domingo, 9 de diciembre de 2018

IMÁGENES DE VELAS DE NAVIDAD



























































LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS, 9 DE DICIEMBRE


LOS CINCO MINUTOS DE JESÚS
9 de Diciembre



Sal al encuentro del Señor y el Señor saldrá a tu encuentro; siempre es el Señor el que toma la delantera y la iniciativa y por eso siempre es suyo el mérito.

Él siempre nos busca, nos llama, sigue requiriendo nuestra respuesta y ofreciéndonos su amor.

Acepta, pues, el amor que Dios te ofrece, responde a su llamamiento, porque Dios quiere obrar en ti, pero también quiere obrar contigo.


P. Alfonso Milagro

CUÁNDO PONER Y QUITAR EL ÁRBOL DE NAVIDAD?


¿Cuándo poner y quitar el árbol de Navidad?
Vivamos bien esta Navidad, preparémonos para ella


Por: P. Samuel Bonilla | Fuente: PadreSam.com 




Hay muchas tradiciones respecto a este tema, pues una tradición que en sus inicios fue eminentemente cristiana (fue san Francisco de Asís quien puso el primer pesebre viviente, en la Navidad de 1223), se ha ido comercializando. De esto tenemos que muchos empiezan a decorar para la Navidad incluso desde septiembre. Hoy me quiero concentrar en el árbol de Navidad: ¿cuándo se debe colocar? ¿cuándo se debe quitar?

Primero, debemos notar que se llama “árbol de Navidad”, no “árbol de Adviento”, es decir que lo propio sería que éste se coloque durante dicho tiempo litúrgico (que estrictamente hablando comienza en las primeras vísperas de Navidad -24 de diciembre en la tarde- y termina con la Fiesta del Bautismo del Señor, el domingo posterior al 06 de enero).

Ahora bien, hay que aclarar que precisamente el Tiempo de Adviento (que inicia 4 semanas antes de Navidad) es una preparación para esa magna celebración. Por lo que, como sacerdote, y siguiendo la tradición cristiana, veo muy apropiado que se coloque el árbol de Navidad desde el primer domingo de Adviento, y así poco a poco irnos preparando hacia el nacimiento de Jesús. Esto en el caso que dicho árbol sea artificial, porque de ser natural, lo más probable es que no permanecería verde todo el tiempo debido.

Algunos sugieren, cosa que me parece muy adecuada -sobretodo si es un árbol natural-, que se coloque una semana antes de Navidad. De hecho, el Adviento se divide en dos grandes partes: las primeras dos semanas se enfocan en los profetas que anuncian la llegada del Mesías, mientras que del 17 de diciembre en adelante se concentra más en los personajes cercanos al nacimiento de Jesús. Por lo que una buena opción también puede ser colocarlo del 17 de diciembre en adelante.

Respecto a la fecha en la que se debe quitar el árbol de Navidad, no hay mucho que discutir, pues es claro que cuando termina el tiempo de Navidad, es el momento para quitarlo. La Navidad -como ya esbozamos arriba- comienza el 24 de diciembre en la tarde (primeras vísperas) y concluye el domingo siguiente al 06 de enero, esto es el domingo posterior a la Epifanía (dicho domingo se celebra la Fiesta del Bautismo del Señor). El lunes que sigue al domingo en el que se ha celebrado dicha Fiesta, se continúa con el Tiempo Ordinario, por lo que ya no tiene sentido tener elementos de Navidad, entre ellos, el árbol, pues cada Tiempo Litúrgico tiene sus propios elementos, colores, etc.

Debemos resaltar que esta fiesta es eminentemente cristiana, pues recordamos el acontecimiento en el cual Dios se hizo carne (lo que conocemos como Encarnación y/o Navidad), por lo que animo con ahínco a que no nos la dejemos robar, no permitamos que se comercialice, que se paganice. Es la fiesta del cumpleaños de Jesús, por lo que no tendría sentido celebrar un cumpleaños si olvidamos al cumpleañero. El centro debe ser Cristo, en la humildad de un niño.

Un detalle que también debemos recalcar es que el árbol de Navidad es sólo uno de los elementos de todo el pesebre, éste no tendría sentido si no se coloca el nacimiento (María, José, el niño Dios, los reyes Magos, la estrella, los pastores, la mula y el buey, etc), todo debe estar centrado en el evento central: el Nacimiento de Jesús; todos los elementos apuntan a ello.

En síntesis, es correcto colocar el árbol de Navidad a partir del primer Domingo de Adviento (4 semanas antes del 24 de diciembre), pero no tendría mucho sentido colocarlo antes de esa fecha. Y se quita el domingo posterior al 06 de enero.

Vivamos bien esta Navidad, preparémonos para ella. Y que el color verde del árbol nos recuerde la esperanza, nos recuerde que nos estamos preparando para la Venida de Jesús. Celebremos la Navidad, pero no la celebremos sin Jesús.

CONFIAR EN DIOS


Confiar en Dios




Confiar en Dios que nos ama, es fundamental para aceptar, con ánimo sereno, los contratiempos y dificultades de cada día. Nunca tendrás pruebas superiores a tus fuerzas. El Señor correrá a darte una mano cuando te parezca hundirte. Basta que lo invoques con fe y todo redundará para tu mayor bien. Aquí tienes una oración para interiorizar este sentimiento.

- Para mí lo bueno es estar junto a Dios.
- Para mí lo bueno es estar junto a Dios.

- Hacer del Señor mi refugio.
- Estar junto a Dios.

- Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
- Para mí lo bueno es estar junto a Dios (Salmo 72)

En los salmos varias veces se declara feliz al hombre que busca refugio en Dios cuando llegan las tribulaciones y angustias de la vida: “Dichoso el hombre que confía en Dios, porque no quedará defraudado”. Los hombres fallan y desilusionan, Dios no. Que él te conceda coraje y gracia para abandonarte en sus brazos paternales.



* Enviado por el P. Natalio

PAPA FRANCISCO PIDE CORREGIR LOS BACHES DE LA VIDA PARA PREPARAR LA VENIDA DEL SEÑOR


El Papa pide corregir los “baches” de la vida para preparar la venida del Señor
Redacción ACI Prensa
 Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa




El Papa Francisco realizó un llamado a corregir durante el Adviento los “baches” de la vida, producidos por la frialdad, para preparar la venida del Señor.

Durante el rezo del Ángelus este domingo 9 de diciembre en la Plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre aseguró que “no se puede tener una relación de amor, de caridad, de fraternidad con el prójimo si hay ‘baches’, al igual que no se puede caminar por una calle llena de baches. Ello exige un cambio de actitud. Y todo ello con una atención especial para los más necesitados”.

En su reflexión explicó que la liturgia de este segundo domingo de Adviento la liturgia “nos indica cómo dar sustancia a la espera del Señor: emprendiendo un camino de conversión”.

“Como guía para este camino, el Evangelio nos presenta la figura de Juan el Bautista, quien recorre toda la región del Jordán predicando un bautismo de conversión para el perdón de los pecados”.


Destacó que “para preparar el camino al Señor que viene, es necesario tener en cuenta las exigencias de la conversión a la cual nos invita el Bautista. ¿Cuáles son estas exigencias para una conversión? Ante todo, estamos llamados a corregir los efectos producidos por la frialdad y la indiferencia, abriéndonos a los demás con los mismos sentimientos de Jesús, es decir, con la cordialidad y la atención fraterna que se hace cargo de las necesidades del prójimo”.

Después, “es necesario limar las muchas asperezas causadas por el orgullo y la soberbia. Cuánta gente, quizás sin darse cuenta, es soberbia, es áspera, no tiene una actitud de cordialidad. Es necesario superar esto realizando gestos concretos de reconciliación con nuestros hermanos, de petición de perdón de nuestras culpas. No es fácil reconciliarse. Siempre se piensa: ‘¿Quién da el primer paso?’. El Señor nos ayuda en esto, si tenemos buena voluntad”.

“La conversión, de hecho, queda completa si conduce a reconocer humildemente nuestros errores, nuestras infidelidades y nuestros incumplimientos”.

En este sentido, el Pontífice recordó que “el creyente es aquel que, por medio de su voluntad de hacerse cercano al hermano, como Juan el Bautista, abre caminos en el desierto, lo cual indica unas perspectivas de esperanza también en aquellos contextos existenciales impermeables, marcados por el fracaso y la derrota”.

“No podemos rendirnos ante las situaciones negativas de cierre y de rechazo; no debemos dejarnos someter por la mentalidad del mundo, porque el centro de nuestra vida es Jesús y su palabra de luz, de amor, de consuelo”, exhortó.


Subrayó que “el Bautista invita a la conversión de la gente de su tiempo con fuerza, vigor y severidad. Al mismo tiempo, sabía escuchar, sabía realizar gestos de ternura y de perdón hacia la multitud de hombres y mujeres que se acercaban a él para confesar sus pecados y bautizarse con el bautismo de penitencia”.

“El testimonio de Juan el Bautista nos ayuda a ir adelante en nuestro testimonio de vida. La pureza de su anuncio, su valentía al proclamar la verdad lograros despertar las esperanzas en el Mesías que durante mucho tiempo habían permanecido dormidos”.

“También hoy los discípulos de Jesús están llamados a ser sus humildes pero valientes testigos para reavivar la esperanza, para hacer comprender que, a pesar de todo, el reino de Dios continúa construyéndose día a día con el poder del Espíritu Santo”.

El Papa finalizó invitando a pensar “cada uno de nosotros: ¿cómo puedo cambiar mi actitud para prepara el camino al Señor?”.
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