jueves, 8 de noviembre de 2018

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 8 NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
8 de Noviembre



Somos apóstoles del Señor; él nos ha enviado al mundo con la misión de dar a conocer a su Hijo; pero si somos apóstoles, debemos vivir como tales y actuar claramente ante el mundo como verdaderos emisarios de Jesucristo.

El apóstol no temerá nunca cumplir su misión; es apóstol del Evangelio y el Evangelio se ha de predicar a todos y en todas las circunstancias y con todas las consecuencias.

Nosotros somos los intérpretes, los intermediarios entre Jesucristo y el mundo de hoy; somos los encargados de transmitir lo que Jesús dijo a aquel puñadito  de apóstoles, pero que estaba destinado a los hombres de todos los tiempos y lugares.

Y nosotros se lo tenemos que repetir en su propio lenguaje, dar la luz evangélica para su propia actualidad; si queremos salvar al mundo de hoy tenemos que sentir como él, dolernos de sus penas, rechazar las injusticias que estás sufriendo. Así seremos los verdaderos profetas del Señor, y hablaremos en su nombre, predicaremos su Evangelio.



P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 7 NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
7 de Noviembre



Jesús necesita continuar su obra de salvación en el mundo, y los continuadores de esa obra de salvación del mundo somos nosotros, por expresa y amorosa elección de Jesús.

Habremos de encontrar dificultades, pero superando la fuerza de las adversidades y de los enemigos sentiremos el respaldo de Jesús.

La predicación del Evangelio provocará el odio o al menos el desprecio de todos aquellos que no son de Cristo; pero ha de ser para nosotros motivo de gran consuelo el saber que somos perseguidos, odiados o menospreciados, o tenidos en menos por el amor del Señor (cf 1 Pe 4,14).

A pesar de todas las dificultades y oposiciones, nosotros debemos mantenernos perseverantes y firmes en la fe y en el amor, en la justicia y en la santidad de vida.


P. Alfonso Milagro

FELIZ VIERNES




martes, 6 de noviembre de 2018

PINTURAS DE NAVIDAD DE MARK MISSMAN










LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 6 DE NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
6 de Noviembre


Algunos santos se estimulaban a sí mismos a la práctica de la virtud, haciéndose esta pregunta: ¿De qué me sirve esto para la eternidad?

No debes descuidar lo temporal, por que el cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo; falta sobre todo a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su salvación.

Pero tampoco debes olvidar que lo temporal sin lo eterno no tiene sentido; es la fe, la vida de fe la que orienta y da razón de ser a todas las cosas.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 5 NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
5 de Noviembre


Para los santos la mejor almohada eran las manos de Jesús, la mejor medicina y el más suave alivio era recurrir al Sagrario, buscando la compañía y la conversación con el Señor Sacramentado. Por eso pasaban ratos muy prolongados en oración, y de ella salían con renovado vigor y con fuerzas aumentadas para enfrentar la vida con todos sus dolores y humillaciones.


P. Alfonso Milagro

LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 4 NOVIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
4 de Noviembre



Jesús pasaba sus noches en oración, dialogando con su Padre; y eso que él tenía una comunión especial y única con el Padre.

¿Por qué tú encuentras mejor hablar que orar? ¿Cómo estás relegando la oración a un segundo o tercer plano?

Nos gusta hablar mucho y no nos agrada tanto guardar silencio; pensamos que la oración consiste en hablar, incluso así la solemos definir; y no es que esté mal.

Pero será mejor oración no tanto hablar con Dios, cuanto ponerse en actitud de escucharlo.



P. Alfonso Milagro

IMÁGENES DE TARJETAS DE FELIZ NAVIDAD


























sábado, 3 de noviembre de 2018

UNA CUESTIÓN DE AMOR - MEDITACIÓN EVANGELIO DOMINGO 4 NOVIEMBRE 2018


Comentario al Evangelio del domingo, 4 de noviembre de 2018
 Fernando Torres cmf


Una cuestión de amor

      Todos estamos sometidos a normas y leyes. Hay reglas para organizar el tráfico, la vida en las ciudades, las relaciones entre las empresas y muchas otras cosas. También hay muchos mandamientos en la Iglesia. Sucede hoy y ya sucedía hace muchos años. Por eso el escriba se acerca a Jesús. Quiere saber, cuál es el más importante de todos los mandamientos. La respuesta de Jesús es clara: lo más importante es la relación con Dios y con los hermanos. Esa relación es la misma en ambos casos. Debe ser una relación de amor. 

      Primera consecuencia: a Dios no se le teme ni se le adora. A Dios se le ama. Nuestra relación con Dios es una relación de amor por la sencilla razón de que él nos amó primero. Somos creación suya, obra de sus manos. Nuestra relación con él es tan profunda o más como la que tenemos con nuestros padres. Sólo los que han tenido la experiencia de ser padres, podrán imaginarse, y no perfectamente, el amor con que Dios nos ama. 

      Segunda consecuencia: no hay diferencia entre la relación con Dios y con los hermanos. Es decir, amar es la única forma posible de relacionarse con los hermanos. Cualquier otra forma de relacionarse con ellos está fuera del mandato de Jesús. Y no hablamos de una norma cualquiera sino de “la más importante”, tal y como se asegura en el Evangelio. Para el cristiano, pues, no vale sentir odio ni rabia ni enemistad ni envidia. El otro es siempre un hermano al que amar. Es posible que no hayamos llegado todavía a vivir este amor universal, pero al menos debemos tener claro a dónde debemos llegar. El horizonte a donde nos dirigimos es amar. 

      Pero, ¿qué es eso de amar? Algunos piensan inmediatamente en el sexo. ¡Pobrecillos! Les falta mucho por aprender todavía. Amar es mucho más. Tampoco tiene nada que ver con poseer o dominar al otro para que haga lo que yo quiera. Amar es acercarse al otro, atenderle en sus necesidades, servirle. Es poner los intereses del otro por delante de los míos. Y hacerlo gratuitamente, sin pedir nada a cambio. Porque la felicidad del que ama está precisamente en la felicidad del otro. En la medida en que el otro es feliz, el que ama experimenta su propia felicidad y plenitud.

      Hoy Jesús nos recuerda que puede haber muchos mandamientos pero que todos se resumen en una cuestión básica: amar. Los que aman es posible que no sepan mucha teología ni tengan mucha cultura pero son los que están mas cerca del Reino de Dios. Así se lo dijo Jesús al escriba. Así la Iglesia nos recuerda hoy nuestro principal mandamiento. 



Para la reflexión

      ¿Soy capaz de amar gratuitamente o me dejo llevar siempre por el egoísmo de mis intereses? ¿Qué significa en concreto para mí amar a mi familia, a mis amigos? ¿Qué puedo hacer en concreto por ellos que todavía no hago?

LECTURAS BÍBLICAS DEL DOMINGO 4 NOVIEMBRE 2018


Lecturas del Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Domingo, 4 de noviembre de 2018


Primera lectura
Lectura del libro del Deuteronomio (6,2-6):

En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: «Teme al Señor, tu Dios, guardando todos sus mandatos y preceptos que te manda, tú, tus hijos y tus nietos, mientras viváis; así prolongarás tu vida. Escúchalo, Israel, y ponlo por obra, para que te vaya bien y crezcas en número. Ya te dijo el Señor, Dios de tus padres: "Es una tierra que mana leche y miel." Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es solamente uno. Amarás al Señor, tu Dios, con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas. Las palabras que hoy te digo quedarán en tu memoria.»

Palabra de Dios


Salmo
Sal 17

R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador. R/.

Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte. 
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R/.

Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido. R/.


Segunda lectura
Lectura de la carta a los Hebreos (7,23-28):

Ha habido multitud de sacerdotes del antiguo testamento, porque la muerte les impedía permanecer; como éste, en cambio, permanece para siempre, tiene el sacerdocio que no pasa. De ahí que puede salvar definitivamente a los que por medio de él se acercan a Dios, porque vive siempre para interceder en su favor. Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo. Él no necesita ofrecer sacrificios cada día «como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo,» porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo. En efecto, la Ley hace a los hombres sumos sacerdotes llenos de debilidades. En cambio, las palabras del juramento, posterior a la Ley, consagran al Hijo, perfecto para siempre.

Palabra de Dios


Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Marcos (12,28b-34):

En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?» 
Respondió Jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser." El segundo es éste: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo." No hay mandamiento mayor que éstos.» 
El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.» 
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios.» Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.

Palabra del Señor


SEÑOR, AYÚDAME A SER HUMILDE


Señor, ayúdame a ser humilde
Desconéctame, Señor, de las cosas de mi vida que tanto amo....quiero que tu me ayudes a vivir en la humildad.


Por: Ma Esther De Ariño | Fuente: Catholic.net 




Aquí estoy, Señor, para darte ese tiempo de mi vida, que es muy poco, comparado con el tiempo que siempre tengo para trabajar, para distraerme y pasear. Es muy poco pero quiero que sea tuyo y que será el mejor de mi tiempo porque es para ti.

Dame paz, tranquilidad. Auséntame de todas mis preocupaciones, quedarme vacía de todos los problemas y dolores que llevo en mi alma, muchas veces causados por mi equivocado proceder, y entregarme de lleno a ti.

Desconéctame, Señor, de las cosas de mi vida que tanto amo.... quiero que tu me ayudes a encontrar esa "perla escondida" que es aprender a vivir en la humildad.

A veces pienso, al acercarme a ti, que es el único momento en que siento mi nada, mi pequeñez, porque cuando te dejo y me voy a mis ocupaciones me parece que piso firme, que hago bien las cosas, muchas de ellas, muy bien y casi sin darme cuenta reclamo aplausos, reclamo halagos y me olvido de ser humilde, de aceptar, aunque me duela, mis limitaciones, mis errores, mis faltas y defectos de carácter, que siempre trato de disimular para que no vean mi pequeñez y cuando llega el momento de pedir perdón... ¡cómo cuesta! Qué difícil es reconocer que nos equivocamos, qué juzgamos mal, que lastimamos y rogar que nos perdonen.

Ante ti, Señor, buscando alcanzar esa HUMILDAD, que tanta falta me hace, me atrevo a rezarte la hermosa:



ORACIÓN 
POR LA HUMILDAD

Señor Jesús, manso y humilde.
Desde el polvo me sube y me domina esta sed de que todos me estimen, de que todos me quieran.
Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad,mi Señor manso y humilde de corazón.

No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman, los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan.

No se de donde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que otros... Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad.

Dame la gracia de perdonar de corazón, la gracia de aceptar la crítica y aceptar cuando me corrijan. Dame la gracia, poder, con tranquilidad, criticarme a mi mismo.

La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias de otros. Dame la gracia de sentirme verdaderamente feliz, cuando no figuro, no resalto ante los demás, con lo que digo, con lo que hago.

Ayúdame, Señor, a pensar menos en mi y abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar Tu y mis hermanos.

En fin, mi Señor Jesucristo, dame la gracia de ir adquiriendo, poco a poco un corazón manso, humilde, paciente y bueno.

Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Así sea. 


(P. Ignacio Larrañaga)
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