sábado, 8 de febrero de 2014

ORACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA EN EL PRIMER SÁBADO DE MES


¿SABES AMAR?


SABES AMAR ?
Estoy aprendiendo...

Estoy aprendiendo a aceptar a las personas, aun cuando ellas me decepcionan, cuando huyen del ideal que tengo para ellas, cuando me hieren con palabras ásperas o acciones impensadas.

Es difícil aceptar las personas como ellas son, sin que sean como deseamos que ellas sean.
Es difícil, muy difícil, pero estoy aprendiendo.

Estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a escuchar. Escuchar con los ojos y oídos.
A escuchar con el alma y con todos los sentidos.
Escuchar lo que dice el corazón, lo que dicen los hombros caídos, los ojos, las manos inquietas.
Escuchar el mensaje que se esconde por entre las palabras vanas, superficiales.
Descubrir la angustia disfrazada, La inseguridad mascarada, la soledad encubierta.

Penetrar la sonrisa fingida,la alegría simulada, la vanagloria exagerada.
Descubrir el dolor de cada corazón.
Poco a poco, estoy aprendiendo a amar.
Estoy aprendiendo a perdonar. Pues el amor perdona, quita los rencores, y cura las heridas que la incomprensión e insensibilidad lo lastimaron.

El amor no alimenta resentimientos con pensamientos dolorosos.
No cultiva ofensas con lástimas y autoconmiseración. El amor perdona, olvida, extingue todos los esquicios de dolor en el corazón.

Poco a poco...
Estoy aprendiendo a perdonar.
Estoy aprendiendo a descubrir el valor que se encuentra dentro de cada vida, de todas las vidas.
Valor soterrado por el rechazo, por la falta de comprensión.
Cariño y aceptación, por las experiencias desagradables vividas a lo largo de los años.
Estoy aprendiendo a ver,en las personas su alma, y las posibilidades que Dios les dio.

Estoy aprendiendo,
¡Pero cómo es de lento el aprendizaje!,
¡Cómo es difícil amar, amar como Cristo amó!
Todavía, tropezando, errando, estoy aprendiendo...
Aprendiendo a no ver solamente ...mis propios dolores, mis intereses, mi ambición, mi orgullo, cuando estos impiden el bienestar y la felicidad de alguien !

¡¡Cómo es difícil amar, pero estoy aprendiendo!!.

CUANDO UN AMIGO SE VA



Cuando un amigo se va.

Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.

Cuando un amigo se va
una estrella se ha perdido
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.

Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
se empieza a revelar
el duende manso del vino.

Cuando un amigo se va
galopando su destino
empieza el alma a vibrar,
porque se llena de frío.

Cuando un amigo se va
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.

Cuando un amigo se va
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.

Cuando un amigo se va
queda un espcio vacío
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

Alberto Cortés

BIOGRAFÍA DE SANTA JOSEFINA BAKHITA, 8 DE FEBRERO


Santa Josefina (Giuseppina) Bakhita 
Esclava, religiosa, santa, de origen sudanés. 
Fiesta: 8 de febrero

"Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa". 

Bakhita: "Afortunada"

La verdadera fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre "Bakhita" significa "afortunada" y nuestra santa ciertamente lo es. Sin embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina.

De su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Su vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y capturaron a su hermana. En su biografía escribió: "Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos". También  cuento su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos.

Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: 'Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco'. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: 'Si gritas, morirás! Síguenos!'".

Fueron esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde ella llegaría.  Llevaron a Bakhita a El Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. Ella cuenta en su biografía: "Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal". 

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto amo. Ella escribe: "Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad". 

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli. 

En 1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación, fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de Canossa.

Fue en el Instituto que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que "Dios había permanecido en su corazón", por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, "pero recién en ese momento sabía quien era". Recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

Al ser bautizada expresó: "¡Aquí llegué a convertirme en una de las hijas de Dios!". Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, "que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma".

La Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en Italia. El 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad profesó en la vida religiosa.

Bakhita fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

Mucho le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación.

Aunque la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: "Madonna! Madonna!"

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, según cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos. Josefina se recuerda con veneración en Schio como "Nostra Madre Moretta".

Sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia del convento de Schio, Italia. 



A los altares

En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y misericordia. 

Bakhita fué canonizada por S.S. Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.

La historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón.  Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: "Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa". El Papa la llamó "Nuestra Hermana Universal".



ORACIÓN A SANTA JOSEFINA BAKHITA, 8 DE FEBRERO



EL EVANGELIO DEL DÍA: 08.02.2014

Autor: Lorenzo Gómez, L.C | Fuente: Catholic.net
Como ovejas sin Pastor
Marcos 6, 30-34. Tiempo Ordinario. El Señor nos quiere parte de una Iglesia que sabe abrir los brazos para acoger a todos.
 
Como ovejas sin Pastor
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 30-34

Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: «Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco.» Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.

Oración introductoria

Jesucristo, te doy gracias por los momentos en que piensas en mí sin que yo me dé siquiera cuenta. Concédeme imitar tu ejemplo. Que aprenda a mirar las necesidades de los demás antes que las mías. Que lo haga de corazón, no por aparentar. Te pido por mis seres queridos, por mis amigos y por las personas que aún no te conocen. Quiero ofrecerte esta oración en acción de gracias por tu presencia en la Eucaristía y en mi corazón.

Petición

Llévame, Señor, al silencio de mi alma para estar contigo y gozar de tu presencia.

Meditación del Papa Francisco

El Señor nos quiere parte de una Iglesia que sabe abrir los brazos para acoger a todos, que no es la casa de pocos, sino la casa de todos, donde todos pueden ser renovados, transformados, santificados por su amor, los más fuertes y los más débiles, los pecadores, los indiferentes, aquellos que se sienten desalentados y perdidos.
La Iglesia ofrece a todos la posibilidad de recorrer el camino de la santidad, que es el camino del cristiano: nos hace encontrar a Jesucristo en los sacramentos, especialmente en la confesión y en la eucaristía; nos comunica la Palabra de Dios, nos hace vivir en la caridad, en el amor de Dios hacia todos.
Preguntémonos, entonces: ¿nos dejamos santificar? ¿Somos una Iglesia que llama y acoge con los brazos abiertos a los pecadores, que dona valentía, esperanza, o somos una Iglesia cerrada en sí misma? ¿Somos una Iglesia en al que se vive el amor de Dios, en la que hay atención hacia el otro, en la que se reza los unos por los otros?. (S.S. Francisco, 2 de octubre de 2013).

Reflexión apostólica

La caridad de Jesucristo no conoce el ensimismamiento en los propios problemas o dificultades. Él nos enseña a salir del círculo estrecho de mi "yo y mis circunstancias", sean éstas felices o penosas. Cuando más queramos encerrarnos en nosotros mismos, levantemos la mirada del corazón y veamos a Cristo en la barca, predicando sin descanso a sus hermanos, los hombres. Imitemos su ejemplo y extendamos su Reino con generosidad. Pensemos en lo que realmente vale la pena: la salvación de las almas a nosotros encomendadas.

Propósito

Procuraré escuchar a mis amigos, familiares y compañeros con atención y sin dar muestras de prisas.

Diálogo con Cristo

¡Gracias Jesús por enseñarme a mirar las necesidades de los demás antes que las propias! Ayúdame a entender que sólo el contacto contigo en la Eucaristía logrará cambiar mi corazón. No lo logrará ni mi buena voluntad, ni medicina alguna en el mundo. Haz que anhele el recogimiento de mi alma, ese humilde sagrario donde me esperas para enseñarme a vivir como Tú.


"La caridad comienza en la oración; muchas veces sólo se pide por las propias necesidades y problemas, sin pensar en los que nos rodean." 


  • Preguntas o comentarios al autor
  • Lorenzo Gómez, L.C 

    viernes, 7 de febrero de 2014

    BESOS EN EL AIRE


    Besos en el aire


    A menudo aprendemos mucho de nuestros hijos. Hace algún tiempo, un amigo castigó a su hija de tres años por desperdiciar un rollo completo de papel dorado para envolturas. Estaban escasos de dinero y el se puso furioso cuando la niña trató de decorar una caja para ponerla bajo el árbol de Navidad. A pesar de todo, la pequeña niña le llevó el regalo a su Papa la mañana siguiente y le dijo: "Esto es para ti, papi." El se sintió avergonzado de su reacción anterior, pero su enojo volvió cuando vio la caja vacía. El le gritó: "¿No sabes que cuando uno da un regalo, se supone que haya algo dentro de el?" La pequeña niña lo miró con lagrimas en sus ojos y dijo: "Papi, no esta vacía, yo tire besitos dentro de la caja, todos para ti, papito." El padre se sintió destrozado. El rodeo con sus brazos a su hijita y le rogó que lo perdonara.

    Mi amigo me dijo que él conservó aquella caja dorada junto a su cama por años. Cuando él se sentía desanimado, sacaba uno de aquellos besos en el aire y recordaba el amor con que una niña los había depositado allí.

    HUELLAS EN LA ARENA



    Huellas en la Arena


    Una noche tuve un sueño... soñé que estaba caminando por la playa con el Señor y, a través del cielo, pasaban escenas de mi vida.

    Por cada escena que pasaba, percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: unas eran las mías y las otras del Señor.

    Cuando la última escena pasó delante nuestro, miré hacia atrás, hacia las pisadas en la arena y noté que muchas veces en el camino de mi vida quedaban sólo un par de pisadas en la arena.

    Noté también que eso sucedía en los momentos más difíciles de mi vida. Eso realmente me perturbó y pregunté entonces al Señor: "Señor, Tu me dijiste, cuando resolví seguirte, que andarías conmigo, a lo largo del camino, pero durante los peores momentos de mi vida, había en la arena sólo un par de pisadas.

    No comprendo porque Tu me dejaste en las horas en que yo más te necesitaba". Entonces, El, clavando en mi su mirada infinita me contestó: "Mi querido hijo.

    Yo te he amado y jamás te abandonaría en los momentos más difíciles. Cuando viste en la arena sólo un par de pisadas fue justamente allí donde te cargué en mis brazos".

    ORACIÓN PARA OFRECER LA COMUNIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES DE MES AL CORAZÓN DE JESÚS


    ORACIÓN PARA OFRECER LA COMUNIÓN DE LOS PRIMEROS VIERNES DE MES AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


    Corazón Sacratísimo de Jesús, que por el grande amor que nos tienes, te has dignado prometernos la perseverancia final y la gracia de no morir sin Sacramentos, haciéndote nuestro seguro asilo en la última hora de nuestra vida; humildemente te pido que cumplas en mí tu palabra, que tanta confianza inspira a nuestros coraz0nes. Yo, por mi parte, prometo hacer cuanto pueda para amarte más y más y para hacerme digno de una tan grande Promesa, evitando el pecado y todo cuanto pueda desagradarte. Te pido para ello, tu gracia, que espero alcanzar por lo méritos de tu mismo Corazón. Amén.

    A JESÚS POR MARÍA


    A Jesús por María
    Padre Tomás Rodríguez Carbajo


    “María  es siempre el camino que conduce a Cristo” (Pablo VI).

    Toda la razón de ser de las prerrogativas de María está en su función de Madre de Dios.

    Todo el que se ha acercado a María es para terminar en Jesús. no se puede concebir un amor a María, que no germine en un amor a Cristo, ya que Él es el centro de nuestra vida y todo lo demás son medios para acercarnos a Él.

    En la vida ordinaria vemos la lección, uno que es auténtico devoto de María, no puede menos de amar a Jesús. La experiencia nos la podrían contar todos los santuarios marianos, lugares de regeneración espiritual para muchos que llegan allí hechos un desastre en su conducta y que salen rejuvenecidos dispuestos a dar un sentido a su vida.

    Nuestro amor a la Madre, si es auténtico, no se puede concebir sin el mismo amor al Hijo, ya que si amamos de verdad a una persona, tenemos que amar lo que Ella ama.

    Nuestro acudir a María es sencillamente, porque Ella puede alegar sus méritos y su vida a favor nuestro ante su Hijo. Ella es licenciada en pleitos divinos-humanos.

    Acudimos a María para llegar a Jesús. porque es acomodadora de la misericordia y del perdón.

    Como el niño acude al regazo de la madre para buscar su protección, así los cristianos acudimos a María para ir de su mano a Dios, pues, nuestra condición de pecadores nos  da vergüenza, si nos acercamos directamente.

    María es un atajo seguro, que desemboca en Cristo, quien va de su mano tiene la certeza de que  tarde o temprano se unirá a Jesús. 

    María consciente de su puesto de Medianera de todas las gracias está siempre a nuestra total disposición. Ella fue la que sirvió de enlace, para que Dios bajase a nosotros y sigue siendo el acceso que tenemos los hombres para llegar a Dios.

    AMAR SIN MIEDO


    Amar sin miedo

    Un peregrino llegó a la aldea de Abu-Yazid.

    Enséñame la manera más rápida de llegar hasta Dios, le pidió.

    Abu-Yazid respondió con apenas cinco palabras...: Ámalo con todas tus fuerzas.

    Eso ya lo hago.

    Entonces necesitas ser amado por los demás.

    Por qué, preguntó el peregrino...

    Porque Dios mira el corazón de todos los hombres.

    Cuando visite el tuyo, ciertamente verá tu amor por Él, y se alegrará.

    Siembra ya, si en el corazón de otras personas encuentra tu nombre escrito con cariño, ten por seguro que pondrá mucha más atención en ti.

    CITAS SOBRE LA AMISTAD


    Citas sobre la amistad

    Ninguna cualidad procurará a un hombre más amigos que la buena disposición para admirar las cualidades de los demás. 
    (James Boswell)

    Una amistad noble es una obra maestra a dúo. (Paul Bourget)

    La primera ley de la amistad consiste en pedir a los amigos cosas honestas, y hacer por los amigos cosas honestas. 
    (Marco Tulio Cicerón)

    El verdadero amigo se conoce en los peligros.
     (Marco Tulio Cicerón)

    Haced bien a vuestros amigos y enemigos, porqué así conservaréis los unos y os será posible atraer a los otros. (Cleóbulo)

    Amigos son aquellos extraños seres que nos preguntan cómo estamos y se esperan a oír la contestación. (Cunninghan)

    Amigos son los que en las prosperidades acuden al ser llamados y en las adversidades sin serlo. (Demetrio I)

    Un hermano puede no ser un amigo, pero un amigo será siempre un hermano. (Benjamín Franklin)

    Tómate tiempo en escoger a un amigo, pero sé más lento aún en cambiarlo. (Benjamín Franklin)

    Es amigo mío aquel que me socorre, no el que me compadece. (Thomas Fuller)

    La peor moneda con que se puede pagar al amigo son los consejos; la única moneda buena son las ayudas. (Ferdinando Galiani)

    Dedicamos más tiempo a hablar de nuestros enemigos que a hablar bien de nuestros amigos. (M. Lenoir)

    Mi mejor amigo es el que enmienda mis errores o reprueba mis desaciertos. (San Martín de Tours)

    El hombre más rico del mundo no es el que conserva el primer dólar que ganó, sino el que conserva el primer amigo que tuvo.
     (Marta Mason)

    La amistad es más difícil y más rara que el amor. Por eso hay que salvarla como sea. (Alberto Moravia)

    Si alguien habla mal de tu amigo escúchale como si hablaran mal de ti. (Proverbio etíope)

    El amigo verdadero no es aquel que te seca las lágrimas cuando lloras, sino el que hace todo lo posible para que no derrames ninguna. (Proverbio popular)

    La amistad y la paz son las únicas cosas que crecen cuando las compartimos. (Proverbio popular)

    Un amigo es aquel que advierte siempre el momento en que se le necesita. (Jules Renard)

    La concordia hace crecer la cosas pequeñas. La discordia destroza las grandes. (Salustio)

    Un amigo fiel es un refugio seguro, el que lo encuentra halla un tesoro. (Libro de Sirácida 6,14)

    No abandones al viejo amigo, porque el nuevo no valdrá lo que él. El vino nuevo es el amigo nuevo, cuando se haga viejo lo beberás con placer. (Libro de Sirácida 9,10)

    Si soportas los defectos del amigo sin corregirlos, los haces tuyos. (Publio Siro)

    Procura conocerte, de seguro que te amarás menos; y a conocer a los demás, entonces los querrás más. (Paul-Jean Toulet)

    Reprende al amigo en secreto y alábalo en público. (Leonardo da Vinci)

    PENSAMIENTOS SOBRE LA AMISTAD PARA IMPRIMIR





















    EL ÁRBOL DE LOS AMIGOS


    El árbol de los amigos

    Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
    Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar y hay otras que apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

    Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papa y nuestra amiga mama, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros y luego pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.
    Mas el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma y del corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz y lo que necesitamos sin que se lo pidamos.

    A veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces nos hemos enamorado y tenemos un amigo enamorado. Ese amigo da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

    Más también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

    También hay amigos distantes, aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra y aunque no los vemos seguido están siempre cerca en nuestro corazón.

    El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestras vidas.

    Cada persona que pasa en nuestra vida es única y siempre, siempre, deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.
    Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor y salud, hoy y siempre.
    Sin embargo, habrá también los que se llevarán mucho y, habrá de los que no nos dejaran casi nada. Esta es la situación en la que se comprueba que dos almas no se encuentran por casualidad.

    LA AGONÍA CONTINÚA



    Autor: Marcelino de Andrés y Juan Pablo Ledesma | Fuente: Catholic.net
    La agonía continúa
    Mientras tantos hombres sigan con apatía y frialdad, sin mover ni un dedo para corresponderle.


    Una de las ventajas que solemos tener los hombres es que no podemos saber a ciencia cierta lo que nos ocurrirá en el futuro. Digo ventaja, ante el asombro de alguno, porque hay veces que de haber sabido con anterioridad lo que se nos venía encima, quizá nos habríamos caído muertos antes de tiempo. 

    A cuántas personas hemos escuchado afirmar que si hubieran sabido con antelación todo lo que les iba a ocurrir después, se lo hubieran pensado dos veces (o más) antes de tomar el rumbo que tomaron. O cuántos nos aseguran que de haber tenido noticia de lo que iban a sufrir, hubieran preferido incluso no haber estado ya vivos. 

    Aún así, en el horizonte de nuestra vida, a veces despunta certero, como nubarrón de tormenta, un infortunio o padecimiento que nos va a coger de lleno. Y, ¡cómo llega a inquietarse uno en esos momentos! Porque el conocer con certidumbre los propios sufrimientos futuros, suele levantar en el interior un oleaje de miedos y congojas que ponen a prueba el dique de nuestras seguridades más profundas. 

    Cuántos conocidos nuestros, al diagnosticárseles una enfermedad dolorosa e incurable, se tambalean o incluso se derrumban en su ánimo, viendo ante sí el derrotero de su ya breve y penosa existencia. O imaginemos, por un instante, cómo los mártires cristianos, tras una condena inicua, aguardaban el suplicio inminente. ¡Qué angustia mortal habrá atenazado el alma de algunos de ellos! ¡Qué aguda sería en otros la tentación del abandono tratando de estrangular su fe, su confianza y su amor! 

    Hay algo en lo más íntimo de cada hombre que se resiste rebelde ante un tormento cercano. ¡Cómo retrocede y se encoje el corazón humano ante el sufrimiento y el dolor que inexorables se avecinan! 

    Hace 2000 años, a las afueras de Jerusalén, un reservado huerto de olivos fue testigo silencioso de la agonía de un hombre que era, a su vez, Dios. El corazón de Jesucristo que hacía breves instantes había estallado inundando de amor el cenáculo y a los que en él se encontraban, aquella noche entre los olivos, experimentaba angustia y tristeza hasta el punto de morir. 

    Ahí estaba Cristo, caído rostro en tierra, vencido, aplastado por lo que le venía encima de sacrificio, de escarnio, de humillación, de traición, de soledad, de muerte. Ahí yacía, sumido en agonía por todo eso y por el peso de los pecados de la humanidad entera que grababa implacable sobre Él. También los tuyos y los míos. Todos. 

    Trágica agonía la de Cristo, más que nada porque conocía la indiferencia y el desprecio de tantos que pasarían aquella tarde -y seguirían pasando hasta hoy-, ante su cuerpo crucificado, como ante un objeto cualquiera. Terrible agonía suya, sobre todo porque veía la aparente inutilidad de su cruenta inmolación para tantas almas -de entonces y de ahora- insensibles y cerradas a su amor. Eso fue y sigue siendo lo más duro de su calvario... 

    Y en aquella hora sobrecogedora, del alma abatida de Jesús sólo pudo elevase al cielo una súplica empapada en lágrimas y en sangre: Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú. 

    Me atrevo a decir que quizá Cristo no salió consolado de aquella intensa y sincera oración. Desde luego, salió fortalecido en su adhesión a la voluntad del Padre. Salió confortado para apurar con pulso firme el cáliz amargo de su pasión y muerte. Salió alentado para aceptar incluso que el derramamiento de su sangre, pudiera haber parecido inútil para tantas y tantas almas a lo largo de los siglos. Pero no salió consolado. Al menos no del todo. 

    Sí, Cristo sigue en agonía. Y su agonía continuará mientras en este mundo persista la apatía y frialdad de tantos hombres, de tantos cristianos, de tantos de nosotros que ante su amor infinito, permanecemos impasibles, sin mover ni un dedo para corresponderle. 

    SALMO 150 - ALABAD AL SEÑOR


    Salmo 150
    Alabad al Señor


    Alabad al Señor en su templo,
    alabadlo en su fuerte firmamento.

    Alabadlo por sus obras magníficas,
    alabadlo por su inmensa grandeza.

    Alabadlo tocando trompetas,
    alabadlo con arpas y cítaras,

    alabadlo con tambores y danzas,
    alabadlo con trompas y flautas,

    alabadlo con platillos sonoros,
    alabadlo con platillos vibrantes.

    Todo ser que alienta alabe al Señor.  

    EL EVANGELIO DE HOY: 07.02.2014

    Autor: Diego Calderón, L.C. | Fuente: Catholic.net
    Muerte de Juan el Bautista
    Marcos, 6, 14-29. Tiempo Ordinario. Juan atestiguó su fe entregando su propia vida. Cristo, nos dio el testimonio más grande de amor al morir en la cruz.
     
    Muerte de Juan el Bautista
    Del santo Evangelio según san Marcos, 6, 14-29

    La fama de Jesús llegó a oídos del rey Herodes. Algunos decían: «Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.» Otros decían: «Es Elías»; otros: «Es un profeta como los demás profetas.» Al enterarse Herodes, dijo: «Aquel Juan, a quien yo decapité, ése ha resucitado.» Es que Herodes era el que había enviado a prender a Juan y le había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo, con quien Herodes se había casado. Porque Juan decía a Herodes: «No te está permitido tener la mujer de tu hermano.» Herodías le aborrecía y quería matarle, pero no podía, pues Herodes temía a Juan, sabiendo que era hombre justo y santo, y le protegía; y al oírle, quedaba muy perplejo, y le escuchaba con gusto. Y llegó el día oportuno, cuando Herodes, en su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a los tribunos y a los principales de Galilea. Entró la hija de la misma Herodías, danzó, y gustó mucho a Herodes y a los comensales. El rey, entonces, dijo a la muchacha: «Pídeme lo que quieras y te lo daré.» Y le juró: «Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino.» Salió la muchacha y preguntó a su madre: «¿Qué voy a pedir?» Y ella le dijo: «La cabeza de Juan el Bautista.» Entrando al punto apresuradamente adonde estaba el rey, le pidió: «Quiero que ahora mismo me des, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.» El rey se llenó de tristeza, pero no quiso desairarla a causa del juramento y de los comensales. Y al instante mandó el rey a uno de su guardia, con orden de traerle la cabeza de Juan. Se fue y le decapitó en la cárcel y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Al enterarse sus discípulos, vinieron a recoger el cadáver y le dieron sepultura.

    Oración introductoria

    Señor Jesucristo, te ruego que aumentes mi fe para verte y encontrarte en cada momento y circunstancia de mi vida. Enséñame a confiar sencillamente para abandonarme, sin temores, en la aceptación diaria de tu voluntad. Abre, Señor, las puertas de mi corazón para amarte con más fuerza y dame la gracia, siguiendo el ejemplo de Juan el Bautista, de ser un testimonio de vida coherente y fiel con mi fe ante las dificultades y contrariedades presentes en el mundo. Te pido, Dios mío, por todos mis familiares y por todos aquellos que no te conocen. También pongo mi oración en las manos de la Virgen María para que Ella me guíe en este diálogo contigo, Señor.

    Petición

    Dios mío, tu conoces mi debilidad. Por eso te pido, con toda confianza, que me ayudes a demostrarte mi amor viviendo coherentemente las exigencias de mi fe. Dame la gracia de ser fiel a tus mandamientos por encima de las sugerencias y tentaciones que el mundo me pueda presentar.

    Meditación del Papa Francisco

    Herodes sembró muerte para defender su propio bienestar, su propia pompa de jabón. Y esto se sigue repitiendo... Pidamos al Señor que quite lo que haya quedado de Herodes en nuestro corazón; pidamos al Señor la gracia de llorar por nuestra indiferencia, de llorar por la crueldad que hay en el mundo, en nosotros, también en aquellos que en el anonimato toman decisiones socio-económicas que hacen posibles dramas como éste. "¿Quién ha llorado?". ¿Quién ha llorado hoy en el mundo? Señor, en esta liturgia, que es una liturgia de penitencia, pedimos perdón por la indiferencia hacia tantos hermanos y hermanas, te pedimos, Padre, perdón por quien se ha acomodado y se ha cerrado en su propio bienestar que anestesia el corazón, te pedimos perdón por aquellos que con sus decisiones a nivel mundial han creado situaciones que llevan a estos dramas. ¡Perdón, Señor! (S.S. Francisco, 8 de julio de 2013).

    Reflexión apostólica

    San Juan atestiguó su fe en Jesucristo con la entrega de su propia vida. Cristo, por su parte, nos dio el testimonio más grande de amor al morir en la cruz por nosotros. ¿Yo qué haré por el Señor? El mandamiento que Jesús nos ha dejado es el de amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a mí mismo. De esta forma yo estoy llamado a testimoniar el amor de Cristo en mis hermanos. La caridad es el signo distintivo del cristiano. Por lo tanto, la caridad debe resplandecer en mi trato con los demás, en mis relaciones familiares y laborales. Mi amor a Dios se concreta en la caridad hacia mis hermanos y en la fidelidad a mi conciencia.

    Propósito

    Haré un esfuerzo especial por ser fiel a la voz de mi conciencia a pesar de las aparentes incomodidades que humanamente pueda encontrar. Recordar a lo largo del día la necesidad de obedecer a Dios antes que a los hombres.

    Diálogo con Cristo

    Señor, Tú conoces el barro del que estamos hechos y sabes que somos frágiles. Por eso te pido que me ayudes a ser coherente con mis compromisos católicos y a vencer el respeto humano. Yo quiero cumplir tus mandamientos y ser fiel a mi conciencia sólo por amor a Ti, Dios mío. Gracias, Padre Santo, por tu misericordia y por cada uno de los dones y gracias que tan bondadosamente me regalas cada día.

    "Nuestra única felicidad en esta tierra es amar a Dios y saber que Él nos ama" (El santo cura de Ars)



  • Preguntas o comentarios al autor
  • Diego Calderón, L.C. 

    jueves, 6 de febrero de 2014

    LOS HIJOS DE VAN


    Los hijos se van

    Hay que aceptarlos con esa condición, hay que criarlos con esa idea, hay que asumir esa realidad. 

    No es que se van... es que la vida se los lleva. 

    Ya no eres su centro. 

    Ya no eres propietario, eres consejero. 

    No diriges, aceptas. No mandas, acompañas.

    No proyectas, respetas.

    Ya necesitan otro amor, otro nido y otras perspectivas.

    Ya les crecieron alas y quieren volar.

    Ya les crecieron las raíces y maduraron por dentro.

    Ya les pasó las borrascas de la adolescencia y tomaron el timón.

    Ya miraron de frente la vida y sintieron el llamado, para vivirla por su cuenta. 

    Ya saben que son capaces de las mayores aventuras, y de la más completa realización. Ya buscarán un amor, que los respete, que quiera compartir sin temores ni angustias las altas y las bajas en el camino que les endulce el recorrido y los ayude en el fin que quieren conseguir.

    Y si esa primera experiencia fue equivocada, tendrán la sabiduría y las fuerzas para soltarlas, así, otro amor les llegará para compartir sus vidas en armonía.

    Ya no les caben las raíces en tu maceta, ni les basta tu abono para nutrirse, ni tu agua para saciarse, ni tu protección para vivir. Quieren crecer en otra dimensión, desarrollar su personalidad, enfrentar el viento de la vida, al sombro del amor y al rendimiento de sus facultades.

    Tienen un camino y quieren explorarlo, lo importante es que sepan desandarlo, tienen alas y quieren abrirlas. Lo importante es el corazón sensible, la libertad asumida y la pasión a flor de piel.

    Que la rienda sea con responsabilidad, y la formación, llena de luz.

    Tú quedas adentro. En el cimiento de su edificio, en la raíz de su árbol, en la corteza de su estructura, en lo profundo de su corazón. Tu quedas atrás.

    En la estela luminosa que deja el barco al partir.

    En el beso que les mandas.

    En el pañuelo que los despide.

    En la oración que los sigue.

    ¡En la lágrima que los acompaña!

    Tú quedas siempre en su interior aunque cambies de lugar.

    EL PODER DE LA ORACIÓN


    El poder de la oración

    Gabriela Louise Redden, una mujer pobremente vestida y con una expresión de derrota en el rostro, entró en una tienda de abarrotes. Se acercó al dueño de la tienda, y de una forma muy humilde le preguntó si podía fiarle algunas cosas.
    Hablando suavemente, explicó que su marido estaba muy enfermo y no podía trabajar, que tenían 7 hijos, y que necesitaban comida. John Longhouse, el abarrotero, se mofó de ella y le pidió que saliera de la tienda. Visualizando las necesidades de su familia, la mujer le dijo: "Por favor señor, le traeré el dinero tan pronto como pueda." John le dijo que no podía darle crédito, ya que no tenía cuenta con la tienda.

    Junto al mostrador había un cliente que oyó la conversación. El cliente se acercó al mostrador y le dijo al abarrotero que él respondería por lo que necesitara la mujer para su familia. El abarrotero, no muy contento con lo que pasaba, le preguntó de mala gana a la señora si tenía una lista. Louise respondió: "¡Sí señor!". "Está bien," le dijo el tendero, "ponga su lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le daré en mercancía."
    Louise pensó un momento con la cabeza baja, y después sacó una hoja de papel de su bolso y escribió algo en ella. Después puso la hoja de papel cuidadosamente sobre la balanza, todo esto con la cabeza baja. Los ojos del tendero se abrieron de asombro, al igual que los del cliente, cuando el plato de la balanza bajó hasta el mostrador y se mantuvo abajo. El tendero, mirando fijamente la balanza, se volvió hacia el cliente y le dijo: "¡No puedo creerlo!". 

    El cliente sonrió mientras el abarrotero empezó a poner la mercancía en el otro plato de la balanza. La balanza no se movía, así que siguió llenando el plato hasta que ya no cupo más. El tendero vio lo que había puesto, completamente disgustado. Finalmente, quitó la lista del plato y la vio con mayor asombro.

    No era una lista de mercancía. Era una oración que decía: "Señor mío, tú sabes mis necesidades, y las pongo en tus manos".
    El tendero le dio las cosas que se habían juntado y se quedó de pie, frente a la balanza, atónito y en silencio. Louise le dio las gracias y salió de la tienda. El cliente le dio a John un billete de 50 dólares y le dijo: "Realmente valió cada centavo" Fue un tiempo después que John Longhouse descubrió que la balanza estaba rota.

    En consecuencia, solo Dios sabe cuanto pesa una oración.

    EL SENDERO DE LA AMISTAD


    EL SENDERO DE LA AMISTAD

    La amistad es un sendero del que puedes disfrutar paseos largos y bellos llenos de felicidad. Es un camino tan lindo y adornado sin igual con las flores más bonitas que puedes imaginar.
    La amistad es un sendero al que debes implantar el cariño, la alegría sinceridad y bondad.

    Y por cosas de la vida aunque sea bueno y demás, tiene sus piedras pequeñas que te hacen tropezar.

    La amistad es un sendero por el que hay que caminar con el corazón abierto y sabiendo perdonar.

    Siembra tu mejor semilla y así podrás cultivar de las flores, las más bellas y crecerán muchas más. 

    La amistad es un sendero que al andarle sin cesar con los años se convierte en una eterna... hermandad.
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