martes, 22 de noviembre de 2016

PENSAMIENTO DEL PAPA FRANCISCO


EL EVANGELIO DE HOY MARTES 22 DE NOVIEMBRE 2016


Confiar sólo en Cristo
Lucas 21, 5-11. Martes XXXIV. Tiempo ordinario. Ciclo C. 


Por: H. Rubén Tornero, LC | Fuente: www.missionkits.org 



En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, gracias por estar aquí; por regalarme este momento de encuentro contigo. Sabes que quiero creer más en Ti. ¡Aumenta, por favor, mi fe! Deseo abandonarme en tus brazos amorosos igual que un niño pequeño en los brazos de su mamá, ¡Aumenta mi confianza en Ti! Anhelo ser para Ti un lugar de descanso, una morada donde todos puedan encontrarte, ¡aumenta mi amor!
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 21, 5-11
En aquel tiempo, como algunos ponderaban la solidez de la construcción del templo y la belleza de las ofrendas votivas que lo adornaban, Jesús dijo: "Días vendrán en que no quedará piedra sobre piedra de todo esto que están admirando: todo será destruido".
Entonces le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo va a ocurrir esto y cuál será la señal de que ya está a punto de suceder?".
Él les respondió: "Cuídense que nadie los engañe, porque muchos vendrán usurpando mi nombre y dirán: 'Yo soy el Mesías. El tiempo ha llegado'. Pero no les hagan caso. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones, que no los domine el pánico, porque eso tiene que acontecer, pero todavía no es el fin".
Luego les dijo: "Se levantará una nación contra otra y un reino contra otro. En diferentes lugares habrá grandes terremotos, epidemias y hambre, y aparecerán en el cielo señales prodigiosas y terribles".
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Hoy, Jesús, me regalas una palabra que quiere tocar mi vida, que quiere transformarla. Me hablas de la confianza en ti.
Al ver que muchos ponderaban la hermosura del templo, les dices que todo será destruido y no quedará piedra sobre piedra. Hablas a quienes creían que eran buenos por tener un edificio bello, grande y dedicado a Ti. ¡Cuántas veces yo pienso algo similar Señor! Me escudo bajo el nombre de cristiano y me siento «bueno» porque no mato, ni robo, ni soy tan malo como otros. Me siento contento y seguro con lo que puedo alcanzar por mis medios y por mis fuerzas en mis actividades apostólicas.
¿Cuántas veces me ha pasado que cuando las cosas no salen como yo pensaba, cuando no he podido alcanzar mis metas, cuando experimento el dolor en mí o en los que más quiero, te culpo y creo que me has defraudado? No me doy cuenta que si tantas veces me he sentido así, se porque he puesto mi confianza en mí, en mis medios, en tantas cosas… más no en Ti.
Señor, tantos me han engañado y han hecho sufrir mi corazón. Me he dejado seducir por el dinero, el placer, el poder… en resumidas cuentas, por el pecado, y, al final, me he encontrado vacío, triste y herido. No lo quiero más. Ayúdame, Jesús, a confiar sólo en Ti y sólo en Ti.
«La salvación de Dios proclamada tiene el carácter de un poder invencible que vencerá sobre todo. De hecho, después de haber anunciado a sus discípulos las terribles señales que precederán su venida, Jesús concluye: “Cuando empiece a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza; se acerca su liberación”. Y, si san Pablo habla de un amor “que crece y rebosa”, es porque el testimonio cristiano debe reflejar esta fuerza irresistible que narra el Evangelio. Jesús, también en medio de una agitación sin precedentes, quiere mostrar su gran poder, su gloria incomparable, y el poder del amor que no retrocede ante nada, ni frente al cielo en convulsión, ni frente a la tierra en llamas, ni frente al mar embravecido. Dios es más fuerte que cualquier otra cosa.»
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy rezaré un misterio del rosario pidiéndole a la Virgen que me ayude a confiar más en Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

EL DIOS DE JESÚS


El Dios de Jesús



Por: Escuela de la Fe | Fuente: Tiempos de Fe, año 1, No. 5, 




El Dios de Jesús

En la Biblia se nos habla de Dios; ya en el antiguo testamento a través de imágenes se nos explica cómo es Él. Jesús las recoge y perfecciona para darnos a conocer la auténtica imagen de Dios. 

Dios es bueno y cariñoso.
"Cuando Israel era joven, lo amé; yo enseñé andar a Efraín, le alzaba en brazos; él no comprendía que yo le curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor le atraía; era para ellos como el que levanta un niño contra su mejilla, me inclinaba y le daba de comer".

Dios es tierno y delicado.
"Como un padre siente ternura por sus hijos, siente el señor ternura por sus fieles; porque él conoce nuestra masa; se acuerda de que somos barro.

Dios es compasivo y misericordioso.
 "El señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia, no estás siempre acusando ni guarda rencor perpetuo. No nos trata como merecen nuestros pecados si nos paga según nuestras culpas". 


Dios nos guía y acompaña.
"El señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. Me guía por el sendero justo por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan".

Dios nos cuida y protege. 
"No andéis agobiados pensando que vais a comer o que vais a beber o con que os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.

Dios nos defiende y ayuda. 
"Tú que habitas al amparo del altísimo, que vive a la sombra del omnipotente, di al señor: Refugio de  mío, alcanzar mío, Dios mío, confío en ti. Él te librará de la red del cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus plumas, bajo su salas te refugiarás; su brazo es escudo y armadura. No te acercará la desgracia, ni la plaga llegará hasta tu tienda, por qué a sus ángeles ha dado órdenes, para que te guarden en tus caminos; te llevarán en sus palmas, que tu pie no tropiece en la piedra".

Dios está atento y cercano a nosotros. 
"No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se vende en un par de gorriones por unos cuartos?. Y, sin embargo, ni un solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro padre. Pues hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. Por eso no tengáis miedo: No hay comparación entre vosotros y los gorriones".

Dios nos escucha y atiende.
"Si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto  más vuestro padre del cielo, dará cosas buenas a los que le piden!

Dios nos comprende y disculpa. 
"¿Es mi hijo querido Enfrían? ¿Es el niño de mis delicias? Siempre que lo reprendo, me acuerdo de ello, se me conmueven las entrañas y cedo a la compasión".

Dios es  libertador y Salvador del oprimido.
"Dios hace justicia al oprimido, da pan a los hambrientos, libertad a los cautivos, abre los  ojos al ciego. El señor guarda a los peregrinos, sustenta al huérfano y a la vida".

Dios es amparo y socorro de los débiles.
"Eres dios de los humildes, socorred de los pequeños, protector de los débiles, defensor de los desanimados, salvador  de los desesperados.

Dios nos  acoge y nos perdona 
"Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta".

Dios es amor.
"Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que mando al mundo a su hijo único, para que vivamos por medio de él".

Dios es padre.
"habéis recibido  no un espíritu de esclavitud, sino un espíritu de hijos adoptivos, que nos hace gritar: ABBA (padre). Vosotros orad así: Padre nuestro del cielo.
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