro gozo, de nuestra paz no puede ser otro que Dios. “Nos hiciste, Señor, para ti”. Son palabras que han tenido, tienen y seguirán teniendo una fuerza y una verdad incontestables. Por más que los hombres se empeñen en llenar el vacío de Dios con otras realidades, nunca lo lograrán. Ahí está el porqué Dios es el Señor de nuestras vidas. Sería un suicidio querer plantear una vida y un futuro lejos de Él.

Pero no basta que Dios sea Dios en nuestra vida. Desde su realidad de Dios, Dios debe ser vivido como Padre, Amigo, Compañero, Confidente. Un Dios en quien se crea, pero que no afecte cordialmente a mi vida, con quien yo no tenga una relación personal e íntima, que yo no sienta a mi lado, nunca terminaría convirtiéndose en mi vida en lo primero. Puedo creer en Dios, puedo respetar a Dios, puedo temer a Dios, pero esto necesariamente no es amor. Y realmente lo que necesito es amar a Dios, es decir, sentirlo como persona, sentirlo cercano, sentirlo necesario.



Preguntas y comentarios al autor de este artículo

lunes, 26 de diciembre de 2011

DAR Y PEDIR PERDÓN...

Dar y pedir perdón
Autor: José Antonio Marcellán


Qué es antes, dar o pedir perdón? En asunto tan complicado, la razón resulta insuficiente. Hay que apelar a la fe: Jesús se adelantó a dar un perdón, que nadie le había pedido: Perdónalos, porque no saben lo que hacen. En esta actitud hay una grandeza moral que se coloca a mil leguas de distancia de los minúsculos ejecutores de enormes crímenes. O, si quieren, se coloca infinitamente cerca: allá donde la misericordia y la miseria se encuentran en el corazón de Dios.

¿En qué quedamos, cerca o lejos? Mire usted, en la transcendencia, la distancia no se cuenta por kilómetros. Si nos ponemos sólo razonables -que ya es bastante para algunos-, y comparamos el mal sufrido por las víctimas y el que padecen los verdugos, tenemos que afirmar decididamente que, ante todo, está la obligación de reparar, en la medida de lo posible, el mal que sufren las víctimas inocentes de una barbarie irracional. Por exigencia de justicia social. Posteriormente, y ya por razones humanitarias y por el bien de la paz, se puede entrar en la consideración de mitigación de las penas justamente impuestas. Hasta aquí la razón.

La fe cristiana, partiendo de estos valores humanos, invita a ir más allá. Pero no se puede ir más allá sin aceptar las realidades de más acá. Para no crear confusión y clarificar actitudes y conciencias, demos a cada uno lo suyo. A la razón lo razonable, y a la fe lo que, desde lo razonable, nos lleva a lo incomprensible, desde la justicia al perdón, incluso al perdón que se anticipa a quien no lo ha solicitado, para que, en su estrechez de miras -no saben lo que hacen-, pueda asombrarse y descubrir un mundo insospechado, donde todas las balanzas de una equilibrada justicia se alteran y donde reina la ley del amor que perdona, incluso a los que siguen siendo enemigos.

Éstos son los que vencen al mal con el bien; un perdón mayor produce un amor mayor. Ese mundo existe ya entre nosotros, y algunos, sin alardes, lo hacen realidad.

AGUA DULCE...

Agua dulce...


Un pequeño buque de carga navegaba cerca de las costas de América del Sur cuando la provisión de agua potable se le agotó. El capitán no conocía exactamente cuál era su posición; entonces, al percibir otro barco a lo lejos, la tripulación envió por radio un pedido de socorro en estos términos:

"El agua dulce falta a bordo". Cuál no fue su sorpresa cuando el navío interpelado respondió:
"¡Sólo tienen que sacar agua!" Así lo hicieron; sacaron agua, la filtraron y bebieron tanta agua dulce como quisieron.

¿Que habia sucedido? Su barco se encontraba cerca de la desembocadura del Amazonas, (el agua del mar es salada no se puede beber en cambio el agua de los rios es dulce) el gran río cuyas aguas se pierden en el Atlántico a más de cien kilómetros mar adentro. A pesar de las apariencias contrarias, se salvaron al creer el mensaje que se les dirigió.

Quizás, amigo, tengas sed de paz, de perdón, de reposo, de redención. Tal vez has buscado saciar esa sed, pero no lo has logrado; ni el trabajo, ni las distracciones, ni el bienestar material han podido apagarla.

Mas a tu alcance está el río de la gracia y el amor de Dios que corre ancho, profundo e inagotable en medio de las amargas aguas de este mundo. Sólo tienes que aprovechar lo que está a su disposición, pero muchas veces no somos lo suficientemente decididos a dar el paso de recoger esa agua dulce para disfrutar de las maravillosas sorpresas que tiene para nosotros...

No permitas hoy que ese amor celestial quede alli sin uso,
no dejes que sea muy tarde y ya no puedas disfrutar de tantas bendiciones guardadas esperando solo para tí...

Escucha la voz de Jesús: (San Juan 4:13-14). "Cualquiera que bebiera de esta agua (la de este mundo), volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que le daré será en él una fuente de agua  que salte para vida eterna"

Mateo 11:28  Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.

domingo, 25 de diciembre de 2011

¡BRÍNDATE PARA QUE SEAS FELIZ!

¡Bríndate para que seas feliz!


Si abrigas un bello pensamiento
no te quedes con él, manifiéstalo.

Si quieres pedir perdón
y decirle a esa persona que la quieres, hazlo.

Si tienes oportunidad de componer un poema,
escríbelo y obséquialo.

Si deseas cantar una canción,
cántala y sé feliz.

Si unas lágrimas asoman a tus ojos,
déjalas brotar y desahógate.

Si te viene el deseo de reír,
ríe y contagia tu alegría.

Si ansías tener algo y puedes poseerlo,
adquiérelo y disfrútalo.

Si puedes brindar ayuda a un semejante,
dala toda y no te limites.

Si vas a dar un consejo,
mejor sugiere, para no equivocarte.

Si tienes animales no los maltrates,
protégelos.

Si anhelas un mundo más hermoso,
cuida la naturaleza.

Si hay un niño a quien puedes educar,
cuídalo hasta hacerlo hombre.

Si tienes sueños, hazlos realidad
esforzándote más y siendo digno.

Si en verdad quieres ser feliz,
no te quedes con las ganas y:..

¡Sé autentico!
¡Sé natural!
¡Sé sincero!
¡Sé bondadoso! y...
¡Bríndate para que seas feliz!

ORACIÓN POR EL NACIMIENTO DE JESÚS...


NAVIDAD, FIESTA DE LA ESPERANZA...

Navidad, fiesta de la esperanza
Autor: Padre Mariano de Blas, L.C.


Los que más disfrutan de la Navidad son los niños y los que tienen un alma de niño.

Hay que ser como niño para poder llevar ante el pequeño Jesús todos los pecados, preocupaciones, tristezas, todos los desalientos, las caídas y desesperanzas y para no tener pena de acercarse a ese Redentor. Un enfermo no tiene miedo de ir al médico puesto que sabe que lo va a intentar curar. El que sufre una enfermedad del alma va en busca de Cristo Redentor, ¿quién tiene miedo de ese Salvador que tiene cara de niño?

Y se necesita ser niño para decirle: “Te necesito. Vengo cansado de ir por tantos caminos de la vida. No he encontrado la verdadera paz lejos de Ti. Por eso, me pongo en fila donde está Zaqueo y María Magdalena, el buen ladrón y tantos otros pecadores que van con la mano abierta para pedir esa felicidad y esa paz que no han encontrado”. Y pedir con fe, para saber que se va recibir esa gracia.

Ser como niño para pedir con la fuerza de la necesidad cuando de veras se siente. Un pobre que pide limosna no necesita inventar un discurso para decir que tiene hambre. Nosotros no necesitamos inventarlo para decirle a Dios que tenemos hambre y sed de una verdadera felicidad.

Se necesita ser niño para estar seguros que ese Redentor puede curar todos nuestros males. Puede convertir mi tristeza en alegría porque es todopoderoso, mi enfermedad en salud, mi desesperanza en confianza, mis tinieblas en luz.

Cristo ha sido para millones de seres humanos, el camino, la verdad y la vida. También puede ser eso mismo para mi, para ti en está Navidad.

Para todos los pecados, infidelidades y debilidades, hay perdón. Para todas las dudas, problemas, dificultades, los “no puedo”, hay respuesta y ayuda. Para todas las ilusiones muertas hay probabilidades de una resurrección.

Para ti, para mí hay solución. Tú tienes solución, si te acercas a ese Niño con fe y le dices con los labios, con el corazón y la mente: “¡Señor, si quieres, puedes curarme!”
Brindo por ese Dios que no nos trae propaganda, palabras o promesas vacías, por ese Redentor que sabe la grave enfermedad del hombre y que se arriesga a venir, que se contagia de la enfermedad y así nos cura.

Brindo también por ese Dios que sigue esperando que el hombre le vuelva a decir en esta Navidad: “te sigo amando.” Ese Dios, ese Redentor, ese Niño de Belén es tuyo.

Si alguna vez de niño, joven o de adulto viviste una Navidad auténticamente feliz, en paz con Dios, contigo mismo y con los demás, esta Navidad puede ser igual, puede incluso ser mejor todavía.

Deseo a cada uno una verdadera Navidad que es aquella en la que Dios es aceptado dentro de casa.


Dios es un niño que ríe contigo.
Dios es un niño que llora, que llora por ti.
Dios es un niño que ama,
que te ama con corazón de niño
y con la fuerza de un Dios.

¡FELIZ NAVIDAD!


Autor: P Mariano de Blas LC | Fuente: Catholic.net
¡Feliz Navidad!
Si te sientes feliz en Navidad, no te extrañes. Tienes derecho y razón de ser feliz.




Si te sientes feliz en Navidad, no te extrañes.
Tienes derecho y razón de ser feliz.
Si en Navidad sientes deseos de hacer las paces con todo el mundo, hazlo sin dudar.


Los ángeles te lo indican:

Paz a los hombres de buena voluntad.
Si tienes deseos
de hacer las paces con Dios en Navidad,
¿por qué esperar?


Es el momento más adecuado.

No todos los días sientes los mismos deseos.
Es mejor pedir perdón a un Niño
que a un Hombre.


Mejor acudir al tribunal de la Misericordia

que al de la Justicia.
Si te sientes triste en Navidad,
no has entendido.


¿Triste cuando Dios viene a tu encuentro

lleno de amor y ternura?
Si sigues odiando en Navidad,
no has comprendido.
Navidad es la fiesta del Amor,
del Perdón, de la Paz,
por si no lo sabías.


Si sigues siendo un pecador en este tiempo,

la Navidad no existe para ti.
La Navidad te invita a recuperar tu alma de niño,
el niño inocente que fuiste alguna vez.



Al nacimiento de Jesús fueron invitados unos pastores,

gente sencilla y buena.
No fueron invitados los cortesanos de Herodes,
ni los fariseos, ni los miembros del Sanedrín.


No fueron los grandes de este mundo,

sino los pastores.
Por humildes y sencillos,
por ser dóciles al mensaje Divino.


Hoy siguen siendo invitados los humildes,

los que aceptan a Dios y sus mandamientos,
los sencillos, los pobres de espíritu.


Jesús es el patrón de los desamparados,

de los sin techo, de los emigrantes,
de todos los miserables, enfermos, hambrientos…
Cristo nace como un gitano.


Para el Creador del mundo un establo de animales.

No había lugar para Él en ninguna casa de Belén.
Para enseñarnos que las cosas materiales
no son la felicidad del hombre sino las celestiales.
¡Qué contraste tan brutal con ese afán nuestro
de poseer más y más cosas!


Nunca estamos satisfechos con lo que tenemos.

“He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir”…
Ojalá que esta Navidad,
tú también puedas decir eso:
He encontrado a Cristo y por tanto la alegría de vivir…


Porque de lo contrario,

“aunque Cristo naciese mil veces en Belén,
si no nace en ti, seguirás eternamente perdido”.




ORACIÓN DE AGRADECIMIENTO A JESÚS


LA NATIVIDAD DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO...


Autor: P. Ángel Amo. | Fuente: Catholic.net
La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.
Manifestación del Verbo de Dios a los hombres, 25 de diciembre


Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres”. En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación “el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa)” (Liber Sacramentorum).

Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno “Natalis solis invicti”, esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más large del año, readquiría nuevo vigor.

Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentída por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.

En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir “manifestación”; después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.

Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.

sábado, 24 de diciembre de 2011

FELIZ NAVIDAD A NUESTROS QUERIDOS LECTORES


Desde el lugar donde te encuentres...
Te deseamos una FELIZ NAVIDAD.
Que el Niño Jesús te llene de felicidad, paz
y sociego en esta Navidad.

Te desean:



UNA PROMESA DE AMISTAD

Una promesa de amistad


Cuando estés triste...
allí estaré para secar tus lágrimas.

Cuando tengas miedo...
te acompañaré para ahuyentar tus temores.

Cuando te acose el desaliento...
te ayudaré a encontrar la esperanza.

Cuando estés en medio de la confusión...
seré tu guía para encontrar el camino.

Y cuando te hayas perdido...
y no puedas ver la luz,

Seré tu faro...
alumbrando para ti.

Esta es mi promesa,
que mantendré hasta el fin.

¿Porqué? Tal vez te preguntes...
¡Porque compartimos nuestra amistad!

NAVIDAD Y NAVIDADES

Navidad y navidades
Autor: Mario R. Saviñón

Un grupo de amigos decide celebrar el cumpleaños de Jesús, uno de ellos. Unánimemente le reconocen como el mejor de todos. A cada uno le ha hecho favores sin cuento, hasta el punto, de que todos le deben el puesto de trabajo y todo lo que son. El homenaje es por todo lo alto. En el club, antes de la cena, han mantenido conversaciones amenas, la alegría y el buen humor ha reinado en el grupo. Durante la cena y tras ella la animación se ha mantenido a niveles extraordinarios. Sin embargo, durante todo el acto nadie ha mirado, conversado, ni se ha dado cuenta de que allí estaba el homenajeado, el tal Jesús; quien , al final, sólo, decepcionado, amargado y dolido emprende el camino de su hogar. Uno o dos de esos amigos, algo bebidos, en el momento de marcharse, sin mirarle a los ojos y de pasada,  le han mascullado un: ¡Hasta el año que viene!.

Así nos comportamos muchos de nosotros al celebrar la Navidad , el nacimiento de Jesús de Nazaret, pero ¿quién se acuerda del recién nacido? Los cristianos del siglo XXI hemos llegado a la insólita incoherencia de conmemorar el cumpleaños de Jesucristo ¡sin Jesús! Le hemos puesto tantas envolturas y artificios sobre la cuna al Señor, que no llegamos ni a ver su rostro. Nos quedamos con la envoltura…vacía

La NAVIDAD es una sola: el hecho de que Dios cumpliera su promesa de hacerse hombre, naciendo de una mujer, en la mayor pobreza, y de la forma más humillante. El niño Dios ingresa en nuestra historia, y con su presencia se hace realidad la esperanza de salvación para todos los pecadores.

La celebración de este nacimiento , el 25 de diciembre, la extendemos-Las Navidades- hasta el día de Reyes, 6 de enero. Todos esos días se han convertido en una gran fiesta donde incluimos otras navidades pequeñitas que, como pequeñas trampas, intentan sustituir el Aniversario de Dios por un mundo material y ficticio, cambiar la fe por el placer, la esperanza por el dinero, la adoración a Dios por la adoración del hombre. Entre esas pequeñitas navidades podemos distinguir:

La navidad GASTRONÓMICA. El besugo al horno, el jamón, el cordero, los pasteles, los mariscos, los mazapanes, los turrones el champán... La gruta de Belén, la cuadra se convierte en  una sala luminosa con la mejor cena del año. Los manteles de lino fino, la embriaguez y la hartura. Claro está, el hambre de los más pobres y necesitados de este mundo nada tiene que ver con esto. Durante el festín a nadie se le ocurre recordar a Cristo ni, mucho menos,  bendecir la mesa , rezar un Padrenuestro o releer el bellísimo pasaje de San Lucas sobre el nacimiento de Jesús (Lc. 2, 1-20). ¡ Hombre no nos agüe Vd. la fiesta ¡ Diría más de uno.

La navidad POSTAL. El recuerdo de aquellos amigos que olvidamos, los otros 364 días del año. Toneladas de correspondencia atascada en las oficinas de correo, justo unos días antes. La feria de las tarjetas, bastante cursis por cierto.

La navidad TURÍSTICA. No esa que fomenta la convivencia familiar, sino el viaje apresurado a donde sea para "divertirnos", para evadirnos de los problemas del diario quehacer. Al volver podremos presumir cuando nos pregunten: ¿Donde estuviste? ¿ que has comprado?, en vez de ¿Cómo viviste esta Navidad?

La navidad CONSUMISTA. Desde los niños, que únicamente valoran la celebración por los regalos y juguetes que reciben, hasta los adultos que juegan con ellos. Lo divertido del asunto es obsequiar para que te obsequien. Bienvenida la navidad que deja la caja de bombones, un perfume Made in France, una bonita corbata, un cheque al portador, etc.

La navidad NOCTURNA. La fiesta en el  Club de moda, la discoteca del momento , el bar o el hotel más popular, donde podemos dar culto al hedonismo. Se contratan a las mejores orquestas, bailamos entre serpentinas, globos y confeti, todo incluido; mientras el niño Dios lloriquea en un pesebre de verdad entre burros y vacas malolientes.

La navidad FOLKLÓRICA. Adornar todo sin importar el costo de las cosas, una franca competencia por mostrar el árbol más hermoso, el más llamativo. Nuestras ciudades gastan millones con iluminaciones artísticas; se olvida que el pino, el nacimiento y los adornos tienen un profundo sentido cristiano, un recuerdo y una enseñanza que nada tiene que ver con su apariencia o valor económico. Desde un mes antes, Los establecimientos comerciales compiten entre sí con ofertas tentadoras, donde raramente se incluye algo que nos recuerde al festejado, al niño Dios.

La navidad ESPUMANTI. Una espiritualidad estilizada y exquisita, una piedad epidérmica, y una religiosidad sin compromiso ni sentido, que no nos lleva a acción alguna. Demasiado lírica y demasiado pegajosa.

La NAVIDAD histórica es algo más cruda y redentora: un Dios que ha nacido voluntariamente pobre, desplazado, sufriente, exigiendo a los hombres la renuncia a la vanidad, a la soberbia, al orgullo y a las pasiones. Que nos reclama a viva voz que renovemos nuestros corazones, nuestras familias y el mundo en que vivimos.

Desde hace dos mil años, sigue siendo válida la frase de San Juan en su Evangelio: “Vino a los suyos, pero los suyos no le recibieron”. Palabras que resuenan a través de los siglos.

Sólo hay una NAVIDAD digna de este nombre: la que conjuga el verbo dar, el darse.

Así,  el Padre nos dio a su HIJO unigénito,  el HIJO dio su vida por nosotros. La Virgen María dio a luz a su primogénito para que fuera nuestra LUZ y nuestra SALVACIÓN. Se supone que algo deberíamos dar nosotros como agradecimiento a tantos regalos recibidos. ¿Compartimos lo mucho o lo poco que tenemos con nuestros hermanos: el pan, el dinero, la alegría, la ayuda, el amor…?

¿No podríamos celebrar esta Navidad, estas Navidades también con Cristo? Dejémosle un sitio en nuestra mesa y otro en nuestro corazón. Quizá quiera asistir.

NAVIDAD ES UN PRESENTE, NO UN PASADO

Navidad es un presente, no un pasado

Navidad no es una fecha histórica a recordar, sino un presente que hay que vivir:

Cuando decides amar a los que te rodean. Ese día es Navidad.


Cuando decides dar un paso de reconciliación con el que te ha ofendido. Ese día es Navidad.


Cuando te encuentras con alguien que te pide ayuda y lo socorres. Ese día es Navidad.


Cuando te tomas el tiempo para charlar con los que están solos. Ese día es Navidad.


Cuando comprendes que los rencores pueden ser transformados a través del perdón. Ese día es Navidad.


Cuando te desprendes aún de lo que necesitas, para dar a los que tienen menos. Ese día es Navidad.


Cuando renuncias al materialismo y al consumismo. Ese día es Navidad.


Cuando eliges vivir en la alegría y la esperanza. Ese día es Navidad.

BENDICIÓN DE LA CENA DE NAVIDAD


CRISTO JESÚS ESTÁ CON NOSOTROS ESTA NOCHE


Autor: P. Alberto Ramírez Mozqueda | Fuente: Catholic.net
Cristo Jesús está con nosotros esta noche
El Dios de los cielos, queriendo ponerse en nuestras manos, se hace pequeño, indefenso, niño, en el portal de Belén, donde podremos adorarle.
Cristo Jesús está con nosotros esta noche



Natividad del Señor

"Como el joven se desposa con una doncella, se desposará contigo tu hacedor: como el esposo se alegra con la esposa, así se alegrará tu Dios contigo".

Como en un magnífico exordio, con la alegría de los esposos que conviven juntos, así anuncia el Profeta Isaías la venida de Cristo el Salvador que colmará los deseos de los hombres de una muy estrecha solidaridad con el autor de los siglos, de los continentes y de los hombres.

Cristo Jesús está con nosotros esta noche, este día y todos los siglos, y aunque personajes extraños tratan de acaparar las miradas y atraerlas hacia sí, Cristo Jesús tendrá que ser el único centro de atención, de amor, de paz y de solidaridad.

Benedicto XVI lo expresa magníficamente: "En la gruta de Belén, la soledad del hombre está vencida, nuestra existencia ya no está abandonada a las fuerzas impersonales de los procesos naturales e históricos, nuestra casa puede ser construida en la roca: nosotros podemos proyectar nuestra historia, la historia de la humanidad, no en la utopía sino en la certeza de que el Dios de Cristo Jesús está presente y nos acompaña".

No cabe duda que todos los hombres se preguntan, unos para acogerlo y otros para rechazarlo, cómo es Dios y qué rostro tiene. Los que han intentado acercarse a él, nos han dado su propia versión, y nos han reflejado su experiencia, pero ha sido la suya propia que muchas veces no refleja definitivamente el rostro del verdadero Dios. Ni los profetas, ni los sacerdotes, ni Moisés siquiera, han logrado darnos una versión total del Dios del Universo, e incluso, muchos quisieron hacerse un Dios a su imagen y semejanza, para sostener la precariedad de sus vidas e incluso tratando de encontrar en él, justificación para su estrecha o torcida manera de vivir, justificando sus injusticias, su avaricia, su tremenda avaricia, que deja a muchos sin comer, mientras ellos se permiten disfrutarlo todo.

Todas esas versiones que nos han dejado de Dios, han sido o incompletas o falsas, y podría haber desconcierto, cuando San Juan, en el prólogo de su Evangelio, afirma tajantemente que a Dios nadie lo ha visto. ¿Entonces qué hacer? ¿Está el Señor jugando a las escondiditas? No definitivamente no, pero tendríamos que decir al llegar a este punto, que el verdadero Dios es tan grande, que nunca lo entenderíamos ni podríamos poseerlo con nuestra débil inteligencia y con la cortedad de nuestra manos.

Pero precisamente el Dios de los cielos, queriendo ponerse en nuestras manos, se hace pequeño, indefenso, niño, en el portal de Belén, y en él podremos adorar al Dios que los hombres buscan para tener una respuesta a todas sus inquietudes. Es la respuesta del verdadero Dios, un Dios que se hace niño y se hace hombre, para que el hombre se haga Dios. Y esa realidad se realiza en la persona de Cristo Jesús, que es todo Dios y es al mismo tiempo todo hombre. Qué admirable descubrimiento del Dios de los cielos, creador de cuanto existe. En el Divino Niño podemos adorar la grandeza de Dios, sin olvidarnos que cuando el Hijo de Dios se encarna, ya lleva presente con él la salvación para todos los hombres con su muerte y resurrección.

Es el momento de la adoración, es el momento del amor. a Cristo mismo no lo entenderemos sin amor, y sin amor tampoco comprenderíamos el designio de Dios de hacerse cercano a los hombres. Mientras prendemos luces y más luces en al árbol de Navidad, esforcémonos más por encender el corazón en la luz del corazón de Cristo para que todo el mundo se convierta en una hoguera de amor, de paz, de consuelo y de solidaridad para todos los hombres.


Esta es la VERDADERA Y FELIZ NAVIDAD.

viernes, 23 de diciembre de 2011

ESTA NAVIDAD...

Esta navidad...

Regala Tiempo:
Acordarte de un viejo amigo.
Come con alguna persona solitaria.

Regala Esperanza:
Viví llena de alegría
Levántale el ánimo a un niño.

Regala Paz:
Perdona a un enemigo.
Arregla diferencias.

Regala Parte de Vos Mismo:
Compórtate con ternura.
Ofrece tu mejor sonrisa.
¡ Regala amor y siempre será Navidad !"

EL SILENCIO INTERIOR

El Silencio Interior

El silencio significa:
La capacidad de pensar sin cabeza,
La capacidad de volar sin alas,
La capacidad de caminar sin pies,
La capacidad de observar sin perturbar,
La capacidad de escuchar sin interrumpir,
La capacidad de palpar sin crear incomodidad.
La capacidad de disfrutar la flor sin robarle su aroma y sobre todo la capacidad de entrar en ti y ver tu realidad.

La verdad solo se puede conocer en absoluto silencio.

No solo el silencio de afuera es necesario, pero también el silencio interior.

Si al cerrar tus ojos tu mente está en silencio la puerta está abierta para conocer la realidad que te anima a vivir. Esa única realidad que llena tu alma de luz y claridad.

Sin el silencio tu alma no tiene claridad, no tiene luz.

El silencio es la atmósfera que el amor necesita para que tu alma brille.

El silencio en un lado y el amor en el otro le dan alas a tu corazón.

Esa belleza y esa armonía han sido perdidas debido a la ira, al orgullo etc.. esto es lo que significa la falta de silencio.

Todas las preguntas están listas para ser respondidas, sin importar que profundas sean. Simplemente entra en la paz del silencio, calma ese mar de deseos, ese mar de ilusiones, deja que la calma te invada, deja que el silencio te posea, en ese momento lo viejo desaparece y lo nuevo nace en ti.

Recuerda el silencio es el vientre de donde nacen los sabios. Si deseas adquirir sabiduría, vuelve a nacer en medio del silencio. Solo así encontrarás tu razón de ser, la razón por la cual haz nacido.

Siéntate cómodamente, observa a tu alrededor, no juzgues, detente en tu afán, observa de nuevo, comprende que tu vida es un tesoro, deja tus preocupaciones a un lado. no hay necesidad de llevar un equipaje pasado, ya tu corazón tiene lo que necesitas en este viaje maravilloso que es tu vida.

Deja el temor y permite que el silencio te posea, solo en esa inmensidad podrás escuchar la voz de Dios dentro de ti llamándote a vivir plenamente, llamando para darte a conocer todos los misterios del universo y no solamente esto, también esa voz quiere darte a conocer el secreto de la vida eterna, pero cuidado, no creas en promesas, has que esta se convierta en tu única realidad. Solo en profundo silencio podrás comprender lo que significa todo esto y sobre todo el estar vivo.

ORACIÓN DE NOCHEBUENA

Oración de Nochebuena

La siguiente oración, es una oración que deberán realizar el día 24 de Diciembre en la cena de Navidad...

"Hoy, Nochebuena, tenemos, de manera especial y como centro de nuestra familia a Jesucristo, nuestro Señor.

Vamos a encender un cirio en medio de la mesa, para que ese cirio nos haga pensar en Jesús y vamos a darle gracias a Dios por habernos enviado a su Hijo Jesucristo.

Gracias Padre, que nos amaste tanto que nos diste a tu Hijo.

Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús por haberte hecho niño para salvarnos.

Señor, te damos gracias.

Gracias Jesús, por haber traído al mundo el amor de Dios.

Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que Dios nos ama y que nosotros debemos amar a los demás.


Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que da más alegría el dar que el recibir,

Señor, te damos gracias.

Señor Jesús, Tú viniste a decirnos que lo que hacemos a los demás te lo hacemos a Ti.

Señor, te damos gracias.

Gracias María, por haber aceptado ser la Madre de Jesús.

María, te damos gracias.

Gracias San José, por cuidar de Jesús y María.

San José, te damos gracias.

Gracias Padre por esta Noche de Paz, Noche de Amor, que Tú nos has dado al darnos a tu Hijo, te pedimos que nos bendigas, que bendigas estos alimentos que dados por tu bondad vamos a tomar, y bendigas las manos que los prepararon.

Niño Dios, tú que llegaste al mundo para salvar, te pido años de paz.
Niño Dios, tú que naciste en un pesebre, te pido que no haya más miserias en el mundo.
Niño Dios, tu que naciste de una madre virgen, te pido pureza en este mundo.
Niño Dios, tu que eres salvador, sálvanos de los desastres que nos provoca la naturaleza.
Niño Dios, tú que nos diste la vida para vivirla, que la vivamos de acuerdo a tu gloriosa vida.

¡Amén!."
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