domingo, 22 de diciembre de 2019

DOMINGO IV DE ADVIENTO: ALEGRÍA


Domingo IV de ADVIENTO: 
ALEGRÍA.


Sólo quien comprende y experimenta el Amor de Dios en su vida es capaz de realizar elecciones y acciones decisivas para mejorar su existencia; no porque se crea más que los demás, sino que desde su humildad ve todo el potencial de su corazón. Eso fue lo que hizo que María dijese "Sí" ¿Hágase en mí según tu palabra!, no mirándose a sí misma, sino viendo la acción de Dios en su vida. Hoy, si hemos tenido ese encuentro personal con el Amado, el llamado es a vivir más de ESA ALEGRÍA que nos llena el alma. Navidad eres tú y soy yo cuando decidimos que Jesús también nazca en nuestros corazones. Amén.

¿NO NECESITAMOS A DIOS ENTRE NOSOTROS? - MEDITACIÓN DEL EVANGELIO DOMINGO 22.12.2019

¿NO NECESITAMOS A DIOS ENTRE NOSOTROS?



Hay una pregunta que todos los años me ronda desde que comienzo a observar por las calles los preparativos que anuncian la proximidad de la Navidad: ¿Qué puede haber todavía de verdad en el fondo de esas fiestas tan estropeadas por intereses consumistas y por nuestra propia mediocridad?

No soy el único. A muchas personas las oigo hablar de la superficialidad navideña, de la pérdida de su carácter familiar y hogareño, de la vergonzosa manipulación de los símbolos religiosos y de tantos excesos y despropósitos que deterioran hoy la Navidad.

Pero, a mi juicio, el problema es más hondo. ¿Cómo puede celebrar el misterio de un «Dios hecho hombre» una sociedad que vive prácticamente de espaldas a Dios, y que destruye de tantas maneras la dignidad del ser humano?

¿Cómo puede celebrar «el nacimiento de Dios» una sociedad en la que el célebre profesor francés G. Lipovetsky, al describir la actual indiferencia, ha podido decir estas palabras: «Dios ha muerto, las grandes finalidades se extinguen, pero a todo el mundo le da igual, esta es la feliz noticia»?

Al parecer, son bastantes las personas a las que les da exactamente igual creer o no creer, oír que «Dios ha muerto» o que «Dios ha nacido». Su vida sigue funcionando como siempre. No parecen necesitar ya de Dios.

Y, sin embargo, la historia contemporánea nos está obligando ya a hacernos algunas graves preguntas. Hace algún tiempo se hablaba de «la muerte de Dios»; hoy se habla de «la muerte del hombre». Hace algunos años se proclamaba «la desaparición de Dios»; hoy se anuncia «la desaparición del hombre». ¿No será que la muerte de Dios arrastra consigo de manera inevitable la muerte del hombre?

Expulsado Dios de nuestras vidas, encerrados en un mundo creado por nosotros mismos y que no refleja sino nuestras propias contradicciones y miserias, ¿quién nos puede decir quiénes somos y qué es lo que realmente queremos?

¿No necesitamos que Dios nazca de nuevo entre nosotros, que brote con luz nueva en nuestras conciencias, que se abra camino en medio de nuestros conflictos y contradicciones?

Para encontrarnos con ese Dios no hay que ir muy lejos. Basta acercarnos silenciosamente a nosotros mismos. Basta ahondar en nuestros interrogantes y anhelos más profundos.

Este es el mensaje de la Navidad: Dios está cerca de ti, donde tú estás, con tal de que te abras a su Misterio. El Dios inaccesible se ha hecho humano y su cercanía misteriosa nos envuelve. En cada uno de nosotros puede nacer Dios.


Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Mt (1,18-24)

JOSÉ, HIJO DE DAVID, NO TEMAS


“José, hijo de David, no temas”



El personaje central de este IV domingo de Adviento es san José, quien ocupa un lugar destacadísimo, aunque muy discreto, dentro del plan de salvación.

En general, las imágenes que representan a José han contribuido a difundir la idea de que se trataba de un hombre viejo, destinado a convertirse en el esposo de una joven y hermosa campesina judía. Superemos la imagen de José como un “adulto mayor” que, por razones de conveniencia, está comprometido con María. Erradiquemos este imaginario de una pareja despareja…

Veamos a José como un joven artesano, profundamente enamorado de una lugareña llamada María, con la cual desea constituir una familia. Todas sus ilusiones se derrumban cuando se da cuenta de que su prometida está embarazada, y como “era un hombre de bien y no quería exponerla a la infamia, decidió romper su compromiso en secreto”.

El texto de Mateo sugiere un sobrio perfil de este singular personaje; recapitulemos los principales rasgos:
- Se trata de un joven que está profundamente enamorado de su prometida.
- Ese amor, que se encamina hacia el matrimonio, se ve gravemente amenazado.
- La solidez de su fe judía le permite reconocer la acción de Dios, aceptarla gozosamente y colaborar con ella.
- La experiencia de fe, simbolizada en la aparición del ángel quien le habla en sueños, lo lleva resignificar su relación con María; disipadas las dudas, su amor de pareja entra en una nueva dimensión y se integra dentro del plan de salvación.
- La transformación interior de José se lleva a cabo dentro de la mayor discreción; es muy poco lo que conocemos de él pues el Nuevo Testamento ofrece escasos elementos.

Los textos bíblicos afirman que Jesús desciende de la familia del rey David y, en cuanto tal, es heredero de una promesa, y su historia personal se entrelaza con la historia de su pueblo. Ante la ley judía, José es el padre legal de Jesús y, por tanto, éste comparte la genealogía de José.

El texto del evangelista Mateo nos sugiere una doble dimensión de Jesús:
- Como lo acabamos de ver, frente a la ley judía su genealogía se remonta hasta la gran figura de la historia de Israel, el rey David.
- Pero su concepción no ha sido según los procesos humanos sino que ha sido fruto de la intervención del Espíritu Santo, con lo cual su identidad davídica adquiere resonancias y significaciones nuevas.
- En Jesús se recapitula toda la historia de Israel y como miembro de la estirpe de David es heredero de la promesa; y como ha sido concebido de manera excepcional por la acción del Espíritu, con Él se inicia un capítulo totalmente original de la historia de la salvación, se abren unos cielos nuevos y una tierra nueva.

Que la figura de José sea un sólido punto de referencia para nuestra vida espiritual: es el hombre de fe que colabora sin reservas en el plan de salvación; y asume sus responsabilidades con total discreción, siendo ajeno a los protagonismos. Tenemos mucho que aprender de él.



Padre Jorge Humberto Peláez SJ

ORACIÓN DE NAVIDAD


Oración de Navidad



“Regala tiempo: acuérdate de un viejo amigo. Come con alguna persona solitaria. Regala esperanza: vive lleno de alegría. Levanta el ánimo a un niño. Regala paz: perdona a un enemigo. Arregla diferencias. Regala parte de ti mismo: compórtate con ternura. ¡Regala amor y siempre será Navidad!”  Y ahora una oración del P. Víctor Manuel Fernández:

Señor, hoy celebro tu nacimiento, el día que viste la luz de este mundo con ojos como los nuestros, el día en que tu luz se derramó maravillosamente sobre esta tierra amada. ¡Gracias, Señor, porque puedo celebrarlo una vez más! Quizás no me he preparado como debía, pero sé que tu amor va más allá de todo eso, y que no vienes a reprocharme cosas sino a bendecirme, a darme aliento, a decirme que estás conmigo, a recordarme que me amas. ¡Gracias, mi amigo, gracias mi luz, gracias mi fortaleza! Porque sé que haberte conocido no es lo mismo que no tenerte, porque sé que mi vida no sería igual si no te hubiera encontrado. ¡Gracias, Jesús!

“Si tienes tristeza, alégrate, la Navidad es gozo. Si tienes enemigos, reconcíliate, la Navidad es paz. Si tienes amigos, búscalos, la Navidad es encuentro. Si tienes padres a tu lado, ayúdalos, la Navidad es don. Si tienes soberbia, sepúltala, la Navidad es humildad. Si tienes deudas, págalas, la Navidad es justicia. Si tienes pecados, conviértete, la Navidad es gracia”. Feliz Navidad con Jesús y tu familia.


* Enviado por el P. Natalio

¿CÓMO HACER FELIZ A TU PRÓJIMO EN ESTA NAVIDAD?


¿Cómo hacer feliz a tu prójimo en esta Navidad?
Navidad es una gran oportunidad que tenemos para hacer el mundo mejor y prepararnos para la llegada de Jesús


Por: Lorena Garza | Fuente: Catoliscopio.com




¡Hola! Es un gusto saludarte hoy. !uiero compartirte algunos consejos en los que puedes alegrar a las personas que te rodean y haciendo eso, alegrar también tu corazón.

Navidad no es la única temporada donde estamos llamados a compartir y a generar alegría, pero es una oportunidad que tenemos para hacer el mundo mejor y donde podemos prepararnos con tiempo para la llegada de Jesús, al mundo y a nuestros corazones.

1 Clóset callejero.
Ten la iniciativa de colocar en la calle una chamarra colgada de un gancho para que alguna persona que la necesite se cubra del frío, recuerda poner un cartel con la frase que tu prefieras, para que también invites a más personas a poner chamarras o ropa para apoyar, sólo es cuestión de empezar.



2. Posada
¿Apoco no estaría increíble reanudar las tradicionales posadas? Ahora la posada es más similar a una fiesta en lugar de un recuerdo de la Sagrada Familia buscando donde hospedarse. Recuerda que el rosario, la piñata, y los cantos son parte escencial de ella. Pueden turnarse tú y tus vecinos para que sea un día en cada casa.

3. Detente para ayudar
A tu alrededor siempre habrá alguein que necesite ayuda, estate atento a quien te rodea, no te vayas muy lejos, que puedes empezar desde casa.

4. Nacimiento en un parque
Reutilizando materiales de cartón y paja puedes armar un nacimiento junto con tus amigos y juntos llevarlo al parque del vecindario, seguro alegrará a mas de uno, y todos los días te recordará el verdadero motivo de la Navidad.


5. Pastorela
Aunque en las parroquias es algo muy común, hay mucha gente que va a misa pero no está activa en ningún grupo, puedes organizar la pastorela con los niños del vecindario o invitar a la parroquia a llevar la pastorela -representación teatral en la que se escenifica el nacimiento del Niño Jesús.- a las calles. Recuerda que el llamado del Papa Francisco es salir y llevar a Jesús a los corazones que aún no se acercan.

6. Dona Sangre
No es el único momento para hacerlo, pero probablemente por ser vacaciones haya baja en la donación de sangre. Si cumples con los requisitos, ve al hospital más cercano y comparte tu sangre para alguien que seguro está luchando por su vida, será un maravilloso regalo.

Ojalá puedas poner en práctica más de uno, estamos seguros que tu corazón de ensanchará de alegría.

¿QUÉ SENTIDO TIENE LA NAVIDAD?


¿Qué sentido tiene la Navidad?
Comparte el verdadero significado de las fiestas con los niños


Por: Mtr. Pilar de Peré | Fuente: Revista Vive!




Ya estamos próximos a la Navidad y se empieza a sentir en el ambiente: hay luces y las decoraciones en los hogares, los centros comerciales se preparan y nos invade la publicidad de juguetes. El aparato comercial está en movimiento y con él las consabidas preocupaciones de los compromisos familiares y sociales. Si bien es cierto, que el ambiente de fiesta nos contagia a todos y nos envuelve en un sentimiento de celebración, debemos de recapacitar sobre lo que ésto ocasiona en los más pequeños. De por sí, para nosotros es difícil enfocarnos en el verdadero sentido de la Navidad, ¡imaginémonos lo que debe de ser para ellos!

Como maestra, madre y ahora como abuela, me he visto muchas veces envuelta en el dilema de tener que hablar con los niños y explicarles cuál es el verdadero significado de esta maravillosa fecha. Entendamos que para ellos esta es una época de regalos y juguetes, pero no por eso debemos eludir la responsabilidad y de enseñarles que las cosas materiales, como los juguetes, pasan a un plano secundario cuando descubrimos que la verdadera Navidad está en nosotros. Llenémonos de la alegría y festejemos el advenimiento de Jesús, el Salvador del mundo, el Dios hecho hombre que vino a la tierra a morir por nosotros.

¿Por qué celebramos la Navidad?

No es tarea fácil poder llegar a un niño y sembrar en él ese sentimiento de amor a Dios y al prójimo, por lo que les cuento un poco sobre lo que me ha dado resultado a mí:

Hablar con ellos a través de historias y cuentos.
Enseñarles videos relacionados con el nacimiento de Jesús
Narrarles sobre el advenimiento de Jesús. Contarles sobre María y cómo el ángel le dio la noticia a ella y a José. Que oigan sobre las peripecias del viaje a Belén, mientras buscaban posada.
Reflexionemos con ellos para que sepan e interioricen que el Rey del Mundo, de la forma más humilde, nos da una lección: nació en un pesebre para que entendamos que las cosas materiales no son importantes y que el verdadero tesoro nace del amor.

Discutamos juntos por qué no hay mayor prueba de afecto y de desprendimiento que aquel que da la vida por los demás. Así ellos mismos pueden darnos su opinión sobre qué consideran que es el amor por el otro.

Todos tenemos la responsabilidad de inculcar en esas mentes pequeñitas valores verdaderos, el desprendimiento de lo material pero sobre todo, el amor a Dios. Propongámonos en esta fecha dedicarles tiempo a los chiquitos, para contarles de una manera entretenida la verdadera historia de la Navidad. Aquella historia que empezó hace poco más de 2000 años y que cambió el mundo para siempre. Así también entenderán por qué hasta el día de hoy seguimos celebrando esta importante ocasión.

PAPA FRANCISCO: SAN JOSÉ RESUME TODA LA SABIDURÍA CRISTIANA


San José resume toda la sabiduría cristiana, afirma el Papa Francisco
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco negó que San José sea un personaje evangélico de segundo plano y afirmó que en él se concentra toda la sabiduría cristiana.

Así lo afirmó durante el rezo del Ángelus dominical este 22 de diciembre, cuarto y último domingo de Adviento, desde los apartamentos pontificios del Palacio Apostólico del Vaticano.

“El Evangelio nos guía hacia la Navidad por medio de la experiencia de José, de San José, una figura aparentemente en segundo plano, pero en cuya actitud se concentra toda la sabiduría cristiana”, subrayó Francisco.

Destacó que San José “junto con Juan Bautista y María, es uno de los personajes que la liturgia nos propone para el tiempo de Adviento; y de los tres, es el más modesto. No predica, no habla, pero trata de cumplir la voluntad de Dios; y la cumple en el estilo del Evangelio y de las Bienaventuranzas: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.

El Pontífice señaló que “José es pobre porque vive de los esencial, trabaja, vive del trabajo, es la pobreza típica de aquellos que son conscientes de depender en todo de Dios y en Él sitúan toda su confianza”.

A continuación, el Papa Francisco explicó el significado del fragmento evangélico de este domingo, en el que San José descubre que María está embarazada y decide repudiarla en secreto para evitar que la juzguen.

“José y María se comprometieron como esposos; no habían vivido juntos, pero ella estaba esperando un Niño por obra de Dios”, expuso Francisco. “José, ante esta sorpresa, naturalmente se queda turbado, pero, en vez de rechazar de forma impulsiva y acusadora, como se hacía, la ley lo protegía, trata de buscar una solución que respete la dignidad y la integridad de su amada María”.

“Dice el Evangelio: ‘José, su esposo, ya que era un hombre justo y no quería acusarla públicamente, pensó en repudiarla en secreto’. José, de hecho, sabía bien que, si hubiese denunciado a su esposa prometida, la habría expuesto a graves consecuencias, incluso a la muerte. Él tiene plena confianza en María, a la que ha elegido como a su esposa. No comprende, pero buscar otra solución”.


Sin embargo, “esa inexplicable circunstancia lo lleva a cuestionarse el vínculo; por lo tanto, con gran sufrimiento, decide desvincularse de María sin crear escándalo. Entonces, el Ángel del Señor interviene para decirle que la solución por él determinada no responde a la Voluntad de Dios. Así, el Señor le abre un camino nuevo de unión, de amor y de felicidad: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María, tu esposa, el niño engendrado en ella viene del Espíritu Santo’”.

Llegado a ese punto, “José se fía totalmente de Dios, obedece las palabras del Ángel y toma consigo a María. Es precisamente esta confianza indestructible en Dios lo que le ha permitido aceptar una situación humanamente difícil y, en cierto sentido, incomprensible. José comprende, en la fe, que el niño engendrado en el seno de María no es su hijo, sino que es Hijo de Dios y él, José, será su custodio asumiendo plenamente la paternidad terrena”.

El Papa Francisco concluyó: “El ejemplo de este hombre dócil y sabio nos exhorta a levantar la mirada y llevarla hacia más allá. Se trata de recuperar la lógica sorprendente de Dios que, alejada de pequeños o grandes cálculos, está hecha de apertura hacia nuevos horizontes, hacia Cristo y su Palabra”.

LECTURAS BÍBLICAS DE HOY DOMINGO 4° DE ADVIENTO - 22 DE DICIEMBRE DE 2019


Lecturas de hoy Domingo 4º de Adviento - Ciclo A
Hoy, domingo, 22 de diciembre de 2019


Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (7,10-14):

En aquellos días, el Señor habló a Acaz: «Pide una señal al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo.»
Respondió Acaz: «No la pido, no quiero tentar al Señor.»
Entonces dijo Dios: «Escucha, casa de David: ¿No os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará una señal: Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 23,1-2.3-4ab.5-6

R/. Va a entrar el Señor, él es el Rey de la gloria

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.

Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (1,1-7):

Pablo, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para anunciar el Evangelio de Dios. Este Evangelio, prometido ya por sus profetas en las Escrituras santas, se refiere a su Hijo, nacido, según la carne, de la estirpe de David; constituido, según el Espíritu Santo, Hijo de Dios, con pleno poder por su resurrección de la muerte: Jesucristo, nuestro Señor. Por él hemos recibido este don y esta misión: hacer que todos los gentiles respondan a la fe, para gloria de su nombre. Entre ellos estáis también vosotros, llamados por Cristo Jesús. A todos los de Roma, a quienes Dios ama y ha llamado a formar parte de los santos, os deseo la gracia y la paz de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.

Palabra de Dios


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Mateo (1,18-24):

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros".»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Palabra del Señor



Comentario al Evangelio de hoy domingo,
 22 de diciembre de 2019
Fernando Torres cmf


La señal es un niño

      Después de estas semanas de preparación, ya estamos a punto de terminar el Adviento. Unos días más y es Navidad. Y las lecturas de hoy nos dan las últimas claves que nos permitan identificar al que viene, a nuestro salvador. Es importante que atendamos a esas claves no vaya a ser que después de tanta espera, nos despistemos y no nos enteremos cuando pase a nuestro lado.

      De nuevo, como en los tres domingos anteriores, el profeta Isaías nos da la clave. Nos cuenta una antigua historia de un rey que no confiaba en Dios y que aún así Dios le quiso dar una prueba de su presencia y de su fuerza. El rey gobernaba una ciudad sitiada, sometida al hambre y a la destrucción de la guerra. Pues bien, la señal que Dios le ofreció no era un milagro que rompiese las leyes de la naturaleza. Era una señal sencilla, corriente si se quiere, pero llena de esperanza. Cuando el rey pensaba que su reino se terminaba, que todo sería destruido, Dios le prometió que iba a nacer un niño de una virgen. El niño llevaría el nombre de Enmanuel, que, traducido, significa Dios-con-nosotros. Dios estaba invitando al rey a mirar más allá de las apariencias, a poner toda su confianza en Dios. Donde él veía una ciudad atemorizada, sitiada por un ejército enemigo, sometida al hambre y a la muerte, Dios iba a hacer nacer un niño de una virgen. Ese niño sería la promesa de Dios, el signo de la presencia salvadora de Dios allá donde el rey no veía ninguna posibilidad. Leída hoy esa lectura del profeta Isaías, la promesa se nos hace a nosotros. Nos va a nacer un niño. Ese va a ser el gran signo de Dios. Ese niño es y será el signo de la promesa de Dios, de su amor restaurador, reconciliador y salvador.

      Y de ahí al Evangelio, donde se nos cuenta otra historia. Esta vez más cercana y familiar. Los protagonistas son José y María. Son novios. Ya están comprometidos a casarse. Pero María está embarazada sin que hayan vivido juntos. José podía ser bueno pero no tonto. No quería organizar un escándalo pero tampoco quería cargar con lo que no era suyo. Entonces se produce lo inesperado: un ángel se le aparece en sueños y le hace entender que ese niño es el gran signo que el pueblo estaba esperando. Ese niño que estaba creciendo en el seno de María es el que había profetizado Isaías. Ese niño es ya “Dios-con-nosotros”. Dios ha hecho posible lo que para los hombres es imposible. Dios ha creado vida y esperanza para toda la humanidad en ese niño. 

      Este es el gran signo que esperamos. El nacimiento de un niño. Ahora sabemos que nuestro Dios está por la vida. Que defiende, promueve y crea la vida. El signo de su presencia es un niño, cualquier niño. Es la vida, cualquier vida. Ahora sabemos que cada signo de vida entre nosotros nos habla de la presencia de Dios. Es “Dios-con-nosotros”.



Para la reflexión

      ¿Qué signos de vida ves en torno a ti? ¿Qué haces para respetar la vida que te rodea, para cuidarla, promoverla? ¿Eres consciente de que toda vida es signo de la presencia de Dios?


LA PRUEBA DE JOSÉ - ADVIENTO


La prueba de José
Al despertarse José hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa.


Por: P. Enrique Cases | Fuente: Catholic.net




La duda de José

María no sólo cumple la voluntad de Dios, se abandona, descansa, en ella. También en el episodio que se avecina, una prueba más -y no pequeña-: la duda de José.

Al volver María de la visita a Isabel su estado se hace ya visible, y José se da cuenta. "La generación de Jesucristo fue así: Estando desposada su madre María con José, antes de que conviviesen, se encontró que había concebido en su seno por obra del Espíritu Santo. José su esposo, como era justo y no quería exponerla a infamia, pensó repudiarla en secreto"(Mt).

José no duda de la integridad de vida moral de María. Es, más bien, la sorpresa del que se da cuenta de que algo grande ha ocurrido, y él no sabe qué es. Ha visto el rápido viaje de María a ver a Isabel, el embarazo de la que era estéril; ha visto la alegría en el rostro de María, su vida de oración. Pero no lo sabe todo, y algo no cuadra en el conjunto. Es posible que perciba, no sin luz de Dios, que algo santo ha ocurrido y se sienta indigno de ser partícipe de aquellos sucesos. Y decide retirarse, asumiendo un repudio que, a los ojos de tantos, le hace culpable de un abandonar a la que debía ser su esposa y a su hijo. Acepta la infamia y se angustia en su corazón; pero no ve otra solución.

Misión de José

"Estando él considerando estas cosas, he aquí que un ángel del Señor se la apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados"(Mt).

Y, de este modo sorprendente se le introduce más en los planes de Dios, se le da a conocer que El Verbo se ha hecho carne, que María va ser Madre del Hijo de Dios, del Salvador del mundo y de Israel. Isabel da a luz en su ancianidad un hijo que será el Precursor del Mesías Salvador. Y José va ser ante los hombres, y en su corazón, el padre de ese Hijo que sólo es Hijo de Dios. Él va a ser el que guarde la honra de María y de Jesús. Él les va alimentar. Él le va a dar nombre y con él la descendencia legal que le conecta con el rey David. Él va a cuidar a los dos en los diversos avatares de la vida, como se verá en la huída a Egipto. Él les va a hacer partícipes de su vida de trabajo. A cambio, se le va dar una intimidad con Dios a un nivel más alto de la justicia hasta entonces vivida, y se le va ofrecer una vida de familia insuperable: convivir con la Esposa del Espíritu Santo, también esposa suya, y con el Hijo de Dios. Más no se puede pedir en esta vida. Dios no se deja ganar en generosidad. Y José se introduce en los planes de Dios

La obediencia de José

"Todo esto ha ocurrido para que se cumpliera lo que dijo el Señor por medio del Profeta: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa Dios-con-nosotros.

Al despertarse José hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa. Y, sin que la hubiera conocido, dio ella a luz un hijo; y le puso por nombre Jesús"(Mt).

ORACIÓN FAMILIAR PARA EL CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO 2019


Oración familiar para el Cuarto Domingo de Adviento
Redacción ACI Prensa






Este cuarto domingo de Adviento se enciende la última vela de la Corona de Adviento como símbolo de que el Señor está cerca y viene a traernos la alegría de la paz. Aquí la liturgia para orar junto con María, quien es “Morada de la Luz”.

Se recomienda poner en un lugar especial la corona de Adviento con alguna imagen de la Virgen, crear un ambiente de recogimiento con poca luz, nombrar a un lector especial, así como a un monitor principal, que puede ser el papá o la mamá. Para iniciar la oración, las tres primeras velas deben estar encendidas.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

MONITOR: Alegrémonos porque el Señor está cerca de nosotros y viene a traernos la reconciliación. Encenderemos la cuarta y última vela de nuestra corona. Que este símbolo nos recuerde la proximidad de la venida del Señor Jesús, que viene a traernos alegría y esperanza. Iniciemos la oración de esta semana cantando MORADA DE LA LUZ (u otro canto apropiado).

CELEBREMOS UNIDOS A LA VIRGEN MARÍA,

PORQUE ESTÁBAMOS CIEGOS Y NOS DIO A LUZ EL DÍA,

PORQUE ESTÁBAMOS TRISTES Y NOS DIO LA ALEGRÍA.

1. Mujer tan silenciosa y encumbrada, ahora más que el sol, recibes en tu vientre al mismo Dios, al que es tu Creador.

2. Lo que Eva en una tarde misteriosa buscando nos perdió, Tú, Madre, lo devuelves florecido en fruto salvador.

3. Tú que eres bella puerta del Rey sumo, Morada de la Luz, la puerta nos abriste de los cielos al darnos a Jesús.

LECTOR: Lectura tomada del Evangelio según
 San Lucas 1, 39-49:

En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor».

María dijo entonces: «Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso he hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!»

MONITOR: La presencia del Señor Jesús entre nosotros nos llena de gozo y alegría. Es la Madre quien nos lo hace cercano, quien permite que esa Luz llegue a nosotros e ilumine nuestra vida. En compañía de Santa María encendamos la última vela de nuestra corona de Adviento mientras cantamos.

(Una persona enciende la cuarta vela mientras se entona el canto que se propone a continuación o uno apropiado).



HOY SE ENCIENDE UNA LLAMA (u otro canto apropiado)

Hoy se enciende una llama
en la corona de Adviento
que arda nuestra esperanza
en el corazón despierto
y al calor de la Madre
caminemos este tiempo.
Un primer lucero se enciende
anunciando al Rey que viene
preparad corazones
allánense los senderos.
CORO
Crecen nuestros anhelos al ver
la segunda llama nacer
como dulce rocío vendrá
el Mesías hecho Niño.
CORO
Nuestro gozo hoy quiere cantar
por ver tres luceros brillar
con María esperamos al Niño
con alegría.
CORO
Huyen las tinieblas al ver
cuatro llamas resplandecer
ya la gloria está cerca
levanten los corazones.
CORO
(Se pueden hacer alguna peticiones acudiendo a la intercesión de la Virgen María y respondiendo después de cada petición: POR INTERCESIÓN DE TU MADRE, ESCÚCHANOS SEÑOR.)

MONITOR: Oremos.

Padre misericordioso, que quisiste que tu Hijo se encarnara en el seno de Santa María Virgen, escucha nuestra súplicas y concédenos tu gracia para que sepamos acoger al Señor Jesús, tu Hijo, que contigo vive y reina en unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

TODOS: Amén.

TODOS: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

HOY LA IGLESIA CELEBRA EL CUARTO Y ÚLTIMO DOMINGO DE ADVIENTO 2019


Hoy la Iglesia celebra el Cuarto y último Domingo de Adviento
Redacción ACI Prensa




Hoy celebramos el cuarto domingo de Adviento y la Iglesia invita a mirar a María, la “Virgen del Adviento”, quien desde aquel “Sí” al ángel, por nueve meses preparó humildemente su casa y su corazón para tener en sus brazos al Salvador. Ella es quien abre las puertas de la Navidad. 


En espera de su hijo, María sale al encuentro de su prima Isabel y aún gestando acude en su ayuda.

Evangelio: Lucas 1,45-56

46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»
56 María permanceció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO!




sábado, 21 de diciembre de 2019

6 CLAVES GENIALES PARA HACER EL REGALO APROPIADO EN NAVIDAD


6 claves geniales para hacer el regalo apropiado en estas fiestas
¿Cómo saber si estoy eligiendo un regalo bueno, bonito y barato para Navidad?


Por: María Belén Andrade | Fuente: Catholic-link.com




“¿Qué puedo regalar?” es la pregunta que más nos repetimos en esta época. Celebramos el nacimiento de Jesús y así como los Reyes Magos le llevaron ofrendas al Niño, nosotros mostramos el amor hacia nuestros seres queridos con un regalo.

A continuación comparto algunos consejos, que a mi parecer, pueden direccionarte a realizar un regalo bueno, apropiado y que transmita la alegría y el cariño que queremos compartir en estas fiestas.

1. Pensar a quién vas a regalar
¿A quién quieres dar el regalo? Piensa en eso, piensa en esa persona: ¿qué le gusta?, ¿qué es importante para ella?, ¿qué le hace gracia?, ¿qué recuerdo te viene a la mente cuando piensas en ella? Hazte estas preguntas y otras similares y vas a dirigirte hacia el regalo ideal. Uno que sea un verdadero acto de amor, una muestra de cuánto conoces a esta persona y una oportunidad para sacar toda la creatividad que tienes escondida.

2. Pensar en algo útil
Quizás se pueda aprovechar el intercambio de regalos para dar a alguien aquello que necesita, que le será útil. Aunque esto no tiene por qué significar algo grande o costoso, sino un detalle que a la otra persona le vendría muy bien. Esto además, es una manera de estar pendiente de los gustos y las necesidades de los demás, de estar presente en las cosas pequeñas de todos los días.

3. No caer en el consumismo
Dejarse llevar por las tendencias consumistas que nos prometen “lucirnos” con “el mejor regalo”, puede cegar a muchos que quieren quedar como el amigo, el tío o el papá más “cool”, llevándoles a comprar algo muy costoso… y muy impersonal. Personalmente, aprecio mucho más un regalo pequeño, que refleje que mis seres queridos realmente me conocen, entienden de mis gustos, están al tanto de alguna necesidad mía, y por esto me regalan algo que podría no ser lo más nuevo, lo más caro o moderno, pero que tiene un altísimo valor sentimental.





4. Explotar tu talento
Todos tienen una habilidad especial de la cual pueden servirse para hacer un regalo personalizado, íntimo, sentido. ¿Sabes dibujar?, ¿cantar?, ¿escribir?, ¿cocinar? Una buena idea puede ser entonces realizar una tarjeta, personalizar algún objeto, escribir una carta, dedicar una canción, cocinar un pan dulce. Si no estás familiarizado con ninguno de estos talentos, ¡tranquilo! Piensa qué tienes que te haga único, y cómo eso lo puedes compartir con quienes te importan.

5. Llevar la fe
¿Alguna vez se te ocurrió que puedes regalar algo que, al mismo tiempo sirva para compartir la fe? Por ejemplo: pienso en mi abuela que todos los años nos regala a cada familia –es decir, a mis tíos y a mis papás– un librito que contiene el Evangelio diario de todo el año comentado. Pero, si bien puede ser una buena idea regalar algún libro de espiritualidad a alguien a quien quieras ayudar a profundizar su fe, para llevar la fe a tus amigos no es necesario gastar. Simplemente hablándoles del verdadero sentido de la Navidad, contándoles más sobre lo que sucedió hace más de 2000 años en una pequeña ciudad, en un pesebre de Belén, les estarás haciendo un regalo invaluable.

6. Regalar algo que no se puede comprar
Creo que el mercado puede ofrecernos un sinfín de opciones para regalar, tanto así que es prácticamente imposible no encontrar un regalo bueno, bonito e incluso barato. Pero puede ser que no atendamos a lo más significativo que podríamos entregar: aquello que no se encuentra en las tiendas. Por ejemplo, ¿cuánto tiempo le puedo dedicar a mi familia estas fiestas?, ¿hace cuánto no hablo con algún amigo? ¿Y si disculpo a las personas a quienes guardo rencor? ¿O pido perdón a los que de alguna u otra forma ofendí o lastimé? En síntesis, el mayor regalo que Dios nos hizo en la Navidad fue el Amor. El mejor regalo que podemos hacer nosotros, es llevar un poco de cariño a los demás,  a los que queremos, y especialmente a los que necesitan un poco de afecto.

Lo más importante… ¿qué le regalamos a Jesús?
Entre tanto “loquerío”, en el vaivén de organizar la cena de Navidad, reunir a la familia, tener listos los regalos, etc., podemos perder de vista que no estamos festejando otra cosa sino el Nacimiento de Jesús. ¡Él es el Cumpleañero! Y, lastimosamente, quizás sea el más olvidado de la fiesta. Pero, este año todos podemos proponernos festejar la Navidad de otra manera, recordando que Él es el agasajado, y por tanto, a quien debemos llevar también algún regalo. ¿Qué, por ejemplo?

Podemos aprovechar este tiempo para rezar un poquito más, al menos para tener alguna oración especial adicional. Aunque sea breve, pero que nos ayude a recordar a Quién estamos esperando. Según San Josemaría Escrivá, la mortificación es la oración de los sentidos, entonces podríamos también ofrecer a Dios algún pequeño sacrificio. Todo esto podemos, al mismo tiempo que lo entregamos a Dios, ofrecerlo por la paz que hoy más que nunca necesita de nuestras oraciones y sacrificios.

El servicio a los demás también es un lindo obsequio que, además de poner contento a Jesús, alegra a los demás contagiando la fe y la felicidad propia de la época.

PAPA FRANCISCO INVITA A SONREÍR: ES ACARICIAR CON EL CORAZÓN, ACARICIAR CON EL ALMA


Papa Francisco invita a sonreír: Es acariciar con el corazón, acariciar con el alma
Redacción ACI Prensa
Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa


El Papa Francisco destacó la importancia de la sonrisa y animó en esta Navidad a imitar a Jesús para poder brindar a los demás “una sonrisa humilde y sencilla”.

“Intercambiemos este deseo: en Navidad, participando en la liturgia y contemplando también el belén, dejémonos sorprender por la sonrisa de Dios, que Jesús vino a traer. Es Él mismo, esta sonrisa. Como María, como José y los pastores de Belén, acojámoslo, dejémonos purificar y también nosotros podremos brindar a los demás una sonrisa humilde y sencilla”, afirmó el Papa.

Así lo indicó el Santo Padre al recibir este 21 de diciembre en el Aula Pablo VI a los empleados de la Santa Sede y de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, con sus familias, para las tradicionales felicitaciones de la Navidad.

El Pontífice quiso resumir su felicitación navideña con una palabra: “sonrisa” y recordó su reciente viaje a Tailandia conocido como “el país de la sonrisa” del que afirmó que “allí la gente es muy sonriente, tienen una amabilidad especial, muy noble, que se resume en este rasgo facial, que se refleja en todo su porte”.

“Esta experiencia se me quedó impresa y me hace pensar en la sonrisa como una expresión de amor, una expresión de afecto, típicamente humana”, añadió.

Además, el Papa destacó que “cuando miramos a un bebé recién nacido, estamos inclinados a sonreírle, y si una sonrisa florece en su pequeño rostro, entonces sentimos una emoción simple, ingenua” y agregó que “esto sucedió de una manera única entre María y José y Jesús”.

“La Virgen y su esposo, con su amor, hicieron florecer la sonrisa en los labios de su hijo recién nacido. Pero cuando esto sucedió, sus corazones se llenaron de un nuevo gozo, que venía del Cielo. Y el pequeño establo de Belén se iluminó”, explicó el Papa.

Jesús es la sonrisa de Dios
En esta línea, el Santo Padre dijo que “Jesús es la sonrisa de Dios” porque “vino a revelarnos el amor de nuestro Padre, su bondad, y la primera manera en que lo hizo fue sonriendo a sus padres, como todo niño recién nacido en este mundo. Y ellos, la Virgen María y San José, por su gran fe, supieron captar ese mensaje, reconocieron en la sonrisa de Jesús la misericordia de Dios con ellos y con todos los que estaban esperando su venida, la venida del Mesías, del Hijo de Dios, del Rey de Israel”.

Además, el Pontífice explicó que “en el belén también nosotros revivimos esta experiencia” por lo que invitó a “mirar al Niño Jesús y sentir que allí Dios nos sonríe, y sonríe a todos los pobres de la tierra, a todos los que esperan la salvación, que esperan un mundo más fraterno, donde no haya más guerras ni violencias, donde cada hombre y cada mujer pueda vivir en su dignidad de hijo e hija de Dios”.

Por ello, el Papa afirmó que “también aquí, en el Vaticano y en las diversas oficinas romanas de la Santa Sede, necesitamos siempre dejarnos renovar por la sonrisa de Jesús. Que su bondad desarmada nos purifique del de las escorias que muchas veces se han incrustado en nuestros corazones, y nos impiden dar lo mejor de nosotros mismos”.

Sin embargo, Francisco reconoció que “es verdad, el trabajo es el trabajo, y hay otros lugares y momentos en los que cada uno se expresa de forma más plena y rica; pero también es verdad que en el ambiente de trabajo pasamos buena parte de nuestras jornadas, y estamos convencidos de que la calidad del trabajo va de la mano de la calidad humana de las relaciones, del estilo de vida. Esto es especialmente cierto para nosotros, que trabajamos al servicio de la Iglesia y en nombre de Cristo”.


“A veces se hace difícil sonreír, por muchas razones. Entonces necesitamos la sonrisa de Dios: Jesús, sólo Él puede ayudarnos. Sólo Él es el Salvador, y a veces lo experimentamos concretamente en nuestras vidas”, expresó el Papa.

Asimismo, el Pontífice relató que cuando otras veces las cosas van bien “también existe el peligro de sentirse demasiado seguro y de olvidarse de los demás que lo pasan mal. También entonces necesitamos la sonrisa de Dios que nos despoje de la falsa seguridad y nos devuelva el gusto por la sencillez y la gratuidad”.

Por último, el Santo Padre alentó en esta Navidad a dejarse “sorprender por la sonrisa de Dios, que Jesús vino a traer. Es Él mismo, esta sonrisa. Como María, como José y los pastores de Belén, acojámoslo, dejémonos purificar y también nosotros podremos brindar a los demás una sonrisa humilde y sencilla”.

“¡Gracias a todos! Lleven esta felicitación a sus seres queridos en casa, especialmente a los enfermos y a los ancianos, que sientan la caricia de su sonrisa. Es una caricia. Sonreír es acariciar, acariciar con el corazón, acariciar con el alma. Y permanezcamos unidos en la oración. ¡Feliz Navidad!”, concluyó el Papa.

MARÍA, DICHOSA LA QUE HA CREÍDO


María, dichosa la que ha creído
Ella nos enseña que creer es sencillo aunque ser fiel a la fe comporta una espada que traspasa el alma.


Por: P. Pedro Barrajón, L.C. | Fuente: la-oracion.com





La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia en la fe", nos dice el Catecismo de la Iglesia (n. 148). Muchos cristianos encuentran difícil el ejercicio de la fe. El Espíritu Santo nos ha dejado en María un modelo cercano para vivir la fe. Ella nos invita a abandonarnos en Dios, como lo hizo en el momento en que el ángel le anunció el plan que el Señor tenía para Ella. Juan Pablo II habla del "claro oscuro" de la fe de la Virgen María y de una peregrinación en la fe. Cuando pensamos en la fe de los grandes personajes del Antiguo Testamento, de María, de José quizás tenemos en mente la fe de unos "gigantes", que, en comparación con nosotros, hombres y mujeres de poca fe, son muy superiores a nosotros.


Es cierto que ellos vivieron de fe, pero su fe, fue como la nuestra sometida a la prueba. No fue una fe fácil, sino siempre en camino, siempre abierta a las grandes sorpresas de Dios. María, a quien el ángel Gabriel llamó "llena de gracia" y llena de la presencia del Espíritu Santo, una vez que el mensajero celeste la dejó, se quedó sola con la carga de misterio que llevaba en su corazón y en su cuerpo. Muchas preguntas se haría dentro de su alma y muchas preguntas le podrían poner los otros a las que Ella no sabría responder. Vivió toda su vida con el misterio y lo aceptó abandonándose en manos del Padre. Por ello, Isabel al saludarla la llama dichosa porque ha creído (Lc 1, 45).

Isabel, quizás sin saberlo, nos está dando la clave de la felicidad, de la dicha, que tanto buscamos los hombres y tan difícil nos es acercarnos a ella y poseerla en plenitud. Isabel pone en relación la felicidad, con la fe. En la medida en que tenemos más fe, somos más dichosos. A veces pensamos lo contrario, que la fe nos hace infelices, que nos obliga a someternos a una serie de reglas insoportables, que nos encierra en una prisión llena de preceptos, que no nos deja disfrutar de la vida. Y no es así. La fe nos da la verdadera dimensión del ser humano que es la dimensión espiritual. Es cierto que tenemos un cuerpo, pero este mismo cuerpo está como permeado por el alma. Y la fe nos abre a la dimensión del espíritu que, junto con el cuerpo, constituye la unidad el ser humano en su ser personal.

María fue una mujer libre y liberadora porque vivió de fe. Fue dichosa en la fe. Abrió horizontes nuevos a su vida gracias a la fe. Ella nos enseña que creer es sencillo aunque ser fiel a la fe comporta una espada que traspasa el alma, "para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" (Lc 2, 35).

El cristiano es, como María, hombre de fe y por eso es dichoso. "Santo triste, triste santo", decía la gran santa de Ávila. La fe nos da la clave de la felicidad, de esa plenitud de una existencia de quien se sabe amado por un Amor infinito que nunca fallará. María llevó en su corazón y en su cuerpo ese Amor, el Emmanuel, el Dios con nosotros que nos acompaña en cada instante. Ella lo dio al mundo y nos lo da a cada uno de nosotros para que, acogiéndolo en la fe, se nos abran, también a nosotros, las puertas de la felicidad.
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