sábado, 13 de octubre de 2018

ESTA ES LA VIDA DE MONS. OSCAR ROMERO, EL MÁRTIR QUE MURIÓ CELEBRANDO LA EUCARISTÍA


Esta es la vida de Mons. Oscar Romero, el mártir que murió celebrando la Eucaristía
Redacción ACI Prensa
Crédito: Daniel Ibáñez - ACI Prensa



Mons. Oscar A. Romero, el Arzobispo de San Salvador asesinado en 1980 mientras celebraba una Misa, será canonizado el próximo 14 de octubre por el Papa Francisco junto a otros seis beatos, entre los cuales destaca el Papa Pablo VI.

Oscar Arnulfo Romero nació en Ciudad Barrios, en el este de El Salvador, el 15 de agosto de 1917, día de la Asunción de la Virgen María.

Creció en el seno de una familia humilde. Desde pequeño era conocido por su amor a las cosas sencillas y las comunicaciones.

En una ocasión, cuando era todavía un niño, asistió a una ordenación sacerdotal que le dejó impactado, y generó en él un deseo profundo de convertirse en sacerdote. 

Ese deseo se haría realidad años más tarde, tras estudiar entre 1931 y 1937 en el Seminario Menor de San Miguel de los padres Claretianos y en el Seminario San José de la Montaña con los jesuitas.


En 1939, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, fue enviado a Roma para completar su formación en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Fue ordenado sacerdote el 4 de abril de 1942 y en agosto de 1943 regresó a El Salvador, donde lo nombraron párroco en Anamorós, en el este del país.

La Oficina de Canonización del Arzobispado de San Salvador afirma que Oscar Arnulfo fue un sacerdote caritativo y entregado, que no aceptaba obsequios que no necesitara. 

Fue elegido Secretario de la Conferencia Episcopal de El Salvador y luego en el Secretariado Episcopal de América Central. El 25 de abril de 1970 fue nombrado Obispo Auxiliar de San Salvador.

En esta sede empezó a acercarse a la difícil situación política del país, donde gobernaba el Ejército.

Mons. Óscar Arnulfo Romero fue nombrado Arzobispo de San Salvador por el Papa Pablo VI el 8 de febrero de 1977. Desde ese momento inició su defensa de los derechos humanos en medio de una naciente guerra civil entre la guerrilla de izquierda y el gobierno de extrema derecha.

La persecución, que incluían expulsiones y asesinatos contra sacerdotes y laicos, le llevó a enfrentarse abiertamente con la dictadura, a la que responsabilizó de las muertes. Con sus acciones obtuvo un importante prestigio a nivel internacional.

En sus homilías en la catedral y en sus frecuentes visitas a las poblaciones, Mons. Romero no se cansó de denunciar y condenar repetidamente los violentos ataques contra la Iglesia y los salvadoreños. 

Esto hizo que fuera blanco de una agobiante campaña en su contra por parte de los sectores poderosos del país, del gobierno y de las organizaciones político-militares de izquierda. En los diarios recibió calumnias, insultos y amenazas de todo tipo. Varios de sus amigos sacerdotes fueron asesinados durante ese tiempo. 

Incluso obispos y sacerdotes buscaron manchar su nombre, calumniándolo ante las autoridades de Roma. A pesar de ello, Mons. Romero recibió el apoyo del Papa Pablo VI.

Posteriormente también el Papa Juan Pablo II respaldó su posición y le animó a continuar por la senda de la justicia y la pacificación de El Salvador. 

Sin embargo, el 24 de marzo de 1980 fue asesinado por un francotirador frente al altar donde celebraba Misa.

El 3 de febrero de 2015 el Papa Francisco reconoció su martirio y fue beatificado el 25 de mayo de ese mismo año por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, en San Salvador.

EL EVANGELIO DE HOY SÁBADO 13 OCTUBRE 2018


Lecturas del Sábado de la 27ª semana del Tiempo Ordinario
Sábado, 13 de octubre de 2018



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (3,22-29):

La Escritura presenta al mundo entero prisionero del pecado, para que lo prometido se dé por la fe en Jesucristo a todo el que cree. Antes de que llegara la fe estábamos prisioneros, custodiados por la ley, esperando que la fe se revelase. Así, la ley fue nuestro pedagogo hasta que llegara Cristo y Dios nos justificara por la fe. Una vez que la fe ha llegado, ya no estarnos sometidos al pedagogo, porque todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis vestido de Cristo. Ya no hay distinción entre judíos y gentiles, esclavos y libres, hombres y mujeres, porque todos sois uno en Cristo Jesús. Y, si sois de Cristo, sois descendencia de Abrahán y herederos de la promesa.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 104,2-3.4-5.6-7

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

Cantadle al son de instrumentos, 
hablad de sus maravillas; 
gloriaos de su nombre santo, 
que se alegren los que buscan al Señor. R/.

Recurrid al Señor y a su poder, 
buscad continuamente su rostro. 
Recordad las maravillas que hizo, 
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo; 
hijos de Jacob, su elegido! 
El Señor es nuestro Dios, 
él gobierna toda la tierra. R/.


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,27-28):

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio del sábado, 13 de octubre de 2018
 CR


Queridos hermanos:

Jesús universaliza la dicha. Sólo un vientre lo pudo llevar; sólo dos pechos lo criaron; sólo una mujer lo dio a luz, como paso o puente entre el embarazo y la crianza. Es, en cierto modo, la singularización máxima de la dicha (perdónese la palabra "singularización"). Pero a Jesús le interesa convertir el punto en una línea, y la línea en un plano, y el plano en un volumen. Quiere alargar, dilatar, ahondar. Quiere que la felicidad no sea un monopolio, ni un oligopolio. La quiere democratizar: todos han de poder tener acceso a ella. Todos, sin diferencia ni distinción: varones y mujeres, pequeños y grandes, judíos y griegos, circuncidados e incurcuncisos, esclavos y libres.

¿Cómo? Pues haciendo todos algo semejante a lo que hizo María: concebir y dar la luz. Concebir la Palabra a través de la escucha, es decir, a través de la acogida por la que la alojamos y la dejamos madurar y crecer en nosotros. No realicemos un aborto provocado de la Palabra, expulsándola del seno de la conciencia. Puede producir malestar y causar trabajos, perturbar la placidez en que vivíamos, hacernos sufrir. Vienen a ser algo parecido a las molestias y mareos que experimenta la embarazada.

Dar a luz la palabra: cumplirla. Si no la cumplimos, nos parecemos a lo que decía el profeta: concebimos, sentimos dolores, nos retorcimos, dimos a luz: nada, viento. Nos nace un feto ya muerto. Es preciso, por tanto, guardar la palabra y cumplir la palabra. La mejor forma de guardarla es darle cumplimiento. Ese es el don, ese es el reto; esa, la gracia, esa, la tarea. Prestemos oído para la escucha y pongamos manos a la obra. Es lo que se nos ha dicho también en la parábola del buen samaritano, que concluye con estas palabras: “Ve y haz tú lo mismo”.

FELIZ SÁBADO




viernes, 12 de octubre de 2018

NUESTRA SEÑORA DEL PILAR, 12 OCTUBRE


Hoy celebramos a Nuestra Señora del Pilar, patrona de la hispanidad
Redacción ACI Prensa




Cuenta la Tradición que el Apóstol Santiago viajó a España para predicar el Evangelio y que la Virgen María se le apareció en un pilar, mientras ella aún vivía en Tierra Santa. De allí es que surge la advocación de Nuestra Señora del Pilar que se celebra cada 12 de octubre.

Era el año 40 d.c. y San Santiago, en una noche de profunda oración a orillas de río Ebro, vio a la Madre de Jesús, quien le pidió que se le edificase ahí una Iglesia con el altar en derredor al pilar.


"Este sitio permanecerá hasta el fin del mundo para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que imploren mi ayuda", dijo la Virgen María.

Esto se cumplió. El lugar ha sobrevivido a invasiones, la guerra civil española y la caída de bombas que no estallaron. Además, con el fomento de la devoción, se han obrado numerosos milagros.

Después de la aparición, San Santiago y sus discípulos comenzaron a construir una capilla, donde estaba la columna, y le dieron el nombre de “Santa María del Pilar”. Lo que se convirtió en el primer templo del mundo dedicado a la Virgen María.

San Juan Pablo II, en 1984, reconoció a la Virgen del Pilar como “Patrona de la Hispanidad”.



Nuestra Señora del Pilar



La tradición de la Virgen del Pilar, tal como ha surgido de unos documentos del siglo XIII que se conservan en la catedral de Zaragoza, se remonta a la época inmediatamente posterior a la Ascensión de Jesucristo, cuando los apóstoles predicaban el Evangelio. Se dice que Santiago el Mayor había desembarcado en la Península por el puerto de Cartagena, lugar donde fundó la primera diócesis española, predicando desde entonces por diversos territorios del país. Los documentos dicen textualmente que Santiago, "llegó con sus nuevos discípulos a través de Galicia y de Castilla, hasta Aragón, donde está situada la ciudad de Zaragoza, en las riberas del Ebro. Allí predicó Santiago muchos días y, entre los muchos convertidos eligió como acompañantes a ocho hombres, con los cuales trataba de día del reino de Dios, y por la noche, recorría las riberas para tomar algún descanso". 

En la noche del 2 de enero del año 40, Santiago se encontraba con sus discípulos junto al río Ebro cuando "oyó voces de ángeles que cantaban Ave María, Gratia Plena y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol". La Santísima Virgen, que aún vivía en carne mortal, le pidió al Apóstol que se le construyese allí una iglesia, con el altar en torno al pilar donde estaba de pie y prometió que "permanecerá este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio". Desapareció la Virgen y quedó ahí el pilar. El Apóstol Santiago y los ocho testigos del prodigio comenzaron inmediatamente a edificar una iglesia en aquel sitio y, antes de que estuviese terminada la Iglesia, Santiago ordenó presbítero a uno de sus discípulos para servicio de la misma, la consagró y le dio el título de Santa María del Pilar, antes de regresarse a Judea. Esta fue la primera iglesia dedicada en honor a la Virgen Santísima.

La devoción del pueblo por la Virgen del Pilar se halla tan arraigada entre los españoles y desde épocas tan remotas, que la Santa Sede permitió el establecimiento del Oficio del Pilar en el que se consigna la aparición de la Virgen del Pilar como "una antigua y piadosa creencia". En 1438 se escribió un "Libro de Milagros" atribuidos a la Virgen del Pilar, que contribuyó al fomento de la devoción hasta el punto de que, el rey Fernando el Católico dijo: "creemos que ninguno de los católicos de occidente ignora que en la ciudad de Zaragoza hay un templo de admirable devoción sagrada y antiquísima, dedicado a la Santa y Purísima Virgen y Madre de Dios, Santa María del Pilar, que resplandece con innumerables y continuos milagros".

El Papa Clemente XII señaló la fecha del 12 de octubre para la festividad particular de la Virgen del Pilar, pero ya desde siglos antes, en todas las iglesias de España y entre los pueblos sujetos al rey católico, se celebraba la dicha de haber tenido a la Madre de Dios en su región cuando todavía vivía en carne mortal. 

Tres rasgos peculiares que caracterizan a Ntra. Sra. del Pilar y la distinguen de otras advocaciones marianas. El primero es que se trata de una venida extraordinaria de la Virgen durante su vida mortal. La segunda la constituye la Columna o Pilar que la misma Señora trajo para que sobre él se construyera la primera capilla que, de hecho, sería el primer templo mariano de toda la Cristiandad. Y la tercera es la vinculación de la tradición pilarista con la tradición jacobea (Santiago de Compostela); por ello, Zaragoza y Compostela, el Pilar y Santiago, han constituido los ejes fundamentales en torno a los cuales ha girado durante siglos la espiritualidad de España.

La Basílica del Pilar, en Zaragoza, constituye en la actualidad uno de los santuarios marianos más importantes del mundo y recibe contínuas peregrinaciones. Ante la Virgen han orado gentes de todas las razas, desde las más humildes, hasta los reyes y gobernantes más poderosos, e incluso pontífices. El grandioso templo neoclásico se levanta sobre el lugar de la aparición, conservándose la Columna de piedra que la Virgen dejó como testimonio, un Pilar que simboliza la idea de solidez del edificio-iglesia, el conducto que une el Cielo y la Tierra, a María como puerta de la salvación.

El día 12 de octubre de 1492 fue precisamente cuando las tres carabelas de Cristóbal Colón avistaban las desconocidas tierras de América, lo que ha motivado que la Virgen del Pilar haya sido proclamada como patrona de la Hispanidad, constituyendo el mejor símbolo de unión entre los pueblos del viejo y nuevo continente. Su fiesta se celebra con gran fasto en todas las naciones de habla hispana y especialmente en la ciudad de Zaragoza, donde miles de personas venidas de todo el mundo realizan una multitudinaria ofrenda floral a la Virgen.

EL EVANGELIO DE HOY VIERNES 12 OCTUBRE 2018


Lecturas de hoy Nuestra Señora del Pilar
Hoy, viernes, 12 de octubre de 2018



Primera lectura
Lectura del primer libro de las Crónicas (15,3-4.15-16;16,1-2):

En aquellos días, David congregó en Jerusalén a todos los israelitas, para trasladar el arca del Señor al lugar que le había preparado. Luego reunió a los hijos de Aarón y a los levitas. Luego los levitas se echaron los varales a los hombros y levantaron en peso el arca de Dios, tal como había mandado Moisés por orden del Señor. David mandó a los jefes de los levitas organizar a los cantores de sus familias, para que entonasen cantos festivos acompañados de instrumentos, arpas, cítaras y platillos. Metieron el arca de Dios y la instalaron en el centro de la tienda que David le había preparado. Ofrecieron holocaustos y sacrificios de comunión a Dios y, cuando David terminó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en nombre del Señor.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 26,1.3.4.5

R/. El Señor me ha coronado, 
sobre la columna me ha exaltado

El Señor es mi luz y mi salvación, 
¿a quién temeré? 
El Señor es la defensa de mi vida, 
¿quién me hará temblar? R/.

Si un ejército acampa contra mí, 
mi corazón no tiembla; 
si me declaran la guerra, 
me siento tranquilo. R/.

Una cosa pido al Señor, eso buscaré: 
habitar en la casa del Señor por los días de mi vida; 
gozar de la dulzura del Señor, 
contemplando su templo. R/.

Él me protegerá en su tienda el día del peligro; 
me esconderá en lo escondido de su morada, 
me alzará sobre la roca. R/.


Evangelio de hoy
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,27-28):

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

Palabra del Señor




Comentario al Evangelio de hoy viernes, 12 de octubre de 2018
 CR


Queridos hermanos:

En esta fiesta de Nuestra Señora del Pilar en la que homenajeamos a la Madre de Jesús la liturgia nos regala este texto evangélico en el que Jesús homenajea a su madre dando relieve al vínculo de la fe frente al vínculo de la carne y la sangre. Y es que ésta idea racial había sido para Israel una permanente raíz de malentendidos. Se vinculaba tanto la salvación con el hecho de pertenecer al pueblo elegido, que se caía en un nacionalismo religioso excluyente. Jesús anuncia un Dios para todos, sin exclusiones, al que se llega desde la fe, no reivindicando el "pedigree" religioso. El evangelio de Juan -en especial el episodio de la samaritana-, es prototípico al respecto.

Nosotros también podemos caer en ese riesgo. "Al cielo iremos los de siempre", decía una chiste del humorista Mingote, ironizando sobre esa actitud del creyente tradicional que se fía más de la herencia recibida y las costumbres adquiridas que de la auténtica respuesta personal.

Dios no es una 'póliza de seguros' que se pueda conseguir a cambio de cumplir ciertos ritos o mantener ciertas conductas. Quien se acerca a Dios así corre el riesgo de manipular hasta lo más sagrado en beneficio propio. Y puede ser que tenga todos los papeles en regla, pero lo más probable es que Dios le diga: "No te conozco". Pues lo que son medios para el encuentro con Dios los ha convertido en arneses y correas para sentirse seguro. Y lo que son vías para recibir la justicia salvadora los han transformado en sistemas para sentirse justo, para autojustificarse.

Este fue el conflicto religioso de fondo con los fariseos: El pasaje del fariseo y el publicano cuando oran en el templo nos indica por donde van las preferencias de Dios.

Por tanto, universalismo sin excluisones, apertura, humildad de corazón, sentirse herederos de un don gratuito. Para que Jesús no tenga que volvernos a decir: "los publicanos y las prostitutas os precederán en el reino de los cielos..."

FELIZ VIERNES






jueves, 11 de octubre de 2018

LA CONSTRUCCIÓN DE LA FELICIDAD


La construcción de la felicidad 



No es cierto, como muchos piensan, que la dicha pueda encontrarse como se encuentra por la calle una moneda o que pueda tocar como una lotería, sino que es algo que se construye, ladrillo a ladrillo, como una casa.

Habría también que enseñarles que la felicidad nunca es completa en este mundo, pero que, aun así, hay razones más que suficientes de alegría para llenar una vida de jugo y de entusiasmo y que una de las claves está precisamente en no renunciar o ignorar los trozos de felicidad que poseemos por pasarse la vida soñando o esperando la felicidad entera.

Sería también necesario decirles que no hay «recetas» para la felicidad, porque, en primer lugar, no hay una sola, sino muchas felicidades y que cada hombre debe construir la suya, que puede ser muy diferente de la de sus vecinos. Y porque, en segundo lugar, una de las claves para ser felices está en descubrir «qué» clase de felicidad es la mía propia.

Añadir después que, aunque no haya recetas infalibles, sí hay una serie de caminos por los que, con certeza, se puede caminar hacia ella.

A mí se me ocurren, así de repente, unos cuantos:

♥ Valorar y reforzar las fuerzas positivas de nuestra alma.

♥ Descubrir y disfrutar de todo lo bueno que tenemos.

♥ No tener que esperar a encontramos con un ciego para enterarnos de lo hermosos e importantes que son nuestros ojos.

♥ Asumir después serenamente las partes negativas o deficitarias de nuestra existencia.

♥ Vivir abiertos hacia el prójimo. Pensar que es preferible que nos engañen cuatro o cinco veces en la vida que pasarnos la vida desconfiando de los demás.

♥ Tener un gran ideal, algo que centre nuestra existencia y hacia lo que dirigir lo mejor de nuestras energías.

♥ Creer descaradamente en el bien. Tener confianza en que a la larga y a veces muy a la larga, terminará siempre por imponerse.

♥ En el amor, preocuparse más por amar que por ser amados.

♥ Elegir, si se puede, un trabajo que nos guste. Y si esto es imposible, tratar de amar el trabajo que tenemos.

♥ Revisar constantemente nuestras escalas de valores.

♥ Cuidar que el dinero no se apodere de nuestro corazón, pues es un ídolo difícil de arrancar de él cuando nos ha hecho sus esclavos.

♥ Descubrir que Dios es alegre.

♥ Procurar sonreír con ganas o sin ellas.

La lista podría ser más larga. Pero creo que, tal vez, esas pocas lecciones podrían servir para iniciar el estudio de la asignatura más importante de nuestra carrera de hombres: la construcción de la felicidad.


© José Luis Martín Descalzo 

AYUDAR DE CORAZÓN


Ayudar de corazón



Cuando de alguien se dice, “es una buena persona”, así simplemente, se la está calificando con la nota más excelente: la bondad. Ser bueno es ser de nobles sentimientos, honrado,  respetuoso con todos, amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos muy valiosos de la personalidad, que generan en los demás, atracción y simpatía.

Centrados en los problemas del día, pocas veces miramos a nuestro alrededor. Y cómo cambiaría el mundo si cada uno se alejara un momento de sí mismo, para ayudar a los demás. Cuántos hay en el círculo de tus relaciones que hoy necesitan tu palabra, tu sonrisa, tu abrazo o sólo tu compañía. Cuánto ayuda la gracia del buen humor al corazón abatido, la palabra serena al irritado, la dulzura de una voz amable al que yace en el abismo de la desesperación. No hay mayor felicidad que no pasar en vano por la vida de otra persona. Que fuimos para alguien una brisa refrescante, una palabra que lo reanimó, una mano extendida que lo rescató de las tinieblas...

Qué nobleza de alma tiene quien descubre y subraya en los demás lo que los honra. Ojalá tú también te especialices en rescatar en los otros ese lado bueno, simpático, agradable que todos tenemos. Es un aspecto del amor a nuestros semejantes. Es una expresión de la norma de oro: “Haz a tu prójimo lo que te gustaría que te hagan a ti”.


* Enviado por el P. Natalio

GRACIAS SEÑOR, POR LA EUCARISTÍA


Gracias Señor, por la Eucaristía



Gracias Señor, porque en la última cena partiste tu pan y vino en infinitos trozos, para saciar nuestra hambre y nuestra sed...

Gracias Señor, porque en el pan y el vino nos entregas tu vida y nos llenas de tu presencia.

Gracias Señor, porque nos amaste hasta el final, hasta el extremo que se puede amar: morir por otro, dar la vida por otro.

Gracias Señor, porque quisiste celebrar tu entrega, en torno a una mesa con tus amigos, para que fuesen una comunidad de amor.

Gracias Señor, porque en la eucaristía nos haces UNO contigo, nos unes a tu vida, en la medida en que estamos dispuestos a entregar la nuestra...

Gracias, Señor, porque todo el día puede ser una preparación para celebrar y compartir la eucaristía...

Gracias, Señor, porque todos los días puedo volver a empezar..., y continuar mi camino de fraternidad con mis hermanos, y mi camino de transformación en ti...

SAN JUAN XXIII, EL PAPA BUENO, 11 OCTUBRE


San Juan XXIII, el Papa bueno
11 de Octubre

Redacción ACI Prensa






"¡Oh, los santos, los santos del Señor, que por doquier nos alegran, nos animan y nos bendicen!", decía San Juan XXIII, llamado el "Papa bueno" y cuya fiesta es el 11 de octubre.

Angelo Giuseppe Roncalli, más conocido como San Juan XXIII, nació en Italia en 1881. Ingresó desde muy joven al seminario y fue ordenado sacerdote en 1904.

En la Segunda Guerra Mundial, siendo Obispo, salvó a muchos judíos con ayuda del “visado de tránsito” de la Delegación Apostólica.

En 1953 fue creado Cardenal y a la muerte de Pío XII, es elegido como Sumo Pontífice en 1958. Poco a poco se ganó el apelativo de “Papa Bueno” por sus cualidades humanas y cristianas.

El mundo entero pudo ver en él a un pastor humilde, atento, decidido, valiente, sencillo y activo. Se enrumbó por los caminos del ecumenismo y del diálogo con todos. Escribió las famosas encíclicas “Pacem in terris” y “Mater et magistra” y convocó al Concilio Vaticano II.

Es llamado a la Casa del Padre el 3 de junio de 1963, beatificado por San Juan Pablo II en el 2000 y canonizado por Papa Francisco en abril del 2014.

El milagro para su beatificación se basó en la curación de Sor Caterina Capitani, una religiosa que tenía una dolencia estomacal muy grave.

Las hermanas de la paciente, que conocían de la gran admiración de Sor Caterina por Juan XXIII, oraron pidiendo la intercesión del “Papa bueno” y colocaron una imagen de él en el estómago de la paciente.

Minutos después la religiosa empezó a sentirse bien y pidió comer. Más adelante, Sor Caterina relataría que vio a Juan XXIII sentado al pie de su cama y que le dijo que su plegaria había sido escuchada. La ciencia no pudo dar explicaciones de esta curación.




Guerra Mundial


Durante la Primera Guerra Mundial, ejerció primero como sargento médico y más tarde como capellán militar. En 1921, fue llamado desde Roma por el Papa Benedicto XV para ocupar el cargo de Presidente para Italia del Consejo Central de la Obra Pontificia de la Propagación de la Fe.

El papa Pío XI lo designó simultáneamente Arzobispo de Areopoli y enviado oficial para Bulgaria el 3 de marzo de 1925. El 19 de marzo de 1925 Angelo Giuseppe Roncalli fue consagrado Arzobispo titular de Areopoli. Eligió como su lema episcopal "Obedientia et Pax". En Bulgaria, realizó su labor apostólica visitando las comunidades católicas y estableciendo relaciones de respeto y estima con otras comunidades cristianas, en especial de la Iglesia Ortodoxa. En una ocasión en Bulgaria fue a visitar a unos heridos internados en un hospital católico que trataba gratuitamente a todas las personas, independientemente de su religión. Estos heridos fueron víctimas de un atentado contra el rey Boris III en una catedral ortodoxa de Sofía, siendo ortodoxos que frecuentaban su lugar de culto. El rey búlgaro quedó tan impresionado que lo recibió en audiencia privada, siendo un acto inédito porque los visitadores apostólicos no gozaban de ningún estatuto diplomático y las relaciones entre la minoría católica y la mayoría ortodoxa eran muy tensas. Hechos como este constituyeron las bases de la futura delegación apostólica. En efecto, su labor fue tan fructífera que se lo designó delegado apostólico para Bulgaria el 16 de octubre de 1931.

El 30 de noviembre de 1934 fue designado Arzobispo títular de Mesembria, y el 12 de enero de 1935 fue nombrado delegado apostólico para Turquía (vicario apostólico de Estambul, antigua Vicaría Apostólica de Constantinopla). El mismo día se lo designó Delegado Apostólico para Grecia, atendiendo desde Estambul los asuntos relativos a ambos países.

Su intervención para socorrer a miles de judíos de la persecución nazi mientras servía como Delegado Apostólico del Vaticano en Turquía durante la Segunda Guerra Mundial fue proverbial.

El 23 de diciembre de 1944, el Papa Pío XII lo nombró nuncio apostólico de Francia. Contribuyó a normalizar la organización eclesiástica en Francia, desestabilizada por los numerosos obispos que habían colaborado con los alemanes. Gracias a su cortesía, su sencillez, su buen humor y su amabilidad pudo resolver los problemas y conquistar el corazón de los franceses y de todo el Cuerpo Diplomático.




Cardenal y Patriarca de Venecia


El 12 de enero de 1953 el papa Pío XII lo crea Cardenal presbítero con el título de Santa Prisca, siendo designado tres días después como patriarca de Venecia.

Como patriarca de Venecia, solía navegar por los canales de la ciudad sin la vestimenta de cardenal, y detenerse para hablar con los gondoleros, las prostitutas y menesterosos, quienes le contaban sus problemas. Su forma de ejercicio del poder se caracterizó por el servicio y el perdón.

Era patriarca de Venecia. Supo que uno de sus sacerdotes llevaba una vida turbia y que frecuentaba un lugar poco digno para un eclesiástico. Pudo suspenderle en sus funciones; pudo aplastarle con su poder; pudo ejercer toda la fuerza de su autoridad. Pero ¿qué hizo? Lo esperó un día en el lugar que solía frecuentar. El sacerdote palidece. El Patriarca lo toma del brazo y con naturalidad le pide que le acompañe al palacio. Y una vez en su despacho se arrodilla ante el sacerdote caído y le pide: «Por favor, confiéseme». Y lo hace con toda humildad y naturalidad.

El sacerdote lo absuelve y el patriarca abrazándolo le dice: «Hijo mío, me gustaría que reflexionases acerca del don maravilloso que Dios te ha dado de perdonar los pecados a los hombres, incluso a tu mismo arzobispo. Que esto te anime a evitar lo más posible el pecado en tu misma vida y como gratitud a Cristo».




Pontificado



El 28 de octubre de 1958, contando con casi 77 años, Roncalli fue elegido papa ante la sorpresa de todo el mundo. Escogió el nombre de Juan (nombre de su padre y del patrón de su pueblo natal, aunque escogió este nombre por el evangelista de nombre Juan). Fue entronizado el 4 de noviembre (21 días antes de su cumpleaños 77) por el cardenal Nicola Canali, protodiácono de San Nicola in Carcere Tulliano.

Después del largo pontificado de su predecesor, los cardenales parecieron escoger un papa de transición a causa de su avanzada edad y de su modestia personal.

Ni los cardenales ni el resto de la Iglesia esperaban que el temperamento alegre, la calidez y la generosidad del papa Juan XXIII cautivaran los afectos del mundo de una forma en que su predecesor no pudo. Al igual que Pío XI pensaba que el diálogo era la mejor forma para dar solución a un conflicto.

Enseguida empezó una nueva forma de ejercer el papado. Fue el primero desde 1870 que ejerció su ministerio de obispo de Roma visitando personalmente las parroquias de su diócesis. Al cabo de dos meses de haber sido elegido, dio ejemplo de obras de misericordia: por Navidad visitó los niños enfermos de los hospitales Espíritu Santo y Niño Jesús; al día siguiente fue a visitar los prisioneros de la cárcel Regina Coeli.

En su primera medida de gobierno vaticano, que le enfrentó con el resto de la curia, redujo los altos estipendios (y la vida de lujo que, en ocasiones, llevaban los obispos y cardenales). Asimismo, dignificó las condiciones laborales de los trabajadores del Vaticano, que hasta ese momento carecían de muchos de los derechos de los trabajadores de Europa, y además retribuidos con bajos salarios. Por primera vez en la historia nombra cardenales indios y africanos.

En una visita a Europa, el presidente de Argentina, Arturo Frondizi visitó El Vaticano y conoció al papa, quien le dio el apodo de "el estadista de América", también le dijo que en Italia hacían falta políticos como él.

Tres meses después de su elección, el 25 de enero de 1959, en la Basílica de San Pablo Extramuros y ante la sorpresa de todo el mundo anunció el XXI Concilio Ecuménico -que posteriormente fue llamado Concilio Vaticano II-, el I Sínodo de la Diócesis de Roma y la revisión del Código de Derecho Canónico. Este Concilio fue inspirado en la figura del papa Pío IX precursor del Concilio Vaticano I y quien, según el papa Juan XXIII, nadie en la historia de la Iglesia había sido tan amado y tan odiado a la vez.

El 2 de diciembre de 1960 se reunió en el Vaticano durante una hora con el arzobispo de Canterbury, Geoffrey Francis Fisher. Era la primera vez en más de 400 años, desde la excomunión de Isabel I, que la máxima autoridad de la Iglesia de Inglaterra se reunía con el papa. Durante su Pontificado nombró 37 nuevos cardenales, entre los cuales por primera vez un tanzano, un japonés, un filipino, un venezolano, un uruguayo y un mexicano.

El 3 de enero de 1962 excomulgó a Fidel Castro, iniciativa amparada en condenas expresadas por el papa Pío XII en 1949.




Sus Encíclicas



Juan XXIII escribió ocho encíclicas en total, según el siguiente orden cronológico:

Ad Petri Cathedram (29 de junio de 1959);
Sacerdotii Nostri Primordia (1 de agosto de 1959);
Grata Recordatio (26 de septiembre de 1959);
Princeps Pastorum (28 de noviembre de 1959);
Mater et Magistra (15 de mayo de 1961);
Aeterna Dei Sapientia (11 de noviembre de 1961);
Paenitentiam Agere (1 de julio de 1962);
Pacem in terris (11 de abril de 1963).
Su magisterio social en las encíclicas Mater et Magistra y Pacem in terris fue profundamente apreciado. En ambas pastorales se insiste sobre los derechos y deberes derivados de la dignidad del hombre como criatura de Dios.La encíclica Pacem in terris fue dirigida no solo a los católicos, sino «a todos los hombres de buena voluntad». Escrita en plena guerra fría luego de la crisis de los misiles en Cuba de octubre de 1962, la encíclica contiene un rechazo incondicional de la carrera de armamentos y de la guerra en sí misma. Sostiene que en la era atómica resulta impensable que la guerra se pueda utilizar como instrumento de justicia. Esto, a su vez, implicó una virtual abolición del concepto de guerra justa.



Concilio Vaticano II


El 11 de octubre de 1962 el Papa Roncalli abrió el Concilio Vaticano II en San Pedro. Este Concilio cambiaría el rostro del catolicismo: una nueva forma de celebrar la liturgia (más cercana a los fieles), un nuevo acercamiento al mundo y un nuevo ecumenismo. Respecto de esto último, Juan XXIII había creado en 1960 el Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos, 12 una comisión preparatoria al Concilio que más tarde permanecería bajo el nombre de Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos. Era la primera vez que la Santa Sede creaba una estructura consagrada únicamente a temas ecuménicos. Para la presidencia de ese organismo el papa designó al cardenal Augustin Bea, quien luego se convertiría en una de las figuras determinantes del Concilio Vaticano II.

Desde la apertura del Concilio, el papa Juan XXIII enfatizó la naturaleza pastoral de sus objetivos: no se trataba de definir nuevas verdades ni condenar errores, sino que era necesario renovar la Iglesia para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos (un aggiornamento), buscar los caminos de unidad de las Iglesias cristianas, buscar lo bueno de los nuevos tiempos y establecer diálogo con el mundo moderno centrándose primero "en lo que nos une y no en lo que nos separa".

Al Concilio fueron invitados como observadores miembros de diversos credos, desde creyentes islámicos hasta indios americanos, al igual que miembros de todas las Iglesias cristianas: ortodoxos, anglicanos, cuáqueros, y protestantes en general, incluyendo, evangélicos, metodistas y calvinistas no presentes en Roma desde el tiempo de los cismas.




Su muerte



El 23 de mayo de 1963 se anunció públicamente la enfermedad del papa: cáncer de estómago que, según su secretario Loris F. Capovilla, le fue diagnosticado en septiembre de 1962. El papa no quiso dejarse operar temiendo que el rumbo del Concilio se desviara de lo estipulado. Así, el mismo Papa estaba firmando su sentencia de muerte. Al fin, después de sufrir esa grave enfermedad, el papa Juan XXIII murió en Roma el 3 de junio de 1963.

Finalizó sus días sin ver concluida su obra mayor, a la que él mismo consideró "la puesta al día de la Iglesia".

Fue sucedido por Pablo VI, quien en 1965 iniciaría el proceso de beatificación del propio Juan XXIII después de la clausura del Concilio Vaticano II. Juan XXIII fue beatificado por Juan Pablo II el 3 de septiembre de 2000, junto con el papa Pío IX. Su fiesta litúrgica quedó fijada el 11 de octubre, día de la apertura del Concilio Vaticano II.

La Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano aprobó los milagros para la canonización del beato Juan Pablo II y del beato Juan XXIII.13 Los dos pontífices serán canonizados en una misma celebración, el 27 de abril de 2014.

EL PAPA FRANCISCO RECUERDA QUE EL ABORTO ES ASESINATO, ES COMO CONTRATAR A UN SICARIO


El Papa Francisco recuerda que el aborto es asesinato: Es como contratar a un sicario
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco condenó con firmeza el aborto y recordó que no sólo no es un derecho, sino que incluso es un crimen: “Es como contratar a un sicario para resolver un problema”, advirtió.

El Santo Padre realizó esta afirmación en su catequesis de la Audiencia General de este miércoles 10 de octubre, dedicada al Quinto Mandamiento: no matarás, en la que insistió en que “no es justo acabar con una vida humana para resolver un problema, no es justo acabar con la vida humana de un pequeño para solucionar un problema”.

Este rechazo del aborto se produce en plena conmemoración del 50 aniversario de la Encíclica “Humanae vitae”, del 25 de julio de 1968, en la que el Papa Pablo VI, que será proclamado santo el próximo domingo 14 de octubre, hacía una defensa de la vida y de la moral sexual en plena ola de difusión de los métodos anticonceptivos y abortivos que llevó al momento actual antinatalista y de banalización de la sexualidad.

De forma especial, condenó a aquellos que empujan al aborto a padres cuyo hijo no nacido padece algún tipo de discapacidad. “Los padres, en estos casos dramáticos, necesitan una verdadera cercanía, una verdadera solidaridad para afrontar la realidad superando el miedo comprensible”.


Sin embargo, denunció que, en vez de ese apoyo, muchos padres que se encuentran en esta situación, “a menudo reciben consejos para interrumpir el embarazo”.

En su catequesis, Francisco señaló que “todo el mal que se produce en el mundo se podría resumir en esto: el desprecio por la vida”.

“La vida resulta agredida por las guerras, por las organizaciones que explotan a las personas, por las especulaciones sobre el medio ambiente y por la cultura del descarte y todos los sistemas que someten la existencia humana a cálculos de oportunidad mientras un número escandaloso de personas viven en un estado indigno”, aseveró.

Es en ese contexto, en el de la cultura del descarte, en el que situó el aborto. “Un enfoque contradictorio permite la supresión de la vida humana en el útero en nombre de la defensa de otros derechos. ¿Cómo puede ser terapéutico, civil o simplemente humano un acto que suprime la vida inocente e indefensa en su florecimiento?”.

“¿De dónde viene todo esto?”, se preguntó. “La violencia y el rechazo de la vida nacen del miedo. De hecho, la acogida del otro es un desafío al individualismo”.


“Un niño enfermo es como todo necesitado de la tierra, como un anciano que necesita de asistencia, como tantos pobres que luchan para salir adelante: ese al que se presenta como un problema, es, en realidad, un don de Dios que puede sacarme del egocentrismo y hacer crecer el amor. La vida vulnerable nos indica el camino para salir, el camino para salvarnos de una existencia replegada sobre sí misma y descubrir la alegría del amor”.

El Papa explicó que “los ídolos de este mundo: el dinero, el poder, el éxito”, son los que “llevan al hombre a rechazar la vida”. Aseguró que esos ídolos “son parámetros errado para valorar la vida. La única medida auténtica de la vida es el amor, el amor con el que Dios ama”.

“Vale la pena acoger toda vida porque cada persona vale la sangre de Cristo mismo. No se puede despreciar aquello que Dios a amado”, subrayó.

El Papa finalizó su catequesis afirmando que “debemos decir a los hombres y a las mujeres del mundo: no despreciéis la vida. La vida de los demás, pero también vuestra propia vida, porque también esa se incluye en el Mandamiento ‘no matarás’. A tantos jóvenes les digo: ¡no desprecies tu existencia! ¡Deja de rechazar la obra de Dios! ¡Tú eres obra de Dios!”.
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